LOS PERSONAJES DEL MUNDO CANDY CANDY SON PROPIEDAD INTELECTUAL Y CREATIVO DE MISUKI E IGARASHI.
¿A QUIÉN AMAR?
Capitulo 5.
UN NUEVO COMIENZO.
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad muy cerrado, Candy abandonó Chicago, le costó muchas lágrimas despedirse de sus padres, de Eliza y Annie con la promesa que la próxima vez que se vieran, ella, sería una versión diferente de lo que ahora es, sabía que ya nada sería igual, tres meses después de esa lamentable pérdida se sentía vacía, sin rumbo, abrazó a su hijo entre sus brazos, lo abrazó con todas las fuerzas de su amor, y mientras lo hacía no podía dejar de abrazarlo a él… su corazón no entendía de razones y aunque su cerebro se aferraba a esa realidad que día a día la lastimaba, se propuso cumplirse esa meta, bajó de la camioneta y dio un suspiro largo al observar el lugar al que habían llegado, el aire gélido llenó sus pulmones y solo cerró sus ojos para llenarse de ese hermoso paisaje al que habían llegado, Tom bajó y se dispuso a bajar maletas y todo lo que Candy pudiera necesitar durante el tiempo que ella estuviera lejos de todo y de todos, durante esos dos meses de rehabilitación su hermano, sus padres y sus amigas, se convirtieron en esa fuente de fortaleza, aunque no estaba ni lejos ni cerca de su propósito, sabía y confiaba en su corazón que lo lograría. Después de que ordenaron todo, Tom salió y despidió a los agentes de seguridad que los acompañaban, quedándose en el porche de la cabaña dispuesto a reiniciarle la vida a su hermana, haría que ella volviera a sonreír a ser aquella chica que en ocasiones hacia que su paciencia se pusiera a prueba, era su hermanita pequeña y haría lo que no pudo hacer en el tiempo que no se vieron.
¿lista? – Tom la tomó de la mano y ambos entraron a la cabaña, y nada más estar dentro, Candy se llenó de lo hermoso que era por dentro y fuera.
¿estás seguro que nadie me encontrará aquí?
Lo compré hace cinco años a uno de mis superiores antes de enlistarme… así que no… su antiguo dueño ya pasó a mejor vida y no hay nadie excepto de mi que conoce el lugar… ¿estás segura de hacer esto? – Candy asintió y suspiró.
Si… es solo que no me imaginé que estando aquí ya empezaría a extrañar a papá y a mamá…
No te preocupes… les prometí que estaría contigo por otros tres meses en lo que te acomodas y acostumbras a una rutina para que yo pueda dejarte sola… solo me preocupa algo…
¿Qué cosa?
Todo… me preocupas tú… el pequeño Albert…
Tengo que hacerlo Tom… y éste es el lugar perfecto…
Bien… entonces ¡manos a la obra! Ven acá jovencito – quitando de las brazos de Candy al pequeño Albert – ¿quieres ayudar a meter tus juguetes? – el niño lo miró con alegría
¡Siiii! – y salió corriendo de la cabaña y aunque con dificultad subió de nueva cuenta a la camioneta para bajar sus pertenencias, Candy los observó mientras los seguía y así ayudar a su hermano.
¿te parece si vamos después al pueblo a comprar la despensa?
Pensé que ya lo traíamos todo…
Candy… el propósito de esto no es que te encierres… tu hijo aunque pequeño espera que haya algo de actividad en su vida… y los siento hermanita… pero tú también la necesitarás… tres meses se pasarán muy rápido y después solo serás tú… hay mucho que hacer Candy… permítete ser y hacer primero por ti, porque todo lo que hagas será para beneficio de tú hijo ¿lo entiendes? – Candy asintió.
Tienes razón… apresurémonos… no quiero que nos llegue la tarde – una hora después recorrían la carretera que los llevaría al pueblo, iban protegidos en gruesas chamarras y gorros, ella iba adorablemente bella se hizo una trenza a cada lado de su cabeza, el pequeño Albert iba sentado en la parte de atrás seguro en su propio asiento – tendré que venir seguido para acostumbrarme y conocer todo.
