«Daño crítico»

«Signos de vida no detectados, Bio-Computadora fuera de línea»

«Recuperación Imposible»

«Lanzamiento Abortado»

«Se Requiere Supervisión Inmediata»

La computadora de la Protocultura lanzaba mensajes uno tras otro tanto visual como auditivamente. Veiss se volvió hacia la pantalla en donde flotaban los símbolos de la antigua República Estelar y lanzó un par de comandos.

—Anular Procedimiento de emergencia, asignar control manual al Supervisor. —dijo en voz alta.

«Orden aceptada; Procesos pausados, Sistemas en Espera»

La misteriosa mujer hizo que su cuerpo mecánico se acercase a los restos de la Bio-Computadora y usando uno de sus tentáculos lo enrolló alrededor del globo ocular de quien fuera Noigolk Dah, levantandolo de entre los restos de cerebro y tejido con relativa facilidad.

—Las Superfortalezas y sus Bio-Computadoras fueron una vez las armas más poderosas de la República Estelar. —dijo mostrando aquel horripilante trofeo a las indefensas mujeres. —Pero como ven, no son invencibles; solo se necesita un poco de inteligencia y un buen plan para destruirlos con facilidad.

Los tentáculos se cerraron con fuerza en un abrir y cerrar de ojos y el orbe ocular explotó en una lluvia de sangre y líquido verdoso que salpicó todo a su alrededor.

Veiss extendió un par de tentáculos y capturó también a la desvanecida Tali. Sus dos compañera forcejearon inútilmente y solo lograron que aquellos apéndices las apretaran más fuerte. Casi sin aliento dejaron de resistirse ante la satisfacción de la extraña mujer.

—Remarcable. —dijo mientras examinaba los signos vitales de la meltran. —Ella es Zentradi creada en nuestras factorías y sin embargo ha perdido por completo todas sus barreras de acondicionamiento… ¿Fué ella expuesta a vuestra cultura? —preguntó mientras sostenía a la desvanecida guerrera frente a ellas.

—Tali lucha junto a nosotros para proteger la cultura. —respondió Ximena. —Ella y muchos más se las ganaron con su sangre.

—Así que hay más. —dijo la mujer pensativa.

—Millones. —aseguró Lina. —Los Zentradis están cansados de las cadenas que ustedes les impusieron. —dijo. —Ellos desean la cultura, desean la paz tanto como las demás razas de la galaxia.

Veiss se volvió hacia ella. —¿Paz? —preguntó. —¿Crees que es posible crear y mantener un imperio como lo fué el nuestro solo con paz?

—Tampoco es que pudieron mantenerlo mucho sin ella. —respondió Ximena.

—Audaz respuesta. —dijo Veiss con una sonrisa. —Es cierto, nuestra civilización fué destruida por nuestra propia búsqueda de poder… pero eso no significa que nuestra causa y medios no fueran justificados. —aseguró.

—No pueden jugar con la vida de la galaxia y hacer lo que les dé la gana. —la recriminó Lina. —Ni tampoco esclavizar a otros para que peleen sus guerras…

—¿Y quien dice que no podemos? —preguntó Veiss —En la cúspide de nuestra civilización éramos los más poderosos de la galaxia; nadie pudo detenernos ¿Por qué no habríamos de manipular la vida misma? ¿A quien teníamos que rendir cuentas?

—Evidentemente no eran tan poderosos. —respondió Ximena. —O los Protodeviln no los hubieran destruido.

—Veiss sonrió. —Así que conocen la causa de nuestra caída. —dijo. —¿Logró su civilización desenterrar las huellas de nuestro pasado?

—Lo bastante como para saber que es una locura hacer lo que ustedes hicieron. —contestó Lina.

Veiss depositó a Tali en el suelo y las miró pensativa por un largo rato. —Ustedes son especímenes muy interesantes. —dijo. —Me gustaría estudiarlas a fondo y aprender mucho de su cultura… lamentablemente estoy demasiado ocupada para lidiar con niños como ustedes.

—Que… ¿Qué es lo que intenta hacer con esta fortaleza? —preguntó Ximena.

La misteriosa mujer se volvió hacia ella. —¿Que no es obvio? —preguntó. —Venganza, eso es lo que quiero. —dijo con una sonrisa mientras levantaba los brazos.

Una docena de tentáculos salieron despedidos del cuerpo Bio-Mecánico y se conectaron al enorme tronco que sostenía los restos de Noigolk Dah. De inmediato la enorme criatura sentada sobre la cima de aquella torre lanzó uno de sus poderosos rugidos.

