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"UNA VISIÓN DE AMOR"

CAPÍTULO XXXIX

Tras entrar Candy y Anthony de vuelta a la sala principal donde todos los invitados y familiares los esperaban en su mansión, los esposos Brower se acercaron a uno de los sillones centrales, ayudando Anthony a sentarse a Candy junto a la tía abuela y la señora Brighton, y luego Anthony fue y habló a uno de los mayordomos cerca del ingreso del salón quien, asintiendo, se retiró de inmediato, y luego el joven anfitrión regresó y tomó asiento junto a su esposa en el sillón. Decidió sentarse, a diferencia de los demás caballeros en el salón, porque era consciente de que no debía abusar del tiempo que llevaba de pie durante toda la actividad de celebración de ese día por el bautizo de su hija Hope.

Stear y Archie les sonrieron de pie frente al piano, desde donde veían a toda la concurrencia y esperaban el momento de hablar. Anthony les asintió y Stear comenzó.

"Antes que nada, con Archie queremos felicitar a Candy y a Anthony por el bautizo de su bella hija Hope. Y en nombre de toda la familia, y amigos aquí presentes, les deseamos una vida muy dichosa al lado de su pequeña bebé, y del pequeño que pronto nacerá.", dijo el apuesto inventor.

Candy y Anthony intercambiaron miradas felices, mientras estaban sentados, tomados de la mano, viendo sonrientes a sus primos.

"Gracias, chicos. ¡Y gracia a todos!", dijo Anthony por ambos, recibiendo el aplauso feliz de toda la concurrencia.

Luego Stear continuó.

"Verlos formar su hogar ha sido una inspiración para todos dentro de la familia, Anthony", dijo el joven Cornwell mayor. "Y hoy nos sentimos felices y honrados de, con la mayor alegría, seguir finalmente sus pasos.", dijo, ganándose una expresión de sorpresa de parte de algunos de los presentes en el salón, incluyendo a la tía abuela. Los demás solo sonreían disfrutando la escena.

"Querida Patty, ven, por favor.", dijo entonces Stear.

"Annie, por favor, ¿podrías venir aquí también?", dijo por su parte Archie, y ambas jóvenes algo nerviosas pero felices se pusieron de pie, siendo recibidas por sus galantes caballeros para escoltarlas al frente. Al volverse, las dos parejas miraron a todos muy sonrientes, las damas del brazo de cada muchacho.

"Queremos compartir con el resto de la familia en Lakewood que recién a finales del mes pasado, el señor Brighton…," dijo Archie, viendo a su hermano.

"Y el señor O'Brien, junto a sus esposas", completó Stear.

"¡Nos concedieron la mano de sus hermosas hijas!" Concluyeron juntos y felices ambos muchachos, llevando a sus labios, cada uno, la mano de su hermosa prometida, besando su dorso galantemente, dejando notar ante todos que ahora Patty y Annie llevaban en su mano su anillo de compromiso ya puesto. Anillos que habían ocultado desde su llegada para no levantar sospechas.

De hecho, la noche anterior, tras llegar a la Mansión Brower, sus emocionadas amigas - en una improvisada pijamada entre las tres -, le habían contado a una emocionada Candy lo sucedido en Canadá al pedir Stear y Archie su mano, causando cada detalle de esa noche en Vancouver un gran regocijo entre las tres, entre gritos emocionados y risas. Las tres amigas hablaron hasta tarde poniéndose al día, mientras Candy a cambio les contaba de primera mano lo sucedido con los hermanos Legan y el percance de su esposo, y luego cómo Hope había llegado a sus vidas. Ya en la madrugada, Candy abandonó la recámara compartida por sus dos amigas, y regresó a su recámara para dormir con su esposo. A esas alturas la pobre rubia ya dormía sentada en la cama, no pudiendo dormir recostada ya. Tenía varios días de no dormir bien, en realidad, pero la emoción de tener a toda su familia cerca le había dado nuevos ánimos a pesar de su avanzado embarazo.

