A/N: A que no esperaban que esto saliera justamente una semana después. Pensé que no lo lograría, la verdad. Las dos últimas escenas fueron dolores de cabeza al escribir, pero aquí estamos. Tengo el propósito de al menos no demorar más de dos semanas en sacar un capítulo, de modo que desayunemos este arco rápidamente y podamos pasar al "final" del Libro 1. Aunque igual aviso que Libro 2 será publicado pronto, del cual tendremos al menos unos cinco capitulos (El primer arco tiene one, y son cuatro).

Pasemos a contestar reviews:

- orocontra12: Oh, gracias por todos los comentarios. Responiendo a tus preguntas, pues:

No puedo dar detalles de qué es lo que se planea con Kiara, pero puedo comentar que no es nada bonito y muy probablemente derive en convertirla en el monstruo que es.

Solo diré que la Guerra tendrá lugar durante ese tiempo. Y sobre lo qué quiere Kiichi, digamos que saldar una deuda.

Sobre Reines, Libro 2. Justamente en el primer arco del Libro 2 ella va a ser muy importante en la trama.

- Wex: ¿Quien sabe?

kwamasbaby: Me sorprendió bastante que Kaleid hiciera algo con Shirou en lugar de solo matarlo, honestamente. Fue una escena bonita… Aunque un poco rara, porque el Kiritsugu del mundo de Miyu demostró muy pocas de las cualidades positivas del de Stay Night en cuanto a Shirou.

Habiendo terminado ya. Pasamos al capítulo. Como siempre, encontrarán una segunda nota hasta el fondo.


AVISO Obligatorio: La serie de Fate, sus personajes y todo elemento del Nasuverse presente en lo siguiente no me pertenece. Es propiedad de Type-Moon.


Clave:

'Pensamientos.'

"Diálogo."

Especial

"Voz sobrenatural/Resaltado"

"Taumaturgia."

Í͕̟͓̈́͑ǹ͛͒co͎͉̍̐n̨̼͔̤̉ͮ͊c҉̘̪̟͉e̖͐b̬̝̪͢í̡ͣ̏̄̚bͤl̗͙͕̘͠ͅͅe̟̝͓̘̘͍̮ͤ̿͒ͯ̽̒̀ ̺͕̇ͪ


Konton no Tatakai

Capítulo Treinta y Dos

"Fantasmas Hambrientos."


Residencia Emiya - Misaki.

27 de Febrero de 1998, 19:03 PM…

"Estará todo hecho dentro de unos dos días, Koyama-san. Esperamos que haya sido satisfactorio todo." Apenas la otra persona colgó, Kiritsugu se permitió el soltar el suspiro que había estado conteniendo hasta esos momentos. Trasladar a una persona en un estado de coma a otro hospital y más aún cuando esta se encontraba en el otro extremo del país era el fruto de docenas y docenas de procesos médicos, legales y logísticos, que aun con un conveniente empleo de Interferencia Mental y otros trucos que conocía ya para agilizar el tiempo, había sido tremendamente complicado. Había comenzado a verificarlo desde Noviembre, y hasta apenas llegaría a su conclusión.

Sin embargo, era necesario. Y debió de haberse dado cuenta desde antes.

Casi parecía como si estuviera dormida. Casi.

Los cuidados del Hospital General de Fuyuki eran lo suficientes como para proveerle de la estancia más cómoda posible. Y tres años bajo estos no la hacían lucir demacrada a diferencia de otros que había visto antes.

"Si, es ella." Le dijo a Shirou, quien contemplaba a la mujer en estado vegetal con una expresión de pena profunda. Había querido traer un ramo de flores o algo, pero estaba terminantemente prohibido llevar cosas así a la zona de cuidado intensivo.

"¿No hay nada que se pueda hacer para ayudarla?" Había preguntado.

"Si... Y no." Le respondió en aquel entonces Kiritsugu, colocando una mano en su hombro. "Es posible reparar el daño a su columna y nervios con algunas formas de taumaturgia. Extremadamente difícil, pero posible. Lo investigue apenas pude... Pero está el otro detalle."

"¿Qué cosa?" Shirou parpadeo antes de volverlo a mirar.

"Al estar en ese estado, ser sometida a una operación así podría hacerle más daño que nada. Estaría garantizado que nunca podría volver a despertar." Al contrario, la terminarían matando. Y tampoco era como si se pudiese reparar del todo el daño propinado por el ataque de Berserker. El caballero negro en terminos de fuerza bruta, facilmente habia sido el primero de todos los Servants de la Cuarta Guerra. Un golpe casual a Maiya, quien ni siquiera podía usar Reforzamiento, había sido suficiente para causar aquello. "Lo único que podemos hacer, es esperar que despierte por su cuenta e intentar algo."

Había aprovechado para realizar el proceso gracias al hecho de que no había podido avanzar tan rápido con su investigación del lado de la Marble Trading Company. Wu Yi, el llamado "jefe" de seguridad había desaparecido sin dejar rastro y no se había arriesgado a utilizar lo que había hecho en la sucursal de Kyoto para poder averiguar algo más hasta un mes después. Por lo que descubrió, oficialmente este había ido a parar a Singapur, de regreso a la rama principal de la empresa. Algo que dudaba mucho.

Pero había varias formas de seguir un rastro.

Y era donde estaba ahora.

SLURP.

Hizo caso omiso a como el otro hombre prácticamente sorbía los fideos del cuenco. Gestos peores había visto con otros al comer como para manifestar un disgusto. Y luego de varios meses haciendo uno que otro encargo de manufactura y sobornos ocasionales, se había granjeado hasta cierto punto la confianza de este como para traicionar la conexión cuando ni siquiera había obtenido lo que necesitaba.

"Ah, Bao siempre hace los mejores." De puro milagro, el hombre no soltó un eructo. Aunque posiblemente el campo delimitante que había desplegado alrededor de ambos, de modo que cualquiera que oyera su conversación en el pequeño restaurante-bar chino escuchara algo completamente diferente.

Zhao Lanlan. Por lo que había deducido en parte de sus conversaciones con él así como algo de investigación por su cuenta, sabía ahora que era el tío de la actual cabeza de la Familia Lanlan. Estos al ser de origen chino, normalmente no deberían de tener una posición relativamente alta en la escena del Mundo de la Taumaturgia en Tokyo, si es que no en Japón. Sin embargo habían sabido ser unos oportunistas desde a comienzos del siglo pasado, cuando habían dado arribo desde el continente. De manera no oficial, ellos eran quienes "administraban" el espacio subterráneo donde tomaba lugar el único mercado que había, y no había sido nada difícil averiguar que esto era permitido gracias a las jugosas cuotas que pagaban a la Triada de familias de Tokyo y al Buró del Onmyou para que les permitieran seguir con el negocio.

No había escapado a Kiritsugu el hecho de que aprovecharán la ausencia de Wu Yi para tomar posesión del predio que este había tomado con anterioridad. Y se había acercado tentativamente con tal de comprobar si existía siquiera un lazo con la Marble Trading Company.

"Saben casi igual a los de Hangzhou." Concedió Kiritsugu por cortesía.

"Mientras no digas que los de Guangdong. Habría que revisarte por mal gusto." Se rió animadamente el hombre. Zhao no era un hombre que parecía cuidarse mucho. La sombra de una barba apenas mal afeitada se asomaba por debajo de su mandibula y una parte de su rostro estaba picado por puntos negros. Un bigotito de estilo manchú se distinguía por encima de sus labios y el cabello aceitoso se dividía en dos mechones que caían sobre sus costados. No lo llamaría sumamente escrupuloso, pero al menos cumplía lo que se le pedía. Y hablando de ello.

"Jaja, escuche un rumor sobre el idiota de Wu." Finalmente lo soltó mientras le daba un sorbo a su cerveza. "Se metió con quien no debía en un juego de cartas y tuvo que salir huyendo hasta Hawai. No creo que vuelva a asomar su nariz por aquí en un buen tiempo si alguien pone precio a su cabeza."

'Lo dudo.' Kiritsugu pensó. "¿Quién diantres le persigue como para ir hasta allá?"

"Bah. ¿Quién sabe? Sicarios de la Mansion Espiral a lo mejor. El cielo sabe que sobran de estos." Zhao finalmente dejó escapar el eructo que llevaba formándose desde hace rato. "Ah, pero si tienes tanto interés en ello. Hay una persona que puede ayudarte a investigarlo. La encontrarás en el Garan no Dou, por Mifune."

xXx

Garan no Dou - Mifune.

2 de Marzo de 1998, 14:15 PM…

"Huh, de no ser porque la dirección es la misma que está escrita aquí, pensaría que estamos frente al edificio equivocado." Era muy fácil asumir el porqué Kiritsugu pensaba eso, especialmente tras observar lo mismo que él. Contaba al menos con unas cuatro plantas y ocupaba buena parte de la calle, al lado de una serie de apartamentos que seguramente nadie ocupaba. Una antena oxidada estaba colocada en un costado, en un ángulo que bien podría recordarle a uno la imagen de un platillo volador. "Parece una ruina."

"Es una." Comentó Shirou antes de olfatear el aire, pudiendo detectar al menos un campo delimitante rodeando tranquilamente los alrededores. "Debe haber más de una barrera aparte de la que puedo oler."

Frunciendo el ceño, Kiritsugu comprobó lo mismo antes de asentir. "Muy bien. Hay que entrar entonces."

La única vía de acceso al interior consistía en unas escaleras que ascendían hasta una pequeña explanada donde podía verse un umbral en cuyo fondo reposaba una puerta doble sin ningún seguro. Al empujarla, un pasillo pintado de blanco con un suelo compuesto de adoquines que recordaban al patrón de un tablero de ajedrez quedó expuesto. La estancia también contaba con dos sillones viejos cerca de una esquina donde una puerta gris yacía y del otro lado, un elevador directamente.

"Espera aquí, no debería tardar mucho." Le pidió Kiritsugu antes de dirigirse hacia el ascensor. Por lo que le había comentado el joven que había atendido su llamada telefónica el día de ayer, las oficinas se encontraban en el cuarto piso. "¿Tienes con que distraerte, no?"

Shirou asintió, revelando su libreta, la cual agitó en el aire.

"Muy bien. Faltan todavía como unas tres horas para lo de Taiga. Podemos ir a comer después de esto. ¿Algo que se te antoje?"

"Comida china." Añadió burlonamente el pelirrojo, muy para el fastidio de su padre adoptivo, quien puso los ojos en blanco.

"Muy gracioso. Ahora regreso." Y terminó por internarse en el elevador, dejando a Shirou solo en la estancia. El niño apenas le echó un vistazo más a sus alrededores antes de caminar al sillón más grande y tomar asiento sobre este. Abriendo su libreta, comenzó a revisar las últimas notas que había tomado.

Kiritsugu lo había traído consigo debido a que el lugar estaba en el mismo distrito donde seria el Torneo de Kendo en el que Taiga iba a participar, así como otra cosa que tendrían que hacer justo después. Por lo que era redundante dejarlo en Misaki hasta aquel entonces y pedirle el favor a los Fujimura había sido descartado, cuando ellos se encontraban con un compromiso previo.

Creaaaaaak!

El sonido de algo de madera crujiendo bastante cerca de él fue suficiente para hacer que se sobresaltara. Mirando a un costado, parpadeo un tanto confundido tras observar como la puerta de madera que juraba que había estado cerrada unos momentos atrás, yacía ahora abierta. '¿No la cerraron bien?'

Levantándose del sillón, se acercó y contempló unas escaleras que conducían a la penumbra.

Sniff, sniff.

'Otro campo delimitante.' Pensó, una vez que detectó las finas hebras que envolvían el espacio. Podía regresar tranquilamente a su libreta tras cerrar la puerta, podría. ¿Pero que tanto daño haría revisar qué había abajo?

"Trace on." No hacía mucho frío pese a estar aun en Invierno, pero la sensación de su energía mágica fluyendo a través de él fue reconfortante mientras descendía por las escaleras hasta llegar al suelo. Frunciendo una vez más el ceño, contempló los alrededores antes de dar un paso hacia adelante. Todo permanecía oscuro y no divisaba algún interruptor de luz. O al menos eso había creído, pues al caminar un poco más, al menos unas siete se prendieron de la nada, revelando algo del contenido de la habitación.

"¿Oh?" Parpadeo al observar entonces una serie de vitrinas acomodadas estratégicamente de un lado a otro. Era como si se tratase de un laberinto compuesto de paneles de vidrio, lo suficientemente anchos para tener algo montado adentro. La luz venía justamente de estos a partir de un tipo peculiar de lámpara pálida y con forma de cubo. Supuso que era mágica de alguna forma u otra, porque estaba seguro que normalmente estas producían sombras.