—¿Venganza? ¿Eso es todo? —preguntó Ximena.

Veiss no respondió, en cambio se volvió hacia la pantalla y señaló el recuadro en donde aparecían los signos vitales de Hyle. —La Capitán está casi lista; su secreción hormonal ha llegado al punto crítico; debe estar a punto de comenzar a soñar.

—¿Soñar? —preguntó Lina. —¿Qué tiene eso que ver con todo?

—Tiene que ver con todo. —aseguró la micrón. —Necesito que Hyle destruya momentáneamente sus barreras de condicionamiento; sólo entonces podré ejecutar la segunda parte de mi plan.

—Venganza. —repitió Ximena. —Venganza contra todos los Zentradi… ¿Cree realmente que puede hacerlo usando solo esta fortaleza? Hay miles de flotas principales allá afuera. —exclamó haciendo un gesto con la cabeza. —¿Cree que va a poder derrotarlas a todas? Nuestra civilización apenas logró sobrevivir al ataque de una de ellas y destruirla nos costó un sacrificio enorme.

La misteriosa mujer de la Protocultura se volvió y le dirigió una sonrisa. —Supongo que no escuchó bien. —afirmó. —¿Recuerda lo que dije sobre que las Super-Fortalezas? ERAN las armas más poderosas de la República Estelar.

Tanto Lina como Ximena se pusieron blancas.

—Que… ¿Qué quiere decir con eso? —preguntó la Doctora.

Veiss comenzó a reírse y aquel sonido hizo que se le helara la sangre a las dos mujeres.

—Ustedes también son niños. —dijo al cabo de unos segundos. —Se han asomado al abismo de nuestro conocimiento y tecnología… pero solo han visto una pequeña parte de nuestro poder; ¿Creen que destruir una Super-Fortaleza de los Zentradi es una hazaña? Eso no es NADA comparado con el poder que está delante nuestro en este momento.

Como para recalcar sus palabras la criatura volvió a lanzar uno de sus rugidos.

—¿Qué es esa cosa? —preguntó Ximena tragando saliva.

—Eso, mi pequeña niña, es una Bio-Arma de la Serie EVIL. —afirmó Veiss.

—Oh mierda. —dijo Ximena sintiendo que su vejiga se aflojaba.

Lina sacudió la cabeza. —Ahora entiendo el por que de la reacción de Tali… leí que los Zentradi perdían por completo el control cerca de esas cosas… eran lo único en el universo conocido que podía causarles terror.

El pecho de la criatura brilló con un fulgor verde y sintieron un temblor que comenzó a crecer lentamente en intensidad mientras desde el techo comenzaban a caer restos de la estructura biológica que contenia a la Bio-Computadora.

—Las Bio-Armas de la Serie EVIL requieren enormes cantidades de energía solo para estar despiertas. —explicó Veiss señalando a su criatura. —Ni siquiera el gigantesco reactor de esta fortaleza es capaz de suministrar la suficiente cantidad de recursos necesarios para las operaciones de combate… pero eso no importa realmente. —dijo con una sonrisa. —Hay una fuente de energía mucho más poderosa al alcance de nuestra mano —dijo mientras señalaba la pantalla con los datos biométricos de Hyle, en donde todos los indicadores habían saltado fuera de la escala en el momento que la meltran observaba asombrada a los dos humanos besándose.

La plataforma en donde estaba de pie Veiss se elevó por medio de los tentáculos hasta estar por encima de Ximena y Lina, quienes vieron como una especie de burbuja de energía rodeaba a la pequeña figura que había extendido los brazos hacia lo alto.

—Que.. ¿Qué rayos está haciendo? —preguntó la Teniente Hernandez.

—Mi trabajo. —respondió Veiss cerrando los ojos. —Cantar.

Veiss comenzó a cantar y su voz era algo que ni Ximena ni Lina hubiesen escuchado jamás en sus vidas. Era una voz increíblemente clara y armoniosa, que no parecía estar atada al sonido mismo de la vibración del aire, sinó que era algo que sentían directamente en sus cuerpos. Lina logró liberar sus manos momentáneamente de entre los tentáculos que la aprisionaban y de inmediato se tapó los oídos. —La canción… —dijo con horror volviéndose hacia su compañera. —La canción no se transmite como sonido… ¡No puedo dejar de escucharla dentro de mi cabeza!

