Con cierta sorpresa, a lo largo de su primer día en aquel nuevo trabajo, ella pudo ver a Lincoln en una faceta que no le conocía y que le parecía interesante. Él tenía siempre esa actitud serena y esa disposición para ayudar, además de estar procurando por ella siempre que estaban juntos, al igual que lo haría un hermano mayor. Pero en el trabajo, Lincoln era mucho más serio y solía levantar la voz en muchas ocasiones para ejercer su autoridad en aquel lugar. De una forma extraña, verlo de esa manera la emocionaba un poco, era muy diferente a la persona linda y calmada que conocía de la escuela, pero no era malo verlo tan dominante, incluso era algo… atractivo.

Aun así, ella no pudo ver mucho de Lincoln en aquel primer día de trabajo, pese a que el plan original era diferente pues originalmente a ella se le daría el puesto de lavaplatos para sustituir a un tal Julio, quien seria ascendido a ayudante de cocina. Pero cuando Lincoln la presento con su jefe, el hombre consideró que por su apariencia sería mejor tenerla cerca de los clientes. Aquello era un halago para Lily, y también pensó que sería una ventaja, suponiendo que lavar platos era una tarea mucho más desgastante que servir como mesera en aquel restaurante. Estuvo muy equivocada.

Pero le fascinaba la sensación de estar al frente con los clientes en aquel restaurante que era mucho más grande de lo que pensaba, escuchando todo el ruido que la gente hacia y viendo a varios compañeros ir y venir de manera ajetreada. Y era también interesante atravesar aquella puerta que la llevaba hasta la parte trasera del restaurante, la cocina, donde el resto de sus compañeros tenían un escándalo y el ambiente era muchísimo más caótico, con gente yendo y viniendo en busca de sus pedidos, mientras Lincoln tomaba el control de todo ayudado por un tipo de nombre Joseph.

Pero tener que enfrentar a tantas personas era, sin lugar a dudas, algo agotador y que podría incluso considerar fuera de su área de comodidad. Teniendo tantas hermanas y con personalidades tan diversas, Lily estaba acostumbrada a lidiar con las personas y sabia como lidiar con la mayoría de situaciones de carácter social, pero al mismo tiempo era bastante inepta en ello pues, quizá como algo adquirido de su hermana mayor, ella no tenía una verdadera intención por socializar.

Podía hablar con las personas que se topaba o ser parte de una conversación sin problemas, pero aquellas actividades también le hacían cansarse o fastidiarse con bastante facilidad. Alguna vez escucho a alguien decirle que su batería social era muy limitada, y esa analogía le parecía a Lily muy acertada. Era un chica que podía socializar perfectamente, solo que por tiempo limitado. Además de su familia, ella podía contar con los dedos de una sola mano las personas con las que podía sentirse cómoda o con interés suficiente para pasar horas hablando o conviviendo. Culpaba a su hermana mayor por eso.

Sintiéndose bastante agobiada y con ello también bastante agotada, Lily termino su turno sintiendo que aquel trabajo era mucho más exigente de lo que se había imaginado. Entendía perfectamente que aquello no era una costumbre muy difundida en su país, pero debido a lo que el jefe le menciono, esperaba recibir propinas de vez en cuando, especialmente considerando que muchos clientes le hacían el visto bueno por su curiosa apariencia, sintiendo incluso que algunos llegaban a ser algo descarados con sus cumplidos.

Pero nadie de ellos, ni una sola vez, y bajo ninguna consideración, le ofrecieron propina a la chica. Aquello era de verdad frustrante, pues cuando se le explico aquel sistema, considero usar su sueldo fijo para sus gastos personales, mientras que sus propinas podrías estar destinadas a su arcaico hábito de comprar comics en formato físico. Supuso que al no haber recibido ni una sola propina esa noche, significaba que debía mejorar aun más sus habilidades interpersonales, cosa que no le ponía muy feliz.

Al final de la noche, ella debió esperar hasta el final para visitar el despacho del restaurante, donde se supone que hablaría con el jefe una vez más, sobre cómo le pareció el primer día de trabajo y quizá alguna cosa más relacionada con el hecho de ser menor de edad, pero antes que ella pasaron la mayoría de sus compañeros por petición expresa del jefe, dejándola a ella como la ultima. No es que eso la molestara, de todas formas debía esperar por Lincoln, quien se había ofrecido a llevarla a casa y al que salir tarde le representaba parte de su rutina.

