CAPÍTULO 20:
VESTAL
Vestal, Cámaras del Alta Consejo
Sala de Reuniones
A lo largo de su estadía con los Peleadores Bakugan, Marduk e Izumi habían escuchado muchas anécdotas de Vestal y todas las maravillas que poseía el planeta. De algún modo, siempre tenían algo bueno que decir del mundo, sin contar a sus antiguos monarcas. Siempre hablaban de los avances tecnológicos, la gran metrópolis que abarcaba gran parte del planeta y el deseo de sus habitantes de seguir innovando.
No podía culparlos, los chicos siempre habían sido entusiastas a la hora de hablar de temas que, como mínimo, les importaban; especialmente Nick y Marucho cuando el epicentro de su ánimo se encontraba en las ciencias. Sin embargo, Marduk siempre había sido escéptico ante las cosas, nada podía ser tan perfecto y Ren Krawler era la prueba.
En realidad, Vestal estaba lejos de ser un mundo perfecto, poseía manchas en su historia que iban desde su antigua monarquía, las ruinas enterradas en los niveles inferiores del planeta, la pobreza de sus habitantes menos afortunados o su más reciente hallazgo: la parsimonia de sus nuevos gobernantes.
No podía decir que culpara a los miembros del Alto Consejo por dudar ante el conflicto que ahora les planteaban. Sin embargo, tampoco podía entender la falta de determinación de tantos miembros de este consejo después de enterarse de la naturaleza de la guerra que ahora enfrentaban los Peleadores Bakugan.
–Silencio, por favor. Caballeros, esta junta exige orden –. Declaró una voz fuerte, llamando la atención de la sala.
Si bien habían elegido voluntariamente recurrir a la ayuda de sus amigos vestal, ni Marduk ni Izumi podían aplacar completamente los nervios que amenazaban con sacudir sus cuerpos.
Era un poco abrumador estar a la vista de un público tan amplio. Normalmente, Dan y Marucho eran los encargados de familiarizarse con las personas, Marduk esperaba nunca tener que mostrarse ante el ojo masivo por temor al peso de sus antiguos pecados.
En estas circunstancias, estando encerrado con un publico tan amplio en un sitio tan aislado, a pesar de su tamaño, lo único que lo calmaba era el pensamiento de su propósito en este sitio y el suave toque de su novia en el dorso de su mano.
–¿Estás bien? –. Preguntó Izumi a su novio en un susurro.
–Más o menos, nunca pensé que estaría rodeado de tantos políticos –. Respondió Marduk mirando su entorno.
–Yo tampoco, nene –. Respondió la pelirroja sin dejar de sostener la mano de su novio –. Pero mira el lado positivo, pasamos de viajeros sin nada a diplomáticos no oficiales. Si algún día lo vuelves a ver, podrás presumirle a tu antiguo jefe que llegaste mucho más lejos que él.
–Al final sí encontré un trabajo mejor que el de guardia de seguridad, el idiota de Will no podrá creerlo –. Se rio Marduk correspondiendo el gesto de su novia –. Aunque extrañaré la pizza gratis, es difícil igualar esa parte del pago.
–Chicos, concéntrense –. Recordó una voz a su lado.
–Disculpa, Klaus –. Dijo Izumi como una niña regañada frente a su profesor.
La incomodidad era palpable en el ambiente cuando Klaus pedía silencio. Marduk sabía bien que le debían este enorme favor al magnate, que lograr una junta con el Alto Consejo habría sido imposible sin él, pero eso no quitaba la incomodidad que sentía el peliplata cuando se trataba de convivir con Klaus.
No se odiaban, el multimillonario no parecía odiar a nadie en específico, pero podía sentir la tensión que el pasado de Marduk creaba. Nick con mucha dificultad le había entregado su amistad y había tomado tiempo y trabajo por parte de ambos lados, un proceso que Marduk prefería no repetir con nadie más fuera de los Peleadores Bakugan. Era demasiado trabajo para el poco tiempo que esperaba pasar en Vestal.
–Enfóquense, si los escuchan, los concejales no los tomarán en serio –. Recomendó el magnate con seriedad.
–Claro –. Asintieron ambos visitantes al unísono antes de regresar sus miradas al frente.
A sus alrededores, cientos de hombres y mujeres debatían con ímpetu en los niveles inferiores de la enorme sala. Según tenía entendido, todos ellos eran miembros menores del Alto Consejo, puestos más humildes y faltos de poder a la hora de tomar decisiones para los departamentos que atendían.
No obstante, incluso desde la superioridad que les ofrecía su plataforma asignada, Marduk podía escuchar algunos de los argumentos de los miembros menores de este concilio. Unos los apoyaban, querían brindar su ayuda a aquellos que los necesitaban y los defendieron en el pasado, otros se encontraban renuentes a la idea de interceder en un conflicto ajeno.
Ellos no le preocupaban mucho realmente. Después de todo, a pesar de su presencia en este lugar, ninguno podía influir directamente en el curso de acción que tomaría Vestal.
No, los que en verdad le preocupaban eran los sujetos que se encontraban en los asientos de las numerosas plataformas superiores por encima de la suya. Todos ellos, hombres y mujeres de edades relativamente avanzadas y que los miraban con escepticismo desde el momento en que hicieron pública la existencia de su problema.
No se hacía falsas ilusiones, sabía que varios de estos concejales no los tomaban en serio, los veían como niños que no comprendían la naturaleza de su petición.
Por suerte, también había voces que los apoyaban. Entre ellas, la del hombre que se mantenía firme en el control de esta junta.
–Silencio, por favor, concejales. Pelear entre nosotros no nos llevará a nada –. Dijo la fuerte voz de un hombre pelirrojo en una de las plataformas más altas.
Nunca lo había visto en persona con anterioridad. Sin embargo, Marduk ya había escuchado bastantes anécdotas por parte de Nick y los chicos sobre el comandante supremo del ejército vestal.
Era normal, después de todo, Dillian Elvar se había ganado el cariño y la admiración de los Peleadores Bakugan durante su tiempo como líder de la Resistencia en Nueva Vestroia.
Después de seis meses transcurridos desde que conocieron al actual comandante del ejército vestal, Marduk ya había perdido la cuenta del número de cumplidos que Nick y los chicos tenían para el hombre y las múltiples aventuras que habían vivido juntos.
–Perdóneme, comandante, pero no puede esperar realmente que pongamos en peligro la paz que hemos logrado en los últimos meses –. Dijo uno de los concejales en otro puesto.
La cámara era sumamente amplia, debían estar presentes alrededor de 200 personas o más en la sala, la mayoría en los niveles más bajos, decorados por mesas alargadas y con una notable curvatura; todos ellos alargados sostenidos por una base pegada a los muros circulares de la cámara, que estaba dividida en secciones separadas unas de otras para representar el campo al que se dedicaba cada grupo.
Por otro lado, delante del espacio dedicado al personal de más alto rango del ejército, se encontraba un nivel ligeramente más grande para lo que debía ser un área distinta a la del comandante. Era un espacio de tamaño medio, ocupado por varios escritorios compartidos y numerosas sillas para todos los que se encontraban detrás y a los lados del concejal líder del departamento en cuestión.
En la posición más notoria de la plataforma, un hombre alto de piel clara y cabello oscuro miraba a Marduk e Izumi como si no merecieran estar ahí, su cabello bien peinado hacia atrás solo dejaba espacio para que un mechón blanco se mostrara en su frente, apuntando hacia los grandes ojos amarillos brillantes del concejal entre sus dos mejillas esbeltas, su nariz afilada daba paso a una boca en línea recta que solo dejaba ver unos cuantos dientes filosos en el interior de la cavidad; su barbilla era cincelada y se encontraba completamente libre de cualquier rastro de pelo. El sujeto vestía con una gruesa túnica negra con ornamentos de color dorado brillante, que solo dejaba ver sus manos grandes y callosas, junto con unos pantalones formales oscuros y unos zapatos negros con punta.
–Concejal Malrok, podemos entender sus dudas respecto a la situación, pero este no es un problema que podamos descartar fácilmente –. Respondió el Anhur Subterra en el hombro del imponente comandante.
