-o-
Lo que creamos o lo que pensemos,
al final no tiene mayor importancia.
Lo único que realmente importa,
es lo que hacemos.
- John Ruskin
-o-
c12- The Shadow of the Past (La sombra del pasado)
Sakura detuvo su relato con un sonoro clic de su mandíbula.
Llevaba no menos de veinticinco minutos hablando sin pausa y, aunque su audiencia de dos no le quitaba la vista de encima, ella no estaba encontrando las espectaculares reacciones que esperaba a palabras como: "el Consejo de Konoha ordenó la masacre Uchiha".
De Kakashi era de esperarse. Con el rostro cubierto por completo, excepto por ese ojo perpetuamente flojo, no había mucho con que trabajar para determinar el impacto que la historia estaba teniendo en él. Solo en el campo de batalla ella veía despertar sus ojos con una intensidad que decía mucho más de lo que la mayor parte de sus enemigos quería escuchar.
De Tsunade, en cambio, era inesperada la extraña serenidad que la dominaba, recostada casi plácidamente contra el respaldar de su silla, los dedos cruzados sobre su regazo, las facciones relajadas. Esta era la mujer que había destruido un edificio de tres plantas solo porque un parroquiano borracho la llamó vieja entre dientes.
Sakura carraspeó un poco.
"¿Por qué tengo la impresión de que nada de lo que estoy diciendo le sorprende, Shishou?"
Tsunade la miró por unos segundos, como calculando qué decir, antes de ponerse de pie y caminar hacia el ventanal tras su escritorio, optando por no decir nada. Algo en su forma de moverse delataba que, por toda su apariencia de veinteañera, la reina de las babosas ya estaba sobre los cincuenta.
Nada se escuchó entonces en la oficina salvo el zumbido permanente de la actividad en la torre, que subía desde los pisos inferiores. Sakura cambió su peso de un pie a otro y se secó con el dorso de la mano el sudor que le empapaba la frente. Después de dos días de viaje sin descanso, los pies le estaban matando, estaba sudando profusamente y en urgente necesidad de un baño largo, seguido de cuarenta y dos horas de descanso ininterrumpido.
Nada parecía más lejos, mientras miraba a la Hokage tomarse su tiempo. Esperar nunca había sido su fuerte, pero el protocolo le exigía mantenerse allí, en postura de atención hasta ser despedida por su superior.
Sakura miró de reojo al copyninja, un par de metros a su derecha, y le encontró más interesado en estudiar el techo que en la respuesta que pudiera dar Tsunade. Luego echó un vistazo rápido hacia la entrada de la oficina; tras la puerta estaban los cinco ANBU que la habían interceptado antes de llegar a la aldea y que la escoltaron hasta la torre. Ahora la esperaban para llevársela detenida, si las cosas no salían bien con su reporte. Después de todo, había desobedecido las ordenes de su líder de equipo, se había desviado del objetivo de su misión sin autorización, había tomado decisiones muy por encima de su rango y se había ausentado de la aldea por siete días. Ahora tenía que dar cuenta de cada segundo de tiempo a satisfacción o enfrentar las consecuencias.
Y en la normativa ninja, todo lo que había hecho podía interpretarse como una traición.
"Hay documentos clasificados que solo puede leer quien sea designado como Hokage".
La voz potente de Tsunade cortó el silencio como un relámpago, haciéndola saltar.
"Son escritos por los Hokages anteriores, donde muchas cosas que no pueden decirse oficialmente, quedan registradas".
Cuando se dio la vuelta, Sakura lo vio claramente en sus ojos antes de escucharlo. "No conocía algunos de los detalles que has expuesto, pero ya estaba al tanto de la decisión y sus consecuencias".
Sabía que tenía la boca abierta como una tonta, pero no podía contenerse. Miró de inmediato en dirección a Kakashi-sensei, esperando ver su reacción, pero él tampoco parecía sorprendido. "Yo solo tengo buen olfato" le explicó, dándole a su nariz un par de golpecitos con el dedo.
Claro que el copyninja se olía una conspiración en todos los asuntos al menos tres veces por semana. A la luz de los hechos que Sakura había descubierto, tal vez su conocida paranoia estaba más que justificada.
"¿Por qué Shishou? ¿Por qué si lo sabía, no hizo nada?" preguntó, cuando por fin logró salir de su estupor.
"¿Y qué crees que podría hacer yo al respecto, hm?"
Para Sakura era inconcebible no hacer nada, pero la verdad ella no sabría ni por dónde empezar para hacer algo, si es que se podía. Aun así, Tsunade esperaba su respuesta cruzada de brazos, marcando el tiempo con el golpear de su tacón.
"No lo sé… es que… ¡todo esto es tan injusto!"
"¿Y qué tiene que ver la justicia en todo esto?"
La kunoichi se reprendió mentalmente enseguida. Vaya manera de sonar como una niña ignorante metiendo las narices en los asuntos de los adultos.
