Nuevo proyecto que simplemente quiero quitármelo de la lista de pendientes… eso y que es demasiado bueno y sencillo de hacer para quedarse esperando.

Aviso que me tomé la libertad de añadir ciertos elementos de ciencia ficción (más allá de la magia del material original) con la intención de simplemente permitirle libertad a mi Cabecita Loca.

Disfruten y ¡que viva el Silvaze!

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Capítulo 1: "El sol de un nuevo día"

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Algunos días me despierto llorando sin saber por qué.

Y lo que estaba soñando nunca lo recuerdo. Pero…

Pero lo único que queda cuando despierto es un sentimiento de pérdida que perdura durante mucho tiempo.

Siempre estoy buscando algo… o a alguien.

Ese sentimiento me consume desde ese día.

Fue un día que cayó una estrella. Fue casi como…

Como ver algo salido de un sueño. Nada más ni menos…

Que una vista espectacular.

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Zona Sol, pueblo pesquero de Alba, lunes 2 de Septiembre del año 1255*

Una joven felina de pelaje lavanda se despierta al sentir los rayos del glorioso sol golpear contra su rostro. El cansancio no le permite moverse con la viveza que le gustaría pero tampoco es que le importe mucho, el sueño es más fuerte que ella y termina cediendo a su suave abrazo.

Búscame cuando me recuerdes.

Se soltó su cabello y le entregó el coletero rojo en su mano.

¿Cómo te llamas?preguntó con una inocencia tan pura que no parecía de su edad.

Ella sonrió y sujetó sus manos con suavidad.

Me llamo Blaze.

Entonces despertó con fuerza.

¿Qué había sido eso?, ¿un sueño o un recuerdo? No parecía un sueño pero no recordaba ese pequeño evento de su vida. ¿Cuándo había conocido…?

Su tren de pensamiento se detuvo cuando se percató del lugar en el que se encontraba: una habitación elegantemente adornada con detalles violetas, ilustraciones de un símbolo solar en las paredes y un escritorio lo suficientemente grande como para estudiar con comodidad. Su cama no era ostentosa pero definitivamente no era simple, tenía un techo y cortinas violetas translúcidas.

Tras observar con detenimiento el lugar solo se hizo una pregunta…

—¿Dónde estoy?

Se llevó una mano a la garganta, ¿Qué le pasaba a su voz? Volteó su mirada hacia abajo por instinto y entonces vio algo que verdaderamente le llamó la atención, su pijama no era precisamente revelador pero estaba lo bastante suelto como para ver un par de bultos que se llevaron todo el protagonismo.

Con algo de duda se llevó las manos a sus pechos y comenzó a masajearlos. Realmente eran suaves y el tamaño era perfecto, cabían en sus palmas con mucha facilidad. Mientras continuaba con su "importante labor" escuchó una puerta abrirse pero no le prestó atención, estaba disfrutando el momento.

—¿Señorita?, ¿Qué está haciendo? —preguntó una voz femenina que sonaba bastante joven.

—Se sienten tan reales. — entonces se percató de que le hablaban, volteó a ver hacia la puerta y allí parada vio a una mapache anaranjada vistiendo un humilde vestido verde. Entonces cayó en cuenta de cómo la había llamado —¿Señorita?, ¿Yo?

La joven mapache no hizo mucho caso a lo que acababa de escuchar.

—¿Sigue dormida?, no importa. ¡Hora de desayunar!, ¡Deprisa! — dijo con un tono algo molesto mientras cerraba la puerta, probablemente se debía a que hoy era lunes, y a nadie le gusta los lunes.

Con algo de confusión se levantó de la cama y se abrió paso hasta un espejo de cuerpo completo que estaba a un lado del ropero. Se quitó el camisón y vislumbró un cuerpo esbelto, casi atlético de una gata color lavanda…

—¿Ah? — espera… —¿¡QUÉ!?

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En el comedor junto a la cocina, la joven mapache ayudaba a una anciana gata a preparar el desayuno. Una vez estuvo listo se dispusieron a comer.

—¿Quiere el pescado que sobró ayer señora?

—Cómelo tú.

