—¿Y? ¿Vas a decir algo o no? —preguntó Camila.
Fritz sufrió un sobresalto. Estaba concentrado en el gráfico de su terminal y la pregunta de su compañera lo tomó por sorpresa. —¿Qué…? —preguntó volviéndose hacia ella.
Camila estaba sentada a su lado en una de las grandes mesas de la sala de tripulantes. Era un enorme espacio lleno de bancos y mesas en donde estaban los dispensadores de agua y comida para la tripulación de la nave, así que era un espacio que servía no solo como comedor, sinó como sitio de encuentro o esparcimiento… si es que los Zentradi realmente tenían algo similar a eso.
—Lo del beso. —aclaró la joven señalando los labios.
—Ah… eso.
El joven apartó la vista de la oficial Hughs y volvió a mirar la pantalla, pero ya había perdido por completo la concentración y solo veía líneas de colores sin significado.
Habían pasado un par de días desde entonces y por un motivo u otro hasta entonces de alguna manera se habían mantenido separados. A pesar de que Hyle había tomado el mando de la nave en realidad era Tali quien seguía ordenando los horarios y turnos de los pocos tripulantes del Destructor. La nueva Capitán aparentemente delegaba casi todo el trabajo a su segundo y solo se limitaba a caminar de un lado a otro de la nave sin mucho que hacer.
Aquella era la primera vez que estaban solos y Fritz supo que no podía evitar hablar del tema, así que reunió fuerzas y apagando la pantalla se volvió hacia su compañera. —Fué… fué mi primer beso. —reconoció a medida que se sonrojaba.
—El mío también. —respondió Camila suspirando. —¿No crees que fué algo muy extraño? —preguntó.
Fritz la miró sin comprender. —Supongo… que si. —dijo pensativo. —El contexto realmente fué de lo más raro.
—Y además no funcionó. —respondió Camila recostando su cabeza en la mesa de metal. —Esa Hyle nos miró como si fuéramos dos locos.
Fritz se rió de aquello y a Camila pareció molestarse de que aquello le causara gracia. —No te rías. —dijo. —Fué tu culpa.
—¿Mi culpa? —preguntó Fritz.
—No eres lo suficientemente masculino. —lo reprendió la joven.
Como respuesta Von Neumann se tomó los pechos falsos y los apretó en forma teatral ante la mirada divertida de su compañera. —¿Crees que no me doy cuenta? —dijo con una mueca. —Mi masculinidad está en crisis desde que me puse este maldito traje. —se quejó.
Ambos se rieron ante lo ridículo de la situación y por un momento se olvidaron de los problemas, aunque pronto una comunicación desde el puente de mando interrumpió el buen momento.
—Preparados para FOLD, la nave entrará al espacio transdimensional en cinco minutos.
Era la voz de Tali y Fritz rápidamente buscó las coordenadas de navegación en su terminal.
—Ya estamos cerca. —dijo señalando el mapa tridimensional de la región de formación estelar en donde se encontraban. —Este salto nos dejará en la vecindad del Nexus en el interior de la nebulosa que la esconde.
Aguardaron unos minutos hasta que las luces se atenuaron y los efectos de distorsión óptica comenzaron a aparecer en su campo visual. La nave había realizado un salto FOLD y se dirigía a toda velocidad hacia su destino final.
Fué un salto bastante corto a pesar de todo, tras solo treinta minutos de viaje las distorsiones volvieron a acentuarse y con una sacudida apenas perceptible llegaron rápidamente a destino. El destructor Meltran emergió entre el arco de luz de energía en medio de una explosión de chispas. De inmediato la luz anaranjada dio paso a la claridad en el puente de mando de la nave de guerra. Frente a ellos una solitaria y lejana estrella rojiza apenas iluminaba el espacio a su alrededor.
—Danos un reporte de situación, Zlyna. —ordenó Hyle enderezando su silla de Capitán.
—Soy Tali, Capitán. —respondió la Meltran mientras manipulaba las pantallas. No era la primera vez que Hyle confundía el nombre de sus nuevas subordinadas. Aparentemente la fuerza de la costumbre era tal que no importaba las veces que corrigieran a su Capitán; Hyle seguía usando los nombres de su vieja tripulación. La única excepción era Fritz, cuyo nombre era tan extraño que había quedado fijo en la mente de aquella guerrera.
—Tiene usted razón, Oficial Tali. —se corrigió Hyle.
—Reactor en proceso de enfriamiento, capacitores descargados, todos los sistemas nominales. —recitó la Jefa de Ingeniería de la Bramante.
—Un salto más y llegaremos. —informó la Capitán. —¿Cómo se ve el radar dimensional?
—Detecto numerosos contactos dentro y fuera del espacio dimensional. —informó Ximena desde su terminal de monitoreo.
