Capítulo 105 "Soluciones"
La tensión en el aire podía cortarse con un cuchillo.
Sus ojos fieros, unos contra los otros.
En medio del silencio de la habitación solo se escuchaba un par de respiraciones pesadas. Sus miradas estaban fijas la una en la otra, ambos rostros a escasos centímetros de distancia, pero las circunstancias distaban mucho de la pasión y el amor habitual.
—Suéltame —exigió, pero Xiao Zhan solo afianzó más el agarre del cuello de su camisa, apretando los dientes y mirándolo con un enfado que nunca antes le había dedicado.
—Ya estoy cansado de esto.
—¡Suéltame! —exclamó, zafándose al fin de su agarre.
—¡Eres un idiota! —Xiao Zhan lo empujó con ambas manos—. Te idolatran y respetan como si no fueses un mentiroso, un maldito arrogante e infantil.
Yibo levantó la mirada en un brusco movimiento al escuchar eso último. Un nudo se formó en su garganta, y algo dentro de él tomó el control de su cuerpo para terminar cediendo a sus impulsos más bajos.
El puño de Wang Yibo terminó estampándose contra el rostro de su esposo, por primera vez en su vida. El impacto fue tal, que el mayor terminó en el suelo. Aun en medio del shock, se levantó en un movimiento colérico y fue hacia él con pasos furiosos, sin molestarse en quitar la sangre que ya brotaba de su labio roto.
Xiao Zhan devolvió el golpe con la misma intensidad, dejándolo en el suelo también
Yibo no se levantó.
—¿¡En serio vamos a recurrir a esto!? —su voz se quebró al fin, mirándolo desde su altura, aun con el puño apretado.
Yibo incorporó la mitad de su cuerpo y escupió la sangre que tenía en la boca.
—Tú me orillaste a esto —musitó con hastío—. Hiciste promesas, dijiste "solo un par de semanas más", y no cumpliste.
—¡No! —soltó una risa desquiciada y lo apuntó con un dedo—. ¡Ya no me culpes más! ¡Todo lo que he hecho es por ti, por mí! Por nosotros…
—Solo intentas justificarte —su voz sonaba gélida, aún sin intención de levantarse del suelo a pesar de que él había tirado el primer golpe. Miró el rostro de su esposo, ya estaba inflamándose por el puñetazo que le dedicó.
—¡¿Justificarme?! ¡Me he matado trabajando día tras día! ¿Y así es como me pagas? —caminaba de un lado a otro como león enjaulado.
—Yo no te pedí que lo hicieras —respondió entre dientes, controlando su impulso de patearle el trasero una vez más.
—Pero ambos queríamos que esto funcionara, yo puse de mi parte, pero tú…
Wang Yibo chasqueó la lengua, interrumpiéndolo.
—Mejor cállate. Ya quedó claro que esto no tiene solución —se levantó con tranquilidad del suelo, limpiándose el polvo de su traje.
Xiao Zhan lo miró caminar con parsimonia al escritorio, de donde sacó una cajetilla de cigarros y se llevó uno a los labios para encenderlo y darle una profunda calada.
—Se acabó, ¿así de fácil?
Yibo lo miró de reojo y exhaló humo hacia su dirección.
—¿Tengo que repetirlo? Sí, se acabó.
—Olvidaba que lo que el jefe pide, el jefe obtiene —se burló.
—Tú lo acabas de decir: "Ya estoy cansado de esto". Además, no es como si no obtuvieras lo que quieres con solo una orden. Es más, solo basta que sonrías y ya tienes lo que quieres a tus pies, me tenías a tus pies —masculló cada palabra—. Pero nunca voy a dejar de ser alguien "infantil" para ti, y tú nunca me vas a dedicar el tiempo que te pido.
—Nuestros trabajos lo impiden, entiéndelo —se acercó de nuevo a él y le arrebató el cigarro, apagándolo en el cenicero del escritorio—. Además, somos de diferente "bandos", no podemos simplemen… ¡Ah! —jadeó por la sorpresa al sentir cómo de pronto Yibo tiraba de su cabello—. ¡Suéltame!
Con su característica habilidad, y sin importar que Xiao Zhan fuese ligeramente más corpulento que él, lo tumbó sobre el escritorio y se posicionó sobre él sin soltar el agarre en su cabello.
—La última vez que hice esto no me pedías que me detuviera —murmuró el menor sobre la piel de su cuello—. La última vez suplicabas por más.
—Suéltame —insistió, pero en un tono poco creíble.
Yibo esbozó una sonrisa ladina.
—¡¿Qué te causa tanta gracia?! —intentó quitárselo de encima, pero Yibo tiró más de su cabello.
—Nadie me creería que te tengo así, a mi merced de esta forma…
—Idiota —se quejó al mismo tiempo que se removía. Miró la posición en la que estaban y supo que bastaba con un golpe bajo para quitárselo de encima, una patada en la entrepierna y Yibo terminaría llorando en el suelo.
Pero no lo hizo, y el otro notó que se estaba dejando hacer a pesar de sus "negativas".
—Y nadie te creería que me tienes así —besó su cuello—. A tus pies —besó su labio roto—… y todo por una sonrisa —estiró más su cabello para alzarle el rostro.
Sus miradas se conectaron por segundos que parecieron eternos.
Yibo se inclinó más hacia él, aflojando el agarre en su cabello para finalmente unir sus labios, pero antes de conseguirlo solo fue consciente del espantoso dolor que experimentó al recibir un rodillazo entre sus piernas.
—Tan confiado como siempre —espetó con un tono grave mientras se limpiaba la sangre que aún escurría de su labio roto. Tomó su abrigo del perchero y se lo puso mientras veía al otro retorciéndose de dolor en el suelo.
—Lo pagarás… —le costaba respirar—… lo pagarás muy caro.
Xiao Zhan rio y se agachó hasta quedar en cuclillas a su lado.
