Boris se llevó la mano al pecho para asegurarse que el corazón había vuelto a latir. La transmisión en directo que Lucy estaba enviando desde el destructor meltran acababa de mostrar el momento en el que Owen y Tali salían volando desde la mesa y eran atrapados en pleno vuelo por la Capitán Hyle.
—Hijas de puta… casi los matan. —dijo Jarvis apretando los puños. —Fué un maldito error dejarlos ir solos a esa nave en forma micrón. —afirmó reprimiendo la ira.
—¿Qué hacemos? —preguntó Gabriel desde su consola. —¿Enviamos a Delta?
—No. —respondió el enorme oficial. —Podríamos empeorar las cosas… aún más.
—Si esas meltran aplastan a nuestro Capitán, ya no habrá nada más que puedan hacer para escalar la situación. —señaló Boris.
Al ver que sus compañeros estaban bien y que la tensión se había relajado un poco en la nave enemiga, los oficiales del puente de mando de la Bramante pudieron respirar aliviados.
—Continuaremos monitoreando la situación… por ahora. —dijo el Segundo Oficial.
Zlyna se levantó de entre los restos de la mesa y tras recuperarse de la sorpresa comenzó a remover entre lo que quedaba del mueble y tras levantar el trozo más grande lo colocó encima de una caja de suministros improvisando una nueva mesa. Hyle depositó a los micrones de la forma más cuidadosa que puso y ambas meltrans se sentaron a cada lado del improvisado mueble.
—Debí haber imaginado que ese truco no funcionaria con usted, Capitán. —observó la guerrera.
Hyle se cruzó de brazos. —Al principio me confundió mucho, pero no comprendí exactamente su significado, y la soldado esa con las… orejas extrañas. —mientras decía eso se había llevado las manos a la cabeza para intentar explicar las orejas de Lynn.
—Ella intentó explicarme, pero dijo que carecía de experiencia.
Tali soltó una disimulada risa lo que le ganó una mirada de reprimenda del Capitán Owen.
—Es un tipo de ritual muy arraigado en la cultura humana. —explicó Zlyna. —Pero por lo que pude investigar tiene un efecto abrumador en ciertos Zentradis, valía la pena intentarlo. —dijo.
Hyle la miró detenidamente. —¿Es peligrosa la cultura? —preguntó.
—Si. —reconoció la guerrera. —Ciertamente puede ser utilizada como arma y he visto ejemplos de los humanos usándolo contra nosotros, pero una vez que somos expuestas a ella, la perspectiva de perderla es peor que la de perder una batalla. —reconoció.
—¿Y dices que lo que nosotras experimentamos mientras protegiamos el Nexus fué algo similar?
—Aparentemente todas las criaturas conscientes generan cultura de una u otra forma, pero los Zentradi fuimos programados para suprimirla por completo. Lo que vivimos durante todo ese tiempo fué la degradación de esas barreras; los Humanos fueron la gota final. —aseguró.
La meltran guardó silencio mientras examinaba a los dos micrones que la observaban desde la mesa. —¿Qué opinas? —preguntó al final sin poder llegar a una decisión.
—Opino que Veiss es nuestra prioridad absoluta. —respondió Zlyna. —Es la principal enemiga de los Zentradi y si lo que leí del informe es correcto, su objetivo es destruirnos por completo; comparado con su amenaza, la de los Humanos es casi insignificante…
—Ellos ya acabaron con varias flotas de los nuestros. —recordó Hyle.
—Cierto, pero su doctrina de combate no implica la destrucción de los Zentradi, si no su liberación del influjo de la Protocultura.
La Capitán Hyle suspiró. —Ya no hay Nexus que defender, nuestra única opción es vengar la muerte de Noigolk Dah y la de todos nuestros compañeros de armas.
—Es lo mismo que yo dije al terminar de leer ese informe. —aseguró su compañera.
—Quiero verlo. —ordenó Hyle.
Zlyna tomó su Pad y lo colocó frente a su Capitán. —Tiene para varias horas. —dijo. —¿No quiere mejor ocuparse de nuestros invitados? Estoy segura que ambos apreciarán que primero escuchemos lo que tienen que decir.