—Estamos ya en la zona de las patrullas de corto alcance. —observó Hyle. —Será mejor comenzar a transmitir los códigos de seguridad para darnos a conocer a los escuadrones locales.
Tali y Ximena intercambiaron miradas. De no ser por Hyle jamás hubieran sabido nada de ello y su presencia en la zona hubiese sido rápidamente detectada como algo extremadamente sospechoso.
La guerrera activó una nueva pantalla e introdujo un largo código en lenguaje Zentradi. —Transmitiendo —dijo confirmando la clave en su teclado.
La computadora procesó aquello y tras varios segundos de espera mostró una respuesta; era un nuevo curso de aproximación al Nexus generado exclusivamente para ellos.
—Proceda a modificar el plan de vuelo. —ordenó.
—Si, Capitán. —respondió Tali introduciendo las nuevas coordenadas para la navegación interestelar. —Puntos de ruta cargados. ¿Iniciamos Navegación FOLD al destino final?
Hyle levantó una mano. —Aún no. —dijo ante la mirada confundida de Tali.
—¿Es necesario hacer algo más antes de entrar al nexus? —preguntó.
—Claro que no. —respondió la Capitán Hyle. —Es que… me gustaría hacer algo antes. —dijo mientras se levantaba de su silla. —El puente es suyo, Oficial Tali.
—Entendido. —respondió la meltran.
Hyle salió del puente dejando a las dos mujeres solas. De inmediato Ximena se volvió hacia su compañera tras asegurarse que la puerta se había cerrado tras la meltran. —¿Que sucede ahora? —preguntó.
Tali sacudió la cabeza. —No tengo ni idea… la Capitán Hyle ha estado extraña estos últimos días desde el incendio en el hangar. —dijo.
La piloto meditó aquello unos segundos. —¿Tendrá relación con la reacción que tuvo en el pasillo?
—No lo sé. —reconoció la meltran. —Estoy realmente confundida y no me explico como emociones como las que presenciamos en Hyle pueden ser posibles en un Zentradi sin exposición a la Cultura.
—Entonces Von Neumann tiene razón. —observó Ximena; —el acondicionamiento no es infalible.
Las dos mujeres permanecieron en silencio sin saber que decir. Tali activó las pantallas de monitoreo y observaron a la Capitán Hyle caminar por los pasillos desiertos en dirección a la sala de reuniones.
Hyle entró al salón y vió que Fritz y Camila se encontraban todavía allí, sentados en una de las mesas comiendo algo. Los dos soldados se pusieron de inmediato de pie y saludaron a su Capitán a la manera meltran.
—Pueden continuar. —dijo la meltran contestando el saludo.
Los dos compañeros se sentaron de inmediato y para su asombro Hyle se sentó en el otro extremo de la mesa.
—¿Estamos cerca del Nexus? —preguntó Fritz dejando sus cubiertos de lado.
—A un salto. —respondió Hyle. —¿Cómo han ido las… "reparaciones" del hangar? —preguntó tratando de recordar aquella nueva palabra.
—Ya están completas. —respondió Fritz. —Afortunadamente el transporte y las armaduras no sufrieron daños de gravedad, el cabo Lynn y la oficial Lina están ahora trabajando en la limpieza de los equipos, creo que ya deberían estar de regreso.
En ese mismo instante la puerta del salón se abrió y las dos mujeres recién mencionadas entraron al mismo, pero se detuvieron de inmediato al notar la presencia de la enorme meltran.
—Pueden sentarse. —ordenó Hyle señalando la mesa.
Las dos compañeras intercambiaron miradas preocupadas pero obedecieron la orden y se sentaron en el otro extremo de la mesa en silencio.
—¿Cuál es el estado del hangar? —preguntó la guerrera una vez que Lynn y Lina estuvieran en su sitio. —¿Es funcional?
Lynn estaba temblando pero Lina no perdió la sangre fría y depositando su pad en la mesa escribió rápidamente en el traductor del aparato.
—Las tareas de remoción de escombros han culminado. —informó mientras se esforzaba por imitar lo mejor posible el lenguaje Zentradi. —Las armaduras no presentan daños, el transporte fué el que recibió la peor parte de la lluvia de desechos y metal fundido… pero no parece haber sufridos daños severos. Tali hará una inspección más exhaustiva durante su próximo turno. —explicó.
—Excelente. Buen trabajo. —dijo felicitando a las tripulantes.
Tras unos minutos de silencio Hyle las miró a todas y pareció decidir algo en ese momento. —Me gustaría tener una reunión con toda la tripulación. —dijo. —Creo que es el momento adecuado antes de llegar a nuestro destino. Cabo Fritz… ¿Puede llamar también a la Archivista Lucy?
—A la orden. —respondió nervioso Fritz mientras manipulaba el control en su muñeca. De inmediato el holograma de la IA apareció frente a ellos.
