¿Dimitri Belikov?.

¡De ahí eran esos ojos chocolate intensos, y el pelo castaño de la Roza rusa!.

La pequeña Roza... ¡era la hija de un guardián!.
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"¡Papa!", gritaba Roza destempladamente, "¡comidita diiiica y no de bebote!, ¡mida!, ¡y amiguitas!", y tiró de él hasta la mesa, para presentarlo a sus amigas. "¡Ella es Wiiiiiza, y ella es Dosita, pero como yo!, ¡Y somos Doza y Dozita!", y volvió a saltar a las rodillas de Rose, dejando a todos boquiabiertos.

Un momento, ¿Rose y el guardián ruso tuvieron una hija... 4 años atrás?, ¿una Rose de 13 años, y con él... ?., se dijo Liza.

IMPOSIBLE: y Ridículo.

Roza se parecía a su padre; y al ser su versión en femenino, acabó siendo parecida a Rose.
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"¡Él es mi papa, Mimiti!, ¡el pega a los malos stgoi!, ¡oh si!, malos malos stigoi. Matado Iva, papa Mimiti tiste por Iva. Malo malo stigoi", y su voz parecía dormirse en las rodillas de Rose.

Dimitri se acercó, para tomarla en brazos, y llevársela.


"Gracias. Le ha sido difícil. Pero así la veo crecer. Se debe haber arrancado de clases... otra vez".

"Es apenas un botoncito", dijo Liza, acariciándola. "Rose también era así"; sonrió al recordar algunas cosas, "Roza tendrá amigas con quien jugar y pronto el padre no será tan importante".

"Se deben preguntar... su madre... no la quiso criar. Era demasiado para ella. Y no permití que la abandonara en algún orfanato, siendo mi hija. Legalmente, también".

"Eras igualmente muy joven, ¿sí?", tanteó Rose. "¿Recién graduado... o antes?".

"Recién graduado o un poco más... Sí, voy a cumplir 23 años a final de año".

"Creo... que ahora ya sé quién eres. Tu rostro me recordaba algo. Eres el novicio del día de los... Ozera. Mi madre lideraba los escuadrones. ese día. Y te llevaste a Cris Ozera, ¿sí, eres tú?".

"No lo recordaba, pero también te vi en la corte; con tu madre. Y creo que todos las oímos pelear. Es sólo que... Se veían tan diferentes, que no pensé que eran madre e hija. Y luego la búsqueda... Tampoco lo relacioné".

"Como dije antes, mi vida es apenas un iceberg. ¡Qué no incluye a una hija de 4 años!", y miró a los siempre copuchentos esparcidores de noticias. "Aunque mi madre y los morois, y la academia me crean una puta desde los 12 años; no soy de esas. Y no seré de ninguna si siguen tratándose así".

"Las chicas dhampir lamentablemente lo viven, siempre. En Baia... habían muchos prejuicios. Pero se fue mezclando con humanos, y los moroi se fueron alejando. Aún así, el ver a los dhampir ir a un internado -y que no admitan a otros-, levanta sospechas. Sobre todo allá y en los alrededores".

"Acá se supone que somos una academia privada universitaria o algo así. ¡Deberías ver la web!, por eso nos bloquearon internet. Pero sería más fácil convivir con los humanos, si no nos encerraran en guetos, camarada... ¿te la llevarás a dormir?, es muy tarde o... muy temprano. No recuerdo el horario de elemental":

"Kinder. Y es crepuscular, porque los niños no soportan estar despiertos muy tarde. Parten cerca de mediodía y acaban cerca de medianoche, la totalidad de las clases. El día se divide a la mitad, y una parte es sólo dormir. Duermen más de 12 horas, los niños dhampir. Y si los despiertas antes, son demonitos de Tasmania".

"Entonces debería estar... ¿durmiendo?".

"Se inquieta si no estoy con ella. Duerme conmigo. Iba a buscarla, pero me avisaron que huyó. Y sé que me buscaba".
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"Si es mi culpa, quedas dispensado. No seguimos entrenando".

"Jaja, buen intento. Mi turno termina en una hora más, igualmente. Pero es siempre cerca de Roza, por si me busca. Y no lo olvides, Rose. Una hora antes de las clases... las tienes conmigo. ¡No me hagas ir a buscarte!".

"Comencemos antes entonces", sugirió, dadivosa, "así puedes ir a dejarla a clases primero, luego me torturas, a tus cosas, y yo quedo libre para irme a dormir más temprano... entre humanos hacíamos algo similar. Ya oscuro ni asomábamos. Además, no hay clases nocturnas para secundarios".

"¿Más temprano, Rose?, no es mala idea. Así aprovechamos la luz y entrenamos afuera. Aún es bueno el clima".

"Odio volver a noche cerrada. ¡Disfrutamos tanto el día, Liza!".

"Es lo que nos toca", suspiró Liza, recordando sus días normales.
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Y sus aventuras románticas, en cada puerto, claro.

Tuvo la precaución de ponerse un implante hormonal -ambas, en realidad-, así que disfrutó más que antes.

