El verano llegaba a su fin, las hojas de los árboles comenzaban a caer con lentitud sobre las calles de la ciudad anunciando el otoño, el clima era ligeramente frío, tal cómo le gustaba a la pareja, por ello ese día Harry lo consideró perfecto para llevar a cabo la propuesta qué llevaba tiempo rondando en su mente.

Sirius había preparado con ayuda de Remus una cena especial para la pareja, Harry creía qué el tomarse el tiempo de cocinar por uno mismo era un acto de amor muy valioso y aunque a él mismo le habría encantado hacerlo, no contaba con el tiempo suficiente, pues deseaba pasar todo el tiempo qué le fuera posible junto a Draco, por ello Remus tuvo la iniciativa de ser ellos quienes prepararían la cena, mientras qué Harry cuidaba del rubio y su hijo, además, la pareja comentó qué actuando de esa manera, Draco no se daría cuenta de los recientes planes del azabache y por lo visto ambos tuvieron razón.

—Gracias por cuidar de nosotros —murmuró el rubio.

—Daría mi vida por ustedes, los amo mi amor —Harry se inclinó para dejar un suave beso en los labios de Draco.

—Y nosotros te amamos a ti —dijo el rubio lleno de felicidad.

Harry le respondió con otro beso en los labios, y se apartó ligeramente nervioso, sin embargo desvió la atención cuando se apartó de la cama para traer consigo la cena.

—Hoy cenaremos aquí, juntos —dijo Harry colocando junto a Draco la mesa con ruedas.

—Me parece increíble, pero amor bien podría cenar en el comedor, no estoy invalido —se quejó el rubio.

—Tienes qué guardar reposo cariño, y no está a discusión —respondió el azabache con voz firme.

Draco hizo un puchero y a Harry le pareció la cosa más adorable del mundo.

Harry levantó la tapadera de la charola y la colocó en el compartimento debajo de la mesa. La cena consistía en estofado de pollo con verduras, la dieta de Draco no era tan estricta pero David y Pansy le recomendaron disminuir la cantidad de grasas y aumentar las frutas y verduras, aunque podría no funcionar del todo al estar embarazado, con base a las estadísticas de una persona en su estado, las náuseas aparecerían, causándole molestias y repulsión de algunos alimentos. Hasta ese momento, lo poco qué comió en el hospital en cuanto despertó no lo devolvió, al contrario, su cuerpo demandaba comida sólida y no los suplementos qué le dieron mientras estuvo inconsciente vía intravenosa.

—Huele delicioso —murmuró Draco.

—Y sabe mejor

Harry se alegró de qué el rubio tuviera una buena impresión ante el aroma de la comida, recordaba qué parte de los puntos recalcados de los síntomas de Draco por el embarazo no se habían presentado tan intensos y eso le alegraba.

El azabache sirvió dos platos de comida medianamente llenos y antes de pasarle su plato al rubio se sentó junto a él en la cama.

—Quiero qué se alimenten bien —mencionó Harry.

Draco sonrió.

—Lo haremos, tú hijo tiene mucha hambre —respondió el rubio tomando su plato de comida.

Harry le miraba comer con mucho apetito y felicidad, situación qué le llenaba el corazón con la misma emoción.

El tiempo transcurrió entre pláticas sobre los planes a futuro de ambos, y fue cuando Harry comenzó a notarse más nervioso, no le iba a pedir a Draco matrimonio pero se sentía igual. Además no habían hablado sobre el lugar de residencia de la pareja ni la situación actual de sus ex parejas hasta qué el rubio lo sacó al tema.

—Cariño, sé qué no has querido hablar de esto conmigo por mi salud pero es algo qué tengo derecho a saber —dijo Draco, Harry le miró esperando la pregunta qué le había estado evadiendo—. ¿Qué sucedió con nuestros ex 's? —preguntó al fin.

El estómago de Harry se contrajo dolorosamente, haciéndole perder el apetito.

—Si no me quieres contar está bien pero al menos me gustaría estar seguro si ya no corremos peligro —explicó.

Harry lo entendía, prácticamente esa había sido la razón por la qué Draco se encontraba convaleciente, compartiendo habitación con él en Grimmauld Place.

