Capítulo 41
Resolución
A la mañana siguiente, antes de ir a desayunar, Rizzo se pasó un momento por la habitación de keldeo para verle un rato y al entrar se dio toda una sorpresa; corrió en busca de N, Liza y Lucho y, al encontrarles en el bufet desayunando, exclamó.
-¡Keldeo despertó!
Los tres se quedaron de una pieza al oírlo, siendo Lucho el primero en comentar anonadado.
-No puede ser...
-¡Ya sé que es una locura pero es que no está, vengo de su habitación, ayudadme a encontrarle!
Dejaron el desayuno en la mesa y peinaron todo el centro pokémon, llamándole a gritos; el doctor se sumó a la búsqueda al volver de la habitación todo azorado, sin creerse que un pokémon comatoso de cuarto grado se hubiese despertado a los pocos días. Como vieron que en el centro pokémon no estaba pasaron al jardín, donde se separaron para cubrir todos los lugares posibles ya que era bastante grande. En un momento dado a Rizzo se le ocurrió mirar en el laberinto y finalmente lo encontró en el centro del mismo, tumbado en el suelo y mirando a la nada con gesto perdido. El chico se lanzó sobre él, abrazándolo con todas sus fuerzas al tiempo que exclamaba.
-¡Keldeo! ¡Oh, keldeo, gracias al cielo has despertado!
El pokémon singular respondió al abrazo un tanto pasivamente y sin apenas comprender muy bien a qué venía tanto revuelo por su parte, pero los acontecimientos más recientes aún le tenían ciertamente chocado, cosa que Rizzo notó enseguida.
-¿Qué pasa, a que viene esa cara?
-Mis maestros estuvieron aquí… me dijeron en el último lugar, aún no sé a qué se referían…
-Ah... pero no puedes estar aquí, keldeo, aún estas herido, necesitas descansar. Volvamos a la habitación.
Rizzo cogió en brazos a su pokémon y éste se dejó hacer por él, regresando a la habitación donde el doctor le estuvo haciendo varias pruebas; les explicó a todos lo que pasó ayer por la noche y N comentó en un momento dado tras pensarlo brevemente.
-El último lugar… quizás se refiriesen al último lugar donde estuviste con ellos antes de separaros.
Esas palabras hicieron entonces reaccionar a keldeo, el cual sacudió ligeramente la cabeza como si se hubiera acordado de algo o hubiera comprendido todo. Entonces, sin mediar palabra alguna, se levantó de golpe cogiendo desprevenido al doctor, el cual comentó en ese momento.
-Ah, espera un momento, aún no he terminado...
-No puedo entretenerme, lo siento, he de partir.
-¿Cómo?
-He de irme, adiós.
Y, tras esas palabras, keldeo bajó de la cama de un salto y se fue de allí al trote; los cuatro cogieron sus cosas antes de irse y fueron tras la estela de keldeo, encontrándolo atravesando la Galería Unión. En ese momento los establecimientos estaban todos cerrados pero el camino siempre estaba abierto, Rizzo apretó el paso hasta finalmente alcanzarlo, deteniéndolo por un momento.
-¡Un momento, keldeo, no puedes irte así sin más, has de reposar, aun estás débil!
-No, estoy bien, he de partir ya sin más dilación, mis maestros me esperan, no me detengas por favor.
-¡Al menos dime a dónde vas!
-Al último lugar.
-¿Y dónde queda ese último lugar?
Frente a esa pregunta keldeo no contestó, su entrenador trató de disuadirle, pero no logró sacarle nada, ni siquiera pudo contenerlo. Antes de que cogiera ritmo de nuevo, exclamó en ese momento.
-¡Al menos déjanos acompañarte!
El pokémon singular le miró por un momento, como si se lo estuviera pensando bien, hasta que finalmente murmuró.
-Mientras no os interpongáis en mi camino, de acuerdo.