Al igual que su compañero, el Bakugan presumía una fuerte voz, capaz de imponerse ante los otros miembros del Alto Consejo para obligarlos a prestar atención. Tenía la conducta y la firmeza de un soldado digno de una posición privilegiada.
El Concejal Malrok era alto, más que cualquier Peleador Bakugan. Sin embargo, el comandante era más grande y su apariencia lo volvía una figura más llamativa. El cabello rojizo del hombre era corto, peinado hacia atrás y con unas patillas rojas de varios días cubriendo la mitad inferior de sus mejillas hasta conectarse con su bigote y la barba en su mentón amplio y cuadrado, sus ojos claros mostraban la determinación y la fuerza de un soldado y su nariz recta formaba una sombra en su bigote rojizo.
Marduk nunca había conocido a un soldado real en la Tierra, pero los imaginaba tal como el comandante supremo, guerreros altos y fornidos, cuya apariencia imponente se notaba incluso estando cubiertos por túnicas gruesas.
Aunque seguro que ningún soldado en la Tierra permitiría que una pequeña esfera de colores marrones se sentara en sus hombros.
–¿Por qué? ¿Por qué unos niños desconocidos lo piden? Perdone, comandante, pero creo que el Alto Consejo tiene que velar por asuntos más importantes –. Declaró Malrok con desagrado.
Lleno de valor, Marduk se permitió salir de su estado de nerviosismo para dirigirse directamente al concejal. Podía entender sus dudas respecto a la situación, pero lo que no podía comprender era su actitud y el porqué parecía despreciar su presencia.
–¿Una invasión no le parece un asunto importante? ¿El derrumbamiento de toda una civilización no le parece digno de su interés, concejal? –. Preguntó Marduk con incredulidad y levantándose de su silla.
Pudo sentir las manos de Izumi y los llamados sutiles de Klaus tratando de detenerlo, pero ninguno de los dos tuvo éxito en sus intentos y se vieron obligados a retroceder cuando el peliplata tomó la palabra ante los numerosos miembros del concilio vestal.
Dando unos pasos al frente, quedando al borde su plataforma, Marduk se asomó ante los ojos llenos de intriga de todos los concejales antes de continuar.
–Lamento que sea yo quien se los diga, pero les recuerdo que Vestal tiene una deuda con los Peleadores Bakugan. Estamos aquí en su nombre y les pedimos que cumplan con esa deuda –. Continuó Marduk ante los ojos asombrados y un poco ofendidos de su público.
El debate en los niveles inferiores se intensificó a oídos de Marduk, algunos estaban de acuerdo con su postura y le daban toda la razón, mientras que otros se sentían ofendidos por la forma en que un humano de mucha menos edad que ellos se atrevía a referírseles.
Sin embargo, a pesar de la discordia sembrada entre los miembros más pequeños del consejo, ninguno logró alterar el temple firme del Concejal Malrok, que lo miró con acero en sus ojos mientras empuñaba sus manos y reposaba sus nudillos en el borde de su mesa.
–¿Acaso le está exigiendo al Alto Consejo, terrícola? –. Cuestionó el vestal con dureza.
A pesar de todo, su voz era fuerte, parecía estar acostumbrado a dar órdenes en imponerse sobre los demás. Seguro que, con sus palabras y su tono, esperaba obligar a Marduk a retroceder.
Bueno, estaba muy equivocado. No había viajado hasta Vestal para ser tratado como un niño por un tipo al que ni siquiera conocía.
–No les exijo, les recuerdo la verdad. Los Peleadores Bakugan arriesgaron sus vidas para proteger Vestal de Zenoheld. Pudieron dejarlos morir a todos y enfocarse únicamente en la protección de nuestro mundo, pero vinieron aquí y detuvieron a su antiguo rey antes de que pudiera esclavizarlos. Creo que eso es algo que no deberían olvidar tan fácilmente –. Respondió Marduk con determinación.
–¿Y usted habla por ellos, terrícola? Dígame con honestidad, ¿acaso ustedes son los representantes de los Peleadores Bakugan en estos asuntos? ¿Si quiera son parte del grupo? –. Cuestionó el hombre mayor con una ceja arqueada.
–Lo somos –. Interrumpió Izumi con fuerza antes de ponerse al nivel de su novio –. Dan Kuso y Drago Pyrus nos dieron la bienvenida al equipo, Marucho Marukura y Nick Takahashi nos permitieron formar parte de su familia y su grupo. Puede que no luchemos, pero somos parte del equipo.
Aunque el discurso de Iz salió fuerte y lleno de determinación, Malrok no se sintió impresionado y su semblante incrédulo se vio inalterable. Claramente, aún no estaba convencido y parecía renuente a la idea de hacerlo.
Tomó unos segundos antes de que el hombre retomara la palabra.
–Disculpe, señorita… –. Comenzó Malrok sin saber cómo referirse apropiadamente a Izumi.
–Yamamoto, Izumi Yamamoto –. Completó la pelirroja por el vestal.
–Señorita Yamamoto, usted puede decirnos abiertamente que pertenecen a los Peleadores Bakugan, pero eso no significa nada realmente. Tal vez ellos los conozcan, pero Vestal no tiene idea de quiénes son ustedes. En lo que a nosotros respecta, también podrían ser unos mentirosos –. Argumentó el vestal cruzándose de brazos.
–Eso no es cierto, concejal –. Interrumpió Klaus en esta ocasión –. Yo he conocido personalmente a cada uno de los Peleadores Bakugan y puede asegurar que Marduk e Izumi Yamamoto pertenecen al grupo.
–Claro, ni siquiera tiene apellido propio –. Bufó el concejal en voz baja con burla.
Se requirió del fuerte agarre de Izumi en su mano y todo el autocontrol de Marduk para no saltar sobre el infeliz que se atrevía a burlarse de él.
No era el primero que le faltaba el respeto y estaba seguro de que tampoco sería el último, había aprendido a vivir con eso desde sus días en un orfanato. Sin embargo, si había algo que no podía tolerar era que alguien se burlara de su decisión de tomar el apellido de Izumi, era la primera de las decisiones de las que nunca se arrepentiría. Como huérfano, Marduk había rechazado cada posible apellido y nombre que se le quisiera dar, optando por conservar el del personaje babilónico como su único nombre y registro de identidad.
Estaba a punto de decir algo de lo que seguramente se habría arrepentido cuando, de pronto, el Comandante Elvar asumió nuevamente la palabra, deteniendo el curso de acción del peliplata antes de que cometiera un error.
–Caballeros, temo que nos estamos desviando del tema –. Interrumpió el pelirrojo dando unas indicaciones inentendibles a su personal antes de proseguir.
–Por favor, dirijan su atención a la pantalla –. Indicó Anhur cortésmente al resto de la cámara.
De pronto, las plataformas se juntaron gracias a los mecanismos internos dentro de cada una de las máquinas, dejando poco a poco un espacio vacío en los muros al mismo tiempo que la luz de la cámara se atenuaba para dar paso a la forma de una pantalla en los muros.
La habitación no tardó mucho en sumergirse en una oscuridad abrumadora, que solo se vio contrarrestada por la luz de la pantalla que se mostraba inmensa ante los ojos del público.
De este modo, ante los ojos intrigados de los numerosos miembros del Alto Consejo, varias imágenes comenzaron a proyectarse en diferentes zonas del espacio disponible en la pantalla, todas ellas exhibiendo la situación que habían enfrentado el Interespacio Bakugan antes de que lograran cerrarlo indefinidamente.
Entre las proyecciones del IB se encontraba el lobby infestado con errores de programación puestos por los gundalianos, los cárteles de peligro sobre los Peleadores Bakugan, jóvenes usuarios desapareciendo misteriosamente sin explicación. Sin embargo, estaba claro, gracias a los rostros anonadados de los vestals, que nada había logrado llamar su atención tanto como la fotografía de Ren Krawler en su verdadera forma.