—Pero si tú lo has dicho —su sonrisa se esfumó y lo miró profundamente—. Consigo lo que quiero con solo dar una orden, o más fácil aún: con una sonrisa.
Yibo lo miró a los ojos, estaba tremendamente pálido, soportando el dolor, jadeando entre dientes y reprendiéndose a sí mismo por ser tan confiado.
Dentro de su furia, con el orgullo dañado, y a pesar de haber sido él quien terminó con la relación… tomó una decisión más.
Metió la mano entre sus ropas mientras Xiao Zhan ya se daba la vuelta para irse.
—¡Hey! —le gritó desde el suelo.
Xiao Zhan se giró y la sangre se le fue hasta los pies al ver el arma que sostenía entre sus manos temblorosas.
—Ahora fui yo el confiado —murmuró el mayor, con su característica sonrisa.
—Si no eres para mí, no serás para nadie más… —apretó el gatillo, sin dudar.
—¡Corte! —gritó el director, igual de emocionado que el resto del staff que miraba esa espectacular actuación en vivo y a todo color—. ¡Excelente trabajo! Revisaremos las tomas. Yibo, no te levantes del suelo por si necesitamos repetir.
—Me mataste —dramatizó Xiao Zhan, tirándose en el suelo junto a su esposo.
—Te lo merecías por la patada en los testículos.
—Ni siquiera te toqué —rio y puso un brazo y una pierna sobre él, abrazándolo como almohada a pesar de que había mucho personal alrededor.
—¿Tienes sueño?
El mayor asintió en un gesto muy tierno que contrastaba por completo con el papel que estaba interpretando: jefe de una de las mafias más peligrosas, enamorado del jefe de la mafia contraria, un joven mucho menor que él.
—¿Crees que se transmitan estas escenas? —inquirió Yibo con curiosidad.
—Lo dudo —rio—. Estoy seguro de que las recortarán, pero no importa, estoy disfrutando mucho grabar esta serie corta.
—Jefes de mafia, que cliché —se quejó el menor.
—Pero aceptaste el papel sin dudar.
—Al saber que eran jefes de mafia enamorados —rio—. Tenía mucha curiosidad por ver cómo manejarían este "amor". Probablemente lo anunciarán como una "amistad inquebrantable entre dos jefes de mafia".
—"La mafia de la amistad".
—"El mafioso pasivo".
Xiao Zhan soltó una carcajada nada sutil al escuchar eso.
—Y ese serías tú.
—¿Ah? —Yibo hizo una mueca graciosa.
—Digo, tu personaje.
—Ah, sí. Estoy seguro de que sería el pasivo en la cama. Es una lástima que no haya una novela escrita para así saberlo. Con Wei Wuxian y Lan Wangji al menos lo sabíamos por los extra de la novela, pero aquí…
—Lo sé —suspiró y luego sonrió—. Me gustó lo que hiciste —dijo de pronto Xiao Zhan con voz susurrante y la mirada perdida en el techo.
—¿Qué cosa? —inquirió en el mismo tono, mirándolo curioso.
Xiao Zhan le devolvió la mirada y esbozó una sonrisa muy traviesa antes de acercarse a su oído y susurrarle algo que nadie más escuchó. Las orejas de Yibo enrojecieron hasta la punta, su esposo rio al notar su vergüenza.
—Sí, sí. Hay que intentarlo esta noche —sus ojos adquirieron un brillo espléndido.
Xiao Zhan asintió repetidas veces sin borrar esa traviesa sonrisa.
El director terminó el receso, pero antes de que Xiao Zhan se levantara del piso, Yibo lo estiró de la manga.
—Oye.
—¿Qué?
—Te ves muy sexy vestido así.
Ahora el que se sonrojó fue otro.
—Tú también, jefe.
El corazón de Yibo dio un vuelco al escucharlo decir eso, tragó en seco e intentó entrar de nuevo en su personaje.
Y es que sí, ambos se veían tremendamente bien en esos trajes formales y con esa pinta de mafiosos de los ochentas. No había maquillaje para hacerlos ver "bonitos", ambos estaban al natural, resaltando su lado masculino y realzando esa vibra de empoderamiento.
—Las tomas salieron bien, pero las repetiremos. Xiao Zhan, trata de no sonreír cuando Yibo tira de tu cabello. Entendemos que los personajes lo disfrutan en la intimidad, pero aquí no, aquí están terminando su relación. Están furiosos y listos para matarse el uno al otro por la traición.
—¡Lo siento, lo siento! —se avergonzó Xiao Zhan—. Lo haré mejor esta vez.
Mientras se ponía de pie, sintió una nalgada, obsequio de su esposo que aún yacía en el suelo.
—¿Dónde quedó tu profesionalismo? —lo molestó Yibo.
—Chicos, no peleen. Recuerden que son esposos, no deben pelear.
Ambos miraron al director y se echaron a reír, recordando aquellos viejos tiempos cuando los molestaba de una manera similar mientras filmaban The Untamed. Sí, era el mismo director. Solo él se atrevería a dirigir una serie corta con esa temática tan liberal.
Era grato volver a trabajar con él, en especial porque podían tener la libertad de ser ellos mismos en el set de filmación. Lo supieron cuando se reunieron con él y les dijo lo feliz que estaba de que volviesen a trabajar juntos por primera vez desde de The Untamed, y qué mejor que siendo esposos.
Al trabajar con él sabían que si la serie no se publicaba sin censura en China, al menos lo haría en el extranjero, pues el director ahora tenía muy buenos contactos.
Xiao Zhan preparaba la cena con tranquilidad, algo sencillo y rápido para ir a dormir temprano. Sus días laborales ya no eran tan extenuantes como antes, pero el trabajo seguía llamando a la puerta todos los días.
Sabía que su esposo había hablado con la CEO, usó su poder como accionista de Yuehua para defenderlo.
Suspiró de solo recordar eso. No le agradaba la idea de usar sus "influencias" para conseguir beneficios, pero cuando se lo hizo saber a Yibo, este le respondió enfadado:
"¿Influencias? Por favor Xiao Zhan, soy tu esposo. Deja de decir tonterías".