Acercándose un poco más, Shirou pudo apreciar mejor lo que estaba en exhibición: Muñecos y marionetas.

'Bueno, con algunos no parece.' Pensó, tomando especialmente en cuenta a las que tenían un tamaño que nada podría envidiarle a un maniquí de tienda departamental. Si, algunos de los que estaban colocados en la primera hilera eran muñecos y títeres normales, salvo que estaban pintados de tal manera que sentía que pertenecían a un museo. Pero había otros también de aspecto un tanto más... Curioso.

'Verde.' Fue lo primero que pensó al observar al primero de estos. Al menos unas cinco cabezas mas alto que el, era una figura esbelta pintada de un verde musgo que contaba con unas articulaciones unidas por esferas de rojo vibrante asi como uno que otro rasgo ocasional cromado en amarillo dorado. Aun si contaba con la ilusión de facciones de una persona, justamente como un maniquí, un círculo ornamentado que compartía el color de los detalles yacía justo sobre su frente, dándole una apariencia ciclópea.

'Karasu y los espantapájaros de la familia de Nagisa ni de broma tienen tantos detalles.' Pensó, antes de mirar a la siguiente figura.

Si bien la forma básica y el tamaño eran idénticos, hasta ahí terminaba la comparativa. Era mayoritariamente blanca, incluso con detalles marmoleados de olas grabados en el pecho y los antebrazos. Sin embargo, los rasgos que más llamaron su atención eran la colorida efigie en rojo pálido que rodeaba sus ojos al estilo de un antifaz, encima decorado con un diseño de enredaderas doradas y el espacio cubierto por una tapa de vidrio en su estómago, donde divisó el brillo de lo que era indudablemente una gema.

'¿Será ese su núcleo?'

Volviendo a caminar, se distrajo observando el resto, y vaya que había variedad. Una tercera parecía ser el equivalente a un esqueleto metálico con uno que otro engranaje en su cuerpo, ataviado en los fragmentos de una armadura tradicional samurai que a ratos parecía casi haberse fundido con partes de su cuerpo. Estaba también una de su tamaño que mostraba a un niño rubio y de ojos azules que luciría prácticamente normal de no ser porque desde abajo de su torso, contaba con dos poderosas piernas peludas que terminaban en unas zarpas de aspecto afilado. Era como si un hombre lobo se hubiera quedado congelado a media transformación.

'Huh, esa luce como si le hubiera disparado una espada sobrecargada.' Comentó en su cabeza al contemplar una medio destruida que aparentaba estar a semejanza de una mujer pelirroja. Dando la media vuelta, soltó un respingo al observar otra de una mujer.

Ataviada en un kimono bastante elegante, con una flor de tela inmensa, era fácilmente la marioneta más vistosa que había visto hasta ese momento. Ayudaba a que tuviera cuatro brazos. Uno sosteniendo un inmenso arco mientras que otro de los opuestos portaba una larga pipa, pero era el tercero el que atrapó por completo su atención al ver que blandía una larga naginata que no le parecía que fuera de plástico.

"Trace on." Murmuró, en un intento por leerla. Sin embargo, terminó por enfocarse en la figura completa de la mujer y parpadeo varias veces a medida que una serie de planos confusos aparecieron en su mente. Instintivamente, propinó una palmada a su frente como en un esfuerzo inutil por cortarlos hasta recordar que podía hacerlo a voluntad. "Alto."

Agitando su cabeza a la espera de una posible migraña, examinó lo que tenía y al instante quedó anonadado. ¿Y cómo no podría? Cuando había comparado las marionetas en las vitrinas con lo que había visto en Azumi, había sido tan sólo una estimación, ver las pruebas directas era un caso totalmente distinto. Los espantapájaros de los Nagoro eran básicamente estructuras rellenas con distintas cosas, atadas con hechizos que permanecian inactivos hasta que alguien creara hilos con energía mágica y los controlará mediante estos. Pero en esencia, las cosas no podían ser más diferentes con lo que estaba observando ahí mismo.

Si los espantapájaros de los Nagoro eran una página escrita con caligrafía impecable, las marionetas en las vitrinas eran como la pantalla de la computadora portátil de Kiritsugu. Había capas y capas de datos y símbolos brillantes, además de patrones en ellas que no entendía bien cómo funcionaban, pero le daban la idea de que eran cosas a las que se les había puesto mucho empeño. Y no tardó en reafirmar la opinión, al observar de la misma manera a las que había visto antes ya.

'¿Habrá algo más por aquí?' Pensó, antes de darse la vuelta y retroceder en automático al contemplar algo que le pareció ser un cañón ser apuntado contra el desde adentro de una vitrina. '¡Ay!'

Era la marioneta de un hombre robusto, cubierto con una curiosa armadura compuesta de centenares de anillos de metal diminutos. Cota de malla, le parecía que se llamaba. Los brazos sin embargo, estaban expuestos y simulaban una especie de piel negra recubierta ocasionalmente en placas de metal abollado así como abrazaderas de cuero que terminaban en unas manos desproporcionadas. Se encontraba en una posición que le recordaba a un gorila, como si sus piernas no fueran suficientes para poder mantener el peso de su cuerpo y viendo por como tenía la cabeza, no sería extraño.

Esta era...

Al principio pensó que era una especie de casco o máscara de rostro completo, pero al acercarse un poco más, comprobó que se trataba de la extremidad entera. Le habían soldado la pieza en vez de darle algo normal, y si su propósito era intimidar a alguien, pues vaya que sería efectivo.

Era una especie de cráneo. No humano, de algún animal. ¿Un caballo, quizás? No se le ocurría otra cosa que lo tuviera tan alargado. Aunque pudo ver que lo habían alterado de más. La osamenta entera había sido moldeada de modo se hubiera extendido hasta tener una protuberancia justo en medio que terminaba como la forma del cañón de una escopeta, que era lo que había visto al principio. La efigie entera le provocaba algo de inquietud al observarla, era como una especie de amalgama entre una cosa viva y una fundidora de metal. El que tuviera los dientes del animal pegados aún a la mandíbula no ayudaba mucho. Le recordó a la cosa que Waver había intentado evitar que viera en el cubil del traficante.

"Un momento." Murmuro mientras que entornaba sus ojos al poder ver algo más grabado justamente en los dientes. Al acercarse para poder observar mejor, los abrió con sorpresa al recordar justamente que había visto algo similar en los apuntes que quería revisar antes de entrar al lugar. Sacando su libreta, recorrió las páginas hasta llegar a la última y apuntó con el dedo los símbolos que eran las runas del alfabeto moderno que Waver se había dignado por mandar hasta hace unos meses luego del correo que había enviado. Entre los regaños de Paracelsus, Kiritsugu y el, Shirou no creía que tuviera necesidad de más por el resto de su vida a decir verdad.

"¿Cual era? ¿Cual era?" Continuó murmurando, hasta que por fin encontró el dibujo de lo que parecía ser el arco de un umbral dibujado de manera retorcida. Sin embargo, había olvidado escribir el nombre. "¿Issa?"

"No, es Ur. Hierro." Le informo una voz femenina desde un costado.

Normalmente, Shirou hubiera agradecido la ayuda. Normalmente.

Pero cuando alguien te habla de la nada cuando asumes que estás solo, la reacción habitual tiende a ser más que solo sobresaltarse. Y en el caso de Shirou, casi se erizó como un gato que acaba de descubrir que comparte cuarto con un perro particularmente grande y sigiloso.

"¡Ahhh!" Exclamó, antes de retroceder, poniéndose algo rojo por la impresión así como la risa ligera y contenida de la mujer.

'Rojo.' Fue lo único que se apareció en su cabeza cuando la pudo ver mejor. Y nadie podría culparlo, porque lo primero que uno notaria era el cabello escarlata en una tonalidad más oscura que la suya y la de Kohaku, la cual era complementada por un par de ojos con la iris en una sombra más brillante, que le miraban con una carga entretenida detrás de unos anteojos. La mujer lucía como la nueva bibliotecaria que verías en algún dorama, con todo y el misterio siniestro también.

"Lo siento, lo siento." Se apresuró a disculparse. "No era mi intenció..."

"Fufu." La mujer apenas realizó un gesto con su mano derecha, como indicando que no era importante. "Debería de ajustar mis campos delimitantes, están comenzando a fallar últimamente si es que ahora cualquiera puede ignorarlos sin problemas."

"Ah... " El nerviosismo no había sido exiliado del sistema de Shirou, por lo que terminó por responder de igual manera. "Sabía que estaba ahí, pude olerlo como el de afuera... Solo que hice pasar Od sobre mis circuitos cuando baje las escaleras."

"¿Olerlo?" Una ceja se alzó detrás de las gafas. "Hmm, debes de tener circuitos decentes si una simple resistencia funciona contra estos. Imagino que debiste de haber venido con la persona que está hablando con mi asistente en mi oficina. ¿Me equivoco?"

"Ah, si. Es mi papa." Shirou intentó relajarse un poco. "Me dejó esperando y entonces vi como la puerta se abría, y pues..." Se terminó por encogerse de hombros.

"La curiosidad mato al gato. Aunque viendo que decidiste quedarte, algo debió de haberte llamado la atención, especialmente estando casi hasta el final." La mujer señaló perezosamente la última hilera, donde estaba una segunda puerta que no había visto hasta el momento. ¿De ahí había salido ella entonces? Tenía sentido, a menos de que hubiera estado todo ese tiempo en la oscuridad, mirándolo en silencio.

Aterrador.

"Las marionetas son bastante llamativas." Comentó Shirou a modo de respuesta. "Las quise ver más de cerca.

"¿De verdad?" La mujer sono complacida antes de juntar ambas manos. "¿Eres un aprendiz de titiritero entonces?"

"No, nada." Shirou negó con la cabeza. "Me gustan las figuras y puedo leer que tienen muchas cosas adentro, aunque no tengo ni la menor idea de que hacen. Pero hacen que las que había visto antes se vean como juguetes."

"¿Leer? Ah, Análisis Estructural." Confirmó ella al asentir. "¿Y estas familiarizado con muchas?"

"Hmm, no tanto." Concedió Shirou, mientras paseaba su índice por su mentón. "Solo conozco los espantapájaros del Clan Nagoro y otras cosas de ellos."

"Ah, los conozco por mención." La mujer respondió con un poco de sorpresa. "Pero son demasiado tradicionalistas para mi gusto. He encontrado corrientes en otros lugares que me han convencido más."

"¿Como esta que tiene runas?" Pregunto Shirou, señalando a la marioneta del cañón. "Parece como un monstruo de película de horror."

"Ah, Skallagrimsson IV." La mujer casi sonó como si se tratara de una madre que acabara de ser recordada que uno de sus hijos había sido un completo fracaso. "Unas imágenes que vi en Islandia me inspiraron a construir un modelo así. Desafortunadamente, sus tres versiones anteriores siempre explotaban cuando incluía lo que quería usar."

"Pobrecitos." Shirou añadió con un poco de pena, antes de señalar ahora a las runas grabadas en los dientes. "¿Y esas hacen que sean tan duros como metal?"

"No, son un nudo de simpatía. Algo más complejo." Comenzó a explicarle la mujer antes de acercarse a la vitrina. "Las runas sirven mejor en cadenas que solas, no importa su poder. Intuyo que eres apenas un principiante usandolas."

"Solo conozco realmente una, de hecho." Admitió Shirou, un tanto avergonzado. Intento no pensar en cierta chica de ojos igual de rojos, pero cabello de ébano burlándose por lo bajo. Y apenas esa imagen intentó asomarse en su consciencia, la expulsó.

'Sal de mi mente, Reiroukan.'

"Huh, aun así es bueno ver a otro magus de este país tener un interés en estas. Llevan un tiempo siendo abandonadas." Comento más para sí la mujer, antes de volver a mirar la cabeza de su creación. "¿Cual es esta?"

"Sól." Respondió distraídamente Shirou, sabiendo que esta vez no podía culpar a nadie más por haberse metido ahí. "Por cierto... ¿Cómo debería llamarla?"

"Touko. Aozaki Touko." La mujer sonrió.

xXx

Garan no Dou - Mifune.

2 de Marzo de 1998, 14:36 PM…

Con cada día que pasaba en el mes, Mikiya llegaba a la conclusión de que no se sentía culpable o inadecuado por haber optado por no ir a la universidad. La verdad es que para ser sincero, encontraba mucho más sensible el tomar la decisión desde antes en lugar de haber invertido tiempo, esfuerzo y dinero para asegurar un lugar en esta, solo para que al final abandonara el bote. Sus padres eran muy comprensivos - Eso era cierto - Y no le hubieran reprochado nada, pero para Mikiya ese escenario le hubiera dejado un vuelco en el pecho. Así que ahí estaba.