Debía ser extraño para los vestals. Después de todo, la única otra raza avanzada tecnológicamente que conocían era la humanidad y eran idénticos en cuanto a apariencia. Sin embargo, frente a ellos estaba un ser que no se parecía en nada a lo ya conocido, un extraterrestre con piel grisácea y colmillos, ojos felinos y cuernos rodeando la parte superior de su cabeza, dedos puntiagudos con uñas similares a pequeñas garras.
–Damas, caballeros, frente a ustedes se encuentra un gundaliano en su verdadera forma –. Presentó el comandante al resto del consejo.
–¿Qué es esa cosa? –. Preguntó una de las mujeres del consejo con desagrado y temor.
–Son invasores, una plaga para el mundo que visitan. Cuando llegaron a la Tierra, comenzaron una ola de secuestros en masa con el propósito de conseguir soldados para su guerra contra su mundo vecino, Neathia –. Explicó Marduk mirando la imagen del sujeto.
–Él y un equipo de agentes infiltrados lograron acceder al Interespacio Bakugan, se llevaron muchos niños y les lavaron el cerebro para que fueran sirvientes leales –. Complementó Izumi.
–No entiendo, ¿cómo saben eso? ¿Ya han ido a alguno de esos mundos? –. Preguntó Malrok con escepticismo.
–Nosotros no, pero logramos entablar buenas relaciones con la Princesa Fabia de Neathia, ella nos explicó la situación en su mundo, nos mostró imágenes de los humanos capturados luchando en su planeta –. Respondió Marduk con los brazos cruzados.
–¿Y pueden asegurar que esta princesa es de confianza? Creo que no necesitamos decirles nuestras malas experiencias con los príncipes y los reyes –. Cuestionó el Concejal Ribell a los terrícolas.
–Podemos, fue la princesa misma quién nos ayudó a expulsar a los invasores del interespacio. De hecho, fue Nick Takahashi quien la nombró oficialmente como miembro de los Peleadores Bakugan –. Aseguró la pelirroja al hombre mayor.
Se escucharon algunos jadeos por parte del público, muchos miembros del personal militar recordaban bien a Nick y Leónidas, por lo que debía ser sorprendente para ellos oír como el Peleador más paranoico del grupo se permitía confiar lo suficiente en alguien como para darle la bienvenida a su familia.
En su momento, Marduk también había compartido esa misma sorpresa. Para que Nick mismo decidiera nombrar a Fabia como parte del grupo, estaba claro que la princesa debía ser de confianza.
–Ahora mismo, los chicos se encuentran en Neathia, tratando de liberar el planeta de la amenaza de Gundalia y sus invasores –. Concluyó Marduk soltando sus brazos.
Miles de murmullos se escucharon entre los miembros del concilio, algunos temerosos de los extremos a los que los gundalianos estaban dispuestos a llegar con tal de lograr sus objetivos, otros serios ante la posiblidad de un nuevo conflicto.
Sin embargo, ante todas las cosas, un destello de miedo se asomaba en las miles de voces de aquellos que oían sus palabras.
–Y supongo que quieren que preparemos las naves y partamos a la guerra para ayudar a estos "neathianos" –. Se atrevió a adivinar Malrok arqueando una ceja.
–Es una parte de nuestra petición –. Aceptó Izumi por su novio.
–¿Una parte? ¿Quieren pedir todavía más? –. Cuestionó el pelinegro mayor con incredulidad y claramente ofendido.
–Concejal, por favor, debemos escucharlos antes de tomar cualquier decisión –. Calmó Anhur al hombre con tono cortés, pero firme.
Malhumorado, Malrok aceptó con un suspiro antes de cederle la palabra una vez más a los terrícolas, momento que Marduk e Izumi aprovecharon para hacerle una seña a Klaus antes de continuar.
El empresario no tardó en teclear una serie de combinaciones inentendibles desde la distancia para exhibir una nueva serie de imágenes al lado de las que se enfocaban en el IB.
Si las expresiones de temor e incomodidad de los concejales no habían sido suficiente antes, ahora estaban siendo reemplazadas con el espectro del terror absoluto al presenciar con sus propios ojos los resultados de la batalla de Nick y Julie contra los gundalianos. Frente a ellos, numerosas fotografías del devastado centro de Tokio pintaron la oscuridad de la sala con los colores del humo, el fuego y las ruinas de los edificios y calles destrozadas.
Eran imágenes que Marduk no quería ver, ya las había repasado lo suficiente en el camino a esta reunión y prefería evitarse el dolor de verlas nuevamente. Sin embargo, eso no evitó que se mantuviera atento a las reacciones de la gente, en especial a la de los miembros del ejército.
Sabía que Nick y Leo eran los miembros de los Peleadores más cercanos al personal del ejército, pues habían pasado más tiempo con ellos que cualquier otro de los chicos, por lo que las expresiones de terror puro que se marcaron en sus facciones al ver a un Leónidas derrotado y a un Nick brutalmente torturado no fueron sorpresa para el peliplata.
Honestamente, se sentía mal exhibir la derrota y la tortura de Nick de este modo, pero tenía que hacerlo. Lastimosamente, ver a uno de los Peleadores Bakugan más poderosos siendo masacrado por sus nuevos enemigos en medio de un campo de ruinas tenía que ser un detonante lo suficientemente fuerte como para obligarlos a reaccionar.
–Estos son los resultados de una batalla directa con los gundalianos. Nick Takahashi y su compañero, King Leónidas Darkus, intentaron detenerlos, pero fallaron –. Expuso Marduk ante los ojos aterrados de todos.
–Ahora mismo, todo nuestro planeta está muriendo de miedo y consideran a los Bakugan y a los neathianos tan peligrosos como los mismos gundalianos. Solo es cuestión de tiempo antes de que se apruebe una ley contra todo aquel que posea un Bakugan o provenga de las estrellas –. Continuó Izumi dando un paso al frente.
–¿Y qué es lo que quieren pedirnos exactamente, chicos? –. Preguntó el Concejal Ribell a los terrícolas.
–No queremos que la Tierra responda con hostilidad a todo lo que no sea humano, la gente necesita saber que no toda vida más allá de nuestro mundo es peligrosa. Queremos pedirles que viajen a la Tierra y adelanten los planes de la Fundación Klaus para abrir las vías de contacto entre nuestros mundos –. Declaró Marduk con un suspiro lastimero.
Al ver la dificultad que tenía su novio para terminar su discurso, Iz se puso al frente una vez más para dirigirse a todos los miembros del Alto Consejo con toda la determinación que le fue posible.
–Y sabemos que puede ser mucho, pero también les pedimos que preparen sus tropas y viajen a Neathia para ayudar en la guerra contra Gundalia y salvar a los Peleadores Bakugan cautivos por los invasores –. Concluyó la pelirroja con el discurso compartido que tenía con Marduk.
La reacción de los vestals no se hizo esperar, algunos saltaron dedicados y dispuestos a socorrer a los héroes de su mundo, sin importar si era un mundo completamente desconocido o en el planeta de origen de sus ídolos. Por otro lado, también hubo un número considerable de concejales indispuestos a participar en un nuevo conflicto bélico o abandonar su planeta para hacer contacto con una civilización asustada y mucho menos avanzada tecnológicamente.
Los miembros de la junta siguieron discutiendo, ninguno de los lados parecía capaz de ponerse de acuerdo con el otro, se mantenían en un acalorado debate de lo que deberían hacer con respecto a la situación.
–Debemos partir de inmediato, tenemos que detener a estos sujetos –. Opinó una voz entre la multitud.
–No, tenemos que quedarnos aquí y preparar nuestras defensas en caso de un ataque –. Respondió otra voz.
–Ya vieron la destrucción que un grupo pequeño puede provocar. ¿De verdad creen que podríamos enfrentar a su ejército en nuestro propio mundo? –. Cuestionó otra voz con agresiva incredulidad.
–Pero no estamos preparados para una guerra de esta magnitud.
–Y nadie lo estará si los gundalianos ganan y conquistan su mundo vecino. Tenemos muchas más probabilidades de ganar, si nos unimos con Neathia.