No pudieron hacer nada más por disuadirlo de lo contrario y en ese momento comenzó un viaje de regreso, o ésa al menos era la sensación que le dio a Rizzo. Aun a pesar de la tormenta de arena que azotaba el norte de la ruta 4, como de costumbre, keldeo se mantuvo impasible y no cedió ante nada, ni siquiera ante la arena. Lucho y Liza se mostraron impresionados por el tremendo cambio que pegó la ruta y lo mostraron durante todo el día que duró el atravesarla entera; la fase dos en ruinas fue lo que más costó atravesar, pero más costó convencer a keldeo que tenía que hacer un alto para descansar. Entraron en ciudad Porcelana como si estuvieran realizando una marcha triunfal, con keldeo a la cabeza, el cual no descendía el paso para nada; la gente les miraba con curiosidad, preguntándose que a qué venía tan extraña comitiva. Al pasar por la plaza central Lucho comentó que le gustaría saludar a un tal trío danzarín, pero a Rizzo no le sonaba de nada tal trío, ni siquiera había nadie en la plaza cuando pasaron por ella. Bajaron todo recto por la calle porcelana y bordearon todo el paseo marítimo, keldeo enfiló el muelle principal y una vez estuvo en el extremo se lanzó al agua sin dudarlo. Los cuatro amigos tuvieron que pedirle al padre de Hiedra que les llevara al otro lado, en pos de la estela de keldeo. Llegaron a ciudad Hormigón con una incipiente noche echándose sobre ellos, obligándoles a hacer un alto en el camino. Keldeo no puso impedimentos puesto que el recorrer todas esas millas nadando le había dejado muy cansado.
Al día siguiente retomaron el viaje, cruzando toda la ruta 20. Para Rizzo fue como rebobinar parte de ese verano, recordando momentos variados de esa parte del viaje, pero para los demás fue toda una nueva experiencia puesto que no conocían esa parte tan occidental de Teselia. Cerca de mediodía llegaron a pasar al lado del rancho Ocre y para la hora de comer llegaron a pueblo Ocre. No había nadie por la calle cuando llegaron, pero cuando pasaron al lado de la casa de Mirto encontraron a éste sentado en una silla y escuchando una radio portátil de bolsillo, con gesto preocupado. Estaba acompañado de un niño muy parecido a él físicamente, con un peinado muy similar al suyo y con ropas muy parecidas. Sus ojos eran rojos y su mirada irradiaba gran confianza, dirigiéndose a él en ese momento.
-¿Hay alguna novedad, abuelo?
-De momento nada de nada, me temo... espero que esté todo bien...
El niño quiso decir algo al respecto, pero en ese momento nada más verle Lucho exclamó.
-¡Mirto!
El aludido giró la cabeza y exclamó al verles.
-¡Hombre, Lucho, cuanto tiempo sin verte! ¡N, pero que alegría! ¡Y Rizzo, pero bueno, menuda entrada! ¿A qué se debe vuestra sorpresiva visita?
-Pues es una larga historia, verás...
Sin embargo, al contrario que ellos, keldeo no se paró y paso al lado del hombre sin prestarle atención, salvo por el propio Mirto, el cual masculló al verle.
-¡Ah, pero si es el singular keldeo!
-No puedo detenerme ahora… estoy muy cerca…-murmuró el pokémon, dirigiéndose a un sendero que había justo al lado de la casa del hombre.
-¡Espera keldeo!-le llamó Rizzo, yendo tras él.
-¿A dónde va ese sendero, Mirto?-quiso saber Lucho en ese momento.
-A la arboleda promesa…
Tras ese breve apunte, Mirto frunció el ceño y siguió al singular sin decir nada más; los cuatro y el niño le siguieron, adentrándose en una frondosa arboleda cercana no muy grande pero salpicada por altos árboles y regada por un par de lagos adyacentes. En el centro del sitio había una enorme roca con tres profundas hendiduras marcadas en su superficie, en ese momento Mirto habló.
-Se dice que aquí vivieron durante un tiempo los espadachines místicos… y que realizaron una promesa, marcando esa piedra de ahí.
-Entonces era aquí donde quería ir keldeo…
-¡Qué pasada, abuelo, es un auténtico pokémon singular! ¿Cómo sabías de su historia?-inquirió el niño en ese momento.
-No he estudiado las leyendas locales por nada, ya lo sabes... pero silencio ahora, Guayo, algo me dice que vamos a ser testigos de algo único.
El tal Guayo guardó silencio al igual que todos los demás, al tiempo que el pokémon singular se acercaba a la roca y dejaba caer un par de lágrimas, sin atreverse a tocarla siquiera. En un momento como ese, y después de tanto tiempo, había olvidado por completo lo que llegaron a hablar sus maestros y él estando ahí mismo. Por un momento sus recuerdos volaron por su cabeza, llevándole de vuelta a ese mismo instante.
