Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo 15
Edward
En el momento que Rose habló conmigo, entré en pánico, me puse histérico y al borde del colapso, así que no dudé ni un momento en volver a la ciudad. Conseguí un vuelo privado para poder llegar en menos tiempo y estar sin contratiempos junto a mi esposa.
El médico que la evaluó me explicó que el golpe más severo lo había recibido en la cabeza y en las costillas, que debían evaluar que no tuviera alguna hemorragia interna. Por supuesto que la persona que la atropelló fue consciente de que debía auxiliarla, su rápida asistencia había sido clave para que ella no empeorara.
Aún así me encargaría que ese pedazo de zoquete tuviera una buena sentencia bajo la sombra, su pésimo récord de tráfico, estaba a mi favor.
― Edward, cálmate. ―Papá sostuvo fuertemente mi brazo para detenerme.
Lo encaré. Necesitaba que comprendiera mi desesperación, la angustia que estaba recorriendo mi cuerpo y que opacaba mi raciocinio.
Mamá también intervino y me tomó del otro brazo, me hizo mirarla.
― Estás asustando a los niños ―dijo muy bajo.
Miré hacia ellos. Los tres mantenían rostros de preocupación, se abrazaban y murmuraban entre ellos.
― No me gustan los hospitales ―reconocí― me ponen muy mal. Y peor si se trata de Bella, la angustia me carcome.
No tenía gratos recuerdos de un lugar así. Y es que todo me hacía recordar a la vez que llegamos corriendo… cuando sostenía a Grace en mis brazos, la forma desgarradora que Bella se desplomó ese día…
Obligué a mis pensamientos a salir del bucle de recuerdos.
― Edward, estás poniendo nerviosos a todos ―Charlie aseveró llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón.
Lo miré críptico.
― Es que fue mi culpa ―murmuró Rose a la vez que los brazos de Emmett la consolaban―. Estábamos discutiendo y nos enfadamos.
― No es así, amor ―Emmett aseguró― no tienes la culpa de nada.
― ¡Si la tiene! ―acusé―. ¡Si hubieras dejado tu maldita histeria Bella no estaría aquí!
Emmett me vio con ojos asesinos. No me callaría de todas maneras.
― Si tan solo vieras más allá de ti ―continué― y te dieras cuenta todo el dolor que causas en Bella.
― Lo sé ―Rose sollozó en el pecho de su marido―. La llamé egoísta.
― ¡Aquí la única egoísta eres tú! ―sentencié―. Te dices ser su amiga cuando nunca has tenido la mínima empatía por Bella ―le recordé― has estado llevándola al límite y haciéndola sentir mal por todo, cuando eres consciente de todo el calvario que hemos padecido por la partida de Grace.
Rosalie tenía los ojos llorosos y negaba.
― Ya basta, Edward ―gruñó Emmett, protegiéndola―. Mi esposa tampoco está teniendo un buen momento; considero que no debemos perder los estribos cuando el problema es de ellas dos, no nos concierne a nosotros meternos.
― Te aseguro que si fuera Rosalie quien estuviera en esa camilla no dirías lo mismo ―argumenté ―. Ahora mismo estarías desquitando tu rabia y dolor contra mi esposa, así que no vengas con hipocresías diciendo que no debemos meternos.
Emmett inclinó la cabeza. Comprendió que no podía cuestionar mi postura porque él sabía que estaba en lo cierto, así que caminó con su mujer, alejándose de nosotros mientras ella protestaba que no quería irse.
Fue cuando los brazos de mi madre me rodeaban por la cintura. Ella me obligó a sentarme junto a los niños. Bree apoyó su cabeza en mi brazo, Olivia se sentó en mis piernas y sentí un tímido brazo de Benjamín rodear mis hombros, ellos estaban consolándome sin pedirlo.
― No debiste ser tan severo con tus amigos ―murmuró mamá, sus dedos jugando con mi pelo―. Bella estará bien, es una chica joven que solo tendrá que guardar reposo. Ya verás.
― Independientemente del reposo ―intervino mi suegro―. Mi hija no estuviera en esta situación sino es por Rosalie y su intensidad. Ella la atosigó, la hostigó y provocó el accidente.
Mi padre puso una mano sobre el hombro de Charlie. Tratando de que también se controlara. Pero Seth ya había dejado palmaditas en la espalda de su progenitor.
― Bella es mi debilidad ―les dije. Porque era justo así, mi esposa era mi punto débil así como también mi fortaleza y el ancla más segura para sentirme bien.
― También de nosotros ―aseguró Benjamín.
Mis comisuras se elevaron, a la vez que los abrazaba fuertemente. Por primera vez los cuatro compartimos el mismo miedo y era Bella, nuestro común denominador.
― Bella estará bien ¿verdad? ―Bree indagó, aún con su cabeza apoyada en mí.
― Sí, ella lo está ―aseveró Olivia con esa suave voz, se había acurrucado en mí, buscando mis brazos, tal como lo hacía Bella con ella.
Mis brazos los envolvieron con protección.
