Capítulo 8: El Encuentro en Roca Dragón


Daenerys se deslizaba silenciosamente por los pasillos de la Fortaleza Roja, su figura envuelta en la invisibilidad que le otorgaban sus poderes valyrios. Su mente estaba concentrada en la tarea que tenía entre manos: asegurarse de que sus planes para neutralizar el fuego valyrio estuvieran en marcha y de que la familia real 'falsa' Targaryen estuviera actuando según lo esperado con la magia valyria.

Mientras avanzaba con paso lento y cauteloso, sus sentidos alerta, un suave maullido llamó su atención. Se detuvo y observó a su alrededor, localizando al gato de Rhaenys, Balerion, que se acercaba a ella con curiosidad. Daenerys sonrió al ver al pequeño felino y decidió llevarlo consigo a Roca Dragón; después de todo, era parte de la familia.

Sin embargo, en medio de su tarea, Daenerys se sentía reacia a buscar a su padre o a encontrarse con Varys. Los recuerdos dolorosos del pasado se agolpaban en su mente, recordándole el sufrimiento causado por la locura de su padre y la traición de Varys. Pero sabía que no podía permitir que esas emociones la distrajeran de su propósito.

Decidida a no procrastinar más, Daenerys se concentró en su objetivo principal: hablar con su madre y con Elia sobre su verdadera identidad y su misión. Sabía que los niños eran demasiado pequeños para entender completamente, con Aegon aún un recién nacido en brazos y Rhaenys una niña de tres años.

Con el gato Balerion a su lado, Daenerys se preparó para teletransportarse a Roca Dragón. Aunque el animal estaba un poco intranquilo, ella utilizó sus poderes para calmarlo, imaginándose que dentro de ese pequeño cuerpo felino se encontraba el espíritu de un gran dragón. Una vez que estuvo segura de que Balerion estaba tranquilo, cerró los ojos y se concentró en su destino.

Cuando abrió los ojos, se encontraba en las inmediaciones de Roca Dragón, la majestuosa fortaleza que se alzaba sobre la costa. El aire fresco y salino la envolvía, y el sonido de las olas rompiendo contra las rocas resonaba en sus oídos. Daenerys miró a su alrededor, sintiendo una mezcla de emociones mientras se preparaba para enfrentarse a su familia con la verdad.

Con paso firme, Daenerys se dirigió hacia la entrada de la fortaleza. Los guardias la reconocieron de inmediato y la dejaron pasar, sorprendidos por su llegada inesperada pero respetuosos debido a su parecido con la Reina Rhaella.

Una vez dentro, Daenerys se encaminó hacia el salón del trono, donde sabía que encontraría a su madre y a la Princesa Elia. Mientras avanzaba por los pasillos familiares, su corazón latía con fuerza en su pecho. Sabía que este encuentro cambiaría todo, y estaba lista para enfrentarse a las consecuencias de sus revelaciones.

Finalmente, llegó al salón del trono y encontró a su madre, la Reina Rhaella, y a Elia junto a ella. Las dos mujeres conversaban en voz baja, pero al ver a Daenerys entrar, se quedaron en silencio, sorprendidas por su llegada. Daenerys soltó al gato Balerion en el suelo, y este salió decidido a buscar comida o a su dueña Rhaenys, dejando que su curiosidad felina lo guiara por el salón.

"Madre, Princesa Elia", dijo Daenerys con voz firme, acercándose lentamente. "Hay algo que debo deciros".

Rhaella y Elia la miraron con curiosidad y preocupación, esperando sus palabras con atención.

"Yo... soy vuestra hija", continuó Daenerys mirando a Rhaella, su voz temblando ligeramente por la emoción. "Soy Daenerys Targaryen, pero también soy algo más. Vengo del futuro, con el propósito de proteger a nuestra familia y a los Siete Reinos".

Las dos mujeres la miraron con asombro, sus mentes luchando por comprender la enormidad de sus palabras.

"¿Del futuro?", murmuró Rhaella, su voz llena de incredulidad.

"Es difícil de creer, lo sé", admitió Daenerys. "Pero es la verdad. Estoy aquí para ayudaros, para asegurarme de que tengamos un futuro mejor".