—Archivista Lucy a sus órdenes. —se presentó la IA en perfecto Zentradi.
—Será mejor llamar también a las oficiales Tali y Ximena. —ordenó Hyle.
—De inmediato. —respondió Lucy. —Abriré un enlace con el puente. —dijo moviendo las manos para invocar una pantalla frente al rostro de Hyle. De inmediato pudieron ver el puente de mando en donde Tali y Ximena se encontraban en ese momento.
—La Capitán Hyle requiere su presencia en el salón comedor. —dijo la IA.
Tali parecía confundida. —¿Dejaremos el puente sin nadie de guardia? —preguntó mirando hacia donde sabía que estaba la cámara.
—Será solo un momento. —prometió Hyle.
—Entendido. —respondió la meltran con tono firme. —Iremos de inmediato hacia allí.
Tras unos minutos de silencio oyeron pasos en el pasillo y las dos últimas tripulantes de la "Dumpster Fire" entraron al salón comedor. Hyle les indicó que tomaran asiento y por primera vez todos estuvieron reunidos en el mismo sitio.
—Estamos próximos a llegar a destino. —dijo la Capitán mientras todos guardaban silencio. —Eso significa que nuestros caminos van a separarse una vez que esta nave quede anclada en los muelles del Nexus.
Los "tripulantes" intercambiaron miradas de incertidumbre entre ellos ¿Que rayos estaba pensando esa meltran?
—Me hubiese gustado conocerlas mejor. —continuó hablando Hyle. —También me hubiese gustado tener un equipo como el de ustedes en mi nave desde el principio… tal vez si fuera así esta nave hubiera resistido muchos ciclos más… pero ahora hemos llegado al final.
—Capitán. —dijo Tali pero la meltran levantó la mano para interrumpirla. —Las cosas han cambiado por cierto —afirmó la guerrera. —Cuando fuí asignada en este puesto y se me dió la ruta de patrullaje siempre supe que eventualmente la nave quedaría a la deriva y todos a bordo acabaríamos muriendo en medio del espacio… eso siempre fué así.
Había un profundo silencio en el salón. Solo se oia la respiración de los gigantes y el lejano ronroneo de los poderosos motores que podía sentirse por toda la nave.
—El saber que eso puede evitarse, de que disponemos de un equipo de salvamento como el suyo, oficial Tali… eso me hace sentir… Bien. —dijo.
Era obvio que Hyle poseia un limitado repertorio de palabras para usar y estaba luchando para tratar de encontrar la forma adecuada de expresar lo que sentía. Un sentimiento de culpa comenzó a crecer en los corazones de la tripulación. ¿Estaban realmente ante una de las poderosas guerreras meltran, aquellos seres capaces de luchar hasta el último aliento sin demostrar miedo o dolor? Las palabras de Hyle transportaban un sentimiento de nostalgia y pasión que era completamente impensable para aquellos que habían sido creados solo para luchar. ¿Qué estaba sucediendo allí?
—Cuando lleguemos al Nexus, le asignarán otra nave. —dijo Tali tratando de confortar a la veterana Capitán de alguna forma. —Podrá utilizar todo lo que ha aprendido con nosotras para hacer su trabajo mucho mejor. —aseguró, pero para su sorpresa Hyle sacudió la cabeza.
—No habrá una nave nueva para mi. —dijo.
—¿Qué quiere decir?—preguntó Fritz asombrado.
Para sorpresa de todos, la Capitán Hyle levantó las manos y las mostró sobre la mesa. —Han pasado tantos ciclos. —dijo con voz extraña y tensa. —La nave no es la única que se ha ido desgastando con el paso del tiempo. —afirmó.
—Capitán… —exclamó Camila.
—Durante los primeros cincuenta o sesenta ciclos nada cambió. —continuó hablando la meltran. —Las patrullas eran todas iguales; la misma ruta, los mismos procedimientos… nada cambiaba, todo se repetía. Todo era tal y como estaba diseñado y programado para que mi tripulación y yo llevaramos a cabo nuestra misión… pero entonces la nave comenzó a… cambiar.
—A decaer. —señaló Fritz.
Hyle asintió. —Las cosas dejaron de funcionar… el casco comenzó a tener fugas en algunos lugares… cosas que sabíamos que sucederían y finalmente sucedieron, pero seguimos el procedimiento; sellamos las cubiertas, abandonamos el equipo y armas que dejaban de funcionar y los reemplazamos por otros nuevos… aquello se volvió otra rutina y nos acostumbramos a ello.
La actitud de la meltran pareció cambiar a medida que rememoraba aquello. Había dejado las manos sobre la mesa, pero ahora descansaban en forma relajada, como si la tensión que hubiera mostrado al principio se hubiera disipado por completo.