"Lamentablemente, no tenemos tiempo ahora para una lección en política, o para ir con detalle sobre el resto de tu reporte". La Hokage hizo un ademán impaciente con la mano en su dirección. "Dime los puntos importantes de la información que has recopilado. Ya tendremos tiempo de expliques tu comportamiento y todo lo que pasó desde que te separaste de tu equipo".
Eso sonaba demasiado como una amenaza y Sakura tragó grueso tratando de ordenar las ideas en su cabeza. Itachi le había pedido que denunciase a Danzo como el enemigo interno de la aldea, y eso era lo primero que iba a hacer.
Estirándose un poco más en su postura firme, retomó el hilo de su reporte.
"Si ya estaba enterada de la verdad, entonces también sabe que Danzo es quien provocó la masacre".
"¡Ja! Ese malnacido está detrás de todo lo que pasa en esta aldea, como una piedra permanente al fondo de mis sandalias". Tsunade se dejó caer en su asiento, y con ella parecía ir todo el peso de la aldea sobre sus hombros. "Si tienes algo que pueda usar en su contra, Sakura, este es el momento de decirlo".
"No exactamente… Danzo ha ganado el control sobre el Sharingan".
Eso sí que pareció darle pausa a sus dos mentores, que intercambiaron una mirada preocupada.
"Nunca ha sido un secreto su interés en el Sharingan", respondió Kakashi, cruzándose de brazos, "sin embargo, no tenemos evidencia de que lo haya conseguido".
Tsunade dejó salir un bufido. "Y no por falta de intentos, claro".
Sakura tenía mucha curiosidad por saber más respecto a esos intentos. "De acuerdo a Itachi, Danzo ya ha logrado controlarlo de algún modo. En el pasado lo usó para lograr el favor del Consejo y su control solo ha mejorado con los años. Es posible que tenga muchos sharingans y distintas técnicas a su disposición".
"No imagino como algo así sería posible…" el copyninja rascaba desconcertado su barbilla, mientras Tsunade sí que parecía estar imaginando cada una de las mil formas con las que quería despachar a Danzo, si tal cosa fuese posible.
El líder de Root era prácticamente intocable por sus conexiones con los clanes más importantes y ortodoxos del país de fuego, incluyendo al Daimyo y su facción en la aldea, quienes financiaban sus actividades para mantener un status quo que les traía grandes beneficios. Ahora Sakura estaba por sumar un problema más a la ya precaria situación.
"Y hay algo más que deben saber sobre el Sharingan".
A medida que contó los detalles de la maldición y las ceremonias secretas que alimentaban su poder, la Tsunade abandonó toda pretensión de formalidad y sacó una botella de algún lugar de su escritorio para servirse un trago. Hasta el copyninja lucía un poco más pálido de lo normal.
"Eso explica más de lo que hubiera querido saber" dijo, frotando su ojo oculto con algo de aprehensión.
Sentándose un poco más derecha tras su escritorio, Tsunade respiró profundo antes de hablar. "Es muy grave lo que nos cuentas, Sakura. Si todo esto es cierto, la posición de Danzo es mejor de la que imaginábamos".
"¿Qué va a hacer al respecto, Shishou? Con el ataque a la alde-"
"Ese es un asunto que no te concierne", Tsunade la interrumpió, tajante. "Continúa con tu reporte".
Sakura tuvo que hacer un esfuerzo consciente para controlarse, apretando los dientes y tragándose la malcriadez que quería decir. Era un poco humillante que la descontara de esa manera, luego de todo lo que le había pasado, pero hacer una escena tampoco le iba a ganar la confidencia de la Hokage en el asunto. Igual que Danzo, no era el único problema que tenían entre manos.
"Si Danzo nos ataca desde dentro, Uchiha Madara es quien lo hace desde fuera".
De nuevo, la reacción a sus noticias no fue la esperada.
"Ah sí, ya Kakashi me puso al tanto del shinobi que encontraron durante la misión".
El copyninja se acercó a ella, interesado en indagar más sobre este punto en particular. "Sabemos que posee un Sharingan, pero eso no es suficiente para identificarle como Madara; menos aun si lo que dices de Danzo siendo un usuario es cierto".
"De acuerdo a Itachi, él es el verdadero líder de Akatsuki y estuvo detrás del ataque del Kyuubi a la aldea hace dieciséis años".
"Eso último no es difícil de creer. Explicaría el dominio de la organización sobre el poder de los bijuu", musitó Tsunade, antes de dar un trago a su sake.
"¿Qué más te contó Itachi al respecto?" preguntó Kakashi.
"No me dio muchos detalles, solo sé que ambos llegaron a un acuerdo. Itachi le permitió participar en la masacre Uchiha a cambio de la garantía de que la aldea no sería atacada mientras él estuviese con vida".
"Hm, no me sorprende que necesitase ayuda. ¿Sabes cómo se conocieron?".