La canción era de un poder increíble. La vibración que sentían se intensificó y el fulgor esmeralda que emanaba de la criatura se volvió más intenso, pero lo que más alarmó a las jóvenes eran que ellas mismas habían comenzado a brillar un poco en respuesta a la poderosa canción.

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.

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— ¡DECULTURE!

Hyle lanzó un grito espeluznante que hizo que tanto Fritz como Camila se separaran de inmediato.

—¿Qué sucede? —preguntó Lynn confundida. —¿Qué es esta canción? ¿Por qué Hyle…?

La vibración se sentía en toda la habitación y llegaba a sus cuerpos como un rugido lejano, pero poderoso. No obstante era la canción la que los había puesto en guardia inmediatamente. Aquella extraña música no parecía provenir de ninguna dirección, sino más bien desde el interior mismo de sus cabezas.

—¡Mira! —gritó Camila señalando la vaina.

El aparato estaba brillando intensamente. Por la pantalla podian ver el rostro de Hyle pero sus ojos estaban completamente en blanco y su expresión mostraba que estaba sufriendo un gran dolor.

—¡Maldición! —gritó Fritz corriendo hacia la vaina. —¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible…?

—¿Hemos sido nosotros? —preguntó Camila horrorizada. —¿La hemos herido con el Shock Cultural?

—No. —dijo la IA señalando las pantallas. —Hay una emisión de enormes cantidades de energía proveniente de la vaina que contiene el cuerpo de la Capitán Hyle.

—¿Energía? ¿Qué clase de…? —preguntó Lynn.

—Spiritia. —comprendió de pronto Fritz. —Hyle está reaccionando a la canción… no a nuestro beso. —respondió volviéndose hacia Camila.

—Es- ¿Espiritia? —preguntó Lynn confundida.

—Es un tipo de energía relacionada con la respuesta de los seres conscientes a la Sound Energy. —respondió Fritz desplegando un teclado holográfico frente a él. —Hyle está emitiendo enormes cantidades de Spiritia en respuesta a esta… canción. —dijo mirando en dirección al techo. —No entiendo nada…

Un poderoso temblor los sacudió de pronto y tuvieron que sostenerse de la vaina para no caer.

—Algo muy malo está sucediendo con la fortaleza. —dijo Camila desplegando la comunicación. —¡Ximena! ¡Tali! ¿Pueden oírnos?

Como única respuesta recibió una descarga de estática tan fuerte que casi la hizo retroceder.

—Mierda. —exclamó tapándose el oído. —Esto se está poniendo cada vez peor. Tenemos que volver con los demás.

Fritz levantó la cabeza de entre sus pantallas y asintió.

—¿Qué hacemos con Hyle? —preguntó Lynn evidentemente preocupada. —No podemos dejarla ahí… está sufriendo.

Camila y Fritz dudaron un momento. ¿Deberían desconectar a Hyle sin saber lo que estaba sucediendo? ¿No causaría eso más problemas?

No llegaron a pensar demasiado en ello. Lucy se materializó sobre la vaina y señaló las pantallas holográficas. —Algo está sucediendo afuera. —informó.

—¿Afuera? —preguntó Ximena.

—En el Nexus. —respondió la IA. —Estoy detectando un cambio importante en las transmisiones de control de tráfico de la instalación. Parece como si…

—La flota… la flota está reaccionando a la canción. —dijo Fritz y su rostro se había puesto blanco como la leche.

Todo el Nexus se había paralizado al escuchar la canción de Veiss. Desde los soldados de infantería estacionados en los camarotes de los cruceros, los pilotos y capitanes de las naves, los Comandantes y Archivistas de la nueva flota y la vieja, hasta el propio Khallen en la base principal del Nexus, todos habían dejado de hacer lo que estaban haciendo y escuchaban la canción como si estuvieran en estado de trance. De pronto, completamente al unísono, comenzaron a seguir las órdenes que emanaban de aquella poderosa voz.

—Esa voz. —dijo Fritz observando el movimiento de millares de naves por las pantallas que proyectaba Lucy. —No cabe ninguna duda… es una Cantante Estelar. —exclamó con apenas un hilo de voz.

—¿Una Cantante Estelar? —preguntó Lynn sacudiendo las orejas.

—Tiene que ser eso. —dijo Fritz sacudiendo la cabeza. —Eran la forma de control primario que usaba la Protocultura para comandar a los Zentradi a lo largo y ancho de la galaxia… no puede ser otra cosa.