Poco a poco, el ya fuerte volumen manejado por los vestals comenzó a incrementar, cubriendo toda la cámara con los fuertes sonidos de las exclamaciones llenas de emoción por parte de los concejales.
Izumi intentó decir algo, pero Marduk pudo ver como las palabras de su novia se veían insonorizadas por la fuerza en las voces de los concejales. Tan fuerte era el sonido provocado por los presentes, que ni el mismo peliplata logró entender las palabras de su novia a pesar de tenerla al lado.
Sin más remedio, y viéndose silenciados por el apabullante ruido de las personas presentes en la habitación, el comandante supremo tomó una vez más el liderazgo de la junta para imponer el nuevamente.
–¡Silencio! –. Exclamó el pelirrojo mayor con fuerza.
Esta vez, todas las voces se callaron de forma abrupta para enfocar su atención nuevamente en el líder del ejército, que solo les dirigió una mirada breve antes de devolver su atención a los terrícolas.
–Marduk, Izumi, si bien puedo comprender la importancia de sus peticiones y tengo claro mejor que nadie la deuda que Vestal tiene con los Peleadores Bakugan, ustedes también tienen que entender la complejidad de lo que nos piden –. Comentó el comandante con más suavidad antes de seguir –. Entablar contacto con civilizaciones diferentes a la nuestra no es fácil y muchas cosas pueden salir mal, especialmente si ambas están en los conflictos que nos describen.
–Comandante Elvar, si me permite, la Fundación Klaus puede ofrecer su ayuda en este asunto –. Ofreció Klaus dando un paso al frente –. Hemos trabajado los últimos meses en la creación de un plan de primera comunicación con el objetivo de iniciar buenas relaciones con la Tierra. Con el capital y la asistencia adecuada, es posible entablar contacto con nuestro mundo.
–Señor Von Hertzon, le recuerdo que el programa de restauración en los niveles subterráneos aún no concluye. No puede aventurarse a comenzar un nuevo proyecto sin haber terminado el actual –. Interrumpió Malrok nuevamente con los brazos cruzados.
–Puedo delegar la tarea a alguien de mi entera confianza, tal como lo hice con la construcción de los acuapartamentos. Arquitectos, constructores e inversionistas con experiencia han logrado mantener la construcción de estas residencias sin necesidad de mi intervención directa –. Respondió Klaus con las manos tras la espalda.
–Muchas personas en los subterráneos han depositado su fe en el programa de restauración. ¿Qué cree que pensarán cuando vean que el líder del proyecto se retira para atender asuntos personales?
–Esto es mucho más que un asunto personal, hablamos de una invasión a gran escala y el peligro que corren tres mundos por culpa de Gundalia. Dígame, concejal, ¿considera que prepararnos para evitar un conflicto armado no es un asunto de vital importancia? Perdóneme, señor, pero considero que detener a los gundalianos debe ser nuestra principal prioridad y no vamos a tener otra oportunidad de crear buenas relaciones con la Tierra –. Respondió Klaus arqueando una ceja.
–¿Y dónde espera que salgan los recursos para financiar su nuevo proyecto? Hemos invertido mucho en los acuapartamentos y su plan de restauración. ¿Qué garantía tenemos de que el dinero usado será devuelto, si no tenemos certeza de que el proyecto se terminará en el tiempo requerido?
–Las residencias han funcionado muy bien hasta el momento, cientos de familias viven en ellas ahora mismo. Puedo jurarle que su dinero no ha sido desperdiciado, concejal –. Concluyó Klaus con un poco de resentimiento en su tono.
Conforme más pasaba el tiempo, más le desagradaba este concejal en específico. Marduk no podía decir que fuera un experto juzgando a las personas, pero no le hacía falta para entender que la renuencia de este sujeto se estaba enfocando completamente en impedir el éxito de sus solicitudes para el Alto Consejo.
Al ver que ninguno de los dos lados estaba dispuesto a ceder, el Concejal Ribell fue el siguiente en dar un paso adelante para detener la discusión entre su colega de trabajo y el magnate multimillonario.
–Concejal Malrok, puedo entender sus quejas con respecto al plan del señor Von Hertzon. Sin embargo, le pido que apele a la razón y comprenda que estos gundalianos no pueden ser tratados como un problema menor –. Pidió el vestal mayor con amabilidad.
–Tal vez, podamos congelar temporalmente el programa de restauración subterráneo para enfocar nuestros esfuerzos en los problemas que tenemos entre manos actualmente –. Sugirió Elvar con paciencia.
–Comandante, con todo respeto, usted no es quien tiene que lidiar con los mensajes de las masas en los niveles inferiores. Muchas familias están esperando que sus hogares sean remodelados y sus trabajos reestablecidos. Creo que no tengo que decirle lo que pasaría si congelamos el programa destinado a ayudarlos –. Argumentó Malrok cortante.
Harto de las largas que les daba este hombre, Marduk se decidió a dar un paso al frente con aire desafiante y postura firme para dirigirse cara a cara al vestal de cabello oscuro.
–Entonces, concejal, ¿qué es lo que sugiere? Perdóneme, pero no lo veo aportando una solución real para este problema –. Desafió el peliplata con firmeza.
–Es simple, enfocarnos en nuestros propios problemas y preparar nuestras defensas en caso de un posible ataque, ya sea de Gundalia o de la Tierra –. Explicó el pelinegro con los brazos cruzados.
–¿Y estaría dispuesto a dejar a los Peleadores Bakugan a su suerte? –. Cuestionó Izumi con incredulidad.
–Señorita Yamamoto, ¿el resto de su equipo sabe que están aquí? –. Preguntó el hombre con el ceño fruncido.
Marduk e Izumi se miraron un momento antes de suspirar con cansancio. Este hombre no tenía remedio alguno.
–No.
–¿Y eso a qué se debe?
–¿Importa? –. Preguntó Marduk con tono mordaz.
–Importa mucho, Yamamoto. Verá, si ustedes están aquí sin que el resto de su equipo lo sepa, significa que ellos no pensaron en nuestra interferencia en el conflicto en primer lugar. Pudieron venir aquí todos juntos a solicitar nuestra ayuda, pero solo están ustedes, dos jóvenes desconocidos para nosotros, pidiendo nuestro apoyo sin el consentimiento del resto de sus amigos. ¿Tengo razón? –. Expuso el concejal con aires de victoria.
La facilidad con la que había descifrado su situación era sorprendente. La capacidad deductiva del concejal le había permitido dar con sus circunstancias exactas y ahora tenían los ojos de cientos de personas sobre ellos, esperando una respuesta.
Por desgracia, no sabían que más decir. El desgraciado los había descubierto solo haciendo una pregunta.
–Tomaré su silencio como la confirmación de que mis sospechas son ciertas. Los Peleadores Bakugan no solicitaron nuestra ayuda, por lo que puedo asumir que, directamente, no la necesitan –. Concluyó el hombre con más calma.
–Eso no lo sabemos, Neathia está invadida por los gundalianos, no sabemos qué tanto pueda durar esta guerra o que proporciones alcance –. Respuesta Izumi rápidamente.
–Si los Peleadores Bakugan no pensaron en buscar nuestra ayuda antes de partir a Neathia, significa que el conflicto no puede ser tan grave como ustedes lo hacen ver –. Dijo el concejal indiferente.
–¡Es una maldita guerra entre mundos! ¿¡Cómo diablos eso no es algo grave!? –. Rugió Marduk con furia y desesperación.
Toda la cámara quedó en silencio esta vez, cualquier palabra que los presentes pudieran emitir murió antes de que pudiera abandonar sus labios, todas estas almas sorprendidas por el arrebato de furia del terrícola.
Izumi no tardó en posar una mano en el hombro de su novio, calmándolo con palmaditas y susurros amorosos mientras usaba su mano libre para acariciar la de su novio con afecto.
Por unos segundos, ni un alma se atrevió a romper el silencio que cubría la sala, todos se encontraban aún estupefactos ante la reacción del peliplata ante las palabras del concejal.
