La cocina se había convertido en un lugar irreconocible, con los ingredientes en bolsas y frascos por doquier, y era que el rubio le pidió amablemente a Harry buscar el puré de tomate en algún lugar de la bolsa donde al sacar todo fue volviendo a su tamaño normal, esparciendo cada cosa por la barra de la cocina hasta dar con el dichoso puré. En el momento que Draco volvió a la cocina con el pequeño James en brazos debido a que se había puesto a llorar cuando despertó de su siesta y vio todo un desorden, deseo no haber traído tantas cosas o darle una clase de modales a Harry.

—Potter, por merlín, no puedo irme dos minutos porque ya hiciste un desastre —habló el rubio estando a escasos metros de la barra y parte de la mesa de la misma estufa trayendo consigo a James con un peluche en sus manos.

—¡No fue mi culpa! —Se defendió—. El puré estaba muy abajo y decidí sacar todo

—Puedes hacer lo mismo de manera ordenada —recalcó.

—Sólo fue un poco, no es para tanto

—¿Ah no? —Le miró desafiante, sacó su varita de espino, la misma con la que Harry venció al señor tenebroso, para hacer un hechizo que dejó cada cosa en perfecto orden.

—No me reclames, el orden no es mi fuerte —le miró con ligera culpa.

—Lo vi desde que entré por primera vez al cuarto de James y estaba volteado al revés —Draco le dedicó una fingida sonrisa.

Harry rió.

—Haré mi mayor esfuerzo pero no prometo nada —dijo y Draco rodó los ojos.

—Parece que tendremos compañía para cocinar —habló olvidando el tema, miró a James sonriéndole con cariño.

—Me encanta la idea —dijo el padre del pequeño mientras se acercaba a él y le daba un beso en su mejilla.

La sensación que ahora habitaba esa casa era mucho más cálida que en un principio, por más que Harry se convencía que seguiría adelante por James quién era su mayor felicidad, la realidad era mucho más dolorosa. Su pasado le atormentó por mucho tiempo, solía tener pesadillas con lo ocurrido, hasta que Draco llegó, siempre sintió más que un agradecimiento por cuidar del pequeño, y tal vez desde el colegio. No por nada en sexto año lo seguía día y noche teniendo peleas constantes con Diggory a causa de sus celos enfermos, su amor por el rubio siempre fue mucho más profundo que en ese momento no logró darse cuenta.

—¿Qué piensas? —preguntó el rubio al darse cuenta que Harry le miraba perdidamente.

—En como has mejorado mi vida —Harry sonrío y las mejillas de Draco se tiñeron de rojo.

Y con eso dicho Draco se convenció de no dejarse vencer ni tener dudas al respecto, Harry le quería tanto como él.

Se besaron castamente y el más bajo se recargó en el pecho del más alto, sintiendo seguridad en los brazos de Draco.

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—La pasta está lista —dijo observando el platillo dentro del pequeño horno muggle.

—Muero por probar el espagueti... —hizo una pausa intentando recordar el nombre italiano que le daban a la pasta—. ¿A los quesos?

—Recuérdame darte un recetario con especias —el chico rio llevando su atención al otro traste en el mismo horno, el cual había colocado antes que la pasta.

—Por favor —respondió Harry, él sólo veía una pasta color crema que curiosamente se veía apetitosa.

—Sacaré la pasta y dejaré la carne unos minutos más —habló al mismo tiempo que realizaba lo dicho.

Harry le ayudó a cerrar el horno y colocar una tabla de madera en la barra donde el rubio dejó el recipiente de vidrio con la pasta.

—Se ve delicioso —el aroma comenzó a esparcirse por la cocina y a Harry le dieron ganas de probar un poco.

–Ni sé te ocurra Potter —advirtió Draco, adivinando sus intenciones—. Es para la cena

—Bien, lo siento —dijo resignado—. Iré preparando la mesa y veré como sigue James

Draco asintió mirándole con una sonrisa.