-¡Son ustedes increíbles, maestros, quisiera ser tan fuerte como ustedes para formar parte de los espadachines místicos!
-Ah, así que quieres ser un espadachín místico...
-¡Sí! ¿Podría?
-Claro, pero para eso necesitas un entrenamiento intensivo y ser capaz de empuñar la espada...
-¿La espada? Si lo dicen por espada santa sé realizar la técnica perfectamente, fue de las primeras cosas que me enseñaron...
-Sí, pero no hablamos de esa espada, hablamos de otra espada, la espada definitiva, la espada que es capaz de cortarlo todo y de acabar con todo mal que lleve enraizado en esta tierra desde hace años...
-Oh... hablan de su enemigo...
-Así es, desde hace tiempo tanto virizion como terrakion y como yo llevamos años entrenando y probando nuestros límites, pero hasta ahora no hemos logrado alcanzar la maestría suficiente como para poder hacer uso de la espada definitiva.
-¿¡En serio?! ¡Con lo fuertes que son no me creo que no sean capaces de usarla!
-Pues ya ves, así son las cosas... pero creemos que tú eres capaz de realizar grandes hazañas, has demostrado tener tanto tesón, como fortaleza y predisposición a ayudar a los demás cuando más lo necesitan. Hagamos un trato, hasta que llegue el momento de enfrentarnos a nuestro enemigo te seguiremos entrenando para que logres alcanzar las más altas cotas y así poder dominar la espada definitiva. ¿Qué nos dices?
-¡Oh, acepto, seré digno de ustedes tres, maestro!
-Es una promesa, entonces.
Para dejar constancia de dicha promesa los tres espadachines místicos hicieron mano de sus espadas y marcaron la roca más cercana, quedando así cerrado el trato. Cobalion se dirigió entonces a keldeo, añadiendo en ese momento.
-Cuando llegue el momento y seas capaz de manejar la espada definitiva podrás dejar tu marca. De esta manera, el trato se dará por cumplido.
-¡Genial! ¡Muchísimas gracias por la oportunidad, maestros!
-Gracias por la oportunidad...
Keldeo volvió al presente, mirando a las marcas con gesto triste a sabiendas que había incumplido la promesa. Dudaba si acaso pudiera hacer uso de la espada definitiva, nunca había sabido siquiera cómo usarla, y si sus maestros tampoco pudieron dominarla en su momento ¿cómo iba siquiera él a hacer tal cosa? Se sentía más perdido e inútil que nunca, y aun a pesar de estar ahí sus dudas no se disipaban.
Aun así se acercó a la roca, observando las marcas y viendo lo profundas que eran, formando un vistoso asterisco. Por un momento se quedó admirándolas, parecía mentira que las hubieran hecho sólo con espada santa, una técnica tan básica como esa. Fue entonces en ese momento cuando supo que algo no encajaba, frunciendo el ceño visiblemente extrañado. Cuanto más las miraba, más se daba cuenta de lo evidente. Era imposible que esas marcas fueran producto de espada santa. Eran demasiado profundas y estaban muy bien definidas como para haber usado espada santa. Invadido entonces por la curiosidad y la duda, se acercó un poco más a ellas sin quitarles la vista de encima. Levantó entonces un casco y, nada más tocarlas, pudo notar algo en ellas que le hizo reaccionar. Por un instante no hubo nada, pero al segundo siguiente cabeceó y, llevado por su instinto, hizo mano de su espada al tiempo que su cuerpo se envolvía en un aura brillante que pilló a todos por sorpresa.
Tras unos segundos que se hicieron larguísimos, se sucedió un fuerte destello que cegó a todos los presentes. En cuanto pudieron ver mejor, observaron asombrados a un nuevo keldeo; su melena roja se había vuelto un poco más estilizada, como si le hubieran peinado. Ahora era un poco más grande, su pelaje había cambiado un poco, su cola también, pero el cambio más notorio era su cuerno; de un pequeño cuerno amarillento había pasado a un largo cuerno azul, intimidante y majestuoso. Se le había añadido, además, tres mechones de pelo en su melena, de color verde, marrón y azul respectivamente.
-Keldeo…-musitó Rizzo, asombrado.