Y no se arrepentía de trabajar para la señorita Touko. Había sido un mes bastante interesante donde el ambiente era bueno y no podía quejarse de una monotonía perpetua. El jamás había estado demasiado versado en cosas de ocultismo y demás interés sobrenatural, pero estaría mintiendo si dijera que no encontraba bastante curioso el hecho de que existiera prácticamente un mundo escondido debajo de las narices de todos. Era casi como una de esas novelas viejas de misterio traídas a la vida real.

No había imaginado que el día sería muy distinto al anterior, donde atendió la llamada de un hombre interesado en contratar los servicios de investigación. Cumpliendo su papel como asistente y secretario, había registrado el número y agendado una cita horas antes de que Touko saliera al Hospital General de Mifune para darle su chequeo diario a Shiki.

Varios minutos después, había anotado también varios detalles que se le hicieron esenciales en lo que el visitante había elaborado. Al ver que se trataba de un cliente que no había querido revelar su identidad, Mikiya supuso que habría que eliminar su numero de telefono cuando todo concluyera, Touko había sido muy clara en esos casos.

"Una búsqueda de rastro de esta persona y asociados." Repitió Mikiya, recibiendo confirmación de parte del hombre. Mucho más alto que él y probablemente dentro de la edad de Daisuke, lucía un semblante bastante serio y si bien nunca lo diría en voz alta, un tanto cadavérico. Le recordaba al poster de una película de la década pasada, donde el héroe se encontraba en las últimas pero aún dispuesto a enfrentar al cartel con quien tenía una vendetta. "¿Algo más?"

"Por el momento, no." El hombre negó con la cabeza.

Era educado al menos. De pocas palabras, pero se notaba que mantenía una cortesía estrictamente neutral. Eso estaba bien, a su óptica.

"Entiendo." Mikiya normalmente sonreiria, pero con la actitud del hombre, tenia la ligera idea de que quizas no seria muy prudente hacerlo. "Solamente tendría que recibir el visto bueno de mi jefa, y podríamos empezar de una vez."

"No tengo apuro." Respondió Kiritsugu. Si eso era todo, podía irse ya.

"Ella debería de haber subido ya, se encuentra en su taller a estas horas. Pero puede saber quienes entran al edificio y a donde por esa barrera que tiene... ¿Campo delimitante creo que le llaman?"

"Si, ese es el nombre." Kiritsugu lo confirmó al asentir. "¿No lleva mucho tiempo estudiando taumaturgia?"

"Oh, no. No soy uno de ustedes." Negó rápidamente Mikiya.

"Ya veo." No era tan raro que uno que otro magus empleara subordinados sin la menor conexión al mundo de la taumaturgia. "Tu jefa ha de ser de quienes toman el Estatuto de Ocultamiento del Misterio como una guia mas que una ley."

"No conozco a muchos magos. Pero aun así, sospecho que la señorita Aozaki no es normal incluso entre ustedes."

Para muchos, sería tan solo un apellido más. Pero justamente en ese país y en ese ámbito, solo podía significar un problema. Un problema dual.

¿Como no lo habia visto? El Garan no Dou al parecer fabricaba marionetas también a juzgar por los modelos que se podían apreciar a lo largo de la oficina, y sabía que al menos una de las dos hermanas debía de estar en el país para aquellos momentos. Por lo que no cabía la menor duda de quién se trataba...

Y como si la causalidad quisiera reírse de él todavía más, escuchó un par de voces a la distancia antes de que la puerta del elevador se abriera.

"Entonces. ¿Una cadena es más fuerte cuando ya existe un hechizo que la use?" La voz de Shirou resonó hasta la oficina.

"Así es. Es por eso que casi nadie ha inventado nuevos con ellas. No se comparan a los que ya existen." Seguida de la de una mujer que casi le pone los pelos de punta.

Y al cabo de unos segundos, ahí estaban. Shirou luciendo de lo más animado, y aun lado suyo...

"Vaya, vaya." La había visto tan solo en imágenes, y parecía que no había envejecido ni un solo día. Pero nunca le habían enviado contra ella. "Kiritsugu Emiya, en carne y hueso."

"Aozaki-san." La saludo respetuosamente. Normalmente, con las Designaciones de Sellado era disparar primero y preguntar después, puesto que no recibían esas etiquetas solamente en virtud de los talentos únicos que recibían o el hecho de haberse granjeado la antipatía de alguien con mejores conexiones.

Por el rabillo del ojo, noto como tanto Shirou como el asistente de la titiritera más ilustre de su generación había ladeado su cabeza hacia un costado, en un gesto que recordaba al de un perro confundido por lo que veía.

"¿Se conocen?"

"¿Se conocen?"

Hasta la pregunta había sido dual.

"Solamente por reputación. Son tan pocos los nombres de este país que son recordados en la Torre del Reloj." Touko Aozaki mantuvo su sonrisa relajada, antes de echarle una mirada a las notas que Mikiya había tomado de la reunión. "Revisare la solicitud que realizó, Emiya-san. Normalmente debería de confirmarle el mismo día pero tengo un compromiso pendiente en unas horas."

"Tómese su tiempo." Concedió Kiritsugu, imperturbable mientras que deseaba para sus adentros que Shirou se apartase del lado de la mujer por su propio bien.

"Estoy segura de que podemos llegar a un acuerdo." La mujer en rojo asintió. Y Kiritsugu dio por hecho de que podían retirarse ya.

"Estaremos en contacto." Le confirmo, antes de dirigirse a su hijo. "Vamonos, Shirou." Y prácticamente le tomó del hombro como si fuera necesario arrastrarlo. Por su parte, Shirou se despidió con su mano, un gesto correspondido por Mikiya en el escritorio. Y apenas ambos desaparecieron por el ascensor, la hermana mayor Aozaki soltó una ligera risa.

"Qué niño más interesante."

Del lado de los Emiya, por otra parte.

"Era bastante simpática." Comentó Shirou, ajeno a la incomodidad de Kiritsugu, quien apenas resoplo. "¿De verdad es famosa?"

"¿No reconociste el apellido?" El Asesino de Magos le preguntó secamente.

"¿Ah?" Shirou volvió a ladear su cabeza hacia un costado. 'Apellido, apellido.' Repitió varias veces en su cabeza mientras se preguntaba a qué rayos se refería su padre hasta desbloquear un viejo recuerdo y parpadear. "Aozaki... Un momento, la mujer de la que Waver y tú habían hablado. ¡¿Es ella?!"

"No, no es la Azul." Y a estas alturas, a Kiritsugu no le extrañaría nada si en un futuro no lejano, Shirou terminaba con toparse con la segunda y última Maga Verdadera en la existencia. "Touko Aozaki es su hermana mayor."

"Hermana... ¿Mayor?" Shirou le echó una mirada de sospecha mientras que lo examinaba de arriba para abajo. "Pero se ve mucho más joven que tú."

'¿A quien le llamas viejo?' Pensó Kiritsugu, optando por responder mejor. "Si, hermana mayor. Es bastante infame por ser una genio. Para empezar, me parece que es la persona más joven en haber alcanzado el rango más alto que la Torre del Reloj usa para clasificar la habilidad de un magus. A los veinte."

"Wow. ¿Y qué rango es ese?"

"Olvidé hace mucho cuáles eran todos. Pero recuerdo bien que Frame es el más bajo y solo lo tienen aprendices, novicios y asistentes menores. Count es el más común, y lo tienen casi todos los magi que son promedio. Pride es para aquellos que son destacables, pero no tanto como para entrar a una élite, y Brand es el más alto en términos prácticos. Casi todas las cabezas de una familia noble o antigua lo portan. Todos los Lords de la Torre del Reloj, por ejemplo."

"¿Y Aozaki-san es una Brand, entonces? Vaya." Shirou parpadeo, imaginando el peso de aquella proeza.

"Oh, no. Ese es el caso." Le corrigió Kiritsugu. "Touko Aozaki es de los pocos magi de rango Grand que existen en el mundo. Y quienes lo han obtenido en toda la historia de la Asociación, apenas entran en las tres cifras. Son casi dos mil años o más."

Ignorando el como los ojos de Shirou estaban imitando ahora perfectamente la forma de un par de platos, continuo.

"Tiene varios logros bajo su cinturón, pero también tiene la condición de haber sido tachada por una Designación de Sellado. Eso quiere decir que la Torre del Reloj la esta buscando para encerrarla." 'Motivo por el cual nunca me comisionaron para ir tras ella' Pensó entonces. Había escuchado de parte de un conocido de Bulgaria, que le habían contratado a él debido a su recurso único que le permitió doblegar magi mucho más poderosos sin necesidad de dejarlos en un estado de gravedad o matarlos directamente. El contrato, que había venido por la Casa Iselma como intermediarios de sus señores, los Valueta, no le habían considerado el riesgo de que terminara asesinandola.

Al ver la expresión de Shirou, le relajo.

"Hasta donde recuerdo, no ha cometido ningún siniestro." 'O al menos eso creo.'

xXx

Gimnasio Suzuriha - Mifune.

2 de Marzo de 1998, 18:24 PM…

Si bien una parte de el se sintio mal por la joven que había recibido un mandoble directo en el casco, con la fuerza suficiente para hacerla tambalear un par de segundos y casi amenazando con derribarla, Shirou igual victorero por la tercera victoria consecutiva de Taiga, quien había estado particularmente famélica ese dia. Los duelos de Kendou usualmente no duraban tanto a diferencia de lo que uno veía en las películas, donde se tenía la extraña idea de que el objetivo era solamente chocar espadas con el oponente con una coreografía marcada. Shirou lo sabía bien, por algo en el deporte las espadas eran de madera y estaban diseñadas para a lo sumo dejar un par de moretones si es que las protecciones no terminaban de servir. El verdadero propósito al final del día, era golpear directamente al oponente.

Y claro, sus vitoreos no eran nada en comparación a los de Raiga, quien estaba sentado al lado de él y parecía que tenía pulmones de acero a medida que exclamaba una y otra vez el nombre de su nieta con mayor ímpetu que cuando le había visto celebrar el que ganara el rikishi de turno que solía apoyar en los combates por la televisión o en vivo.

Kiritsugu por otro lado, se limitaba a ondear una banderita con la efigie de un tigre.

Había otros contrincantes que eran buenos,bastante. Pero se notaba a leguas que Taiga se encontraba en una liga aparte. Lo rápida que era mezclada con su ferocidad latente la volvían increíblemente agresiva y con iniciativa de más.

Minutos después, era el turno de su siguiente combate, y apenas el árbitro había marcado el comienzo...

Blandiendo su bokken con ambos brazos, la trayectoria de la espada de madera la hizo reptar por el aire como si se tratase de una serpiente furiosa, pudiendo desviar la primera acometida de su oponente, quien a duras penas consiguió repeler el siguiente golpe que hubiera terminado por quedar asestado en su costado, pero tuvo que dar un paso atrás por la presión ejercida. Aprovechando eso, Taiga inició una serie de embestidas que se compusieron de tajo tras tajo en un intento por abrumarle, haciendo que fuera a la defensiva hasta que una finta oportuna le permitió el deslizarse ágilmente y rodearla por el lado contrario con el fin de cambiar las tornas, algo que Taiga parecía haber estado esperando a juzgar por el hecho de que realizara una finta idéntica, y que la Torashinai terminará por quedar plantada en el hombro izquierdo de su oponente.

Los nuevos victoreos no se hicieron esperar.

'De verdad que es muy buena.' Y no lo decía solo por la impresión. Ocasionalmente (Bajo órdenes de Paracelsus), Shirou solía revisar la historia acumulada de las espadas que había observado con tal de encontrar las dichosas burbujas que mostraran mejor los sucesos en los que habían estado presentes. Y naturalmente al ser espadas, estaba claro que los momentos más vividos que podían recordar no eran otra cosa que combates.

Shirou nunca había tenido un interés tan marcado por la historia, pero ahora parecía que tendría que desarrollarlo en vista de que para poder entender mejor lo que estaba observando era necesario que tuviera un conocimiento mayor del tema. Por el momento, había aprendido a distinguir bien desde algunas partes de la Era Tokugawa, hasta el Sengoku, el Kamakura y de lo poco que había visto de la Heian por medio de las Guerras Genpei, cortesía de Usumidori.