La felina color lavanda se hizo presente en el comedor.

—Buenos días abuela. — saludó con respeto.

—Buenos días.

La pequeña mapache saludó muy a su manera.

—Se está volviendo lenta, señorita Blaze.

—Sí, sí, mañana hago el desayuno. — contestó antes de sentarse y empezar a comer.

Mientras degustaba su pescado con arroz sintió un par de miradas encima suyo. Levantó su rostro para devolverles la mirada… y vio tanto a su abuela como a su criada viéndola confundidas.

—¿Qué ocurre?

La anciana habló primero.

—Hoy te comportas normal.

¿Qué?

—Ayer parecía loca, señorita. — dijo la mapache fallando en contener la risa.

—¿A qué te refieres con "loca"?

Entonces se escuchó una pequeña melodía proveniente de un parlante instalado en una esquina del comedor. Inmediatamente una mujer habló.

—Atención a los ciudadanos de Alba. Buenos días. Este es un anuncio oficial del Ayuntamiento de Alba respecto a las elecciones de intendente. Las elecciones serán el día 20 del mes que viene. El comité electoral quisiera recordarles a todos que-

El mensaje se cortó luego de que la anciana desconectara el cable mostrando una expresión de rencor que Blaze conocía bastante bien. Podía entender a su abuela pero actuar así por un anuncio era exagerar desde su punto de vista.

Decidiendo que lo mejor era ignorar el pequeño momento tomó el control remoto y encendió el televisor. La anunciadora, una mujer canario vestida de forma muy diferente a ellas, daba la noticia de un cometa y que sería visible en el lapso de un mes, sin embargo ninguna le prestaba atención.

La joven mapache tocó el tema.

—¿Y por qué no hace las paces con él?

—Es cosa de adultos, mejor no entrometerse. — respondió Blaze de manera algo cortante.

Tras terminar de desayunar, la gata se dirigió a su habitación y procedió a arreglarse para la escuela. Se vistió con una ropa sencilla: un vestido largo color morado y blanco con detalles en rosa oscuro y cuello dorado. Sus zapatos eran de tacón, rojos escarlata con una franja horizontal blanca. Se recogió el cabello con un coletero rojo y tomó su bolso con sus útiles lista para irse.

Tanto ella como su criada mapache salieron en dirección a sus respectivas escuelas. Durante parte del camino la menor comentó su emoción por la llegada de un festival que se celebraba cada año por esas fechas.

Mientras hablaban, Blaze vislumbró como todos los días su hogar: un pueblo de aspecto renacentista ubicado cerca del mar, las calles no son lo bastante grandes como para que crucen vehículos como automóviles pero motos, bicicletas y similares circulan sin problemas y sin estorbar a los transeúntes.

Algo que adoraba de su hogar era su cielo, perfectamente despejado y con un sol brillante pero nada abrasador iluminando cada día del año. Contrario a lo que uno podría pensar por su naturaleza pesquera, el pueblo no sufría de lluvias de ningún tipo.

En cierta parte del camino ambas se separaron.

—¡Estudie mucho, señorita!

—¡Cuídate, Marine!

Con eso dicho, la gata continuó caminando hacia la escuela.

No pasó mucho rato cuando escuchó a alguien llamarla por su nombre.

—¡Blaze!

Volteó a ver detrás suyo y vio a un equidna rojo montando una bicicleta, pero no había sido él quien la llamó sino la murciélago blanca que iba en el asiento trasero.

—Buenos días Rouge, buenos días Knuckles.

—Buenos días. — la voladora devolvió el saludo inclinándose intencionalmente sobre el chico que la llevaba, presionando su voluptuosa delantera en la espalda del rojo quien se molestó por el acto.

—Oye, ¿ya te puedes bajar?

—¿Por qué?, ¿te incomodo? — preguntó con toque juguetón en su voz. Obviamente buscaba hacerlo rabiar.

—Pesas mucho.

—Ay, que grosero.

Blaze simplemente sonrió ante la escena, siempre cambiaba pero siempre eran las mismas vibras.