Te haré un poco más fácil el recorrido mientras yo esté aquí, estoy seguro que para cuando yo me vaya, tú ya estarás más que habituada a todo… es un pequeño pueblo, pero tiene lo suficiente para estar a la altura de la mejor ciudad, tendrás acceso a toda la comunicación que desees dentro de la cabaña.
Gracias Tom… no sé que hubiera hecho sin ti…
Aún no agradezcas tenemos tres meses por delante en los que demostrarás tu eficiencia para llevar a otro nivel tu independencia con un hijo a cuestas…
¿acaso lo dudas?
En lo más mínimo… sé que lo harás… lo haz hecho antes… podrás hacerlo en un futuro, pero prácticamente haz sido educada casi como una princesa que lo tenía todo a la mano, aquí tendrás que depender de tus habilidades para que tu hijo sea beneficiado de ellas… hemos llegado – bajaron de la camioneta y se adentraron a un centro comercial, cada uno tomó un cochecito que provee la tienda y la recorrieron casi en su totalidad.
Llevaré algunos de éstos… no sé como se ponga el clima, así que más vale prevenir – le sonrió a su hermano mientras colocaba en el carrito unas frazadas.
Haces bien… la mayor parte del año nieva en éste lugar – metiendo en su carrito impermeables, palas y otras cosas más que podrían utilizar, salieron de la tienda y se apresuraron a cargar la camioneta con todo lo que llevaban – Es temprano aún… los invito a cenar…
Podríamos hacer la cena en casa…
Hermanita es nuestro primer día… anda, el pequeño Albert lo disfrutará – y sí, el niño se gozó de poder estar viéndolo y tocándolo todo, se subió a un caballito mecánico que cabalgaba sin cesar arrancándole fuertes carcajadas de su pequeño cuerpo – todo estará bien Candy, aprende a confiar nuevamente en ti – ella solo asentía, sabía que su hermano la protegería de todo y contra todos, pidieron su servicio y cenaron tranquilamente, era increíble que después de tanto tiempo, ambos estuvieron disfrutando de un momento juntos, desde que él se enlistó al ejercito y ella se casó con Albert, fueron pocas las ocasiones que pudieron verse por video llamadas – ¿nos vamos?
Albert – llamó Candy a su hijo – ven mi amor… es hora de irnos – regresaron con un poco más de precaución pues estuvo nevando copiosamente y durante el trayecto Candy cayó rendida, cuando llegaron a la cabaña Tom bajó en brazos a su hermana y a su sobrino llevándolos a las recámaras que les correspondían, pero fue en vano dejar al niño solo, porque al poco rato el ya se encontraba acurrucado y protegido en los brazos de su madre, fue un día de muchas emociones, y se prometió que le daría lo necesario a su hermana para ella pudiera un día volver a ser lo que siempre fue…
Era ya de madrugada cuando un grito alertó a Tom, era el constante reclamo que tenía Candy ante aquella perdida tan dolorosa que tuvo, se recostó a lado de ella y la abrazó, el pequeño Albert se despertó un tanto confundido pero Tom volvió a recostarlo entre ellos.
Ya pasó cariño…
Yo lo amaba – le dijo en voz queda.
Lo sé – y le pasó una frazada en sus hombros.
Yo amaba a mi bebé – ahí se dio cuenta Tom que Candy hablaba en sueños, muy dentro de él no podía imaginarse el dolor tan grande que suponía para Candy haber perdido a su hijo… pero él estaba seguro que su vida no hubiera sido la misma si él y toda su familia hubieran perdido a su pequeña latosa y pecosa.
Al otro día después de su llegada, Tom no le dio tregua a Candy, comenzó a entrenarla en defensa personal, tiro al arco y a ser más certera con armas largas y cortas, uno de esos días en los que iba corriendo junto a su hermano, se detuvo por un momento para recuperar un poco del aire que sentía que le hacía falta.
Tom… para… – mientras aspiraba por periodos largos.
Lo siento hermanita tomándole de la mano… apenas estamos empezando, respira hondo y sácalo despacio por la boca – vió que Candy se tambaleó – agáchate y coloca tu cabeza entre tus piernas – mientras apoyaba su mano en la espalda de ella.