Hyle bajó la vista y miró a Owen a los ojos. —Hable. —ordenó.
El Capitan Owen se aclaró la garganta. —Nuestra Flota y especialmente nuestro planeta natal también están amenazados por Veiss. —dijo el veterano oficial con voz firme. —Si la cooperación entre ustedes y nuestras fuerzas no es posible, al menos permitan que ayudemos a que recuperen la capacidad de combate; fuimos responsables de haber separado a usted de su tripulación así que le regresaremos a sus combatientes y reaprovisionaremos su nave para que pueda enfrentarse a Veiss, aunque…
—Esta nave no está en condiciones de combate. —dijo Tali con brutal franqueza. —Ni siquiera creo que pueda volver a hacer un FOLD sin partirse en varios pedazos.
Hyle le lanzó una mirada cortante, pero Zlyna asintió. —La Meltran-Micrón tiene razón. —dijo. —Por lo que pude observar del casco desde el exterior, creo que esta vieja nave ya no puede más.
—Nosotros podemos facilitarles una de nuestras naves. —dijo Owen. —Pero para ello deberían someterse al proceso de Micronización y…
—Me niego rotundamente a eso. —dijo Hyle cruzándose de brazos. —No me volveré algo diminuto como esos micrones.
Tali y Owen intercambiaron miradas. ¿Qué otra cosa podían hacer?
—¿Qué hay de… reparaciones? —preguntó Zlyna. —Ustedes tienen una de esas factorías que puede devolver la capacidad de combate a las naves dañadas… ¿Pueden hacer algo con este destructor? —preguntó.
—Solo podemos hacer reparaciones limitadas. —explicó Tali. —Nuestra nave factoría tiene diques automáticos que pueden reparar o construir desde cero a nuestras naves en cuestión de días, pero no está diseñada para hacerlo con embarcaciones de la armada Zentradi. Una reparación mayor como la que esta nave necesita requeriría de modificaciones exhaustivas… podríamos demorar meses solamente para preparar los planos y…
—No tenemos meses. —dijo el Capitán de la Bramante. —¿Qué otra alternativa tenemos?
Tali pensó aquello durante varios segundos. —Podríamos buscar uno de los Satélites-Fábricas automáticos que tenemos activos en la galaxia… pero hacerlo en medio de la ofensiva general Zentradi es una locura; tampoco podemos mover a este Destructor de su sitio; deberíamos traer todo el Satélite-Fábrica hasta aquí… cosa que es logísticamente imposible.
—Dejando de lado eso. —dijo Hyle interrumpiendo. —¿Qué hay de las armas? ¿Cómo podrían ustedes ayudarnos contra la Super-Fortaleza que controla Veiss y ese Devlin? —preguntó.
Una sombra de preocupación cruzó el semblante de Owen. —Tenemos un arma que puede destruir esa cosa de un solo golpe. —dijo.
Las dos Meltrans se inclinaron sobre él. —Habla. —exigió Hyle.
—Se llama Dimensional Eater. —explicó Owen mientras usaba su Pad para proyectar un enorme holograma sobre su cabeza. —Es un tipo de bomba con capacidad de destrucción vía aniquilación de Quarks Ultrapesados; puede acabar fácilmente con cualquier cosa en su radio de acción.
—¿Cuál es el radio de acción? —preguntó Zlyna.
—Puede destruir un planeta rocoso con facilidad. —explicó Owen proyectando la imagen de un planeta deshabitado usado como blanco para el testeo de la peligrosa arma. —Aunque teóricamente se puede aumentar su radio de efectividad aún más, siempre y cuando se le suministre la energía adecuada.
Las dos meltran observaron en silencio como la esfera negra de aniquilación devoraba por completo el planeta que aparecía en la pantalla del holograma.
—¿Y ustedes van a darnos esa arma? —preguntó Hyle una vez que la imagen se desvaneciera en el aire.
—Si… pero solo con una condición. —dijo Owen tragando saliva. —Aunque yo me opuse a ello.