Ninguna precaución es suficiente entre humanos, que tenían enfermedades ya erradicadas entre morois y dhampirs, al evitar la cruza indiscriminada.
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"¿Y si las clases normales las tomamos entre normales, Liza?", sugirió Rose, "y luego volvemos a las anormales, de vampiros y eso; ¿que ya viste que sirven de nada afuera?".

"¿En alguna secundaria de la zona, dices?", preguntó, con los ojos brillantes. "¿Volver a las clases diurnas, y terminar con las otras... acá?".

"Imposible logística", saltó Dimitri, sudando de sólo imaginarlo, "llevarlas y traerlas en horas..."

"Diurnas, sip. Horas sin strigoi. Incluso, podemos tomar un bus y movernos solitas. ¡Y podríamos llevar a Roza!, le encantará la escuela humana, tenlo por seguro".

"¿Dedia?", pió Roza, más atenta de lo que Dimitri creía, "¡sipis!"

"Lo hablaré con la Directora Kirova", masculló. "Quizás... puedan haber excepciones a algunas reglas".


Pero, obviamente; no se pudo.

Ni siquiera escuchó alternativas.

Era, simplemente; una receta para el desastre.


Lo que sí fue sorprendente, es que Rose estuvo; y dos horas antes, frente al edificio de los guardianes, esperándolos.

Se veía menos cansada y fresca.

Y Roza corrió a tomarse de su mano, parloteando como una cotorra feliz; en su difícil dialecto de niña rusa, pero hablando inglés.
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Pero lo gracioso fue que no soltó la mano de papa; así que debieron llevarla a clases, juntos.

La maestra de preescolar recordaba a Rose, lamentablemente.

Era la misma del libro en la cabeza y de la exclamación de cerdo fascista de Rose, que le llevó la primera marca en su prontuario de vida.
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"Rose Hathaway, y... ¿Roza?", parpadeó, intentando sumar dos más dos, y obteniendo 22; como todos al verlas juntas.

"Roza es mi hija, Miss Jons", Aclaró Dimitri, ya cansado de las comparaciones molestas, "su madre no pudo criarla, era mucho para ella".

"Mi mamá hizo lo mismo", le explicó Rose a Roza, agachándose a su altura, "tendrás amiguitas para jugar, y quizás a tu propia Liza, así que... ¿lo intentas, al menos?".

"¿Deja miki?", lagrimeó Roza.

"Miss Jons se ocupará de que estés bien, ¿sí?, y podemos comer juntas, ¿quieres?".

"Ti", y entró muy canchera a la clase, sin mirar atrás.
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"Todos nos preguntamos cómo serías de grande, Rose. Pero la respuesta es ésta. Serás mejor que tu madre"; sonrió, "Creciste. Pero quizás fue el tiempo afuera, que hizo salir a la verdadera Rose. No a la rebelde hija de la guardiana Hathaway. A Rose, pero una sin etiquetas", y entró al salón.
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"Gracias, Rose", le dijo Dimitri, ya en ruta del entrenamiento, "le ha sido muy difícil el cambio. Echa ferozmente de menos a mi madre y a mis hermanas... creció con mi sobrino también, así que... pero la amo con todas mis fuerzas".

"Cable a tierra", susurró Rose, "eso le dijeron a mi mamá alguna vez. Que siempre volvía, porque alguien la esperaba venir. Yo. Pero entonces, me dejó acá y se fue".

"¿Aún lo resientes?".

"Por siempre. Me debe una conversación".

"Por eso me traje a Roza. Y fue... mi babushka quién me insistió. Textual, dijo que no hacía falta otra Roza deshojada. Que no era una margarita para hacerlo".

"¿Otra... ?, porque yo estuve en Rusia, antes de venir acá. O eso me han dicho. Mi madre entrenó con... ¿Galeana?".

"¿Galeana o Galina?, eran hermanas... una murió y la otra... es una strigoi, ahora".

"No sé. No recuerdo de ese tiempo, nada. Ni idioma, ni lugares o personas. Nada".
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"Una niña pequeña en St. Basil, yo lo recordaría. Pero no había. Y eso debió ser... ¿13 años atrás?", Rose asintió. "Pero mi madre también tenía una guardería diurna, para cuidar a niños dhampir, a hijos de guardianes, y de algunos moroi con humano, los menos; pero había... ¿qué sabes de tu padre?".

"Moroi o eso supongo. Hombre. De pelo oscuro y lindo... el pelo, digo. Y es todo".

"¿Y no sabías que era de tierra?".

"¿Relevancia?".

"En St. Basil la hay. Los primeros años, se entrena a los niños según eso. Los dhampir nacidos de magia de tierra son...".

"¿Huesos duros de roer?, lo oí en alguna parte".

"Baia o St. Basil. Quizás pueda ir despertando tus recuerdos, si te hablo en ruso".

"Ni siquiera entendía a mi mamá y a su acento de las highlands, ¡menos a un ruso!".

"Entonces, que lo haga Roza. Y verás que yo soy más fácil".

"¿Más... fácil?"

"De entender. El lenguaje, Rose", dijo, exasperado, preguntándose si andaba en sus días o, peor; en días de depredación.
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Pero Rose era así, se defendía con las palabras.

Eran su veneno, ya que a sus espinas no parecían respetarlas... mucho.