Y vaya que había visto varios. Y al menos en habilidad, Taiga no tenía que envidiarle mucho a lo que solía ver ocasionalmente por ahí.

'¿Y cómo sería si ella tuviera lo que yo tengo?' Pensó un poco perplejo. '¿O que hubiera pasado si ella hubiera nacido en esos tiempos?'

Si lo que había escuchado de parte de Paracelsus era correcto, tenía la ligera sospecha de que un buen día, existiría en el Trono de los Héroes un Espíritu Heroico con el epíteto de el Tigre de Fuyuki.

"Nadie parece poder igualar a Fuji-nee." Finalmente comentó en voz alta.

"Había alguien, de hecho." Escuchó a Raiga comentar a su lado, lo que atrajo su curiosidad al instante.

"¿En serio?"

"Oh, si." Asintió gravemente Raiga, pero el brillo en sus ojos delataba que se tomaba ese dato con humor. "No me sorprende que nunca hablara de ella. Taiga jamás pudo derrotarla. Es la hija de una familia que conozco bastante bien de aquí."

"¿Y está participando ahora?" Shirou observó la lista de contrincantes que no le habían tocado enfrentar a Taiga hasta el momento, preguntandose cual de ellos era. Si que seria algo de ver con eso de que Taiga jamás la había derrotado.

"No, me temo." El semblante de Raiga cambió a uno un tanto más reservado. "Tuvo un accidente de auto justamente hace unos dos años que la dejó en un estado de gravedad."

"Oh, cielos." Shirou se llevó su mano derecha a su boca al escucharlo. No se esperaba eso.

"Así es." El abuelo de Taiga asintió. "Logró recuperarse hace un mes, justamente. Pero no creo que vaya a estar en condición de competir pronto. Claro que a Taiga le hubiera encantado enfrentarla hoy."

"No lo dudo." Resoplo Shirou, antes de que ambos regresaran a observar los siguientes combates. Aunque al hacerlo, Shirou no pudo evitar preguntarse exactamente cómo sería la chica que ni siquiera Taiga había podido llegar a derrotar.

'Si Fuji-nee es un tigre. ¿Ella debería de ser un león, no?' Pensó en una analogía tonta. 'Ah, no. Estoy seguro de que los tigres son más grandes.'

Y ese pensamiento permaneció en su cabeza hasta el final del torneo, donde Taiga recibió su medalla, hasta terminar por disiparse durante la cena de celebración que Raiga había pagado para todos los de su séquito.

xXx

Hospital General de Mifune - Tokyo.

2 de Marzo de 1998, 21:07 PM…

Por más sonrisas amables que recibiera, Shiki estaba segura de que odiaba el hospital. Lo odiaba con un fervor que no había creído posible que pudiera experimentar. Pero tenía que permanecer ahí, debía de hacerlo. Porque si había algo que odiaba más que el hospital, eran esas cosas. Si retiraba la venda de sus ojos, las podría ver una vez más.

Eran como cicatrices purulentas que lo infectaban todo. En la mesita de noche y en la cama; en las cortinas y en las ventanas, en la puerta a la distancia y en el soporte vital a su esquina. Sus propias manos no estaban exentas y no se había atrevido a mirar nuevamente; le bastaba con haber tenido la experiencia ya una vez de parte de la amable enfermera que le había atendido desde que había despertado.

Si el día era una maraña de monotonía donde ni siquiera podía observar un reloj para poder ver como las horas transcurrían, las noches no habían sido mucho mejores. Pesadilla tras pesadilla reptaba por su conciencia, haciendo que se retorciera en la cama mientras apretaba los dientes y deseaba que el sol saliera pronto. Una vez que se detuvieron sin embargo, comenzó incluso a resentir su ausencia. Incluso una compañía imaginariamente funesta era bienvenida en favor del abismo de soledad donde yacía ahora.

Aun con las vendas puestas, acostumbraba a tener los ojos cerrados. Casi sentía como poco a poco se estaba convirtiendo en un pez abisal; como sus párpados se unian de modo que quedaran sujetos y nunca más pudieran abrirse. Sería lo mejor, para ser sincera. Nunca más tendría que ver eso de nuevo.

Pero... ¿Por qué esperar?

Sus manos estaban libres y no estaba alguna de las enfermeras presentes. Hubiera sido mejor si hubieran concedido su petición de tener unas tijeras para poder cortarse el pelo, pero esa mujer lo había negado. Claro que después de lo que había hecho el día en que su madre y Suzuguri-san habían venido a visitarla poco después de que despertara había dejado un reporte de ofensa ahí. Le habían ofrecido una estilista, pero se negó. Solo Kaname tenía permitido tocar su cabello, nadie más.

Trago saliva mientras que sus manos se acercaron tentativamente a las vendas y tocaron el suave material, mientras que preparaba ya sus dedos para poder.

"Yo no lo haría si fuera tu."

La voz de una mujer la hizo sobresaltarse, todavía más cuando un agarre firme terminó por sujetar su mano derecha. Guiándose por el sonido, volteo hacia su izquierda de modo que pudiera encararla a ciegas.

"¿Huh?"

"Ahí lo tienes." El hedor del tabaco ardiendo asaltó su nariz, pero no hizo nada para disimular el timbre de la mujer. Ya lo había escuchado antes, casi todos los días durante las últimas dos semanas de hecho. Pero donde antes era un parlamento animado y persistente, ahora sonaba como una sentencia férrea y con un toque de humor seco. "¿Las viste, entonces?"

"¿Touko-san?" Preguntó con un dejo de impaciencia. Otra de las cosas que había odiado de su estancia. Esa mujer, esa condenada mujer. Nunca la había visto, y ya se había ganado un lugar de honor entre lo que aborrecía dentro de su consciencia. No la entendía. Era como intentar capturar una anguila cubierta de aceite y teniendo las manos mojadas encima. Lo cual volvió todavía más insufrible el hecho de que ella pudiera leerla como un libro abierto.

La odiaba.

"Hmm." Imagino que estaba asintiendo, así como el hecho de que la veía de la misma manera que una persona examinaria detenidamente una obra de arte al intentar discernir los patrones de pensamiento de su creador. O quizás alguien creyendo que encontraría todas las respuestas de la humanidad en una hoja de papel. "Aunque los arranques de tus cuencas, aún podrás verlas. ¿Lo sabias?"

Aquellas palabras provocaron un vuelco en su estómago.

"¿Eres... humana?" Preguntó cautelosamente.

"Una magus." Repitió, lo mismo que había dicho semanas atrás el día en que la había conocido. Sabía de su existencia de parte de su madre, pero dicho conocimiento siempre había permanecido distante en su vida. No había mayor diferencia entre cualquier tonta superstición de cuando era niña al hecho de que moraran por ahí sociedades enteras de personas cuya existencia era anatema al sentido común mismo.

No se relajo como tal, no podía. Pero al menos permitió que sus brazos pudieran reposar sobre la cama, con el izquierdo viéndose libre del agarre de la misteriosa mujer.

"En la Mitología Irlandesa, existe una figura bastante siniestra. El más cruel cabecilla de una raza salvaje que terminó por ser elevado al rango de un dios. De las tormentas que lo arrasan con todo, del sol abrasador que corteja la sequía, de la penumbra que precede la luz del amanecer... Y también de la muerte que todo lo consume." Touko si que parecía adorar el sonido de su propia voz en aquel tono. "Y entre sus muchos atributos, tenía algo que demostraba cuán profunda era su conexión con aquel dominio. Múltiples leyendas hablan del Ojo Místico de Balor, Rey de los Fomorianos y le atribuyen distintos rasgos. Pero todas al final concuerdan que la sola visión de este era suficiente para matar a quienes le encontrarán. ¿Te suena parecido?"

Shiki ni se molestó en negar con la cabeza.

"Dicen que es un derivado y quizás lo sea. O quizás sea otro fenómeno más especial con el que simplemente comparten rasgos. Pero lo que sí está comprobado es que han aparecido apenas un par de veces en toda la historia. Los ojos místicos tienen una clasificación privilegiada, donde los que adquieren el rango de Joya son considerados tesoros casi invaluables. Los tuyos por otro lado, yacen más arriba dentro de la clase Arcoiris." Cuando el hedor del tabaco se intensificó, Shiki supo que la mujer había hecho una pausa para poder sorber de su cigarrillo. "Los Ojos Místicos de la Percepción Mortal."

El nombre era...

"¿Por qué?

"Todas las cosas están repletas de fallas. Las grietas que contienen el acumen de su existencia e indican cuánto durarán o en otras palabras, su tiempo de muerte. Después tenemos a tu accidente, donde estando tanto tiempo al borde de esta simplemente tu cerebro se adaptó a poder observarlas y un paso más allá... Interactuar con ellas." Explicó Touko, antes de soltar un suspiro. "Había pensado intentar enseñarte a cómo usarlos, pero solo mirate. Te llamaría un manojo de nervios, pero estaría mintiendo."

"¿Eh?" Un dejo de cólera ya se había apoderado de su respuesta.

"Puedo entender que te sientas vacía después de lo de SHIKI. Pero te mantienes en una vigilia constante donde no eliges ni un lado." El resoplido que acompañó a ello no pudo ser más pesado.

"No tengo ninguna voluntad para vivir." Respondió Shiki como si aquello lo respondiera todo.

"Eso dices, y aun así le temes a la muerte. Idiota. Si sigues de esa manera, no es de extrañar que todos los pensamientos residuales en este hospital tengan deseos de comerte. Si es que tu posesión de esos ojos no es suficiente para atraerlos como polillas a una lámpara."

"No me importa." Mascullo Shiki, apretando los puños.

"En ese caso. Esperemos si la protección que puse hace días es suficiente." El dejo de decepción en el tono de Touko era suficiente para que ella cayera en cuenta de que incluso la paciencia de la mujer no era infinita. Esta vez, pudo escuchar como ella caminaba fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí, dejándola nuevamente sola con sus pensamientos.

Un piso abajo por otro lado, una escena muy distinta tomaba lugar en una habitación donde una mujer mucho mayor que Shiki, reposaba inconsciente aún sobre la cama del hospital. Había sido colocada ahí en la mañana, y Kiritsugu había optado por no esperar hasta el día siguiente. Shirou había aprovechado para traer un ramo de flores consigo apenas se enteró que el Hospital General de Mifune no tenía ninguna regla contra detalles así.

Aquello había hecho que Kiritsugu sonriera levemente, aunque no podría evitar preguntarse cómo hubiera sido si Maiya se hubiera salvado del encuentro con el Berserker de Kariya Matou.

'Madre o tía de Shirou... Me hubiera sentido bastante incómodo después de Iri.' Pensó con un toque de amargura, mientras que sentía otra puñalada familiar en el pecho. Se arrepentia de muchas cosas; y entre ellas, estaba lo que había hecho justamente para prepararse por la muerte de su esposa. Había sido sumamente enfermizo, por no decir despreciable y sobraba decir que aquello era algo que nunca le revelaría a Shirou, ni siquiera cuando fuese mayor de edad.

"¿Le hubiera caído bien?" Escucho justamente a su hijo preguntar una vez que este termino de acomodar las flores en un pequeño jarrón decorado con olas verdes.

"No lo dudo." Y no estaba mintiendo. "Maiya era bastante fría y reservada por fuera, pero tenía un lado blando con quienes era cercana." Claro que dicha parte de ella había sido observada tan solo por Iri, Illya y el. De su esposa por otro lado, menos dudas había; Iri habría colmado de mimos a Shirou desde el primer día y hubiera disfrutado el tener un hijo para poder completar toda la pieza. Era una imagen bonita, pero estaba coloreada por la crueldad latente de lo imposible que sería.

Intentando apartar su mente de ello, busco algo mas con que distraerse y lo encontró. "Pensándolo bien. ¿Que tan bueno eres preparando postres?"

"¿Ah?" Shirou parpadeo un tanto perplejo por la pregunta, antes de encogerse de hombros. "Casi nunca los he hecho, pero Kohaku me enseñó a hornear un panque. ¿Por?"

"Reafirmo mi punto, Maiya te hubiera adorado." Resoplo Kiritsugu. "Tenía un diente dulce enorme y más de una vez vi que se escapaba a una pastelería para poder atragantarse con lo más empalagoso que había."

"¿En serio?" Shirou le echó una ojeada a Maiya antes de regresar con Kiritsugu. "Bueno, tendría con quien practicar al menos." Y ambos compartieron una leve carcajada por unos momentos antes de regresar al silencio.

Que Kiritsugu terminaría por romper al cabo de un rato, mientras que abría su cartera y extraia un par de monedas, que le entregó a Shirou.