Mentiría si dijera que no le pareció algo… excitante ver a su amado defenderlo de tal manera. Le trajo recuerdos de cuando hizo lo mismo siendo solo amigos. ¡Qué recuerdos! Y qué gracioso que la situación se repitiera, aunque no lo fue tanto para Yibo, quien tuvo una acalorada discusión con la CEO, haciéndole entender que si las cosas seguían así, ambos se retirarían así sin más de Yuehua.
Ante esa advertencia/amenaza, la mujer no tuvo otra opción más que darle lo que pedía, y es que Yibo había puesto las cartas sobre la mesa, dejando muy claro que su familia estaba antes que nada, antes incluso que su carrera profesional.
Y a pesar de que le parecía excitante que Yibo lo defendiera de esa forma, no podía evitar sentirse un poco incómodo, pues no estaba todavía acostumbrado a eso. Siempre era él quien daba la cara ante todo, quien se encargaba de los "platos rotos" y el que trabajaba duro para conseguir lo que quería.
—Pero ahora no estás tú solo —se reprendió mentalmente mientras salteaba los vegetales en la sartén.
También estaba el tema de la serie que habían aceptado filmar juntos. Parecía incoherente, pues luego de su última pelea ambos habían acordado no aceptar más proyectos. No obstante, accedieron al saber quién sería el director, al enterarse de que serían coprotagonistas de nuevo, y al confirmar que sería un proyecto muy corto.
Decidieron que sería un regalo para sus fans, una "despedida" temporal por su próxima ausencia en los medios.
Suspiró, sentía que al fin tenía un respiro luego de mucho tiempo.
Estaba tan inmerso en sus pensamientos, que no se percató de la presencia de Yibo en la cocina. Su amado recién había salido de la ducha, traía sus holgados pantaloncillos cortos, y ninguna camisa. Su cabello aún estaba húmedo, y mientras miraba su teléfono se secaba el cabello con la toalla que tenía sobre los hombros.
—Esto está muy silencioso —se quejó Yibo mientras enlazaba su teléfono a la bocina de la cocina que solía usar cuando cocinaba. Yibo siempre tenía música, en todas partes, en todo momento.
Xiao Zhan sonrió al verlo, pues para él no estaba silencioso, no cuando su mente no dejaba de reproducir pensamiento tras pensamiento.
Pero todo ese ruido mental se esfumó cuando su esposo puso una canción a todo volumen y comenzó a cantar al instante.
Yibo estaba por hacerle un show. Lo supo cuando vio que tomó su celular como si fuese un micrófono.
Soltó una risa entre dientes y apagó la estufa antes de que se le quemara la cena.
—Uhhh! Now, I'm craving your body, is this real? Temperatures rising. I don't want to feel I'm in the wrong place to be real —se acercaba poco a poco a Xiao Zhan, y este solo lo miraba con brazos cruzados, divertido—. Whoa! when I'm longing to love you, just for a night. Kissing and hugging and holding you tight —con mímica, hizo como si le lanzara un lazo a Xiao Zhan, atrapándolo y jalando de esa cuerda invisible para que se acercara a él.
—Ridículo —rodó los ojos.
—Oh vamos, no seas amargado —rio.
Dos segundos después Xiao Zhan le siguió la corriente y se dejó "arrastrar" por esa cuerda invisible.
Wang Yibo no podía estar más feliz.
—Please let me love you with all my might! —siguió cantando luego de atraparlo entre sus brazos.
—Eres tan cursi.
—No me interesa… Reasons! The reasons that we're here, the reasons that we fear!. Our feeling won't desappear —bailó abrazado a su esposo, y a pesar de que este parecía renuente, le siguió el juego en todo momento al bailar con el mismo cariño.
Amaba verlo tan feliz y desenvuelto. Sabía que estaba con un humor de maravilla cuando se ponía a cantar y bailar sin razón. Había extrañado eso en su rutina diaria.
Bailaron y cantaron juntos el resto de la canción, como un par de tontos y cursis enamorados.
—La cena está lista —le dijo Xiao Zhan, pendiendo de los brazos de Yibo que lo sostenían en vilo en esa pose final de baile, totalmente cursi.
El menor besó sus labios antes de dejar que se incorporara. Fue directo a la estufa para ver lo que Xiao Zhan había cocinado, pero este de pronto lo tomó de la mano y lo estiró hacia él. Yibo se estampó de frente con el cuerpo de su esposo, y antes de que supiera qué estaba sucediendo, Xiao Zhan ya lo tomaba de ambas mejillas con firmeza para robarle un beso que lo dejó con la boca abierta.
Fue un beso que le hizo temblar las rodillas, sintió un escalofrío recorrerle la espalda y un calor en aumento invadiendo su cuerpo. Podía percibir la necesidad en ese beso, la pasión y todo el amor que tenía Xiao Zhan para él.
Lo tomó de la cintura para pegarlo más a él y ladeó su rostro para que Xiao Zhan lograra profundizar el beso. Soltó un jadeo lleno de placer cuando sintió la lengua de su esposo aventurándose en su boca. La posesividad con la que le sostenía el rostro solo lograba encender una pasión que sí o sí terminaría con ellos desnudos bajo las sábanas.
—Vamos a la cama —jadeó Yibo, momento que Xiao Zhan aprovechó para descender los besos a su cuello.
—¿Y la cena? —murmuró sobre su piel.
—Cama, dije.
—¿Me lo harás tú? —deslizó la lengua sobre la piel de su cuello, viendo cómo se erizaba ante el contactó húmedo y caliente. Sonrió al sentir que se estremecía.
—Haré lo que tú quieras —suspiró, extasiado.
Xiao Zhan sonrió victorioso, lo tomó de la mano y se lo llevó a la habitación con prisa.
