Lo observaba detenidamente, con una mueca que mostraba desagrado, tal como si fuese a vomitar en cualquier momento, el aroma era insoportable para sus fosas nasales y el color junto a la consistencia eran otro caso.
—No voy a beber esto —dijo una voz de mujer dejando aquel frasco sobre la mesa de madera frente a ella.
—Si no quieres lograr tus objetivos está bien, nadie te va a obligar, y dime ¿Tienes otro plan para eso? —preguntó la persona sentada a su costado en su habitación, Astoria enfocó su mirada verde en él estudiando su expresión unos segundos.
—No —Respondió al fin—. Pero es asquerosa, no entiendo porque existen pociones así —Negó con disgusto volviendo la vista al pequeño tarro transparente.
—Es poción multijugos Astoria no jugo de calabaza, además casi todas las pociones lo son —Respondió aquella figura masculina que acompañaba a la chica. No precisamente estaban en medio de algo indecente, ilegal y peligroso eran las palabras correctas para describir la situación.
—Cállate Hardin —dijo Astoria dándole una mirada que era todo menos amable—. ¿Al menos tienes lo que sí es importante? —preguntó sin quitar la vista de él.
Hardin asintió con una sonrisa ladina qué formó un hoyuelo en su mejilla.
—No por nada soy el jefe del laboratorio de pociones en el ministerio, trabajamos de la mano con el departamento de seguridad mágica y créeme sé cómo moverme —dijo y volvió a sonreír de una forma maliciosa, sus ojos verde grisáceo tenían una chispa de maldad.
Hardin introdujo su mano al interior de su túnica y cuando dio con el frasco se lo tendió sin más.
Astoria lo tomó y una sonrisa se comenzó a formar en su rostro, observó el tono rosa que tenía, la consistencia junto con el aroma eran mucho más agradables que el de la poción multijugos, y confirmó sus pensamientos a penas abrió la botella, de inmediato percibió un aroma con el que ya estaba familiarizada: Libros nuevos, vainilla, una loción de hombre bastante peculiar y que nunca en su vida podría olvidar, sin duda alguna, seguía enamorada de Draco Malfoy.
Había estado muriendo de amor por él durante el colegio, y falló en el intento de conquistar su corazón, debido a que supo no de la mejor manera que el chico por el que suspiraba le iban las varitas y no los calderos.
Recordaba haber estado en la biblioteca por un libro de historia de la magia para una tarea importante. Recorrió los estantes en su búsqueda de información útil durante varios minutos. A esa hora no había tantos alumnos o quizá ninguno y eso lo había comprobado al entrar pues había visto más alumnos saliendo que entrando, el sol estaba terminando de ocultarse y pronto dicho lugar dejaría de estar disponible para los alumnos así que debía darse prisa, además la señora Prince a quién por cierto no había visto cuando llegó, no tardaría en decirle que era momento de desocupar la biblioteca y no podía irse sin el libro.
Caminó un poco más hasta dar con la estantería correcta y comenzó la búsqueda por el libro, al hallarlo lo tomó para llevarlo consigo a su sala común pero unos murmullos junto con pequeños ruidos llamaron su atención. Así que, como decían sus amigos nacidos de muggles "La curiosidad mató al gato", Astoria caminó a paso lento en dirección a dónde provenían los ruidos que intentaban ser imperceptibles fallando en el intento. Justo al finalizar la estantería en la esquina de la biblioteca se encontraba nada más y nada menos el chico de quien ella estaba enamorada, casi desde que entró a Hogwarts; Draco Malfoy, quién para su sorpresa no estaba solo en lo absoluto y casi le causó un infarto descubrir a su dulce acompañante. La escena era un rubio metiendosela toda a nada más y nada menos que el niño dorado, el elegido, Harry Potter.
Astoria no daba crédito de lo que veía, su piel se tornó pálida, abrió demasiado los ojos, siendo incapaz de siquiera emitir un sonido, y sólo pudo ser testigo de la cara de placer que Harry tenía e intentaba a toda costa ahogar todos los sonidos que de sus labios salían. Draco por el contrario estaba de espaldas a ella con los pantalones y bóxer totalmente abajo, tomando firmemente a Harry por la espalda para que este pudiese enredar sus piernas en su cintura mientras el rubio se movía, seguramente Potter estaba sobre alguna mesa o repisa previamente insonorizada disfrutando aquel momento. Lo único que los cubría en este caso a Harry era Draco entre sus piernas y al rubio su larga camisa blanca que llegaba hasta su trasero.
—Dra-Draco por favor... Dame más duro —dijo Harry con voz ahogada intentando silenciar sus gemidos.
—Nos van a escuchar cariño, no quiero que nadie sepa cómo te follo o tal vez sí para que entiendan de una vez por todas que tú eres mío —Draco gemía tan despacio como le era posible, deleitándose con el chico que tenía frente a él.
—Soy tuyo Draco, sólo tuyo amor —Dijo el azabache antes de besarle con frenesí e incitarlo a moverse más rápido dentro de él.
Astoria no lo soportó más y huyó de ahí, poco le importó que llegasen a notarla, tenía el corazón completamente roto y un dolor que ni el tiempo logró quitar.