El aludido movió un poco la cabeza y en ese momento hizo brillar su cuerno de forma mucho más potente que cuando hacía espada santa; se dobló el tamaño del filo brillante, desprendiendo un aura dorada de poder enorme. Justo después dio un salto y blandió su cuerno hacia delante, describiendo una cuarta hendidura en la roca y atravesándola limpiamente. Al ver esto tanto el propio keldeo como todos los demás se quedaron de una pieza, inquiriendo Rizzo en ese momento.
-¿¡Qué ha sido eso?!
-¡No... no lo sé, no sé cómo lo he hecho, por un momento quise hacer espada santa, pero...!
Antes de que el pokémon singular pudiera decir nada más, una profunda voz le cortó de improviso anunciando.
-Eso es porque no has realizado espada santa.
Todo el mundo giró la cabeza y entonces vieron a los espadachines místicos encabezados por cobalion acercarse a ellos. Por su parte keldeo comprendió enseguida lo que su maestro decía, murmurando de seguido.
-Pues claro... sabían desde el principio usar la espada definitiva...
-Efectivamente, optamos por decirte lo contrario para ponerte a prueba y así despertar tu espíritu de lucha para comprobar si tenías lo que hacía falta para empuñarla. Y al final no nos equivocamos.
Un tanto extrañado al respecto al ver que cobalion le señalaba directamente, se acercó al lago más cercano y se sorprendió a sí mismo al ver su nuevo aspecto, del cual ni siquiera se había percatado en su momento de que lo tenía. En ese momento, cobalion comentó.
-Ahora, en tu forma brío, puedes desplegar todo el potencial de un ataque como sable místico, el más poderoso de los ataques justicieros. No nos defraudes, keldeo.
Comprendiendo el significado real de esas palabras, el gesto de keldeo se suavizó, sintiendo como algo nuevo nacía en su interior, envolviéndolo en una curiosa calma que hacía mucho tiempo que no sentía. Cerró los ojos por un momento, inspirando y espirando lentamente, y en cuanto los abrió anunció con voz firme y resuelta.
-No lo haré, ésta vez no. Lo juro.
Los tres legendarios le sonrieron y keldeo les devolvió el gesto. Sin embargo, en ese momento la radio de Mirto interrumpió el sentido momento, anunciando.
-Noticia de última hora, el satélite espía ha captado movimiento por parte de kyurem y éste se dirige hacia ciudad Mayólica, la cual ha empezado a ser evacuada forzosamente. La policía y el ejército hace todo lo posible para poner a salvo a la población, pero está siendo mucho mas lento de lo esperado…
Keldeo entrecerró los ojos, decidido, y exclamó.
-¡Hay que ir ya hacia allá!
-¡Desde luego! ¡Vuelve, keldeo!-indicó Rizzo, devolviéndole a su ultra ball.
-Necesitamos volver a la ciudad lo más rápido posible, vamos a tener que volar-anunció Lucho, sacando a su swanna.
Liza sacó a un unfezant macho y Rizzo a su braviary, pero N estaba sin pokémon que le pudiera llevar volando. En ese momento Mirto salió al paso, comentándole de seguido.
-No te preocupes, te presto a mi volcarona, él te llevará.
-No te molestes, Mirto…
-No es molestia, muchacho, tranquilo, ya me lo devolverás-murmuró el ex campeón, pasándole su ball.
Una vez que estuvieron todos listos se despidieron de él y de Guayo y alzaron el vuelo en dirección hacia ciudad Mayólica. Algo le decía a keldeo que todo acabaría ahora. Estaba listo. Ahora más que nunca.
And they don't stop coming, and they don't stop coming, and they don't stop coming... okyaparo XDDD vale, no queda nada para terminar con el conflicto principal, que no con la historia en general, pero antes hablemos un poco del capítulo.
Me ha salido cortito ya que después de todo es dar un paso hacia atrás para luego dar dos hacia delante, siendo importante para la derrota de kyurem. En el juego el evento lo puedes realizar en cualquier momento, incluso aunque hayas terminado con la historia principal, pero yo lo he usado en el instante más oportuno para que case con los acontecimientos previos y que tenga más sentido. Pero bueno, ya sólo quedan cos cortados y un café, literalmente, así que echaré el resto rápidamente y luego os dejaré descansar para que podáis asimilar los ocho o nueve capítulos que os hecho meteros entre pecho y espalda XDD
Y eso es todo de momento, esperad el siguiente igual para mañana mismo, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