–Creo que esta situación nos ha superado por hoy –. Comentó el comandante con un suspiro –. Propongo que nos reunamos en otra ocasión, evaluaremos las opciones y la situación en que nos encontramos para determinar el mejor curso de acción.
–Por favor, comandante… –. Trató de continuar el vestal pelinegro, pero fue rápidamente interrumpido.
–Ya fue suficiente, concejal. Dejó en claro sus puntos y puedo entenderlo, pero los Yamamoto tienen razón, ya sea que nuestros amigos pidieran o no nuestra ayuda, una guerra entre mundos no es un tema que se pueda tomar a la ligera. Eso lo sabemos todos muy bien –. Dijo el comandante con firmeza mientras miraba a sus alrededores.
–Estoy de acuerdo con el comandante. Lo mejor será analizar con cuidado la situación antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar a nuestro mundo y a nuestros amigos –. Respaldó el Concejal Ribell.
–Entonces, así lo haremos. Programaremos una nueva junta cuando nuestros analistas hayan terminado su trabajo –. Determinó el comandante antes de dirigir su atención a los terrícolas –. Marduk, Izumi, creo que no tengo que decirles que no pueden dejar el planeta hasta que hayamos terminado con este asunto.
–No pensábamos hacerlo, comandante –. Respondió la pelirroja por ambos.
–Muy bien, tengo entendido que se están quedando con el señor Von Hertzon, ¿es correcto?
–Sí, señor –. Asintió el empresario.
–Muy bien, entonces será más fácil ponernos en contacto. Recibirán nuestro aviso a su momento. Por ahora, vayan a descansar, ha sido una mañana muy ocupada –. Finalizó el comandante antes de dirigirse a la puerta de salida más cercana.
Mansión Von Hertzon, Jardín Principal
5 horas después
Normalmente, Marduk no era de los que mostraban su incomodidad. Después de sus numerosas batallas perdidas contra Nick, había aprendido a controlarse y esconder su malestar ante las dificultades. Sin embargo, después de todo lo que había pasado con los gundalianos, la destrucción en la Tierra y su reunión con el Alto Consejo, no podía evitar sentir un enojo muy similar al de antaño.
Muchas cosas habían ocurrido en la Tierra y miles de vidas inocentes peligraban, los vestals tenían la oportunidad de interceder en el conflicto y salvar dichas vidas, pero la mitad de sus líderes se notaban indispuestos a participar en una empresa así, sin importarles si los mismos héroes que habían salvado su planeta se encontraban involucrados.
¿Serían capaces de dejarlos a su suerte en una guerra de mundos, solo porque uno de los suyos lo encontraba inconveniente?
El solo pensamiento le hacía hervir la sangre, lo hacía querer soltar toda su furia en el primer objeto que se pusiera en su camino, pero eso era algo que había jurado nunca repetir. A falta de un mejor medio de desahogo, Marduk solo pudo caminar de un lado a otro mientras apretaba los puños, maldiciendo una y otra vez al concejal que trataba de hacer imposibles sus propósitos.
–Cariño, vas a dejar una marca en el suelo si sigues así –. Comentó Izumi desde su silla.
–Te agradecería si mantuvieras mi piso tal como está, Marduk –. Dijo Klaus jugando con la pecera delante suyo.
El peliplata solo pudo suspirar en un intento de calmarse antes de inhalar todo el aire que pudo y liberarlo mientras se apoyaba en su silla vacía.
Delante de él, se encontraba un refrigerio cuidadosamente elaborado por las cocineras del empresario, un grupo variado y selecto de diversos postres y bebidas para acompañar una tarde seguida de una fuerte mañana de trabajo.
Iz degustaba con emoción cada comida que le había ofrecido, se notaba alegre gracias al brillo en sus ojos que se mostraba después de probar cada comida en la mesa, todo bajo la mirada ligeramente orgullosa de Klaus al ver el éxito de sus atenciones y hospitalidad.
Siendo sincero, todo se veía delicioso, seguro que cada platillo puesto en la mesa era muchísimo mejor que cualquier cosa que Marduk pudiera preparar por su cuenta. Pero no podía evitar pensar en todo lo acontecido en la mañana, en la forma en que el tal Malrok había hecho casi imposible sus intenciones de conseguir refuerzos para sus amigos y un posible aliado para la Tierra.
El solo recordar eso lo hacía revolverse con incomodidad y provocaba que cada trago de su té adquiriera un sabor amargo.
–Tiene que controlarse, joven Marduk, la frustración no lo ayudará a resolver sus problemas –. Aconsejó Sirenoid desde el interior de su pecera.
Tenía razón, tenía que calmarse, pero le era difícil. Antes de llegar, había tenido la ilusión de que los vestals los escucharan y accedieran a ayudarlos por su amor y su deuda con los Peleadores Bakugan. Por desgracia, había bastado con la intervención de un hombre en concreto para desbaratar sus planes a corto plazo.
–¿Quién es ese tal Malrok, Klaus? ¿Por qué tiene tanta influencia en el Alto Consejo? –. Preguntó el peliplata cambiando de tema.
–Es el nuevo concejal encargado de las relaciones sociales internas del planeta. Su departamento se encarga de comunicarse con la población de Vestal y atender a sus necesidades para mejorar la calidad de vida en el planeta –. Respondió el Klaus sujetando una taza de té.
–¿Y tienen negocios con él? –. Preguntó el antiguo peleador arqueando una ceja.
–Por desgracia, sí. Después de la desaparición del Concejal Alwyn, Malrok asumió el liderazgo de su departamento y heredó todos sus proyectos una vez que se le nombró líder de área –. Asintió con pereza el magnate
–¿Desapareció? –. Repitió Izumi confundida mientras masticaba un bocadillo.
–¿No se los dije? Dos meses después de la caída de Zenoheld, miembros del Alto Consejo comenzaron a desaparecer misteriosamente. Hasta el momento, no han logrado dar con ellos –. Explicó Von Hertzon recordándose en su silla.
–¿Concejales desaparecen de la nada y, repentinamente, uno toma el liderazgo de todo un departamento? –. Repasó la pelirroja limpiándose con una servilleta –. ¿No les parece algo… bueno…?
–¿Sospechoso? ¿Conveniente? –. Completó Sirenoid por la chica.
En respuesta, Izumi solo pudo asentir al mismo tiempo que miraba a su novio en busca de confirmación, que no tardó en recibir con un movimiento de cabeza del peliplata.
–Sería difícil no pensarlo, todos lo tuvimos como el primer sospechoso de las desapariciones –. Dijo la Bakugan Aquos.
–¿Y qué pasó? –. Preguntó Marduk intrigado.
–Fue sometido a investigación, miembros del ejército y la policía pusieron de cabeza su casa y revisaron hasta el último de sus negocios en busca de cualquier indicio de culpabilidad –. Respondió Klaus con un suspiro.
–¿Y no hallaron nada?
–Nada que resultara sospechoso, Iz –. Asintió el anfitrión.
–¿Y qué tal si escondió o destruyó la evidencia? ¿Cómo estamos seguros de que no estaba preparado para una investigación a fondo y se deshizo de las pistas antes de actuar?
–También lo pensamos, el comandante mandó a instalar cámaras ocultas en su casa durante la investigación y asignó personal para seguirlo durante el día –. Respondió Sirenoid al humano –. Y, como ya imaginarán, no encontraron nada que lo señalara como culpable. De hecho, parece estar muy comprometido con los proyectos de su predecesor y sus negocios con la Fundación Klaus.
–Debo aclararles, chicos, que todo lo que oyeron es información confidencial. Nadie puede saber que el comandante supremo mandó a espiar de forma extraoficial a otro miembro del Alto Consejo. Sería un desastre de relaciones públicas y podría manchar la reputación de un héroe de guerra como el comandante –. Dijo el empresario rápidamente.
–¿Y por qué sabes todo eso entonces? –. Cuestionó Marduk confundido.
–Yo ayudé al comandante en todo lo que pude –. Respondió el multimillonario con sencillez.
