—Amor por favor no te vayas —Harry se aferró a Draco como si fuese un koala, sus piernas abrazaban su cintura y sus brazos rodeaban el cuello del rubio.

Draco río por lo tierno que se veía Harry estando así.

—Volveré por la tarde, además hoy tienes entrenamiento, quiero que mi esposo persiga su sueño de ser el mejor buscador de Quidditch de Inglaterra —habló cerca de su oído, mientras acariciaba su espalda con suavidad.

—Lo sé pero hoy no quiero ir y tampoco quiero que lo hagas —el tono de voz que usó Harry casi le obligó a renunciar a su puesto de jefe de inefables.

—Mi amor, no hemos tenido tanto trabajo en el ministerio últimamente así que hay posibilidad de que salga temprano —consoló el rubio sin dejar de repartir caricias qué lentamente relajaron a Harry.

—Está bien, ¿Te parece si salimos a cenar fuera? —preguntó el más bajo aún le tiendo a su esposo entre sus brazos.

—Claro, vayamos a nuestro lugar favorito y luego hacemos el amor sin parar —Él azabache se sonrojo luego de escucharle decir eso, pero sonrío y asintió—. Ya ansío volver a verte, te amo —seguido de eso lo besó largo y profundo.

—Te amo más cariño —volvieron a besarse antes de levantarse de la cama, tomar una ducha y desayunar algo antes de partir a sus labores.

୨ ୧

Él plan no les iba resultar fácil en ningún momento, eran conscientes de ello, sin embargo tuvieron que requerir a un plan complicado y hasta algo peligroso pues utilizarían a una persona más para llevar a cabo el plan o mejor dicho se harían pasar por esa persona gracias a la poción multijugos que Hardin le había dado a Astoria meses atrás pues no había otra forma que Draco bebiera la Amortentia.

Acordaron estar a tiempo en el lugar antes de interceptar a la asistente de Draco evitando que entrara al ministerio. Un poco difícil pero no imposible.

—¿Entonces la voy a golpear con un bludger? —preguntó la pelirroja abriendo el baúl con sus cosas de Quidditch.

—Así es, cómo ella se aparece en este campo fingiremos que practicabas un poco y accidentalmente la golpeaste, la llevaremos a su casa y le vamos a decir que le avisamos a Draco que se ausentará el día de hoy, y cómo su atención estará puesta en mis encantos no tendremos problema —completó Astoria.

—Bajo los efectos de la Amortentia no se va fijar en ese detalle ni en ningún otro —dijo la rubia muy segura de sus palabras.

—¿Y ya sabes cómo vas a justificar la ausencia de Draco ante el ministerio? —preguntó Ginny ya con la bludger entre sus manos.

—Lucius mandará una carta de parte de Narcisa diciendo que se encuentra indispuesto, y que mañana podrá regresar —respondió la pelinegra.

Ginny les miró con ambas cejas alzadas, vaya que habían tenido bastante tiempo para recabar datos y tener semejante idea.

—¿Y cómo están seguras que funcionará? —volvió a preguntar Ginny con cierta duda.

Las hermanas Greengrass rieron antes de responder.

—La madre de Draco está de nuestro lado —Astoria se encogió de hombros desinhibida.

—¿Qué, pero cómo? tenía entendido que ella apoyaba completamente a su hijo —la sorpresa en su voz era palpable.

—Mi futuro suegro hizo algo de magia, pero eso ya no importa, el punto es que ella me dio toda esta información sin darse cuenta y tenemos que darnos prisa, no podemos desperdiciar tan valiosa ayuda —dijo la pelinegra tomando acción con la bludger la cual elevó de las manos de Ginny con su varita.

—En realidad sólo quería estar segura que funcionará, lo que hagan o no me da igual, sólo quiero tener a Harry para mi

Las dos chicas asintieron y dejaron el tema por la paz para continuar el plan antes de que Ismelda Wilton apareciera.

Transcurridos unos minutos vieron a la mujer aparecerse tras un árbol frente al lugar dónde ellas estaban escondidas, la mujer dio un pequeño vistazo antes de caminar en dirección al granero dónde se encontraban, dicho lugar estaba abandonado y parecía que la gente lo utilizaba como refugio durante las noches pues al llegar visualizaron a varios indigentes saliendo de ahí por lo cual utilizaron un hechizo de limpieza para que dentro estuviera lo más ordenado y limpio posible o por lo menos que no oliera a orines, cigarro, suciedad y marihuana.

—Listo, ya sabes que hacer —murmuró Astoria, Ginny a su costado asintió.

La pelirroja salió dándole la vuelta al granero por la parte trasera y vio a la mujer a punto de cruzarlo, tomó impulso con la bludger en sus manos y la lanzó en dirección a la mujer que logró golpearla en la cabeza, no tan fuerte pues habían hechizado el objeto para que no pasará de cierta velocidad, tampoco querían matarla. Ismelda cayó al suelo inconsciente a la vez que su bolso rodaba un par de metros de ahí al igual que su ostentoso sombrero.

—¡Perfecto! —dijo Ginny regresando a la entrada junto con las otras dos para avisarles que Ismelda estaba inconsciente.

Con un levicorpus movieron a la mujer hasta el granero, si todo salía bien no la tendrían así mucho tiempo, al fin y al cabo sólo había sido un pequeño accidente, revisaron a Ismelda quién al parecer no sangraba ni daba indicios de tener el cuello roto, afortunadamente.

Enseguida cortaron un mechón de su cabello el cual agregaron a la poción multijugos para que Ginny la bebiera.