—Ambos hacen una hermosa pareja. — dijo haciendo uso de la honestidad que tanto la caracterizaba. No era una burla pero las reacciones de sus amigos eran bastante hilarantes…

—¡CLARO QUE NO!

… principalmente porque siempre se coordinaban a la perfección.

Unos aleteos detrás suyo indicaban que la murciélago había abandonado su lugar en la bicicleta y el hecho de que ahora caminase junto a ella solo lo confirmaba. A su izquierda iba el equidna cargando con el vehículo ligero sobre su espalda como si estuviese hecho de cartón, a estas alturas su fuerza no la sorprendía.

—Parece que hoy si te molestaste en peinarte, gatita. — comentó Rouge mientras la observaba con detenimiento. Sin embargo el comentario descolocó a la gata lavanda.

—¿Qué?

—Cierto, ¿Qué te pasó?, ¿tu abuela te hizo un exorcismo?

Las palabras de Knuckles fueron toscas como de costumbre pero la genuina curiosidad y preocupación en su tono de voz no hicieron más que confundirla.

—¿Exorcismo?

—Algo definitivamente te poseyó ayer.

—¿Podrías cerrar la boca con eso de la magia negra, cabeza de nudillo?, Blaze ya tiene bastante estrés encima como para que vengas y lo empeores.

—¿De qué hablan?

El hecho de que no le explicaran nada empezaba a alimentar su curiosidad, pero la forma en la que hablaban le decía que tal vez no le gustaría la respuesta.

—¿Te sientes bien?

La charla se cortó cuando pasaron frente a una plaza en la que había gente reunida escuchando a un gato azul elegantemente vestido y hablando de forma elocuente.

—… y sobre todo restaurar la salud fiscal del pueblo para continuar nuestro proyecto de Revitalización. Es solo haciendo esto que podremos lograr todos juntos una comunidad más segura. Como intendente electo…

Las personas más alejadas de la tarima hablaban entre sí respecto al candidato que emitía su discurso previamente ensayado.

—Flame será reelegido de cualquier forma.

—De hecho escuché que no le estaba yendo bien.

Blaze escuchaba las conversaciones pero no les daba importancia, de hecho prefería pasar de largo lo antes posible.

—Hola Blaze. — la saludó un lince de su misma edad acompañado de dos zorras.

—Buenos días. — contestó cortante.

Por cosas como esta odiaba cruzar por este camino los últimos días, se encontraba con gente indeseable.

—Parece que los hijos del intendente y el contratista se llevan muy bien.

Muy indeseable.

Ignoró el comentario y continuó caminando con un paso algo más acelerado, sabía que Knuckles le había dirigido una mirada furiosa al lince pues no era la primera vez que pasaba algo así pero no se volteó a ver el momento, Rouge siempre lograba calmarlo y siempre pasaban de estas situaciones…

—… podremos mejorar la vida de los residentes. — el gato se detuvo cuando vio a la joven felina— ¡Blaze! — la llamó frenándola en seco —Párate derecha al caminar.

Haciéndole caso, se irguió y continuó caminando sin voltear a verlo pero con una expresión casi fúrica en su rostro.

Las personas comenzaron a cuchichear.

—Es duro con su familia.

—Así es el intendente.

Incluidos los estudiantes que la saludaron.

—Que vergonzoso.

—Para ella.

Knuckles y Rouge la alcanzaron cuando apretó aún más el paso.

—¿Blaze?

—Enfrente de todos. — musitó para ella misma mientras sentía como unas pequeñas llamas se formaban en sus puños. No se había dado cuenta de que había apretado tanto las manos.

… y siempre ocurrían estos momentos

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La institutriz, una equidna, escribía tranquilamente en el pizarrón, los alumnos atendían en silencio… o al menos lo aparentaban.

Blaze por su parte copiaba lo que la mujer escribía aparte de la fecha: martes 3 de septiembre, pero cuando llegó a una parte del cuaderno se topó con una caligrafía extraña pero legible que preguntaba: "¿Quién eres?"

De acuerdo, esto era raro. Primero sus amigos le comentaban que se había comportado "diferente" el día anterior y ahora se encontraba con una nota en su cuaderno que le preguntaba "¿Quién eres?".

