El Destructor Meltran realizó saltos en direcciones aleatorias durante veinticuatro horas continuas a fin de no dejar un rastro que Veiss pudiera seguir con facilidad. Hyle conocía el espacio alrededor del antiguo Nexus como la palma de su mano y los condujo por regiones de enormes nubes de polvo y anomalías magnéticas de todo tipo a fin de ocultar sus movimientos lo mejor posible.
Cada salto que hacían era seguido de varios minutos de tensa espera mientras los ojos no se movían del radar dimensional en busca de signos de su perseguidora. Aquellas tensas horas de correr y esconderse parecieron eternas para los tripulantes de la vieja nave.
A pesar de haber escapado a una muerte segura todavía estaban lejos de sentirse verdaderamente a salvo; la vieja nave había recibido tanto daño durante el escape que ni siquiera la extraordinaria habilidad de Tali como ingeniera podía hacer mucho por ella.
Sin embargo el destructor Meltran resistía de una sola pieza y salto tras salto aumentaban la distancia que los separaban de lo que quedaba del Nexus. Si Veiss había iniciado la persecución todavía tenían una enorme ventaja, pero solo podrían aprovecharla si lograban reunirse con la flota.
Durante todo ese tiempo mantuvieron un estricto silencio de radio. Las capacidades de detección y transmisión de las naves Zentradi eran conocidas, pero Veiss era uno de los científicos (Tal vez incluso de los mejores) de la Protocultura y mucha de la tecnología de aquella raza desaparecida era apenas entendida por la Humanidad. ¿Y si aquella Bio-Arma poseía habilidades desconocidas más allá de toda comprensión? Ninguno de ellos quería arriesgarse, por lo que continuaron confiando en la habilidad de Hyle para navegar dentro de las zonas más peligrosas de aquella región activa de la galaxia.
La Meltran se había vuelto completamente silenciosa tras el escape. Ni siquiera la presencia de Lynn, quien se había vuelto su más leal tripulante, hacía que la guerrera expresara más de una o dos órdenes cada cierto tiempo. La joven Voldoriana estaba devastada por el giro que había tomado la relación entre ambas; Hyle los consideraba enemigos y eso para un Zentradi era algo absoluto. Nada que ella pudiera decir o hacer cambiaría la actitud de la guerrera. El pensar que solo el odio que aquella Meltran sentía por Veiss era lo único que mantenía aquella precaria alianza la hacían sentir fatal.
Lynn meditó aquello durante casi todo el tiempo que duró la evasión y finalmente juntó el valor para comunicar su decisión al resto de sus compañeros.
—Me uniré a la tripulación de Hyle. —dijo de repente durante la comida. Todos los ojos se volvieron hacia ella y Fritz dejó caer sus cubiertos al piso.
—¿Qué vas a hacer QUE? —exclamó Ximena levantándose de su asiento. Lina la tomó del hombro para intentar calmarla.
—Cuando Hyle se reúna con su tripulación y su nave sea reparada, me iré con ellas para luchar contra Veiss. —afirmó con voz decidida.
Camila y Fritz intercambiaron miradas de preocupación, pero fué Tali la que sorprendió a todos con su temperamento frío. La Meltran se cruzó de brazos y miró a la chica-gato sin cambiar de expresión. —¿Sabes que si lo haces, Hyle te obligará a luchar contra la Humanidad? —preguntó —En el improbable caso que ella te acepte, eso significa que toda la galaxia se volverá tu enemiga; no solo Humanos, también tu propia gente y el resto de las civilizaciones hijas de la Protocultura.
Lynn apretó los puños y las lágrimas comenzaron a asomar en sus ojos oscuros. Todos entendían la lucha que en esos momentos se produce en la cabeza de la chica.
Ximena apartó la mano de Lina y señaló a la chica-gato con el dedo. —Lynn, tú perteneces a la NUNS, si te vas con Hyle, serás considerada una desertora… piensa bien lo que vas a hacer.
No volvieron a hablar del tema, pero Lynn se volvió casi tan callada como la propia Hyle, lo que despertó la preocupación de los demás. Desafortunadamente, otros asuntos más urgentes pronto ocuparon las mentes de los tripulantes en forma de fallas generalizadas a lo largo y ancho del casco de la dañada nave. Nuevos focos de incendios aparecieron a medida que las tuberías de oxígeno y combustible colapsaban por el estrés que el casco soportaba durante cada entrada y salida del espacio dimensional. Para prevenir nuevos focos de incendio se decidió sellar muchas de las cubiertas y extraer todo el oxígeno de ellas a fin de evitar posibles incendios. Pronto casi toda la nave estuvo cerrada salvo unas pocas cubiertas de mantenimiento y los accesos al hangar y puente de mando.
Finalmente, tras cinco días de fuga continua, Tali decidió que era tiempo de contactar a la flota. Se reunieron en el puente de mando y solicitaron discutir los planes con la Capitán Hyle.