"¿Podrías comprarme un refresco en la máquina, por favor?" Le pidió, a lo que el pelirrojo asintió, antes de salir de ahí en dirección hacia donde creía haber visto una dispensadora.

Y ajeno a todo eso y en el piso que se encontraba por debajo de ambos, una silueta casi espectral terminó por adentrarse en un cuarto restringido mientras que pasaba su mano derecha por encima de la sien de un doctor que minutos atrás seguramente había pensado salir de allí. Un leve brillo violáceo fue emitido por sus manos apenas aplico por pura precaución una dosis extra de la interferencia mental que había colocado en casi todas las personas que vio activas en el personal del hospital. Cuanto menos testigos, mejor. Y de igual manera, no tenía caso involucrar a personas ajenas. Sabía que esa mujer estaba ahí, pero no le preocupaba. Un par de distracciones mientras que el que más necesitaba se encargaba de poner a prueba lo que buscaba sería suficiente.

Llegó al centro de la habitación, donde contempló las figuras cubiertas ya por sábanas blancas que indicaban su estado. Fue entonces que llevó su mano derecha hacia el collar de cuentas que colgaba desde su cuello y comenzó a rezar por los que acababan de partir, así como pidiendo disculpas por lo que vendría después.

Sus circuitos se encendieron entonces en una luz amarillenta a la par que extendía su mano derecha y comenzaba a recitar.

ᵛᵉᶰᶤᵈ˒ ᶠᵃᶰᵗᵃˢᵐᵃˢ ʰᵃᵐᵇʳᶤᵉᶰᵗᵒˢ

Koiyo, ueta gaki yo

ᵁˢᵗᵉᵈᵉˢ ᵈᵉ ᵃᶤʳᵉ ʸ ᵈᵉ ᵉ́ᵗᵉʳ

Sorera wa kūki to ēteru de dekite imasu

ᴱᵐᵉʳᵍᵃᶰ ᵈᵉ ˡᵒˢ ᵖᵒᶻᵒˢ ᵈᵉ ᶤᶰᵐᵘᶰᵈᶤᶜᶤᵃ

Karera wa obutsu no ana kara yattekuru

ᵛᵉᶰᵍᵃᶰ˒ ᵛᵉᶰᵍᵃᶰ ᵃˡ ᴿᵉᶤᶰᵒ ᵈᵉˡ ᴴᵒᵐᵇʳᵉ

Karera wa ningen no kuni ni ikanakereba naranai

ˢᵃᶜᶤᵃʳᵉ́ ˢᵘˢ ᶜᵒᵈᶤᶜᶤᵃˢ˒ ᵒᵇˢᵉʳᵛᵃʳᵉ ˢᵘˢ ᵖᵉˢᵃʳᵉˢ

Minasama no yokubō o mitashite ikimasu. Watashi wa min'na no kurushimi o kansatsu shimasu.

ᴴᵃᵇᶤᵗᵉᶰ ˡᵃ ᶜᵃʳᶰᵉ˒ ᵃᵇʳᵃᶜᵉᶰ ˡᵃ ᵖᵉˢᵗᶤˡᵉᶰᶜᶤᵃ

Kimi wa korera no shitai no naka de iki, fuhai o ukeirenakereba naranai

ˢᵘ ˢᵘᶠʳᶤᵐᶤᵉᶰᵗᵒ ʰᵃ ˡˡᵉᵍᵃᵈᵒ ᵃ ˢᵘ ᶠᶤᶰ

Kimi no kurushimi wa koko de owaru

ˢᶤ ʳᵉᵃˡᶤᶻᵃᶰ ᵉˢᵗᵉ ˢᵉʳᵛᶤᶜᶤᵒ ᵖᵃʳᵃ ᵐᶤ

Ima watashi ni shitagaeba

Con cara oración que soltaba, una serie de círculos mágicos que giraban entre sí dejando que las extrañas letras que contenían se retorcieran, comenzaban a extenderse desde su sombra hasta tres distintos cuerpos que yacían en la morgue. Fue entonces que al cabo de un par de minutos, estos comenzaron a retorcerse también.

xXx

Segundo Piso - Hospital General de Mifune.

2 de Marzo de 1998, 21:25 PM…

"Ughh..." Cuando la máquina se negó a devolver la moneda luego de que ninguno de los botones que se debian de presionar para tener una de las opciones de refresco, Shirou soltó un gruñido antes de tirar de la palanca un par de veces más. Al final, había encontrado una dispensadora a varios pasillos a la distancia a unos pasos de las escaleras que conectaban todos los pisos. Pero llevaba allí varios minutos y seguía sin poder tener el dinero de regreso.

'¿Qué le pasa a esta cosa?' Pensó un poco irritado. '¿Se atoro algo adentro o que?' Y si hubiera sido el caso, no tenía manera de averiguarlo... Un momento.

"Trace on." Un par de segundos después, encontró al culpable gracias a una aplicación liberarl de Análisis Estructural. Justamente el mecanismo que devolvía las monedas estaba fuera de lugar y tenía de rehén la que él había introducido. Ahora el problema era... ¿Cómo sacarla de ahí?

'Bueno, Fuji-nee dijo que a veces la fuerza bruta ayuda.' Pensó antes de aprovechar que tenía sus circuitos mágicos abiertos aun. Concentrandose un poco mejor en su mano derecha, aplicó cuidadosamente un reforzamiento rápido de modo que no se lastimara y entonces le propinó un golpe seco a la sección donde estaba la falla. Un tintineo después, la moneda salió de la abertura, provocando que Shirou celebrase.

Sniff, sniff.

Hasta que un hedor inmundo le golpeó de la nada, provocando que llevará de manera instintiva la misma mano que había reforzado hacia su nariz, en un intento por reprimir el olor. Era como si alguien hubiera abierto un contenedor con un huevo que llevaba semanas podrido y entonces rociara la pestilencia por todo el pasillo.

Tras un tiempo, el olor comenzó a disiparse como si lo que lo produjera se hubiera alejado, solo para entonces regresar en todo su apogeo.

Moviéndose de ahí, Shirou se apartó de la máquina rumbo al pasillo principal donde el olor terminó por imponerse aún más en sus fosas nasales, indicandole que venía de las escaleras.

'¿Qué rayos?' Se preguntó hasta finalmente llegar hasta ahí, donde se detuvo apenas sus ojos se toparon con lo que lo estaba produciendo e instintivamente daba un paso hacia atrás. Cómo fue que no había exclamado de terror, no tenía ni idea.

Shirou había visto ya varios monstruos reales. El hombre con el brazo mutante y los escorpiones de tierra en la Academia Reian. Las muchas curiosidades que se podían ver ocasionalmente en el mercado de Shinjuku. Los horrores de la noche de Azumi y las cosas que vivían en los bosques del monte. Pero no le había tocado toparse con lo que tenía enfrente, pese a que Kiritsugu los había descrito varias veces, hasta ahora.

"¡Raaaghh!"

La boca se abrió, revelando unas encías desprovistas de numerosos dientes mientras que un fluido espeso y amarillento brotaba desde estas, deslizándose por el mentón hasta caer sobre la bata de hospital. Los ojos estaban completamente hundidos en sus cuencas y parecian mas canicas de vidrio con lo nublados que estaban. Y si es que no fuera suficiente para darle una idea de que se trataba, el hecho de que varias partes de su piel expuesta ahora portaran parches inflamados que estaban tornandose en un negro enfermizo, sepulto todas las dudas.

El cadáver viviente extendió sus brazos en su dirección antes de comenzar a moverse hacia Shirou, quien no se lo pensó ni dos veces.

"Phantom Bullet!"

El kunai no tomó casi nada en manifestarse antes de ser disparado contra el muerto, terminando por clavarse firmemente en su pecho muy para el alivio de Shirou; al hacerlo, la imagen se deshizo en múltiples fragmentos al haber sido una proyección incompleta, pero rápida.

Y poco le duró el alivio a Shirou, porque el impacto tan solo causó que el cadáver se tambaleara antes de continuar caminando como podía hacia él, ignorando el agujero en donde estaba su corazón.

"Trace on."

La silueta de una de las naginata que había observado recientemente fue a parar a su mano derecha a la par que con la izquierda aplicaba el reforzamiento suficiente de modo que esta resistiera. De no ser por el hecho de que tenía ya más de un año y medio practicando una y otra vez aquel paso, no podría haberlo hecho tan rápido.

"¡Ughh...!" Protesto cuando embistió con la punta de la lanza corta al cadáver, a modo que pudiera repelerlo. Este, quizás por lo que le golpeaba ahora no era efímero como aquella cuchilla, tambaleo incluso más como si estuviera titubeando antes de pasar de largo el peligro e intentar alcanzarlo con sus manos hinchadas en pus, de las cuales más de un dedo fue a parar al suelo muy para el asco de Shirou cuando la hoja de la naginata terminaba por cortarles.

Pero no estaba funcionando. El muerto viviente simplemente, no sentía dolor y seguía avanzando contra el ajeno a la amenaza de la naginata. Y justo cuando Shirou pensaba que tendría que hacer algo más, la boca del cadáver se abrió nuevamente emitiendo una oleada de pestilencia que fue demasiado para el pelirrojo, haciendo que perdiera el equilibrio y la naginata cayera a su lado.

Soltando un quejido ahogado que podría denotar una sensación de triunfo, el muerto viviente intentó agacharse sobre él mientras que sus dientes chasqueaban en anticipación de una mordida.

Paralizado inicialmente, los circuitos de Shirou brillaron una vez más mientras que su dueño soltaba un grito de terror antes de que la silueta familiar de Juunijirou Touzaki se manifestara en su mano derecha...

SLASH!

La cabeza del cadáver fue rebanada limpiamente, yendo a parar un par de metros atrás de él mientras que del cuerpo comenzaba a derramarse una cantidad mayor del asqueroso líquido encima de su camiseta. Con una mueca de disgusto, Shirou se arrastró lejos del alcance y agradeció el que hubiera podrido proyectar a su primera espada en aquellos momentos.

"Ay, que asco..." Comentó.

Entonces sintió como una de las manos se aferraba a su zapato y el cuerpo volvía a ponerse en marcha, intentando alcanzarlo una vez más. Sin dudarlo ni por un segundo, Shirou asestó un tajo a la mano, alcanzando a separarla de su muñeca mientras que él se arrastraba una vez más e intentaba incorporarse, con el cuerpo siguiendole a la distancia en una demostración de determinación monstruosa.

"¡Ahh!" Ya de pie, blandió la espada como pudo, agradeciendo el haber crecido un poco más de modo que pudiera usarla de manera apropiada y descargó un segundo tajo contra el cuerpo en un intento por aumentar la distancia.

"¡Egh!" Protesto cuando algo mordió su zapato por detrás. Tras mirar por debajo de su hombro, vio como la cabeza en algún momento había conseguido alcanzarlo y ahora roía ávidamente el plástico. Propinandole una patada que la envió lejos, apenas tuvo tiempo de asestar una cuchillada en el aire con la segunda mano que por poco alcanza su tobillo. Craso error.

Lejos de permanecer inerte en el suelo tras haber sido cercenada de la extremidad, los dedos de la mano se retorcieron antes de levantarla como si se trataran de piernas improvisadas y reptaron rápidamente por las baldosas como si se tratara de una araña particularmente viciosa.

"Otra vez no.." Murmuró Shirou antes de intentar cortarla una y otra vez, con la mano evadiendo un par de mandobles antes de saltar y finalmente ser partida en el aire. Verificando que la primera que había cercenado estuviera efectivamente muerta, dirigió su atención nuevamente hacia el cuerpo solo para que sus hombros se cayeran en decepción cuando este seguía moviéndose, agitando sus brazos ahora inútiles gracias a los muñones en sus extremos. Y por si no fuera poco.

Mirando hacia atrás, casi soltó un suspiro exasperado cuando vio como la cabeza chasqueaba sus dientes mientras que intentaba moverse como pudiera hacia él, aferrada aún a la intención de morderle.

Thud.

Al intentar clavar la espada en esta sin embargo, sólo pareció irritarse aun mas. ¿Pero qué podía hacer? Estaba consciente también de que el cuerpo seguía retorciéndose unos seis metros a su izquierda como una salamandra mutilada.

Un piso más arriba sin embargo...

'Es una pena que a este paso, no me vayan a quedar muchos.' La cajetilla que había traído consigo apenas contaba con unos cuatro más que seguramente se irían antes de que el mes de Abril llegará. Tenía unas ocho más, quizás menos. Estaba el paquete que había olvidado por accidente en la Facultad de Creación, y que estaba seguro que la vieja murcielaga del averno de Inorai guardaba bajo llave, pero no era como si fuese a activar una de sus marionetas en Londres como para poder recuperarlo, no estaba tan desesperada. 'No debí haberle dado esa cajetilla a ese hombre.'

