Academia St. Michael's de Magia y Hechicería

Capítulo 5 – El Dilema de las Cuatro Casas

Parte 2

Saint Michael's – Hace 1 año

Shizuku POV

Todo comenzó un año atrás cuando ingresé a mi segundo año como estudiante de hechicería de Saint Michael's.

Para entonces, ya llevaba un año realizando un excelente trabajo como representante de mi clase, por lo que para este año escolar, había sido elegida como nueva prefecta de la casa Ravenclaw.

Sin embargo, aquel primer día mi suerte estaba a punto de dar un giro de 180 grados, cuando la profesora Takako entró al salón y dio una noticia.

– Buen día, alumnas. El día de hoy quiero presentarles a nuestra nueva estudiante de intercambio de la academia mágica de Beauxbatons, Shitogi Eris-san de Slytherin.

Junto a ella entra la nueva alumna de intercambio. Una auténtica belleza extranjera de cabellera rubia platinada, ojos azules como el cielo y una figura, caderas y pechos excepcionales dignos de una súper modelo.

– Muchas gracias, Suminoe-sensei. Un gusto conocerlas a todas. Mi nombre es Shitogi Eris-san. Aunque soy extranjera por parte de mi padre, mi madre estudió aquí mismo en Saint Michael's cuando era joven, por lo que siempre quise venir a conocer el lugar donde mi madre pasó sus días de escuela. Espero que podamos ser muy buenas amigas.

Todas en el salón quedan encantadas ante semejante belleza extranjera, aunque yo por mi parte me guardo mis encantos, sobre todo al ver el escudo que lleva en el pecho. La serpiente esmeralda de Slytherin. Eso sólo puede significar que esta chica será una busca problemas. Tendré que tener cuidado para no cruzarme con ella.

Sin embargo, cuando pienso esto la profesora Takako me llama.

– Kirishima-san.

– ¿Sí, profesora?

– Como representante de clase ¿Te importaría encargarte de Shitogi-san y mostrarle los alrededores del castillo? Al menos hasta que se acostumbre y pueda orientarse por si sola.

– Por supuesto, profesora. Será un placer asistir a nuestra nueva compañera.

– Muchas gracias, Kirishima-san, sabía que podía contar contigo. Shitogi-san, si gustas tomar tu asiento junto a ella.

– Con mucho gusto, profesora.

Eris va a tomar su asiento junto al mío y me saluda.

– Mucho gusto, soy Eris.

– Kirishima Shizuku, para servirte.

– Shizuku, pero que nombre tan bello. Combina perfectamente con el rostro tan hermoso que tienes.

– ¿He-Hermoso? – sonrojada.

– Así es, eres un verdadero bombón.

– ¡¿EH?! E-Eso no...

– Espero que podamos ser muy buenas amigas.

– Hmmm... sí, también yo.

Dicho eso, Eris se sienta y la clase comienza, mientras yo me quedo pensando.

"No lo pudo haber dicho en serio, seguro que se está burlando. Comparada con ella, yo no puedo ser alguien hermosa ¿Verdad?"


La Gran Escalera – Saint Michael's

Dejando de lado el comentario de la mañana, al finalizar las clases me dirijo a Eris y la invito a caminar conmigo para mostrarles los alrededores del castillo.

– Entonces ¿Vienes?

– ¡Seguro, Shizuku! Estaré a tu cuidado.

Saliendo, le muestro todo lo que debe saber sobre el castillo y al terminar, la llevo conmigo al gran comedor para que tome la cena con el resto de sus compañeras de casa.

Como imaginaba, tan pronto se sienta todas quieren hablar con ella, tal y como esperaría de una chica tan bella como ella.

Por mi parte, yo procedo a sentarme con mis compañeras de Ravenclaw, antes de salir a dar mi rondada por los pasillos como prefecta para ver que todas hayan regresado a su sala común a la hora del toque de queda.

Sin embargo mientras camino, no puedo dejar de pensar en Eris.

– Aunque sólo llevo un día de conocerla, no puedo evitar pensar que ella es muy diferente a todas las demás chicas que he conocido en mi vida, especialmente las Slytherin.

Además de ser increíblemente atractiva, ella es bastante amable, alegre y divertida. Sabe hacer amigas y sabe perfectamente como hacerte sentir especial. Como si fueras la única chica a quien ella puede ver en todo el mundo.

Me empiezo a preguntar si acaso también yo he sido cautivada por su belleza, cuando entonces la veo a lo lejos en el pasillo camino a la gran escalera.