Cuando al fin fue el momento, entro nuevamente en aquel despacho que le parecía tan enorme, podría incluso pensar que era una recamara a la cual metieron un escritorio y un librero para dar la apariencia de no serlo. Pero esta vez no estaba aquel señor bonachón que vio durante la tarde y quien era el jefe del lugar. Detrás del escritorio estaba una mujer con un rostro muy cansado y unas ojeras bastante visibles y algo preocupantes, quien al verla pareció sonreír.

—Así que tú eres la nueva— dijo aquella mujer cuyo color de cabello le pareció tan hermoso a Lily—, toma asiento.

—Gracias— respondió ella, tomando la silla al frente y sentándose de manera algo nerviosa—, buenas noches. Me llamo Lillian Johnson y sí, soy la chica nueva. ¿Está el señor Henry ocupado? Me dijo que hablaría conmigo de algunas cosas al terminar el día. Digo, la noche.

—Yo soy Anna Koller— respondió la mujer, estirando su mano para devolver el saludo que la rubia le ofreció—, soy la hija de Henry. Él tuvo que salir hace unas horas por asuntos personales, pero me pidió que tomara su lugar.

—Ya veo.

—Y, ¿Qué te pareció el trabajo?

—Pensé que sería algo más sencillo, la persona que me recomendó aquí mencionó que seguramente me harían lavar platos o algo por el estilo.

—Si, eso le dijimos a Lincoln cuando nos conto sobre ti. Cuando papá me dijo que te puso de mesera, en verdad me pareció que te estaban dando un trato especial solo por ser la noviecita de Lincoln. Pero viéndote al fin, entiendo porque te dieron ese puesto.

—¿Qué quiere decir con eso?— esa pregunta, además de intentar saciar la intriga que sentía Lily, llevaba también consigo un cierto descontento con lo que escuchó así como cierto desconcierto por escuchar la palabra "noviecita".

—Bueno, entenderás que para un trabajo como lo es ser mesero o mesera, es muy importante la apariencia. Y no hablo solo de verse presentable, sino de ser atractivo de por sí— notando a Lily menos tensa, Anna continuó—. Sabes, Lincoln nos hablo de ti en varias ocasiones, y aunque te llego a describir en más de una ocasión, no esperaba que fueras así de… disculpa si me estoy portando un poco confianzuda al decir esto, pero eres bastante linda. Lincoln tenía razón.

Lily encogió un poco su cuerpo mientras sus mejillas se enrojecían un poco ante aquello dicho, y no es porque alguien mayor le haya dicho que era linda, era porque aparentemente Lincoln lo llego a decir en algún momento.

—No tiene nada de qué preocuparse— afirmó la rubia, tratando de recuperar la compostura, pero no pudiendo dejar de mostrar aquella risa nerviosa que había aparecido en su rostro—, no creo que eso fuese algo grosero ni nada parecido. Al contrario, agradezco que piense que yo soy, pues, eso. Me gustaría decir que estoy acostumbrada a escuchar eso, pero mentiría.

—¿Hablas en serio? Juraría que eso te lo dicen al menos una vez al día. Solo mírate— usó sus brazos para enfatizar sus palabras, usando ademanes que eran un tanto exagerados—. Cabello largo y rubio, muy liso y brillante. Esa blanca piel y sonrisa incomoda, tu baja estatura y tu rostro de bebé, esa apariencia de niña pequeña que, viéndote con detenimiento, no es tan infantil después de todo— esto último lo dijo sujetando sus propios senos, haciendo alusión a los de Lily, recalcando el hecho de que pese a su pequeño cuerpo, ella estaba bastante bien desarrollada en esa parte del cuerpo—… No recuerdo el nombre que usan, pero hay una forma de llamar a chicas como tú, que se ven infantiles, pero al mismo tiempo tienen un sex appeal muy notorio. Le preguntare a Lincoln después.

Lily se estremeció, pensar en que Lincoln, aquel agradable y protector hombre supiera la palabra para referirse a alguien así era extraño, le parecía vulgar que exista una palabra así, y prefería que Lincoln no la conociera, pues si lo hacía manchaba la imagen que tenia de él.

—No sabría que decir sobre eso— comentó Lily, tratando de hacer notar lo incomoda que estaba en ese momento, afortunadamente la mujer frente a ella supo leer su lenguaje corporal.