—Oh mierda. —dijo Camila. —Eso quiere decir que…

—Tenemos que ir con Tali y los demás. —dijo Fritz poniéndose de pié. —Sea lo que sea que está sucediendo ahí afuera tiene el potencial de desestabilizar a toda la Armada Zentradi; tenemos que descubrir qué está pasando.

Camila asintió y tomando su rifle se preparó para salir, pero Lynn sacudió la cabeza. —Yo… yo me quedaré con Hyle. —dijo.

—Lynn. —exclamó Camila. —No puedes quedarte aquí, no sabemos que…

—Voy a quedarme aquí. —dijo la chica-gato marcando sus palabras mientras el fino pelaje de sus orejas se erizaba por completo. —No voy a dejar sola a Hyle en este lugar. Ella… ella es… —intentó decir mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

—Parte de nuestro equipo. —terminó de completar la frase Fritz ante la mirada estupefacta de Camila. —Te entiendo. —dijo sonriendo.

La chica-gato asintió en silencio. —Gracias. —dijo al cabo de unos segundos.

Camila suspiró y tomó a Fritz del hombro. —Cuando Tali nos regañe voy a asegurarme que ustedes dos tomen toda la responsabilidad de este desastre. —aseguró. —Vamos.

—Lucy. —dijo Fritz volviéndose hacia la IA. —Intenta establecer comunicaciones en cuanto nos alejemos. Continúa monitoreando la situación y avísanos si pasa algo grave.

—Entendido. —respondió el holograma desapareciendo con una explosión de píxeles brillantes.

La pareja salió corriendo de la sala en donde se encontraba la vaina con Hyle y siguieron el camino que había tomado el resto del equipo. Afortunadamente había un solo camino que giraba en una espiral ascendente en dirección a donde suponían se encontraba la Bio-Computadora que controlaba la fortaleza.

Los temblores se habían intensificado. Desde las alturas caían trozos cada vez más grandes de material poroso que parecía haber formado parte de las estructuras biológicas de la fortaleza. Afortunadamente sus cuerpos Zentradi eran completamente inmunes a aquella lluvia de rocas que de otro modo los hubiera aplastado como moscas de haber sido micrones. Tras ascender corriendo los últimos metros del camino vieron una entrada de enormes proporciones desde donde emanaba una luz intensa.

—Están allí. —dijo Camila señalando la abertura. —Tenemos que saber qué está pasando.

Entraron corriendo pero se detuvieron de inmediato para protegerse los ojos del intenso resplandor. Allí grandes rocas habían caído desde el techo por toda la cubierta juntos con restos que no supieron reconocer. Cuando su visión se acostumbró un poco descubrieron una escena terrible, pero más terrorífico fué descubrir a la meltran que de pié frente a ellos levantaba un enorme rifle de asalto en su dirección. Los instintos de Camila reaccionaron de inmediato y tomando a Fritz se arrojó tras los escombros en el mismo instante que Tali abría fuego contra ellos. Las balas silbaron a pocos centímetros de sus cabezas y destrozaron las rocas tras las cuales se habían ocultado justo a tiempo.

—¡Camila! ¡Fritz! —gritó Ximena con todas sus fuerzas. —¡Tali está bajo el control de Veiss! ¡Huyan o los va a matar!

La meltran volvió a abrir fuego y los dos compañeros se vieron obligados a arrastrarse mientras una lluvia de escombros y esquirlas caía sobre sus cabezas.

—¿Qué mierda…? ¿Tali? —gritó la joven oficial por sobre el ensordecedor sonido de los disparos.

—Debe estar bajo el control de la cantante Estelar. —aseguró Fritz tratando de no tropezar con las piedras. —¿Qué vamos a hacer…?

Camila apretó el rifle contra su pecho. —No podemos asesinarla. —dijo. —Tiene que haber alguna forma de dejarla fuera de combate… ¿Y si…?

—Ni se te ocurra. —dijo Fritz agachándose de golpe cuando una nueva ráfaga destrozó la parte superior de las piedras. —Un beso no va a funcionar esta vez. —aseguró.

La oficial Hughs apretó el rifle con ambas manos. —Solo nos queda una opción entonces; tenemos que luchar. —dijo con la determinación grabada en su rostro.

—Tali va a matarlos. —dijo Ximena tratando en vano de liberarse. —Tenemos que hacer algo.