Para cuando terminaron, Candy era un mar de llanto, se sentía cansada, muy cansada, le dolía cada milímetro de su cuerpo, sentía que sus piernas no podían dar más, pero aún así quería demostrarse así misma que no podía darse el lujo de ser débil, Tom se acercó a ella y la cubrió con sus brazos, aunque un poco exigente y duro con ella, su amor rebosaba para proteger a su hermanita, le era difícil entender como Albert pudo haberle hecho tanto daño, le acarició la cabeza y se detuvo en esa larga cicatriz que tenía en uno de sus sentidos, y en ese momento recordó que cuando pequeños el siempre trató de que Candy no saliera lastimada, y aun así recordaba también las veces que esa pequeña revoltosa lo metía en problemas con sus padres cuando no lograban bajarla de los árboles.
Regresemos… estoy seguro que el pequeño Albert ha despertado de su siesta.
Tom…
¿mmmm? – ella lo miraba levantando su vista, era mucho más alta que ella, viéndolos juntos, nadie pensaría que eran hermanos, eran muy diferentes y parecidos a la vez, y por primera vez , después de tanto tiempo, él le permitía ser su refugio y eso le hacía sentir que nada había cambiado pese a los años que habían dejado de verse.
Haz cambiado mucho… antes sonreías más – él la miró con esos hermosos ojos color de miel.
¿será porque dejamos de ser aquellos chiquillos que mamá y papá malcriaron a más no poder?
Desearía poder regresar el tiempo…
Y si así fuera ¿en que momento desearías estar? – ella suspiró y rio llenándose de los recuerdos pasados.
Cuando estábamos los cuatro juntos, cuando todo era diversión ¿recuerdas? – lo miró sonriente.
Por supuesto que si pecosa… como olvidarlo.
Siento que éstas dos semanas se fueron muy rápido…
Aun falta tiempo Candy… y aunque esté lejos… ten por seguro que siempre los protegeré, a ti y a mi adorado sobrino – el se detuvo atrayéndola del brazo y mirándola a los ojos – solo te pido que seas fuerte, mientras yo esté aquí haré lo posible porque aprendas a ser independiente y que tu fortaleza sea tu escudo para que puedas protegerte.
Eres el mejor hermano que tengo…
Soy tu único hermano por si no te haz dado cuenta – y ambos rieron sin parar.
Llegaron hasta la cabaña y al entrar, el pequeño Albert seguía dormido en la amplia cama que compartía con Candy, ambos lo dejaron un rato más en lo que ellos cocinaban, era algo que ambos disfrutaban, se sentían como antaño, sentían que pese a la distancia el cariño no había cambiado, la hermandad se fortalecía cada día más.
BRASIL
Cada día que pasaba y desde el día que ese buen médico lo sacó del hospital se propuso saber la verdad ¿Qué pasó? ¿Por qué seguía ahí? Era la constante duda que se formulaba en su cabeza.
Candy – la llamaba en sus sueños, en la dolorosa realidad de su soledad, cada rasgo de su hermoso rostro se asomaba en cada momento… en sus recuerdos, en sus sueños y pesadillas, y mientras el tiempo pasaba, intentaba centrar su atención y todas sus fuerzas en recuperar todo lo que algún día fue, por largos periodos miraba las aguas del lago que tenía frente a sí, en la debilidad de sus músculos buscaba la energía para reestablecerse así mismo, lo haría primero por él, dedicando cada esfuerzo a ella y al pequeño ser que se abrigó en el vientre de su mujer, porque a pesar de todo el dolor, esperaba que Candy y su hijo estarían con él una vez más, cada día recordaba aquella despedida, una despedida que le atravesó las fibras más sensibles de su corazón y se juró así mismo por ésta vez y para siempre, que no habría poder humano que la separaran de su familia, algunas veces imaginaba el cuerpo de su mujer redondeándose cada día más, ante el inminente crecimiento de su bebé, cada día recordaba los momentos vividos con ella, y no había un solo momento en el que sus ojos reclamaran con dolor su ausencia, en ese momento escuchó apenas el crujir de las hojas.
Lo siento muchacho, debí hacer más ruido… debes tomarte ésta proteína…
Gracias Dr… gracias por todo…
No tienes porque darlas, lo hago con gusto… ¿Cómo te sientes?
Bien… aunque confundido… no logro entender lo que ha pasado ¿Por qué? ¿Qué hice para que me hicieran todo aquello?
Hijo… lo importante es que sanes y te recuperes… después…
¡No me detendré hasta encontrar a quien me haya hecho esto! – le contestó en voz alta apenas conteniendo su enojo.
