Todavía sentía el sabor amargo en el paladar a causa del vómito. Jamás se había sentido así de mal, y era horrible. Los síntomas fueron incrementando al paso de los días, en un principio sólo eran ligeros dolores de cabeza que pronto se convirtieron en mareos y de un momento a otro comenzó a vomitar sin parar.

—¿Qué me está pasando? —se preguntó la ojiverde estando frente al espejo del baño en su habitación después de haberse lavado los dientes.

Una idea pasó por su mente sin quererlo… ¿sería posible?, inmediatamente llevó ambas manos a su vientre, no, no podía estar embarazada, ¿acaso resultó tan pronto? Se había acostado un par de veces con Hardin en el lapso de tres meses y a su punto de vista no era para tanto, siempre creyó que las mujeres tardaban más en tener hijos, ahora veía que se equivocaba, ¿Había resultado la primera vez o durante las próximas tres o cuatro? No tenía idea, y tampoco era lo más importante, sólo necesitaba saber cuanto tiempo de gestación tenía, además que no podía perder tiempo en actuar para tener a Draco a su lado ahora que seguramente esperaba un hijo.

—Astoria —Murmuró una voz afuera de la puerta del baño.

—Salgo enseguida —Respondió sin más antes de abandonar el sanitario donde se había quedado pensando luego de vaciar su estómago.

—¿Estás bien? —preguntó apenas la vio salir, su rostro estaba pálido y la expresión en su rostro le preocupó.

—Daphne. —dijo muy bajo el nombre de su hermana. —Creo que estoy embarazada.

La rubia le miró con ojos muy abiertos, su mandíbula no cayó al suelo cuando abrió la boca porque era lo suficientemente fuerte cómo para suceder.

—¿Qué? —dijo una vez saliendo de su transe.

—Al fin nuestro padre tendrá lo que siempre quiso —La voz de Astoria iba cargada de dolor.

Su hermana se acercó abrazarla fuertemente y ella se permitió llorar, sentía horrible tener que hacer todo eso por la responsabilidad de traer una vida al mundo, sería diferente si hubiera podido cuidarse y disfrutar más de la vida, sin embargo el poder dañar a Potter tal y como ella lo vivió, le dio fuerzas para terminar lo que había empezado.

—No tenías porque hacerlo, bien pude haber sido yo —dijo Daphne soltando lentamente a su hermana.

—Da lo mismo, además tú eres la favorita de papá y la idea de casarme con Draco Malfoy, no la voy a desperdiciar —exclamó muy segura de sus palabras.

—Justo eso venía decirte, Lucius Malfoy estuvo aquí hablando con mi padre, mencionaron un nuevo negocio de bienes raíces que Malfoy comenzó, dijo que con el dinero que le fue devuelto compró un par de casas y departamentos que va a remodelar con lo que nuestro padre aportó, la idea es venderlos a un precio bastante alto o en su defecto rentarlos —Explicó la chica.

—Y la idea de que me case con Draco es para joder a Potter, ¿No?.

Su hermana asintió.

—Escuché que también quieren hacerlo socio del negocio y que deje el ministerio, a menos de que logre ser ministro.

—Pero él es inefable.

Daphne se encogió de hombros no teniendo respuesta para eso.

—No lo sé, tal vez tengan en mente volver a relacionarse con gente importante por medio de él y así mover mejor el negocio.

—Puede ser, aunque no me interesa tanto. —Confesó la ojiverde con la mirada puesta en el suelo.

—Ya sé que lo único que esperas es hacer sufrir a Potter cómo lo hiciste tú en el colegio —La rubia quitó un mechón del cabello de su hermana para verla mejor, dándose cuenta que estaba llorando a pesar de tener parte del rostro cubierto por este.

—Dudo mucho que algún día pueda superarlo, y no tengo alternativa, ya espero un hijo.

La castaña rompió en llanto, todo era terrible, al final no sería feliz pues tarde que temprano iba a morir.

—¿Quién es el padre? —la rubia la tomó por los hombros e hizo que la mirara.

—Hardin Scott —confesó.

Su hermana mayor era un mar de emociones, ahora entendía por qué últimamente la visitaba tanto, a su padre no le molestaba pues él era jefe de un departamento importante en el ministerio cosa que podría ayudarle en un futuro. Sin embargo, el chico no era candidato para ella pues Hardin se acostaba con diferentes mujeres a cada oportunidad que tenía y no era un secreto, además de ser mestizo y Greengras nunca le permitiría a su hija casarse con alguien como él.

—Hardin debe tener algo de peso para ayudarte ¿O esa fue la paga que le diste? —Daphne estaba tan enojada que no se dio cuenta cómo le habló a su hermana. Hardin era un idiota en todo el sentido de la palabra y nunca hacia favores gratis.

—Lo hizo como venganza de la vez que Potter y Draco lo enfrentaron cuando él era parte de la brigada inquisitorial de Umbridge —Explicó Astoria.

Daphne no quitó su expresión de enojo por eso, simplemente no era excusa para ayudarla o como sea que se llamará la acción qué estaban haciendo.