"Durante una misión ANBU, un par de meses antes. Madara se le presentó para reclutarlo en Akatsuki. Itachi aceptó unirse para seguir de cerca sus movimientos y reportar todo a la aldea".
"¿Itachi estaba espiando para nosotros?" exclamó Tsunade, cruzando los brazos sobre su amplio busto. "¡Esas sí que son noticias para mí!"
"Es cierto, Shishou. Él lo planeó todo, para que su exilio forzado al menos fuese de utilidad".
Su vehemencia solo fue recibida por unas cejas rubias levantadas con marcada incredulidad. Sakura no pudo contener el impulso de continuar defendiéndole.
"Itachi era el informante de Jiraiya-sama", reveló.
Tsunade intercambió otra mirada larga con Kakashi, que Sakura tampoco pudo leer.
"¿Qué pruebas tienes de que sea cierto lo que dices?", inquirió el copyninja, con una renovada seriedad en su voz.
"¿Pruebas?… pues ninguna, pero-".
"Una cosa es que Itachi haya ejecutado la masacre por orden de Konoha, otra cosa muy distinta es que haya continuado al servicio de la aldea".
"¡Pero es la verdad!"
"Si nos estuvo pasando información, por qué hasta ahora nos enteramos de que Madara está vivo, ¿hm?"
Sakura no podía responder a eso, solo podía ver a su sensei y su ojo preocupado taladrarla como si quisiera ver todos sus pensamientos. Kakashi colocó una mano sobre su hombro, apretando un tanto.
"Considera que Itachi estuvo solo desde los trece años, perseguido como un nukenin y según nos cuentas, con todo el poder de los Uchiha, trabajando activamente para una organización criminal. Muchas cosas han podido pasar en estos años para hacerlo cambiar, aunque esas hayan sido sus intenciones, inicialmente".
Ella sabía todo eso. Pasó cada minuto del tiempo con Itachi dudando de todo, hasta de su sombra. Pero su determinación no había cambiado desde que ambos se habían separado. Sakura creía en él, hasta el tuétano de sus huesos.
Irguiéndose lo más posible y levantando el mentón, la kunoichi les dedicó una mirada determinada a sus dos maestros, tan distintos entre sí, como eran queridos por ella.
"Puede que no tenga pruebas más allá de lo que me dice mi instinto como ninja, pero les aseguro a ambos que Itachi sigue siendo leal a Konoha. Él está trabajando para ayudarnos y quiere proteger la voluntad de fuego tanto como nosotros".
Cuando terminó de hablar se encontró con una pared de silencio.
El vello en su nuca se puso de punta enseguida. Frente a ella, Tsunade tenía ese aspecto de ceño fruncido y ojos en llamas que Sakura conocía tan bien, luego de verla despedazar a todo aquel al que dirigía esa particular expresión, una y otra vez.
"Así que, quiere protegerla…" la maestra de babosas enunció con aparente dulzura y la kunoichi se devanó los sesos buscando dónde había metido la pata. ¡Kami la proteja!
"Y dime, Sakura, ¿por qué hablas de Itachi en tiempo presente, hm?"
¡Ups! Sakura se encogió sobre sí misma como si le hubieran golpeado en la cabeza. Hasta allí llegó su fantástico plan de explicar esa parte de los hechos haciéndolos parecer una feliz coincidencia durante sus experimentos médicos con las esporas de Zetsu.
No que fuese a funcionar…
"Eh, bueno… la verdad es que Itachi murió durante su pelea con Sasuke, como ya sabe… y yo…" no había forma de decir esto sin que la tormenta en los ojos de Tsunade le reventase directo en la cara.
"…y yo lo traje de vuelta, Shishou".
-o-
El peor lugar para estar cuando se quería evitar gente, era la Torre Hokage.
En circunstancias normales, la actividad de la aldea tenía su epicentro allí, con aldeanos y ninjas entrando y saliendo a toda hora por unas puertas que tenían una función más que nada ornamental, pues permanecían siempre abiertas.
Ahora, en las vísperas de un ataque, el movimiento de gentes yendo y viniendo se había multiplicado; todos con la sombra en la mirada del que vive con el peligro de morir siguiéndole los pasos.
Descendiendo a toda velocidad por las escaleras, Sakura se abrió paso como mejor pudo, manteniendo la cabeza baja para pasar lo más desapercibida posible. Increíblemente, había logrado dejar la peor reunión de su vida atrás, sin la escolta ANBU y con el pergamino de una nueva misión bajo el brazo, que, considerando sus acciones de los últimos días, probablemente no se merecía.
Irresponsable y estúpida era lo mejor que le habían llamado luego de confesar lo que había hecho con Itachi. Y claro, frente a sus dos maestros que la conocían tan bien, no tenía oportunidad de esconderse. Se sintió expuesta de la peor manera posible, como si todos sus sentimientos y pensamientos de entonces estuvieran a la vista de todos. No se atrevió a levantar la mirada del suelo frente a sus pies durante todo el sermón, temblando como una hoja al viento.