Harry sacó una bonita vajilla que nunca había usado, sin embargo le gustaba tener cosas de utilidad en caso de tener visitas, que sí era honesto habían sido muy poco comunes por el carácter de su ex, ¿De qué más se tenía que dar cuenta?.

Cuando terminó de poner la mesa incluyendo vasos y unas tazas fue al cuarto de James.

Al fin sentía esa libertad de ser el mismo y disfrutar a la gente que lo rodeaba sin problema alguno, le era inevitable comparar su vida anterior con la actual, antes creía ser feliz, ahora era una realidad que amaba y se negaba a perder.

—Tú también quieres a Draco, ¿verdad amor? —le habló a su pequeño en voz baja viéndolo dormir—. Al fin somos felices cariño

Harry sonrió ante sus palabras y suspiró sintiendo un profundo amor.

Salió de ahí con tranquilidad al percatarse que su pequeño seguía mejorando, sólo que la medicina le hacía dormir profundamente, confiaba en lo que Parkinson le dijo sobre dicho efecto.

Volvió a la cocina para ayudarle al rubio y le vio limpiando el lugar.

—No soy muy bueno haciéndolo manual así que puedo utilizar magia al lavar trastes —dijo al notar su presencia en la puerta de la cocina.

—Así todo es fácil, y nos ahorra tiempo, tenemos que arreglarnos —habló adentrándose a la cocina.

—Si, la carne ya está así que iré a mi departamento y volveré cuando sea hora, ¿Está bien? —esta vez enfocó su mirada gris en él.

—Claro —Harry asintió.

Dejaron la cocina como nueva en un par de minutos, el rubio tal como prometió se fue para darse oportunidad de estar listos, él a diferencia de Harry tenía psicológicamente que convencerse de lo que iba a suceder.

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—Anda Ron —Hermione empujó a la fuerza a su novio en la chimenea.

—No quiero ir, podemos decirles que tuve indigestión —dijo como excusa teniendo un pie en la chimenea y el otro en la alfombra del recibidor.

—Es creíble con todo lo que comes pero ni creas que vamos a cancelar —dijo con voz seria.

—Será muy incómodo y prefiero no ir —Ron evitó la mirada de su novia luego de hablar.

Hermione le miró exasperada y negó varias veces.

—Te vas a disculpar con Malfoy por lo que dijiste y vamos a cenar en paz —Hermione le tomó por los hombros evitando que se fuera.

—No voy a perder mi dignidad —le habló seriamente al igual que la mirada que posaba en ella.

—Vas a honrar tu casa en Hogwarts, se valiente y haz lo correcto —al fin le soltó y con la cabeza le señaló la chimenea.

Él pelirrojo suspiró con derrota y se adentró completamente, Hermione le siguió y tomó su mano para evitar que huyera, segundos después tomó polvos flú y aparecieron en la casa de su amigo justo a la hora acordada.

Escucharon voces provenientes de la cocina, ambos se acercaron e identificaron a la pareja con quien cenarían.

—Hola Harry, Malfoy —saludó Hermione con una sonrisa.

—Granger —respondió el rubio.

—Hola Herm, Ron —Harry devolvió el saludo.

Ron sintió un leve dolor después de que su novia le pegase con el codo para que hablara.

—Harry... Hurón —No pudo aguantarse a llamarlo así.

—Comadreja, a mí también me da gusto verte —la sonrisa en su rostro era tan falsa como sus palabras.

Ron rodó los ojos.

—¿Y James? —preguntó Hermione intentando amenizar el ambiente.

—-Se durmió justo después de su cena, quise darle antes de que llegaran y poder hablar tranquilos, de todos modos si se despierta estará con nosotros —explicó.

—No hay problema —la chica sonrió.

—Bien, vamos a servir, ¿No? —preguntó Harry. Draco asintió.

—Les ayudo —ofreció Hermione.

Minutos después comenzaron a degustar el primer plato que constaba de una crema de champiñón, ambas parejas tomaron asiento juntas, Ron quedó frente a Harry y Hermione frente a Draco.