—La situación con ellos ha sido complicada —comenzó Harry—, Ron fue a buscarte al hospital cuando salió del ministerio por falta de pruebas, al parecer quién planeó todo fue Hermione y él fue su cómplice en cosas mínimas qué no lo incriminan directamente

A Draco le sorprendió escuchar eso, aunque por la forma en qué lloraba cuando firmaron el divorcio era lógico qué no contribuyera en su actual estado de salud.

—Al interrogarlo con un poco de ayuda con veritaserum, confesó qué después de mandarnos las cartas, siguieron a la lechuza por carretera en el auto de los Granger, su primer destino fue Wiltshire dónde la lechuza llegó con tú carta, pero nosotros ya nos habíamos movido de lugar, entonces tú madre recibió la carta y la mandó un día después —continuó el azabache—, la mía llegó aquí directamente y bueno nos la entregaron al mismo tiempo con un mensaje específico y la intención de obligarnos a confesar si estábamos juntos o no.

—Entonces era cierto, Granger ya lo sospechaba —confirmó Draco.

Harry asintió.

—Y no sólo eso, ella tiene la costumbre de investigar todo a diestra y siniestra, y no le fue difícil llegar a la conclusión de qué si teníamos un hijo el divorcio vendría fácil y cuando sucedió planeó hacerte daño cómo venganza…

—Eso está un poco enfermo —murmuró el rubio.

—Lo sé, pero hubo algo qué me dejó inquieto, si ella sabía de tú embarazo, ¿Por qué no me lo dijiste de inmediato?

Hasta ese momento Harry no había tenido la oportunidad de preguntarle cómo se había enterado del embarazo y cuál había sido su reacción. Por el lado del rubio tampoco estaba al corriente de cómo Harry se había enterado.

—Lo supe el día de tú cumpleaños —confesó—, ese día me sentí mal y fui a San Mungo a ver a Pansy, y hacerme un chequeo, cuando me entregó el resultado sentí miedo y emoción, pero no podía decirte de inmediato, era tú cumpleaños, uno muy diferente al de los años anteriores, deseaba llenarte de paz y alegría, pensar sólo en ti rodeado las personas qué te queremos

Harry no sabía cómo sentirse ante la noticia, por un lado era consciente de qué Draco no le ocultó la noticia con mala intención, pero también tenía derecho a saberlo y no esperar tanto tiempo.

—Te lo agradezco amor, tuve uno de los mejores días de mi vida —le agradeció—, pero sabías qué si teníamos un hijo el divorcio vendría fácil

Draco lo miró con notoria vergüenza y culpabilidad, bajó la mirada para evitar qué Harry le viera llorar.

—Al comenzar el trámite teníamos la esperanza de obtenerlo con la aceptación de nuestros ex' s, sin embargo al darnos cuenta qué no sería tan sencillo, hacíamos el amor sin parar con la esperanza de tener un bebé y funcionó, luego mandé los resultados de mi prueba para de una vez por todas finalizar el trámite, yo te quería dar la sorpresa de una manera especial y confesarte todo esto, además creí qué todavía era demasiado pronto para revelarlo, sólo tenía una semana cuando lo supe…

Gruesas lágrimas corrían por el rostro del rubio, dejando camino hasta su cuello blanco.

—Perdóname —sollozó el rubio—, yo te amo, sólo quería resolver algo por mi mismo y qué por una vez no tuvieras el peso de todos los problemas sobre los hombros

Harry tenía muchas emociones encontradas, se sentía agradecido pero a la vez confundido por la falta de información, aunque Draco había actuado sin la intención de herirlo, le habría gustado compartir la noticia del embarazo juntos.

—No te culpo —habló al fin—, pero me habría gustado saber la verdad por ti, pero no contábamos con la gran hazaña de mi ex —objetó con sarcasmo.

—Yo tenía planeado una sorpresa para darte la noticia amor —murmuró Draco.

—¿Cuál? —preguntó Harry.

—Compré algo de ropa y juguetes de bebé, además hice una carta para ti mi amor —dijo Draco, sus lágrimas todavía resbalaban por sus mejillas.

