Capítulo 1
Regina observaba por la ventana de su oficina como todas los habitantes de Storybrooke seguían con sus vidas, la Reina tenía ganas de destruir todo a su alrededor y hacerle honor al nombre que Snow White le había dado tanto tiempo atrás la "Reina Malvada".
Desde que Rumpelstiltskin los había maldecido a todos a otra dimensión había sido separada de su familia. Regina recordaba todo lo que había pasado, gracias a que antes de que la maldición tocará a su familia ella logró proteger a todas, permitiéndoles que sus memorias quedarán intactas.
Quince años sin ver a su pequeña Lauren, quince años sin ver a su esposa. Sin saber como estaban, Regina sabia que estaban vivas, lo podía sentir.
Emma y Lauren habían sido enviadas por un portal a la misma dimensión pero diferente lugar cuando Emma estaba tratando de proteger a Lauren de unos de los hechiceros bajo las órdenes de Mike. Mientras que Regina, Jade y Cat habían quedado atrapadas en Storybrooke, sin la oportunidad de poder ir a buscar la otra mitad de su familia.
En esos quince años había estado planeando la mejor manera de vengarse de Rumpel y Snow White, esos dos entenderán lo pasaría si se metian con su familia. Regina había intentado hacer algo cuando despertó y se dio cuenta de que Emma y Lauren no estaban con ella, pero Lexa la había detenido ya que esta sabía que Snow probablemente estaría siendo protegida por Rumpel.
Se había quedado hundida en sus pensamientos, recordando los momentos felices que había tenido junto a Emma y sus hijas. Como todas se reunían para ver el atardecer, Jade siempre junto a ella queriendo aprender magia mientras que Lauren y Cat se la pasaban detrás de Emma aprendiendo a montar a caballo, a pelear y hacer un poco de magia.
Recordando como Lauren siempre terminaba haciéndole una broma a su madre rubia y luego trataba de que Regina la protegiera del ataque de cosquillas que Emma le iría a dar por sus travesuras.
Regina no podía sacar de su cabeza la imagen de Lauren, Jade y Cat corriendo por los pasillos del castillo, riendose porque habían hecho enojar a Mulan, porque le habían hecho una broma a Finn o porque habían causado un desastre con su magia.
Lágrimas se acumularon en sus ojos al recordar los gritos de miedos de las pequeñas cuando los soldado de Mike las habian atacado, cuando los Ogros bajo el mando de Snow gracias a la ayuda de Rumpel había destruido partes del castillo. Lauren al ver que Cat iba a ser golpeada por uno de los soldados había usado magia, sin saber que eso atraería la atención de los Ogros. Emma al darse cuenta de lo que Lauren había hecho corrió hacía su hija para llevarla a un lugar seguro pero en ese momento Rumpel había puesto la maldición. Un humo negro había rodeado el castillo Renenet, Regina había hecho lo posible para mantener un fuerte agarre en Jade y Cat sabiendo que Emma cuidaría de Lauren.
Regina estaba por acercarse a Emma cuando vio a Blue, el hada madrina de Snow lanzar un hechizo hacía Emma, apenas pudo levantar la mano para lanzar un hechizo de protección pero cuando Blue había creado un portal empujando a Emma junto a Lauren.
Antes de que Regina pudiera hacer algo, la maldición la había envuelto.
—Madre.—Escuchó Regina a sus espaldas. La voz de su hija la había asustado.
—Jade.—Replicó Regina dándose la vuelta.—¿Que pasa? —
La pelinegra entro en la oficina, se sentó frente a su madre antes de poder hablar. —Creo que seria bueno que tomes asiento.—Dijo Jade.
Regina aun no sabia porque esa maldición no había afectado a los niños de la manera que había afectado a los adultos. Mientras que los niños crecían, los adultos seguían manteniéndose en la misma edad que habían sido maldecidos. Regina pensó que era un castigo de Rumpel ya que el no habia tenía a su hijo cerca, el maldecir a todos a ver a sus hijos crecer y probablemente morir mientras que ellos no podían hacer nada.
—¿Que pasa? —Volvió a preguntar Regina un poco más preocupada de lo que su hija le fuera a decir.