No entendía cómo soportó tantas semanas de distanciamiento, era imposible vivir sin Yibo cerca, él iluminaba su vida con su mera existencia.
Agradecía al cielo el haber logrado reconciliarse luego de aquella pelea tan intensa.
Semanas atrás…
Abrumado por la discusión con su esposo, y con algo de culpabilidad por la manera en la que le gritó en casa de sus padres, Xiao Zhan aterrizó en el aeropuerto internacional de Beijing, listo para que su chofer lo llevara directamente a casa. Necesitaba con urgencia tomar un baño y descansar, sus párpados le pesaban por la fatiga.
Pero apenas puso un pie en el aeropuerto, recibió una llamada de su querida CEO.
—Sé que estás de vacaciones en Chongqing, pero necesitamos hacer una junta lo antes posible.
—¿Cuándo?
—Mañana.
Xiao Zhan se detuvo en medio del aeropuerto, molesto.
—No pueden disponer así de mi tiempo —fue firme.
—Lo sé, y me disculpo por ello, pero también sé que esto te interesará.
—¿De qué trata? —suspiró y reanudó su andar por los pasillos, vistiendo de la manera más común, usando gorro, lentes y cubrebocas.
—Habrá una segunda extensión de contrato, pero ahora para una precuela de la serie.
—Pero aún ni siquiera terminamos de grabar lo que resta de esta temporada.
—Solo queda menos de dos semanas. Este nuevo proyecto empezaría justo después.
—Estoy en Beijing, ¿podemos hablar de esto en persona? Mi chofer ya espera afuera por mí, no tardaré mucho en llegar.
—Excelente, nos vemos en mi oficina.
Xiao Zhan llegó a la agencia vistiendo la ropa más sencilla, pero lo que sorprendería a cualquiera que lo mirara no era precisamente su atuendo. Se veía… cansado, muy cansado.
—¿Podemos ser breves? —le pidió luego de saludarla, tomando asiento frente al elegante escritorio—. He pasado muchas horas de vuelo en menos de dos días —suspiró y se quitó los lentes oscuros.
—Sí. No te quitaré mucho tiempo —sonrió, ignorando deliberadamente todas las señales de fatiga que tenía su empleado.
—¿Será en Mongolia?
—No, se filmaría aquí.
—¿Cuánto tiempo?
—Tres meses, no más.
—¿Es eso seguro?
—Hay posibilidades de más extensiones de contrato.
—Entiendo, ¿puedo pensarlo?
—¿Pero qué tienes que pensar? —sonrió—. Es una oportunidad excelente. Tu carrera está en la cima, no hay mejor momento.
—Mi vida personal también está en un punto crucial.
—¿No puedes balancearla con tu vida profesional? Zhan Zhan, siempre has podido.
El aludido se mantuvo estoico en todo momento.
—Y la paga sería mucho mayor que las anteriores —intentó convencerlo por el medio económico.
—El dinero no es un problema —suspiró, miró el contrato sobre el escritorio y miró la expresión emocionada y feliz de la CEO—. El poco tiempo que tengo para mi vida personal sí lo es. No puedo hacer esto, no puedo hacerle esto a mi familia —deslizó el contrato hacia ella, alejándolo de sí para enfatizar su rechazo.
—Si es por eso no te preocupes. Te garantizamos descansos seguros cada vez que necesites —le regresó los papeles con un gesto similar a él.
—Pero eso haría que el tiempo de filmación se alargara.
—Así es.
—No, no. No puedo hacer eso —se pasó una mano por el cabello.
—Xiao Zhan —deslizó el contrato más hacia él—. Tómalo, llévatelo a casa y piénsalo antes de negarte.
Imposible decirle que no.
—Está bien —tomó el contrato—. Lo pensaré.
—Espero tu respuesta más tardar mañana a primera hora. Tengo entendido que al medio día te vas de regreso a Mongolia.
—Sí.
—Excelente. Piénsalo bien, tus compañeros estarán ansiosos por hacer este tercer proyecto a tu lado.
Derrotado, salió de esa oficina con el contrato en mano.
Necesitaba reunirse con Na Jie y con un abogado urgentemente. Antes de irse de la agencia probó su suerte y la llamó. Para su fortuna ella estaba ahí y no lo pensó dos veces antes de pedirle que se vieran en una de las oficinas para conferencias del edificio.
—¡Zhan Zhan! Cariño, ¿qué haces aquí? Se supone que estarías en casa con tus padres y esposo —lo saludó con un beso y abrazo llenos de cariño.
—Tuve que regresar por trabajo —mintió un poco.
Ella lo miró con detenimiento.
—¿Pero qué te pasó? Te ves terrible.
—Gracias —rio.
—No me lo tomes a mal. Dime, ¿estás comiendo bien?
—Sí, solo es agotamiento por el trabajo, me hace falta dormir —se talló un ojo con la mano. Se veía tan adorable que inevitablemente ella recordó a su hijo de la misma edad que Xiao Zhan—. Na Jie, ayúdame con esto. No sé si sea buena idea aceptarlo —le extendió el contrato—. De hecho… me preocupa más que sea mala idea rechazarlo, la CEO ha estado muy insistente.
—Lo sé —tomó los papeles y cerró la puerta de la oficina para mayor privacidad—. Te están aprovechando todo lo posible antes de que tu contrato termine. He hablado con ella infinidad de veces, pidiendo un descanso en tus labores, pero no lo entienden —suspiró—. Tengo miedo de que Yuehua se convierta en la antigua Wajijiwa.
—Yo también —admitió Xiao Zhan.
—Estoy haciendo todo lo posible para que no sea así —se sentó a su lado y puso una mano sobre la de él.
—Gracias Na Jie —sintió alivio momentáneo.
—Bien, ahora pongamos manos a la obra.
Ella le explicó que seguía teniendo contacto con los abogados del bufete jurídico del padre de Yibo, así que los llamó para pedir asesoría y ellos se ofrecieron a hacer una videollamada en cualquier momento. Lo hicieron al saber que se trataba del yerno del jefe.