—¿Cree que estamos fuera del alcance de Veiss? —fué lo primero que preguntó Tali una vez que todos estuvieran reunidos.
—Tan fuera de su alcance como nuestros radares nos permiten saberlo. —respondió la guerrera. —Hemos atravesado todas las regiones de la zona que poseen barreras que puedan bloquear nuestra firma de energía… si ha podido rastrearnos hasta aquí, entonces no hay lugar en la galaxia de la que podamos escondernos de ella. —afirmó segura de sí misma.
Los demás intercambiaron miradas entre sí. —Con eso me basta. —dijo Tali haciendo un gesto con la mano. —Lucy.
La IA apareció en el puente de mando en medio de una explosión de luz. —A la orden.
—dijo haciendo el saludo militar.
—Llegó la hora de reunirnos con la Mainstream y el resto de la flota. ¿Puedes localizarlos en medio de todo eso? —preguntó señalando las enormes interferencias que poblaban el radar dimensional.
—Afirmativo. —respondió Lucy mientras levantaba una mano y movía los dedos en dirección al radar. Una docena de puntos luminosos aparecieron en las delgadas paredes de la esfera holográfica mientras de cada una de ellas salía disparado un fino rayo dorado hacia el centro de la misma, que era el lugar en el espacio en donde se encontraba el destructor Meltran.
—¿Qué es eso? —preguntó Hyle intrigada.
—Pulsares. —respondió Ximena. —Usamos las emisiones electromagnéticas de las estrellas de neutrones en una configuración que nos permite colgar una señal de rastreo en un patrón que solo nosotros podemos comprender.
Lucy recogió las firmas energéticas de las estrellas que habían elegido y tras mapear su posición en el espectro, utilizó un tipo interferencia para cancelar la señal de origen, dejando solamente la señal encriptada que era generada por los satélites de localización instalados por la flota en los alrededores de la zona de operación.
—Coordenadas recibidas. —informó Lucy ante el alivio de todos.
Tali se volvió hacia Hyle. —¿Capitán?
La guerrera miró las coordenadas en la pantalla y luego se volvió hacia los demás tripulantes. —Procedan. —dijo simplemente.
Lucy tomó el control de la «Dumpster Fire» y comenzó a preparar una ruta de salto hacia las coordenadas transmitidas. La Capitán Hyle se volvió y dándoles la espalda salió del puente de mando sin decir una palabra.
—Supongo que si deja que Lucy vuele su nave, es un progreso. —observó Camila, pero Fritz sacudió la cabeza. —Es evidente que no volverá a confiar en nosotros. —dijo. —Ella continúa siendo una Meltran parcialmente expuesta a la cultura, tal vez si la exponemos a algo más "extremo" podríamos…
—No. —dijo Lynn con un fuego en los ojos. —No van a lavarle el cerebro a la Capitán Hyle. —dijo apretando los puños. —Ella no se merece eso.
Fritz retrocedió asustado ante la furia de la joven. —Yo… yo no quise decir eso. —se disculpó de inmediato, pero sus palabras no sirvieron para nada; Lynn salió corriendo del puente tras Hyle y la puerta se cerró tras ella dejando a los demás en medio de un pesado silencio.
—¿Qué vamos a hacer con ella? —preguntó Lina rompiendo el silencio.
—Nada. —dijo Camila. —No pudimos evitar que se uniese a la milicia, es probable que tampoco podamos evitar que se vaya con Hyle… pero eso sería…
—Una muerte segura. —dijo Ximena. —No son rivales para Veiss…. mierda, ni siquiera nosotros y toda nuestra flota creo que puedan rivalizar con esa… cosa.
Todos se sumieron en un silencio sin saber que responder. Lucy descendió desde el techo y se colocó frente a Tali. —Estamos listos para iniciar el FOLD. —informó.
La meltran asintió y se volvió hacia los demás. —Vayan a sus puestos asignados; es el último salto, pero si algo sale mal tendremos que estar listos para evacuar la nave.
—Entendido. —respondieron todos y de inmediato se dirigieron para prepararse. Solo quedaron en el puente Tali y Lucy.
—¿Qué opinas sobre eso? —preguntó la Jefa de Ingeniería volviéndose hacia el holograma.
—Los Capitanes no lo aprobarán. —dijo la IA sin dudar. —Es probable que ni siquiera accedan a liberar a la tripulación de Hyle o a reparar su nave.
La Meltran se llevó la mano a la barbilla pensativa. —Eso es lo que más temo. —dijo. —Nuestra promesa a Hyle no vale nada; tal vez Homs acceda a liberar su tripulación como gesto de buena voluntad, pero es una decisión que tienen que hacer todos los capitanes de la flota… y si Lynn se va con ellas en esta nave…
—Estará condenada. —respondió Lucy.