Daenerys respiró profundamente, reuniendo sus pensamientos antes de comenzar su relato. Consciente de la delicada situación en la que se encontraban su madre y la princesa Elia, decidió compartir una versión suave y sencilla de su historia, omitiendo detalles que podrían causar angustia innecesaria.

"Madre, Princesa Elia...", comenzó Daenerys con suavidad, "quiero contarles sobre mi vida en el futuro, sobre cómo llegué hasta aquí y por qué estoy aquí ahora". Sus ojos encontraron los de su madre, buscando comprensión y aceptación antes de continuar.

"Hace muchos años, cuando era solo una niña en Essos, nunca imaginé el camino que me llevaría a este momento", continuó Daenerys, dejando que los recuerdos de su infancia se desenrollaran en su mente. "Crecí entre la multitud de Bravos y la cultura Dothraki, rodeada de extraños y sin un lugar al que llamar hogar, con Viserys, pero exiliados de Poniente. Pero a medida que crecía, descubrí un fuego dentro de mí, un fuego que ardió con la promesa de un destino grandioso".

Relató cómo conoció a Khal Drogo y cómo su matrimonio con él la llevó tener poder que en el futuro le permitió cruzar el Mar Angosto, hacia los Siete Reinos. No menciono la locura de Viserys. "Fue en Tierras de los Dothraki donde mi verdadero viaje comenzó", dijo con una mezcla de nostalgia y determinación. "Descubrí mi conexión con los dragones de, una conexión que había estado dormida durante siglos. Con el nacimiento de mis dragones, renací como la Madre de Dragones, un título que llevaría con orgullo y responsabilidad".

Después de relatar su encuentro con Khal Drogo y su viaje a través de los Dothraki, Daenerys hizo una pausa, permitiendo que sus palabras se asimilaran antes de continuar. Rhaella y Elia intercambiaron miradas de sorpresa y curiosidad, y finalmente Rhaella habló:

"Daenerys, ¿estás diciendo que los dragones han vuelto a la vida? ¿Cómo es posible?" preguntó, su voz llena de incredulidad.

Daenerys asintió con solemnidad. "Sí, madre. Los dragones regresaron al mundo", respondió. "Fue un milagro, uno que ni siquiera yo puedo comprender completamente. Pero con su regreso, fui bendecida con la oportunidad de restaurar la grandeza de nuestra casa y llevar el fuego y la sangre de los dragones de vuelta a Poniente".

Elia parecía igualmente sorprendida por la revelación. "Pero, ¿cómo es posible que los dragones hayan vuelto después de tanto tiempo?" preguntó, con una mezcla de asombro y esperanza en su voz.

Daenerys le ofreció una sonrisa tranquilizadora. "No lo sé con certeza, Princesa Elia", admitió. "Pero creo que las palabras de la Casa Targaryen no son meras palabras; requieren Fuego y Sangre. Gracias a estos dos ingredientes, he podido despertar a los dragones de su largo sueño y llevarlos de nuevo al mundo". Daenerys ocultó hábilmente su propia resistencia al fuego.

Daenerys siguió contando su historia describió las batallas que libró para reclamar su lugar en el Trono de Hierro, luchando contra usurpadores y tiranos, buscando justicia y libertad para los oprimidos. "Cada batalla fue una prueba de fuego, una oportunidad para demostrar mi valía y mi determinación", dijo con una chispa de orgullo en sus ojos.

Sin embargo, en medio de su relato, Daenerys sintió la necesidad de abordar un aspecto oscuro de su historia, algo que había sido una sombra constante en su camino hacia el poder: la locura de su padre, el Rey Aerys, y cómo esa locura había dejado un legado de destrucción y sufrimiento. Esta locura había obstaculizado sus esfuerzos por ayudar a las personas de Poniente; a pesar de sus intentos de brindar apoyo y ser aceptada, fueron rechazados. "Pero no puedo hablar de mis batallas sin mencionar la sombra que siempre me ha perseguido", continuó, su tono ahora más sombrío. "La locura de mi padre, el Rey Aerys, y cómo esa locura dejó su marca en nuestra casa y en los Siete Reinos".