—Nos costó detectar los cambios al principio. —explicó Hyle. —Pero pronto se volvieron evidentes hasta para las chicas de infantería. Zlyna fué la primera de ellas que me contó sobre ello y por primera vez en varios ciclos pude hablar del tema con otra compañera.
—Zlyna era la segunda al mando de la Capitán Hyle. —explicó Tali dirigiéndose hacia los demás. La Capitán asintió con la cabeza. —Ella también notó los cambios… sutiles al principio, pero más evidentes con el correr de los ciclos.
—¿Qué cambios? —preguntó Fritz interesado.
—Cambios… cambios en la forma de ser de las chicas. —respondió Hyle. —No se bien como explicarlo…
—Alteraciones en el comportamiento. —observó Lucy.
—Si… supongo que esa es la palabra. —dijo pensativa Hyle. —Gracias Archivista Lucy. Esos cambios se manifestaron en forma sutil al principio… pero a medida que pasaron los ciclos los notamos en otros tripulantes. Por ejemplo, sus periodos de sueño comenzaron a cambiar, dormían más, tardaban más tiempo en realizar las mismas tareas, incluso hubo…. disputas entre varias de ellas. —recordó la guerrera.
—¿Hubo un decaimiento general de la moral de la tripulación? —preguntó Tali.
—Tal vez… si, puede ser eso. —reconoció la meltran pensativa. —Afortunadamente Zlyna descubrió una forma de lidiar con ello. —explicó.
—¿Cómo lo hizo? —preguntó Fritz.
—Con simulacros. —respondió Hyle. —Zlyna se dió cuenta que aquellos comportamientos desaparecían casi por completo cuando la nave entraba en alerta de combate y teníamos que desplegar los escuadrones de armaduras… claro que eso no sucedió nunca en nuestra ruta, eran solo simulacros y entrenamientos… pero aún así la expectativa de entrar en combate hacía que las chicas volvieran a ser como antes.
—Entonces comenzaron a hacer simulacros de forma frecuente. —dijo Tali.
—Diariamente. —respondió la Capitán. —Gracias a ello las cosas parecia que marchaban mejor en la nave pero…
—¿Pero? —preguntó Tali.
—Los simulacros no… no funcionaban conmigo. —reconoció la meltran mirando la superficie de la mesa. —Durante casi setenta ciclos cumplí con mi deber como Capitán de esta nave y nunca fallé en mis obligaciones ni una sola vez, pero con el correr del tiempo algo en mi interior comenzó a… interferir con mis deberes. —confesó.
—¿Algo en su interior? —preguntó Fritz.
Hyle asintió. —No se como explicarlo. —dijo mirando a Lucy. —Una sensación de intranquilidad, como que algo no marchaba bien.
—¿Acaso tenía dudas sobre sus capacidades? —preguntó la IA.
La meltran miró fijamente al holograma. —No… es decir… delegar algunas de mis tareas a Zlyna ayudó a mitigar esas sensaciones. —reconoció algo insegura. —Pero el problema continuó agravándose y comenzó a afectar mis habilidades como Capitán.
—¿A que se refiere? —preguntó Tali.
—A que la tripulación no siempre seguía mis órdenes. —respondió la meltran. —La primera vez que me sucedió me pareció algo muy extraño —reconoció apretando los puños. —Repetí la orden una segunda vez y entonces si obtuve una respuesta, pero aquello volvió a suceder una y otra vez… pronto se volvió más fácil para mí transmitir mis órdenes por medio de Zlyna; ella no necesitaba repetir ninguna órden.
—¡Deculture!. —exclamó Ximena, pero no era la única que se había asombrado al oír aquella confesión. ¿Desobediencia entre tropas Zentradi? Eso era algo completamente inaudito… o al menos lo era entre los Zentradi que no habían tenido acceso o contacto con la cultura.
La Capitán Hyle suspiró. —Afortunadamente Zlyna se hizo cargo de toda la misión a partir de entonces. —dijo con voz melancólica. —De no haber sido por ella… no se que podría haber pasado con la tripulación y con la nave.
Los demás intercambiaron miradas en silencio. Aquello debió ser una experiencia terrible para alguien cuyo único objetivo desde su creación era la de impartir órdenes a otros. ¿Cómo había podido la mente de esa meltran soportar aquello?
—¿Qué sucedió entonces? —preguntó Tali.
—Continuamos operando como siempre. —respondió la meltran. —Los simulacros diarios y la capacidad de mando sobresaliente de Zlyna ayudaron a recuperar la moral de las chicas… de pronto me di cuenta que solo yo era la única de la tripulación cuyas funciones eran completamente innecesarias.
Hyle se reclinó hacia atrás y miró las luces del techo. —Me había vuelto un ser sin propósito. —reconoció. —Todos en la nave tenían una misión o una tarea… menos yo.
—Debió haber sido muy duro para usted. —observó Fritz.