—Maldita sea. —exclamó Tali golpeando una de las consolas. —Justo en los momentos en los que deberíamos estar más unidos, todos amenazan con marcharse. Esto solo favorece a esa hija de puta de Veiss.
La IA no respondió y permaneció flotando en el aire en silencio. Finalmente Tali le agradeció su ayuda y ordenó que realizara el FOLD inmediatamente.
—Estaré en la sección de Ingeniería monitoreando el reactor. —dijo. —Informame de cualquier anomalía en los preparativos; intentaré estabilizar este pedazo de chatarra lo mejor que pueda.
—Entendido. —respondió la IA tras lo cual desapareció en una lluvia de píxeles multicolores.
Treinta minutos más tarde las luces del interior del Destructor comenzaron a atenuarse a medida que el reactor desviaba la energía hacia los acumuladores a fin de generar la burbuja WARP para entrar al FOLD. Tali no quiso correr ningún riesgo y dió prioridad absoluta al reactor, apagando todos los sistemas de la nave, salvo el soporte vital por obvias razones. Cuando los enormes capacitores estuvieron cargados al 100% la nave estaba en completo silencio. Tali revisó las consolas y tras suspirar hondo dió la luz verde. Lucy activó el dispositivo de proyección y el enorme arco de energía comenzó a formarse a pocos kilómetros de la nave.
La burbuja WARP los envolvió por completo y con un pequeño impulso hacia delante penetraron al espacio dimensional por el disco multicolor, desapareciendo de aquella zona en medio de una explosión de colores.
El salto solo duró unas pocas horas pero los llevó a una distancia considerable de la región de actividad estelar en donde se encontraba oculto el Nexus. La maltrecha nave emergió en los alrededores de una estrella azul que irradiaba una poderosa luz en medio de un disco protoplanetario repleto de material para la formación de futuros planetas.
Tali comprobó con nerviosismo el estado de la nave, pero afortunadamente para ellos nada parecía haber salido mal. El reactor pasó a modo de operación mínima y las luces en la nave recuperaron su brillo normal para el alivio de todos los tripulantes.
—Reúnanse todos en el puente de mando. —ordenó la Ingeniera.
Quince minutos mas tardes todos, incluida Lucy, volvieron a reunirse frente al radar holográfico.
—Bien, ya estamos aquí. —dijo Ximena lanzando una mirada en cuanto la Capitán del Destructor entró por último a la estancia. —¿Dónde está la flota?
Hyle caminó entre la tripulación y se detuvo frente a la consola del radar. Tras manipular los controles activó los sensores activos de la nave y dejó que la computadora escaneara los alrededores en busca de contactos, más nada apareció en la pantalla.
—¿Capitán…? —preguntó Lynn acercándose.
—Hay algo ahí fuera. —dijo Hyle con voz tensa. —Puedo sentirlo, denme visión del exterior.
—A la orden. —respondió Lucy desplegando una pantalla frente a ellos.
La proa de la «Dumpster Fire» apareció en la pantalla y pudieron ver infinidad de estrellas brillando en el oscuro fondo del espacio. Hyle observó la imagen y de pronto pareció mirar hacia el techo.
—¡Encima de nosotros! —exclamó como si se preparara para recibir un ataque por sorpresa..
Hubo un resplandor en la pantalla y un enjambre de luces pasó a toda velocidad frente a ellos. Talí reconoció de inmediato el color y brillo de aquellos motores. —¡Es la Bramante! —exclamó.
La pequeña fragata se alejó unos kilómetros y pegó la vuelta con una agilidad asombrosa. Pronto se acercó a velocidad moderada y todos pudieron ver a la querida nave con total claridad.
—Esa nave es completamente invisible a nuestros radares. —dijo Hyle apretando los puños. —Con tecnología como esa…
—Pero… ¿Cómo pudo saber que estaba allí? —preguntó intrigada Lynn. —Es como si…
—Como que la hubiese… ¿Sentido? —preguntó Fritz rascándose la cabeza.
Hyle miró a Fritz pero no respondió, en cambio se volvió hacia la pantalla y examinó con detenimiento la nave. —Es demasiado pequeña. —dijo. —¿Cuántos tripulantes lleva? ¿Diez? ¿Veinte?
—Unos trescientos, contando tropas y tripulación. —respondió Tali.
—Mientes. —dijo la Capitán. —No hay forma de que entren tantos tripulantes en una nave de ese tamaño.
Se hizo un silencio incómodo en cuanto los tripulantes se dieron cuenta que Hyle no sabía sobre la naturaleza Micrón de los seres humanos, afortunadamente la llamada de Owen interrumpió aquella incómoda situación.
—El Capitán de la Bramante desea hablar con esta nave. —informó Lucy.
—Ponlo en pantalla. —ordenó Hyle antes que Tali pudiese abrir la boca.
La imagen del Capitán James A. Owen apareció en la pantalla. Detrás podía verse a su Segundo al mando, observando con atención lo que sucedía durante la comunicación.