Explicó cómo la locura del rey había llevado a Desembarco del Rey al borde del abismo, cómo su obsesión por el fuego valyrio y su crueldad habían dejado cicatrices imborrables en el reino. "Y aunque luché con todas mis fuerzas para redimir el nombre de los Targaryen no fui capaz, la sombra de su locura siempre estaba presente", admitió con pesar. Daenerys compartió la verdad sobre la muerte de su padre a manos de Jaime Lannister, y cómo aquel acto había marcado el comienzo de su propia lucha por el poder y la percepción del resto de Poniente tiene sobre los Targaryen, la muerte de Lord Rickard Stark y Brandon Stark marco por siempre el legado de la casa real.

Daenerys, en un momento de profunda reflexión y determinación, decidió tomar una decisión crucial: editar su relato para ocultar la verdad sobre su muerte y los eventos que la llevaron a ese fatídico punto. La reina loca, asesinada por su amor y las cenizas de Desembarco del Rey, eran detalles que prefería dejar en las sombras, al menos por ahora.

Consciente del dolor y la angustia que podría causar revelar la verdad a su madre o a la princesa Elia, Daenerys optó por protegerlas de ese conocimiento. Sabía que hablar de crimen que cometió podría sembrar la duda sobre su misión y sus intenciones. Con determinación, Daenerys continuó relatando su historia, enfocándose en los momentos de triunfo y esperanza, mientras mantenía cuidadosamente oculta la verdad que había decidido proteger. Era un peso que llevaba sobre sus hombros, pero estaba dispuesta a cargar con él si eso significaba proteger a su familia y preservar su legado

"Y luego, descubrí algo aún más profundo", continuó Daenerys. "Descubrí mi conexión con los dioses valyrios, una conexión que me otorgó habilidades que desafiaban la comprensión humana. Con su bendición, he sido dotada con la oportunidad de restaurar la grandeza de la Casa Targaryen, de llevar el fuego y la sangre de los dragones de vuelta a Poniente".

La habitación quedó en silencio mientras las palabras de Daenerys se asentaban en el aire. Sus ojos buscaron los de su madre y Elia, esperando ver comprensión y aceptación en sus miradas. Porque, aunque su historia era increíble, sabía que era la verdad, la verdad que estaba decidida a compartir con quienes más amaba en este mundo incierto.

Rhaella frunció el ceño, detectando una sombra de reticencia en las palabras de Daenerys. "¿Cómo puedo confiar en ti si no estás compartiendo toda la información?" preguntó, sus ojos buscando los de Daenerys en busca de alguna señal de explicación.

Daenerys se tomó un momento para responder, su mirada reflejando la preocupación genuina por la salud de su madre y la Princesa Elia. "Comprendo tus reservas, madre", comenzó con suavidad. "Pero necesito escoger mis palabras con cuidado para no causar angustia innecesaria. Rhaegar sobrevivió a la batalla en el Tridente contra Robert Baratheon gracias a mi intervención."

Rhaella asintió, recordando las noticias que llegaron durante la guerra. "Sí, te agradezco que ayudaras a Rhaegar. Mi corazón se alegró cuando escuche la noticia sobre la victoria en el Tridente", dijo con seriedad.

Daenerys continuó, su tono tomando una nota más sombría. "Pero Rhaegar no sobrevivió a la batalla en el Tridente en mi línea del tiempo. Esa fue la estocada final para la Casa Targaryen. Al final de la guerra, solo quedábamos tres supervivientes..."

"¿Tres supervivientes?" preguntó Elia, su voz llena de incredulidad mientras absorbía la impactante revelación.

Daenerys asintió con solemnidad. "Sí, Princesa Elia. Solo tres: mi hermano Viserys, yo misma y un bastardo que conocemos como Jon Snow."

El semblante de Elia se oscureció ante la noticia. "¿Y qué fue de los demás? ¿Qué ocurrió con Rhaegar, con Lyanna, con nuestros hijos?"

Daenerys bajó la mirada por un momento, sintiendo el peso de las tragedias que había presenciado en su viaje a través del tiempo. "Rhaegar murió en el Tridente, luchando valientemente por lo que creía. Lyanna... Lyanna murió en el parto, dando a luz a un hijo que más tarde sería conocido como Jon Snow. Y tus hijos... Rhaenys y Aegon fueron asesinados por las manos de los hombres de Tywin Lannister, y tu madre, moriste en el parto, dándome a luz a mí".

Elia sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Daenerys. "No puedo... no puedo creerlo", murmuró, su voz temblorosa por la angustia. "¿Cómo puede ser que todo haya acabado así?"