No habían sido los insultos o el merecido regaño sobre normas y deber lo que le más le había dolido, mientras Tsunade le gritaba a todo pulmón. Fue levantar la vista al final y ver en aquellos ojos marrones la profunda decepción que le había causado.
Aun así, ella había intentado justificar su decisión: para salvar a Sasuke, para ayudar a la aldea; no recibió nada más que burlas y gruñidos por respuesta.
Y el copyninja, silencioso en todo momento, no se había quedado atrás con su crítica.
"Su interés por proteger a Sasuke es claro, pero no suficiente para dejar de tratarle como un enemigo, algo que tú harías bien en recordar, me parece".
Ella no sabía que era peor, si el recordatorio o que Kakashi le hubiese hablado con ese tono particular que no había usado con ella desde que tenía doce años.
Sakura forzó su atención de vuelta al presente. Cuando alcanzó por fin el nivel inferior de la torre, se dejó llevar por la corriente de gente saliendo, que la abrazó sofocante con la inercia del movimiento colectivo hasta pasar el umbral de las puertas. Allí se escurrió ligera a un lado, buscando escapar por una de las calles laterales menos transitadas. Este camino significaba dar una vuelta mucho más larga para llegar al hospital, donde debía reportarse para la batalla en ciernes, pero poco le importaba si lograba tener un momento de sosiego para poner en orden su cabeza.
Encontró como esperaba, el camino despejado y relativamente solitario, con lo que se permitió por fin, una larga exhalación que le aflojó un tanto los hombros, comprimidos desde que había entrado en la oficina de la Godaime.
"Yo que tú, no bajaba la guardia tan rápido".
"¡Ino!", la kunoichi se volvió de un brinco, para ver, claro, a la última persona con la que deseaba encontrarse. "¿Qué estás haciendo aquí?"
"Esa es mi pregunta, Frentona, ¿qué haces tú aquí?". Ino se cruzó de brazos tan pronto se detuvo frente a ella.
"Lo mismo que hago cada vez que regreso de una misión, Ino, dando mi reporte a la Hokage" explicó, con su mejor tono de madre paciente hablando con su hija de dos años.
"¡Ohhh! ¿Te refieres al reporte que dio tu equipo cuando regresó de la misión tres días antes que tú?"
¡Rayos! Sakura arrugó la cara antes de poder contenerse. Claro que Ino sabía de su ausencia injustificada, como sabía de todos y cada uno de los movimientos de su vida privada y profesional, quisiera ella o no. Ya debería buscarse otro pasatiempo.
"No sé de qué me hablas". Fingir demencia era lo único que le restaba por hacer.
"Y yo no sé por qué te tomas la molestia de resistirte".
Sakura se dio la vuelta enseguida y siguió andando. Ino la conocía demasiado bien y una vez puesta a la tarea, nada salvo la muerte la iba a librar del interrogatorio. La única esperanza que le quedaba era darle largas hasta lograr perderla.
"¿No tienes nada mejor que hacer que venir a acosarme? Estamos en emergencia, si no lo has notado".
"Yo sé establecer mis prioridades y la principal eres tú, así que suéltalo ya".
"¿Que te hace pensar que yo sé algo de interés?"
Caminando su lado, Ino comenzó a enumerar los hechos, haciendo el ademán exagerado de contar con los dedos.
"Déjame ver… sales de la aldea a la misión más importante de tu carrera, pero tu equipo vuelve sin ti, sin explicaciones y sin Sasuke; Naruto desaparece enseguida con una invocación, la aldea es evacuada ante un ataque inminente y de pronto tú regresas sola, escoltada como un criminal de importancia por el ANBU, te pasas horas encerrada con la Hokage y luego sales con una nueva misión bajo el brazo".
Las dos miraron el conspicuo pergamino, apretado bajo su brazo.
"¿Me has estado siguiendo desde que llegué?"
"¿Por quién me tomas?" se burló con una trompetilla. "Tú sabes que tengo mis fuentes".
Y por fuentes se refería a una cantidad indeterminada de gente a la que controlaba a base de favores, probablemente ilegales, y de chantajes, definitivamente ilegales. Sakura estaba convencida de que su casera y la mitad de sus vecinos eran parte de su nómina de informantes.
Estaban llegando al pequeño parque cercano a la torre y la kunoichi apretó el paso hasta alcanzar la primera de las bancas, descolorida y algo desvencijada por los años y la falta de mantenimiento. Se sentó con un gruñido de alivio, derritiéndose un tanto contra el respaldar. Los pies le latían y francamente temía que, a estas alturas, nunca lograría sacarlos de las botas.
Ino se sentó a su lado, con una postura perfecta que la hizo sentir aún más machacada.
"¿Y bien?" reiteró con falsa dulzura.
Sakura se limitó a cerrar los ojos y a gruñir algo ininteligible.