Marduk e Izumi se tomaron un momento para digerir la información. Si Klaus se permitía sospechar de ese modo del hombre y ayudaba a espiarlo, aún poniendo en riesgo su propia reputación, este sujeto podría ser peligroso y un caso digno de una investigación exhaustiva.
–¿Y por qué nos confían esta información? No nos conocen mucho –. Recordó Izumi al empresario.
–Dan y los chicos confían en ustedes. Si ellos creen que son dignos de algo tan valioso como la confianza de los Peleadores Bakugan, supongo que puedo compartir su pensamiento –. Respondió Klaus con sencillez.
Era extraño, desde el momento en que Nick y los demás le habían otorgado su perdón, la vida de Marduk había cambiado considerablemente y se sentía cada vez menos como el monstruo que había sido en el pasado.
–¿Y cuáles son nuestras opciones ahora? Es claro que ese tal Malrok no va a apoyarnos y hará todo lo posible para evitar que el ejército y los concejales abandonen el planeta –. Comenzó Izumi después de un rato de silencio.
–Por ahora, manténgase firmes con respecto al tema. Tienen buenos argumentos, vamos a defenderlos hasta el final. Sin embargo, tengo que pedirles que se controlen, especialmente tú, Marduk –. Respondió Klaus mirando al peliplata.
–¿Yo? Ese idiota me provocó, no me toma en serio y cree que puede hacerme un lado como si solo fuera una molestia –. Se defendió el antiguo peleador.
–Lo sé, sé que es frustrante, convivo con ese sujeto a diario –. Calmó el empresario al peliplata –. Pero también tienes que entender que ese es su juego.
–¿Qué quieres decir? –. Expresó Izumi confundida.
–Él va a hacer todo lo posible para desestabilizarlos, para hacerlos quedar como unos barbaros primitivos y al responder a sus provocaciones con ira, caen en su juego. No le den la razón, el Alto Consejo tiene que ver que ustedes están en lo correcto y son mucho más de lo que Malrok cree. ¿Entendido? –. Aclaró Klaus para ambos terrícolas.
En respuesta, ambos chicos solo pudieron asentir. Marduk, especialmente avergonzado por su error, tomó asiento mientras pasaba su mano por su rostro y sostenía el puente de su nariz.
¿Cómo no había visto las intenciones de ese sujeto? Le había permitido una pequeña victoria frente al Alto Consejo y ahora solo era tomado en serio por su situación y el apoyo de los amigos de los Peleadores.
Tendría que controlarse y buscar el modo de ganarse el apoyo de la otra mitad de los líderes de Vestal, que subestimaban la gravedad de la situación en la que se encontraban.
–¿Y qué hacemos ahora? –. Preguntó Marduk con un suspiro.
–Puliremos el resto de su historia, necesito que me digan todo lo que sepan de los gundalianos y su guerra, la situación en nuestro mundo y el secuestro de Nick y Leónidas. Después de eso, podremos…
Repentinamente, la presencia de uno de los mayordomos accediendo al jardín interrumpió las palabras del empresario. Se trataba de un hombre de edad relativamente avanzada, con canas cubriendo su escaso cabello negro y su bigote, vestía con un traje formal oscuro y una camisa blanca de seda.
El mayordomo no entró de lleno al espacio que ocupaban los chicos, sino que se quedó en el marco de la puerta para dar su anuncio a su jefe.
–Amo Klaus, perdone que lo moleste, pero sus otros invitados ya están aquí –. Avisó el hombre mayor.
–Excelente. Diles que pasen, amigo mío –. Autorizó el multimillonario al mayordomo.
El hombre mayor no tardó un segundo en acatar la instrucción de su jefe al desaparecer detrás del umbral de la puerta en un parpadeo, dejando a unos Marduk e Izumi llenos de curiosidad por los misteriosos visitantes de su anfitrión.
–¿Son ellos? –. Preguntó Marduk al empresario.
–Viejos amigos, sí –. Asintió Klaus antes de ponerse de pie.
De pronto, una veloz serie de pasos resonó desde el interior de la mansión, dejando entrever la presencia de alrededor de seis individuos dirigiéndose al jardín a gran velocidad.
En otras circunstancias, Marduk se habría sorprendido por la llegada de estas personas, pero no en estas. Después de todo, él nunca había compartido la decisión de Nick y Dan de dejar fuera a sus amigos vestals de un conflicto como el que representaban los gundalianos, mucho menos a estos amigos en particular.
Al asomarse rápidamente delante del marco de la puerta que daba al jardín, un grupo de visitantes conformados por cuatro adolescentes, una niña y dos adultos les dio una imagen clara de un cúmulo de emociones que llegó a su clímax cuando Izumi dio un paso al frente con alegría y calidez marcadas en sus delicadas facciones; todo esto antes de que la pelirroja saludara con emoción a las nuevas presencias bienvenidas en esta casa.
–¡Chicas, hola! –. Saludó la pelirroja a las adolescentes agitando una mano por encima de su cabeza.
Había pasado ya medio año desde la última vez que había visto a estas personas cara a cara, pero parecía que ni todo ese tiempo podía alterar en lo más mínimo las características más sobresalientes de las chicas que ahora se adentraban al jardín a paso veloz.
Y, aunque no lo aparentaban a simple vista, Marduk se alegraba por eso. Después de todo lo que había pasado con el Alto Consejo, cualquier apoyo sería bienvenido, especialmente si éste se manifestaba en la forma de la familia Valiant-Fermin, la cual era guiada por sus dos hijas mayores.
–Hola, Izumi –. Saludó con una sonrisa una bella pelinaranja entrando al jardín.
–Ha pasado tiempo, chicos –. Comentó una segunda joven detrás de la primera
Seguida de la chica, una joven de cabello rubio y ojos verdes se acercó a un paso similar al mismo tiempo que el resto del grupo que las seguía se asomaba por la puerta, dejando pasar, antes de cualquier otro, a una eufórica tormenta de cabello celeste y ojos claros entrando al jardín con un ritmo muy similar al de sus amigas.
–¡Hola, chicos! ¡Qué bueno verlos! –. Saludó la peliceleste abalanzándose sobre Izumi.
Muchas cosas habían cambiado en Vestal después de la caída del Rey Zenoheld, pero era un alivio saber que Mira, Runo y Elisa seguían siendo las mismas de antes.
–También nos alegramos de verlas de nuevo Runo –. Saludó Marduk a la peliceleste.
Aún emocionada por su reencuentro, Runo Misaki solo pudo asentir al mismo tiempo que saludaba al peliplata después de varios meses de no verse frente a frente.
–¡No se olviden de nosotros! –. Llamó una voz más aguda desde el umbral de la puerta.
Ahí, abrazada fuertemente a la espalda del hombre que la cargaba como caballito, Eisel Valiant saludó a los últimos miembros de los Peleadores Bakugan con su pequeño bracito agitándose a unos pocos centímetros de la abundante cabellera rubia que casi la tapaba por completo.
–Eis, no te muevas tanto. Cada día pesas más –. Se quejó el hombre que cargaba a la niña mientras dos adultos veían divertidos la escena desde la entrada.
Aunque sus viejos amigos no habían cambiado mucho con el pasar de los meses, era un hecho innegable que Keith Fermin, antaño conocido como el infame Spectra Phantom, no era el mismo que los Peleadores Bakugan habían enfrentado tantas veces antes.
Durante su tiempo como un enemigo del bien, Spectra se había caracterizado por sostener una imagen imponente frente a sus enemigos y una reputación de demente obsesivo con todos los que lo conocían medianamente. Sin embargo, esa imagen ahora mismo se desvanecía al tener en el foco de atención a un Keith Fermin batallando por mantener a su hermanita más pequeña estable sobre su espalda.
–Disculpen la demora –. Comentó Keith acercándose para depositar a la niña en el suelo.
–Temo que nos fue casi imposible organizarnos en el auto –. Se disculpó el hombre mayor siguiendo a sus hijos, apoyándose sobre el bastón en su mano mientras era ayudado por su esposa.
–Es cierto, creo que ampliamos los costados del vehículo sin querer –. Comentó divertida la esposa del hombre mientras avanzaban.