Los ojos de Elia se llenaron de lágrimas mientras absorbía la información. "¡No puedo creerlo! ¡Tantos sueños, tantas esperanzas, todo perdido en un instante!", exclamó, su voz llena de angustia.

Daenerys se acercó a Elia, colocando una mano reconfortante sobre su hombro. "Lo siento, Princesa Elia. Lo siento mucho. Pero quiero que sepas que he venido aquí para asegurarme de que eso no ocurra. He actuado para detener ese futuro, para asegurar primero la seguridad de la Casa Targaryen y de todos aquellos que amamos. No permitiré que las tragedias del pasado se repitan."

La Reina Rhaella escuchó las palabras de Daenerys con una expresión de profundo dolor en su rostro. Sus ojos reflejaban la tristeza y la angustia al enterarse de la tragedia que había asolado a su familia en esa línea temporal alternativa. Su mano temblaba ligeramente mientras se aferraba al borde del trono y con la otra su vientre, buscando apoyo en medio del torbellino de emociones.

Daenerys se preocupa. "¿Madre, estas bien?".

"¿Jon Snow?" preguntó Rhaella con voz temblorosa, notando la omisión del apellido Targaryen. "¿Por qué no lleva el nombre de nuestra casa?" Su voz se quebró ligeramente, incapaz de contener la tristeza que le embargaba al enfrentarse a la pérdida de más miembros de su familia.

Daenerys respiró profundamente antes de comenzar a relatar los dolorosos eventos que llevaron a la muerte de Lyanna y al nacimiento de Jon Snow. "Eddard Stark, acompañado de sus hombres, finalmente los encontró en la Torre, protegida por la guardia real leal al príncipe Rhaegar".

"Como deben saber supongo, entre esos leales guardianes se encontraba Ser Arthur Dayne", agregó Daenerys, consciente del impacto que tendría la próxima revelación sobre las mujeres frente a ella. "Fue un enfrentamiento feroz, pero finalmente Lord Eddard y sus hombres lograron vencer a la guardia real, aunque no sin sufrir pérdidas significativas".

"Cuando Lord Eddard llegó, Lyanna estaba en sus últimos momentos, su cuerpo agotado por el parto", continuó Daenerys, su voz temblorosa por la tristeza que le producía recordar aquellos acontecimientos. "Le pidió a su hermano que protegiera al bebé de Robert Baratheon, temiendo por su seguridad. Fue entonces cuando Lord Stark decidió criar a Jon como su propio hijo bastardo, ocultando su verdadera identidad para protegerlo".

Daenerys se detuvo por un momento, reflexionando sobre la difícil situación en la que Lyanna Stark se encontraba en la Torre de la Alegría. "Imagino que fueron muchos golpes emocionales para la princesa Lyanna", comenzó, su voz llena de compasión. "La pérdida de su familia Stark, el conflicto con los Targaryen, muerte de Rhaegar y luego la soledad y el miedo en la Torre de la Alegría. No tenía a nadie más que a sus leales guardias reales y pensar en que su hermano se estaba enfrentando a su esposo ".

"Incluso cuando más la necesitaba, Lyanna no tenía la ayuda adecuada de los maestres", continuó Daenerys, su tono tomando una nota de indignación. "Todo debía ser silencioso y discreto, para que nadie descubriera su paradero en la Torre de la Alegría en Dorne. Y esto, en parte menor… no se realmente, creo que desde siembre ha habido un cierto grado de traición de la Citadela y la organización de los maestres, quienes han olvidado su deber de servir al pueblo y se han convertido en cómplices de la injusticia y la opresión".

Daenerys miró a Rhaella y Elia, compartiendo su frustración y su indignación por la falta de apoyo que Lyanna había recibido en sus momentos más oscuros. Sabía que era importante reconocer las fallas y las injusticias del pasado para poder construir un futuro mejor y más justo para todos los habitantes de Poniente.

Daenerys continuó. "El estigma de bastardo lastimó demasiado a Jon", añadió con pesar, sus palabras resonando con compasión por su amor. "Lo condenó a vivir con muchas inseguridades, siempre tratando de demostrar que no era solo una mancha en el honor del perfecto Lord Eddard Stark. A pesar de ser un hombre valiente y noble, Jon cargó con el peso de esa etiqueta toda su vida, luchando contra las expectativas y las dudas de quienes lo rodeaban".