"¡Oh vamos! Esto no va a ser divertido si no me das la pelea como se debe".
"Estoy demasiado agotada para eso".
"Tienes que soltar algo, Frentona. Ya sabes que no me voy a ir con las manos vacías".
Eso era tristemente cierto. En todos los años de amistad-rivalidad que tenían, ella nunca había podido ocultarle nada a Ino por mucho tiempo, menos aún resistirse a su apabullante interés y la enfermiza necesidad compulsiva que tenía de meter sus narices en todo.
"Sabes que no puedo decirte nada sin que la Hokage me despelleje. Todo es clasificado y altamente confidencial".
"¿Clasificado? ¿Desde cuándo te ha detenido eso cuando se trata de Sasuke?"
Sasuke. Sakura pasó buena parte del camino de regreso pensando en él y su destino. Había estado tan cerca de alcanzarle por un momento y ahora, bien podrían encontrarse en universos distintos. Un nudo subió por su garganta. ¿Cómo rayos le iba a explicar todo esto a Naruto?
"Tengo miedo, Ino", admitió por fin, en un hilo de voz, "tengo miedo de que ya no pueda hacer nada por él".
"Siempre tuviste un gusto por el melodrama, pero esto es demasiado, hasta para ti", se burló volteando los ojos al cielo.
"¡Hablo en serio, Ino!"
Agitando su cabellera en un gesto estudiado, Ino la miró con una delgadísima ceja levantada. "¡Oh, vamos! Tú no crees eso…".
Sakura suspiró profundamente. Lo mejor era dar el golpe sin anestesia.
"Sasuke ha tomado el lugar de su hermano en Akatsuki".
Enseguida Sakura se aventuró a mirar a Ino, y la encontró con el rostro comprimido entre la incredulidad y ese odio tristemente familiar que se desataba en sus ojos al pronunciar el nombre de la organización responsable por la muerte de Asuma-san.
Después de unos segundos, compuso su expresión y se volvió al frente en silencio, perdida en sus pensamientos. Sakura no la culpaba por quedarse sin palabras ante una nueva vuelta en lo que era el horror de la vida de Sasuke.
Ella misma, tan enfocada como estaba en el impacto con el que recibirían sus noticias, no había esperado recibir unas igual de impactantes, mientras daba su reporte.
-.-
Sakura se revolvió en el sitio, tratando por centésima vez de encontrar una postura más cómoda, pero nada podía aliviar la tortura de su interrogatorio. Su relato, tan bien pensado y ensayado durante horas de camino, estaba siendo interrumpido de nuevo por una Hokage ansiosa de obtener toda la inteligencia posible sobre la organización que estaba a punto de tocar a las puertas de la aldea.
"Espera, vuelve atrás. además de los sellos de chakra, ¿qué otra forma de seguridad emplean?".
"Nada más. Aunque mi chakra estaba comprometido entonces, así que no pude hacer ningún tipo de reconocimiento".
La Godaime se frotaba las manos, pensativa, a medio sentar sobre su siempre desordenado escritorio. Ahora toda la oficina parecía estar en el mismo estado de desarreglo, luego de que la temperamental rubia arrojase todo lo que tenía a la mano durante cinco largos minutos.
Sakura se consideraba afortunada de haber salido ilesa, cuando toda esa furia había estado dirigida hacia ella. A estas alturas de su reporte, ya nada podía salirle peor, por lo que se animó a interrumpir las cavilaciones de Tsunade.
"¿Está pensando en contraatacar, Shishou?"
"Hmm" la rubia la evaluó de arriba a abajo, para luego intercambiar con el copyninja otra de esas miradas donde ambos parecían tener largas conversaciones entre un parpadeo y otro.
Kakashi metió sus manos en los bolsillos y se encorvó otro poco en su mala postura, antes de contestar a su pregunta.
"En cuanto a Akatsuki, nuestro interés inmediato no es destruirles".
Sakura sintió como si le hubieran pateado directo en la nariz. "¿Cómo ha dicho?"
"Ellos tienen en su poder el secreto para controlar a los bijuu, entre otras cosas que son de gran importancia, si queremos mantenernos al tope del mundo ninja".
"¡Pero están por atacarnos!"
Tsunade intervino de nuevo. "La aldea puede reconstruirse, Sakura, pero el poder para hacerlo pasa por no perder la ventaja que nos da el Kyuubi".
Sakura se estremeció al oír, más o menos, el mismo razonamiento de Itachi en boca de su Shishou. Tal vez por eso, sus siguientes palabras, la helaron hasta los huesos.
"Es por eso que atrapar a un miembro de la organización está al tope de nuestras prioridades, y tú, Sakura, eres nuestro ticket para conseguirlo".
No hacía falta preguntar a qué miembro de la organización se refería.
-.-
"¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?"