Si había algo qué a Harry le movía el corazón era ver llorar a la gente qué amaba. Hizo su orgullo a un lado y se acercó a abrazar a Draco.

—Te amo Harry —dijo el rubio aun llorando.

—Te amo, los amo más qué a mi vida, mi amor —Harry no contuvo más sus lágrimas y lentamente resbalaron por sus mejillas.

—Perdóname —insistió Draco.

—No tengo nada qué perdonarte —respondió y segundos después carraspeó para volver a hablar—; ¿Amor, quieres ser mi…?

Harry no terminó de formular la pregunta qué tenía en mente, si analizaba la situación con cuidado; se podría dar cuenta de qué ellos estuvieron juntos desde el momento en qué intentaron formar una familia con otras personas, se habían conocido mucho más a fondo en sus múltiples reuniones, dándose cuenta de lo similares qué eran, los dos habían pasado por situaciones en contra de su voluntad y al final encontraron consuelo en el otro, sanando todas esas partes rotas qué había en ellos y disfrutando el tiempo juntos a la hora del desayuno, almuerzo o cena, y en ocasiones de pequeños o largos paseos por Londres. Se habían conocido en su etapa más abierta y vulnerable por lo qué no tenían nada qué ocultar, sabían tantas cosas el uno del otro qué no tenían qué repetirlas. Entonces Harry se hizo la pregunta: ¿Él estaba seguro de proponerle a Draco únicamente ser su novio?. No, él quería algo mucho mejor para él y su hijo, darles un hogar lleno de amor, ser una pareja estable, crecer juntos día con día, sus planes a futuro no lo tenían completamente claros hablando de lo personal, lo qué sí era una realidad era su profundo amor. Y al final, ¿Qué importaba si le ocultó información? Draco había actuado sin maldad o ventaja, sólo buscaba tener paz para ambos y al final del camino lo habían logrado.

Armándose de valor, Harry terminó la frase qué había quedado al aire, dejando a Draco confundido durante un par de minutos.

—¿Quieres ser mi esposo?

El rubio detuvo su llanto, se había quedado frío ante la pregunta.

—¿Qué? —preguntó en voz muy baja.

Harry se apartó del abrazo para mirar al chico frente a él, tomándolo de sus mejillas, todavía húmedas y sonrojadas.

—¿Qué si te casas conmigo? —preguntó de nuevo—, sé qué hace muy poco salimos de un matrimonio lleno de falsas ilusiones, pero sé qué nosotros nos queremos de verdad, vamos a tener un hijo y lo único qué deseo es qué crezca en una familia llena de amor junto a sus padres, si es qué tú también lo quieres, sino yo puedo esperar, sólo quiero formalizar nuestra relación y qué todo el mundo se entere, ya no vamos a escondernos de nadie mi amor… —finalizó la oración.

—Sí quiero Harry, quiero casarme contigo mi vida —respondió Draco, ahora derramando lágrimas de felicidad.

El azabache apartó una mano de la húmeda mejilla del rubio para introducirla en el interior de su chaqueta, mostrando una pequeña caja aterciopelada color negro y la abrió, dejando ver un hermoso anillo de plata con incrustaciones verdes, era literalmente una joya visual, una perfecta combinación de ambos pares de ojos.

—Es precioso —murmuró el rubio.

—Y es tuyo —dijo y procedió a tomar el anillo y colocarlo en el dedo anular de la mano izquierda de su prometido—-, te amo

—Te amo mi amor —Draco se abalanzó a él, sintiendo una ola de emociones positivas en él.

—¿Cuándo te gustaría qué nos casáramos? —preguntó Harry apartándose del abrazo, quedando a poca distancia de Draco.

—Me casaría contigo en este momento —confesó, inundado por la emoción—, pero no hay prisa

—Tienes razón cariño —respondió el azabache.

Draco se inclinó hacía él para besarlo, todo lo qué nunca llegó ni llegaría a sentir por nadie más (sobre todo por su ex) lo sintió con Harry.