—No es justificación, ya sabes como es él.

—Sí, pero no pensaba embarazarme por causa de la Amortentia, ya sabes cómo resulta eso, no quiero que mi hijo sea el próximo señor tenebroso y por eso utilice a Hardin —justificó la pelinegra.

—¿Cómo? —Daphne parpadeó confundida—. ¿Ya tenías un plan?

Astoria asintió mordiendo su labio con culpabilidad.

—Hardin fue quién me trajo la Amortentia y la poción multijugos para mi plan. —Confesó.

—¿Y piensas hacerte pasar por Potter? O más bien Malfoy por que si no lo sabes adoptó su apellido.

—¿Qué? —Ahora Astoria era quién estaba sorprendida.

—Mi padre lo averiguo quién sabe como, se lo dijo a Lucius y ya te imaginarás el drama que hizo —la rubia rodó los ojos.

—Al menos no es el único en desacuerdo. —Astoria apretó los dientes con rabia al saber de la nueva noticia.

—Lo sé, pero debes tener en cuenta que será peligroso, no podremos intervenir tan fácil.

—¿Podremos? —La pelinegra le miró con ambas cejas levantadas debido a que se había incluido en el plan a pesar de que momentos antes no estaba de acuerdo.

—Eres mi hermana y no pienso dejarte sola a pesar que no esté de acuerdo, el bebé que esperas es mi sobrino y creeme lo voy a querer mucho —Daphne sonrió ligeramente logrando qué su hermana la abrazara.

—Gracias —Respondió al separarse— tengo una idea para hacer esto más fácil, no sé cuánto tiempo nos llevará recabar información y aliarnos con una persona más.

Daphne quedó a la espera de que Astoria terminara de hablar.

୨ ୧

Ni siquiera podía explicar el dolor qué le causaba ver a Draco Malfoy cenando en la misma mesa que ella, y peor aún en su casa junto a Harry Potter, era cómo si tuviera un gran hueco en el pecho que le impedía respirar, cómo si Harry y Draco se estuvieran riendo de ella. Pero claro, si el rubio oxigenado de Malfoy era su esposo, lo había olvidado, simplemente no podía hacerse a la idea que él estaba casado y no con ella. Ingenuamente creyó que ella y Harry tendrían algo por lo cercanos qué eran. Ginny siempre lo escuchaba cuando tenía un problema además de Ron y Hermione, entrenaban Quidditch juntos, planeaban estrategias, y en ocasiones estudiaban en la sala común, Harry siempre le decía pequeña de cariño, genuinamente pensó que se trataba de un estimativo amoroso. Sin embargo, la realidad le golpeó cuando a principios de quinto año Harry le expresó lo agradecido que sentía con la vida dándole los hermanos que nunca tuvo y que a Ginny la consideraba su hermanita pequeña.

Y por si fuese poco se había enterado al igual que todos al salir el sol después de la batalla de Hogwarts qué Draco y Harry no eran enemigos como siempre creyeron, pues se habían besado frente a todo el gran comedor después de que Harry matara a Voldemort, Draco tuvo tanto gusto que no se pudo contener y a su novio no pareció molestarle. Molly a quién Harry consideraba su segunda madre le apoyó mucho al igual que el resto de los Weasley, eso sin contar que Draco tuvo que disculparse por todo lo sucedido años atrás, y para su buena suerte todos alegaron qué a partir de ese día iban a comenzar de cero, ya nada importaba. Mientras que Ginny con el corazón destrozado tuvo que aceptar la nueva vida con una sonrisa fingida en su rostro y era por eso que los evitaba lo más que podía, por su bien propio.

—Estuvo deliciosa la cena mamá, como siempre —dijo Ginny levantándose de la silla para tomar su plato y llevarlo al fregadero.

—Qué bueno cielo —Respondió la mujer con una sonrisa cariñosa.

—Buenas noches a todos, me iré a dormir, mañana tengo entrenamiento muy temprano —se excuso la pelirroja aunque la verdadera razón de irse era que no soportaba ver a su Harry con alguien más.

—Descansa Ginny —Respondió Harry sonriendo.

—Buenas noches —dijo el rubio y ella se guardó todo lo que le hubiera gustado decirle.

Ginny les sonrió ligeramente antes de desaparecer de sus vistas, de camino el resto de su familia le deseo buenas noches y un merecido descanso.

Al entrar a su habitación rompió en llanto, ya no podía seguir fingiendo que todo era felicidad cuando sentía destrozado el corazón por culpa de Harry Potter, tenía tantas ganas de hacérselo saber pero era inútil, él le diría algo cómo: "Tú y yo no podemos tener algo, te veo como una hermana pequeña" o en su defecto algo despectivo, "¡Jamás te haría caso, yo amo a Draco y ni siquiera eres atractiva como él"

Tal vez eran paranoias suyas pero no podía evitar pensar en todas las posibilidades si abría la boca. Estaba tan enfocada en sus pensamientos que no se percató de la presencia de una lechuza en su ventana hasta que esta la sobresaltó cuando escuchó sus picotazos insistentes en el cristal. Era un ave imponente, con un color gris bastante fuerte, enormes ojos amarillentos y garras completamente negras y algo largas, Ginny abrió la ventana dejando que el ave entrase y se posara en la orilla de una silla, ahí se dio cuenta que traía una carta atada en su pata, tal vez era algo del club en el que entrenaba informando algo importante o en su defecto algo grave debido a la hora en que recibió la lechuza, no perdió más tiempo y tomó la carta, enseguida le dio unas golosinas que tenía en un recipiente de cristal al animal qué aceptó gustosa.