La institutriz continuaba dando la clase pero no prestaba atención a lo que decía, la nota la tenía muy intrigada.

—"Occasus". Es el origen de la palabra "Ocaso". Todos aquí deben conocer esa palabra. Anochecer, cuando no es de día ni de noche. La frontera entre el mundo terrenal y el espiritual se desvanece y podemos encontrarnos con algo "no mortal". Un término más antiguo es "Crepúsculo" (brrr, me dio repelús), algunos también lo llaman "La hora dorada".

—¿Qué hay de "La hora mágica"?, así dice mi abuela. — preguntó un alumno.

—Bueno… "La hora mágica" y "la dorada" son técnicamente lo mismo, pero es un término que usan los pintores y los fotógrafos, actualmente.

—Bueno, está muy metida con la cámara. — dijo con gracia causando risas en sus compañeros.

Blaze por su parte continuaba buscando notas en su cuaderno pero no había nada más que la que acababa de encontrar.

¿Quién eres?

¿Quién lo habrá escrito?, se preguntaba.

Entonces escuchó que la llamaban.

—¿Blaze?

—¿Sí? — respondió poniéndose de pie.

—Vaya, veo que hoy si recuerdas tu nombre.

El comentario causó más risas en el salón, desconcertándola aún más.

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—¿No te acuerdas?

—…— Blaze negó con la cabeza.

—Aunque no lo creas ayer olvidaste donde estaban tu escritorio y tu casillero. Además estabas muy despeinada y traías tu cabello suelto.

La imagen de sí misma desarreglada y riéndose perversamente apareció en su cabeza. De inmediato sacudió la cabeza y colocó la taza de té en la mesa para no derramarlo por la impresión.

—¿Qué? No puede ser.

—Si, como si tuvieras amnesia o algo.

Entonces algo le vino a la mente.

—Ahora que lo dices, siento que tuve sueños extraños últimamente. Como si soñara la vida de alguien más. — intentó hacer memoria pero no pudo recordar nada —No recuerdo bien.

—Espera…— empezó a hablar el único hombre ahí—… ¡lo tengo!, ¡recuerdos de una vida anterior!, o tal vez un espíritu estableció una conexión contigo y un ser alterno a ti.

—¡Ya cierra la boca, cabeza de nudillo!

—Espera Knuckles, ¿fuiste tú quien escribió en mi libreta?

—¿Eh?

La reacción confundida de su parte le confirmaba que no había sido él.

—Olvídalo.

Tras un corto lapso de silencio Rouge retomó el tema.

—Pero de verdad, estabas actuando muy extraña ayer, gatita. ¿Te has sentido bien?

—Es lo extraño. Me siento bien.

—Debe ser estrés. Ya casi es el ritual ¿cierto? — dijo mientras tomaba de su té.

Blaze por su parte no respondió muy contenta al comentario.

—Ugh, no me lo recuerdes. Ya no soporto este lugar. Pese a la clase social es muy pequeño y pueblerino sin mencionar el puerto y el olor a pescado. Ya me quiero graduar e irme a la Encrucijada** cuanto antes.

Rouge dejó su taza de té y siguió la conversación.

—No te culpo. De verdad no hay nada realmente interesante que hacer aquí en Alba: solo hay un Tranzona*** que se detiene aquí cada dos horas…

—… y todas las tiendas cierran a las 21:00 de la noche.

—No hay librerías, ni dentistas…

—… pero hay dos bares por alguna razón.

—No hay trabajo…

—… nadie para socializar…

—… y pese al sol los días son muy cortos.

Entonces el equidna se detuvo y abrió la boca para hablar.

—¿Saben qué? Las invito a un café.

Ambas féminas se emocionaron.

—¿Un café?, ¿Dónde?

Dos latas de la bebida marrón y caliente salieron de la expendedora. Knuckles le pasó una a la joven murciélago.

—¿A ti te parece que esto es un "Café"? — la decepción se notaba en su tono molesto.

—Como si hubiera un "Café" por acá.

Ignorando la situación, Rouge comenzó a hablar.