El chico de ojos verde brillante le correspondió el beso, lleno de un amor bonito y correspondido, lentamente fue tomando intensidad hasta qué el rubio terminó a horcajadas de Harry.

—Cariño… —murmuró Harry apartándose ligeramente de Draco.

El rubio se negó a detenerse y continuó su labor ahora besando su cuello.

—N-no… no podemos… —jadeó y sin poder evitarlo dejó caer su cabeza hacía un lado.

Draco mordía la piel de su novio con ansiedad, dejando marcas en su piel.

—Draco, ¿seguro qué…?

—No soy de cristal Potter, claro qué me puedes follar ahora —sentenció y atacó de nuevo sus labios.

La parte racional de Harry le decía qué debían detenerse, Draco aun estaba delicado, pero su cuerpo no parecía cooperar, sus manos descendieron por la espalda del rubio hasta llegar a su culo el cual apretó, el rubio gimió en su boca y comenzó a restregarse contra él.

—Fóllame, yo sé que quieres estar dentro de mí —murmuró Draco en su oído, mordiendo el lóbulo de la oreja.

—Joder… te voy a dar durísimo —murmuró.

Draco sonrió satisfecho, se apartó un poco de Harry aun en su posición para quitar su estorbosa chamarra y posteriormente su playera.

—Te extrañé —dijo Harry cuando Draco paseaba las manos por su pecho desnudo y perfectamente marcado.

—Siempre estaremos juntos, nada nos va a separar lo prometo —aseguró, sin quitar la mirada del cuerpo escultural de Harry.

Volvieron a los besos pasionales y ahora fue turno de Harry de desnudar a Draco, comenzó quitando la chaqueta café qué llevaba y la estorbosa camisa negra qué desabotonó con agilidad a pesar de intentar ser lo más cuidadoso posible con su prometido.

Harry observó el pecho blanquecino de Draco, completamente limpio, sin vello a comparación de él, estaba marcado también y muy apetecible. Acercó su boca a uno de sus pectorales y tomó uno de los pezones de Draco con la lengua y comenzó a juguetear, lo mordió, lamió y chupó hasta dejarlo duro e hizo lo mismo con el otro. El rubio jadeaba y mordía su labio inferior lleno de excitación, revolviendo el cabello azabache mientras hacía su labor.

El chico de gafas decidió qué era suficiente y recorrió con besos húmedos aquella hermosa piel rubia, totalmente a su disposición, llegando hasta su cuello, lamiendo y dejando marcas rojas, recordando qué era suyo y de nadie más.

Draco no había dejado de emitir sonidos placenteros al sentir los labios de Harry por su piel, pero querían más, necesitaban sentirse completamente. El azabache los obligó a cambiar de posición, cargando al rubio para recostarse en la cama y tomar su lugar encima de él, en ese instante volvió a besarlo, lleno de pasión y deseo, Draco paseó sus manos por la espalda de Harry, ligeramente tibia por la temperatura qué iba subiendo en aquella habitación.

—Harry… nos escucharán —habló el rubio con dificultad al tener a Harry recorriendo su torso con besos hasta llegar a la pretina de su pantalón.

Al ser consciente de qué en efecto Remus y Sirius podían escucharlos, Harry se enderezó para tomar su varita, murmurando un hechizo qué cerró la puerta y silenció la habitación.

—Listo, ahora sí te haré mío —dijo con voz ronca qué excitó tremendamente a Draco y lo atrajo de nuevo para besarlo.

Draco tomó por a Harry por su redondo y bien formado culo, le excitaba de sobremanera tenerlo encima suyo y frotándose aun con sus ropas.

El azabache volvió a enderezarse para terminar de desvestirlos, le urgía sentir a Draco y correrse dentro de él, tenía su erección tan dura qué dolía y no podía esperar mucho tiempo más. Una vez desnudos Harry llevó sus dedos hasta los labios del rubio con el fin de mojarlos un poco antes de ser introducidos en su entrada. Lentamente el chico de gafas redondas qué ahora se encontraban empañadas y se las quitó antes de introducir uno de sus húmedos dedos, haciéndole gemir a Draco, cerró los ojos disfrutando la sensación en su interior, qué ya no le era tan incómoda cómo al principio.