Observó el pergamino bien doblado en un sobre el cual abrió inmediatamente y comenzó a leer.

Ginevra Weasley:

Sé que te causará sorpresa recibir una lechuza de mi parte porque nunca fuimos muy cercanas que digamos, mejor dicho nunca sucedió, pero ese no es el punto de esta carta, es una situación que requiere tú amable colaboración, sí los rumores en Hogwarts eran ciertos entonces tú estás enamorada de Harry Potter, así como yo lo estoy de Draco Malfoy, y sé que con eso te darás mejor una idea de mi identidad.

Lo importante ahora es que quiero a Draco para mí, y tengo un plan para conseguirlo, pero como ya dije, necesitamos de tú ayuda para ello y si lo logramos Potter será todo para ti.

Esperaré tú respuesta para hablar más a detalle de esto.

Astoria Greengrass.

Ginny despegó lentamente su vista del pergamino dejándolo en la mesita del escritorio, no sabía cómo sentirse después de recibir la información y se tomó un momento para analizar mejor la situación, dándose se cuenta de dos cosas importantes, la primera, ¿Cómo se habría enterado Astoria de sus sentimientos por Harry, si ella nunca dijo una palabra? ¿Habría sido tan obvio que los demás alumnos se dieron cuenta menos Harry? —Qué sorpresa— pensó con sarcasmo, muy seguramente fue eso, y otra cosa que pasó por la mente de la pelirroja era que si Astoria realmente tenía una solución, podría ayudar sin problema, ¿Pero de que se trataría? ¿Algo ilegal? Muy seguramente, y si fuera el caso, se estaba arriesgando a jugar en terrenos peligrosos y no quería meterse en problemas con el ministerio e ir a Azkaban.

Estuvo a punto de romper la carta y olvidarse de eso cuando escuchó unas voces conocidas en el pasillo.

—Aquí está mi abrigo, lo había dejado en el cuarto de Ron —dijo Harry a su vez que cerraba la puerta.

—Me gustas más sin él, es más, sin nada puesto —dicho esto se escuchó el sonido de un par de labios chocando, acompañado de ligeras risas.

—¡Amor ya vámonos! Nos pueden ver —susurro Harry

—Qué aburrido —dijo el rubio para luego reír lo más bajo posible.

Ginny no pudo evitar sentir celos y enojo, Harry debería estar haciendo eso con ella y no con Malfoy, así que tomando todo ese coraje busco en sus cajones un pergamino qué mandar de vuelta dónde le decía a Astoria que aceptaba unirse al plan para destruir la relación que nunca debió darse.

Sus lágrimas corrían por su rostro en grandes cantidades mientras escribía respuesta, esperaba que ninguna gota cayera sobre el papel y la manchara, afortunadamente no sucedió, estaba tan concentrada en aceptar unirse al plan que ni siquiera se dio cuenta cuando los sonidos se apagaron, señal de que los chicos se habían ido.

Dobló la carta antes de meterla a un sobre y la ató a la pata del animal qué esperaba pacientemente después de comer las golosinas que ella misma le dio, segundos después la lechuza emprendió el vuelo muy lejos de ahí, Ginny tenía que poner fin a todo su dolor y eso únicamente iba suceder si los separaba.

୨ ୧

—Espero que no se haya arrepentido de venir —murmuró Daphne a su hermana, ambas estaban esperando que Ginny Weasley acudiera al encuentro en Hyde Park en el Londres Muggle.

Su hermana menor le había contado los rumores que corrían en los pasillos de Hogwarts y uno de ellos era que Ginny estaba enamorada de Harry pues era obvio cómo lo miraba y su forma de hablarle y darle preferencia al momento de entrenar Quidditch. Aunque nunca se confirmó el rumor la misma Weasley lo hizo al responder positivamente a la carta que ella le mandó.

—En su carta dijo que estaría encantada de conocer mi plan a detalle y ser parte de él para separar a Draco de Potter —la pelinegra le miró segura de sus palabras.

—Mira, ahí viene —señaló su hermana con ligera discreción hacia dónde Ginny Weasley caminaba.

Astoria sonrió internamente y se dispuso a levantarse para que la pelirroja las viera, pues la chica buscaba con la mirada a quién la había citado ahí un día después de mandar la carta.

Ginny las vio enseguida y apresuró el paso hacía ellas.

—Hola, estoy lista para escuchar sus planes —dijo Ginny muy decidida, cosa que a las hermanas Greengrass les encantó.

Las tres tomaron asiento en la banca en la que estaban para poder platicar a detalle el grandioso plan de Astoria.