–Le dije a papi que necesitábamos un vehículo más grande, pero no quiso creerme, Marduk –. Se quejó la pequeña con el peliplata.
–Supongo que, a partir de ahora, te escucharán más seguido –. Respondió el terrícola a la pequeña.
–Está bien, está bien, puede que haya subestimado el tamaño de nuestra familia –. Aceptó el hombre mayor con una risa apenada.
En cierto modo, después de todo lo que había tenido que sufrir después de estar tanto tiempo en manos del demente de Zenoheld, era un alivio ver que Eric Valiant seguía siendo el padre que sus amigos vestal le habían descrito con tanta emoción en múltiples ocasiones.
La conducta del antiguo comandante del ejército vestal resultaba contagiosa, su sonrisa fácil traía un poco más de alegría a la situación y la primera que parecía verse incapaz de esconder su ánimo por el comportamiento del hombre era su misma esposa: Erika Valiant.
–La próxima vez tienen que escucharnos, querido. Les dijimos que ese auto era demasiado pequeño para nosotros, pero no escucharon –. Reprochó la mujer castaña con suavidad.
–En nuestra defensa, la mayoría de decisiones las toman ustedes. Creo que los hombres debíamos poder elegir si quiera el vehículo de la familia –. Defendió Keith por su padre.
–Es cierto, pero fue una decisión terrible, hermano. ¿De qué sirve un vehículo en el que apenas entramos todos? –. Respondió la pelinaranja ojiazul sacándole la lengua a su hermano.
–Bueno, siempre podemos presumir. Ya sabes cómo nos miran los vecinos cuando vamos a hacer compras con ese auto –. Respondió el rubio fingiendo estar ofendido.
–No sé que vecinos tienes tú, Keith, pero los nuestros nos miran como si fuéramos un circo de payasos de la Tierra cada que salimos de ese auto –. Recordó la rubia ojiverde, provocando una risa del resto del grupo.
Después de todo lo que había pasado y lo que aún debería pasar para concluir con el problema que tenían entre manos, resultaba curiosamente reconfortante para Marduk e Izumi saber que Mira Fermin y Elisa Valiant aún no perdían su capacidad para bromear.
Viendo las interacciones de esta pequeña familia, Marduk podía comprender por qué Nick y Dan se habían esmerado tanto en mantenerlos lejos del conflicto. No compartía su decisión, pero podía comprender los motivos que los habían llevado a ella.
Estas personas, además de su nueva familia, eran los únicos que podían levantar una pequeña sonrisa en sus labios a pesar de todo el problema que atravesaban en la forma de los gundalianos.
–Es bueno verlos después de todo, chicos –. Comentó Marduk sorprendiendo a los vestal.
–Creo que nos hacía falta sonreír un poco –. Respaldó Izumi a su novio.
De pronto, el ambiente cambió y la calidez que había sentido antes fue reemplazada con la tensión del conflicto, que cayeron sobre todos como un balde de agua fría en sus cabezas.
Las expresiones de los nuevos invitados cambiaron a unas más serias cuando estuvieron listos para abordar el tema que los había traído a este encuentro en primer lugar. Lastimosamente, esta no era una reunión social y mucho menos se encontraba destinada a tratar un tema agradable.
–Supongo que es una pena que tenga que ser de esta forma –. Comentó Runo con la cabeza gacha.
–Recibimos el comunicado de Klaus esta mañana. ¿Es cierto todo lo que dice? –. Cuestionó Eric Valiant a los terrícolas.
–Cada palabra. Nos aseguramos de que recibieran todos los detalles de nuestra presentación –. Asintió Marduk al hombre.
–Entonces, ¿Nick, Ángel y los demás…? –. Comenzó Elisa con voz frágil mirando a Izumi.
Marduk conocía a su novia mejor que nadie y sabía que, para ella, sería muy difícil mirar a Elisa a la cara y decirle que su novio y sus amigos estaban en manos de los invasores. Aun así, Iz realizó su mejor intento, pero las palabras no pudieron abandonar su boca y el hilo de su voz salió en la forma de un suave susurro inaudible para los demás, pero claro en su intención por la mirada llena de pesar de la pelirroja.
Al ver a su pareja incapaz de confirmar los temores de la vestal de cabello dorado, Marduk dio un suave apretón al hombro de su novia antes de tomar la palabra por ella.
–Temo que sí, Lisa. De verdad, lo sentimos –Asintió el peliplata con pesar.
Elisa no respondió al instante, se mantuvo estática un momento mientras miraba el suelo con ojos brillantes y pasaba su mano rápidamente por una de sus mejillas antes de hablar nuevamente.
–¿Fue tal como lo describieron? –. Preguntó la ojiverde con el tono más frío que pudo.
–Hija… –. Trató de detener Erika Valiant antes de ser interrumpida por su primogénita.
–No, mamá, tengo que saber –. Dijo la rubia antes de tragar saliva.
No se sorprendía por el intento de su amiga vestal de sobrellevar el dolor enfrentándolo, era parte del carácter guerrero que Elisa Valiant había desarrollado desde su tiempo como parte de los Vexos al servicio del difunto Príncipe Hydron. Sin embargo, no se sentía bien hablar de esto, no habían escondido nada en su mensaje a la familia Valiant-Fermin y ninguno de los terrícolas tenía deseos de hablar de eso.
–Lisa, si no quieres hablar de eso, está bien –. Ofreció Marduk con calma.
–Por favor, chicos, tengo que asegurarme de que pasó todo eso. No quiero hacerme falsas ilusiones si me dicen que Nick y los chicos están sanos y salvos –. Pidió la ojiverde con voz frágil –. Solo díganme, ¿de verdad sucedió así? ¿Los chicos están en riesgo? ¿Mi hermana y mi bebé están en peligro? –. Insistió batallando con la desesperación.
Podía comprender lo que intentaba hacer, el mismo Marduk nunca podría conformase solo con las palabras grabadas en un mensaje digital si Izumi o alguien más de su familia fuera secuestrado. No, él mismo también preferiría que ver las palabras salir de la boca de alguien de confianza para estar seguro de que la información era cierta y no un mal intento de humor.
–El, no tienes que… –. Trató de decir Mira antes de que Marduk interrumpiera.
–Está bien, chicos, tiene razón –. Detuvo el peliplata antes de continuar con un suspiro –. Tienes razón, Lis, mereces oírlo de nosotros. Es cierto, cada palabra, te lo podemos jurar.
Al escuchar como sus temores eran confirmados nuevamente, Elisa solo pudo asentir con ojos cristalinos antes de respirar profundo y limpiarse una pequeña lágrima que recorrió su mejilla blanca. Por desgracia para ella, eso no ocultó el rastro húmedo y brillante que se formó en el lado visible de su rostro.
–Lis… –. Trató de llamar Keith a su hermana sin éxito.
–¿Hasta el último detalle? –. Preguntó cortante la ojiverde.
–Temo que sí –. Asintió Marduk con pesar –. Nick trató de combatir a los gundalianos con toda su fuerza, pero su líder fue superior. Temo que, a pesar de haber luchado con todo, Nick fue vencido y torturado antes de que se los llevaran.
–¿Y Julie? ¿Le hicieron algo a ella también? –. Preguntó Runo angustiada.
–Según los vídeos, Nick trató de ganar tiempo para que Julie huyera con Leónidas y los otros Bakugan. Sin embargo, una neathiana traidora la detuvo arrojando un cuchillo a su pierna. Nick peleó con todo lo que tenía, pero le fue imposible ganar –. Relató el peliplata con mirada gacha.
–Entonces, ambos están heridos y en manos del enemigo –. Simplificó Keith con un suspiro.
–¿Sabemos que planean hacer con ellos? –. Cuestionó el antiguo comandante dando un paso al frente.
Los pasos del hombre resonaron al tocar la piedra del jardín, el extremo del bastón produjo un sonido distintivo que se oía más fuerte al sentir como casi todo el peso del vestal era depositado sobre el objeto.