― Es tiempo de ser valientes, chicos ―pedí, viendo a mi madre―. ¿Podrías…?
Mamá asintió sin dejarme proseguir. Era lógico que me ayudaría a cuidarlos, ellos no podían seguir desvelándose, ni estando mucho tiempo en un lugar así.
.
― Oye, ¿A qué hora despertaste? ―me sorprendí al ver que se removió con dificultad.
Bella suspiró manteniendo los ojos cerrados. Tenía mi mano sujetada entre las suyas, de esa forma había podido dormir tranquilo.
― Acabo de despertar ―se quejó.
― ¿Te duele?
Meneó la cabeza. Por su mueca sabía que tenía dolor, solo que era tan terca y jamás sería capaz de aceptarlo.
― Soy tan estúpida ―murmuró―. Sigo sin fijarme al cruzar la calle.
― Debería estar enojado por ello, sin embargo no hablaré de tu torpeza.
Esbozó una débil sonrisa y abrió los ojos, mirándome.
― ¿Dónde están los niños? ―Debía reconocer que tardó más tiempo del que creí en preguntar por ellos.
― Están en casa de mis padres ―respondí―. Ahí han dormido y estarán con ellos el tiempo que estés aquí. No quiero que te preocupes.
Nuestros dedos empezaron un tonto juego. Necesitábamos seguir teniendo contacto con nuestras pieles.
― Quiero verlos. No quiero que estén preocupados por mí.
― Shhh ―la punta de mi dedo se deslizó por sus labios― no pienses en nada, nena.
Me incorporé y besé fugazmente sus labios.
― Ya hiciste mucho, Bella ―musité― es tiempo de que nosotros seamos los que te consintamos.
Empecé a deslizar mi nariz contra la suya, haciéndola reír.
― Reír duele ―confesó, haciendo un puchero.
― Bien, no más risas, nena ―volví a mi lugar. Al sofá que estaba situado al lado de la camilla.
Hubo apenas un breve silencio.
― ¿No vas a preguntarme cómo pasó? ―inquirió en voz muy baja. Tenía su mirada fija en la mía.
― Rose me lo dijo.
― ¿¡Ella estuvo aquí!? ―su rostro de sorpresa me hizo encoger los hombros.
― Sí. También Heidi y Jess, han estado muy preocupadas por ti.
― Oh… ―musitó―. ¿Cuánto tiempo estaré aquí?
― Llevas dos días internada, Bella. Hoy te dan el alta y debes guardar reposo por lo menos seis semanas.
― ¿¡Seis semanas?! No podré estar tranquila por tanto tiempo, no puedo dejar de trabajar y luego los niños ¿quién los llevará a la escuela? ¿quién les cocinará?
― Te das cuenta que ahora solo hablas de los niños y no de mí.
― No es verdad.
Solté una corta risa.
― Lo mismo me pasa, nena ―alargué mi mano y suavemente deslicé mis dedos en el dorso―. Mi prioridad son ustedes cuatro, lo único que me importa es verlos bien.
― ¿Sabes? Yo quiero a los niños, Edward. Los quiero tan intensamente como te amo a ti.
Asentí. No hacía falta que confesara nada, era notorio el cariño que les tenía. Bella no era la misma mujer que hace tres meses, ella había tenido un gran cambio donde se notaba claramente el inmenso cariño que les tenía a mis hermanos.
Era tiempo que la hiciéramos sentir lo amada que era.
.
.
No fue fácil los primeros días en casa.
Reconocía que mi mujer era una experta para administrar los tiempos y que todo tuviera su momento en la hora indicada, pero yo no.
Correr por las mañanas y no precisamente en un parque, sino en tu propia casa para llevarlos al colegio, fue un verdadero reto. Uno que logré cumplir.
Me rendí con la cocina. No pude preparar platillos distintos en la primera semana y terminé por comprar comida a domicilio. Los niños fueron los más felices. Por el rostro de Bella supe que ella también estaba feliz.
Por cierto, a Bella el encierro y reposo le estaban pasando factura. Se quejaba de estar en cama y de solo ver las paredes de la habitación, solo se alegra si los niños, sus amigas o yo estábamos con ella.
Charlie la visitó varias veces junto a Seth. La hicieron entender que no podía salir de su reposo absoluto. Fue tan extraño que en ningún momento apareciera Renée, ella tan solo le enviaba mensajes de buenas vibras y deseando una pronta mejoría.
Mis padres estuvieron muy pendientes. Pasaron las tardes con nosotros y aunque no lo dijeran abiertamente, sabía que era a causa de los niños. Mi madre se había encariñado con ellos y por ende, estaba tratando de asegurarse que estuvieran bien.
― Es incómodo que Emmett y tú no se hablen ―expresó Jared caminando detrás de Heidi, ambos salían de casa y los acompañaba hacia la puerta―. Ojalá y puedan aclarar sus malentendidos porque no me gusta este distanciamiento, será raro que no estemos juntos en las vacaciones de primavera.
― ¿A dónde irán esta vez? ―Pregunté curioso.