Había sido un acto espontáneo en aquel momento, no podía explicarlo. Así como el hecho de que estuviera demasiado apegada a esa marca de cigarrillos. 'Ni siquiera saben bien.' Pensó nuevamente, antes de soltar una bocanada de humo. Quizás era la idea de lo raros que eran. Long Yan, tabaco barato de Taiwán elaborado hace unos veinte y pico años donde solo se había producido una caja entera al final del día. No podían haber más de mil unidades en todo el mundo y cuando ella había encontrado una con menos de una décima parte de ese número, había sido como si se hubiera ganado la lotería.

'Yo y las cosas que son únicas.' Así era ella. ¿No había sido por eso que había buscado obtener los servicios de Lugh tras vender su cabello a aquella aldea perdida entre ruinas? ¿No era por eso el que seguía ahí con la chica que había estado en el borde de la vida y la muerte hasta terminar despertando con algo que no podría poner en precio ni aunque llegará a las siete cifras? No se engañaba, le agradaba Mikiya, pero su aprecio marcaba una cuidadosa frontera con lo que ella quería al final del día.

'¿Hmm?' Un cosquilleo en su conciencia hizo que se pusiera en alerta antes de que sus ojos se abrieran de par en par apenas detectó como algo estaba interfiriendo con la protección colocada en el cuarto de Shiki. Corrió entonces hacia el ala opuesta para intentar alcanzar la habitación, pero apenas llegó hasta el espacio donde se encontraban las escaleras...

"¡Raaaghh!"

Salió de la nada. La epidermis descarnada y los movimientos torpes lo delataron al instante, que la quijada estuviera casi desprendida a consecuencia de un accidente horrido que seguramente había sido la causa de su muerte no ayudó. Pero poco le importaba cuando una mano esquelética había estado a centímetros de rozar su cuello.

"Ugh." Touko jamás había sido una mujer atlética, de ahí a que su reacción fuera menos agraciada de lo que le gustaría. Y sus reflejos no eran mucho mejores; en un intento por esquivar la primera acometida había ido a parar hacia las escaleras, salvándose de caer por solo unos pasos. Algo que ni siquiera pudo apreciar, ya que el cadáver viviente le atacaba de nuevo con una ferocidad singular.

'¡¿Qué demonios le sucede?!' Fue lo último que pudo pensar antes de inevitablemente ir hacia atrás y rodar sobre los escalones hasta finalmente precipitarse al final de estos en el segundo piso. Era una fortuna que no hubiera traído sus gafas o algo delicado consigo, ya que la caída las hubiera indudablemente roto.

"¿Ah? ¿Aozaki-san?" Una voz preocupada sono a su izquierda, obligandola a mirar mientras parpadeaba perpleja. Los ojos color ámbar que la miraban con una mezcla de confusión y curiosidad así como el cabello rojizo, aunque más claro que el suyo sirvieron para que pudiera identificarle.

"¿Tu?" De no ser porque estaba perfectamente consciente, hubiera creído que el golpe de la caída le estaba haciendo alucinar. "¿Que haces aqui?"

Fue entonces que noto como la camiseta que él tenía estaba cubierta de bilis indudablemente necrótica, así como un cadáver inquieto a unos metros detrás de él que parecía tener las piernas sujetas con una especie de... ¿Soga?

Shirou abrió la boca para poder responder mientras que Touko intentaba incorporarse, solo para que una serie de gemidos guturales se escucharan desde las escaleras y en la esquina de estas apareciera nuevamente la figura del cadáver que la había emboscado.

"Otro no." Escucho al pelirrojo lamentarse antes de que su mano derecha se extendiera. "Trace Bullet!" Exclamó. Y muy para su sorpresa, una especie de daga con aspecto de punzon terminó por manifestarse al cabo de unos segundos encima de su mano, y entonces salir disparada como una saeta hacia la cabeza del cadáver con la fuerza suficiente como para enviarlo contra la pared.

THUD

'¿Invocación?' La titiritera frunció el ceño. ¿Dónde estaba el círculo mágico en ese caso? Tampoco había observado una fisura de Números Imaginarios para haber sido por ese medio, lo cual dejaba una Conjuración en el aire pero de ser así, había sido demasiado rápida para una normal.

"¿Tu padre nunca te dijo que con los muertos vivientes la única opción es usar fuego?" Fue lo primero que se le ocurrió preguntar. La conversación que había tenido con él en el Garan no Dou no había tomado tanto tiempo y tampoco era como si ella hubiera extraído información de más. De hecho, le había sorprendido bastante el ver quien era justamente el adulto que le había acompañado y de quien era al parecer hijo. 'Y quien quiere que haya sido su madre, vaya que dejó mucho de ella en él, porque no se parece en nada al Asesino de Magos.'

"Lo comentó una vez..." Shirou soltó un ligero silbido de decepción cuando el cadáver prácticamente se desbarató por la fuerza de la pared, apático al agujero que ahora tenía en su cabeza. "¡Pero es que no se usar nada con fuego!"

'Cierto, menciono que solo puede usar Sól.' Recordó Touko, antes de activar sus propios circuitos y enfocarse en la criatura no muerta que tambaleaba por las escaleras en dirección hacia ambos. No iba a negar que después de lo que le había hecho minutos antes, no lo disfrutaría. "Mira y aprende." La punta de su índice adquirió un toque luminoso a la par que comenzó a dibujar en el aire la figura de lo que parecería ser la letra F en un ángulo ligeramente encorvado. La propia forma en el aire se iluminó con energía mágica, antes de ser prácticamente empujada hacia el cadáver.

"Óss." Declaró con un toque de desprecio, activando así la runa. La marca de luz en el cadáver pareció expandirse por un momento antes de producir una cortina de fuego que comenzó a envolver el cuerpo de este muy para su confusión a juzgar por como había comenzado a aullar.

"Espera... ¿Se puede hacer eso?" La pregunta la hizo voltear hacia Shirou, quien observaba el fenómeno un tanto absorto. "Pense que solo funcionaban si las pegabas directamente a algo y luego las activabas."

"Eso y mucho mas, como te comente hace horas." '¿Me pregunto si sería un intercambio justo el revelarle cómo hacerlo a cambio de lo que hizo?'

"¿Y se supone que eso debe de ocurrir también?" Ahora había una inyección escéptica que la hizo regresar su mirada hacia el cadáver que debía de estar a nada de convertirse en una pila de cenizas, solo para alzar una ceja al observar cómo las llamas comenzaban a disiparse a la par que la runa perdía su forma. 'Como si estuviera siendo devorada... ¿Absorcion de energia magica?'

"No..." Respondió mientras que se preparaba esta vez para descargar una llamarada pura desde ella, pero era demasiado tarde.

"¡RAAAAAAAGH!" Como si hubiera ganado algo de fuerza con lo que había absorbido, el cadáver se abalanzó contra Touko más rápido de lo que ella pudiera esquivarlo.

BLAM!

SPLOOCH!

La detonación no consumio del todo el cadaver, pero si que abrió un boquete lo suficientemente amplio en un costado como para partirlo en dos así como empujarlo fuera de la trayectoria a Touko, con el precio siendo que Shirou recibiera de lleno otra oleada del líquido viscoso producido por el interior del cadáver viviente.

"Ugh.." Se quejó.

Y del otro lado, un Kiritsugu que no lucía para nada entretenido por la situación bajo la pistola, agradeciendo haber adquirido un silenciador más efectivo. Le echó una mirada al cadáver despachado y a los dos presentes, antes de suspirar.

"Shirou, solo te pedí un refresco."

"Emiya-san." Saludo Touko antes de observar el cadáver que casi la ataca nuevamente solo para grabar esta vez la runa frente a ella con su energía mágica.

"Óss." Esta vez la llamarada brotó directamente del símbolo mágico, consumiendo poco a poco el cadáver. Touko aceleró incluso el proceso al inyectar más energía en el hechizo, de modo que este se carbonizara en segundos antes de finalmente deshacerse. Mientras que eso tomaba lugar, Kiritsugu examinaba que Shirou estuviese intacto, y lo estaba, si es que uno podía ignorar el cómo apestaba a vómito de muerto viviente.

"¿Te encuentras bien?" Le pregunto, a lo que Shirou asintió, causando que Kiritsugu pudiera resoplar de alivio y fue entonces que noto el torso del otro cadaver moviéndose aun detras de ellos... Y estando aprisionado en las piernas y brazos por una soga que se veía completamente fuera de lugar.

'Shirou la proyecto, entonces.' Pero eso no respondía otra duda que se formó en su mente. "... ¿Donde quedo la cabeza de ese?"

Shirou señaló entonces a un bote de basura que yacía no muy lejos y que ahora que le ponía atención, se agitaba ligeramente. Bueno, eso lo explicaba. "¿Son los familiares de un vampiro?"

"No." Touko se adelantó en responder a la par que se acercaba y trazaba nuevamente la runa ignífuga dos veces en el aire. Esta vez, las descargas alcanzaron tanto el torso desmembrado como el bote de basura, terminando de una buena vez con la existencia de ambas abominaciones. "Cadáveres poseídos por los pensamientos residuales del hospital, fantasmas."

'Algo más, de hecho.' Pensó Touko en sí misma. 'Eso no lucía como resistencia mágica y un cadáver poseído ordinario no debería de ser capaz de absorber energía de esa forma.'

Shirou miró entonces a su padre, quien se encogió de hombros. "Con fantasmas raras veces he lidiado yo, Shirou." Y era verdad, si es que los encontraba ocasionalmente, terminaba por ignorarlos. Y si eran producto de la taumaturgia de algún magus que él tuviera que exterminar, se disipaban apenas el trabajo era completado.

"De haber sabido que esto podría ocurrir, habría colocado mejores protecciones en..." Lo que fuera a decir Touko se cortó cuando los tres escucharon al mismo tiempo el sonido de algo muy pesado rompiendo una ventana desde arriba.

xXx

Tercer Piso - Hospital General de Mifune.

2 de Marzo de 1998, 21: 21 PM…

Hubiera creído que ella disfrutaría del silencio ahora. Pero no lo hacía, ahora era como si la soledad también se burlara de ella. No confiaba en la mujer, pero no parecía poder discernir que ella tuviera alguna intención nociva hacia ella. Aun así, prefería mantener su distancia después de lo anterior. ¿Quién se creía ella para poder hablarle de esa forma? Como si pudiera entenderla.

"¿Touko?" Pregunto al escuchar el ruido en la puerta, preguntándose qué querría. Normalmente la mujer acostumbraba a entrar sin pensarlo dos veces a la habitación sin que ella pudiera hacer algo por impedirlo o al menos había sido solamente eso en su faceta de terapista. ¿Había adquirido entonces una semblanza de educación cuando trato con ella en su aspecto más serio de hace rato entonces? Eso o se trataba de una de las enfermeras.

"Raghhhh."

Ninguna de las dos opciones.

Un alarido gutural que le recordó a un mono aullador del zoológico se escuchó detrás de la puerta, acompañado del sonido de algo escarbando forzosamente la superficie de la puerta, justamente como un animal intentando entrar pese a no entender realmente cómo usar la manija. Aquello la puso en alerta, haciendo que apretase los bordes de su cama. No era como las cosas que la visitaban de noche en sus pesadillas, estas se escuchaban de una manera etérea, casi como si existieran solamente en sus pensamientos.

"Raaaghhh..."

Creaaaaak.

La puerta se abrió bruscamente y un par de pasos se escucharon tambaleantes a la distancia, solo para cortarse de repente y que un golpe seco se escuchara a medida que algo subía a la cama, justamente encima de ella. No tuvo manera de saber qué fue primero, si la bocanada de aire fétido que casi le provoca arcadas o las manos repletas de cayos que atenazaron su cuello bruscamente pese a las fuerzas fallidas que cargaban.

"Agh... Aghhh..." Shiki carraspeo, sintiendo que se estaba ahogando a la par que su atacante se limitaba a jadear de manera famélica antes de ocasionalmente chasquear sus dientes, todo mientras mantenía un firme agarre sobre su cuello hasta el punto de rasguñar la suave piel de este.

"¡Hagh...!" Sacando fuerzas de quien sabe donde, alcanzó a golpear lo suficientemente fuerte a su estrangulador como para quitárselo de encima y entonces rodar hacia un costado de modo que pudiera salir de la cama.