Jade no dijo nada simplemente levantó su mano logrando que una bola de fuego apareciera en ella. Regina se levantó de golpe al ver la bola de fuego en la mano de su hija. Cat, Jade y ella habían estado buscando la manera de hacer magia y lograr salir de Storybrooke. Sabían que al tener magia podrían ir en busca de Emma y Lauren.
—¿Como lo lograste?—
—Lo hemos estado intentando por años, pero esta mañana me sentía muy rara y cuando fui al baúl para seguir intentándolo y de la nada una bola de fuego salió disparada de mi mano.—Dijo Jade. —No se si lo has notado, pero creo que la maldición de Rumpelstiltskin se está debilitando. Lauren y yo somos las mas poderosas, la magia vendrá a nosotras con más facilidad.—
Regina se volvió a sentar, viendo con una sonrisa a su hija mayor. —Esto quiere decir que Lauren también está pasando por esto.—Dijo Regina dejando salir un suspiro.
—No lo dudo.—Dijo Jade con seriedad.
Regina le sonrió con un poco de tristeza, sus gemelas se habían acostumbrado a hacer todo juntas, recordaba cuando estas habían cumplido los diez años. Las dos pequeñas le habían hecho una broma a Emma, días antes de que Rumple destruyera su felicidad.
Ambas pelinegras se exaltaron cuando la puerta se abrió de golpe.
—¡Hay magia!—Grito Cat entusiasmada.
Regina y Jade se rieron por lo bajo ante la pelirroja. Jade, Lauren y Cat se habían convertido en el trío del terror y ahora que tenían la posibilidad de reunir a su familia provocaba mucho entusiasmo en la peliroja.
—Se lo acabo de decir.—Dijo Jade haciéndole un ademan a Cat para que se sentara a su lado.
—¿Cual es el plan? —Pregunto Cat mirando de Jade a Regina, con ánimos de saber qué era lo que su familia tenía en mente.
—Veremos cuales son los alcances que tenemos por el momento, no podemos ser impulsivas.—Dijo Regina. —No quiero que nadie se entere de que podemos hacer magia, no dudo que Lexa y las demás ya estén enteradas y probablemente la molestia de Snow y su familia también lo sepan. Todos probablemente se quedarán callados para no alertar a Rumple.—
Jade dejó salir un gruñido ante la mujer que le había dado la oportunidad a Rumpelstiltskin de poner la maldición en marcha. Cat no pudo evitar fruncir el ceño ante eso, Snow había ayudado a Mike cuando Regina y Lexa habían decidido tomar cartas en el asunto después de que Mike asesinara a todo su clan.
—Hay que tener cuidado.—Dijo Regina.
—¡Ellos son los que deberían de tener cuidado!—Dijo Jade levantándose de su asiento.
—¡Jadelyn!—Reprendió Regina a su hija.
—Jade tiene razón.—Dijo Cat poniéndose de pie un poco más tranquila, sabía que no era buena idea hacer enojar a Regina en esos momentos. —Ma y Lauren no están con nosotras porque la buena de Snow dejo que Rumpel le lavara la cabeza. Ella y todos los que estuvieron de acuerdo con ella deberían de tener cuidado. Lo que aun no entiendo es porque Rumpel separó a Snow de sus hijas, eso nunca me dio buena espina.—
Jade y Regina se habían hecho la misma pregunta desde que se dieron cuenta de que las hijas de Snow no parecían estar en Storybrooke.
Regina y Emma le habían dicho la verdad a Cat desde que esta era pequeña, nunca le mintieron y nunca la forzaron a llamarles de una manera en específico. Cat había decido que Regina y Emma eran sus madres a pesar de que estas no tenían ningún lazo sanguíneo con ella, pero ellas la habían amado y protegido a pesar de tener dos hijas de la misma edad que ella.
—Entiendo.—Dijo Regina. —Pero no sabemos qué es lo que Rumpel va a hacer, como esto afectar a Emma y a Lauren. Ellas no están aquí, tenemos que pensar con calma que es lo que vamos a hacer. Tendremos que hablar con Lexa y Clarke antes de hacer algún movimiento.—
Jade y Cat se tensaron ante eso y lentamente asintieron. Ambas chicas sabían que su madre tenia la razon.
…...
Quince años antes.