Anthony, por su parte, había escuchado la misma versión que escuchara Candy también, pero con detalles diferentes de parte de los padres de las jóvenes, con quienes compartió una copa de Coñac en la biblioteca, junto a su suegro, la misma noche que llegaron. Por supuesto Anthony tomó solo un sorbo para no ofenderlos tomando algo sin licor. Dos semanas atrás, sus primos ya le habían contado a él y a su esposa todo lo sucedido y les habían pedido permiso para hacer el anuncio de su compromiso tras el bautizo de su hija Hope, para aprovechar que toda la familia se encontraría reunida esa vez. Permiso que, por supuesto, el rubio menor y Candy concedieron tras felicitarlos grandemente, aunque no sin cierta añoranza al saber que por un tiempo vivirían lejos en Canadá junto a sus nuevas familias. William por su parte, ya se encontraba enterado también. Sin esperar, Stear y Archie le habían llamado a Chicago, a su regreso de Canadá, para informarle sobre todo lo sucedido con los O'Brien y Brighton al pedir la mano de Patty y Annie, y sobre sus futuros planes, buscando su anhelada aprobación, que por supuesto el joven patriarca también concedió.

Luego de dar el aviso los dos hermanos Cornwell en la sala. "¡Estamos comprometidos!", agregó feliz Archie.

"¡Pero qué maravilla!", gritó Candy contenta desde el sillón aplaudiendo tras el aviso de los chicos.

"¡Bravo!", gritó Anthony chiflando y sorprendiendo a su esposa y a todos en la sala, haciéndolos reír.

"¡Amor!", Candy sonrió divertida mirándole maravillada, jamás lo había visto hacerlo. Y luego se volvió a sus primos. "¡Felicidades a los cuatro, Stear y Patty, y Archie y Annie!", dijo, poniéndose de pie con un poco de cuidado, y ayuda de su esposo, haciendo a todos aplaudir también, para luego, como lo hacían ahora los anfitriones, también ellos levantarse y acercarse a las dos sonrojadas jóvenes con sus orgullosas parejas, para felicitarlos. Fue un despliegue animado de abrazos y apretones de mano para los felices futuros esposos, mientras los padres de ambas novias brillaban con orgullo y alegría recibiendo las felicitaciones también del resto de la familia y amigos de los Andley, y en especial de los señores Britter, padres de los anfitriones.

La tía abuela no fue la excepción tampoco.

"¡No saben cuán feliz estoy por ustedes, Archie y Annie!", les dijo la elegante dama, abrazando a Annie y a Archie discreta pero emocionada, "Y a ustedes, ¡Stear y Patty!", abrazó a la otra joven pareja también con fineza. "¡Tenemos que comenzar a planificar sus bodas lo antes posible!", dijo entusiasmada la anciana.

Los cuatro sonrieron un poco apenados de escucharla.

"Tía abuela," intervino entonces Candy, "creo que los señores Brighton y los señores O'Brien ya han comenzado con los preparativos en Canadá. ¿No es cierto, señor O'Brien?", comentó la pecosa como un preludio para que intervinieran los suegros, tal como Patty y Annie se lo habían suplicado.

"Así es, Candy.", dijo contento el señor O'Brien, con su feliz esposa del brazo. "Señora Elroy, conversamos con Stear y Patty en Canadá el mes pasado, y ambos están de acuerdo en realizar su boda en nuestra ciudad de Montreal."

"¿Montreal?", dijo sorprendida la matriarca del clan. Eso no estaba contemplado dentro de sus planes.

"Es cierto, tía abuela.", dijo entonces Stear, sintiéndose más apadrinado por la seguridad con la que se expresaban sus futuros suegros al respecto. "Con Patty lo hemos pensado bien, y decidimos casarnos a finales de octubre, en la Catedral de Santiago de Montreal, para instalarnos a vivir allí, aprovechando que es el mayor centro financiero y comercial del área."

"Pero, Stear… eso no había sido acordado.", dijo la anciana.