—Estas fechas deben ser muy difíciles para ella. — dijo mientras miraba hacia el horizonte donde se alzaba lo que parecía un templo no muy grande pero si visible desde cualquier punto del pueblo.

—Está en medio de la locura, no la culpo.

—Sí. — a su lado, el equidna rojo estaba jugando con un Chao que volaba cerca de ellos. Viéndolo con cuidado, bajo la luz del atardecer sus facciones varoniles se resaltaban con una fuerza imposible de soportar para ella. Algo temerosa de su respuesta se decidió a preguntarle. —Knuckles…— el chico hizo un sonido dándole a entender que la escuchaba —… ¿Qué planeas hacer cuando te gradúes?

El chico la observó algo extrañado.

—¿A qué viene esa pregunta?, ¿Te refieres al futuro? — ella asintió —No lo sé. Creo que me quedaré viviendo aquí, como siempre.

Sus palabras no eran muy positivas, pero indicaban que no era algo que le importase en realidad.

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Blaze, Marine y la abuela de la joven gata se encontraban en su casa trabajando con tejidos, bordados y demás. No se trataba de un pasatiempo si no de una costumbre por la forma tan ceremonial en la que trabajaban. Aunque la parte de Marine no era precisamente entretenida.

—Quiero hacer lo mismo que ustedes.

—Aún es muy pronto para ti, Marine. Escucha la voz de los hilos. Cuando los trenzas así una y otra vez comienzan a fluir sentimientos entre tú y el hilo.

La mapache suspiró a modo de queja.

—Los hilos no hablan.

—Concéntrate. — habló Blaze.

La anciana continuó hablando.

—Entre nuestros hilos entrelazados se encuentran miles de historias de Alba. Escuchen, algo ocurrió hace 500 años, antes incluso del "Cruce Zonal"****

—Ahí va de nuevo. — dijo Blaze habiendo oído la historia ya varias veces pero sin mostrar signos de cansancio ni molestia, más bien algo de gracia.

—El baño del zapatero, Zamaki se incendió y toda esta área se quemó. El altar y viejos documentos se quemaron. Eso se conoce como…

—"El gran incendio de Zamaki" — respondió la nieta.

—¿Le pusieron su nombre al incendio? Hablando de mala suerte.

—El significado de nuestro festival se perdió por eso, solo quedó la superficie. Pero aunque esas palabras se borraron la tradición debe permanecer. Esa es la función del Altar Solar, nuestra importante tarea. — tomó un ligero descanso de su trabajo antes de suspirar no por el cansancio sino por frustración —A pesar de todo ese yerno mío. Dejar el sacerdocio y el hogar ya era malo ¡pero la política! ugh, no tiene remedio.

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En una casa algo lejos del recién mencionado altar, un grupo de personas bebían y charlaban sobre asuntos políticos. Entre los involucrados se encontraba el señor Flame, el padre de Blaze y candidato a intendente, le estaba sirviendo algo de vino al capataz, un equidna rojo oscuro.

—Cuento con su ayuda en estas elecciones.

—Déjemelo a mí. Obtendrá los votos de los distritos Menguante y Creciente, garantizado.

En la habitación contigua, Knuckles escuchaba las conversaciones de los adultos. No le gustaba mucho oír casos de obvia corrupción pero tenía poco para entretenerse.

—Huele a corrupción ahí adentro.

—¿De qué hablas hijo?

Su madre no obtuvo respuesta pues el patriarca se hizo presente.

—Necesitamos cuatro botellas más. Knuckles, este fin de semana irás a la construcción a ayudar. Usaremos explosivos así que más vale que estudies.

—…

—¿Qué fue eso?

—Nada. — Frustrado por la actitud de su padre optó por salir al balcón a tomar aire fresco. A lo lejos pudo vislumbrar una luz que sobresalía en el horizonte, el ritual de Blaze había dado inicio. Recordó la charla que había tenido con Rouge así como el comentario de la gata anterior a eso. En realidad no le agradaba la idea de quedarse en el mismo pueblo por mucho tiempo más. —Ninguno de los dos soporta estar aquí.