En la videollamada analizaron cada punto del contrato, descubriendo que no había ninguna anomalía, al contrario, era una oferta tremendamente buena. La paga era más de lo usual, los descansos establecidos eran justos. El único inconveniente era que Xiao Zhan en verdad ya no quería seguir. No tenía el ánimo ni la energía.
Y la verdad era que, luego de haber peleado así con Yibo, no tenía ánimos para nada.
Al terminar la asesoría legal pudo haber regresado a la oficina de la jefa, pero…
Quizás estaba demasiado cansado para seguir con ese "tira y afloja", quizás solo quería llegar y sumergirse bajo el agua tibia de su bañera, o tal vez extrañaba demasiado a su esposo. Eso último no tenía nada qué ver, pero influía tanto en él que no lo dejaba hacer sus deberes como de costumbre.
Por primera vez en años se moría por un trago.
Derrotado, volvió a casa con ese contrato en mano.
¿Cómo rechazar a la jefa de manera tan directa? No podía. Se sentía en deuda con esa mujer porque fue quien lo salvó de su antigua agencia. Ella le dio una oportunidad cuando nadie más lo hubiera hecho debido a los escándalos. No podía pagarle mal.
No sabía qué hacer.
Llegó a casa con un estado de ánimo muy extraño. De pronto se sentía agotado no solo física, sino emocionalmente también. Trató de distraerse tomando un baño, mirando televisión, haciéndose un té, incluso intentando dormir. Pero ni siquiera estando tan cansado logró conciliar el sueño.
Y es que aún recordaba la discusión con Yibo, su expresión cada vez más pálida conforme fue soltando a diestra y siniestra todo lo que se había estado guardando.
Ahora que lo pensaba con calma, se dio cuenta de que no había obtenido una respuesta de él, pues su madre había intervenido. ¿Qué le hubiera dicho Yibo de haber tenido la oportunidad?
Se sentía un pésimo esposo.
Quería cumplir con todo el mundo, con su familia, con sus jefes, con sus compañeros de trabajo e incluso con los fans. Pero no podía.
Se tiró bocarriba en la cama y miró el contrato que tenía entre sus manos, ya estaba arrugado y dañado. Era una oferta tremendamente tentadora. El Xiao Zhan de hace diez años se habría desmayado con solo ver la cifra monetaria y los tentadores acuerdos. ¿Se estaría traicionando a sí mismo al rechazar aquello por lo que tanto luchó?
Dejó de mirar el contrato, y lo siguiente que apareció ante sus ojos fue el portarretratos al pie de su cama con la imagen de su primogénita, la primera fotografía de su hija que aún no nacía.
Los últimos rayos de sol que se colaban por su ventana iluminaban el cuadro, haciéndolo una vista muy hermosa.
Un tremendo nudo se le formó en la garganta, sus ojos se volvieron acuosos y una risa quebrada salió de su boca.
—Idiota —se golpeó la frente—. Idiota, idiota, idiota —un pequeño golpe acompañó a cada insulto.
Y es que se lo merecía.
Había perdido el verdadero objetivo por el cual había luchado siempre: ser feliz.
Y esa felicidad la encontraba al lado del amor de su vida y de la pequeña criatura que muy pronto tendrían entre sus brazos, producto de ese amor que estuvo a nada de ser erradicado por tontas prohibiciones.
Con quien tenía el mayor deber de cumplimiento, era con Wang Yibo y con su hija. Todo lo demás debería pasar a segundo plano.
¿Cómo había perdido de la mira ese objetivo tan importante?
—Idiota —se volvió a golpear la frente.
Tomó de nuevo el contrato entre sus manos, lo miró por última vez y lo rompió en pedazos.
Sintió una extraña libertad al hacerlo.
Entonces su teléfono sonó y por un momento sintió una punzada en el corazón al pensar en Yibo, debía disculparse, y esa llamada sería una buena oportunidad para iniciar una disculpa.
Pero no era Wang Yibo quien lo llamaba.
Horas antes…
Su avión aterrizó al mediodía en Beijing. Y como si el mundo no fuera lo suficientemente inmenso, Wang Yibo se encontró con un viejo amigo en el aeropuerto. Se miraron a lo lejos, cada uno acompañado por sus respectivos equipos de seguridad, así que se comunicaron por mensajes.
—¿Tienes libre? —inquirió Yibo.
—Todo el día.
—¿Quieres ir por un trago?
—Es muy temprano para eso, pero sí, vamos a mi departamento.
Y enseguida Wang Jackson le envió la dirección para que su chofer lo llevara.
Yibo necesitaba compañía, y Jackson había sido un pilar importante en sus momentos más difíciles, así que parecía obra del cielo encontrárselo justo ahí.
Pasaron el resto de la tarde juntos. Yibo se desahogó con su gran amigo, olvidando por un momento que él no estaba enterado de ciertas cosas.
—Espera, espera, espera ¿qué? —palideció—. ¿Acabas de decir que tendrás una hija?
—Oh… sí, olvidé mencionarlo.
—¡Eso no es algo que olvides mencionar! ¡Joder! ¿Engañaste a Xiao Zhan? ¿Después de todo lo que atravesaron?
Se podía decir que estaba enojado al saber eso.
—Tan idiota como siempre —se burló un poco—. Jackson… esa hija también es de Xiao Zhan. Alquilamos un vientre en los ángeles, y si todo sale bien tendremos una hija de ambos en septiembre.
—¿De ambos? ¿Pero… cómo?
—Vientre alquilado —repitió.
—Pero el esperma solo puede ser de uno.
Yibo suspiró, no tenía ánimos de dar clases de fertilidad, así que lo facilitó para su amigo.
—Mezclaron ambas muestras y no sabemos cuál fue el esperma ganador, y no queremos saberlo en realidad. Lo único que nos importa es que es nuestra hija.
—Vaya —sonrió de oreja a oreja antes de abrazarlo—. Felicidades, hermano —lo apretó con fuerza.