― Iremos a Hawaii ―respondió Heidi―. Le conté a Bella que Rose ha querido venir a visitarla y Emmett se lo ha prohibido. No creo que puedan estar así cuando ellas tienen una inversión inmobiliaria.
― Lo sé ―admití.
― ¿Ustedes irán de vacaciones por su cuenta? ―Indagó Jared. Él siempre quería saberlo todo.
― No sé ―respondí―, aún no lo hablo con Bella. Ella sigue convaleciente y aunque se puede mover debe estar en reposo.
― Entonces, ¿no saldrán? ―Él insistió―. ¿Por qué no se unen de casualidad?
― Claro que no, Jared. No llegaremos a incomodar.
Lo cual era cierto. Cada vacaciones de primera hacíamos un viaje juntos las tres parejas, era común hacer también viajes exprés para desaburrirnos de la rutina. Y hoy parecía que nosotros estábamos excluidos, lo cual probablemente era normal, porque nos habíamos convertido en esa pareja que se llena de hijos y ya no encajan con nadie.
Me preguntaba: ¿si Rose y Emmett sentirán el cambio cuando nazca su hijo?
― Nos vemos pronto ―aseguró Heidi al despedirse.
Los vi subir al coche y agité mi mano hacia ellos, a la vez que cerraba la puerta de casa.
Bella
Me sentía halagada y muy amada.
Edward no se había separado de mí en las últimas cinco semanas, mientras los niños me regocijaban con su presencia y ocurrencias. Entre todos mejoraron mis días y mi estado de ánimo.
Era reconfortante que antes de ir a clases se despidieron de mí. Aunque era mucho mejor cada tarde pasarla a mi lado viendo películas, nos conocimos un poco más y ellos descubrieron mi confusión con el mundo Marvel y DC.
― Ya puedo caminar bien ―les dije al ver que me observaban.
Mis pasos se habían vuelto más seguros, inclusive mis respiraciones seguían siendo más profundas sin que doliera. Podría decir que estaba casi lista para volver a vida normal.
Los ojos de Edward me evaluaron y sonrió. Se veía que estaba de acuerdo conmigo.
― Esta semana ha sido la más favorable para ti ―comentó―. Tal vez merecemos unas vacaciones para celebrar. ¿Qué piensas, nena?
Los niños nos miraron, primero a él y después a mí. Me di cuenta que sus ojitos se iluminaron, destilando ilusión y asombro por igual.
― Me gusta ―reconocí― no hemos salido en meses. Los niños no conocen lugares que no sean de la ciudad.
Los tres se arrodillaron en la cama. Parecían impacientes.
― No se diga más ―Edward salió de la cama y caminó a mí―. Chicos es tiempo de hacer maletas para ir de vacaciones.
Ellos gritaron. Fue una euforia distinta a cuando me vieron llegar a casa, salieron corriendo fuera de la habitación sin contener emociones.
― Me gusta cuando sonríes sin culpas, Bella ―Edward susurró en mi oído―. Porque sin darte cuenta estás volviendo a ser tú, pero en versión mejorada.
Arrugue mi nariz, burlándome.
Suavemente sus brazos me rodearon por la cintura, ya no sentía incomodidad. Apoyé mi cabeza en su pecho y suspiré. Mantuve la sonrisa en mis labios al seguir escuchando los gritos de los tres.
La alegría en mi pecho podía sentirse ahora mismo.
― ¿A dónde iremos? ―susurré.
― Esa será una sorpresa para los cuatro, así que no hagas preguntas.
Me aparté y me giré a mirarlo. Edward estaba sonriendo complacido, llevé una mano a su pelo revuelto y encaje mis dedos en esas suaves hebras cobrizas.
Capturé sus labios cuando acercó su rostro.
― Llévanos a dónde tú quieras ―pedí sobre sus labios.
Quería seguir sintiéndome feliz.
Hola. Estoy aquí con un capítulo extra, necesitaba que leyeran este capítulo y que confirmaran que Bella está mejorando con el cuidado de todos. ¿Les gustaría otro capítulo?
Aquí los nombres de quienes comentaron el capítulo anterior: kasslpz, Lizdayanna, Mapi13, claudiasamaris88, VodkaKalhua, Mickky, Pepita GY, Rosemarie28, Car Cullen Stewart Pattinson, Smedina, Flor McCarty-Cullen, Valeria Sinai Cullen, Lizzye Masen, Dani, Dulce Carolina, Daniela Masen, Mabelli Masen Grey, yesenia tovar 17, Lily Pattinson Stewart, aliceforever85, Cassandra Cantu, Cary, Ary Cullen 85, Coni Salinas Rios, Lili Cullen-Swan, Jimena, Diannita Robles, NarMaVeg, ALBANIDIA, mrs puff, marisolpattinson, Adriu, Antonella Masen, Patito feo, indii93, Wenday14, rociolujan, The Vampire Goddess, jupy, Lore562, Maiisa, Verónica, miop, saraipineda44, Noriitha, Maryluna, solecitopucheta
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