- ¿Desean tomar algo? - se sentó en el sillón del medio.

- ¿Estas demente? - Kagome arqueó una ceja - ¡Nos trajiste aquí en contra de nuestra voluntad! ¡¿Y nos ofreces tragos?!

- Sólo quiero generar un ambiente más confortable, hermosa - le sonrió - ¿Tú estas de acuerdo, querida? - miró a la castaña, quién desvió la mirada, sin responder.

Lo había olvidado... Bankotsu, de alguna manera, es casi como uno de los jefes de Rin... ella no lo contradecirá ni se revelará ante sus palabras...

- No queremos nada - respondió la morena, tomando la mano de su prima, mientras se sentaban en uno de los sillones laterales - Sólo di lo que tengas que decir...

- Kagome - mordió ligeramente sus labios - No puedo negar... que tu actitud me sorprende... me agradas - recorrió su cuerpo con sus ojos - No pensé que serías tan... hermosamente desafiante.

¿Está coqueteando conmigo?

Pensó, entrecerrando sus ojos, sosteniéndole la mirada.

- Me alegro que no te hayas fijado en mi hermano - miró a Renkotsu, quién se acercó con una botella de Ron y un pequeño vaso - ¿Seguras que no quieren? - ninguna respondió - Ustedes se lo pierden - bebió un sorbo, fijando nuevamente sus ojos en ella.

No comprendo lo que me sucede... su mirada desafiante me fascina, es como si... no pudiera dejar de mirarla. Sus ojos son profundos y su cara es perfecta, vaya... ¿Cómo no me di cuenta antes de su belleza?

- En fin - dejó el recipiente sobre la pequeña mesa de cristal frente a él - Seré claro, ¿de acuerdo? Kagome - volvió a mirarla, casi como si no pudiese apartar sus ojos de ella - No soy idiota y estoy seguro de que, para estas alturas, tú ya sabes todo, por lo que te lo contaré más a ti - señaló a Rin.

- ¿Puedes ir al grano? - lo interrumpió la morena.

- Claro - sonrió - Sesshomaru y yo somos socios desde hace... ¿8 años? - colocó su mano sobre su barbilla - Como sea, nos graduamos juntos e iniciamos esta firma desde cero... obviamente yo fui el que puso más dinero, pero eso no importó, porque él lo compensó con su astucia y su capacidad para mantener satisfechos a los clientes, sin embargo, el muy cobarde... no se animó a ir más allá.

- ¿Ir más allá? - Rin fue la que habló.

- Hace alrededor de 4 años, una persona muy poderosa se aceró a nosotros - se puso de pie - Necesitaba alguien con convicción, alguien imponente... que le asegurara que no habría margen de error en lo que necesitaba... a cambio, nuestro capital aumentaría bastante - sus ojos brillaban - Pero... el muy cobarde decidió decir que no... su moralidad no se lo permitía, ¡Ja!... lo bueno es que yo estaba ahí y me hice cargo de todo, exitosamente por supuesto, sin embargo... somo socios y la mitad de aquel dinero, fue a parar al bolsillo de ese imbécil, y ya es momento de cobrarme eso.

- ¿Qué clase de favor necesitaba esa persona? - preguntó Kagome.

- Lo siento, preciosa - la miró - Pero si te lo dijera, tendría que matarte inmediatamente... y no es mi deseo.

No ahora, que te deseo para otras cosas.

- Bien, para no darle mas vueltas al asunto, quiero que él se marche... y, Kagome, dime, ¿Quién es el eslabón más débil de la familia Taisho?

¿Inuyasha?

- Exacto, sé que no lo dirás, pero estoy seguro de que lo has pensado - ella frunció el entrecejo ante su comentario - Inuyasha Taisho... el pobrecito estaba devastado con el abrupto final de su relación... a tal punto, que toda su vida estaba en juego - sonrió - Al final logró estabilizarse y supe que ese era el momento para actuar...

- Y trajiste a Yura...

- Muy bien, preciosa.

- Ya deja de decir esas cosas - gruñó.

- Lo siento, hermosa... pero no puedo - se encogió de hombros - Lamentablemente, para cuando Yura llegó aquí, otra persona había ocupado su lugar... tú, mi bella mujer - ella desvió la mirada, visiblemente molesta - Y eso no fue del agrado de Yura... asique llegamos a un trato... si tú estás en mis manos, ella puede forzar a Inuyasha a regresar con ella y Sesshomaru deberá ser cauteloso, si quiere conservar su vida.

- ¿Quieres matarme?

- Seré sincero, al comienzo me daba lo mismo, pero... ahora es diferente.

Ahora creo... que te quiero para mi.