La meltran sacudió la cabeza. —Asumí que era… algo normal. —dijo. —Como las cosas en la nave que dejan de funcionar. —dijo señalando una de las luces del techo que se encontraba apagada. —Pensé que eso mismo estaba pasando conmigo… al fin y al cabo era algo común entre las patrullas del Nexus. —aclaró.
—¿Es normal que las patrullas del Nexus superen los cien ciclos en actividad? —preguntó Tali.
—No. —afirmó la guerrera. —Nuestro escuadrón de Reconocimiento 377 es único en ese aspecto. —explicó. —De todos los demás escuadrones que conocí en cuanto comenzamos a patrullar la ruta exterior solo esta nave ha permanecido activa durante todos estos ciclos.
—¡Deculture! —exclamó Camila.
—El Comandante Khallen siempre decía que nuestra próxima salida sería la última… sin embargo todas las veces completamos la patrulla y regresabamos al Nexus a recargar combustible y pertrechos. —afirmó. —Nada cambió en todos estos ciclos.
—Debería sentirse orgullosa de ello. —observó Lucy. —La increíble longevidad de la nave es prueba fehaciente de su habilidad como Capitán y la pericia de su tripulación.
Hyle sacudió la cabeza. —El mérito es de Zlyna en todo caso. —la corrigió. —Como dije, yo era una pieza rota más de las muchas que hay en la nave. —reconoció bajando la mirada.
—Capitán. —dijo Lina sintiendo pena por aquella guerrera. —No… no creo que… eso sea verdad. —dijo tratando de vocalizar lo mejor posible su pobre vocabulario Zentradi.
La Capitán Hyle la miró y sonrió. —Si no las hubiera conocido a ustedes es probable que hubiera seguido creyendo eso. —dijo. —Pero luego de ver el trabajo que han hecho… esas «reparaciones» con las que han vuelto a dar vida a la maquinaria de esta nave… creo entender un poco mejor lo que me ha sucedido. —afirmó.
—¿A que se refiere? —preguntó Fritz.
—Hace unos diez ciclos tuvimos un accidente. —explicó la meltran. —Durante uno de nuestros saltos atravesamos una falla FOLD, nuestra burbuja WARP colapsó y la nave fué arrojada del espacio dimensional de forma súbita. La nave resistió, pero una parte del casco de estribor sufrió una falla estructural catastrófica y tuvimos que sellar gran parte de las cubiertas para salvar la nave. Eventualmente a pesar de las pérdidas, pudimos controlar la emergencia y tras un gran esfuerzo logramos continuar con la misión. —explicó.
Tali escuchaba aquellas palabras y asentía con la cabeza. La experimentada ingeniera había adivinado muchas cosas de la historia de la nave examinando los detalles del casco y aquella historia cuadraba a la perfección con el tipo de daños que había observado durante las reparaciones de emergencia.
—Entre las cubiertas que debimos sellar se encontraban los camarotes de los oficiales y algunos de la tripulación. —explicó Hyle. —Así que nos quedamos sin suficientes camas para toda la tripulación de la nave… afortunadamente Zlyna distribuyó los turnos de descanso y sueño acorde a cada unidad y pudimos arreglarnos con las camas que nos quedaban. —continuó narrando. —Pero apenas era suficiente y hubo un día en el que me tocó descansar a mi y no había camas libres. —explicó.
—Di vueltas por la nave buscando algún lugar para descansar y recordé que a veces las pilotos de Queadluun-Rau solían dormir dentro de sus armaduras. Fuí hasta el hangar y elegí una de las máquinas que estaban fuera de uso debido a los daños… me subí a ella y una vez que cerré la cabina traté de dormir como hacía siempre… entonces ví las imágenes. —dijo.
—¿Las imágenes? —preguntó confundida Tali.
—Si… no se como explicarlo bien.—dijo Hyle moviendo las manos de forma caótica. —Durante todos los ciclos que serví a bordo de esta nave cada vez que iba a dormir no recordaba nada hasta que me despertaba al culminar mi turno de descanso. —explicó. —Pero allí dentro de la armadura pasó algo diferente… una vez que cerré los ojos y relajé mi respiración… en vez de dormir hasta el fin del turno empecé a ver «cosas».
—Sueños. —dijo Lucy y todos se volvieron hacia ella.
—¿Qué? —preguntó Lynn hablando por primera vez. De pronto se dió cuenta que había hablado usando su lengua común y se tapó la boca con ambas manos en cuanto vió que Hyle la miraba confundida, no obstante la guerrera la ignoró y en cambio se volvió hacia la IA. —¿Tu sabes acerca de esas imágenes? —preguntó asombrada.
—Los sueños son un tipo de actividad involuntaria que el cerebro produce durante la etapa de fase REM del sueño. —explicó la IA.