– Eris.

Me imagino que va de camino a su sala común ubicada en las mazmorras, pero entonces, da el giro equivocado y sube escaleras arriba.

– Eris, ese no es el camino a tu sala común. ¡Eris!

Sin embargo, parece que no me escucha y continua su camino. Estoy a punto de llegar con ella cuando entonces, las escaleras cambian de lugar y ya no puedo seguirla más.

– ¡Eris!

A pesar de que le grito, parece que todavía sigue sin poder escucharme, por lo que no me queda más que esperar a que las escaleras vuelvan a cambiar de lugar para poder ir tras ella.

Mientras la observo desde lo bajo, veo que avanza a un pasillo y entra en la primera puerta que ve. Ubicada en el tercer piso.

– Ay no.

¿Es que acaso no sabe que el tercer piso esta prohibido? Diablos, supongo que olvidé decírselo. Tengo que gritarle para que me escuche.

– ¡Eris! ¡No vayas a entrar ahí, está prohibido!

Pero a pesar de mis gritos, me ignora y entra.

– Esta chica – Sabía que nada bueno podría venir de una Slytherin.

Cuando finalmente se mueven las escaleras de lugar, llego al tercer piso y abro la puerta por la que había entrado Eris.


El Tercer Piso

Tras la puerta, hay un largo pasillo con antorchas en las paredes que se encienden conforme vas avanzando. Y al final del pasillo, una única puerta que luce deteriorada.

– Que miedo – me digo a mi misma.

Decido llamar a Eris para largarnos de aquí lo antes posible.

– ¡Eris! – susurro – ¿Estás aquí?

Pero no hay respuesta.

Armándome de valor, cierro la puerta tras de mí y avanzo lentamente por aquel pasillo hasta llegar al final del mismo, frente a aquella puerta deteriorada.

Intento abrirla, pero…

– Esta cerrada. No hay manera en que Eris allá entrado por aquí ¿Verdad?

Me preparo para intentar abrir la puerta con mi varita, pero entonces me pregunto.

"Un momento ¿Qué estoy haciendo? Esta estrictamente prohibido que las estudiantes entremos a este piso ¿De verdad voy a entrar para sacar a una estudiante a la que apenas conozco?"

Lo correcto, sería que me regresara para reportarla a alguna de las profesoras y volver a mi sala común cuanto antes.

"Pero entonces ¿Por qué no lo puedo hacer?"

Me continuo debatiendo sobre si debería seguirla o no con mi varita en mano, cuando entonces la puerta por la que había entrado al pasillo se abre y entra la profesora Runa.

"¡Ay no, tengo que huir!"

¡Alohomora!

Susurro antes de entrar a la puerta, justo cuando la profesora entra al pasillo.

– ¿Esta todo bien, Runa? – le pregunta la profesora Takako.

– ¡Silencio, Takako! Te digo que vi a alguien entrar aquí.

Takako ilumina con su varita hacia donde estoy (detrás de la puerta) pero no ve nada, por lo que le dice.

– Aquí no hay nadie. Por favor, vámonos ya.

– Bien, como sea. De todos modos, este lugar me pone los pelos de punta.

Ambas profesoras salen y ya una vez fuera de peligro, puedo respirar tranquila.

– Que alivio.

Observo el lugar en que me encuentro.

Es una única sala pequeña ovalada en la cual, lo único que había era una pequeña trampilla en el suelo, la cual había sido abierta recientemente.

– Seguro que aquí fue por donde se fue Eris.

Abro la trampilla, no parece haber fondo en ella.

– Que mal. Debí haber ido con las profesoras para que me acompañaran.

Quizás todavía no es demasiado tarde. Podría ir con ellas, decirles sobre lo de Eris y que ellas se encarguen. Pero si lo hago, podría meterla en problemas.

– Bueno, es lo que saca por romper las reglas.

Sin embargo… parte de mi siente que lo que le pase a ella, es responsabilidad mía, por lo que por una vez decido olvidarme de las reglas y salto a la trampilla.

– Voy por ella.


Debajo de la Trampilla

Afortunadamente la caída desde la trampilla no es muy alta y al aterrizar, me topo con una cómoda superficie que amortigua mi caída.

– Que alivio, es una suerte que estuviera aquí esta planta.

Sin embargo, mi alivio pronto se convierte en terror al ver la planta en la que he aterrizado.

– ¡Es lazo del diablo!