Lina aún tenía las manos libres, pero ningún arma o herramienta con la que poder cortar aquellos tentáculos. Golpeó los gruesos apéndices con toda su fuerza pero solo consiguió lastimarse las manos. —Es inútil. —dijo completamente frustrada.

—¡Camila, no! —gritó de pronto Ximena al detectar el movimiento de la joven tras los escombros que habían caído desde el techo.

La joven oficial había salido corriendo y saltado hacia otra roca. De inmediato Tali comenzó a acercarse para interceptarla por el otro lado.

—¡Camila! ¡Tienes que huir de ella! —gritó con todas sus fuerzas la Teniente Hernandez. —¡No puedes luchar contra Tali, va a matarte! —exclamó con lágrimas en los ojos.

Pero Camila no parecía escucharle. Volvió a correr para cambiar de escondite y esta vez Tali disparó. Las balas pasaron cerca de la joven justo cuando se arrojaba tras las rocas.

—Está intentando darle tiempo a Von Neumann para que pueda escapar. —comprendió la piloto. —Pero es demasiado peligroso… ¡Camila! ¡No te expongas!

Tali se acercó aún más y Ximena observó con horror que la siguiente roca estaba al doble de distancia que las anteriores.

—¡Camila Noooo! —gritó al ver el fugaz movimiento tras las rocas, pero ya era tarde.

Camila saltó de detrás de las rocas y corrió a toda velocidad por el espacio abierto mientras Tali apuntaba cuidadosamente el rifle unos pocos pasos por delante, calculando la posición exacta en donde las balas se cruzarian en su camino. Sin siquiera pestañear apretó el gatillo y una ráfaga de disparos impactó de lleno en el cuerpo de la joven oficial.

Camila vaciló y cayó sobre el piso mientras Tali continuaba disparando rafagas cortas sin dejar de caminar hacia el cuerpo abatido.

—¡Nooooo! —gritaron Ximena y Lina, pero de pronto el grito de dolor se tornó en grito de asombro cuando vieron la sombra que saltó desde las rocas a espaldas de la meltran que estaba siendo controlada por la canción de Veiss.

Cuando el holograma de Camila tembló y explotó en una lluvia de píxeles Tali se volvió de inmediato al sentir la amenaza a sus espaldas, pero ya era tarde. Camila saltó sobre ella y tomó el rifle con ambas manos en un intento por quitarselo, pero la fuerza de la guerrera era monstruosa; ambas mujeres se trabaron en un duelo de fuerza por el arma y comenzaron a rodar por el suelo mientras todo temblaba a su alrededor.

Ni Lina ni Ximena se habían recuerdo aún del shock de aquella terrible escena cuando vieron que Fritz corría hacia donde estaban con un cuchillo de combate en sus manos.

—¡Ximena! ¡Lina! —gritó el joven trepando y tropezando entre el amasijo de lianas y tentáculos. —¿Están bien? —preguntó agitado y casi sin aliento.

—¡Aquí, Fritz! —gritó Ximena recuperando el control de la situación. —¡Ayúdame a liberarme!

El investigador se acercó a la Teniente Hernandez y usando el cuchillo comenzó a cortar los tentáculos alrededor de los brazos de la mujer. Apenas hubo liberado uno de ellos, la joven tomó su propia hoja y comenzó a ayudar a Fritz a cortar el resto de aquellas extremidades. Tras cortar la última de sus ligaduras se volvió hacia el joven. —Ayuda a Lina, yo me encargaré de Tali. —dijo tomando el rifle que se había caído al piso cerca de ellos.

Fritz la miró asustado pero asintió sin decir una palabra y tomando el cuchillo se acercó a donde estaba Lina.

Ximena saltó hacia el piso y corrió en dirección a las mujeres trenzadas en lucha. Tali se había impuesto sobre la joven oficial y estaba sobre ella tratando de estrangularla con el rifle que, con su terrible fuerza, apretaba de forma implacable contra la garganta expuesta de Camila. La joven había empezado a perder las fuerzas y casi estaba sin aliento cuando Ximena apareció por detrás y lanzó un terrible golpe con la culata de su propio rifle. La cabeza de Tali se sacudió y la meltran cayó hacia delante completamente inconsciente. Un hilo de sangre comenzó a brotar de entre sus cabellos oscuros.

—¡Lina! —gritó Ximena pero la joven médica ya se encontraba corriendo hacia ellos. De inmediato inmovilizaron a Tali y le aplicó primeros auxilios a la herida que Ximena le había causado en la cabeza. —Es un golpe feo, pero no parece haber fractura del cráneo. —dijo aliviada al cabo de un rápido examen. —Voy a sedarla para que no pueda volver a levantarse.