Yibo se congeló un segundo antes de corresponder, recordando lo efusivo y cariñoso que siempre había sido.
—¿Quieres ver una foto de ella? —preguntó aún dentro del abrazo.
—¡Por supuesto que sí!
Orgulloso, Yibo sacó su teléfono y le mostró la fotografía del primer ultrasonido en el que lograron identificar el sexo de la bebé.
—Adorable, lo tienes de fondo de pantalla, eres aodrable.
—Ya cállate —rio y comenzaron así una agradable charla. Jackson lo escuchó como el buen amigo que era, desde sus quejas sobre Xiao Zhan hasta lo triste que se sintió al saber por todo el tormento que su esposo estaba pasando en realidad.
—Problemas maritales que no logro entender y que espero no experimentar cuando me case. Solo puedo decirte que ninguno de los dos parece ser el malo en la historia.
—Ambos lo somos.
—Sí, parece que sí. ¿Quieres un trago?
—¿Qué tienes?
Jackson fue a su reserva de licores.
—Tengo tu favorito: tequila.
A Yibo se le revolvió el estómago con solo escuchar ese nombre.
—¿No tienes té?
El mayor se echó a reír.
—Wang Yibo, en el aeropuerto dijiste que querías un trago.
—Pero de té.
El otro Wang rodó los ojos y fue a calentar agua. Yibo se rio entre dientes. La verdad era que sí había experimentado unas repentinas ganas de alcoholizarse, pero se abstuvo, no era buena idea.
—Mira, no soy bueno dando consejos maritales —le dijo al ver que Yibo lo acompañaba a la cocina—. Pero sí puedo asegurarte que serías un completo retrasado si tiras tu matrimonio por la borda luego de todo lo que han atravesado para poder estar juntos. Par de idiotas —murmuró eso último.
—¿Quién dice que quiero terminar mi matrimonio?
—Es que te ves tan triste y desesperanzado —dramatizó, pero Yibo no se rio.
—Nunca habíamos peleado así.
—Siempre hay una primera vez.
—Se fue tan enojado.
—Y tú lo dejaste ir.
—Era lo mejor, hubiésemos peleado más si lo retenía. Necesita un poco de espacio.
—¿Y si él piensa lo mismo?
Yibo se quedó en silencio.
—Ve, discúlpate y haz que él también se disculpe. Ninguno fue el malo aquí, solo les faltó comunicación.
—¿Tú crees? Quizás yo lo presioné mucho.
—Patrañas. Él tiene que reaccionar y ponerte en primer lugar junto con su hija. No puede hacer estas cosas si va a ser padre, y tú tampoco.
Yibo asintió. Era justo lo que él pensaba.
—Déjame hablar con tu esposo.
—No.
—Tengo que decirle algo importante —se vio amenazador—. Si no arreglan sus diferencias… me quedaré con la custodia de la niña, y contigo si así lo deseas.
Había sido una completa broma, pero una broma que tomó a Yibo desprevenido. Sus ojos estaban grandemente abiertos y de pronto sus mejillas tomaron un ligero sonrojo casi imperceptible antes de fruncir el ceño y golpearlo con fuerza.
—¡No digas estupideces!
—Mira, así nuestra hija tendrá el mismo apellido dos veces.
—Deja de decir tonterías, imbécil —comenzó a retractarse de visitarlo sin que estuviera Lay para ponerlo en su lugar cuando se ponía en ese modo.
Jackson se echó a reír.
—Ya, hablando en serio… ¿qué quieres hacer?
—Disculparme.
—¿Por qué exactamente?
—Por presionarlo, pero no por reclamarle y hacerle ver que necesita poner límites en el trabajo.
—Bien, no más. Porque él no ha hecho bien con esa falta de comunicación, y mira que le diste la oportunidad de abrirse muchas veces.
—Lo sé —suspiró.
—Mira, si algo he aprendido de mis padres es que el matrimonio no es siempre color de rosa, pero cuando el amor es real, prevalece a pesar de todo. Y estoy seguro de que el de ustedes es real.
—Yo también —sonrió de lado.
Entonces se enfrascaron en viejos recuerdos de Aspen, en cómo Yibo había dejado a Xiao Zhan afuera en el frío por horas, en las borracheras y en las tantas anécdotas.
Esos recuerdos solo ayudaron a Yibo a confirmar que necesitaba hacer las paces con su esposo lo antes posible. La mala comunicación no iba a ocasionar estragos en su matrimonio, no lo haría.
Entonces tuvo una idea, algo tonta, pero era una idea a final de cuentas.
—¿Todavía tienes tu reproductor de música portátil? —recordó aquella bocina pequeña y tremendamente potente que se había llevado a Aspen hace muchos años.
—Tengo la versión nueva y mejorada.
—Préstamela.
—¿Qué tienes en mente? ¿Te puedo acompañar?
—Xiao Zhan, buenas noches. Disculpa que te moleste a esta hora. Soy el director del marketing internacional de Calvin Klein.
—Oh, hola, buenas noches —respondió en inglés.
—Solo quería comentarte que mañana serán lanzadas las imágenes de la sesión que tuvimos hace algún tiempo con ustedes. Desde tu ubicación va a ser difícil que accedas a ellas, así que me gustaría mandarte un archivo con todas las fotografías. ¿Te parece bien?
—A decir verdad me encantaría —se emocionó. No quiso decirle que tenía VPN y podía entrar a cualquier sitio web falsificando su ubicación verdadera.
—Excelente, estarán llegando a tu correo en… ya, ya llegaron. ¿Puedes confirmar que las recibiste?
—Un momento —entró a su e-mail y sí, ahí estaban—. Las tengo.
—Bueno, eso era todo. Fue un placer haber trabajado con ustedes. Todo el equipo espera que en un futuro se pueda repetir la oportunidad.
—Sería todo un placer.