"Intentó encontrar su lugar en el mundo, tratando de ganarse el respeto y la aceptación de aquellos que lo veían como un hijo ilegítimo", continuó Daenerys, su voz reflejando la compasión y la empatía que sentía por Jon. "Pero incluso cuando demostraba su valía una y otra vez, el estigma de su nacimiento siempre estaba presente, persiguiéndolo y marcando su camino".

Daenerys miró a Rhaella y Elia, esperando que comprendieran la carga que Jon había llevado a lo largo de su vida. Sabía que era importante para ellos entender la verdad sobre su sobrino y las dificultades que había enfrentado.

La Reina Rhaella se tambaleó ligeramente, su rostro pálido y su mirada perdida en el vacío mientras absorbía la impactante revelación. Un susurro apenas audible escapó de sus labios, lleno de dolor y angustia por la tragedia que había asolado a su familia.

Elia, por su parte, apretó los puños con rabia contenida, sus ojos llenos de lágrimas al enfrentarse a la crueldad del destino que había arrebatado la vida de su querida esposa - hermana Lyanna y condenado a su hijo Jon a una vida de sufrimiento y marginación. La impotencia y la desesperación se reflejaban en su rostro mientras asimilaba la injusticia de la situación.

Ambas mujeres se aferraron a la esperanza de que Daenerys, con su conocimiento del futuro, pudiera evitar que tales tragedias se repitieran y asegurar un destino más justo y seguro para su familia y los Siete Reinos.

Rhaella observó la escena con pesar en su corazón. "Daenerys tiene razón, Elia", dijo con voz suave. "Debemos confiar en ella y en sus palabras. Ha venido aquí con un propósito, y debemos apoyarla en todo lo que podamos."

Elia asintió lentamente, sintiendo un destello de esperanza surgir dentro de ella. Aunque las noticias eran devastadoras, también había un atisbo de esperanza en las palabras de Daenerys. Tal vez, con su ayuda, podrían cambiar el destino de su casa y evitar las tragedias que habían marcado su historia.

Daenerys escuchó con atención las palabras de su madre y Elia, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que había muchas cosas por hacer y decisiones importantes que tomar, pero también comprendía la urgencia de actuar rápidamente.

"Tenemos que actuar con prontitud", dijo Daenerys con determinación. "Primero, necesito asegurarme de tu salud, madre", dirigiéndose a Rhaella con preocupación evidente en su voz. "Es fundamental que estés bien para poder cuidar de la pequeña Daenerys y garantizar su seguridad en todo momento".

Rhaella asintió débilmente, reconociendo la importancia de su propia salud para el bienestar de su nieta. "Entiendo, hija", respondió con voz suave. "Haré todo lo posible para mantenerme fuerte y sana por el bien de nuestra familia".

"Después de verificar tu estado, madre, me dirigiré a ayudar a la princesa Lyanna", continuó Daenerys, su mente ya trazando un plan de acción. "Necesito traer de vuelta a la guardia real que la acompaña a Dragonstone y asegurarme de que esté a salvo. Su protección es crucial para el futuro de nuestra casa".

Elia asintió en acuerdo, sabiendo que la seguridad de Lyanna y su hijo era una prioridad. "Es importante que actúes con rapidez y decisión", dijo, mostrando su apoyo a Daenerys. "Confiaremos en tu juicio y en tu habilidad para manejar esta situación".

Daenerys asintió en respuesta, agradecida por el apoyo de su madre y Elia. "También necesito considerar cómo trasladar el fuego valyrio a un lugar seguro", agregó, recordando la importancia de proteger ese recurso invaluable. "He puesto una protección alrededor de él, pero existe el riesgo de que otros lo descubran. Es crucial que lo mantengamos fuera del alcance de aquellos que intenten usarlo para fines malévolos".

Las tres mujeres se sumieron en una profunda reflexión, evaluando las opciones y considerando los posibles cursos de acción. Sabían que el futuro de su casa y de los Siete Reinos dependía de las decisiones que tomaran en los próximos días.


Nota: Esta historia se basa en el universo creado por George R.R. Martin en la serie de novelas "Canción de Hielo y Fuego", así como en la adaptación televisiva "Game of Thrones" de HBO. Los personajes y el mundo en el que se desarrolla esta historia no me pertenecen y son propiedad del autor original y de la cadena televisiva.