—Identifíquese. —ordenó la Meltran.
El Capitán Owen no mostró sorpresa alguna ya que estaba en conocimiento de la presencia de aquella extraña meltran a bordo de la Dumpster Fire gracias a la inteligencia provista por las captivas en la nave de Homs. —Soy el Capitán James A Owen al mando de la Fragata TPM-665 Bramante. —respondió.
—Soy la Capitán Hyle Kalladan del Escuadrón de Reconocimiento 377.
Tali se movió en silencio de forma que apareciera en la imagen que estaba siendo transmitida a la Bramante. De inmediato el rostro del veterano oficial se relajó al comprobar que se encontraba en buen estado. —Gracias por traer a salvo a nuestra tripulación. —dijo Owen haciendo un saludo.
—Solo he cumplido mi parte del acuerdo. —respondió en forma fría. —Exijo que mi tripulación me sea devuelta de la misma forma. —agregó.
Para sorpresa de los demás, Owen no dudó un instante en responder. —De acuerdo. —dijo. —Podrá reunirse con su tripulación en cuanto volvamos a la flota principal.
Hyle lo observó en silencio, tratando de leer los pensamientos de aquel hombre. —Estamos listos para partir en cuanto lo indique. —dijo al cabo de unos momentos.
—Entendido, pero primero le solicito hablar con mis hombres, Capitán. —pidió Owen.
Hyle no respondió pero dió un paso al costado y permitió que Tali se colocara frente a la pantalla. —Gracias, Capitán. —dijo la Jefa de Ingeniería.
—Tali, me alegra de verte bien… ¿Cómo están los demás? —preguntó Jarvis colocándose junto a Owen.
—Lucy. —pidió la meltran.
La IA amplió la imagen de la cámara y tanto Owen como Jarvis y el resto de los oficiales del CIC de la Bramante pudieron ver a toda la tripulación en el puente del Destructor.
—Gracias a dios están todos de una pieza. —dijo Owen visiblemente aliviado. —Detectamos una enorme descarga de energía hace casi seis días… eso fué…?
—El Nexus fué destruido. —dijo Ximena. —Pudimos escapar por un pelo.
Tanto Owen como Jarvis intercambiaron miradas. —¿Cuál fué el resultado de la misión? ¿Pudieron inyectar la bacteria? ¿La Super-Fortaleza está intacta?—preguntó el Capitán de la Bramante.
—Tenemos buenas y malas noticias. —dijo Fritz rascándose la parte de atrás del cuello.
—Dígame las buenas primero, Profesor Von Neumman. —pidió Owen mientras una sombra de preocupación cruzaba su rostro.
—La buena noticia es que la fortaleza continúa estando operativa. —dijo Fritz con un hilo de voz.
—¿Y las malas?
—Que continúa operativa… y es mil veces más peligrosa que antes. —dijo Ximena.
—No me gusta nada como suena eso. —dijo Owen. —Tenemos que analizar todos los datos que recabaron sobre la Fortaleza e informar al resto de los Capitanes de la flota. ¿Pueden saltar otra vez con esa… cosa? —preguntó señalando el destructor con un dedo.
—Eso espero. —respondió Tali. —Por ahora ha aguantado bien, supongo que podremos llegar a destino en una sola pieza.
—Los demás Capitanes ya los habían dado por perdidos en cuanto detectamos esa explosión. —dijo Jarvis. —Homs insistió en permanecer más tiempo en la zona, pero los demás no se lo permitieron… al menos nosotros insistimos en mantener la patrulla en los puntos de encuentro definidos. ¿Qué sucedió con la flota Zentradi que se estaba preparando en el Nexus?
—También fué destruida. —respondió Lina.
—¿La flota también? —preguntó asombrado Owen. —¿Qué sucedió? ¿Quién…?
—Un Protodeviln. —contestó Tali. —O al menos algo que es técnicamente similar a uno.
Owen conocía a Tali y sabía que la meltran no bromearía con esas cosas. —Esto es grave… más grave de lo que siquiera podría imaginarme. —dijo el Capitán de la Bramante.
—Tenemos que que reportar esto con la flota de inmediato. —observó Jarvis. —No hay tiempo que perder.
—¡Prepárense a saltar de inmediato! —ordenó Owen volviéndose hacia el resto de los oficiales. —Enlacen con la computadora de navegación de la Dumpster Fire y configuren un salto coordinado a las coordenadas de la flota.
Lucy acató la orden inmediatamente y comenzó a preparar el datalink con la Bramante antes siquiera que Owen terminara de impartir su orden.
La fragata se posicionó junto al destructor a unos doscientos metros a babor mientras ambas naves sincronizaban sus generadores warp para el salto simultaneo. Unos minutos mas tarde ambas naves entraron al FOLD dimensional en medio de un espectacular arco de luces multicolores.