Cuando el tercer dedo dilató mejor a Draco, Harry murmuró un hechizo de lubricación qué le hizo jadear al chico debajo suyo al sentir algo frío en su interior, pero afortunadamente logró su objetivo: entrar de una sola estocada en él.

—¡Ah! Mierda… —gimoteó el rubio—, mhhh Harry…

—Estás jodidamente apretado —respondió Harry con la respiración entrecortada.

Gotitas de sudor se posaban en su frente y su cabello mojado se pegaba contra su piel.

—Muévete —ordenó el rubio.

Harry no respondió, al menos no con palabras, comenzó las embestidas lentas y pausadas con el fin de no correrse a la primera, ahora se daba cuenta qué todo ese tiempo sin tener sexo le estaba afectando, era un jodido pervertido y calenturiento, pero no podía evitarlo, no con él. Hizo una pequeña pausa en la qué se frotó un poco los ojos con el dorso de la mano. Draco le iba a preguntar si veía bien cuando sintió a Harry hundirse más, golpeando directamente su próstata.

—Harry, Oh sí, Harry fóllame… más duro, dame más —le imploró Draco.

—Me encantas Draco, me vuelves loco, te amo —respondió con voz ronca.

Harry aumentó la velocidad de cada embestida, Draco lo rodeó por la cintura con las piernas, le tomó de nuevo por la espalda, rasguñando su piel, a Harry no le importaba, al contrario, le encantaba tener marcas qué le recordaran las múltiples y excitantes sesiones de sexo con el hombre qué amaba.

—Me voy a correr —gimoteó Harry.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Sí! ¡Joder, sí! —gritó el rubio cuando Harry tocó su punto dulce, inclusive él le ayudaba a moverse más rápido.

Harry se corrió soltando un gemido alto y placentero, mientras qué Draco apenas y logró emitir un sonido cuando el orgasmo le inundó.

—Harry, fóllame otra vez —suplicó el rubio.

El nombrado no se negaría a una segunda sesión de sexo, ahora cambió de posición e hizo qué Draco lo montara, mientras qué él tomaba un mejor lugar en la cama, recargándose sobre la cabecera y un par de almohadas qué anteriormente le ayudaban a Draco a sentirse cómodo.

—Oh sí Harry, te amo, te amo, me encantas.

Harry lo abrazaba por la espalda mientras el rubio daba pequeños saltos sobre su gruesa polla qué no tardó en volver a endurecer, se besaron de nuevo, perdiéndose en el momento placentero y lleno de amor.

—Eres tan sexy Draco —murmuró el azabache.

Draco dio un par de saltos más antes de correrse de nuevo sobre el pecho de Harry, mientras qué este último volvió a llenarlo con su semilla.

Draco lo besó lento y profundo mientras los recientes efectos del orgasmo disminuían de sus cuerpos, al estar más relajados, las caricias en sus pieles eran mucho más tiernas y suaves, Harry cayó rendido sobre la cama y Draco aun sintiendo a Harry en su interior se acomodó en su pecho, siendo rodeado por los brazos contrarios.

—Amor, ¿Cómo te enteraste de mi embarazo? —preguntó Draco, todavía recargado en el pecho de Harry.

—Por accidente y me desmayé de la impresión —confesó.

—¿Qué? —el rubio estaba realmente impresionado ante la nueva información.

—Se me bajó un poco la presión ante la noticia y el enfrentamiento qué tuve con tus padres y Pansy por no haberme dicho me alteró —explicó por primera vez desde qué había sucedido.

Draco le miró sorprendido, no esperaba qué hubiera sucedido tal cosa y qué le hubieran ocultado la verdad a Harry, ahora lo entendía y no era justo para él no saberlo, era su derecho cómo su pareja y padre de su hijo.

—No lo puedo creer, ¡Te debiste haber enterado tú primero! ¡Eres el padre de mi hijo! ¡Somos tú familia! —Draco comenzó a alterarse, por un momento tuvo ganas de tener a sus padres enfrente y a Pansy para exigirles una explicación.

—Amor tranquilízate, no debes alterarte demasiado por nuestro bebé —debatió el azabache.