"Lo ha sido ahora, tía abuela." Dijo tranquilo el apuesto inventor. "La fecha la pensamos justamente para que coincida con el regreso del tío William y de Charlotte de su luna de miel."

Charlotte se sonrojó de pie junto a su padre tras escucharlo, viendo a su prometido con timidez y compartiendo una discreta sonrisa.

"Estoy de acuerdo, Stear.", dijo William entonces, apoyando al mayor de los Cornwell. "Será interesante hacer una boda fuera del país otra vez. La última fue la de los padres de Anthony en Londres", comentó. Ambos se habían casado entonces donde se habían conocido.

"Nosotros sí quisiéramos hacer nuestra boda en Chicago, tía abuela." intervino Archie, con Annie de su brazo. "Para luego vivir en Vancouver en la mansión Andley que, con tu permiso, tío William, llegaría a ser ahora la Mansión Cornwell."

"No faltaba más, sobrino.", sonrió William. "Considéralo hecho", lo apoyó también el patriarca.

La tía abuela se abstuvo de aportar más. Sabía reconocer cuándo su opinión estaba de más. Al menos todo había salido según lo había previsto. Ya no habría más fiestas de búsqueda.

"Nosotros nos sentimos muy felices de que ambos vayan a quedarse tan cerca de nosotros.", comentó entonces contenta la señora Brighton, sonriéndole a su bella hija de fino cabello color ébano, que le correspondía la sonrisa, del brazo de su apuesto y elegante prometido.

"Será verdaderamente como dice el dicho… que no se pierde una hija, ¡sino que se gana un hijo!", comentó orgulloso el señor Brighton también.

"Exactamente, Michael.", estuvo de acuerdo con él el señor Britter, que se sentía también muy afortunado con el matrimonio de su hija con Anthony.

El señor Brighton suspiró, ahora estaba seguro de que toda la espera del año anterior había valido la pena. Porque no solo su hija estaba muy enamorada del muchacho Cornwell, sino que además Annie también era correspondida, como ellos mismos habían constatado en Canadá. Y lo alegraba aún más el hecho de que el joven menor Cornwell fuera también el mejor ejecutivo y negociador que había visto en su vida de parte de los Andley, además del patriarca. Una verdadera adquisición familiar para los Brighton en ese aspecto también. Esperaba que sus otros hijos al venir para la boda desde Australia pudieran aprender un poco de él durante el tiempo que estuvieran en el país.

"Bien," dijo Anthony al ver que la tía abuela se había quedado callada y que no protestaría como temían. "Ahora es momento de brindar.", dijo asintiendo a uno de los mayordomos para que entraran las cuatro mucamas que ya llevaban una bandeja de plata cada una, con copas de Champagne servidas, y una con jugo de manzana, que por aparte se la entregaron a Candy. Él solo le daría un pequeño sorbo para no preocupar a su esposa. Anthony levantó su copa ante todos, "Por Archibald Cornwell y Annie Brighton; y por Alistear Cornwell y Patricia O'Brien, ¡Porque sean muy felices en su nueva vida juntos y que tengan una vida larga y llena de alegrías! ¡Salud!"

"¡Salud!", respondieron todos y bebieron cada uno de su copa, contentos por las dos jóvenes parejas que no dejaban de sonreír.

Horas más tarde…

"Creo que les están haciendo la competencia a ti y a Candy", le dijo en broma su tío William, ya en el almuerzo, al ver cómo se miraban los jóvenes Cornwell con sus prometidas, tan románticos y tiernos al otro lado de la mesa, consintiéndose sin notar a los demás. Anthony rió discreto por su comentario.

"Es una etapa que deben aprovechar, tío.", dijo terminando su platillo, y siendo retirado por uno de los mayordomos. Ya habían retirado antes el del patriarca.