—¡Deculture! —exclamó Tali. —¿Es eso posible? —preguntó mirando a Fritz. El joven se encogió de hombros. —No… no lo sé. —respondió.
Hyle miró fijamente a la IA. —Vi… vi cosas en esos «sueños» o como sea que se llamen. —dijo. —Vi cosas que nunca había visto antes… cosas sin nombre o que no podía explicar con palabras, pero también vi otras familiares… como la nave, mi tripulación e incluso a mi misma; me vi como si estuviera flotando fuera de mi cuerpo y pudiese verme a mi misma… en el puente, en el hangar, incluso haciendo cosas con las otras chicas que nunca había hecho, como cargar combustible en las armaduras o manejar las torretas antiaéreas de la nave.
Hyle contó su experiencia usando su limitado vocabulario pero era evidente que apenas podía explicar una pequeña parte de lo que había experimentado. Tali estaba consternada; los sueños eran algo que ella había experimentado sólo después de su adaptación a la cultura, pero incluso así eran algo relativamente raro entre los Zentradi y solo en aquellos que se micronizaban periódicamente como ella. ¿Era esa la explicación al misterioso comportamiento de la Capitán Hyle?
—¿Cómo la afectaron esos… sueños? —preguntó Fritz.
—Creo… creo que me arreglaron. —dijo Hyle de forma insegura. —Tal y como ustedes repararon las cosas que habían dejado de funcionar en mi nave… presenciar aquellas imágenes y sensaciones mientras dormía… creo que de alguna forma volví a ser la misma de antes… o al menos dejé de sentir que estaba «rota». —explicó. —Desde entonces volví a dormir en la armadura cada vez que llegaba mi turno de descanso… eso fué hace al menos diez ciclos. —recordó.
—Deculture. —exclamaron nuevamente tanto Ximena como Camila. Hasta a Lynn se le escapó un pequeño «¡Nyan!» de asombro.
—Pero eso no es todo. —continuó hablando Hyle. —Algunas cosas también cambiaron… cosas que ni siquiera hoy puedo explicarme. —afirmó mirando a sus compañeras. —Por ejemplo ese líquido que brota de mis ojos.
—Lágrimas. —dijo Fritz.
—Esas… esas «lágrimas». —repitió Hyle. —A veces me despertaba dentro de la armadura y tenía el rostro mojado por ellas… nunca supe que eran. ¿Están relacionadas con esos sueños? —preguntó.
—En cierto sentido… si. —respondió Tali.
La Capitán Hyle la miró fijamente. —Ustedes parecen saber muchas cosas. —dijo. —¿Saben que es lo que me ha sucedido? ¿Existe algún archivo que mencione esta clase de… cosas que me han afectado? —preguntó volviéndose hacia Lucy.
La IA le devolvió la mirada y sus ojos dorados brillaron con intensidad. —Es la cultura. —dijo.
—Oh mierda. —exclamó Ximena poniéndose tensa.
Hyle abrió los ojos sorprendida. —¿Cul-tura? —preguntó.
—Lucy, retírate. —ordenó Fritz comprendiendo el peligro en el que había devenido aquella situación.
La IA hizo una reverencia y desapareció ante la mirada estupefacta de Hyle.
—No debemos hablar de eso. —advirtió Tali rápidamente. —Ese tema es...
—Entonces… ese es el peligro del que nos advirtieron los altos mandos. —dijo Hyle con la mirada perdida. —¿He sido… afectada por la cultura? —preguntó. —¿Pero cómo? Jamás en todos estos ciclos tuvimos contacto con…
—Capitán. —dijo Tali. —No se alarme… no ha sufrido ninguna clase de daño. —aseguró. —La cultura es…
—La Protocultura. —recitó la meltran con voz lívida. —Realmente existen.
—Rayos. —exclamó Camila sin importar que estuviera hablando su propia lengua. —¿Y ahora qué hacemos?
Tali extendió la mano. —Todos cálmense de inmediato… Tenemos que ayudar a la Capitán Hyle a superar esto. —dijo sin saber realmente cómo proceder. Todos se volvieron hacia la meltran que permanecía con la mirada perdida en algún lugar de la pared.
—¿Capitán? —preguntó Fritz.
La guerrera pareció reaccionar a la voz del joven y se llevó una mano al rostro. —Esos sueños. —dijo. —¿Ha sido mi mente corrompida por medio de esas imágenes? —preguntó.
—No. —aseguró Fritz. —No se trata de eso; los sueños han debilitado las barreras del condicionamiento implantado por el Ejército de Supervisión. —explicó el joven.
—¿Ejército de…?
—Aquellos que comandaban a los Zentradi. —explicó Fritz. —También eran parte de la Protocultura.