De inmediato me empieza a envolver todo mi cuerpo y mis brazos para no moverme y abre mis piernas. Hace a un lado mis panties, esta a punto de hacer algo que no pienso nombrar hasta que saco mi varita, apunto y grito.

¡Lumos Solem!

Al momento, un enorme destello de luz sale de mi varita, la cual ocasiona que los múltiples tentáculos del lazo me suelten y continuo mi caída hasta aterrizar sana y salva sobre un pasillo.

– Cielos, eso estuvo cerca. Espero que Eris también supiera el contra hechizo para el lazo del diablo – por su propio bien.

Al no verla por ningún lado, asumo que logró salir y continuó su camino, por lo que yo hago lo mismo.

– Sigamos.

Estoy a punto de continuar cuando al final del pasillo escucho un enorme estruendo, como su una enorme roca se hubiera movido.

– ¿Eris?


Baño Abandonado

Sigo el ruido hasta llegar a un pasillo donde al final, parece haber un baño abandonado y olvidado por todos.

Al centro del baño hay un gran círculo de lavabos, los cuales se han movido de su lugar para dar lugar a un gran hoyo en el suelo.

Y frente a él se encuentra…

– ¡Eris!

Pero es demasiado tarde. No me escucha y salta por aquel hoyo, perdiéndose en la profundidad del mismo.

Para cuando llego al mismo, Eris ya ha desaparecido, por lo que no me queda más opción que seguirla.

– ¡¿Por qué rayos tengo que hacer esto?! – Esa maldita Slytherin. Lo único que hacen es siempre dar problemas. Ya verá cuando la atrape.

Como ya llegué hasta aquí, decido lanzarme y seguir a Eris hasta el fondo de esto.

Aterrizo en lo que parece ser una cueva abandonada desde hace varios años, llena de mugre y suciedad y al final de la cueva, lo que parece ser la entrada a una cámara abierta.

– Será que…

Sigo mi camino hasta llegar a esa cámara y al entrar, no puedo creer lo que veo.


Cámara de Slytherin

Es una enorme sala secreta debajo del castillo con una enorme cascada, montones de estatuas de serpientes y al centro de la misma, se encuentra Eris con una bolsa en la mano y su varita mágica en la otra.

Sea lo que sea que haya dentro de la bolsa, parece que se está moviendo.

Decido no esperar a ver lo que esta planeando y voy directo con ella con varita en mano.

– ¡ERIS!

Por primera vez voltea a verme y con sorpresa me pregunta.

– ¡¿Shizuku?! ¿Qué haces aquí?

– ¿No es obvio? Te seguí hasta aquí ¿Qué rayos haces aquí? ¿Tienes idea de cuantas reglas has roto hasta ahora?

– Shizuku, espera. No entiendes…

– No, no lo entiendo ni lo quiero entender. Vámonos de aquí Ahora antes de que te metas en más problemas.

La tomo del brazo para llevarla conmigo, pero Eris se suelta con fuerza y me dice.

– No, no lo haré. No puedo irme hasta que…

Pero nuestra conversación se ve interrumpida cuando una enorme ave serpiente gigante de plumas azul arcoíris y enorme pico, emerge del agua y produce un enorme grito.

– Eso es un… ¡¿Basílico?!

– ¿Basilisco? ¡No! Eso es un…

– Ponte atrás de mí, Eris.

De inmediato saco mi varita para defendernos de la enorme bestia, pero antes de poder atacarla, Eris me detiene.

– ¡No!

– ¡Eris!

Eris desvía mi hechizo, el cual golpea contra una roca que hace que la serpiente se enfade.

– ¡Eris, cuidado!

La serpiente se lanza para atacarnos, pero de inmediato muevo a Eris conmigo para evitar que nos haga daño.

– ¡Eris, apártate antes de que te haga daño!

– ¡No, no dejaré que la lastimes!

– Eris…

Eris saca su varita y se me planta cara a cara, como retándome a un duelo.

Estoy tan confundida, no tengo idea de que debería hacer, pero justo cuando pienso que me va a atacar, la serpiente se adelanta y se prepara para dar su mordida mortal contra mí.

– ¡NO!

Afortunadamente, Eris se me adelanta y saca de la bolsa lo que parece ser una tetera, la cual abre lanzando una perla brillante en ella, la cual la enorme ave serpiente observa y la persigue, metiéndose completamente en la tetera, reduciendo hasta 100 veces su tamaño para caber en ella.