La pregunta, dicha con absoluta seriedad, la sacó de sus cavilaciones. Al parecer Ino ya se había recuperado y estaba lista para el segundo round de una pelea en la que ella estaba muy renuente a participar, por una vez. Pero allí estaban, sentadas lado a lado, frente a un parque desierto, esperando un ataque que la aldea no tenía oportunidad de resistir.
O, mejor dicho, que no le importaba perder, si a cambio lograban la información que tanto necesitaban.
Frente a ella, los columpios vacíos se mecían levemente con la brisa, el chirriar metálico de su ir y venir se le antojó como la música triste de un funeral anunciado.
"Es tú última oportunidad de ver Konoha, antes de que sea destruida".
Todo se hizo muy real entonces. Los latidos de su corazón comenzaron a tronar en sus oídos, a paso redoblado. ¿Era posible que todo frente a sus ojos fuese a desaparecer?
Algo debió mostrarse en su rostro, porque de pronto se hizo muy consciente de que Ino la miraba con una preocupación que, en circunstancias normales, la desenfadada rubia no le hubiese mostrado jamás.
"¿Qué rayos te pasó en esta misión?"
No podría ni en mil años explicárselo, cuando ella misma no lo comprendía del todo todavía. Por el momento podía fingir que todo continuaba siendo igual que siempre, con Ino irritándola y buscándole pelea con un kunai por lengua. ¿Pero qué sentido tenía engañarse ahora?
"Ser una kunoichi no se parece en nada a los sueños que teníamos cuando niñas, ¿no te parece?"
"Si hasta ahora lo notas, es que no tienes remedio. ¡Y mira que me esforcé por hacer de ti alguien decente!"
De seguro era el agotamiento, pero todo el asunto se le hizo tremendamente gracioso entonces. Sakura dejó salir una carcajada; y luego otra; y pronto estaba sacudiéndose con una risa triste que le sacó un par de lágrimas.
Ino se limitó a sacudir la cabeza, mirándola con lástima. "No sé para qué me molesto en hablar contigo".
Sakura estiró los brazos sobre su cabeza y luego los extendió a lo largo del respaldar de la banca, fundiéndose un poco más en el asiento. La risa dio paso a una nueva determinación que estaba tomando fuerza en su ánimo. Tal vez su encuentro con Ino era más providencial de lo que había pensado en un inicio.
"Tengo una propuesta para ti, Ino".
"Espero que tengas dinero, no creas que me vendo barata".
Sakura se tomó la grave molestia de voltear los ojos.
"¿Quieres ayudarme con esto o vas a seguir perdiendo tu tiempo acosándome?" preguntó, agitando el pergamino con su nueva misión debajo de las narices de su querida rival, quien no lo perdió de vista, como un sabueso hambriento persigue a un hueso suculento.
Ino, siendo Ino, controló su siempre irrefrenable curiosidad enseguida, en favor de su otra emoción favorita: la desconfianza.
"¿Desde cuándo tú asignas las misiones?"
"Desde que la Hokage me autorizó a elegir con quien trabajar para este proyecto".
El reporte acerca del poder de Zetsu fue lo único que hizo posible sacar a Tsunade del ánimo homicida que la dominó luego de su confesión de haber revivido a Itachi. Sakura entendía bien que se había librado de las consecuencias más serias sobre su comportamiento solo por el interés en develar los secretos de Akatsuki. Ahora ella era quien tenía más información que nadie y claro, contacto con el nukenin más buscado por su aldea.
Su futuro dependía de que esta investigación diese frutos, o Tsunade iba a cumplir con su amenaza de enviarla a Suna a limpiar la arena de la antesala del Kazekage por el resto de su vida.
"¿Y por qué me quieres a mí en tu misión?" Ino continuaba mirándola como si le hubiera salido una verruga purulenta en la punta de la nariz.
"Tú sabes de plantas, ¿no?"
"Si te estás burlando de mí, puedo plantar mi puño en tu cara".
"Me gustaría verte intentarlo, pero no tenemos tiempo ahora para eso". Sakura se sentó un poco más derecha, "si quieres saber qué estuve haciendo, vas a tener que trabajar por la información" declaró, volviendo a agitar el pergamino para mayor efecto.
Ino volteó el rostro, resoplando, "Te odio cuando eres asertiva".
Sakura sonrío mucho entonces. Mucha de su asertividad se la debía a ella, claro, y la lección que le dio como amiga cuando aún eran niñas.
"¿Sabes de qué me di cuenta en este viaje, Ino?"
"¿Que el rojo no es tu color? Aún estás a tiempo de cambiar…".
"Que ya no quiero competir más contigo".
Ino se puso de pie como si tuviera un resorte pegado al culo. "¿Te rindes entonces?"
Luego de años de peleas, insultos, trampas y desencuentros, la reputación de ambas estaba en juego. O eso sentía la Sakura de antes. La Sakura de ahora, asintió despacio, y dijo sin un solo remordimiento: "Me rindo".