—¿Qué condición? —preguntó Zlyna.
—Que el Dimensional Eater esté instalado en forma inamovible en su nave… y solo ustedes puedan activarlo. —respondió Owen.
—Un arma suicida. —dijo Hyle. —Quieren transformar nuestra nave en una bomba.
—Básicamente —respondió Tali. —Pero no es necesario que ustedes se sacrifiquen… la nave puede ser volada remotamente tal y como lo hicimos durante nuestro escape y el DE puede activarse desde una distancia segura.
Las dos meltrans volvieron a intercambiar miradas. —¿Tu qué opinas? —preguntó Hyle al cabo de unos minutos.
Zlyna se cruzó de brazos. —Si solo tenemos una chance de volar a esa Veiss de la galaxia, no podemos arriesgarnos a dejar esta nave en piloto automático.
—Opino exactamente igual. —dijo la Capitana Hyle. —Nada me haría más feliz que volarla en mil pedazos justo bajo su nariz, sacrificándonos en el nombre de toda nuestra raza.
La Segundo al Mando de Hyle se volvió hacia los micronianos. —Aceptamos su oferta. —dijo. —Usaremos su arma para destruir a Veiss.
Owen apretó los puños. —Tali tiene razón; no es necesario su sacrificio… tal vez exista una forma de…
—No recibiré lecciones de como luchar por parte de un microniano. —dijo con firmeza la gigante. —Acepto su regalo como compensación de habernos utilizado en sus planes, pero lo usaremos a nuestro modo.
El Capitán de la Bramante comprendió que estaba ante un callejón sin salida; había hecho todo lo posible en esa situación. —Ahora solo queda resolver el tema de esta nave. —dijo. —Si las reparaciones no son posibles, la única opción que nos queda es conseguir otro destructor en mejores condiciones para que usted y su tripulación puedan usar…
—Un segundo. —dijo Tali apoyando la mano en el hombro de Owen. —Tal vez… déjeme hablar con el Jefe Aichi.
Owen la miró intrigado pero activó su Pad y se comunicó con la fragata. —Establezcan una comunicación directa con el Jefe Aichi y ponganlo en pantalla
Pasó algo así como un minuto y el holograma de Lucy apareció sobre la pantalla del Pad de Owen. —El Jefe Aichi estará en contacto pronto. —informó la IA.
—Será mejor que agrandes tu avatar, o nuestras camaradas no podrán verte. —advirtió Tali.
Lucy asintió y tras desaparecer su avatar adquirió el tamaño completo de una meltran. Hyle no se inmutó en absoluto, pero Zlyna se incorporó bruscamente.
—Ella es la que voló la nave y la estrelló contra Veiss. —explicó la meltrán haciendo un gesto con la mano hacia su subordinada. —Es una especie de programa de computadora.
—Si… recuerdo que la mencionaban en el informe. —respondió la guerrera volviendo a tomar asiento. —¿Significa eso que los Humanos tienen aún el control de esta nave? —preguntó lanzando una mirada desconfiada a la IA.
—Si. —respondió Hyle. —Ellos no lo han mencionado por cierto. —dijo mirando a los dos micrones sobre la mesa.
Owen se cruzó de brazos. —Lucy. —dijo levantando la vista hacia el holograma.
—¿Sí, Capitán?
—¿Hay código tuyo instalado en las computadoras de esta nave? ¿Puedes funcionar por tu cuenta si el Destructor se aleja de la flota?
—Solo el protocolo de datos y direcciones de memoria residuales… no, no hay ejecutables y librerías de datos instaladas en las computadoras de esta nave. —aseguró.
Owen asintió y se dirigió hacia Hyle. —Puedo ordenar a mi Oficial de Sistemas que borre cualquier dato relacionado con Lucy de su nave, si lo desea. —prometió. —Sin embargo, Lucy podría ser quien vuele su nave y detone la bomba sin necesidad de que ustedes tengan que sacrificarse. —advirtió.
