Este fic es parte de la actividad Cliche Bar del grupo Club de Lectura de Fanfiction
Cliché: Relación secreta/prohibida
Advertencias: Spoiler de la S2 de House M.D (los diálogos están sacados directamente del episodio 10 y 11), Omegaverse implicado (no está directamente expresado pero es importante que lo sepan), dolor crónico, implicada adicción medicamentosa
El título viene de Glass piano por Kathleen, esa canción es hermosa
Nota de la nota: La etiqueta ''Canon divergence'' no está puesta para ser bonita. Esta basado en el episodio 10-11 literalmente, pero House y Wilson tienen una relación secreta, el divorcio de Wilson fue muchísimo antes que esto y, sobre todo, House ni se beso, ni se acostó con Stacy.
Like a hammer in your Glass piano
James está molesto. No, ''molesto'' no logra abarcar la emoción que recorre su cuerpo quemando sus venas y provocando que la bilis escale por su esófago dejando una sensación amarga en la parte posterior de su boca; está furioso a niveles que unas simples respiraciones no logran controlar por lo que decide caminar por los pasillos del hospital buscando con que distraer su mente antes de hacer alguna locura como, tal vez, entrar en la oficina de Stacy y hacer algo de lo que potencialmente podría arrepentirse.
¡¿En qué estaba pensando?! Piensa ahogando un gruñido al pasar junto a un grupo de enfermeras, asintiendo en respuesta a su saludo y forzando una sonrisa tensa que pronto oculta tras su mano acelerando el paso al notar que en su rostro se forma una mueca para nada agradable y su olor probablemente no está ayudando demasiado. ¿Qué diablos podría estar pasando por la cabeza de Stacy durante esas horas en que estuvo atrapada con House en el aeropuerto? Sí, sabe perfectamente que, en parte, si no es que completamente, House tiene la culpa por haberse pasado los últimos meses presionando los botones de la mujer, empujándola y a su esposo al borde para satisfacer su retorcido sentido del humor, pero Stacy es también una mujer inteligente. No solo eso, ella conoce perfectamente el tipo de persona que es Gregory House y le advirtió tantas veces no acercarse demasiado…
Sin darse cuenta sus pasos lo llevaron hasta la puerta de la oficina de la abogada y antes de poder controlarse la abre entrando sin anunciarse, cerrando la puerta tras de sí con más fuerza de la necesaria sobresaltando a la mujer. Su interior se retuerce en satisfacción por un breve segundo cuando nota la tensión que se forma en el cuerpo de Stacy y su olor se vuelve ligeramente más amargo, pero su boca se mueve antes de que su cerebro pueda regodearse en ese descubrimiento.
—¿Qué diablos hiciste? —pregunta apretando los dientes para no alzar la voz más de lo necesario seguro de que su propio lenguaje corporal evidencia su furia, —¿Tenías frío y te sentías sola?
—Ah, por supuesto que fue a contártelo —Stacy suelta el bolígrafo que estaba utilizando, rodando los ojos cruzándose de brazos, en un gesto que podría pasar por despreocupado, pero James nota que es completamente defensivo—. Es peor que un niño.
—¡Tu fuiste quién intentó besarlo! —alza sus brazos, exasperado, luchando con el impulso de ahorcarla.
—¿Por qué estás enojado por eso? No es como si hubiera intentado besarte a ti.
—No lo sé, ¿será por qué estás casada? —señala decidiendo que la mejor forma de no hacer algo que podría resultar en un daño físico es sentarse frente al escritorio.
—No contigo —responde la mujer a la defensiva desviando la mirada ligeramente evitando mirarlo a los ojos.
Ese gesto, por un momento, apacigua el monstruo de furia que había empezado anclar sus garras en su cuerpo a punto de hacerlo perder el ferreo control que tiene sobre sus emociones. Bueno, que se esfuerza por tener pero que siempre flaquea cuando House está envuelto en lo que sea que lo agite, convirtiendo sus suprimidos instintos en un panal de avispas; aún años después de conocerlo le sorprende lo que sabe sería capaz de hacer por el hombre.
—Stacy —dice con más suavidad inclinándose ligeramente en la dirección que está mirando para asegurar que tiene su completa atención—, la última vez yo fui la única persona que se quedó el tiempo suficiente para sostenerlo y recoger los pedazos que dejaste atrás.
Años, cinco largos años en que James se autoimpuso la tarea de reconstruir lo que quedaba del corazón de House tras el infarto muscular y su separación. Años de llamadas a medianoche en las que solamente podía escucharlo sollozar al otro lado de la línea sin decir nada para luego al día siguiente fingir que nada había pasado porque House y vulnerabilidad no pueden estar en la misma oración. Primero muerto antes que mostrarse débil frente a cualquiera que secreta, y no tan secretamente, quisiera verlo hecho añicos.
—Por supuesto, se dormía todas las noches llorando porque así es él —Stacy rueda los ojos destilando exasperación y desdén por cada poro de su cuerpo.
¡Sí! Quiere gritar, pero muerde su lengua, no le daría la satisfacción a esa mujer de saber lo verdaderamente vulnerable que es House, sin embargo, su actitud no hace más que confirmarle que ella no lo conoció realmente, aunque jurara y perjurara que lo hacía.