—Hazlo. —dijo la Teniente Hernandez mientras se volvía hacia Camila. —¿Qué mierda estabas pensando? —exclamó llena de indignación. —Tali podía haberte convertido en un maldito colador.

—Improvisar. —respondió Camila llevándose la mano a su dolorida garganta. —Afortunadamente Lucy pudo crear un holograma mío en ese poco tiempo. —dijo.

—Eres una… —comenzó a decir Ximena pero se detuvo al escuchar el grito de Fritz.

—¿Y ahora qué sucede? —preguntó volviéndose.

Fritz se encontraba atónito viendo la esfera de luz en donde Veiss continuaba cantando aquella canción. —Esa es…. esa es… —dijo señalando hacia arriba.

—Veiss. —dijo Lina. —La hija de puta resultó ser una espía como nosotros.

—¿Una espía? —preguntó Camila mientras su compañera la ayudaba a ponerse de pie.

—Está intentando apoderarse de la fortaleza. —explicó Ximena. —No van a poder creerlo, pero ella es…

—Una Cantante Estelar de la Protocultura. —dijo Fritz ante la sorpresa de las demás. —Lo supuse de inmediato, solo una de ellas podría controlar así a los Zentradi solo con su voz.

—¡Deculture! —exclamó Camila. —¿Una sobreviviente de la Protocultura? ¿Como…?

Ximena la interrumpió de inmediato. —¿Dónde está Lynn? —preguntó.

—Está con Hyle. —respondió la joven recuperándose de la impresión. —Algo comenzó a suceder cuando estaba en la vaina y la chica no quiso separarse de ella.

—Veiss está usando a Hyle para operar esa cosa. —dijo señalando hacia donde estaba el arma biológica. —Y nosotras se la entregamos servida en bandeja de plata. —reconoció sin ocultar el rencor.

Fritz levantó la vista y quedó completamente boquiabierto. —Eso… ¿Eso es…?

—Una Bio-Arma de la Serie EVIL. —dijo Lina.

Fritz cayó sentado al suelo. —¡De-Deculture! —exclamó. —Una… una…. ¿Están seguras que…?

—La propia Veiss nos lo reveló. —explicó la piloto. —Ha matado a la Bio-Computadora de la fortaleza y ha puesto en su lugar a esa… cosa. —dijo señalando a la criatura. —Luego comenzó a cantar y nos ha ignorado por completo desde entonces.

—La misión ha sido comprometida entonces. —comprendió Camila. —¿Y ahora qué hacemos?

—Tenemos que detener a esos dos. —respondió la Teniente tomando el rifle. —Ayudenme.

Lina, Camila y Ximena apuntaron sus armas hacia la esfera brillante y a la orden de la teniente abrieron fuego. Las balas impactaron en el orbe de luz y fueron desviadas por un campo de energía impenetrable. Dispararon hasta quedarse sin municiones y arrojaron las inútiles armas al piso tras no causar el menor daño a la esfera luminosa.

—Una barrera de energía. —dijo Fritz. —No podremos hacer nada con las armas que tenemos.

Antes que Ximena pudiera decir algo el holograma de Lucy apareció frente a ellos. —La flota Zentradi está en movimiento. —informó.

—Muestranos. —ordenó Fritz.

La IA desplegó una pantalla y pudieron ver desde una cámara alejada como toda la nueva flota había comenzado a formarse en ordenadas hileras frente a la enorme Super-Fortaleza.

—Veiss está manejando toda la flota, no solo esta nave en la que estamos. —comprendió Lina.

—¡Miren! —exclamó Fritz al notar algo en la pantalla. —¡Miren la fortaleza!

Ante los asombrados ojos de los humanos la enorme fortaleza comenzó a cambiar de forma. Al principio en forma imperceptible, pero pronto los cambios comenzaron a acelerarse. Sobre el enorme ojo en donde se ubicaba el enorme cañón principal de la fortaleza vieron que comenzaba a formarse una gigantesca protuberancia, como un tumor enorme que grecia cada vez más.

—Que… ¿Qué mierda está pasando? —preguntó Camila.

—Es el EVIL. —dijo Fritz con un hilo de voz. —Ha poseído la Super-Fortaleza… y la está transformando.