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La música adornaba el lugar y los gráciles movimientos de Blaze seguían la melodía a través de una danza lenta pero elegante, su vestido era diferente pues era algo más corto y con una abertura en el frente brindándole más libertad de movimiento. En sus manos portaba abanicos prendidos en fuego y los colores de su vestimenta correspondían al blanco y el rojo con detalles en dorado. Sus movimientos eran constantemente apoyados en la punta de sus dedos pero los ejecutaba con tal gracia que lo hacía ver fácil (en pocas palabras: ballet lento). Alrededor suyo se movían unas ligeras corrientes de agua flotante manipuladas por Marine quien vestía más holgada y de azul en lugar de rojo, ejecutando movimientos más fluidos que emulaban las ligeras olas del mar (tai chi).

Las personas reunidas para ver el ritual comentaban cosas como: Es hermosa. Se parece a su madre. Recuerdo cuando era más joven.

Rouge observaba desde una posición más solitaria, colgada de cabeza en la rama de un árbol cercano, su vestido no caía gracias a su ingenioso diseño.

—Hola. —escuchó la voz del equidna acercándose a ella. Volteó en su dirección y le sonrió.

—Hola.

Ambos se dedicaron a observar el ritual que ya casi terminaba.

La última parte que quedaba por hacer era ponerse algo de arroz crudo en la boca y beber un poco del agua flotante.

—Sake antiguo. Lo masticas, lo escupes, dejas que fermente y… el alcohol está listo. Salvo que aquí lo calientan con su fuego.

—Kuchikamizake. ¿De verdad a los dioses les gusta esa… "bebida"? — preguntó con cuidado de no sonar demasiado ofensiva, pero el solo pensar en beber algo como eso le causaba disgusto.

Entonces sus orejas se movieron al escuchar unas voces conocidas. El lince y las dos zorras se hicieron presentes en el lugar.

—Miren, es Blaze.

Sus acompañantes se rieron con sorna.

La gata por su parte apagó el fuego que se encontraba en su rostro y procedió a escupir la bebida recién hecha en un frasco.

—Aj, yo nunca haría eso.

—Y en frente de todos.

—Qué pena, ¿no?

Blaze alcanzó a escuchar las burlas. Por mucho que deseara ignorarlas no podía, sin embargo debía continuar con el ritual.

Cuando terminó de colocar la bebida en el frasco, lo tapó herméticamente y el ritual se dio por concluido.

Un rato después, acabaron de guardar todo y los visitantes se habían ido. Ya era de noche las estrellas adornaban el firmamento.

—Anímese, señorita Blaze. ¿Qué importa si los chicos de la escuela la vieron?

—Envidio no tener preocupaciones de adolescente.

Se mostraba claramente enojada.

La mañana tan rara que tuvo, la nota en su cuaderno, el encuentro con su padre, el recordatorio de cómo era su hogar, el ritual, todo ya la habían hartado. Corrió rápidamente hacia la barandilla del altar y procedió a descargar su frustración con el mundo.

—¡ODIO ESTE PUEBLO!, ¡ODIO ESTA VIDA!, ¡QUIERO NACER EN LA ENCRUCIJADA EN MI SIGUIENTE VIDA!

Habiendo gritado con tanta fuerza se percató que la barandilla y el suelo bajo sus pies estaban chamuscados, al parecer liberó algo de fuego junto con sus frustraciones.

Sintiéndose derrotada, se encaminó junto a Marine en dirección a su casa mientras el eco de su voz aún se escuchaba por el lugar.

Solo quedaba esperar al sol de un nuevo día.

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Y hasta aquí este primer capítulo.

Este fanfic planeo escribirlo mientras continúo con el Roseverse, tanto para trabajar con algo más sencillo como para calentar motores (me están volviendo las ganas de escribir gracias a esto).

Actualizaré cuando pueda aunque hay chance de que sea pronto (esperemos).

*: El tema de las fechas lo explicaré mejor en el siguiente capítulo, pero si lo resalto es porque es importante.

**: La Encrucijada, un lugar que exploraremos mejor en el siguiente capítulo.
***: Trenes que atraviesan Zonas.
****: Un evento importante en este universo pero no en la historia, se explicará mejor más adelante.

Tengan buenas horas.

Chau.