El salto fué breve; apenas una media docena de años luz hasta la nebulosa más cercana. Al emerger del subespacio se encontraron a unos pocos miles de kilómetros de la flota principal, quienes se encontraban inmóviles en completo silencio radial; la zona continuaba estando atestada de escuadrones Zentradi y ninguna precaución estaba de más en aquella situación.
Las dos naves avanzaron a velocidad crucero hasta alcanzar al resto de la flota. El control de tráfico les indicó que detuvieran sus motores en las cercanías de la Mainstream para que el grupo de operaciones de la Bramante que había participado de la misión en el Nexus pudiera desembarcar y volver a su tamaño normal en las vainas de micronización.
La tripulación del Destructor detuvo la nave a medio kilómetro del Portanaves Clase Uraga al mando del Capitán Homs y apagaron los motores. La vieja nave pareció exhalar un suspiro de alivio en cuanto el reactor se apagó y envolvió a todo el destructor en un velo de silencio.
—Todavia no puedo creer que estamos a salvo. —dijo Camila apoyandose en el hombro de Fritz.
—Estamos vivos de milagro. —confirmó Lina.
Tali suspiró y tras corroborar el estado general de la nave se volvió hacia la meltran. —Capitán, vamos a dejar la nave ahora y volveremos a nuestros puestos; su seguridad, la de su tripulación y la de su nave están garantizadas por la palabra de nuestro Capitán, por lo que puede venir con nosotros y abordar…
—Me quedaré en mi nave. —respondió Hyle con frialdad ante la mirada atónita de los demás.
Tali esperaba aquella respuesta y sin decir una palabra más hizo el saludo Meltrán tras lo cual le dió la espalda. —Todos, prepárense para abordar el transporte; partiremos en quince minutos.
No tenían demasiado que empacar por lo que todo el grupo estuvo listo en el hangar en solo diez minutos. Lina había encendido el transporte que habían llevado desde el inicio de la operación (El que había pertenecido a Veiss había resultado seriamente dañado durante el aterrizaje de emergencia durante el escape) y todos abordaron a la señal de la Jefa de Ingeniería.
—Mira quien vino a despedirnos. —observó Camila antes de subir por la rampa. Todos miraron en la dirección que señalaba y vieron a Hyle de pie junto a la puerta de salida que daba hacia el pasillo principal de la nave. La Meltran los observaba en silencio de brazos cruzados.
—¿Crees que Hyle sea en realidad una "Tsundere" y en realidad nos va a extrañar? —preguntó Fritz.
Nadie pareció entender su broma, pero Lynn se detuvo justo en la rampa y miró hacia la meltran con incertidumbre. Ximena la empujó con firmeza hacia el interior del transporte lo que hizo que la chica-gato la enfrentase mientras mostraba sus dientes en forma amenazante.
—Lynn, siéntate. —dijo Tali. —Es una orden.
La Voldoriana apretó los puños y para el alivio de todos obedeció en silencio.
—¿Estamos todos? —preguntó Lina desde el asiento delantero.
—Afirmativo. —respondió Tali ocupando el asiento junto a ella. —Puedes despegar.
El transporte se elevó unos metros sobre el piso del hangar y comenzó a rotar lentamente hasta completar un giro de ciento ochenta grados. Las puertas estaban abiertas de par en par y a través de la fina luz azulada del escudo atmosférico podían ver las naves que componían la flota resaltadas sobre el fondo estrellado del espacio.
Lina aplicó un poco de potencia al mando y el transporte se movió hacia la salida mientras los ojos de la Capitán Hyle se mantenían clavados en él.
Tras despejar el hangar la nave dió una vuelta alrededor del Destructor y todos pudieron apreciar por primera vez los terribles daños que había sufrido aquella nave.
—No resistirá otra campaña. —dijo Tali sacudiendo la cabeza. —Si Hyle parte de este lugar con su tripulación en esa ruina no llegarán hasta Veiss; morirán antes en medio de la nada.
—¿No pueden reparar su nave en la Three Star? —preguntó Camila.
—No. —respondió Fritz. —Las Three Star no pueden construir ni reparar naves Zentradi… Solo los Satélites-Fábricas tienen las matrices necesarias y aún así, solo fabrican naves enteras, no piezas sueltas de repuesto; reparar la nave de Hyle requeriría fabricar todos sus componentes en forma… casi artesanal. —aseguró.
—Pero… tal vez reparaciones de emergencia tal y como hicimos tras la captura. —dijo Lynn.
—La Dumpster Fire está más allá de cualquier intento de reparación. —respondió la Jefa de Ingeniería. —Su casco está comprometido en forma crítica; podría partirse en varios pedazos no importa la cantidad de parches que apliquemos.
Todos guardaron silencio mientras Lina completaba el circuito de aproximación y se alineaba con las puertas de entrada de los enormes hangares de la Mainstream. Varios cazas variables salieron a su encuentro y los escoltaron hasta la entrada misma del hangar.