Rumpelstiltskin estaba buscando la manera de hacer que Regina hiciera la maldición que llevaría a todo le bosque encantado a un nuevo mundo. Pero cuando encontró a su amor verdadero se había negado rotundamente a hacerla, Rumple había ido con Lexa pero esta también se había negado a hacerla. Se estaba quedando sin opciones, Rumple sabía que si quería ver a Baelfire tenía que convencer a Snow White para que esta le ayudará.
Los reinos de Renenet y Amazona habían entrado en guerra contra los reinos de Ignis y Furerom, Regina quería dejar en claro que no iba a permitir que nadie volviera cometer xenofobia, ella y Lexa no iban a permitir que el legado de su familia se viera manchado y pisoteado por culpa de la ignorancia de Mike.
Lo que no habían esperado era que Snow White y su Principe Charming ayudarán a Mike a defenderse. Snow quería demostrar que era una reina valiente y la mejor manera de hacerlo era enfrentarse al ejército que nadie había podido derrotar en muchos años. Snow quería mantener su estatus de reina por lo que no iba a darse por vencida tan fácilmente.
El Oscuro quería que alguien lograra poner la maldición en marcha y la única manera de hacer eso seria poniendo a las personas mas importantes de la Reina Malvada en peligro, sabía que eso no sería tan fácil pero había sido paciente todo ese tiempo, así que esperaría un poco más para llevar su plan a cabo.
Todo lo que pasaría en el futuro lo llevaría a encontrar a su hijo Baelfire y obtener las armas más poderosas en su manos. Snow White simplemente ayudaría a acelerar su cometido sin siquiera darse cuenta.
…
El inicio de la familia, 547 años antes de la maldición.
Arktryzious 1, XXX50
Angeles y demonios estaban peleando por el poder de la tierra, entre tantas peleas y tan destrucción el continente de Castellum y Sangfroid habían sido creados. Deus Mortis1 y Deus Vitae2 seguían peleando, enviando a sus mejores guerreros para que ganaran terreno, pero no les iba a resultar fácil. De esta manera daban el inicio a la guerra sangrienta, donde muchas vidas se perderían, donde humanos estarían en medio de toda la destrucción y nadie podría hacer nada hasta que uno de los dos lados saliera victorioso o alguien se diera por vencido.
Habían estado en esa enorme guerra por cincuenta años y aún no había un ganador, cada vez las cosas se ponían más difíciles de lo que se esperaban. Los humanos habían perdido la esperanza de tener un poco de paz en su vidas. Habían profecías de que pronto la guerra terminaria pero aún seguían esperando a que eso pasara. Nadie sabía qué o quién era quién provocaría que todos esos años llenos de sangre llegaran a su fin.
Tiempo esperando hasta que por fin hubo un enorme problema en los cielos, un Angeli Luminis3 se había enamorado un Daemonium4. Los rumores se habían esparcido por todo el mundo humano y los cielos, muchos estaban contentos otras se sentían traicionados por el mismo hecho. Nadie esperaba a que el Angeli Luminis más poderoso fuera a perecer ante los llamados de su corazón. Vitae estaba furioso al saber que su mejor ángel se había convertido en un Reprobi Angeli5, y no cualquier Angeli si no su preciada hija. Los demás angeli luminis estaban sorprendidos y al mismo tiempo furiosos ante la traición de su hermana, Renenet.
Vitae se había dado cuenta cuando Renenet mostró sus alas, todos los ángeles a su alrededor tenía las alas color gris, pero Renenet eran negras. La sorpresa al ver esas alas color onix abrirse y revolotear por los cielos, para algunos Angelis era una señal de esperanza, una señal que quizás ellos correrían con la misma suerte de poder encontrar a su alma gemela. Las alas negras les daba a entender que el ángel se había enamorado y que en ese momento solo necesita ser aceptado por su alma gemela para que sus alas se convirtieran en blanco puro.
Vitae no lo podía creer, pero desde que había visto las alas de Renenet decidió que tenía que saber quien era el ser que había robado el corazón de la mejor ángel de su generación y probablemente de la historia. Cuando se enteró quién era sabía que tenía que evitarlo, sabía que no podía permitirlo.