Hyle lo miró sin comprender y Tali se volvió hacia el joven.—Hey Fritz… ¿Vas a contarle sobre sus creadores ahora mismo? En el estado en que está…
—Tenemos que ayudarla a salir de este estado de proto-shock cultural. —explicó Fritz. —Su mente ha estado luchando por décadas contra el acondicionamiento… está lista. —aseguró.
—¿Lista? —preguntó confundida Hyle. —¿Lista para que?
—Para saber la verdad acerca de nuestros creadores. —dijo Tali.
La meltran dejó caer sus manos sobre la mesa y permaneció en silencio varios minutos. Todos se preguntaron si su mente realmente podría soportar lo que estaba a punto de oír.
—Cuéntame. ordenó la guerrera levantando la vista hacia Fritz.—Dime la verdad. —exigió.
Fritz bebió lo que quedaba de su vaso de agua y comenzó a explicar los orígenes de los Zentradi. Trató de usar palabras simples para no forzar el limitado vocabulario de la meltran, pero para su sorpresa la Capitán Hyle no lo interrumpió ni una sola vez. ¿Cuánto tiempo estuvieron en aquel salón escuchando la historia de Fritz? ¿Horas? El grupo había perdido completamente la noción del tiempo, pero era tan interesante la historia que nadie sintió la necesidad siquiera de levantarse para ir al baño.
El joven explicó todo lo que se conocía de la Protocultura y la República Estelar, de cómo se había extendido por la galaxia dominando todos los aspectos de la tecnología e incluso los secretos de la vida misma. La creación de los Zentradi y el desarrollo de armas biológicas de destrucción masiva, de cómo usaron su increíbles avances en biotecnología para dirigir y modificar la vida de todos los organismos vivos a lo largo y ancho de la galaxia y, finalmente, de cómo esos mismos avances tecnológicos fueron la causa de su desaparición repentina en solo unas pocas décadas.
Hyle escuchaba todo con avidez y no daba muestras de ningún tipo de reacción a aquel torrente de conocimiento que el joven estaba inyectando en su cerebro. ¿Era posible que las barreras que sus creadores habían instalado en su mente se hubieran debilitado lo suficiente? Ahora era demasiado tarde para hacer conjeturas; si la mente de Hyle soportaba el conocer aquello, lo sabrían de un momento a otro.
Tras lo que pareció una eternidad el joven culminó su historia y todos permanecieron en silencio tratando de adivinar cuál sería la reacción de la guerrera. Hyle permaneció sentada en la cabecera de la mesa con las manos apoyadas frente a ella en actitud calma. Al cabo de unos minutos se puso de pié y mientras todos la miraban fué hasta uno de los dispensadores de agua y se sirvió un vaso lleno.
—Entonces. —dijo tras beber un largo trago. —Esta «cultura» es algo natural en todas las razas pensantes de la galaxia… pero que ha sido suprimida en forma artificial por nuestros creadores. ¿Correcto? —preguntó.
—Es correcto. —respondió Fritz.
—Y lo que yo he experimentado no es la cultura propiamente dicha, si no la degradación de las barreras de supresión que me fueran impuestas durante mi creación.
—Así es. —confirmó Tali. —Usted no ha estado expuesta a la cultura, sólo ha experimentado sensaciones que son compatibles con ella, pero han sido creadas exclusivamente por su mente.
—¿Cómo es eso posible? —preguntó la guerrera.
—La Cultura es una característica propia de las razas conscientes. —explicó Fritz. —No importa el nivel de desarrollo social o tecnológico… las formas de vida sociales continuamente están generando cultura de una forma u otra, ya sea por medio de sus experiencias, sus memorias o transmitidas de generación en generación… es un proceso que forma parte de la vida misma y está ligado a procesos físicos y biológicos por igual.
Hyle guardó silencio y miró el vaso que tenía en la mano. —¿Cómo saben todo esto? —preguntó.
—Tener acceso a una Archivista tiene sus privilegios. —explicó Tali sonriendo. —Me temo que esto es solo una parte de la historia, pero es lo único que podemos decirle por el momento.
La meltran levantó la vista y miró a la jefa de ingenieros. —¿Por qué nos quitaron la cultura? —preguntó. —¿Por qué nos apartaron de algo que se siente tan bien como esos sueños? —quiso saber
—Porque la guerra es la antítesis de la cultura. —explicó Fritz. —La Cultura es constructiva, al contrario de la guerra que es destructiva. Un guerrero no puede crear, solo destruir.
Hyle meditó aquellas palabras. —¿Significa eso que mi propia identidad como Zentradi ha sido comprometida? —preguntó. —Si la cultura me inhibe de luchar… ¿Que soy entonces? —preguntó mirando a su tripulación.
—Nada le impide luchar. —afirmó Tali. —Pero ahora que conoce la verdad no está atada al mandato que le impusieron otros… usted misma puede elegir sus propias batallas.