"Como que algún día hubiera terminado para ustedes dos.", sonrió William sacudiendo su cabeza viéndole divertido. Luego su expresión se volvió un poco seria, y decidió tomar la oportunidad de que todos platicaban por su lado, para abordar al rubio. "Sabes, sobrino," dijo William Albert, "estaba pensando en lo mucho que me apena que haya jovencitas como las que piensas apoyar con tu fundación. Uno ni siquiera se imagina los dramas que existen detrás de cada uno de esos casos en particular. Justamente hace unas semanas me mencionaba alguien el de una joven que desapareció de su casa sin dejar rastro, justamente por estar embarazada y no querer enfrentar a la sociedad", se arriesgó.

Anthony frunció el ceño molesto, "Qué pena escucharlo. Es un drama que, aunque se trate de ocultar, pasa más seguido de lo que se esperaría.", comentó. "Más que nada, la irresponsabilidad de los hombres en sus vidas termina acorralándolas al final. Sé que no puedo hablar mucho al respecto," sonrió, "pero el que respondan después por sus actos y estén allí para las madres como para sus hijos, de la manera que puedan dentro de sus circunstancias, por más difíciles que sean, es lo que haría una gran diferencia para mermar este problema social."

"¿Crees entonces que un padre que haya recapacitado de su negligencia para con una joven así, una que, por ejemplo…, hubiese fallecido tras escapar por vergüenza, ¿crees que un padre así tendría derecho a reclamar un hijo que haya quedado huérfano sin él saberlo?"

"Pues si a lo que te refieres es a que él no estaba enterado de su paternidad al momento de fallecer la joven, y que por eso no había respondido antes, por supuesto", respondió el rubio. "Claro, asumiendo que quiera responsabilizarse por su hijo de manera permanentemente y que tenga un hogar qué ofrecerle. Allí es donde entra otra de las etapas de nuestro programa, el estudio de factibilidad a ser un hogar para nuestros niños sin padres."

"¿Aunque sea el padre real de uno de los pequeños en el hogar?"

"Si es como tú dices, aunque él aduzca que el niño le pertenece, si la madre ya no está viva para confirmarlo, en realidad nunca se sabrá a ciencia cierta si es el padre o no.", le explicó. "Tendría que ser tomado entonces como una adopción normal."

"Entiendo.", dijo William pensativo, dejándole ver algo que no había considerado de la situación.

"Y… ¿si tuviera una carta de la madre que confirmara su paternidad?", agregó como un último pensamiento.

"De ser así…" Anthony dudó y se le quedó viendo un momento intrigado. "¿Por qué lo preguntas, tío? ¿Es un caso de un conocido tuyo el caso que mencionas? ¿Quisieras que lo apoyáramos con el personal que ya tenemos? Para mí sería un gusto en verdad", le dijo interesado.

William sonrió destanteado. "¡No!, no es para tanto, Anthony." dijo levantando sus manos. "Era… solo simple curiosidad.", le explicó.

"¿Seguro? Sé que me has insistido en que no revise la documentación que ya tenía de la fundación, pero te respondo del tema porque me sabía la normativa de memoria desde entonces", le sonrió.

"Descuida." Le dijo su tío. "Te creo.", sonrió también. "Te lo agradezco de cualquier forma, Anthony."

"Si cambias de opinión, estamos a la orden."

"Gracias, sobrino.", le dijo.

"¿Crees que podría subir a ver a mi bella ahijada un momento?", dijo de pronto el patriarca.

"Claro. Dorothy está con ella ahora. Vamos, te acompaño.", se levantó.

"No, ¿cómo crees?", se puso de pie el patriarca. "Quédate atendiendo a tus invitados. Yo voy a verla y regreso.", le dijo.

"¿Seguro?", se extrañó el rubio menor.

"Como dijiste, estoy en mi casa y me movilizaré como si así fuera."

Anthony asintió recordando sus propias palabras de la mañana y tomó asiento otra vez, "De acuerdo, tío."

"Hijo", dijo de pronto el señor O'Brien, sentado junto a él. "Puedo llamarte así, ¿verdad? ¿Ahora que seremos familia cuando mi Patty se case con tu primo Stear?", dijo algo entonado el señor O'Brien abrazándolo con su brazo, haciendo sonreír a Anthony.