—Está deliciosa —habló la amiga de Harry cuando probó la sopa.

—Gracias Granger, Harry me ayudó a cocinar —dijo con orgullo, el mencionado sonrió.

—Tienes que pasarme la receta —dijo.

—Claro —Draco sonrió lo mejor que pudo.

Ni en su más remotos sueños y eso que llegó a tener constantes pesadillas después de la guerra, se hubiese imaginado cenar junto a los amigos de Harry, tener algo con él y que todo fuera tan civilizado, al menos Granger lo intentaba por que la comadreja comía de forma seria y dando bocados pequeños como si estuviese evitando que le viera comer de otra manera, claramente se olvidaba que habían compartido colegio por varios años y el rubio recordaba perfectamente su manera tan escandalosa de comer. Aunque en el fondo agradecía que al menos esa noche pudiera controlarse.

Continuaron cenando en un tranquilo silencio, mientras que los invitados se debatían entre sí hablar o no.

Al servir el segundo plato que constaba de carne marinada con especias y algunas verduras, junto a la guarnición que era la pasta, fue Harry quién decidió romper el hielo.

—Me gustaría comenzar a contarles lo que pasó —las palabras de Harry lograron la atención deseada.

Hermione asintió y Ron le miró más tranquilo.

–-Cuando Draco entró a mi vida me di cuenta que podíamos tolerarnos, de entrada no hubo insultos ni maldiciones así que lo tomé como buena señal —El chico rió un poco y Draco sólo sonrió.

—Le di total confianza para cuidar de James porque así lo sentí, entonces con el tiempo comenzamos a llevarnos mejor, platicábamos de cosas comunes y un poco de cómo jugaban los niños en el club —hizo una pausa para seguir comiendo, mientras que sus amigos procesaban lo dicho por él.

—Yo tampoco sentí la necesidad de seguir con aquella inmadura actitud, nos acoplamos bastante bien al modo de trabajo, entonces se hacía más fácil —Draco no pensaba contar aquella parte que involucraba su pasado, eso era algo que en determinado momento hablaría únicamente con Harry.

—Tenían algo en común, me supongo —dijo Granger a su vez que cortaba un trozo de carne.

Draco asintió y tomó un trozo de pan que acompañó con la pasta.

—Fue algo que nos unió bastante, también con James porque para mí era muy fácil cuidarlo, tal vez tener la experiencia con Teddy me ayudó, aun así tenía en mente que todos los niños son diferentes, y para mí era una situación especial, quería dar lo mejor de mí, no sólo por la misión si no por ayudarle porque se lo que significa estar sólo cuando más lo necesitas —Draco bajó la mirada ante sus palabras y comió el trozo de pan con la pasta.

Harry tomó su mano por encima de la mesa y acarició su dorso, el rubio le miró sonriendo no más de lo debido por el bocado que tenía.

—No creí que fuéramos a tener esta conexión hasta que me di cuenta que tenía enfrente una oportunidad de ser feliz, volví a tener esa ilusión que creí perdida, Draco me ha dado mucho este tiempo y como bien dijo, si las cosas siguen así podría haber algo más —terminó Harry de explicar.

Sus amigos analizaron con detalle sus palabras, se notaba como ambos tenían algo que los unía profundamente, claro que no se habían dado cuenta hasta ahora.

—De mi parte tienen mi apoyo pero eso sí Malfoy, como lastimes a mi amigo iré feliz a Azkaban si eso me asegura que he terminado con tu existencia —al cabo de su amenaza, Ron volvió la atención a su plato.

—No te pienso dar las gracias Weasley, las acciones hablaran por sí solas —Draco le miró conteniéndose a decir algo más.

—Harán una increíble pareja —Hermione les sonrió—. Merecen ser felices

Draco jamás admitiría lo que sus palabras le hicieron sentir, antes prefería recibir un Avada.

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La cena continuó con una charla amena, el pequeño James había despertado en un punto de la noche y fue Draco quién se ofreció a ir por él.

—Por nada Harry

El nombrado frunció el ceño ante lo dicho por su amiga que río al ver su expresión.