La Capitán Hyle dejó el vaso sobre el dispensador y sacudió la cabeza. —¿Y de qué me sirve eso? —preguntó. —¿Acaso tengo otra alternativa? ¿Qué otros enemigos tengo aparte de los que fuí "acondicionada" a tener?
—Eso nosotros no podemos saberlo. —afirmó Fritz. —Pero ahora conoce la verdad y tal vez pueda soportar mejor el papel que le ha tocado en esta historia. —aseguró el joven.
Tras un largo silencio la meltran dió unos pasos hacia la puerta. —Tengo que meditar todo esto. —dijo volviéndose hacia su tripulación. —Pueden iniciar el último salto hacia el Nexus en cuanto regresen al puente, es hora de llevar a esta vieja nave a su último destino.
Todos percibieron el tono de resignación de la guerrera y sintieron lástima por la Capitán Hyle, pero no había nada que pudieran hacer por ella. La meltran salió del salón y cerró la puerta tras ella.
—Ni se les ocurra. —dijo Tali de inmediato en cuanto Lynn y Camila se pusieron de pie de forma brusca. —Estamos haciendo equilibrio al borde del precipicio. —advirtió.
—Pero… ¡Tenemos que hacer algo por ella! —protestó Camila. Lynn asintió también apoyando a su amiga. —Esa meltran necesita nuestra ayuda.
Ximena también se puso de pie y golpeó la mesa con ambos puños. —¡Comportense! —exclamó. —¡Estamos en medio de una misión para salvar a la humanidad de la aniquilación! ¿O ya se olvidaron de eso? —preguntó visiblemente molesta.
Fritz suspiró y recostó su mentón en la superficie de la mesa. —Ximena tiene razón. —dijo. —Hyle está más allá de nuestras posibilidades de ayuda.—dijo. —Ha desarrollado su propia Pseudo-Cultura, pero su mente no puede avanzar más sin ayuda profesional… ayuda que ninguno de nosotros puede darle. —afirmó.
—¿Y el Shock Cultural? —preguntó Lina.
—Podría destruir su ya dañada mente. —dijo Lina. —Fritz tiene razón… no estamos capacitados para ayudarla y podemos hacer más mal que bien con nuestra intervención… tal vez ya hemos hecho suficiente daño a su mente con todo lo que le hemos dicho. —afirmó.
Todos guardaron silencio sintiendo pena por el destino de aquella meltran. ¿Realmente no había nada que hacer?
—Será mejor ir al puente de mando. —dijo Tali volviéndose hacia Ximena. —Cuando lleguemos al Nexus tendremos que encontrar la forma de infiltrar la SuperFortaleza y eso podría llevarnos quien sabe cuanto tiempo.
—Entendido. —respondió la Teniente Hernandez.
—Manténganse apartados de Hyle. —ordenó Tali dirigiéndose al resto de los tripulantes. —No sabemos como pueda reaccionar, pseudo-cultura o no… sigue siendo una guerrera y es peligrosa.
—Entendido. —respondieron los demás.
Tali y Ximena regresaron al puente de mando del destructor pero no se cruzaron con Hyle en ningún momento. La Capitán no se encontraba allí y Tali no pudo localizarla usando las cámaras que había instalado por toda la nave.
—¿A dónde se habrá ido? —murmuró en voz alta mientras revisaba el hangar. —¿Devuelta a su armadura a soñar? —preguntó Ximena apartando la vista del radar dimensional.
—El Queadluun-Rau quedó completamente destruido. —respondió la jefa de ingeniería de la Bramante. —Y tampoco la veo en los que se salvaron del fuego; todas las cabinas están abiertas. —confirmó mirando las cámaras.
—Tal vez deberíamos dejarla sola por un tiempo. —dijo Ximena encogiéndose de hombros. —Si yo estuviera en su lugar me sentiría bastante confundida. —afirmó.
Tali apagó las pantallas y dejó abierta la interfaz de navegación con el último punto de ruta que Hyle había indicado. —Espero que tengas razón. —dijo. —Aunque tengo un mal presentimiento.
Seleccionó el destino final de la ruta cargada y la computadora mostró las coordenadas de salto.
—Comenzando la carga de capacitores. —informó la meltran. —Terminemos con este viaje de una vez.
La vibración aumentó a medida que el reactor comenzaba a cargar los enormes capacitores con la energía necesaria para generar la burbuja WARP. De inmediato la computadora proyectó el punto de ingreso y la nave comenzó a avanzar a velocidad moderada.
—Capacitores al 100% —informó Ximena al cabo de unos minutos. —Radar despejado, ninguna anomalía por delante; la ruta de inserción parece despejada.
—Sistemas en verde, listos para inserción FOLD —dijo Tali.
El enorme arco de energía multicolor se formó delante de la proa de la nave y Tali aceleró los motores del destructor por medio del control en su consola.
La última parte de su viaje se encontraba ante ellos.