—Es asquerosa —dijo la pelirroja nada más de percibir el olor.

—Lo sé, pero bueno sólo será un momento, trata de no respirar mientras la bebes —sugirió la rubia.

Ginny asintió e hizo lo sugerido por Daphne, contuvo la respiración para poder dar el sorbo a la poción, la chica no pudo evitar sentir ganas de vomitar mientras la tragaba, sin embargo logró ingerirla, segundos después tenían a Ismelda Wilton frente a ellas, sólo que con la ropa de Ginny. La mujer era un poco más alta que ella, de pechos más pronunciados, calzaba al menos dos números más, su cabello era castaño claro y ojos miel, su piel era blanca y daba la apariencia de tener 35 y no 41 años, seguramente se cuidaba bien por qué tenía un gran cuerpo, lo único que no le favorecía era su vestimenta, las faldas y abrigos largos que al punto de vista de las chicas eran pasados de moda, eso sin dejar de lado su horrible sombrero con plumas de a saber cual ave.

—Es momento de cambiarte

Con un hechizo transformaron la ropa de la pelirroja en una idéntica a la de la mujer, tomaron su bolso y se lo dieron, tenía justo el tiempo de llegar al ministerio, pero no caminando como Ismelda lo tenía planeado, Ginny necesitaba aparecerse directamente al lugar.

—¿Lista? —preguntó la pelinegra entregando a Ginny la botella con Amortentia.

Ella asintió o mejor dicho Ismelda, antes de aparecer en las oficinas de inefables en el ministerio.

Afortunadamente nadie notó nada extraño cuando la vieron llegar a pesar de que ella se sentía cómo un bicho raro al fingir ser otra persona, deseaba con todas sus fuerzas no cagarla. La falsa Ismelda caminó hasta la oficina que tenía el nombre Draco en la puerta y vio que el chico aun no llegaba por lo que se apresuró a ir a la cafetería en busca del café que habitualmente Ismelda dejaba sobre su escritorio, sólo que esta vez no sería endulzado con azúcar sino con algo mucho mejor.

Recibió el café con normalidad, Ginny agradeció que hubiera un chico nuevo tras el mostrador, de lo contrario no habría sabido cómo entablar conversación con él pues una de las cosas dichas por Astoria era que la mujer hablaba hasta por los codos. El chico se disculpó más de una vez por la demora prometiendo mejorar en el uso de las máquinas de café colocando el suyo en la barra.

Ginny no le tomó importancia, sin embargo comenzó a prestarle atención a los nervios y dudas sobre lo que estaba haciendo. ¿Sería buena idea seguir? ¿De verdad valdría la pena hacer eso por alguien que muy probablemente no querría estar con ella de todos modos? por qué siendo realistas, ¿Cómo le confesaría su amor?, y aunque Ginny tuvo tiempo para pensar en eso, la mejor de sus ideas era estar para él en todo momento cuando la falsa realidad cayera sobre Harry, pasar tiempo con él podría beneficiarla y que él llegara a quererla, pero era una balanza dónde él "No" pesaba mucho más.

Caminó de regreso a la oficina que aun estaba oscura, seguramente Malfoy no tardaría en llegar, así que tomando todo ese valor Gryffindor que la caracterizaba entró al lugar y encendió la lámpara en el techo con un lumus antes de dejar el café sobre la mesa, sus manos comenzaron a temblarle, —mierda— pensó, ya se estaba arrepintiendo, ¿Y si decidía no seguir con es estúpido plan? comenzó a preguntarse, pero ya era tarde, no podía acobardarse, tenía en sus manos el destino que ella y Astoria buscaban, amaba a Harry pero no estaba segura de querer hacer eso.

Aun con dudas destapó el café y vertió todo el frasco tal cómo Astoria le dijo, giraba la cabeza de vez en cuando en dirección a la ventana de la oficina mientras lo hacía, con el fin de cuidar sus espaldas pero no había rastros de Draco ni de ningún otro empleado, seguramente todavía era temprano. Ginny volvió a colocar la tapadera del café antes de salir, una vez estando fuera divisó al rubio caminando en dirección a la oficina, su corazón comenzó a latir con fuerza debido a los nervios. Ginny estuvo a punto de abrir la boca y decir toda la verdad cuando Malfoy la saludó.

—Isme, buenos días, siempre tan puntual —saludó el rubio a quién creía que era su secretaria.

La falsa Ismelda se limitó a sonreír, Draco entró a su oficina y Ginny sintió alivio que no hubiese notado nada extraño en ella. ¿Ahora cómo le haría para irse? el efecto de la poción terminaría pronto y necesitaba regresar.

—Isme, ¿Puedes traerme la carpeta que Kingsley tendría lista para hoy? —preguntó el rubio, la mujer asintió teniendo una perfecta excusa para irse, no quería ser testigo de cómo bebía el café, ya tenía suficiente con el cargo de conciencia.

Caminó directamente al área de chimeneas dónde segundos después subía por la cabina de teléfono directamente al mundo muggle, justo a tiempo de que Ismelda volvía a tomar la forma de una mujer más joven, afortunadamente nadie pasó por ahí cuando llegó y se atrevió aparecerse en el granero el cual tal y cómo lo planearon estaba vacío, lo único que encontró a excepción de un par de muebles viejos y algo de paja fue una nota.

"Gracias por tú ayuda, para este momento Ismelda ya debería estar en su casa y Draco a punto de venir a mi, no te preocupes que modificamos un poco sus recuerdos para que todos estemos a salvo" —Astoria.

No tenía nada de qué preocuparse, ahora sí Harry sería para ella, después de todo no había que temer.