Estoy seguro que lo harás… aunque justificado, no guardes rencor…
¿Cómo? ¡¿acaso no ve en lo que me han convertido?!
Tienes que actuar con cautela – en una pequeña mesilla el Dr puso algunas carpetas, él lo miró confundido.
¿Qué…?
Me tomé la libertad de investigar por ti… tómate tu tiempo para leerlo, todo es paso por paso, ha sido demasiado tiempo, cálmate para que puedas analizar lo que realmente quieres hacer, no te arrebates ni pienses con prisas…
Dr. Silveira…
Después hijo… hay tiempo para todo, y en este momento la prioridad es que tu te sientas bien en todos los sentidos, he contratado personal para que te ayuden a recuperarte, vas a lograrlo… pero tienes que ser paciente… te dejo para que leas lo que te he traído, si tienes alguna duda, estaré en mi estudio – dándole una palmada en la espalda, él solo asintió.
Abrió la carpeta y lo primero que vió fue una foto que se tomaran juntos cuando recién se hicieron novios, ella se veía tan hermosa, tan bella, tan única… un nudo en la garganta le impedía articular su nombre, acarició el rostro de ella y cerrando los ojos se la imaginó frente a él, lágrimas de tristeza y añoranza se abrieron paso por sus mejillas.
Candy… mi amor… – y lloró… lloró por todo y cada uno de los días que no ha estado con ella, aun sin leer el contenido del archivo que el Dr le dejara, no encontraba una razón para que se encontrara en esas condiciones, su primera intención fue comunicarse con su familia, pero su propio sentido de superviviencia le decía que aún no era tiempo, y muchos de los recuerdos que se mantuvieron dormidos comenzaron llegar a su memoria, y en cada uno de ellos, siempre estaba esa pequeña rubia tan deslumbrante como el sol y tan brillante como las mismas estrellas, entre sonrisas y llanto recordó el día que fue su novia.
AÑOS ATRÁS
Candy se sentía muy confundida y desconcertada, pasaron algunos meses después del incidente de la cafetería cuando se volvió a encontrar a Albert, estaba rodeado de chicas y entre ellas se encontraba Susana Marlow, era tan bella y hermosa, la vió colocar su mano en el rostro de él dándole una caricia en su mejilla, cuando Candy pasó frente a ellos, el corazón de Albert se paralizó y al mismo tiempo tamborileó con fuerza haciendo que todo él se estremeciera, la vió tan bella, tan hermosa, con una belleza tan única, se separó un poco del grupo y la siguió con la mirada, ella iba adorablemente enfurruñada con el ceño arrugado y su naricita pecosa más erguida, la alcanzó tomándola del brazo e hizo que se diera la vuelta.
Hola Candy – y esas dos únicas palabras hicieron que todo el disgusto de haberlo visto con otra se desvaneciera, sus hermosos y grandes ojos verdes como un par de esmeraldas brillaron como dos gemas, pero segundos después recobró su semblante mostrándose indiferente.
¿Qué quieres? – zafándose suavemente de él, costándole todo su corazón pues amaba su cercanía.
¿podemos hablar? – él se sentía extrañamente cohibido, no sabía ni tenía idea de lo que le estaba pasando, lo único que sentía en que Candy era el aire que él necesitaba para respirar… para vivir… el silencio de ella se le antojaba tan largo, que por un momento imaginó escuchar improperios que salían de esos hermosos labios.
Lo siento, llego tarde a mi clase – y se retiró poniendo distancia entre ella y él, Albert se quedó parado, hasta que el buen Terry lo sacó de su aturdimiento.
Por lo visto la bella dama se te ha escurrido una vez más…
Cállate idiota…
Me avisas cuando te des por vencido – dándose la vuelta y sintiendo al mismo tiempo la mano de Albert halándole la camisa por el cuello.
¡jamás! ¿me escuchaste?
Calma… calma… jamás te haría una mala jugada – le dijo muy molesto.
Lo… lo siento Terry…
No la atosigues, ni la persigas tanto, ella está molesta porque cometiste el error de ignorarla en la manera que lo hiciste…
¿Cómo lo sabes?
Eliza… su amiga… te voy a facilitar la conquista… ama el pastel de chocolate, no vayas a hacer una tontería – le dijo sonriendo.