—Bien— continuó Anna, tras aclarar su garganta—, como te decía, eres una chica linda, y supongo que mi padre pensó que era una buena idea ponerte al frente de la tienda para tratar de atraer algunos clientes o algo así. Una disculpa, él es alguien mayor ya, y tiene aun presente ese tipo de ideas.

—No tengo problemas con eso. De verdad creo que entiendo la razón de porque lo hizo, si es que lo hizo por esa razón.

—Entonces no te molesta estar de mesera, ¿cierto?

—Pues, es un trabajo agotador. No estoy acostumbrada a hablar con tantas personas, pero supongo que no es tan malo.

—Es bueno escuchar eso. ¿Qué opinas de la capacitación?

—Siendo sincera, me pareció algo corta. Aunque Nancy fue muy amable y me explico a detalle cómo usar la tablet para hacer los pedidos, sentí que me dejaron sola muy pronto.

—¿A qué te refieres?— Anna pareció intrigada, y también algo molesta.

—Bueno, Nancy me hizo acompañarla a tomar el pedido de tres mesas, para familiarizarme con la forma en que debería hacerlo, pero después de eso me pidió que empezara a meserear yo sola. Y puede que sea una tontería sin importancia, pero yo no tengo ninguna experiencia con atención al cliente, así que me hubiera gustado que me dieran una lista de saludos o un pequeño guion para memorizar, al menos mientras yo misma gano confianza para ello.

—Esa es una buena idea, niña. La voy a tomar en cuenta, a cambio yo misma te ayudare con tu capacitación mañana, hare que sea más cómoda y menos estresante. Ahora dime, ¿Qué opinas de tus compañeros?

—Pues, no sé qué decir realmente, además de Nancy solo cruce un par de palabras con algunas personas. Hable mucho más con los clientes que con mis compañeros.

—Natural, después de todo este lugar es bastante movido. Pero, pese a eso deberías haberte dado una pequeña idea del ambiente laboral, ¿cierto? ¿Qué opinas sobre eso?

—Me encanto— junto a su respuesta, la emoción en su voz y su rostro se hizo evidente—, este es mi primer empleo y siento que es algo, no sé, genial. Tener prisa en todo momento, visitar la cocina y ver a todos trabajando duro, ver a mis compañeros haciendo todo de una forma tan caótica, pero sin causarse problemas los unos a los otros. Me recordó un poco a mi familia.

—Bueno, al menos consideras divertido eso. Lo normal para alguien que tiene su primer trabajo es que vea eso como algo estresante. Por último, Lillian, me gustaría…

—Puede llamarme Lily— interrumpió la rubia—, es más fácil de decir y me siento mas cómoda de esa manera.

—Muy bien, es bueno ver que tienes tan buena disposición. Como decía, la última cosa que me gustaría saber, al menos por ahora, es sobre el horario, ¿te parece incomodo o difícil de cumplir?

—Creo que ese sería mi único problema.

—¿No te agrada el horario?

—No es eso, es solo que ya es un poco tarde y yo vivo algo lejos de aquí. No me molestaría caminar de regreso a casa, pero siendo esta hora el camino estaría algo solo y sería peligroso.

—Podemos ajustar tu horario a uno más diurno, si eso quieres.

—No creo que eso solucione las cosas, vera señorita Anna…

—Lily, puedes llamarme Anna. Solo Anna.

—Oh. Bien, veo complicado el tema de horario por mis estudios. Supongo que vivir tan lejos del centro de la ciudad me está jugando en contra. Es un buen trabajo y todo, pero por muy temprano que salga de aquí, me parece que sería muy tarde ya para ir hasta casa.

—Puedes tomar un taxi, también puedes solo usar Übel o SiDi. Ahora que lo pienso, ¿Cómo planeas regresar a casa después de esto?

—Pues, Lincoln se ofreció a llevarme y traerme hoy.

—Bien, que así sea entonces. Problema resulto.

—¿A qué se refiere?

—Eres la novia de Lincoln, ¿cierto? Él puede perfectamente acompañarte hasta casa por las noches.

Con sus ojos abiertos a causa de la impresión, Lily se quedo muda por un segundo, antes de poder decir algo.

—Señorita Anna, se equivoca, Lincoln no es mi novio. Quiero decir, no soy yo su novia. O bueno, no somos pareja…