—Nos has traicionado, Renenet.—Dijo Vitae con furia. —Caer ante un daemonium es bajo.—
Renenet solo miro a su padre con asombro, él siempre le había dicho lo sagrado que era encontrar a alguien a quien amar, pero lo más importante era encontrar a tu alma gemela. Ahora, el le estaba diciendo que les había traicionado por el hecho de haber encontrado al ser que complementaba su alma. Todas esas charlas de cómo sus alas cambiarian de color, todas esas charlas donde el le decia que encontrar a su alma gemela sería lo mejor que le podría pasar estaban siendo olvidadas.
—No he hecho nada de lo que deba sentirme avergonzada, Padre.—Dijo Renenet mirando a su padre a los ojos. —Tu siempre me dijiste que lo más sagrado para nosotros es encontrar a nuestra alma gemela, ahora que la he encontrado me dices que estoy traicionando a mi familia. Se te olvido cuando me decias que seria lo mejor que me podria pasar.—Los angeli luminis se tensaron al escuchar lo que Renenet había dicho, sabían que Renenet estaba enojada y que eso no era bueno. No cuando ella tenía tanto poder como para destruir la mitad de la ciudad con solo mover una mano. Muchos trataban de entender quien era la madre de Renenet, pero al parecer estaba había muerto en el momento del parto, el nacimiento de Renenet había puesto los cielos de color gris, rayos y truenos se habían hecho escuchar y a pesar de todo su madre no había sido capaz de curar a sí misma con magia. Quienes le habían ayudado al momento del parto no habían podido hacer nada. Vitae había prohibido mencionarla al no ser capaz de soportar el dolor que le causaba el no estar cerca de ella. —¿Esto quiere decir que cada Angeli que encuentre a su alma gemela será tachado como traidor? ¿Cuando cada Angeli decida estar al lado de la persona que le da sentido a su vida será juzgado frente a todos? —Pregunto Renenet con dureza.
—Es un daemonium.—Replicó Vitae con disgusto, Renenet podía ver el odio en los ojos de su padre y al mismo tiempo podía ver que él estaba decepcionado de que ella se haya enamorado del enemigo. —Cómo esperas que acepte esto cuando ellos han matado a muchos de tus hermanos y hermanas. No voy a permitir que manches sus memorias con este horror. Solo tienes dos opciones Renenet, quedarte y pelear al lado de tu familia o morir sola.—
—Se que ambas opciones me llevaran a la muerte.—Dijo Renenet tratando de evitar que lagrimas corrieran por sus mejillas. —Si voy a morir que sea porque hice lo correcto y no permití que tu ni nadie me alejara de la persona que hace sentir completa.—
Renenet no espero a que sus hermanos y hermanas la tomaran como prisionera, extendió sus alas y escapó, escapó sabiendo que ese era el ultimo dia que vería a su padre y a los demás Angelis Luminis. Se sintió extremadamente triste al saber que no tendría tiempo de despedirse de su madre y llevarle flores una última vez. Muchos fueron tras ella pero ella era la mas rapida de todos, cuando habían entrenado y la habían atrapado había sido porque ella lo había permitido. Ahora que sus alas habían tomado ese color tenía más poder que antes, pero estaban conscientes que cuando cambiaran a blanco sería imparable. De todos ella seguiría siendo la más poderosa y la mas rapida.
Vitae estaba furioso ante ese hecho, no esperaba que su hija le fuera a dar la espalda pero Renenet siempre habia tomado decisiones por si misma. Nunca pedía permiso, nunca pensaba en las consecuencias de sus acciones. Siempre hacía lo que su corazón le decía que era lo correcto.
Renenet sabía que Sigurd le iba a ayudar a esconderse y que los demás daemones no se interpondrían entre ellos. Muchos habían pensado que los Daemones serían lo que intervendrian en la vida de Sigurd y Renenet pero ellos fueron los que le ayudaron, cuando los Angeli Luminis les habían dado la espalda y estaba esperando a que Renenet bajara su guardia para terminar con su vida.
Cuando Renenet y Sigurd se encontraron no pudieron hacer más que abrazarse en el instante, Sigurd sabía lo que su amada había hecho y sabía que esta no estaba en su mejor momento. Dejar atrás a su familia había sido lo más duro, dejar atrás a sus compañeros/as de batallas, a su padre y madre.