No, no lo sería. La verdad no sabía si se atrevería a hacer eso de nuevo. De hecho… se arrepentía un poco. Era un hecho que habría mucho caos, pues nadie sabía sobre esa colaboración con la marca. Sería una bomba.
Suspiró cansado hasta que abrió los archivos.
Por poco se le cayó el teléfono al ver las fotografías. La primera que observó fue una de Yibo.
Sonrió como tonto y sus ojos se volvieron ligeramente acuosos.
Acarició la pantalla y por accidente cambió al siguiente archivo. Ahora era una foto de ambos.
Por Dios… se veían tan bien juntos. En esa foto se estaban mirando a los ojos. Era… wow. Haciendo a un lado el hecho de que estaban medio desnudos en una cama, era hermoso ver la conexión que compartían simplemente poniendo atención en la forma en que se miraban.
Una vez más Xiao Zhan se palmeó la frente, sintiéndose un total idiota.
—Ya basta de esto… —cerró los archivos, buscó su contacto principal en la agenda del teléfono e inició la llamada.
Necesitaba hablar con su esposo en ese mismo instante y pedirle disculpas por lo idiota que había sido. Ya no le daría más "espacio".
Pero entonces un ruido lo alertó.
Eran voces.
Terminó la llamada y se asomó por la ventana de su cuarto. Había dos sombras caminando por el jardín.
La sangre se le fue hasta los pies.
Entonces una canción comenzó a sonar.
Espantado, Xiao Zhan usó su teléfono para encender las luces inteligentes de esa parte del jardín. Su temor más grande estaba ocurriendo: alguien se había metido a su hogar.
Pero lo primero que vio al encender la luz, fue a Wang Jackson sosteniendo una bocina sobre su cabeza y a Wang Yibo a su lado mirando hacia él, comenzando a cantar una tonta canción que lo conmovió hasta la médula.
Wang Yibo estaba cantando a todo pulmón "Hopelessly devoted to you" una canción a la que ambos le tenían especial cariño.
—"You know I'm just a fool who's willing to sit around and wait for you. But baby can't you see there's nothing else for me to do. I'm hopelessly devoted to you" —cantaba con verdadero sentimiento.
Xiao Zhan abrió la ventana, dejándose ver por su esposo quien de inmediato puso más esfuerzo en su canto.
—"But now… THERE'S NO WAY TO HIDE, SINCE YOU PUSHED MY LOVE ASIDE I'M OUTTA OF MY HEAD. IM HOPELESSLY DEVOTED TO YOU".
—"Hopelessly devoted to you…" —coreó Jackson Wang.
Xiao Zhan se llevó una mano a los labios, conteniendo una risa que quiso escapársele. ¿En verdad Yibo estaba haciendo eso? Vio en su sonrisa traviesa que se estaba divirtiendo al ver cómo reaccionaba ante esa "serenata".
—Baja ya —pidió Jackson—. Antes de que me pida que le rocíe agua encima a modo de lluvia.
Entre risas, Xiao Zhan bajó corriendo al jardín, y lo primero que hizo fue abrazar a su esposo y decirle el más sincero "Perdóname".
—Mi trabajo aquí está hecho —les dio palmadas en la espalda a ambos mientras se abrazaban—. Ámense mucho, y si tienen ganas y tiempo, vayan a desayunar mañana a mi casa, yo cocinaré.
Xiao Zhan se separó del abrazo y le sonrió.
—Gracias, Jackson.
Ese "gracias" tenía mucho peso y significado.
—Sí, sí, ya vete.
—Oh, casi lo olvido. Zhan Zhan, le dije a Yibo que si ustedes no solucionan sus… —fue silenciado por la mano de Yibo sobre su boca.
—Nos vemos mañana en tu departamento. Cocina algo decente. Gracias.
Jackson rodó los ojos y se fue.
—¿Qué iba a decir?
—Nada importante. Zhan Zhan, necesitamos hablar.
—Sí —suspiró y lo tomó de la mano.
Entraron a su hogar, calentaron un poco de agua en la cocina y bebieron té en la sala mientras ponían las cartas sobre la mesa.
—Quiero escucharte, Yibo, en casa de mis padres no pude oír una respuesta de ti luego de todo lo que te dije. Aunque para empezar debo disculparme por la manera en que solté todo aquello. Lo lamento.
—Disculpa aceptada —sonrió—. Me hubiera gustado saber todo eso desde antes, amor, no sabía que sentías tanto peso sobre tus hombros. Quería decirte tantas cosas en la cocina, pero fue bueno que no termináramos de hablar, me dio oportunidad de reflexionar.
—A mí igual.
—Voy a ser sincero. Me entristece que no me dijeras nada sobre tu carga de trabajo y los contratos, te di la oportunidad de hacerlo muchas veces, incluso te pregunté directamente.
—Lo sé. No quería preocuparte.
—Es que eso ya no funciona así, somos esposos, eres mi familia. Se supone que deberías sentir la confianza de decirme esas cosas. Con todo esto sentí como si hubiéramos retrocedido diez años en nuestra relación. Me sentí perdido.
—Lo lamento mucho, de verdad. Y no es que no sintiera confianza, solo no quería… —suspiró—…Yibo, eres accionista de YUE HUA, literalmente eres mi jefe.
Se quedaron en silencio unos segundos.
—Y no me malentiendas, no me molesta eso en lo absoluto. Pero sabía que si te decía algo sobre el trabajo no dudarías en defenderme y meter las manos al fuego por mí.
—Obviamente.
—¿Ves?
—¿Está mal que defienda a mi esposo?
—Ese es el problema. En el trabajo no soy tu esposo. Y si te decía algo irías a tratar de solucionarlo, y mi orgullo no me lo permite.
Yibo chasqueó la lengua.
—Voy a ir a hablar con la CEO.
—No, Yibo, no —suspiró.
—Descuida, no haré nada que te comprometa. Conozco bien este mundo.
Y tenía toda la razón, no por nada tenía muchos años más de experiencia.
—Déjalo en mis manos, ¿si?