- Aún así, todo ha cambiado desde ayer - miró a Rin - Al parecer, ya no te necesito a ti para atraer a mi carnada... ahora hay algo más que mantiene la atención completa de Sesshomaru.

¿He? ¿Está hablando de ella?

Miró su prima, quién apretó el agarre en su mano.

- Te felicito, Rincita... sólo un mes te bastó para llegar a la cima - se buró - Aunque, si hubieses venido por mi, hubieras escalado en una semana.

- ¡Oye no te pases! - le gritó la morena, sin tener idea de como la mente del moreno estaba procesando su desafío - ¡Eres una basura! Si tanto quieres a tu mugrosa firma, ¡¿Por qué no te separas y ya?!

- ¿Y dejarle la mitad de las cosas a él? Ni en sueños, quiero todo...

- El señor Sesshomaru y la señora Kagura se ganaron todo justamente.

- Oh, la señorita decidió hablar - la miró de manera burlona - ¿Defiendes a la ex del hombre que te gusta? Qué patética... ten por seguro, que sólo serás un rato, niña... te follará y te descartará para regresar corriendo a los brazos de su mujer, créeme... he estado presente desde el comienzo de su relación.

- Rin - Kagome intervino - No dejes que te engañe... tú y yo tenemos cosas de que hablar, pero no te fíes de sus palabras.

- ¿Sabes una cosa? - se aceró, tomándola del brazo - No soporto más las ganas de hablar contigo a solas - sonrió.

- ¡Suéltame! - trató de zafarse, pero el la abrazó, pegándola a su cuerpo.

- ¡Kagome! - se puso de pie.

- Tú te quedas quieta - la miró, apuntándola con el dedo - Renkotsu... te encargas de vigilarla... estoy seguro de que Sesshomaru e Inuyasha están en camino, pero no me importa... con unos minutos me bastan, hermosa - besó su mejilla.

¿Qué... qué piensa hacerme?


- I...Inuyasha... tu... tu brazo - pronunció el castaño, mientras veía la sangre caer por el lateral del cuerpo del joven.

- ¡Después me encargaré de eso! - gritó, apretando el agarre en el cuerpo de Yura.

- ¡Te disparé! ¡Oh por dios! ¡Lo siento! - soltó el arma, mientras sus ojos se nublaban aún más.

- ¡Eres una idiota! ¡No me dejas opción! - la abrazó con la misma fuerza con la que lo había hecho un par de noches atrás, en la discoteca.

- Inuyasha - murmuró, rodeándolo con sus brazos, sorprendiéndolo notoriamente - Lo lamento... no quería... no quería lastimarte - enterró su rostro en su hombro, sin dejar de llorar.

- ¡Cállate!

Ni siquiera quiero escucharte.

- Te amo, mi amor... lo siento

Frunció el entrecejo ante sus palabras, mientras el cuerpo de la joven comenzaba a desestabilizarse, hasta perder por completo el equilibrio. La colocó sobre el sofá, mientras realizaba una mueca de dolor.

- Encárgate de ella.

- ¡¿La mataste?!

- ¡¿Eres ciego?! ¡¿No ves como está respirando?!

- ¿Y a donde irás? Inuyasha, tienes una bala en el brazo... si eso hubiera tocado tu abdomen, podría haberte matado.

- Lo se, pero eso no es lo que importa.

Kagome... ella es quién está en verdadero peligro.

- Llama a la policía y dile lo que paso - gruñó.

- ¡Espera! - le gritó - ¿A donde se supone que irás en este estado y con esa cara? Pensaran que estas bajo efectos de algún estupefaciente y lo más probable es que tú termines arrestado.

Maldición, tiene razón en parte, pero... ¡mierda! Sesshomaru ni siquiera me dijo en donde estaban... si me voy, no llegaré a ningún lado.

Cayó sentado en el suelo, mientras su sudadera negra se oscurecía aún más, debido a la sangre.

Trata de pensar en un lugar seguro.

Recordó las palabras de su hermano y, con la finalidad de controlar a su segunda sangre, comenzó a pensar en la sonrisa de su novia, el brillo de sus ojos y lo feliz que se veía a su lado.

- Kagome - murmuró, mientras sus ojos recobraban su color dorado y el dolor agudo lo invadía por completo, provocando que llevara su mano a la herida y profesara un sonoro grito.

- Llamare a la policía y a la ambulancia - Miroku tomó su móvil y le extendió una de las mantas que había en el sillón - ¿Puedes hacerte un torniquete?

- Eso... eso trataré - apretó su mandíbula.

- Te ayudaré en un momento - se dirigió al baño, en donde logró comunicarse rápidamente con la estación más cercana.

