Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: This story is not mine, it belongs to CaraNo. I'm just translating with her permission. Thank you so much again, Cara!
Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com
Capítulo 27
Mi respiración se acelera al hundirme en su polla. Edward gruñe; él es puras manos y boca. Mientras intento simplemente inhalar, él comienza a dejar besos a lo largo de mi mandíbula y cuello, y sus manos se encuentran en mi trasero o en mis tetas.
—Oh, Dios —gimo cuando nuestras caderas se encuentran. Me siento tan jodidamente estirada y llena, es imposible no moverse—. Se siente tan perfecto. —Mezo mis caderas, haciendo que gima contra mi garganta. Él también contonea sus caderas y se desliza incluso más profundo en mí.
—Mierda, sí... perfecto —concuerda, respirando pesadamente—. Endemoniadamente increíble. Incluso mejor de lo que imaginaba.
Por unos momentos, nos movemos juntos lentamente y nos concentramos en el cuerpo del otro. Finalmente pude lamer la mandíbula del hombre, lo cual provoca una risita ronca en Edward. No que me importe. He estado fantaseando con esa mandíbula definida por meses ya.
Entonces, lento ya no es suficientemente bueno. Levantándome, Edward gentilmente me posiciona de vuelta en el sofá. Me estiro y separo las piernas para él. Se cierne sobre mí, su mirada penetrante jamás abandona la mía, y entonces entra profundamente. Mis ojos se cierran. Él empuja. Yo jalo. Estira una mano y comienza a acariciar mi clítoris. Puedo escuchar lo húmeda que estoy. Edward también puede, y parece que le gusta eso. Bajando sus dedos aún más, nos toca donde estamos unidos.
Acelera y me folla más fuerte.
—Desde que te conocí, nena —gruñe, dejando caer su frente en mi hombro—. Carajo, tú...
Grito su nombre, sintiendo una corriente de calor propagándose como el fuego.
Mis mejillas se sonrojan, me aferro a él, me muevo con él, araño su espalda, mi interior se contrae. Nos besamos de nuevo, solo que sin control y descuidado. Pero aún me encanta. Aún quiero más.
Oh, Dios mío. Puedo sentir el comienzo de mi orgasmo apoderándose.
—¿Estás...? Mierda, mierda, mierda —suelta—. Estoy cerca, amor... mierda. Necesito que te vengas.
—Casi —jadeo, nuestros labios aún tocándose. Lo saboreo a él, a nosotros, así como puedo olernos. Y sus caricias, su polla... esas manos, esos malditos dedos, esa boca... Me encanta que sea besucón. No puedo tener suficiente.
Embiste en mí y añade presión en mi clítoris.
Estoy muy perdida.
Conteniendo el aliento, permito que el orgasmo me envuelva, me atraviese, como sea.
Está en todas partes.