Las protuberancias en la proa de la fortaleza habían alcanzado varios kilómetros de altura por sobre el gigantesco ojo y cuando alcanzaron su tamaño máximo comenzaron a abrirse como si de un horripilante huevo se tratara. Un ser gigantesco emergió de entre aquel material poroso y comenzó a desplegar una docena de brazos, como una de esas estatuas de la mitología Indú pero en forma desproporcionada y corrupta; aquel ser no era un dios antiguo sinó una criatura de pesadilla.

El ser tampoco tenía cabeza, pero no la necesitaba en absoluto. En varios puntos de la fortaleza, a lo largo de las enormes alas y sobre el bulbo central de la misma comenzaron a brotar enormes ojos de tamaño similar al que se encontraba situado en la proa y servia de montaje para el terrible cañón de energía principal.

La criatura culminó su transformación y lanzó un rugido tan poderoso que todo temblaba alrededor. Era una verdadera visión de pesadilla.

En ese momento se dieron cuenta que la canción había cesado de improviso y todos se volvieron hacia Veiss. La Cantante Estelar había disuelto el campo de energía que la rodeaba y los miraba desde las alturas, a un lado del pecho del EVIL que se había fusionado con la Bio-Computadora.

—Este es el verdadero poder de la Protocultura. —dijo mirando a los humanos que la observaban completamente indefensos allá abajo. —Este EVIL es solo un prototipo de los muchos que desarrollamos durante el apogeo de nuestra tecnología, pero aún así en su estado incompleto es el arma más poderosa de toda la galaxia… solo necesita un piloto que lo guíe en su tarea de cumplir nuestra venganza. —afirmó.

—¡Veiss, detente! —gritó Camila. —No es necesario que continúes esta guerra ¿No podemos evitar tanta destrucción? Los Zentradi y las razas hijas de la Protocultura estamos cansadas de tanta violencia y muerte. —exclamó.

—Pobre niña ignorante. —dijo Veiss con desprecio. —Tu no sabes nada, nadie de tu raza sabe nada sobre sufrimiento, violencia y muerte. ¿Crees que enfrentar a los Zentradis fué duro? —Imagina enfrentar a tus propios hermanos, a tus propios padres… imagina ver toda tu raza desaparecer ante tus ojos y verlos convertidos en máquinas de matar cuya única motivación es destruir a todo ser vivo en la galaxia.

Fritz comprendió de inmediato a lo que se refería aquella mujer. —Lo sabemos. —dijo. —Sabemos sobre el Holocausto que significó la aparición de los Protodevilns en la galaxia… hemos aprendido de las ruinas de tu civilización y por eso intentamos llevar la paz a toda la galaxia. —afirmó.

Veiss lo miró con ojos llenos de ira. —¿Paz? ¿Eso es lo que realmente buscáis? ¿A pesar de haber aprendido de nuestra miseria y ruina? ¡Eres un ignorante y un necio por añadiría! —gritó señalando con el dedo al tembloroso investigador. —El conflicto es parte esencial de las formas de vida; no puede ser extirpado de la galaxia sin remover la vida misma antes…¿Acaso no comprenden algo tan… simple? En cambio Gepernitch lo sabía muy bien. —dijo con voz tensa. —Solo absorbiendo toda la vida de la galaxia y convirtiendose en un agujero negro de Spiritia podria acabar con el conflicto… ¡Sólo la muerte es la verdadera Paz en la Galaxia! —gritó extendiendo los brazos.

Fritz tragó saliva. —Tú… ¿Tú conociste a Gepernitch, el líder de los Protodevilns? —preguntó temeroso.

Veiss sonrió.—¿Conocerlo? —preguntó. —Fuimos nosotras, las últimas cantantes estelares de la República Estelar quienes logramos encerrar a los Protodevilns usando todo el resto de nuestro poder como Anima-Spiritia. —dijo con gravedad. —De no ser por nuestro sacrificio toda la vida en la galaxia hubiese perecido tal y como Gepernitch lo había predicho.

—¡Pero los Protodevilns se han ido para siempre! —gritó Ximena haciendo un gesto con la mano. —¡Fueron derrotados por nuestros propios cantantes y se han ido a otra galaxia hace décadas!

—Es cierto. —confirmó Fritz. —El Agujero Negro de Spiritia pudo ser evitado y el mismo Gepernitch reconoció que habia esperanza más allá del conflicto… ¡Tu lucha es en vano! ¡Detente antes que nos destruyas a todos y a ti misma en esta locura! —rogó juntando ambas manos.