—Solo las Meltran pueden volar esta nave. —dijo Hyle con altivez. —No dejaré que nuestros enemigos tengan control sobre nosotras otra vez; nadie va a quitarnos el privilegio de entrar a la batalla y dar nuestras vidas por la causa.
Owen asintió con la cabeza. —Entiendo. Nadie tocará su nave sin su autorización, yo mismo responderé por ello.
La meltran asintió en silencio. En ese momento una nueva pantalla con el rostro del veterano Jefe de mecánicos apareció junto al holograma de Lucy. —Capitán. —dijo el hombre realizando el saludo castrense. —¿En qué puedo ayudarle?
Tali dió un paso al frente. —Usted está familiarizado con la Three Star que tenemos en la flota. ¿Verdad?
—¿Se refiere a la ? Si, es una Three Star de Tercera generación. ¿Qué necesita saber de ella? —preguntó intrigado Aichi.
—El Alto mando nos ha encomendado la misión de reparar y aprovisionar el Destructor Meltran que usamos en la Operación. —explicó la mujer. —Sin disponer de las matrices de construcción y los planos de diseño… ¿Qué tan complicado puede ser? —preguntó.
—Depende del daño. —respondió Aichi rascándose la nuca. —¿Tienes un reporte que pueda examinar?
Tali extrajo su Pad y tras localizar el informe que buscaba lo envió con un gesto de la mano hacia la pantalla en donde se encontraba el Jefe de los Mecánicos. —Velo por ti mismo.
Una vista esquemática se abrió en una nueva ventana y todos pudieron ver dibujos detallados del Destructor en todas sus vistas. Todos los daños que Tali había observado y catalogado se encontraban marcados y señalizados en rojo.
—¡Por las barbas de mi abuelo…! ¡Esa cosa está prácticamente partida en pedazos! —exclamó el hombre al observar los daños. —La quilla está comprometida estructuralmente en múltiples secciones, esa cosa se sostiene entera solamente por la estructura del casco! —exclamó.
—¿Puede arreglarse? —preguntó Owen mirando el rostro inexpresivo de ambas meltrans.
—¿Es una broma? —preguntó a su vez el Jefe Aichi. —Esa cosa no sirve ni para usar de blanco de pruebas. —aseguró.
—Es lo mismo que le dije al Capitán. —aclaró Tali.
Aichi sacudió la cabeza mientras se cruzaba de brazos. —Una reparación implicaría desarmar por completo esa nave y reconstruirla por completo desde su esqueleto… sin los planos originales tendríamos que invertir semanas en medir y registrar cada parte de la nave y meses enteros diseñando y creando las herramientas para construir a nuevo las partes que no pueden ser reparadas… yo diría un año como mínimo. —afirmó el hombre.
—No tenemos un año, ni siquiera sabemos si tenemos quince días. —le recriminó Owen.
Tali meditó aquello y de pronto pareció recordar algo. —Jefe Aichi… Usted dice que hay que desarmar la nave para estudiar sus componentes a fin de repararla.
—Correcto. —confirmó el hombre.
—Eso… eso ya se ha hecho antes. —recordó la Jefa de Ingeniería.
Aichi la miró desconcertado. —¿Antes…? ¿Te refieres a…?
—La ASS-1. —dijo Tali. —Era originalmente un Destructor bastante similar a la «Dumpster Fire».
—Es cierto, pero la ASS-1 no fué reconstruida, fué rediseñada.
—¿Y que nos impide a nosotros hacer lo mismo? —preguntó entusiasmada Tali volviéndose hacia su Capitán. —¿Y si sometemos a la «Dumpster Fire» al mismo proceso?
Owen la miró con seriedad. —¿Quieres convertir al Destructor Meltran a un Clase SDF-N? —preguntó.
La Jefa de Ingeniería volvió sus ojos hacia el Jefe Aichi. —¿Cree que es posible? ¿Está preparada la para construir un SDF-N a partir de esta chatarra?
Aichi meditó aquello por varios minutos. —Podría funcionar. —dijo finalmente. —Las SDF-N usan cascos modulares; la nave está formada por varias secciones articuladas entre sí; eso haría mucho más fácil el adaptar el ya de por sí debilitado casco de la «Dumpster Fire». —el hombre miró hacia la cámara, pero Tali sabía que en realidad se estaba dirigiendo hacia su Capitán.