—Tenemos que irnos.—Dijo Sigurd. —Tenemos que hablar con Mortis antes de que el decida hacer algo en nuestra contra, si Mortis no nos acepta tendremos que hablar con Xena, ella nos podrá ayudar. Los demás saben que si me atacan no saldrán con vida, así que van a mantener la distancia.—
Renenet solo asintió y empezó a caminar al lado de Sigurd. Sabia que habia tomado un decisión muy rápida, sin pensar en las consecuencias pero estaba muy segura de que iba a valer la pena.
Todos los Angeli Luminis tenían la orden de asesinar a Renenet, sino lo hacía serían condenados a la muerte o al exilio. Los humanos habían escuchado sobre la orden de Vitae, muchos pensaban que era una decisión radical, ¿matar a su propia hija? ¿Matar a su propia hija porque esta se había enamorado? Valía la pena pasar por ese dolor. Ante las órdenes de Vitae todos seguían peleando contra los daemones y buscando a Renenet para hacerle pagar por su traición. Muchos ángeles sabían que no estaba bien lo que Vitae estaba haciendo pero también sabían que no podían desobedecer las órdenes de su dios.
Al tener a Renenet de su lado Mortis estaba teniendo la ventaja, ya que la ahora Reprobi Angeli sabía de las tácticas que Vitae usaría contra ellos. Decir que Mortis estaba sorprendido sobre los acontecimientos de Sigurd, su mejor daemonium había caído ante los brazos del amor. Mortis había pensado en separarlos hasta saber si ellos en realidad estaban destinados a estar juntos. No iba a permitir que usaran a Sigurd y quedarse de brazos cruzados.
Mortis podía llegar a ser muchas cosas, un ser desalmado en ciertas ocasiones, calculador y oscuro, pero nunca se interpondría entre dos almas gemelas. Mortis había jurado hacer pagar a Vitae después haber escuchado lo que Vitae quería hacer con Renenet, no esperaban que los seres que se proclamaban puros y justo fueran a condenar a muerte a alguien por caer ante el amor, lo mas puro que ellos decían tener.
—Sigurd.—Llamó Mortis con seguridad de que su daemonium le fuera a escuchar. —Necesito que tu y Renenet hagan algo.—
Sigurd y Renenet aparecieron frente a Mortis en cuestión de segundos. Mortis sonrió al ver que Renenet ya se estaba acostumbrando a la vida junto a ellos sin problema alguno. La Angeli era alta, piel clara, ojos azules verdosos y una cabello negro azabache era una vista en la que muchos querían perderse para siempre. Cualquiera que la viera caería rendido o rendida ante tanta belleza. Pero su belleza era algo solo exterior porque esa mujer era poderosa, fuerte corporalmente y con una fuerte opinión sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal. La Reprobi Angeli estaba haciendo todo en sus manos para evitar que los Angelis Luminis ganaran la guerra, no iba a permitir que las personas que le habían dado la espalda cuando más los necesitaban ganaran y terminaran destruyendo todo lo que ella quería. No iba a permitir que los ángeles le pusieran una mano encima a Sigurd, no mientras ella estuviera con vida, no mientras ella estuviera al lado de él.
—¿Qué es lo que tenemos que hacer? —Pregunto Sigurd.
Mortis miro a Sigurd y luego a Renenet, sabía que ambos no se separaban ya que si lo hacían entrarian en un estado de dolor inimaginable. Mortis no iba a ser el culpable de ellos que ellos sufrieran ese enorme dolor, no cuando él ya lo había sufrido. Para que ellos pudieran estar lejos tendrían que pasar unos cuantos años para evitar el dolor.
Mortis había sufrido cuando era joven, había encontrado a su alma gemela y en ese entonces no sabía que si se separaban por unos días sus cuerpos sufrirán las consecuencias sin importar si eran Daemones o Angelis. Xena era la mujer que le había robado el corazón desde el momento que en sus ojos se encontraron y desde ese dia no se habían separado, ellos habían tenido la ventaja de que Xena era una hechicera y una Angeli. No habían tenido ningun obstaculo que les evitará estar juntos.