—Te recuerdo que fui yo quien le dijo al ministro que Malfoy podía ayudarte —lo miró sonriendo.

—Primer error —dijo el pelirrojo.

Harry rodó los ojos.

—Al contrario, gracias a todo lo que me pasó conocí realmente a la persona que me hace feliz, no sé a qué nos lleve todo esto pero tengo la sensación de que todo saldrá bien —miro a ambos chicos aún sentados frente a él.

—Harry tiene razón y te recuerdo que le debes una disculpa

—Era mi deber ponerlo en su lugar

—Malfoy no te hizo nada... No debería importar lo que pensamos, nuestro deber es apoyar a Harry-

Ron suspiró con fastidio, no era fácil para él decirle eso al ex Slytherin quién les había hecho la vida imposible en sus tiempos de colegio, iba en contra de su integridad.

—Ya estamos aquí —se anunció el rubio con James en brazos.

—Cariño —Harry tomó la manita de su hijo y le dio un beso en el dorso.

Él pequeño sonrió ante el gesto sin soltar el chupón que traía.

—Pequeño James —Hermione movió la mano a modo de saludo y James imitó el gesto, dejando a los adultos sonreír enternecidos.

Draco volvió a sentarse, pensaba terminar la cena como la gente civilizada que era, no le daría el gusto a la comadreja de tener la razón así que absteniéndose de muchas cosas que no le parecían comenzando por su actitud continuó la cena, aún les faltaba el postre que constaba de un brownie de chocolate y una taza de café.

—La cena está sospechosamente deliciosa y sigo sin confiar —expresó Ron con intención.

—El veneno va de cortesía —habló el rubio dedicándole una sonrisa fingida.

El pelirrojo le miró mal y enrojeció de coraje.

—Me harás un gran favor, he querido desaparecer de aquí desde que te vi —habló ya sin aguantar más—. No soporto tú presencia, no me caes bien

—Y en cambio vieras que tú a mí sí —el rubio le miró con todo el desprecio posible.

Comenzaron una pelea verbal que terminó en insultos de ambas partes, los otros dos chicos intentaron calmar la situación a palabras fallando en el intento pues ninguno escuchaba lo que Hermione y Harry decían, así que sin otra opción Hermione lanzó un hechizo que logró captar su atención por las chispas rojas que salieron de su varita, ahora tenía el silencio de los adultos y la diversión de James.

—¿Podemos terminar la cena en paz? —preguntó Harry.

—Sí... Lo siento —Draco se avergonzó de su actitud, a últimas Weasley había tenido la culpa por ser así.

—Será mejor que nos vayamos, estuvo muy delicioso, luego me das la receta Malfoy —la castaña se levantó junto a su novio quién deseaba irse de ahí.

—Muchas gracias por venir —Harry se levantó y fue hacia ella dándole un abrazo.

Draco no sabía qué decir para arreglar la situación, se levantó con James y la chica se despidió del pequeño al igual que con Draco.

Los dos chicos los acompañaron hasta la chimenea dónde segundos después desaparecieron, el rubio no tenía cara para mirar a Harry. Si se molestaba con él en todo caso le daría la razón.

—Harry discúlpame, no quise decir algo que suscitara una discusión pero me molestó lo que Weasley dijo y no me pude quedar callado dejándole insultarme —rebatió el rubio mirando al azabache quien no despegaba la vista de la chimenea mientras él hablaba.

—Será mejor que te vayas y te puedas calmar —se acercó a él para tomar a su hijo quién le recibió gustoso.

—Harry por favor no te enojes yo…

Pero no pudo terminar.

—Buenas noches Malfoy —cortó de tajo.

El tono de voz de Harry le erizo la piel, pareciera que todo lo vivido las últimas semanas nunca existió, sintió un dolor en el pecho que amenazaba con quebrarlo, pero no sé dejaría vencer y menos por él, no de nuevo, así que tomando todo su orgullo salió de casa de los Potter la cual se hizo nota mental de no volver a pisar.