Thud.

Un destello de dolor atravesó su palma izquierda cuando esta fue a parar a una de las piernas de la mesita de noche, sufriendo un golpe en el proceso.

"Raaaaghh." Sonando algo encolerizado, el estrangulador subió nuevamente a la cama y golpeó repetidas veces la superficie de esta como si estuviera confundido de no encontrarla. Sabiendo que esconderse debajo no le serviría de nada, Shiki se incorporó rápidamente, experimentando una punzada en sus muslos a consecuencia de estar acostada todo el dia y sintió cómo sus dedos rozaban la punta de lo que era una de las cortinas, lo que significaba que estaba frente a una de las ventanas.

'Necesito ver.' Pensó, dándose cuenta de que no tenía de otra, pero antes de que pudiera deshacerse de los vendajes alrededor de sus ojos, otro alarido hizo que mirase directamente hacia el frente, sabiendo que había sido detectada, y entonces…

CRASSHHH!

"¡Ugh...!" El impacto, junto a la pestilencia que desbordaba había sido de lo más desagradable, pero comparado al vértigo que experimentaba ahora en caída libre era casi placentero. Forcejeo como pudo en el aire, haciendo uso de una patada que hubiera visto resultados mejores en otro tiempo... Solo para terminar cayendo sobre algo alisado y urticante mientras que algo a la distancia le decía que su estrangulador no había corrido mejor suerte.

KREAKKKK!

Desde la ventana por otro lado, las cabezas de dos adultos y un niño se asomaron perplejos, hasta que la mujer señaló a la distancia tras alcanzar a distinguir su silueta entre una serie de hierbas de tamaño considerable que había alcanzado a suavizar su caída.

"Ahí está."

Ambos Emiya miraron en aquella dirección, con Kiritsugu parpadeando visiblemente perplejo ante el hecho de que hubiera alcanzando un ángulo prácticamente imposible. '¿Es humana acaso?'

Sniff, sniff.

Pero por su parte, Shirou terminó por distraerse al detectar algo más, mirando un poco hacia abajo hasta toparselo. Tambaleando de entre una serie de contenedores averiados por la caída y luciendo increíblemente mutilado, el tercero de los cadáveres vivientes se mostró a la vista de los tres magi. Y vaya que era diferente a los otros dos.

Increíblemente alto y de apariencia casi esquelética, buena parte de su rostro estaba oculto por múltiples vendajes que apenas alcanzaban a disimular las quemaduras que cubrían cada rastro de piel visible, hinchada en matices de rojo violáceo que contrastaba horridamente con las marcas de sus brazos, prueba de que había tenido un elaborado tatuaje antes de su accidente. No lucía mejor después de la caída, al tener clavado al menos en la espalda y su costado múltiples pértigas de metal así como fragmentos de vidrio en su cabeza, como heridas de metralla.

"Raghh..." Naturalmente dada su condición, le podría importar menos al cadáver, y segundos después pudieron advertir otra razón. No se noto al instante, pero alcanzó a ser vislumbrado después de poner ambos pies sobre el césped, donde al principio la llovizna borrosa confundiría a uno como un truco de la pobre luz, lentamente comenzó a ser cada vez más evidente el hecho de que la vegetación dentro de un metro a la redonda del cadáver estaba muriendo. Y se podía notar también cómo el paso del cadáver parecía tornarse algo más estable a medida que lo hacía.

"Absorbe energía vital..." Murmuró Touko a medida que intentaba conectar los puntos.

Ajeno a todo ello, el muerto viviente continuó avanzando como podía hacia la figura inerte de la mujer en el suelo, quien hacía un intento por incorporarse.

"No lo lograra." Sentenció Kiritsugu mientras que extraía desde el bolsillo de su gabardina un pequeño paquete del cual sacó una de las balas especiales cuya pólvora estaba mezclada con polvo de éter. Algo que no pasó desapercibido a Touko quien ya había descubierto algo de la naturaleza de este.

"¡No le dispare con eso!" E hizo un ademán de detenerle. Una pena que se olvidó del otro Emiya, quien ya había terminado la secuencia de sellos de mano que practicaba de manera casi religiosa desde casi un año y entonces manifestaba sobre una de sus manos, la familiar silueta de su Espada de Azoth, muy para la sorpresa de la titiritera y la consternación de Kiritsugu.

"Shirou, no..." Intento ordenarle, pero era tarde ya. Habiendo trepado por el borde de la ventana, el pelirrojo saltó entonces a la par que sostenía su código místico personal firmemente, extrayendo hasta la última gota de la energía que acababa de transmutar a sus circuitos.

"¡Zen!" Exclamó mientras que sentía como está terminaba por ser expulsada desde sus circuitos, haciéndole sentir mucho más ligero de lo que debería. En lugar de caer a un ritmo acelerado, la velocidad disminuyo hasta el punto en que parecía que el tiempo se hubiera ralentizado para él por unos segundos. 'Vamos, vamos. Agarrar la corriente y guiarla. Agarrar la corriente y guiarla.' Debido a que sus circuitos no lo permitían, jamás podría manipular el Vuelo del Tengu de modo que se deslizara cómodamente en el aire, pero podía al menos mediante el Platillo Volante y lo básico de la Impermanencia de las Cosas Mundanas el dirigir la brisa producida por él lo suficiente para controlar cómo caía.

Detrás de él, Kiritsugu había soltado una maldición y precipitado a correr hacia las escaleras a modo que pudiera llegar hasta la salida, mientras que Touko, habiéndose recuperado de la impresión simplemente se limitó a suspirar antes de seguirlo.

"Debi haber traido mi maquina de proyeccion." Masculló. Y al llegar al pasillo, cayó en cuenta de algo más. '¿Porque nadie ha salido a verificar que está ocurriendo?'

Nuevamente con Shirou, apenas distinguió como el suelo se estaba acercando peligrosamente, cortó de inmediato el suministro de energía a la técnica de modo que pudiera impulsarse una última vez en el aire, alcanzando a aterrizar apenas hizo una pirueta sobre sí mismo.

"Ugh." Se quejó apenas se incorporó. 'Pensándolo bien, mejor no vuelvo a intentar eso sin la máscara.'

"¿Quien esta ahi?" Escucho a alguien preguntar y parpadeo, antes de caer en cuenta de que había aterrizado justamente no a mucha distancia de donde estaba la joven que se había caído de la ventana.

'¿Tiene lastimados los ojos?' Pensó al ver los vendajes antes de agitar su cabeza hacia otro lado.

"Ah, perdona. Tienes a un zombie yendo por ti." Intento explicar, mientras que por dentro se estremecia al caer en cuenta de lo tonto que sonaba. "Yo me haré cargo, descuida." Añadió apresuradamente, sintiendose todavía peor. Afortunadamente, la mujer estaba demasiado confundida como para refutarle algo y hasta el pudo notarlo por como su expresión incluso con los vendajes era una que reflejaba perplejidad pura.

"Raaaghhh."

A la distancia, el cadáver profirió uno de sus alaridos característicos mientras que aceleraba el paso, causando que Shirou inconscientemente apretara el mango de su proyección antes de tomar un respiro.

'Recuerda como era.' Pensó, a la par que se concentraba en la estructura de esta y comenzaba a inyectar más energía mágica de la que había usado para crear la imagen.

Tenía tanta suerte de que estuviera casi al lado de una zona boscosa la casa en Misaki, de lo contrario no hubiera podido encontrar ningún sitio cercano donde probar lo siguiente, aun bajo la supervisión de Caster.

"Este fenómeno que has conseguido tocar tiene nombre ya desde hace siglos." Sentenció Paracelsus luego de que Shirou describiera atentamente lo que había estado intentando realizar desde aquella vez. "No me sorprende que hayas encontrado una forma de usarlo así."

"¿En serio? ¿Cómo se llama?"

"Broken Phantasm." Recito Paracelsus. "Endémico a los Tesoros Heroicos blandidos por un Servant normalmente. Al ser estructuras compuestas por una aglomeración teorética del Séptimo Factor Imaginario dentro de una estructura de Éter en virtud de su estatus como misterios trascendentales, son especialmente susceptibles a ser manipulados de esa manera. Una fuerte sobrecarga de energia magica les permite extender por un rango espiritual su poder a cambio de ser destruidos."

"¿Okay?" Shirou a duras penas alcanzó a entender lo primero, pero asintió. "Pero, yo no lo he hecho con Usumidori nunca. ¿Porque entonces?"

"Porque tus proyecciones, como todo lo que sale de Gradación de Aire entran en una categoría Fantasmal. Una anatema a las leyes del Sentido Común del Mundo y que carece de un soporte estable como un Sistema Taumatúrgico grabado en este de modo que le permita servir como ancla. La diferencia es tal de una hormiga a una montaña, pero entran en una clasificación similar." Explicó nuevamente el remanente de Caster. "Tu puedes aprovecharlo con tus réplicas, porque no solo las creas de modo que lucen casi idénticas a las originales sino que encima cuentas con una conexión especial."

Ya entiendo.' Pensó Shirou. Fuera de la inclusión de la runa, había caído en cuenta de que repitiendolo en cosas más simples aun si provocaba una pequeña explosion que no era precisamente inofensiva. "¿Pero estas seguro de esto?"

"Si no lo estuviera, no te hubiera recomendado que no lo hicieras cerca de tu casa." Fue la seca respuesta, provocando que Shirou soltara un suspiro antes de proyectar su Espada de Azoth y prepararse.

Lentamente, un par de unidades de su cuenta de Od fueron a parar al interior de la espada mágica a medida que inundaban cada uno de los agujeros de su estructura. A diferencia del Reforzamiento que conocía ya, no había ningún propósito en aumentar su resistencia o filo. Era simplemente extender una capa tras capa de energía mágica a medida que esta casi palpitaba y comenzaba incluso a rotar en el aire entre ambas manos. Al mismo tiempo, tuvo especial cuidado en no presionar el hueco centro donde yacía el núcleo elemental que protestaba ya la sobrecarga.

"Trace Overload." Murmuró con confianza apenas terminó el proceso, y entonces apuntó directamente hacia el cadáver viviente, imaginando en el ojo de su mente como era un blanco perfectamente colocado.

"Trace Bullet."

Silbando como un cohete pirotécnico, la proyección de la espada de Azoth atravesó la distancia que la separaba de su objetivo en milésimas de segundo, y apenas la punta rozó el cuerpo del cadáver, una horrenda explosion terminó por envolverlo en una miriada de sombras coloreadas en rojo y verde. Shirou, que ya se esperaba aquel resultado, permaneció un tanto impasible a diferencia de Shiki, quien de inmediato se abrazó como si hubiera escuchado una bomba.

"¿Qué fue eso?" Prácticamente demandó.

"Culpa mía. Pero al menos ya no esta esa cosa." Respondió Shirou, primero rascándose la nuca antes de caer en cuenta de que podía ayudarla mejor a levantarse. "¿Te encuentras bien? ¿Te doy una mano para que te pares?"

"... Eres un hechicero, como ella. ¿Touko te envío?" La mujer optó por responderle de manera tajante y con otra pregunta, provocando que Shirou alzara una ceja ante su negativa.

"No, aunque sí la conozco. Deberia de venir ya junto con mi padre." Comento, y hablando de este.

"Shirou." Kiritsugu terminó por aparecer a la distancia, jadeando un poco por el esfuerzo. Imaginaba que correr por dos pisos y todavía encontrar la salida hasta el parque que estaba adjunto al hospital no había sido nada fácil. "¿En que est...?" Se detuvo al observar entonces lo que quedaba del muerto viviente, si es uno podia ser generoso con la nueva descripcion y no llamarlo directamente un monticulo negro vagamente formado a semblanza de una persona. "... ¿Era eso lo que dijiste que no podías hacer en el patio de la casa?"

"Y tampoco en el pasillo del hospital." Añadió Shirou de una manera un tanto sardónica. Le había tomado buena parte de los seis meses anteriores el poder manejar Trace Overload hasta el punto que fuese seguro de usar y aun así, dudaba que quisiera arriesgarse a manejarlo de mala manera alguna vez. "El me dijo que la mezcla de elementos en su interior lo volvía muy volante... Creo."

"Volátil." Corrigió Kiritsugu, sintiendo ya un dolor de cabeza impresionante haciéndose presente ante el hecho de que Shirou tenia potencialmente la capacidad de crear algo equivalente a granadas de calibre un poco arriba de lo ordinario. "Trata de evitar usar tu Espada de Azoth de esa manera, por favor."