Al entrar en ella, Eris cierra la tetera con el ave adentro, dejándonos fuera de todo peligro.

Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que finalmente se nos ha pasado el shock del momento y le pregunto.

– ¿Qué…? ¿Qué rayos fue eso?

– Una Occamy. Es una especie de ave serpiente alada gigante que puede cambiar su tamaño para adaptarse al espacio en que se encuentra, por muy pequeño o grande que sea.

– ¡Ya sé lo que es una Occamy! Me refiero a ¿Qué hacía una aquí en el castillo? ¿Siquiera los hay en Japón?

Eris espera a que me calme un poco y me cuenta.

– Se llama Lunna, le pertenecía a mi madre. La encontró malherida un día mientras vagaba por el bosque prohibido después de haberse metido en problemas por andar en zonas prohibidas del castillo. Resulta que los cazadores furtivos de la zona la estaban persiguiendo por los huevos de plata pura que suele poner y su plumaje con propiedades mágicas. Al verla, mi madre supo que tenía que ayudarla, así tuviera que romper las reglas, así que la rescató y la llevó consigo al castillo. Aunque al no poderla tener por mucho tiempo con ella misma, le encontró este lugar que halló en una de sus escapadas secretas del castillo.

– Eris.

– Aunque mi madre me pidió que no me le acercará, yo podía ver en su mirada que la extrañaba y quería saber que estuviera bien, por lo que me di a la misión de buscarla, asegurarme que estuviera bien y cuidar de ella como mi madre lo hizo alguna vez. Especialmente, ya que…

Eris me muestra lo que hay al frente de la fuente y ahí, veo un nido con cinco huevos de plata sólida en él.

Es entonces que entiendo la razón de que la Occamy nos atacara de esa manera. Sólo era una madre defendiendo a sus polluelos.

Pero antes de continuar, le pregunto.

– Pero Eris, aún si no hubiera venido ¿Cómo sabías que la Ocammy no te atacaría?

– Simplemente supuse que me reconocería. Aunque no lo creas, soy la viva imagen de mi madre, y respecto a ti… eres una buena chica, Shizuku. Confío que estarás bien.

– Eris.

Dicho eso, Eris abre la tetera y libera a la enorme ave reptil.

Al salir, parece que el ave esta en defensa para volver a atacar si la provocan, hasta que Eris le dice.

– Lunna, yo soy Eris, la hija de tu mami. Y esta de aquí es mi compañera, Shizuku.

– Mu-Mucho gusto.

– Si te parece bien, vinimos a cuidar de ti y de tus polluelos y ver que no les falte nada ¿Te parece bien?

De alguna forma, parece que el ave entiende las palabras de Eris, ya que se da la vuelta y vuelve a su nido con sus huevos, sin preocuparse más por nosotras.

Ya más tranquilas, le pregunto a Eris.

– ¿Cómo es que la Occamy te entendió? Y ¿Qué es este lugar?

– Oh, bueno, resulta que habló un poquito de parsel. De hecho, así fue como conseguí abrir el túnel del baño y la cámara, aunque no soy muy buena en ello. Y respecto a lo que es este lugar, no estoy segura. Mi madre me contó que hace mucho tiempo, perteneció a un poderoso basilisco, pero hace varios años que lo dejó.

Eris muestra una sonrisa triste y me comenta.

– En verdad, no puedo creer que me siguieras hasta aquí.

– Tampoco yo. ¿Acaso no me escuchaste cuando te grité desde las escaleras?

– Claro que te escuché, pero supuse que te darías la vuelta e irías a acusarme con alguna de las profesoras. ¿Por qué no lo hiciste?

– Yo… – no tengo una buena respuesta para eso, así que en lugar de responderle, le pregunto – Si me escuchaste ¿Por qué no te detuviste? Pudiste haberme dicho a donde ibas.

– ¿Me habrías dejado ir aún si te lo hubiera dicho?

Silencio. Ambas sabemos que jamás la habría dejado seguir adelante con su plan, pero me dice.

– Si te sirve, me alegra mucho que no lo hicieras. No me habría gustado iniciar mi año escolar con una falta de ese tamaño. Aunque jamás imaginé que realmente me fueras a seguir hasta aquí. Eres muy diferente a como te imaginé, Shizuku.

– Eris… tampoco tú eres como me imaginé.

– Lo sé, vi como tu mirada no se despegaba de mi uniforme de Slytherin.

– E-Eso – sonrojada.