—Los Capitanes deben estar nerviosos. —dijo Camila. —El tener una nave enemiga al mando de un Zentradi "salvaje" en medio de la flota debe tener a todos en estado de alerta.
—Hyle no es una salvaje. —respondió Lynn con frialdad. —Ella anuló el acondicionamiento que le impusieron y se liberó de las cadenas de la Protocultura; es una Meltran libre.
Nadie respondió, pero en ese momento llegaron hasta la entrada del hangar y atravesaron el escudo atmosférico escoltados por un escuadrón de VF-171
El transporte se posó en la pista y de inmediato quedó rodeado por los cazas que se habían transformado a modo Battroid. Fritz observó alarmado que aquellos robots tenían sus Gunpods desplegados pero Tali lo tranquilizó mientras se quitaba los arneses de seguridad y abría la compuerta de desembarco.
—Definitivamente están nerviosos. —dijo haciendo una seña. —Desembarquen todos y formen una línea.
El grupo descendió por la rampa en orden y tal como había ordenado la meltran hicieron una fila a un lado de la nave. Pronto vieron como un vehículo se acercaba hacia ellos y por la escolta que llevaba no tardaron en descubrir quien era.
Homs y su Segundo al mando, la Oficial Sandy Rivera se encontraban a bordo de aquel transporte, pero no venian solos; en el asiento de atrás vieron que los acompañaba una mujer vestida con un mameluco naranja. Los tres se bajaron del vehículo una vez que estuvieron a unos pocos metros de los gigantes y Tali ordenó que todos se pusieran en posición de firmes. Lucy se materializó junto a Fritz y también se colocó en posición firme como los demás.
—¡Saluden! —ordenó Tali.
El grupo saludó al unísono mientras los recien llegados contestaban de la misma forma… salvo la mujer de extraño aspecto que permaneció en silencio detrás de los oficiales.
—En descanso. —dijo Homs bajando el brazo.
Todos se pusieron en cuclillas para ver mejor mientras el Capitán de la Mainstream se aseguraba que todos podían escucharlo por medio de los aparatos que tenían en los oidos.
—El Capitán Owen nos informó que la misión fué un éxito. —dijo. —Buen trabajo; sabiamos que podiamos contar con ustedes.
—Gracias, Capitán. —respondió Tali. —Logramos completar la misión, pero me temo que estamos ante un peligro aún mayor. —dijo.
El hombre la miró con seriedad. —Por el tono de voz de Owen me imaginé que no todo había salido a pedir de boca. —dijo. —Cuando detectamos la explosión en el Nexus pensamos lo peor.
—Sea lo que sea que se imaginó, seguramente se queda corto en comparación a lo mal que está la situación ahora. —dijo Fritz sacudiendo la cabeza.
—¿Qué pasó allá afuera? —preguntó la Oficial Rivera pero Homs la interrumpió. —Ya lo sabremos durante el Debriefing. —dijo. —Será mejor que vayan a las cámaras de Micronización y tomen un pequeño descanso; los Capitanes están impacientes por escuchar lo que pasó en el Nexus.
La mujer desconocida que había llegado con Homs y Rivera dió un paso al frente. —Así que ustedes fueron la tripulación del Destructor. —dijo.
Rápidamente todos cayeron en cuenta que la voz de la mujer provenía de la traducción automática del dispositivo que tenían en los oídos.
—Usted es… ¡Oh! —exclamó Camila.
—Una de las meltrans de la tripulación original del Destructor. —dijo Tali.
La guerrera hizo el saludo meltran llevándose el puño al pecho izquierdo. —Mi nombre es Zlyna Ciento Veinticuatro, soy la Oficial de Navegación y la Segunda al Mando de la tripulación de la nave asignada al Escuadrón de Reconocimiento 377.
—¡Hyle nos habló de usted!. —dijo Lynn rompiendo el silencio.
Para la sorpresa de todos, vieron que la meltran sonreía. —Gracias por haberla traído de vuelta. —dijo. —Esperaba verla con ustedes, pero realmente no me sorprende que haya decidido permanecer a bordo de su nave… es lo que yo hubiera hecho en su lugar.
—La Oficial Zlyna está al tanto de la operación y ha colaborado con nosotros mientras ustedes realizaban su incursión al Nexus. —explicó Sandy.
Homs se cruzó de brazos. —Por el momento será mejor que vayan a descansar un poco. —insistió. —Tendremos mucho que resolver en los próximos días, incluidas las decisiones que tendremos que tomar con respecto a la Capitán Hyle y su tripulación. —dijo.
Nadie tenía ganas de desobedecer una orden directa del Capitán Homs por lo que se incorporaron y saludaron a los oficiales (y a Zlyna) que se retiraron en el vehículo que los había traído. De inmediato fueron escoltados por los Battroids hasta las vainas de micronización, en donde tomaron turnos para someterse al proceso de encogimiento.
