Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo 28
Edward
―Tu familias son unos zánganos, buenos para nada que solo te vieron como la gallina de los huevos de oro. Supongo que ahora te das cuenta.
No soy reservado con mis comentarios. A Bella hay que hablarle con verdades siempre.
―Papá, no ―increpa―. Él es bueno, siempre lo ha sido conmigo. Es el mejor papá que pude tener.
Detengo mi trote. Con Bella en lugar de correr tengo que trotar, su caminar es lento. Ella siempre habla más de lo que mueve los pies.
―¿Qué hizo por ti? ―pregunté―. ¿Dime qué hizo? Alimentarte, vestirte y darte lo que pudo los primeros dieciocho años de tu vida ¿eh? Déjame decirte que eso no lo hace bueno, era su responsabilidad.
―¿Qué diferente harás tú por el bebé? ―Cuestiona. Su barbilla está en alto e irradia hostilidad en su mirada.
Reconozco que le he tocado fibras sensibles, ella ama a su padre.
―Los cuidaré con mi vida, Bella. Te juro que si es niña no dejaré que un tipo mayor que ella se le acerque, ¡jamás! Soy capaz de romper la cara de cualquiera, después pondría una orden de restricción y por último, hundirlo en la cárcel antes de que se atreva a ponerle un dedo encima.
Sus ojos se llenan de lágrimas. Temo que me haya pasado de honesto, quiero disculparme porque no me gusta que llore.
Abro la boca, dispuesto a hacerlo, cuando sin esperar se echa encima de mí, sus brazos me rodean con fuerza mientras entierra su rostro en mi pecho.
―No importa si es niño o niña ―solloza― ayúdame a cuidarlos, porque no podré hacerlo sola.
La abrazo fuertemente.
Comprendo que de pronto se ponga vulnerable; me ha dicho que sus hormonas la tienen frágil y sintiendo todo a flor de piel.
Mis dedos elevan su mentón. La hago mirarme, sus lágrimas descienden por sus pómulos.
Tengo una necesidad de borrarlas. De abrazar y llenarla de besos.
―Bella… ―deslizo mis manos en su espalda, nuestros torsos apretados― no estás sola. Te he dicho que los cuidaré a mi hijo y a ti.
―Nunca permitas que ningún "Jacob" les arruine la vida, Edward.
Muevo la cabeza de un lado a otro.
―Seré mi mejor versión, mi bebé se merece lo mejor de mí. Y te prometo que así será. Voy a cuidarlos, Bella.
Asiente. Una pequeña sonrisa se asoma de sus labios.
―Te creo, Edward. Te creo realmente.
Inclino mi rostro y aplasto mis labios contra los suyos. La beso de forma lenta, suave y delicada.
―Dijimos que no besos ―susurra, apenas mis labios abandonan los suyos.
Nuestras caras siguen estando cerca y nuestros alientos se mezclan.
―Solo uno más… ¿si?
Está riendo ampliamente.
―Solo uno ―dice.
Nos besamos con necesidad y pasión sin importar los mirones que hay en el parque.
Les dejo el segundo capítulo del día. ¿Qué piensan de ellos? Lso besos han vuelto y Bella dio consentimiento. Les agradezco el apoyo, abrazos.
Gracias totales por leer ✨