"Acaba de cometer un error fatal." Los dos se sobresaltaron luego de que Touko hablara. Casi era como si se hubiera teletransportado con lo repentina que fue su aparición. La mujer le echaba una ojeada a la pila carbonizada y lucía un semblante completamente serio. "Eter. Justamente lo que no quería que hiciera contacto con este."

"¿Que pasa?" Pregunto Shirou, antes de olfatear el aire y ponerse pálido al detectar algo mas. Y esta vez vino de algo que todos, menos Shiki debido a sus vendas pudieron observar claramente.

Era como si un espejo se hubiera quebrado y las docenas de fragmentos desperdigados en el suelo estuvieran siendo cubiertos por una manta translúcida a la par que un relleno que solo podía ser descrito como teniendo la textura del papel maché se alzaba desde el interior en ciertos intervalos; como un haz de luz que iba y venía. Y la forma que revelaban en aquellos destellos era espeluznante. A simple vista podría ser tachado de cadavérico por lo delgadas que eran las extremidades, pero aquella descripción se iba a pique cuando uno notaba la inmensa y abultada barriga con la que cargaba, así como el hecho de que el cuello brillase por su ausencia, estando adosado a la cabeza como una protuberancia carnosa en la cual corrían hilos de saliva nauseabunda. Y por si no fuera lo suficientemente horrendo, todo el cuerpo contaba con los mismos parches de putrefacción que habían observado en los cadáveres anteriores.

"Praeta." Touko entorno sus ojos. "Fantasma Hambriento, un tipo de espíritus demoníacos que representan una voracidad insaciable. Son adictos a la vitalidad y pueden absorber en casi todos sus tipos."

Y para probar su punto, dibujó en el aire un símbolo demasiado familiar para Shirou.

"Sól." Proclamó, causando que la runa luminosa se convirtiera al instante en un proyectil de energía mágica que salió disparado contra el Praeta. Pero apenas impactó contra su cuerpo, se disipó como si nunca hubiera existido y la forma del espíritu pareció adquirir una coloración más sólida a la par que graznaba de indignación.

Bueno, no era como si Shirou tuviera planeado usar su runa. Aunque viendo lo que acababa de pasar, usar Trace Overload seria basicamente inutil. Sin embargo, el hecho de que Kiritsugu diera un paso hacia atrás le trajo una sensación de alarma.

"Es un espíritu. No tengo nada conmigo ahora que pueda hacerle daño." Le explicó su padre a lo que Touko asentía desde donde se encontraba.

"El éter le permite a los cuerpos espirituales adquirir formas sólidas y si son lo suficientemente conscientes como para no hacerlo por la fuerza, eso quiere decir que saben cómo intercambiar ese estado con uno meramente astral, lo cual vuelve los ataques físicos algo inutil también. A menos que alguno de los dos tenga un arma conceptual contra espíritus, no hay nada que pueda matarlo aquí."

'No estaría tan segura.' Shirou pensó en Usumidori o siendo más específico, en su Nombre Verdadero. Técnicamente la liberación de este era un ataque Anti-Demoníaco liberado en una onda. ¿No debería de ser en teoría capaz de parar en seco al Praeta? Había aniquilado instantáneamente a las arañas de Miroku en el Monte Kurama y la única razón por la cual no lo había usado contra la propia mujer había sido por pánico y no tener la menor idea de cómo hacerlo en el calor del momento.

Claro que, aquello podría revelar que podía proyectar algo como esa espada y sería todo un frasco de gusanos.

No tuvo la oportunidad de considerarlo más, cuando Touko rompió nuevamente el silencio. "¿Qué dices, Shiki? Aquí tienes tu prueba de fuego."

'¿Shiki?' Pensó Shirou, antes de caer en cuenta de que se refería a la chica de los ojos vendados. '¿Y que con ella?'

"¿De qué estás hablando?" Masculló esta, quien finalmente había logrado ponerse de pie.

"Tu sabes." Touko se encogió de hombros, antes de continuar con lo que estaba diciendo. "Te ves demasiado entera para alguien que hace no mucho me dijo que estaría bien que se la comiesen viva los fantasmas del hospital. ¿Que tienes en tu defensa ahora?"

"Tsk." Shiki apenas resoplo. "¿Yo que tengo que ver con estas cosas? Déjenme en paz."

"Si, bueno. Lo que fue contra ti fue invocado específicamente por ello. Mira, incluso ahora intenta ir a por ti." Y era verdad, el Praeta se deslizaba lentamente y encargándose de pudrir buena parte del césped que alcanzaba a rozar su aura, marcando así un rastro de destrucción. "Yo podría irme tranquilamente y estoy seguro de que el caballero de aquí y su hijo podrían hacerlo también, y el Praeta no nos perseguiría. Aunque pensándolo bien, viendo que el chico saltó a salvarte quizás se quede a darte apoyo moral."

Shirou encontró muy interesante el mirar el piso de la nada mientras que Kiritsugu ponía los ojos en blanco. Shiki por su parte, se mantuvo en silencio, algo aprovechado por Touko para poder meter presión.

"Entonces. ¿Qué va a ser? Esa cosa es exactamente tu reflejo roto. No está vivo, pero tampoco puede morir, es bastante triste. Pero si quieres, puedo regresarte de n..." La voz de Touko para Shiki terminó por apagarse mientras que todo sonido se desvaneció de su consciencia, dejando solamente los latidos de su corazón y eventualmente, estos terminaron por detenerse también para ella.

Apretando entonces sus manos, las terminó por alzar en direccion hacia su cabeza y terminó por deshacer finalmente las vendas después de semanas de estar a oscuras. Afortunadamente no era de día, estaba segura que tener luz así de fuerte de la nada hubiera sido un infierno. Y de igual manera, el retorno de las imágenes vividas se terminó por sentir como una punzada a su corazón.

Lo primero que vio, fue a la mujer que no podía ser otra que Touko. Estaba completamente segura, incluso tenía la misma sonrisa insufrible que se había imaginado que tenía consigo. Y en un instante, la contempló nuevamente con múltiples cortes y más cortes en capas que le dieron un dolor de cabeza el intentar entender. Agitando su cabeza, observó entonces a la siguiente persona; un hombre de aspecto descuidado que la miraba con cierta cautela y que en un parpadeo la hicieron ver algo que casi la hizo retroceder. Donde líneas y puntos eran comunes en todo lo que había visto, en él había algo prácticamente imposible que le hizo observar entonces a la última.

'Huh.' Un niño, de once años. Le recordaba a un cachorro que intentara fingir no haber sido el responsable de alguna travesura con esos ojos. Y predeciblemente, las líneas y los puntos no tardaron en aparecer. Ella apenas parpadeo al notar que estas lucían un poco más tenues a comparación con las que recordaba haber visto antes. 'Curioso.'

Y entonces observo lo que había enfrente, y suspiro. Si, era confuso de ver. Una especie de masa amorfa y palpitante que supuraba algo grotesco y que estaba prácticamente plagado de líneas, con un solo punto resplandeciente en su estómago.

"Bien." Sentenció Shiki, aliviándose al menos con el hecho de que Touko se hubiera callado. Y no debió de haber celebrado de antemano, porque justamente.

"Huh, perfecto." La mujer entonces se dirigió al chico muy para su sorpresa. "Tu. ¿Puedes conjurar una espada para ella?"

'¿Conjurar?' Pensó Shiki, antes de ver cómo el niño parpadeó ante la pregunta, y respondió con una propia.

"¿Ah? Si. ¿Pero para que?"

"Bueno, no esperarias que nuestra amiga de aquí presente vaya a enfrentarse a esa cosa tan solo con las manos desnudas. ¿Verdad?" Touko chasqueó los labios en señal de desaprobación.

Al cabo de unos segundos, le tocó a ella parpadear cuando de la nada, el niño terminó por producir una katana bastante elegante de la nada, que todavía para su sorpresa vino flotando hacia ella de modo que pudiera tomar su mango en el aire. Por la impresión, olvido agradecer mientras que la sujetaba con ambas manos ahora.

Y entonces desapareció. O así hubiese parecido a simple vista. A los ojos de Shirou, fue una velocidad que no tenía nada que envidiarle a la de los Tokitou o Arou Myourenji. Un desplazamiento agraciado similar a una ventisca que le hizo estremecerse por razones que no entendía.

Por su parte, Shiki se sintió como el viento en las montañas. La espada no era Kanesada Kuji, pero le servía bien. Tamaño ideal, balance ideal. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había blandido una? ¿Y cuánto tiempo había transcurrido desde que había experimentado una emoción así? Eso era vivir para ella.

"Raaaghhh."

El alarido era peor que el que había escuchado antes. Pudo ver como la cosa esa había caído en cuenta de su presencia y ahora se desplazaba con mayor velocidad a su encuentro. Y eso estaba bien; nadie podría ver con el fantasma de una sonrisa se manifestó en sus propios labios mientras preparaba ya el primer tajo.

Una garra gigantesca y deforme vino desde la izquierda como si se tratara de una cola queriendo embestirla. Ningún problema, alcanzó a evadirla al agacharse de repente y contraatacó al mismo tiempo en una cuchillada certera que rebano firmemente el brazo desproporcionado al atravesar una de las líneas.

"Raaaaaaagh." No esperando ello, la criatura retrocedió antes de que su boca se expandiera e intentara propinarle una especie de mordida que evitó también al moverse hacia atrás. Una serie de intentos más por alcanzarla prosiguieron, pero no podían ser menos importantes para ella.

Recordaba a su padre siempre severo pero atento. A su madre de pocas palabras pero más amable que nadie. Y a su hermano mayor con sus molestias, pero que no cambiaría por nadie en el mundo. Y también, en aquel chico cuyo nombre no recordaba pese a que deseaba hacerlo.

"Hrughhh." El Praeta pareció perder la paciencia y entonces hizo brotar desde su estómago una serie de brazos interconectados con dedos que brillaban por su ausencia en unas ansias desesperadas de alcanzarla, siendo todos ellos cercenados de golpe.

Sabía ahora que ese había sido el que la había estrangulado en su cama. No habían intercambiado ninguna palabra coherente hasta el momento, pero ella lo sabía. Había querido enviarla de regreso a ese agujero, donde SHIKI se había perdido para siempre.

"Nunca mas... Voy a volver." Gruño, antes de que la punta de la espada terminará por clavarse en el vórtice brillante que nadie más podría ver situado justo en el vientre de la criatura, quien emitió un último alarido antes de terminar por disiparse por completo.

Ajeno a la atención de todos en el parque sin embargo, una silueta observaba todo desde el techo del hospital. Había tomado sus precauciones por supuesto, su campo delimitante incluia ahora una función que le ocultaba de la vista incluso por medios más esotéricos. No podía permitirse ser visto, por supuesto.

El resultado de su pequeño experimento de dos años, había dado frutos. Era una pena que no podría exponerle los detalles a su colega dado el estado en el que se encontraba ahora. Y si bien algunos factores en la ecuación no habían cumplido con los lineamientos que él había estado esperando, poco importaba. Dado los recursos con los que contaba aún pese a que no debía de interferir más allá de lo necesario, no sería un problema ajustar sus planes.

"Prepararme para ese hombre no será más complicado que para Aozaki." Sentenció para sí mismo en una voz solemne. Era extremadamente difícil leer las emociones en su rostro, pero el brillo de la satisfacción personal estaba más que presente en sus ojos ocultos por las sombras.


A/N: Démosle la bienvenida de manera oficial al arco que lidia con los sucesos de Kara no Kyoukai… Aunque claro, es evidente que al tomar sitio en mi universo donde no todo es lo que parece, no tendremos varias cosas yendo a ser iguales que en el Canon. Aun así, puedo prometer que la parte principal de la serie permanecerá más o menos intacta.

Eso de lado. Touko es de mis personajes femeninos favoritos, y honestamente estoy muy emocionado con escribirla aquí en un rol principal. Incluso regresé a leer nuevamente Mahouyou (Aprovechando que después de siglos tenemos traducción) así como las partes de Case Files donde ella aparece (Obviamente también la novela original de Kara y las películas) de modo que tuviera un mejor agarre con su caracterización.

Ryougi por otro lado… Siempre la consideré difícil de tanto apreciar cómo escribir, pero haré mi mejor esfuerzo para escribirla bien.

Fuera de ambos puntos anteriores, con este Arco sentamos las bases para el festival que será el último, y puedo garantizar que será algo enorme. Me gustaría poder escribir más aquí, pero en paralelo a la semana pasada, me encuentro agotado ya, así que lo dejaré hasta esta línea.

Espero hayan disfrutado el capítulo y si Dios quiere, nos vemos la siguiente semana.

Melqart, 29/03/24