—Ha sufrido por 5 años —se limita a decir entre dientes apretando sus manos en el reposabrazos suprimiendo una nueva oleada de furia y el deseo de matarla—, 5 años es más que suficiente, Stacy.
—Por favor, no seas dramático.
—Oh no, es todo lo contrario, me estoy conteniendo.
Para ella, probablemente, su afirmación significa que está conteniendo la información que le está ofreciendo y aunque en parte es verdad, una pequeña parte de si agradece que no pueda percibir la agresión que su aroma despide a raudales. No podrá hacerla entrar en razón para que deje a House en paz si se da cuenta que es un peligro para ella y decide llamar a seguridad.
—Sólo fue un beso, ni siquiera llegué a dárselo —asegura finalmente alzando sus manos a modo de rendición, moviendo ligeramente sus dedos para tratar de apaciguarlo.
—¿Te haces la tonta a propósito? —su intento no tiene más efecto en él que aumentar su molestia y, probablemente por la expresión aprensiva que le dedica, su rostro esté empezando a mostrar la agresión que su olor no puede advertirle—. Esto no fue una aventura de una noche, no puedes simplemente jugar con él.
—No lo estoy haciendo —ella niega, lágrimas formándose en las esquinas de sus ojos y el pesar agregándole un par de años a sus facciones es lo que logra apagar de una buena vez la furia en James—, Posiblemente él sea el que juega conmigo… no sé lo que estoy haciendo.
James pasa una mano por su rostro, agotado de pronto y un fuerte dolor de cabeza, que como siempre solo sucede cuando House tiene algo que ver, empieza a formarse.
—Dios —susurra antes de negar. Sin mediar otra palabra se levanta caminando a la puerta y saliendo, cerrándola con mucha más delicadeza de la que usó al llegar.
James observa la puerta que da al techo respirando hondo preparándose mentalmente para la conversación que está a punto de tener, o más bien que obligará a House a tener, aunque sabe que nada podrá prepararlo para evitar que su corazón termine destrozado luego de esto, completamente seguro de que la relación que habían construido se derrumbará.
Eso es una pequeña mentira, estaba preparado para echarse hacia atrás y renunciar a lo que tienen en el instante en que Cuddy le informó que Stacy había sido contratada como la nueva abogada del hospital. Eso no significa que esté preparado al dolor; haber visto a la mujer recoger sus cosas cuando pasó por su oficina no le asegura, en lo absoluto, que sus temores sean infundados. Sacude la cabeza decidiendo que postergarlo un minuto más solo lo hará aún más doloroso.
Empuja la puerta con suavidad esperando encontrarse a House en su lugar favorito, pero al no verlo sale frunciendo el ceño ligeramente temiendo que el hombre haya decidido irse a esconder en otro lugar hasta que el sonido de tela rozando le advierte que no está completamente solo como piensa. Se gira parpadeando al encontrase a House sentado en el borde del muro, la espalda apoyada contra la pared y su bastón balanceándose precariamente sobre sus rodillas.
House alza la vista de las pastillas que acaba de sacar del frasco de Vicodin mirándolo largamente por un segundo, antes de echarlas en su boca tragando en seco, como siempre. James simplemente lo observa no muy seguro de como iniciar la conversación, todo su bravado perdido en el momento que sus ojos se encontraron con los azules del contrario, las sombras oscuras de largas noches de insomnio a causa del dolor que poco a poco se ha quedado impregnado en la piel de su rostro borrando cualquier rastro de juventud que le quedaba antes del infarto pero que no le quita atractivo.
—¿Qué le dijiste? —pregunta en voz baja, no queriendo perturbar la frágil paz que los envuelve con el comienzo de la noche.
—Qué está mejor sin mí —responde el contrario sin necesidad de explicación. Podrían haber cientos de razones por las que James subió hasta el techo para buscarlo, pero es más que obvio que se trata de Stacy.
—Posiblemente sea cierto —James se gira cortando el contacto visual, pasando una mano por su rostro bufando ligeramente.
—Eres un idiota —dice luego de que el silencio se extiende más de lo necesario entre ellos, la ira escalando poco a poco por su garganta tiñendo sus palabras de amargura—. No crees que esté mejor sin ti.
—Por supuesto, la rechacé por puro capricho —House toma su bastón balanceando sus piernas hacia el techo para bajarse del borde.
—No tienes ni idea de porque la rechazaste —acusa señalándolo para no llevar su mano a su pecho y apretarlo, no es como si su olor no delatara ya como su corazón empieza a romperse.
—No hagas esto —pide el contrario, la voz baja y suplicante.
Y James quiere detenerse, quiere celebrar que la gran amenaza a su medianamente pacifica vida con House finalmente se irá y las aguas volverán a su curso. Los dos confortándose mutuamente en una relación que tienen demasiado miedo de revelar al mundo, James porque teme que al hacerlo publico House se de cuenta que lo que siente no es más que una fantasía a causa de su soledad, y House… bueno James no tiene ni la más mínima idea de porque mantiene la boca cerrada al respecto, pero su imaginación es suficiente para llenar los huecos. Sin embargo, tal como House cuando está herido, James no puede evitar arremeter contra la causa de su dolor; la diferencia es que mientras House se enfoca en causar nuevas heridas, James decide que la solución es meter sus dedos en la ya existente y apretar.