Maldita sea... esto es más doloroso de lo que parece.

Sostuvo un extremo de la manta con sus dientes, al mismo tiempo en que se ayudaba con su mano libre, envolviendo la herida. Ahogó un grito contra la tela mientras la ajustaba, buscando que la sangre dejara de brotar. Suspiró, girando su cabeza y encontrándose con su móvil, por lo que, se puso de pie y fue a buscarlo.

- ¡Argh! ¡Demonios! - bufó, sintiendo el dolor punzante.

Tomó el aparato y marcó el número de su hermano. El dolor era insoportable, por lo que se sentó, apoyando su cabeza en la mesada.

- Se...Sesshomaru, ¿Qué sucedió con Kagome?

- ¿Qué te sucedió? - respondió, al otro lado de la línea.

- ¡Responde lo que te pregunte!

- Estoy en camino... ¿te hirieron?

Maldito bastardo, siempre sabe lo que sucede...

- No es nada... - un gemido de dolor escapó de sus labios - Estoy bien.

- ¿Te dispararon?

- Creo que es demasiado obvio... im... imbécil.

- Pudieron haberte atravesado un cuchillo, idiota... vete al hospital, yo iré en busca de Kagome.

- Yo también... quiero ir...

- ¿Acaso quieres que te maten, bestia?

- ¿Quién dijo eso? - abrió sus ojos ampliamente - No me digas que estás con ese imbécil...

- Él va a ayudarme, vete a un hospital - cortó.

- Maldito Koga - murmuró.

Demonios... la sangre sigue saliendo.

Cerró los ojos, al mismo tiempo en que su audición comenzaba a disminuir.

Kagome... lamento no poder ir a buscarte... sólo espero, que estés bien. Mataré a ese maldito en cuanto tenga la oportunidad.

- ¡Inuyasha! - escuchó la voz de Miroku a la distancia, sin embargo, al abrir los ojos, estaba frente a él - ¡No te vayas a dormir!

- No lo haré - murmuró - ¡Mierda! Esto duele demasiado...

- Es lo menos cuando tienes una bala incrustada - tomó ambos extremos, extendiéndolos y haciendo más presión sobre su herida.

- ¡MIROKU! - gritó, frunciendo el entrecejo.

- Lo siento, Inuyasha, pero de esa manera ya no sangrará.

- Lo sé - suspiró, mirando hacia el sofá, en donde la mujer dormía profundamente.

¿Qué te sucedió Yura? Tú no eras así... la mujer de la que me enamoré no se parece en nada a ti.

Los pensamientos del joven fueron interrumpidos por el llamado de los oficiales, al otro lado de la puerta.


Extra: Resistir

Observaba la pequeña bala, sentado en el living de su casa, mientras recordaba las palabras de su hermana.

- ¿Ves esto? - colocó la munición sobre la mesa de su departamento - ¡Esto es lo que te ganaras si sigues jugando a ser el héroe de esa niña!

- No estoy jugando, Kagura... y esto no me intimida - tomó la bala, sonriendo.

- Se nota que no conoces a Magatsuhi - suspiró, cubriendo sus ojos - Tienes que alejarte o terminarás muerto, Naraku.

- Sólo voy a preguntártelo una vez - la miró, sin ninguna expresión en su rostro - ¿Vas a ayudarnos o no?

- No, mientras tu vida esté en riesgo.

- Entonces... supongo que solo seré yo - sonrió.

El timbre sonó, provocando que se pusiera de pie, y se acercara.

- Kikyo - pronunció, sorprendido.

Sin responder, lo abrazó, apoyando su mejilla en su pecho.

- ¿Estas bien? - preguntó, rodeándola con sus brazos

- Lo siento... quise llamar, pero mi padre me quitó mi teléfono.

- ¿Te hizo daño?

- No - se apartó, observándolo confundida - ¿Por qué preguntas?

- Bueno... - la tomó de la mano, guiándola hacia el interior de la casa - Porque a mi me dejo un pequeño regalo.

- ¿Qué? - tapó su boca con ambas manos - ¿Él te dejo eso?

- Al parecer... sé más de lo que debería.

- Yo... lo siento tanto - sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras él la abrazaba.

- No tienes que disculparte por los errores de tu padre.

- Entenderé... si decides alejarte, de hecho, creo que sería lo mejor...

- No digas tonterías - sonrió, apretando el agarre en su cuerpo - Iré hasta el fondo.

Más ahora... que decidió amenazarme.

- ¿Estas seguro? - lo miró.

- Sólo debemos resistir - se acercó, besando sus labios - No tienes de que preocuparte, yo voy a protegerte.

Porque... lo más seguro es que él nos esté espiando en este momento.