—Quiero que conquisten el continente de Sangfroid.—Dijo Mortis. —Ese continente será nuestro, será el lugar al que llamaremos hogar. No quiero decir que nos detendremos en ahi, pero tendremos que empezar por algo, luego de eso quiero que se aseguren que todos los humanos en ese lugar sean protegidos a como dé lugar. Vitae tratará de ponernos como los malos de la historia y más ahora que su hija está de nuestro lado. Ante el mundo seremos los villanos.—
Renenet se tenso ante lo último pero no dijo nada. Sigurd se acercó un poco más a la mujer pelinegra, quería darle la sensación de seguridad. Renenet no dudaba que su padre prohibiera que su nombre fuera dicho, su existencia probablemente sería borrado para los futuros Angelis.
—Cuando todo eso esté hecho empezaremos con la conquista de Castellum.—
Renenet y Sigurd asintieron y empezaron a caminar hacía la salida. Tenían un misión por cumplir y harían todo en su poder para lograrlo. Ninguno dudaba de los poderes del otro, se habían visto pelear antes de que sus ojos se encontraran en el campo de batalla. Sabían que eran los más poderosos de sus especies y no dudaban que el día en que decidieran formar una familia, su familia sería unas de las más poderosas en todos los continentes.
Troproskryious 31, X100
Sigurd y Renenet habian logrado conquistar Sangfroid en cuestión de unos pocos años, mientras que los demas seguian peleando contra los Angelis Luminis. Ahora que Mortis y los Daemones eran dueños de Sangfroid y la mayor parte de Castellum, los Angelis Luminis habían desistido de pelear. Ambos ejércitos habían perdido muchos miembros y Vitae había decidido darse por vencido. Después de que Renenet se había ido, todo había cambiado drásticamente nadie sabía qué hacer cuando su capitana y estratega los había dejado.
Ningún otro Angeli Luminis podía ocupar el espacio que Renenet había dejado entre sus tropas y por eso ahora iban perdiendo, por eso ahora Vitae se había dado por vencido. Y de esa manera le daban fin a la guerra. Para los daemones era una victoria, para los angelis una derrota y para los humanos queria decir que por fin tendrían la paz que tanto habian ansiado.
Vitae había quedado devastado, pero sabia que tenia que continuar, tenía más ángeles que guiar y cuidar. Muchos de los Angelis Luminis no esperaban que Renenet fuera coronada reina de su propio reino, no esperaban que Sigurd le apoyara, convirtiéndola en la primera Reprobi Angeli y mujer en asumir ese cargo sin tener a un rey de su lado. Sigurd había decidido quedarse como capitán del ejército del reino Renenet mientras que su esposa gobernaba. La sorpresa había quedado plasmada en todos los reinos vecinos que no aceptaban que una mujer pudiera gobernar. Mientras que Mortis solo podía reír al saber que había golpeado a Vitae donde más le dolía.
Desde ese momento la familia Gaydhale-Canymesto había obtenido el poder de Sangfroid y parte de Castellum.
Jukardious 22, X101
Mortis estaba feliz por todo lo que habían logrado en todos esos años, la mayoría de sus demonios habían encontrado a sus almas gemelas y la paz había llegado al mundo.
—Mortis.—Llamo Xena. —Estoy aburrida.—Se quejó después lo cual provocó que Mortis se pusiera a reír porque sabía que cuando Xena se aburría se le ocurrían las ideas más locas.
—¿Que tienes en mente?—Pregunto Mortis con curiosidad, la última vez que su esposa había estado aburrida, él y ella habían terminado haciéndole una broma a Sigurd y Renenet, para gracia de Xena, Renenet se había reído ante la broma mientras que Sigurd solo había rodado los ojos.
—Sabes que desde que Renenet ha estado cerca he estado teniendo pequeñas visiones y en 471 años las hechiceras más poderosas nacerán y se me ocurrió hacerles un regalo.—
Mortis miró a su esposa, estaba tratando de entender porque Xena quería hacerle un regalo a personas que no conocía y que probablemente no conocería. Ambos habían tomado la decisión de envejecer juntos, de dejar ese mundo de una buena vez por todas.