Gracias amigo – dándose la vuelta para recoger sus cosas.
ELIZA Y CANDY
¿Qué hago Eliza? ¿Qué le digo? – tapando el auricular de su teléfono.
Dile que si – dando brinquitos de emoción y juntando su cabeza a la de Candy.
Si… ¿Dónde?... ok… le diré a mis padres y te digo la hora ¿va? – colgó abrazando el celular en su pecho.
¿Qué te dijo? – Eliza estaba muy impaciente por saber.
¡me ha invitado a salir! – le dijo muy emocionada – Eliza ¡voy a salir con él! – abrazándose ambas con alegría – acompáñame a casa – mientras se colgaba su mochila y empujaba el carrito con las maletas de ambas.
No creo que pueda ir, mamá quiere que vayamos al corporativo de tu padre para que le ceda lo que papá dejó.
¿y lo sabe mi papá? – Eliza negó con la cabeza – Eli… ese es patrimonio tuyo y de tu hermano… asesórate antes, mira… ¿ya le hablaste a tu madre? – Eliza negó - ¡perfecto!n vamos a casa y platicas con papá ¿Qué te parece? – Eliza le devolvió una sonrisa abrazándose a su amiga.
Gracias Candy… eres muy buena amiga, realmente esperaba que alguien me dijera eso – agachando la cabeza – le diré a mamá que me quedaré hasta la próxima semana… dame tiempo, le enviaré un correo…
Envíaselo desde casa…
Ok – ambas empujaron el carrito encaminándose a la salida del aeropuerto.
Oye…
¿Qué pasa?
Tu madre sabrá que estás en Chicago…
No lo creo, tengo dos números y uno de ellos tienen enlace con la universidad, así que mamá creerá realmente que me quedaré otra semana en Nueva York – guiñándole un ojo.
En ese caso, tendrás que enseñarme…
Candy, tu no tienes ninguna necesidad de hacer eso…
Tienes razón, pero aun así enséñame… uno nunca sabe cuando se pueda necesitar.
Llegaron a la mansión Johnson y fueron recibidas con gran alegría.
¡mi amor! ¿Por qué no avisaron?
Queríamos darles la sorpresa mami – rompiendo con el abrazo y dirigiéndose hacia su papá – Papi… te amo tanto.
Y yo a ti mi niña… bienvenidas… suban a descansar ¿las esperamos en el comedor o desean que les suban la comida? – Candy negó con la cabeza.
No papi, bajaremos.
Bien, tienen tres horas para descansar… Eliza, bienvenida a casa hija.
Gracias Sr. Johnson – se dieron la vuelta y se fueron a descansar.
Dentro de la habitación, ambas trataban de descansar, pero una emoción en proporciones desconocidas para ellas no les permitía siquiera pegar un ojo.
¿les dirás tus padres?
Si, no podría ser de otra manera, papá y mamá confían en mi y yo en ellos.
Eres muy afortunada Candy, ojalá papá viviera… – le dijo apesumbrada.
Hey… – acomodándose cerca de ella – papá también te quiere… él no permitirá que te pase nada.
Lo sé Candy – tomó una almohada y se acurrucó junto a ella, al momento que Candy daba un gran bostezo.
Muchas horas después se despertaron dándose cuenta que ya estaba por servirse la cena.
Mis amores ¿descansaron?
Si mami… no nos dimos cuenta de la hora…
No tienen porque explicar, están en casa y eso es lo más importante.
Papi… antes de que vayamos a la mesa, quisiera pedirte un favor… bueno… no es para mi… es Eliza – los tres se le quedaron viendo a la joven.
¿Qué pasa hija? Sabes que cuentas con nuestro apoyo.
Eeeh… lo que pasa… es que mamá – suspiró hondo tratando de quitarse los nervios – mamá quiere que le ceda el poder de manejar los bienes que papá me heredó…
¿Cómo? – George Johnson estaba extrañado – hija… ¿Qué te parece si lo platicamos después de la cena? Y no te preocupes, le prometí a tu padre que velaría por ti y tu hermano.
Papi… mami… hay otra cosa – ambos la miraron haciendo que Candy por primera vez dudara si estaba haciendo lo correcto.
¿Qué cosa mi amor? – le preguntó su madre.