Incluso con una prótesis cibernética en lugar de su pierna y su brazo amputado cubierto solo por una manga corta de su chaqueta, Eric Valiant era un hombre intimidante, un hombre de gran tamaño y complexión que se alzaba por encima de todos los presentes con facilidad. La gruesa barba marrón que cubría la mitad de su rostro y sus penetrantes ojos verde oscuro también ayudaban a dar una imagen llena de imponencia para el antiguo soldado.
–Imaginamos que querrán hacer lo mismo que han hecho con todos los demás humanos secuestrados: lavarles el cerebro y obligarlos a pelear por Gundalia –. Respondió Marduk al hombre.
–Entonces, no podemos perder tiempo. ¿Cuándo estará listo el ejército para partir? –. Interrumpió Mira rápidamente.
–Temo que no hay salida programada para las tropas a corto plazo –. Respondió Klaus s un lado de sus primeros invitados –. El Concejal Malrok dio… argumentos válidos… para que las tropas no dejaran el planeta pronto –. Explicó buscando las mejores palabras.
–Pero eso es absurdo –. Declaró Elisa enfadada –. ¿Cómo pueden darles la espalda a los chicos después de todo lo que hicieron por Vestal y nuestra gente?
–Eso pensamos nosotros, pero la mitad de su Alto Consejo lo apoya. Parece que no quieren entrar a un conflicto bélico con otro mundo –. Explicó Izumi con un suspiro.
–Maldita sea –. Murmuró Elisa con frustración.
Dándole la espalda a los demás, la joven vestal se permitió recibir consuelo de parte del resto de su familia mientras daba respiraciones profundas. Marduk sabía que la noticia la afectaría a ella más que a los demás miembros de su familia y sentía pena por los sentimientos que debían estar invadiendo el corazón de la chica. Ellos habían perdido amigos que ahora estaban en riesgo, sin embargo, para Elisa eran amigos, su antigua compañera, casi una hermana; y su mismo novio.
Preocupación por su pareja, su hermana y sus amigos secuestrados, temor por lo que pudieran hacerles y tristeza ante la idea de verse obligada a verlos como enemigos, eran las emociones que debían estar invadiendo el corazón de la antigua peleadora. Honestamente, Marduk esperaba nunca tener que experimentar lo mismo con Izumi, perder a Vladitor casi lo había destruido y no se atrevía a imaginar el dolor que sentiría de llegar a perder a su pelirroja.
–¿Y qué podemos hacer ahora? –. Cuestionó Keith al empresario con una mano en su barbilla.
–Por ahora, esperaremos la próxima audiencia, preparemos nuestros mejores argumentos para apoyar a Neathia y a los Peleadores Bakugan. Después de eso, solo queda esperar que la mitad del Alto Consejo recapacite y entiendan que debemos actuar –. Explicó Klaus al rubio.
–¿Y si no lo hacen? –. Preguntó Izumi con temor.
–Si no acceden, me quitaré esta porquería y reuniré a un grupo de hombres dispuestos a pelear contra esos gundalianos –. Declaró Keith revelando el dispositivo de seguimiento atado por encima de sus tobillos –. Con esta cosa fuera, Helios y yo podremos pelear contra esos sujetos.
–Por cierto, ¿dónde están sus Bakugan? Creí que los acompañarían –. Cuestionó Marduk a los vestal.
–Es parte del acuerdo que hicimos para que no metieran a Keith a prisión y a Helios a un laboratorio –. Respondió Mira por su hermano –. No pueden salir al mismo tiempo y siempre deben contar con supervisión. Una medida de seguridad para garantizar que no hagan nada malo. Helios se quedó en casa, Tigrera, Wilda y Raxus le están haciendo compañía en este momento.
–Aunque no servirá de nada si los gundalianos nos atacan después –. Se quejó el rubio mirando el dispositivo con desagrado.
–En todo caso, aún no ganan la guerra –. Recordó Izumi a los vestal –. Los chicos ya partieron a Neathia y cuentan con todo el apoyo de su ejército para pelear. No están solos.
–Tal vez, pero como sabemos que son de fiar –. Recordó el rubio a la terrícola con escepticismo.
–Bueno, no podemos hablar por todos los neathianos del planeta, pero su princesa es de confianza. Fue ella quién nos ayudó a sacar a los invasores del Interespacio Bakugan y exponer sus verdaderos rostros –. Respondió la pelirroja antes de continuar –. Incluso logró ganarse la confianza de Nick en tiempo récord. Él mismo la nombró miembro oficial de los Peleadores Bakugan.
Instintivamente, la mirada de Marduk se dirigió a Elisa, la cual abrió los ojos sorprendida al escuchar las palabras de la pelirroja al mismo tiempo que su labio temblaba sutilmente y un tinte de molestia aparecía en sus ojos. Tenía que darle crédito a la rubia, sabía esconder sus celos ante los ojos de su familia.
No podía culparla, Nick no era alguien muy popular entre el público femenino que lo conocía y él tampoco parecía interesado en chicas que no fueran su novia, por lo que debía ser sorprendente para ella saber que Fabia había logrado ganar la confianza de su novio en poco tiempo.
–Bueno, supongo que, si Nick y los chicos creen que podemos confiar en los neathianos, estarán bien por ahora. Al menos, mientras estén con ellos –. Aceptó Elisa el débil consuelo con un suspiro y la mirada gacha.
–No te preocupes tanto por los muchachos, El –. Animó Runo a su amiga –. Todos ellos son muy fuertes, incluso Nick. Confío en que hallarán un modo de detener a los gundalianos.
En respuesta, la rubia solo pudo mostrar una pequeña sonrisa por el intento de humor de su amiga antes de asentir mientras se limpiaba una última lágrima tratando de revelarse a la luz del día.
–Supongo que tienes razón, Runo –. Asintió la ojiverde a su amiga.
–Esa es la actitud. Ya verás que los chicos saldrán de esta como siempre –. Animó Mira a su hermana en esta ocasión –. ¿Quién sabe? Puede que ya hayan ganado la guerra para cuando lleguemos.
–Te ves muy animada, Mira. ¿Estás consciente de que Dan también se encuentra peleando en el frente? ¿No te preocupa? –. Preguntó Marduk con una pequeña sonrisa burlona a la pelinaranja.
–Es cierto, es raro que Mira no hable de Dan ahora que lo pienso –. Comentó la pequeña Eisel al ver una oportunidad de alegrar el ambiente –. Normalmente, podría hablar de él durante horas y no parar.
Al entender el significado de las palabras de su amigo y su hermanita, las mejillas de Mira se tornaron de un suave tono rojizo que hacía contrate con sus ojos azules al desviarse al nivel del suelo, para diversión del peliplata y la pequeña que lo había ayudado a hacer posible esta reacción de parte de la antigua teniente.
Por un momento, todo fueron risas animadas de parte de aquellos que encontraron divertida la broma antes de que Mira mostrara una pequeña sonrisa tímida y avergonzada que la acompañó incluso mientras ofrecía una respuesta a las provocaciones.
–¿Qué puedo decir? Confío plenamente en los Peleadores Bakugan.
Después de tres capítulos de combate, ya era hora de tocar un tema un poco más tranquis: la inclusión de Vestal y la búsqueda de Marduk y compañía por conseguir refuerzos para el resto de la pandilla y un aliado/amigo para la Tierra.
Obviamente, no les será tan fácil, pero creo no prolongaré demasiado la trama en Vestal. Espero dejarla en lo justo y necesario, porque todos sabemos cuál será la verdadera salsa de su participación.
Por cierto, no sé si alguno lo ha pensado, pero debo aclarar algo rápidamente y es que no, no habrá NickxFabia en este fic. Me temo que algunas de sus interacciones pueden llegar a parecer románticas y esa no era mi intención, la cercanía vista hasta el momento era para que Fabia se ganara su confianza y su lugar en el grupo, Nick ya tiene su romance definido para la historia. Sin embargo, los pensamientos del uno por el otro se abordarán con más detalle conforme vayamos avanzando. Así que me disculpo si alguno pensó que habría NickxFabia, lo último que quiero es confundir a alguien (más de lo necesario al menos ;P).