El proceso duró varias horas, durante las cuales el grupo se turnó en usar las dos vainas de micronización que estaban instaladas en la Mainstream. Tras regresar a su tamaño normal, los compañeros pudieron descansar unas pocas horas en sus camarotes, pero tal y como había expresado Homs, no les permitieron relajarse por mucho tiempo. No habían pasado ni siquiera diez horas del regreso de la Dumpster Fire cuando el grupo fué convocado a reunirse con todos los capitanes de la flota a bordo de la Planck.
La seguridad se había reforzado considerablemente. Los seis compañeros llegaron escoltados a la sala de conferencias por una docena de soldados fuertemente armados. Allí ocuparon uno de los extremos de la larga mesa en donde se habían reunido todos los capitanes. Vieron a Owen y Jarvis sentados y apenas pudieron dirigirle un fugaz saludo antes de que todos guardaran silencio.
—Gracias a todos por venir. —comenzó a hablar el Capitán Tristan J. Hawk una vez que todos estuvieron sentados en su sitio. —Como ya la mayoría ya estará al tanto, la misión que realizó el equipo de la Bramante ha sido un éxito.
Varios murmullos se escucharon en la sala y todas las miradas se clavaron en los miembros del equipo. Ni Owen ni Jarvis reaccionaron a las palabras del viejo Capitán.
—No obstante. —continuó hablando el veterano oficial. —Aparentemente la situación ha cambiado… los hombres del Capitán Owen aún no han hecho el Debriefing de su misión, por lo que será mejor que lo hagan ahora y podamos entender mejor a lo que nos enfrentamos… Oficial Tali.
—Si, Señor. —respondió la Meltran poniéndose de pie.
—¿Podría realizar su informe en forma oral para todos nosotros? —preguntó.
—Será un placer, Señor.
Tali entonces comenzó a narrar los pormenores de la misión, desde el exacto momento en el que se separaron de la flota hasta el momento en que la Bramante los escoltó hasta su actual posición… y no fué una historia breve.
Según la hora estándar galáctica la tarde había pasado ya hace rato y Tali ni siquiera había logrado narrar la mitad de los acontecimientos. Fueron necesarias más de cuatro horas para que todos los integrantes del equipo dieran su informe, que fué cuidadosamente registrado por los escribas de cada uno de los capitanes presentes. Se les permitió a cada uno de ellos dar su propia versión de los hechos, lo que sirvió para recrear por completo los dramáticos acontecimientos acaecidos en el Nexus y el resultado, aparentemente exitoso de la misión.
Por supuesto, Veiss y su Bio-Arma causaron un shock entre los miembros de la fuerza. El saber de la existencia de un superviviente de la Protocultura a los mandos de una de aquellas legendarias armas fué un duro golpe para la moral de aquellos hombres.
—Si al menos pudiéramos localizar a Basara o a los miembros de Fire Bomber. —dijo el Capitán Chloe, del Acorazado Hornet. —¿Cómo podemos lidiar con un Protodeviln si no tenemos un Anima Spiritia entre nosotros?
—Ni siquiera sabemos si las canciones de Fire Bomber podrían funcionar contra esa cosa. —respondió Jarvis. —Esa Bio-Arma no es uno de esos seres dimensionales llegados desde otra dimensión, tal vez no reaccione a la Spiritia tal y como lo hicieron Geppernitch y sus aliados.
El Capitán Hawk suspiró. —El verdadero peligro es esa Veiss. —dijo abriendo los ojos. —Si comprendí bien, tiene las habilidades de una Cantante Estelar y por ende puede controlar a los Zentradi; si se hace del control de un par de flotas principales, no necesitará de esa Bio-Arma para exterminarnos por completo y para peor…
—Conoce la ubicación del Planeta Tierra. —dijo Homs.
—Debura. —exclamó el Capitán del Heracles. —No tenemos otra opción que detenerla antes que logre amasar una fuerza propia.
Los oficiales discutieron entre sí acaloradamente. Era evidente que tenían que lidiar con Veiss de forma inmediata; el tiempo ahora jugaba en contra de la Humanidad.
—¿Qué hay de la misión original? —preguntó el Capitán de la Naginata. —¿Podemos usar la bacteria FOLD para pacificar a los Zentradis antes que Veiss tome el control?
—Eso no servirá de nada. —aseguró Tali. —Esa hija de… perdón, Veiss fué capaz de dominarme a mí con su canto y soy una meltran perfectamente asimilada a la Cultura. —explicó.
—Tali tiene razón. —corroboró Von Neumann también poniéndose de pie. —Desconocemos el mecanismo del Canto Estelar sobre la mente de los Zentradi, pero es claro que actúa directamente sobre la consciencia de los guerreros y no es afectado por ninguna barrera psicológica que un individuo en contacto con la cultura pueda desarrollar.
Mientras tanto, las imágenes obtenidas por Von Neumann y Lucy en el Nexus fueron proyectadas en las pantallas de la sala de conferencias. El aspecto aterrador de la Bio-Arma había causado escalofríos incluso a los más veteranos de los oficiales.