"¡Pues ya era hora! Me estaba dando pereza tener que fingir que tenías algún chance de ganarme".
"Tampoco te pases…".
"Admítelo, eres una empollona, te van más los estudios que los chicos, que para eso eres bien frentona".
Lejos de molestarse, Sakura se encontró sonriéndole una vez más y encontrando la misma sonrisa de vuelta en Ino. Ente ellas, la sombra de Sasuke pasó sin necesidad de poner en palabras lo que ambas sin duda más temían, ahora que había dado un paso definitivo como enemigo de la aldea de la hoja.
Ino rompió el momento, tendiéndole la mano. "Vamos a reportarnos al hospital y me vas contando todo lo que pasó por el camino".
"No tan rápido. Tienes que completar el sello de confidencialidad de la misión antes de que te diga ni la hora".
"Le quitas la diversión a todo, Haruno".
Y así, sin más, volvieron a ser solamente amigas.
-o-
Uchiha Sasuke cortaba una figura impresionante contra el amanecer.
De pie, con las piernas separadas, cruzado de brazos, la katana al cinto; miraba desde la orilla hacia un mar tranquilo que sin duda contrastaba profundamente con la turbulencia absoluta de sus pensamientos.
Madara se había asegurado de que esos pensamientos terribles estuvieran allí, enconados, erosionando lo que quedaba del niño criado en Konoha, sentimental y endeble, al que tanto quería destruir; nutriendo en su lugar el poder en su sangre, que demandaba justicia inmediata para todos sus agravios.
Ahora le veía prepararse para su misión, sintiéndose orgulloso de los resultados de su intervención. Una herramienta hermosa y letal; fuera de control, el caos mismo moldeado por su mano.
¡No podía esperar a verlo en acción!
Su atención se apartó de la más reciente adquisición de Akatsuki, cuando Zetsu comenzó a materializarse a su lado, saliendo del suelo como un brote de mala hierba entre las rocas.
"Te estabas tardando".
"Sabes que con mi técnica no puedo moverme tan rápido como tú", explicó el Zetsu blanco sin necesidad, "y este terreno rocoso es lo peor".
"Espero que al menos tengas novedades".
Zetsu finalmente plantó sus dos pies en la superficie, irguiéndose en toda su considerable altura. La parte blanca abrió la boca, pero la parte negra le ganó la palabra, gruñendo con su peculiar voz gutural.
"Te dije que no valía la pena seguir investigando".
Madara ignoró la queja, repetida ya cien veces, mientras apartaba a un lado su máscara de espiral para estudiar mejor al recién llegado.
"¿No has logrado dar con Kisame, entonces?"
"Seguí todas las pistas disponibles, pero no encontré ningún rastro de él o indicios de hacia a donde ha ido" el Zetsu blanco también ignoró las quejas de su otra mitad para hacer su reporte. "Lo único seguro es que no estaba solo cuando robó el cuerpo de Itachi".
"Lo único seguro es que nuestras esporas están en manos de Konoha, ¿por qué no le dices eso?"
"¡Porque tú no dejas de interrumpirme!"
"¡Suficiente!" Madara ordenó, silenciándoles enseguida. Era evidente que estaban en uno de esos días en los que eran intratables juntos. Sin embargo, sus reportes eran invaluables ahora que sus planes se aceleraban y este nuevo misterio le preocupaba al punto de la obsesión.
"Puedo ver el interés de Itachi en entregar nuestros secretos junto con el Sharingan a Konoha", reflexionó, sin quitarle la vista de encima. "Ya sabemos que tenía contingencias para después de su muerte".
"Es posible que sea parte de una trampa", aventuró la parte blanca.
"Es posible que estés exagerando", contestó la parte negra, solo por llevar la contraria.
"Algo no encaja en todo esto…", Madara volvió su atención hacia Sasuke. Todo lo que su hermano mayor había hecho en vida tenía por objetivo protegerle y cambiar la historia de los Uchihas con él al frente. ¿Cómo encajaba la desaparición de su cadáver en esos planes?
"¿Estás seguro de que estaba muerto?" inquirió, no por primera vez.
"Tú viste lo mismo que yo vi" dijo la parte blanca, refiriéndose a la detallada grabación que había hecho de la pelea de los hermanos Uchiha. "Ni siquiera entiendo cómo Itachi se mantuvo en pie durante tanto tiempo en la condición en la que estaba".
"Su pecho estaba consumido por completo, nadie puede volver después de eso", aseguró la parte negra.
A pesar de esta evaluación de su subordinado, el viejo patriarca seguía sin estar convencido. Algo en el asunto le molestaba, como una puntada al fondo de su mente, insidiosa, que no le dejaba en paz. "No me gustan las variables desconocidas".
"¿Quieres que sigamos investigando?"
"No. Quiero que sigas de cerca a Sasuke y me mantengas al tanto de todos sus movimientos".
"¿Estás seguro de que es buena idea dejarlo por su cuenta?"