—Es qué no entiendo cómo te hicieron eso —la voz del rubio se cortó.

Harry lo abrazó.

—Mi amor, desconozco el por qué me ocultaron la información —habló con voz suave—-, y quiero suponer qué fue por mi estado de salud, tuve síntomas de depresión

—¿Qué? —interrumpió Draco.

—Estaba muy triste por tú salud cariño y si recibía la noticia en ese momento no sé qué hubiera hecho, fueron tantas cosas juntas qué inclusive dejé de lado el asunto legal contra Granger y Weasley, no me enfoqué en nada más que en ti, todo esto qué sé me lo dijeron ayer —Harry hizo una pequeña pausa para tomar aire y continuar—, Kingsley comentó qué era necesario hacer una declaración formal pero no pienso arriesgarnos, tendrán todo lo qué quieran saber por escrito, no pondremos un pie en el ministerio aunque ellos estén presos en los calabozos de alta seguridad.

—¿Con qué ese fue su destino? —dijo el rubio ciertamente incrédulo.

—Sí, no les han dado sentencia, es probable qué ella pase un largo tiempo en Azkaban, y aunque de él no estoy seguro, las pruebas en su contra no son suficientes —expresó.

Harry nunca le había temido a nadie, y no lo tendría ahora de su ex mejor amigo, pero si le preocupaba qué intentara acercarse a Draco nuevamente y hacerle daño. Y si eso llegara a ocurrir, Harry no se iba a tocar el corazón, tendría qué pasar por encima suyo antes de tocarlo a él y a su futuro bebé.

—Lo qué sea qué pase lo resolveremos juntos —aseguró Draco.

Harry sonrió y comenzó a dar caricias en su suave y rubio pelo, amaba tener a Draco así, junto a él, amándose y sin tener a nadie qué se interpusiera en su felicidad.

—¿Cuándo le diremos a nuestras familias qué nos vamos a casar? —cambió Harry el tema.

—Lo más pronto posible, sería lo ideal, de momento Remus y Sirius serán los primeros en saberlo, después le diremos a mis padres —dijo Draco.

—Me asusta —confesó el azabache.

Draco se río.

—¿Qué es tan divertido? —preguntó Harry ofendido.

—Nada, nada —Draco cortó su risa pero segundos después se volvió a reír.

—Pobre de mi —Harry fingió un sufrimiento.

—-Y yo soy el Dramático.

Ambos rieron cómplices antes de volver a perderse el los labios contrarios por un largo rato.

—¿Se van a casar? —preguntaron al unísono Remus y Sirius.

—Sí —confesó Harry.

La pareja llegó a la conclusión de no esperar más tiempo y decirles la noticia a la pareja pues Harry le confesó a Draco qué en un inicio la idea era ser oficialmente novios pero al reflexionarlo un poco decidió dar el siguiente paso.

—No tenemos prisa por casarnos, queremos disfrutar nuestra relación y también mejorar mi salud en cuanto al bebé —continuó el rubio.

Por un momento se arrepintieron de haber confesado la noticia ese mismo día durante la cena.

—Nos sorprende —confesó Sirius—, pero ¿Están seguros?, no digo esto para hacerlos entrar en conflicto pero hace un par de meses qué están separados y recién divorciados

—Chicos no pretendemos qué ante esto pongan en duda su decisión, pero sí qué estén seguros y no se dejen llevar por las emociones —dijo Remus.

—Draco y yo tenemos claro qué nos queremos mucho y por eso llevaremos el tema con calma, sólo queríamos formalizar nuestra relación y qué nuestro hijo nazca en una familia estable —completó Harry.

—En ese caso muchas felicidades, me alegra qué tomes el tema con madurez, tú también querido sobrino, me alegra qué sean felices —dijo Black.

Draco sonrió.

—Gracias

—¿Piensan vivir juntos? ¿En otra parte?, por qué no nos molestaría qué siguieran viviendo aquí, la casa es bastante grande —comentó Sirius.

—Estoy de acuerdo —concordó Remus.

—En realidad no hemos hablado de eso —Harry volteó a ver a Draco quién se encogió de hombros en respuesta.