Sin embargo, Eris solo sonríe y me dice.

– ¿Sabes? Aún antes de venir a Saint Michael's, ya sabía de la mala fama que tienen las Slytherin. Después de todo, varias de ellas tienen cierta fama por ser orgullosas, ambiciosas, necias y tener una cierta tendencia a romper las reglas, como mi madre. Aunque, al igual que ella… creo que hay mucho más que nos conforma. Las Slytherin también somos determinadas, perseverantes, buscamos la justicia por sobre todas las cosas y jamás aceptamos un no como respuesta cuando creemos en una causa justa. Quisiera que más personas nos pudieran ver de esa manera. Es por eso que cuando entré, le pedí al sombrero que me metiera en esta casa a la que perteneció mi madre. Quiero mostrarle al mundo de lo que las Slytherin realmente estamos hechas. Ese es mi mayor deseo.

– Eris – arrepentida, le digo – lamento mucho haberte juzgado de esa manera y no haber confiado en ti.

– Descuida, Shizuku, no te culpo de nada. Después de todo, solo estabas cumpliendo con tu deber como prefecta. En todo caso, debería ser yo la que se disculpe contigo por haberte metido en tantos problemas esta noche.

– ¿Una Slytherin disculpándose? Oficialmente ya lo he visto todo.

Eris ríe ante mi claro chiste y cuando me ve, veo en sus ojos una mirada que ocasiona que se encienda una chispa en mi corazón.

La cual no hace más que crecer, cuando Eris me dice.

– En serio, lamento mucho todo por lo que te hice pasar, Shizuku. Prometo a partir de ahora contarte todo lo que planeé. De hecho ¿Qué te parecería acompañarme la próxima vez que venga aquí?

– ¿La próxima vez?

– Así es, podríamos venir para cuidar de los polluelos y…

Pero al ver mi mirada, Eris nota que no me causa ninguna gracia volver a romper las reglas ni volver a pasar por nada de lo que pase esta noche, así que me dice.

– Aunque también si lo prefieres, me conformaría con sólo saber que me guardarías el secreto de mis escapadas nocturnas. ¿Podrías hacerlo, Shizuku?

– Eris – por una parte, me parte la moral hacer lo que me pide, pero otra parte, decido confiar en ella y le digo – sólo si me prometes que siempre me dirás a dónde vas y nunca te escaparás a algún lugar sin que yo lo sepa.

– Trato hecho – sonríe – Gracias, Shizuku.

Eris va conmigo y me abraza. Un abrazo cálido y amoroso de su parte que causa que una gran corriente de electricidad recorra mi cuerpo.

Al separarnos, Eris me ve alegre, ocasionando que me sonroje aún más, por lo que le digo.

– Bueno, será mejor que nos vayamos antes de que se haga más tarde. No quisiéramos que alguna de las maestras nos encuentre por los pasillos.

– De acuerdo.


De vuelta en Saint Michael's

Al salir de la cámara, encontramos un pasillo secreto que convenientemente nos deja de vuelta en el pasillo del tercer piso por donde entramos en primer lugar.

Tras asegurarnos de que nadie más esta allí, caminamos en silencio hasta la sala común de Slytherin donde dejo a Eris para que descanse.

– ¿Estás segura de que no habrá problema si te encuentran? – me pregunta Eris.

– Descuida, como prefecta, puedo decir que me topé con una irresponsable estudiante de Slytherin vagando por los pasillos y me demoré llevándola con la directora.

– Jaja, muy graciosa.

A pesar de ya estamos allí, ninguna de las dos se quiere despedir de la otra. Nos tomamos de las manos, miramos a los ojos y sentimos un impulso muy profundo por besar a la otra.

Entonces me controlo y le digo a Eris.

– ¿Sabes, Eris? Si alguna vez deseas que te acompañe de vuelta a aquella cámara, yo… no tendría problema en hacerlo.

– ¿En serio?

– Sí, especialmente ahora sabiendo que existe ese pasadizo secreto que rodea todas esas demás pruebas.

– Shizuku.

Eris sonríe y sin querer controlarse más, toma el primer paso y me toma de la nuca para darme un profundo beso en los labios, el cual al principio me sorprende bastante, pero eventualmente lo acepto devolviéndoselo y abriendo mi boca para que entre su lengua.

Al separarnos, una fina línea de saliva aún une nuestros labios y con una dulce sonrisa, me dice.

– Buenas noches, Shizuku.

– Descansa, Eris.