—Esto no era un gran sacrificio, House —responde alzando la voz apartándose unos pasos abriendo sus brazos señalando a su alrededor—. La rechazaste porque te gusta sentirte mal. No te gustas y empujas toda oportunidad que tienes de ser feliz en consecuencia. Pues te tengo noticias… —su voz se corta cuando un sollozo escala por su garganta, lágrimas deslizándose por sus mejillas quemando su piel.
Detenme piensa con desespero respirando hondo, todo el estrés y el enojo que ha acumulado en los últimos meses finalmente estallando de la peor forma posible en el peor de los momentos. Ni siquiera descargarse con Stacy, cuando sabe que no es del todo su culpa reaccionar de la forma en que reacciona con House, ha servido para vaciar el infinito mar de su frustración.
—Sentirte mal no te hace mejor que nadie más, Greg, solo sirve para hacerte sentir mal —finaliza limpiando furiosamente la humedad en sus mejillas.
Ambos se quedan en silencio, solo interrumpido por los pequeños hipidos que James no puede terminar de controlar, por largos segundos que se extienden infinitamente presionándose contra sus hombros como una eternidad. Finalmente, House reacciona, pero en lugar de dar media vuelta y terminar la conversación, como siempre hace cuando las cosas se acercan al terreno de lo sentimental, acorta la distancia que los separa colocando su mano libre contra su mejilla, presionando el bastón junto a su pie para balancearse y quedar lo más derecho posible sin aplicar peso en su pierna derecha.
—Eres el idiota más grande que he conocido jamás, James Wilson —dice negando cuando James abre la boca empezando a protestar—. Tienes razón en algo, no rechacé a Stacy porque crea que está mejor sin mí.
James parpadea confundido, el cambio en la conversación aún procesándose en su mente dándole tiempo a House para acercarse un poco más, tanto que el único espacio entre ellos es el que queda por su diferencia de altura, e incluso este es acortado cuando House lo obliga a alzar la cabeza para que sus ojos vuelvan a encontrarse nuevamente.
—Lo hice porque yo estoy mejor contigo —dice despacio, muy despacio para hacerle entender—, lo hice porque me di cuenta de que no era todo un plan para hacerle admitir a Stacy que aún me ama, sino una… muy estúpida e infantil venganza y te juro por Dios que si le dices a alguien que acabo de admitir eso voy a poner medicamentos que causen disfunción eréctil en tu café.
—¿Qué? —pregunta confundido inspirando con fuerza, llenando sus pulmones con el casi imperceptible aroma natural de House—. Greg… ¿qué?
—No le di a elegir entre Mark y yo —House baja aún más la voz apoyando su frente en la de James acariciando con suavidad su mejilla acomodándose un poco mejor para pasar su otro brazo por la cintura del contrario—. No puedo darle lo que quiere de mi en primer lugar porque no funcionaría, volveríamos a la misma rutina de tirar y empujar hasta que uno de los dos se rompa —ambos saben que, como la última vez, el primero en romperse sería House. El hombre cierra sus ojos frotando sus narices con suavidad dejando un pequeño beso en sus labios—. Y porque me di cuenta de que no importa cuánto me lo niegue, te elijo a ti. Además…
James no sabe que piensa decir House luego de eso, tampoco va a averiguarlo en el futuro cercano porque antes de que pueda completar su oración sus brazos se envuelven alrededor de él halándolo suavemente para unir nuevamente sus labios silenciándolo finalmente. House se queda paralizado por la sorpresa, pero rápidamente su cerebro recibe el memo respondiendo con la misma intensidad.
Ambos se separan cuando el oxigeno se vuelve necesario, pero no pierden la oportunidad de besar el rostro del contrario acariciando suavemente sus espaldas, ignorando a toda costa las lágrimas que no paran de correr esta vez por el alivio que los embarga.
Las cosas no están bien, no por completo. Saben que deben hablar más adelante y terminar de aclarar las cosas, tal vez incluso llegar a un acuerdo de quienes deben saber que están oficialmente juntos. A House no le gustará tener esa conversación, no inmediatamente después de haberse abierto a tener una charla tan cargada de emociones, pero James sabe que con algo de coacción logrará que el arisco hombre aporte a la conversación, aunque sea a través de comentarios sarcásticos y chistes de doble sentido.
Sobre todo, piensa James respirando más tranquilo apoyando su frente en el hombro del contrario llamándolo idiota de todas las formas que se le ocurre en susurros que quedan ahogados en su chaqueta pero que sabe House escucho por la muda carcajada que agita su cuerpo, su corazón no corre el riesgo de hacerse añicos en el futuro cercano.
No que el riesgo no esté ahí, no tratándose de House, pero en el fondo tiene la seguridad de que el hombre estará ahí para recoger los pedazos. Así como él está para hacer lo mismo por él.