—¿Por qué quieres hacer eso?—Preguntó Mortis. —No las conocerás.—
Xena dejó salir un suspiro al saber que tendría que explicarle a Mortis lo que iba a pasar. —Habrán años de paz pero en el año X582 la paz entre reinos se romperá debido a las manipulaciones de un hechicero, este provocará que el mundo como lo conocemos ahora cambie para siempre. La unión de dos mujeres con poderes asombrosos dará el fruto de dos gemelas.—Dijo Xena. —Esas gemelas serán las que desataran una enorme guerra y serán las únicas que podrán detenerla. Tengo que hacer algo para que todo salga bien, no puedo permitir que pierdan no cuando formaran parte de nuestra familia.—
Mortis dejó salir un suspiro y sabia que tenia que ayudar a su esposa en todo lo que está necesitara. Ambos empezaron a trabajar en lo que querían hacer para el futuro. No les tomó mucho tiempo para saber que eran lo que tenían que hacer y cómo tenían que hacerlo.
Al final terminaron creando dos báculos, Los Báculos Gemelos. Xena había quedado satisfecha con los resultados que habían tenido mientras que Mortis no sabía si eso era una buena idea o no, pero no podía decirle no a Xena aunque quisiera. Todos escucharian los nombres de los Báculos Gemelos pero nadie sabría nada hasta que sus herederas los tuvieran en sus manos por primera vez.
—¿No habrá problemas?—Pregunto Mortis.
—Esas hechiceras seran descendientes de la familia Gaydhale-Canymesto, sabes que nada será fácil para ellas pero estoy segura que no estarán solas en ninguno momento. Tendrán aliadas que causaran sorpresa en ambos continentes. Pero sabes, Sigurd y Renenet van a estar orgullosos de que todo lo que sacrificaron va a dar buenos frutos.—
—Das miedo cuando sabes todo eso.—Murmuró Mortis causando que Xena se pusiera a reír.
—Dales las gracias a Renenet, mi magia ha crecido gracias a ella.—
Mortis solo rodo los ojos, él había notado el cambio en su esposa desde que Renenet había llegado a sus vidas.
…..
Jukardious 22, X572
El reino de Renenet estaba celebrando el nacimiento de sus herederas, las princesas Jadelyn Helena Alessia Gaydhale-Canymesto Swan-Mills y Lauren Eyra Olympia Gaydhale-Canymesto Swan-Mills. Las reinas estaban en sus mejores momentos, pero ante el nacimiento de las pequeñas Jade y Lauren la preocupación se había hecho de ellas. La reina Regina sabía que habian posibilidades de que sus hijas nacieran con poderes, tal y como ella lo había hecho. Tanto Regina y Emma provenían de familias llenas de magos y hechiceras. Pero la familia de Regina tenia mas poder al ser descendientes de un demonio y un ángel caído, no cualquier demonio y ángel, sino que eran los más poderosos de sus especies, Sigurd y Renenet. Pocos sabían la verdadera historia de la familia Gaydhale-Canymesto y las únicas personas que escucharían la historia serían Jade y Lauren.
Ambas no estaban sorprendidas de que sus hijas tuviera poderes, pero lo que no esperaban fuera que se fueran a manifestar a las pocas horas de haber llegado al mundo. Regina había quedado muy debil despues de dar a luz. Dar a luz a un bebé era difícil y los riesgos eran altos pero dar a luz a dos bebés era aun peor, muchas mujeres habían muerto luego de dar a luz a dos bebés ya que la mayoría de magos y hechiceras vivían lejos de las ciudades así que no llegaban a tiempo.
La magia de Regina estaba siendo más difícil de controlar porque su cuerpo se estaba sanando lentamente. Al tener a Jade y Lauren en sus brazos las bebés habías empezado a sanar el cuerpo maltratado de su madre, Regina sabía que eran sus hijas las que estaban usando magia porque reconocía la magia de Emma y esta magia era una mezcla de su magia y de su esposa, no tenía otra explicación.
Ambos sabian que tenian que ser muy cuidadosas con sus pequeñas, todos en el reino apreciaban a las reinas y ayudarían en todo lo que les pidieran sin dudar un solo minuto. Las princesas estaban protegidas bajo la orden de Polyanthus y lo que entraban en esa orden eran considerados los magos y hechiceras más poderosas del reino de Renenet.
Notas:
Dios de la muerte.
Dios de la vida
Angeles Luminosos
Demonios
Angel Caido