—Si, creo que eso podría funcionar. —dijo. —La puede fabricar todas las partes necesarias de la clase SDF-N, solo necesitariamos averiguar la mejor forma de adaptarlas al Destructor ya que no es del todo igual a la ASS-1.
—Kit-Bashing. —dijo Tali con una carcajada. Las meltrans le lanzaron miradas confundidas.
—Capitán Hyle. —dijo Owen mirando hacia las guerreras. —Podremos reparar su nave y aumentar sus capacidades de combate, aunque me temo que se tratará de una modificación drástica del diseño original; no obstante dejaremos el puente de mando y los acomodamientos originales para que usted y su tripulación puedan utilizarlos sin necesidad de someterse a la Micronización.
La guerrera le devolvió una mirada fría. —¿Que es un "Clase SDF-N"? —preguntó.
—Algo completamente alucinante. —respondió Tali guiñando un ojo. —Ya lo verá.
.
.
.
.
Los trabajos de reconversión comenzaron al día siguiente; a pesar de la poca predisposición de Hyle, finalmente Zlyna la convenció para que abandonara la vieja nave y se alojase temporalmente con ella en la «Mainstream».
Ambas meltrans conservaron su tamaño gigante y fueron acomodadas en un sector especialmente acondicionado del gigantesco hangar del portanaves, donde finalmente pudo reunirse con el resto de su tripulación.
La Capitán Hyle sufrió un pequeño shock al ver lo pequeñas que se habían vuelto las guerreras cautivas, pero no tardó mucho en acostumbrarse a su presencia. Durante todo el tiempo que duró el operativo de reparación de su nave se negó a exponerse a la cultura de los humanos y rechazó todo tipo de material audiovisual que, en sus propias palabras, "Cambiase más su predisposición hacia los Humanos".
Zlyna apoyó su decisión y ni música ni cualquier otro tipo de expresión cultural de la Humanidad sonó en el hangar en su presencia.
Varios remolcadores ocuparon posiciones alrededor del dañado destructor y lo movieron hasta la enorme nave factoria, que esperaba al paciente con su dique-astillero completamente iluminado. Las Three Star podían trabajar en una docena de proyectos simultáneos gracias a sus diques modulares, que como alas de una criatura infernal se desplegaban a ambos lados del abultado cuerpo principal, pero en ese momento todo el poderío y capacidad industrial de la gigantesca nave estarían concentrados en el destructor meltran.
La pequeña nave quedó anclada en el muelle principal y rápidamente el resto de los astilleros se cerraron sobre ella, como si de una enorme planta carnívora cerrara su trampa para evitar que el insecto escapara de entre sus fauces de acero.
Un enjambre de drones comenzó a fluir por una docena de aberturas a lo largo del astillero y comenzaron a cortar el maltrecho casco de la nave. Como si un ejército de pirañas o una manga de langostas se tratase, pronto el esqueleto del destructor comenzó a aparecer a medida que el casco era cortado en miles de pedazos y era llevado a las fundiciones de la para ser reciclados en nuevos materiales y componentes.
La «Dumpster Fire» pronto perdió toda forma reconocible a la vez que una especie de crisálida de andamios y estructuras de soporte crecían a su alrededor a medida que los enormes mechas de trabajo pesado reemplazaban a los drones y comenzaban a cortar los restos del esqueleto de la nave mientras que en otro sector los poderosos brazos soldadores de otros mechas creaban nuevos refuerzos y consolidaban los sectores modulares que formarian la base de la futura nave.
Del interior de la Three Star comenzaron a salir las piezas recién fabricadas. Toda la nave factoría estaba dedicada a pleno a la construcción de aquella nave y cada horno, cada prensa y cada taller de máquinas estaban trabajando a pleno y en perfecta sincronía para crear las partes necesarias para el proyecto.