"Por supuesto, señor O'Brien.", dijo el rubio divertido.

"Edward, por favor.", se apenó su esposa desde su lugar al otro lado de la mesa, frente a él.

William aprovechó ese momento para retirarse, pasando discretamente por un sobre que le habían avisado media hora atrás había llegado desde el consorcio para él, y tras abrirlo y ver su contenido, se dirigió al segundo nivel de la mansión, yendo hacia la guardería de su pequeña ahijada Hope.

Tocó y tras recibir el permiso de entrar, la joven de cabello pelirrojo y trenzas largas en uniforme impecable se levantó de inmediato al verlo entrar. "Señor Andley", dijo sorprendida, haciendo una breve reverencia.

"Tranquila, Dorothy. Solo soy yo." Le dijo y miró hacia la cuna, entrando y caminando hasta ésta. "¿Duerme?", preguntó él curioso, inclinándose a ver a Hope quietecita y bien arropada en su nueva cuna blanca, acomodada junto a la de su futuro hermano.

La joven sonrió, "Como un angelito.", le dijo viendo hacia la cuna también con cariño.

William Albert la observó por unos momentos dormir y luego, inquirió. "Me dijo mi sobrino que conociste a su madre.", le comentó.

Dorothy se sorprendió de escucharlo. William la volvió a ver.

"No exactamente, señor Andley", dijo la joven mucama. "Solo la vi brevemente para realizar un encargo de la señora Brower.", le explicó.

"¿Un encargo?", preguntó y luego regresó su mirada hacia su adorable ahijada, para no turbar a la joven.

"Bueno, la señora me pidió… cortar unos pocos rizos de su cabello para que la pequeña tuviera un recuerdo de su madre para cuando pudiera saber de ella, y tener algo con qué poder recordarla."

William Albert se sorprendió, mirándola otra vez. "¿Eso pidió Candy?"

Dorothy sonrió asintiendo. "La señora Brower es muy buena, señor William. Piensa en todos. Incluso en la pequeña Hope cuando ni siquiera ella misma sabía que sería su hija en algún momento."

William se quedó pensativo un segundo y preguntó. "Aunque la viste por solo unos momentos, Dorothy… ¿crees que podrías describírmela?"

La joven se sorprendió por su petición. "Pues… su cabello era rubio, hasta la cintura me parece, y de piel blanca. Sus ojos, como comprenderá, no sé de qué color eran. Pero me pareció muy hermosa a pesar de lo demacrada que estaba." Sacudió suavemente su cabeza ante el recuerdo de cuando la vio tendida. "No sé qué más decirle, señor", admitió.

William se volvió hacia ella, su seriedad era patente.

"Dorothy, como Patriarca de la familia Andley, quiero pedirte un favor." Le dijo entonces. "Pero te voy a pedir que, como excepción, no comentes esto con nadie más. Con nadie. En especial con mi sobrino Anthony, ni con su esposa Candy.", le dijo. Sorprendiendo a la mucama.

Del bolsillo externo de su chaqueta, William sacó una fotografía en blanco y negro de la joven Marlowe en una presentación de teatro reciente, ataviada en traje de doncella griega. "¿Te parece familiar?"

La joven recibió en sus manos la fotografía ofrecida por el patriarca y contemplando la misma, su expresión cambió.

Continuará…

¡Gracias por leer!

¡Y gracias por comentar queridas Anguie, Julie-Andley-00, Sharick, Mayely león, Guest 1, y Lisbeth Haruka (¡Hola otra vez, Lisbeth! ¡Espero estés bien! Gracias por comentar. Respeto tu sentir, amiga. Aunque mi percepción es otra. Pero ¡para todos da Dios! Así que te invito, con mucho cariño, a seguir leyendo. ¡Un fuerte abrazo!)

¡Bendiciones a cada una!

lemh2001

14 de marzo de 2024

P.D. Se actualizará el sábado 16. ¡Hgs!