—De antemano ya saben qué pueden quedarse aquí, y no tenemos problema con qué mi prima y su adorado marido —objetó lo último con sarcasmo—, vengan a visitarnos.

Los tres acompañantes de Sirius rieron ante eso.

—Lo tomaremos en cuenta, gracias padrino —dijo Harry.

La pareja no sabía cómo iban a confesarle la noticia a los padres del rubio y Harry personalmente estaba ligeramente asustado, sólo un poco.

Cuando los padres del rubio llegaron a Grimmauld Place al siguiente día a visitar a su hijo, Harry estuvo a punto de quedarse encerrado en el baño, pero esa acción no iba acorde a un Gryffindor, mucho menos frente a su padrino.

—Llegó la hora —anunció Draco, ofreciéndole la mano a Harry para qué la tomara.

Harry entrelazó sus dedos con los contrarios y asintió, amenazando con devolver el desayuno y tomando en cuenta qué no era él quién estaba embarazado.

La pareja salió algo nerviosa de la habitación qué compartían hacía la sala principal de Grimmauld Place, Harry cuidaba de Draco en todo momento y esa ocasión no fue la excepción.

—Cariño —dijo Narcisa con alegría en su voz al ver a su hijo.

—Mamá —Draco soltó la mano de Harry para ir con su madre y darle un abrazo.

Harry compartió una mirada con Lucius Malfoy, sintiéndose aún más nervioso, el mayor le fulminaba con la mirada y este se limitó a saludar con un breve movimiento de cabeza.

—Padre —saludó el rubio y le dio un pequeño abrazo a su padre.

—Hijo, ¿Cómo te encuentras? —preguntó el mayor de los Malfoy.

—Bien, Harry me ha cuidado bastante —respondió con la mayor tranquilidad posible.

—Ya lo creo —musitó Malfoy.

Hubo una breve plática entre los tres Malfoy hasta qué Draco decidió qué era momento de revelar la noticia.

—Mamá, papá —comenzó el rubio—, Harry y yo vamos a casarnos

Los padres del rubio demostraron sorpresa sin ser capaces de ocultarla ante la nueva noticia qué ciertamente no esperaban.

—¿Qué? —preguntó la mujer.

—No sería de inmediato, queremos ir con calma pero si tenemos la intención de formar una familia como es debido —completó el rubio.

—Sí, no hemos hablado sobre vivir juntos en una casa a parte aunque sí es nuestra idea, queremos comenzar por ahí, sobre todo por el bebé para qué tenga su lugar establecido —dijo Harry.

Lucius miraba a Harry con más resentimiento qué al principio. Draco tenía el presentimiento de qué iba a quedar viudo antes de tiempo.

—Sólo queremos qué nos apoyen en esto, Harry y yo nos queremos mucho y también deseamos todo el amor para nuestro hijo —completó.

—Saben qué cuentan con nuestro apoyo —respondió Narcisa por ambos.

—¿Nuestro? —rebatió Lucius.

—Sí, nuestro —confirmó Narcisa—, cómo padres debemos apoyar a nuestro hijo y su familia ahora qué es realmente feliz.

Lucius no podía negar eso.

—Bien señor Potter ya qué formará una familia con mi hijo es mi deber recalcar qué si alguno de ellos sufre por su culpa no vivirá para contarlo —amenazó el mayor.

—¡Lucius! —bramó Narcisa.

—Nada de amenazas a mi ahijado Malfoy —Sirius había llegado de pronto al recibidor.

—Ahora escuchas conversaciones ajenas, ¿No Black? sorprendente —objetó con sarcasmo.

Los dos adultos comenzaron a discutir, teniendo a Remus y Narcisa intentando intervenir, mientras qué la pareja compartió una mirada entre preocupada y divertida.

—¿Así será siempre verdad? —preguntó Harry.

—No lo dudes —confirmó Draco.

La pareja se río y aprovecharon qué ninguno de los adultos les prestaba atención para robarse un pequeño beso en los labios.

Ya se acostumbrarían a ver ese tipo de escenas y tomarlo con humor.