Madara hubiera preferido mantenerlo cerca para seguir trabajando en él, pero se le estaba acabando el tiempo. "Por el momento lo mejor es que siga con su equipo, aun no confía del todo en mí y es vital contar con su cooperación".
"¿Qué hay de Pain?" inquirió Zetsu negro, "no deberíamos estar con él para registrarlo todo".
"No será necesario".
"Vas a ir a ver, ¿no es así?" el Zetsu blanco no pudo esconder la envidia en su voz.
"¡No me lo perdería por nada!" una sonrisa casi feral le partió el rostro. Pain iba a convertir a esa maldita aldea en un cráter lleno de escombros y luego Sasuke se iba a encargar de acabar con lo que quedara de sus shinobis y la estúpida voluntad de fuego de los Senjuu.
Y él iba a estar allí para verlo todo, listo para escupir sobre los restos de aquella quimera maldita que se atrevió a soñar, alguna vez.
-o-
Sakura se echó al suelo, los brazos cubriendo su cabeza.
La explosión sacudió el ala sur del hospital, un humo denso y gris llenando el pasillo frente a ella.
Sin detenerse a pensar, se puso de pie y corrió a ciegas pasillo abajo en persecución de los ninjas que intentaban volar el hospital. Hacía más de dos horas que los ataques habían comenzado y muchos enemigos se habían infiltrado más allá del muro, buscando golpearles en los puntos más vitales de su infraestructura.
Cuando dobló la esquina alcanzó a verlos. Uno se lanzó por la ventana al final del corredor, una risa maníaca acompañando su descenso de cuatro pisos. El otro intentó hacer lo mismo, pero la mano de Sakura se cerró sobre su brazo, deteniendo su salida y estampándolo contra la pared contraria de un solo tirón.
No bien el shinobi levantó la cabeza, aturdido por el golpe, cuando ya tenía una kunoichi furibunda reventándole todos los huesos del tórax con un puñetazo certero. Su cuerpo cayó al suelo como una marioneta sin cuerdas.
Sakura se detuvo a admirar su trabajo, mientras trataba de regular su respiración agitada. Luego de contenerse por tanto tiempo, era embriagador dejar salir todas sus frustraciones machacando todo a su paso. Si sus ojos estaban algo desorbitados y su sonrisa era demasiado salvaje, quién podía echarle la culpa, con toda la adrenalina acumulada circulando como fuego por su sangre.
Volviendo sobre sus pasos, la kunoichi se lanzó por la ventana. De ninguna manera iba a permitir que se le escapase ninguno de los malditos tratando de volarles por los aires. Amortiguando el aterrizaje con el chakra circulando por sus piernas, se impulsó sin detenerse en carrera hacia la parte posterior del hospital.
El rastro para ella era tan claro como las líneas de un mapa. Los shinobis que les atacaban eran mercenarios rudimentarios en sus técnicas, pero no por ello menos poderosos; había aprendido de la manera difícil a no subestimarlos por su aparente torpeza y el feo corte en su brazo derecho iba a dejarle una cicatriz como recordatorio.
Al girar la esquina encontró lo que buscaba, junto con otro grupo de cinco enemigos luchando kunai en mano contra varios de sus compañeros. Enseguida se unió a la pelea con un grito de guerra que asustó un tanto a todos.
Su patada voladora conectó con el shinobi que se le había escapado, quien apenas alcanzó a protegerse parcialmente con los brazales de su armadura. Un crujido indicó que algo se había roto y Sakura no le dio tiempo a recuperarse cuando ya estaba sobre él tratando de golpearle. Pero el ninja se movía como con habilidad, manteniéndose por milímetros fuera de su alcance.
Sakura saltó hacia atrás, cayendo en cuclillas. A su alrededor algunas peleas habían terminado a favor de la aldea, otras se habían movido de lugar. Volviendo su atención a su propia batalla, comprobó que su presa tenía una expresión retorcida que evidenciaba dolor. No sería difícil empujarlo al límite de sus fuerzas entonces. Solo tenía que cometer un mínimo error, ser un segundo más lento, y sería otra macha roja más bajo su puño.
La kunoichi se sonó los nudillos despacio, mostrando los dientes. El shinobi frente a ella hizo lo propio, blandiendo un par de kunais desgastados. Cuando estaba por lanzarse contra él, una sombra repentina avanzó sobre ambos, ocultando el sol por completo. En la penumbra, una ráfaga de aire helado sopló con fuerza, levantando tierra y hojas secas por doquier.
¿Se estaba haciendo de noche? Confundida, Sakura echó un vistazo rápido al cielo y el terror le comprimió el pecho.
No podía negar la realidad frente a sus ojos, por imposible que le pareciera.
Tampoco podía apartar la mirada a pesar del riesgo.
Era real.
La luna se estaba viniendo abajo, sobre sus cabezas.
-o-
NDA: más memes? más memes!