Como si de una compleja sinfonía se tratara, las piezas de aquel enorme rompecabezas comenzaron a fluir hacia el astillero a medida que la construcción avanzaba y muchas de ellas aún estaban calientes tras salir de alguno de los hornos en donde las poderosas prensas hidráulicas habían dado forma al metal en medio de los atronadores sonidos de martillos neumáticos y arcos de plasma.
Al quinto día se produjo un repentino silencio y toda la actividad en la enorme nave factoría se paralizó de pronto; el acorazado «Hornet» se acercó al dique en donde se encontraba la Dumpster Fire y en medio de una fuerte operativo de seguridad comenzaron a transferir una delicada carga por medio de una de las enormes grúas del astillero.
Era por supuesto el Dimensional Eater que las meltran usarian para destruir a Veiss y a su superfortaleza; la bomba era una versión más poderosa que las cabezas de guerra convencionales que eran disparadas montadas en misiles de largo alcance, aquella era una verdadera arma táctica destinada a la destrucción planetaria y necesitaba ser montada directamente acoplada al reactor principal de la nave. Aquello no solamente garantizaría que el radio de acción de aquella arma alcanzara su máximo rango de destrucción; también volverían inútiles cualquier intento de desactivar el dispositivo o de usarlo para otro fin que no fuera el deseado por Hawk y el resto de los capitanes de la flota.
Una vez que la peligrosa carga fué instalada, el proceso de construcción continuó al mismo ritmo que antes. Solo el interior del puente de mando, el hangar y el cañón principal junto con el reactor y el generador FOLD fueron conservados, todo lo demás fué extirpado y reciclado por los hambrientos hornos de la factoria mientras nos nuevos bloques modulares comenzaron a ser instalados. Lentamente la forma de la renovada nave comenzó a surgir entre el andamiaje, creciendo día a día ante la atenta mirada de la Capitán Hyle, quien de pié junto a una enorme pantalla en el hangar de la Mainstream presenciaba los trabajos en silencio.
El Capitán Homs cumplió su promesa y lentamente comenzó a devolver a las meltrans cautivas a su tamaño original, lo que demoró varios días. Las guerreras sin embargo continuaron disfrutando de la cultura humana pero ahora estaban confinadas exclusivamente al hangar principal de la «Mainstream». Para pasar el tiempo, Owen propuso realizar ejercicios de combate entre las guerreras y los pilotos del portanaves y la «Bramante», cosa que fué aceptada con entusiasmo por Zlyna.
Pronto quedó claro la enorme diferencia de habilidad entre los ágiles y los pilotos humanos. Sólo los pilotos de Élite de la «Bramante» y unos pocos de la «Mainstream» pudieron luchar a la altura de las meltrans. Tanto el Escuadrón Alpha como Bravo lograron varias victorias contra las guerreras, pero era Delta quien superaba en puntos a ambos escuadrones debido a su trabajo en equipo.
Sorprendentemente, pronto notaron un cambio en la forma de luchar de las guerreras y las tablas comenzaron a igualarse a medida que los combates se desarrollaban cada día mientras los trabajos en la nave de la Capitán Hyle avanzaban ininterrumpidamente.
—Están aprendiendo de nosotros. —observó Jarvis mientras monitoreaba el radar de situación en donde los escuadrones de la «Bramante» y los de Hyle luchaban a unos pocos cientos de kilómetros de allí. —Han dejado de atacar en forma individual y ahora usan formaciones con roles flexibles y equipos especializados de combate en parejas.
—Esa Zlyna ha estado estudiando nuestra historia y tácticas de batalla… no me sorprende que finalmente haya comenzado a modificar sus planes de batalla para incorporar lo aprendido. —dijo Owen.
—¿No cree que esto va a poner un poco nerviosos a los demás Capitanes? —observó Boris. —Estos juegos están bien y todo, pero Hyle nos considera enemigos y la próxima vez que nos crucemos no usarán balas de fogueo. —afirmó.
Owen cruzó las manos mientras miraba la pantalla sentado en su silla de Capitán. —Hawk confía en que se volarán en pedazos contra esa tal Veiss. —dijo.