Hay… hay un chico de la universidad… me ha invitado a salir.
¿lo conocemos? – su padre de repente se puso serio.
Eeeh… no… no creo papi… su familia es de los Andley…
¿te parece si platicamos después?
Pero papá – virándolo con incredulidad – mamá… – buscando apoyo en ella.
Después cariño ¿de acuerdo? – Candy asintió resignada.
Horas después de haber terminado de cenar, Candy y sus padres se encontraban en la biblioteca.
Hija… él es mucho mayor que tú ¿no te das cuenta de eso?
Pero papá… – Mary se acercó a ella tratando de apaciguar un tanto la conversación.
Mi amor… eres menor de edad, y por lo que dices ese joven ya está por terminar su carrera…
Pero mami
Por favor – les dijo mirándolos a ambos – yo quería… quiero que ustedes lo sepan… – George se acercó a ella y la tomó de las manos.
¿Cuándo creciste mi niña? – hizo que su esposa se acercara y las abrazó con fuerza a ambas – prométeme que te cuidarás.
Si papi… él es muy respetuoso conmigo – él solo sintió besando la coronilla de su cabeza, mientras una lágrima tibia escurría por su mejilla.
Dos días después Candy era un manojo de nervios, sacaba y metía prendas de vestir.
¿no crees que es muy escotado? – se volvía a quitar el vestido poniéndose otro – mira este… no… pareceré monja – sacándole carcajadas a Eliza - ¡Dios! ¿Qué me pongo? Eliza ¡ayúdame! – su amiga se levantó de la cama yendo al tremendo closet que tenía en otra habitación y comenzó a buscar.
Tienes un hermoso cuerpo y esa cinturita hay que lucirla – tomo un pantalón de mezclilla color vino y una ombliguera de lamé dorado.
Pero Eliza… hará frío…
Y él te cubrirá… ahora cámbiate que te haré un peinado.
Cuando salió de la casa, sus padres la observaron desde la ventana de su recámara, vieron como un joven mucho más alto que Candy salió del carro y nada más verla le tendió la mano para entrar al automóvil.
¡te ves hermosa! – pese al frío, Candy sintió que el calor se subía a sus mejillas.
Gracias – fue lo único que alcanzó a decir Candy.
He reservado en un lugar hermoso…
¿do… donde es?
Es sorpresa – Candy abrió grandes sus hermosos ojos, y mientras él manejaba le regaló una sonrisa.
Cuando llegaron, grata fue la sorpresa que le tenía reservada, la subió con los ojos vendados por una escalera, que junto con su impaciencia la sentía larga, dentro de la habitación el clima era cálido, le quitó la venda y lo que vieron sus ojos simplemente era deslumbrante.
Albert… estamos arriba de un árbol… pero…
Cada árbol tiene una casita… ven – la tomó de la mano – me tomó la tarde preparando el menú…
¿tú lo hiciste? – él asintió extendiéndole la mano para que se sentara – Albert… esto es maravilloso… gracias.
Primero lo probarás y después me darás tu opinión ¿de acuerdo? – preparó los cubiertos acercando una mesilla donde se encontraba la comida, Candy no salía de su asombro, probaba un platillo y ya estaba alabando otro.
Albert ¿todo lo preparaste tu?
Lo hice para ti ¿superé las expectativas?
Todo estuvo delicioso, gracias Albert… eres genial…
Todavía falta…
Albert ¿Dónde…? – un pastel de chocolate estaba ante sus ojos, se levantó haciendo que él lo hiciera también, pensando talvez que no le había agradado ese ultimo presente – gracias – y se abrazó a él, haciendo que Albert la encerrara entre sus brazos, se separó de ella y con una de sus manos acunó su mejilla, mirando sus labios rojos como las fresas, inclinó su cabeza… y la besó.
Hola chicas BUENAS NOCHES, y como lo prometí hay nuevo capítulo, GRACIAS a todas por la paciencia y por los mensajes del capítulo pasado.
Carol Aragón.
Lili.
Reeka21.
Guets1.
MaríaGpe22.
Guets2.
Sincity12345.
Elizabeth.
Fabaguirre167.
Ster star.
Mil GRACIAS por todo el apoyo a la historia, por sus comentarios, consejos, críticas y aportaciones… las tomo muy en cuenta… ¡que lo disfruten! 100123