Fue por ello que decidió olvidarse de ese imbécil llamado Draco Malfoy. Sus lágrimas habían escurrido por grandes cantidades durante horas, inclusive el libro por el que había ido a la biblioteca se quedó en el mismo lugar que todas sus ilusiones. No hizo la tarea y mucho menos fue a cenar, quería estar sola, quedándose en su habitación llorando amargamente, se prometió no volver a pensar en él.
Pero su destino dio un vuelco inesperado al término de la guerra. Primeramente supo por medio del profeta que Draco y Harry eran oficialmente novios e iban pronto a casarse, aquello solo abrió la herida que creyó cerrada hacía varios años, cuando ella cursaba el cuarto año y ambos chicos el quinto. Y por si fuese poco, su padre le dijo con voz severa que, o se casaba con un digno sangre pura o podría irse olvidando de la fortuna que le correspondía.
Astoria se había negado totalmente de aquella petición, sabía de antemano que podía trabajar, ganar su dinero y hacerse de fortuna si quería o simplemente tener lo suficiente para vivir cómodamente, no iba a poner en riesgo su salud. Ya que por desgracia las mujeres de sangre de la familia Greengrass padecían de una maldición que constaba de un cuerpo extremadamente frágil y su deber era cuidarse pero aquello pagaría las consecuencias tarde que temprano si ella salía embarazada, cabiendo la posibilidad de no sólo carecer de salud si no que irremediablemente la muerte iba a llegarle y eso le aterraba bastante, no quería morir, no sin haber cumplido sus sueños.
Pero su padre pensaba diferente, él tenía que tener un heredero varón que dispusiera de toda su fortuna y continuar con el legado, así mismo le dijo que Draco Malfoy era un buen candidato para ella y él siendo muy amigo de Lucius Malfoy podrían arreglar fácilmente un matrimonio cumpliendo los caprichos de ambas familias, pues a Lucius no le hacía nada de gracia la relación de su hijo con Harry Potter, ya que por su culpa había perdido todo y debía empezar de cero. Draco le recordaba constantemente que debía estar agradecido al no tener que pagar una condena en Azkaban. Astoria conocía perfectamente esa información y no estaba segura de que decisión tomar, si negarse a la petición de su padre o meterse en medio de un matrimonio.
Claro que lo último sería casi imposible, ella sabía que ambos chicos se amaban mucho y sería muy difícil e inclusive se atrevería a decir que imposible separarlos. Fue por ello que decidió acudir a Hardin pues él también tenía una cuenta pendiente con Potter debido a que en una ocasión tuvieron una fuerte pelea cuando Umbridge reinaba en Hogwarts, el ex Slytherin decidió torturar un poco al querido niño dorado por creerse el elegido, sin embargo Draco llegó en su ayuda y ambos detuvieron a Scott, quién juró vengarse y fue por ello que sin pensarlo aceptó ser cómplice en sus planes. Astoria se recordó a ella misma que era su oportunidad de saldar cuentas con Potter al igual que Hardin, pues a su perspectiva él les había arrebatado su felicidad.
—¿Astoria? —habló de nuevo el chico que la acompañaba.
La nombrada salió de su transe enfocando su mirada verde en él.
—Lo siento, me quedé pensando... —dijo al fin, soltando un largo suspiro.
—Debes actuar pronto, de preferencia antes de que sospechen tu interés —Siseó el de cabellos castaños.
—Lo sé, solo debo tener un buen plan y un hijo —soltó cómo si fuera lo más normal del mundo.
—Puedo ayudar si quieres —dijo Hardin encogiéndose de hombros.
—¿De verdad? —preguntó la chica observando detenidamente.
—Por supuesto, jamás me atrevería a dejar a una mujer indefensa en una misión tan... Complicada —Para ese momento Scott se había acercado hasta ella haciendo que se parase de su cómodo sofá.
—Qué considerado —Astoria río sutilmente.
—Por supuesto, jamás me atrevería a dejar a una mujer indefensa en una misión tan... Complicada —Para ese momento Scott se había acercado hasta su lugar, tendiéndole la mano haciendo que se parase de su cómodo sofá.
Al fin dejó un beso en su mejilla y enseguida buscó sus labios que fueron recibidos con gusto, aquella escena terminó por ser indecente, ambos estaban en la cama sin ropa y siendo Hardin Scott recibido dentro de ella, a su grueso miembro el cual era una delicia para la chica que no podía parar de gemir a sus embestidas rápidas y profundas caricias al esbelto cuerpo de Astoria, recorriendo con sus labios su piel y ella dejándose llevar por la pasión que sentía, después de todo iban a ser muy buenos aliados, si no cumplía su deseo con Draco ya contaba con alguien que estaba más que dispuesto a cooperar en sus ambiciosos objetivos.
¡Hola! el día de hoy traigo una nueva historia, también terminada en otras plataformas, sólo me faltaba esta, aun estoy pensando en subir otras dos feltcliffe pero con sus respectivas correcciones, muchas gracias por darme la oportunidad, seguiré mejorando en mis historias y contenido para sutedes, Gracias. Ale.