—Un total desperdicio. —dijo Jarvis sacudiendo la cabeza. —Esas meltran son increíbles, prácticamente son un escuadrón entero de ases, todas y cada una de ellas. El pensar que van a sacrificar así nomás sus vidas me hacen querer vomitar.
Una semana más tarde los trabajos de reconversión finalizaron por completo y los astilleros de la « » se abrieron como una enorme flor, revelando la renovada nave a los ojos de todos los que presenciaban aquel evento.
Toda la tripulación de la vieja nave meltran había sido devuelta a su tamaño original y aguardaban pacientemente en el ahora atestado hangar del portanaves de Homs, en donde una enorme pantalla holográfica transmitía en directo lo que estaba sucediendo en la gigantesca nave factoría.
Una docena de remolcadores se acoplaron al casco de la SDFN y comenzaron a moverla fuera del astillero en dirección a la Mainstream, que aguardaba a unos pocos kilómetros de allí. Los remolcadores condujeron la nueva nave hasta un sector apartado y tras dejarla aparcada se alejaron de vuelta hacia la Three Star. Pronto una caravana de naves de transporte comenzó a llegar simultáneamente desde varias direcciones diferentes y comenzaron a reaprovisionar el combustible, las municiones y todos los pertrechos necesarios para dejar la nave lista para el combate.
Aquello demoró un día entero y al siguiente tanto el Capitán Homs como el Capitán Owen se reunieron con Hyle en el hangar de la «Mainstream» para entregar la nueva nave a su vieja tripulación.
—Hemos cumplido con nuestra parte del acuerdo. —dijo el Capitán Homs desde una cubierta elevada dirigiéndose hacia la Capitán Hyle, quien desde el piso del hangar tenía el rostro exactamente a la altura del pequeño micrón. —Su nave ha sido aprovisionada y está lista para el combate; comenzaremos a trasladar a su tripulación de inmediato. —afirmó.
—Partiremos de inmediato. —dijo Hyle con las manos cruzadas.
—Deberían realizar pruebas de vuelo primero. —sugirió Owen, quien se encontraba de pie junto a su camarada. —El armamento de un SDFN es sustancialmente diferente del de su antiguo destructor; si quiere obtener la máxima capacidad de combate de esa nave, tienen que aprender primero como usar todos y cada uno de sus sistemas.
—Zlyna ya ha aprendido todo lo que hay que saber sobre eso. —respondió la meltran. —Practicaremos sobre la marcha, pero no perderemos ni un minuto más de tiempo; Veiss se vuelve más fuerte con cada día que pasa.
—Capitán. —dijo Zlyna junto a ella. —Creo que acorde a la costumbre es necesario darle un nombre a nuestra nave.
Hyle la miró confundida. —¿Que tiene de malo el nombre que tiene ahora? —preguntó.
—«Dumpster Fire» es un nombre humano que no refleja las actuales capacidades de nuestra nave. —respondió la Segundo al Mando. —Sugiero darle uno acorde a nuestra propia historia.
—Esta es la decimotercera SDFN que se ha construido. —recordó Homs. —No es un número que despierte mucha simpatía entre los humanos por cierto, pero tal vez les de suerte a ustedes. —dijo.
—SDFN-13. —repitió Zlyna saboreando las palabras.
—Que sea entonces SDFN-13 Khallen. —dijo el Capitán Hyle. —En memoria de nuestro fallecido Comandante.
Las meltrans lanzaron gritos de júbilo y comenzaron a aplaudir aquello. Zlyna sonrió y levantó la mano mostrando el puño cerrado. —Es una excelente idea… le demostraremos a esa hija de puta de Veiss que nuestra venganza va en serio.
No era la primera vez que Zlyna usaba insultos humanos en su vocabulario y Hyle al final había terminado por acostumbrarse. La meltran había asimilado muchísimo conocimiento de aquella extraña raza de micrones, pero por suerte hasta el momento todo había sido beneficioso para ellas.
—Buena suerte, Capitán. —dijo Homs haciendo un saludo. Owen lo imitió a su lado. —Que obtenga la victoria y la gloria en el campo de batalla.