Veiss pareció sorprendida por primera vez, pero su indecisión duró solo una fracción de segundo. —Ustedes… ¿Ustedes despertaron a los Protodevilns? ¿Y los expulsaron de la galaxia…?

—Con el poder de nuestra cultura. —afirmó Camila. —Los Protodevilns aprendieron a crear su propia Spiritia y ya no necesitaron de Humanos y Zentradis para sobrevivir en nuestro universo.

La Cantante Estelar lanzó una sonora carcajada que hizo que todos los humanos se miraron confundidos entre sí.

—Maravilloso… ¡Realmente sois verdaderamente maravillosos! —dijo mientras su risa se volvía más y más estridente, casi como si hubiese enloquecido de pronto. —¿Despertaron a los Protodevilns? ¿Y los derrotaron? ¿A los mismos que destruyeron a toda mi raza en apenas un puñado de ciclos? ¡Qué historia tan maravillosa! —exclamó llevándose una mano al rostro.

—¡Tienes que creernos! —gritó Camila. —¡Es la verdad! ¡Podemos vivir en paz en la galaxia si dejamos de lado la guerra y el conflicto!

Veiss dejó de reír y miró a la joven con ojos de hielo. —Te creo, criatura. —dijo con voz fría. —Te creo en virtud que ustedes están ante mí aquí y ahora, demostrando con su presencia que se han ganado el derecho de vivir en esta galaxia al enfrentarse y sobrevivir a los Zentradis, nuestros más preciados guerreros.

—Si nos crees, entonces danos la oportunidad de demostrar que nuestras intenciones de paz son posibles. —rogó Von Neumann. —¡Con tu poder de Cantante Estelar podremos detener momentáneamente a los Zentradi y usaremos nuestra tecnología para devolverles la cultura y lograr la paz en la galaxia!

—No. —dijo Veiss. —Eso jamás va a ser posible.

—Pero…

—El daño que los Zentradis han causado a mi pueblo no debe quedar sin castigo… los Zentradi deben desaparecer tal y como desapareció la República Estelar, ese es su destino y la misión que me ha mantenido con vida todos estos ciclos.

La plataforma de tentáculos en donde estaba parada la mujer comenzó a acercarse al pecho del EVIL en donde el cristal de color verde esmeralda brillaba en forma cegadora.

—¡Detente! —gritó Camila. —¡Danos una oportunidad! ¡Nosotros…!

—Ustedes serán los siguientes una vez que haya eliminado a los Zentradi. —respondió Veiss. —Ustedes y cualquier otra raza que haya sido creada en forma accidental por nuestras sondas. —dijo mientras les daba la espalda y daba un paso al frente.

El cristal se volvió líquido de pronto y Veiss lo atravesó como si no estuviera ahí, desapareciendo en el interior de la luz, que de pronto aumentó tanto en intensidad que todos debieron protegerse los ojos para no quedar cegados por el poderoso resplandor.

Cuando los abrieron Veiss ya no estaba allí, pero pudieron escuchar su voz resonar en toda la caverna.

—Sean testigos de mi venganza. —dijo con voz solemne mientras nuevos temblores sacudían todo el interior de la nave. —Si la República Estelar no puede dominar la galaxia, entonces ninguna otra Civilización podrá hacerlo nunca más. ¡Gloria a la Protocultura!

El cuerpo Bio-Mecánico que ocultara la verdadera forma de Veiss se hinchó y explotó lanzando una lluvia de tentáculos por toda la caverna. Lina, Ximena, Fritz, Camila y hasta la inconsciente Tali quedaron apresados de inmediato entre aquellas serpientes de color ceniza que pronto comenzaron a levantarlos a varios metros de altura por sobre el piso.

Una enorme pantalla holográfica apareció frente a ellos y pudieron ver una vista panorámica de la Super-Fortaleza, que había comenzado a cambiar nuevamente. Por sobre el torso de la gigantesca criatura que se elevaba sobre la proa de la titánica nave comenzó a formarse un nuevo cuerpo y pronto la forma femenina de Veiss quedó formada como si un enorme mascarón de proa de un antiguo barco pirata surgiera entre el caparazón oscuro del ser de pesadilla.

La gigantesca figura femenina abrió los ojos, que brillaban rojos como dos volcanes en erupción, listos para lanzar muerte y destrucción a todo lo que se pusiera por delante.

—Esto… esto se va a poner feo. —dijo Fritz.