—Tenemos que atacar ahora. —dijo el Capitán del Portanaves Achilles. —Antes que repare el daño causado por los hombres de la Bramante o logre controlar una flota Zentradi y la lance contra nosotros o el planeta Tierra.
—No tenemos el poder de fuego para enfrentar a una Superfortaleza. —respondió el Capitán de la Fragata Halberd. —Y menos contra una que tenga múltiples cañones dimensionales y pueda dispararlos en simultáneo; seremos reducidos a átomos en cuanto nos acerquemos a esa cosa.
—Entonces atacaremos por sorpresa… y usaremos los Dimensional Eaters a quemarropa si es necesario. —dijo Hawk bajando la voz.
El silencio en la sala fué total y el aire se volvió tan frío y denso que podía cortarse con un cuchillo.
—Un ataque suicida. —dijo Owen juntando ambas manos sobre la mesa
Una veintena de miradas se cruzaron nerviosamente. Nadie se animaba a hablar o comentar sobre lo que Hawk acababa de decir.
El veterano Capitán suspiró y miró hacia donde estaban los miembros del equipo que habian realizado la misión de infiltración. —Creo que es el momento de hablar de ese destructor meltran y su tripulación. —dijo lanzando una mirada fría hacia la jefa de Ingeniería.
Una sombra de preocupación cruzó el rostro de Ximena. —¿A que se refiere? —preguntó desde su asiento.
—A que la Capitán Hyle parece estar dispuesta a todo para detener a esa Veiss. —explicó. —Propongo que reparemos su nave y le demos todo lo necesario para que cumpla su deseo de venganza.
Homs se puso de pié de golpe. —¿Quiere usar a esas Meltrans en un ataque suicida? —exclamó poniéndose pálido. —¡Eso… eso es…!
Lynn había permanecido en silencio durante toda la reunión y solo había hablado cuando llegó su turno de narrar lo que había sucedido con Hyle durante el tiempo que pasó en la vaina del Núcleo y sirviera como fuente de energía para despertar al Devlin, pero no podía estar más tiempo callada. Se incorporó de golpe mientras su cola y orejas erizadas atrajeron la atención de todos. —¡¿Están locos?! —gritó a todo pulmón —¡No pueden hacer eso!
De pronto estalló una tormenta de gritos y maldiciones en todo el salón. Todos hablaban simultáneamente y el tono de la discusión pronto alcanzó un límite peligroso.
—¡Silencio! —pidió el Capitán Hawk golpeando la mesa.
Fritz se puso tras Lynn y la sostuvo con dificultad. —¡Lynn! ¡Tienes que calmarte!
—¡Asesinos! ¡¿Por qué no se ofrecen ustedes?! —gritó la chica-gato agitando el puño en dirección al Capitán Hawk.
—¡Suficiente! —gritó el veterano capitán con el rostro completamente rojo por la ira. —¡Capitán Owen, controle a sus subordinados o me veré obligado a…!
Tali se puso de pie y en un movimiento extremadamente veloz lanzó un puñetazo al estómago de la Voldoriense. La chica-gato expulsó todo el aire de los pulmones de golpe y ahogando un grito de dolor se desmayó en los brazos del Profesor Von Neumann.
—Disculpen a la Cabo Lynn. —dijo Tali dirigiéndose hacia el Capitán Hawk. —Aún está en adiestramiento.
—Es violenta como una gata salvaje. —dijo el oficial recuperando la compostura. —No comprendo por que decidieron llevar a un cadete inexperto como ella en una misión tan importante… en fin. —dijo volviéndose a los demás mientras dos guardias llevaban a la inconsciente Lynn hacia la salida. —Esa tal Hyle dice negarse a hacer una tregua con nosotros y nos considera sus enemigos. ¿Es verdad?
—Es así. —respondió Tali. —Solo el odio y deseo de venganza contra Veiss es lo que mantiene su posición neutral hacia nosotros.
Hawk suspiró. —Más razón entonces para que sean ellas quienes realicen esa misión. —dijo. —Que Hyle y su tripulación cumplan su deseo y liberen a la galaxia de un peligro inimaginable… nosotros no interferiremos con su objetivo, pero las ayudaremos dándole el arma que necesitan ¿Pero cómo podremos convencerlas para que acepten?
—Con la verdad. —dijo Owen reprimiendo la ira. Todos los rostros se volvieron hacia él. —Hyle fué engañada dos veces; por nuestros hombres y por Veiss; no se dejará engañar una tercera vez; si realmente quiere llevar a cabo este plan despreciable, solo con la verdad podrá convencer a esa guerrera, de lo contrario sólo obtendrá su cólera.
—La verdad. —repitió Hawk como sopesando aquella palabra. —Qué concepto tan devaluado hoy en día. —dijo suspirando.