—Gracias. —respondió la guerrera devolviendo el saludo. —No desperdiciamos la oportunidad de destruir la amenaza de Veiss, pero hubiese sido un honor para nosotras enfrentarnos a usted en combate directo.
—Yo por mi parte me alegro de no tener que hacerlo. —dijo Owen levantando ambas manos.
Hyle y Zlyna abordaron el transporte Zentradi junto al resto de las oficiales de su tripulación tras lo cual partieron en dirección a la «Khallen» seguidos por todas las armaduras de combate (Unas dos docenas) que habían sido reparadas y puestas a punto por el personal técnico del portanaves. El resto de la tripulación de Hyle abordó una improvisada nave de transporte y abandonaron la «Mainstream» en último lugar.
Las meltrans tomaron posesión de la nueva nave y no tardaron mucho en comenzar los preparativos para zarpar. Toda la flota de la NUNS mantuvo una distancia de seguridad salvo por la Bramante y Mainstream que permanecieron en las cercanías mientras guardaban silencio radial. Al cabo de varias horas un pedido de comunicación proveniente de la nave meltran entró a los canales de comunicaciones del portanaves de Homs.
—En pantalla. —ordenó el Capitán.
El rostro de Hyle apareció en la misma. Detrás de ella podía verse el reluciente puente de mando con todos las oficiales ya en sus puestos. —Cuando encontremos a Veiss reportaremos su posición e inteligencia sobre sus fuerzas, pero no permitiremos que ustedes interfieran; si nosotras fracasamos, intenten detener a Veiss de la forma que consideren adecuada, pero tengo mis serias dudas de que tengan alguna esperanza de lograrlo. —dijo.
—Entendido… buena suerte, Capitán. —dijo Homs haciendo el saludo.
La comunicación se cortó y pronto observaron como los motores principales de la nueva nave se encendían y comenzaban a avanzar lentamente. Una ventana de comunicación proveniente de la Bramante se abrió frente al puente de mando del portanaves Mainstream. —Hace años que no veiamos una clase SDFN. —dijo el veterano Capitán.
Homs se cruzó de brazos mientras observaba la transmisión en directo de la nave meltran. —A mi me sorprende más que hayan podido construir una nave tan vieja en solo quince días. —dijo. —¿Qué pasó con los ARMD? ¿No pudieron encontrar los planos? —preguntó refiriéndose a los portanaves que en las SDFN iban acoplados a cada banda del fuselaje de las enormes naves.
—Dijeron que no serían necesarios… lo más importante en esa nave es el cañón principal y su sistema de defensa de punto… si esas guerreras aprovechan la velocidad máxima y capacidad de maniobra de esa cosa, tal vez… tal vez tengan una mínima chance de éxito. —aseguró Owen.
Homs miró a su colega con preocupación. —Usted tampoco cree que sea posible. —dijo.
—No. —respondió Owen con total convicción. —Van a matarse irremediablemente, no hay chances que puedan acercarse a Veiss y detonar esa cosa lo suficientemente cerca como para que el campo de aniquilación se trague a toda la superfortaleza de golpe… ¿Que sucede, Jarvis? —preguntó mirando fuera de cámara.
—Como sea, me temo que ya es tarde para detenerlas. —dijo Homs suspirando. —Han comenzado a realizar un FOLD mientras hablamos.
Un enorme arco de energía dimensional apareció por delante de la nave de las meltrans mientras los motores principales rugían a toda potencia. El SDFN-13 Khallen se lanzó a toda velocidad y penetró el campo de luz con una explosión multicolor que iluminó a toda la flota de la NUNS que observaba su partida en silencio.
—Se han ido. —dijo Homs acomodando la gorra. —¿Sucede algo? —preguntó al ver el rostro pálido del Capitán Homs en la pantalla holográfica.
—Si. —respondió el hombre apretando ambos puños. —Acaban de informarme que el Cadete Lynn no está en su puesto… y tampoco podemos localizar al Profesor Von Neumann.
—Oh mierda. —dijo Homs llevándose una mano al rostro.