—Entonces tengo que contarte algo primero.
—¿Qué?
—Me dieron una extensión de contrato, otra vez.
—Con un demonio, no puede ser que…
—Tranquilo, rompí el contrato.
Wang Yibo lo miró atónito.
—¿Lo tienes aquí?
—Sí.
Fueron a la habitación, unieron las partes y Yibo lo leyó.
No había fallas en ese documento, era una excelente oferta para la carrera de Xiao Zhan.
—Leyendo esto, y viendo los beneficios… sé que voy a actuar muy contradictorio, pero amor, ¿lo vas a rechazar? Aún no hablas con la jefa, ¿verdad?
—Aún no, pero es un hecho que lo rechazaré. Yu Jie y tú son más importantes.
Yibo se desconcertó.
—¿Quién? —parpadeó confundido.
—Estuve pensando en un nombre para nuestra hija.
—Sí, pero no has sugerido ninguno.
—Bueno, se me ocurrió que podría llamarse Yu Jie.
—"Jade precioso y puro". Es como hacerle honor a Lan Wangji.
Xiao Zhan asintió.
—Y tiene tu apodo incluido.
Los ojos de Wang Yibo brillaron.
—Es perfecto.
—¿Te gusta?
—¡Sí! —hasta olvidó lo que estaban hablando.
—Volviendo al tema: sí. Lo he decidido. Mañana temprano hablaré con la CEO, al mediodía volveré a Mongolia, terminaré el proyecto y regresaré a casa.
Esas palabras fueron un alivio inmenso para Yibo.
—Wang Yibo, Wang Yibo —suspiró—. En verdad lamento haberte hecho sentir solo durante estas semanas. No fue justo para ti.
—Y yo lamento haberte presionado tanto.
Xiao Zhan negó con la cabeza.
—Lo necesitaba, además, a pesar de ello no dejabas de ser lindo conmigo —le pellizcó una mejilla—. Quién lo diría.
—Oh cállate —le dio un golpe en la mano para que ya lo dejara en paz.
—Por cierto. Mañana publicarán las fotos de Calvin Klein —le extendió su teléfono para que las viera.
Wang Yibo se maravilló. Miraron las fotos antes de ir a la cama y acurrucarse juntos.
—Yibo…
—¿Mnh? —estaban frente a frente bajo las mantas, cerca uno del otro.
—Estaba muy exhausto, de hecho aún estoy algo cansado, por eso yo… por eso no logré tener una erección la última vez.
Yibo asintió con la cabeza.
—Luego de ver los rumores que se formaron sobre mi compañera y yo… —fue interrumpido.
—Sé que no me serías infiel, lo sé muy bien.
Xiao Zhan le sonrió conmovido.
—Aunque no te voy a negar que pasó por mi mente.
—Lo siento tanto. Estuviste muy ansioso en este tiempo, ¿verdad?
—Se me estaba cayendo el cabello.
Xiao Zhan no pudo más y lo abrazó con fuerza.
—Nunca habíamos tenido problemas de comunicación —murmuró el mayor.
—Eso era porque teníamos problemas más grandes: el gobierno.
—La comunicación nos salía tan bien en ese entonces —rio.
—Y volverá a ser así. Ya no te guardes nada, conmigo no. Comparte tu carga, y yo haré lo mismo.
—Está bien.
—¿Lo prometes? —le extendió su meñique.
Xiao Zhan rio, pero estaba conmovido.
—Lo prometo —entrelazaron sus meñiques.
—Si incumples esta promesa se te va a caer el pene.
Xiao Zhan tardó en procesar esas palabras tan fuera de contexto. Por un momento juró que diría que se le caería el meñique, como la cultura japonesa y otras tantas acostumbraban.
—Eso no nos conviene a ninguno de los dos —rio abiertamente.
—No, así que no faltes a tu promesa.
—Está bien. En ese caso... —suspiró, no era fácil lo que estaba a punto de hacer—. ¿Puedes intervenir por mí ante la CEO? —doblegó su orgullo.
No supo cómo explicarlo, pero una sensación de satisfacción invadió a Yibo al saberse capaz de proteger y defender a su esposo en eso que era tan bueno: los negocios.
—Lo haré. Y te prometo que todo saldrá bien.
—Gracias —suspiró de nuevo y sonrió al sentir un beso de Yibo en su frente—. ¿En qué momento maduraste tanto? Exceptuando lo de la caída del pene, has madurado bastante en tan poco tiempo.
—Me has enseñado mucho —acomodó un mechón de su rebelde cabello—. Justo ahora solo estoy poniendo en práctica lo que me enseñaste hace años —sonrió—. ¿Recuerdas cómo peleamos aquella vez con el tema de las motos?
—Me hiciste la ley del hielo por días.
Yibo rio.
—Y tú me enseñaste la importancia de hablar las cosas como adultos.
Ambos volvieron a reír.
—Ya podemos decirle a Ayanga y Dalong que tuvimos nuestra primera pelea de casados.
—Vaya que sí.
Se reacomodaron en cama hasta quedar más abrazados. Xiao Zhan acomodó su cabeza en el costado de Yibo, muy cerca de su corazón.
—Así que "Yu Jie" —murmuró el menor, aún ilusionado por el bello nombre.
—¿Estás seguro de que quieres que sea ese?
—Me encanta. Será ese o "Zhanyi".
—Yu Jie será. Además… me gustaría otra cosa.
—¿Qué? —bajó la mirada hasta toparse con esos grandes ojos que tanto amaba.
Xiao Zhan se incorporó un poco para mirarlo de frente.
—Quiero que nuestra primera hija lleve tu apellido.
Yibo se quedó sin palabras.
—Es algo que tenemos que decidir pronto porque no podemos ingresarla al país a menos que tenga tu apellido o el mío. Uno de los dos será su padre legal, y el otro… bueno, no lo será legalmente, pero lo que importa es que podamos traerla a casa.
Yibo seguía sin habla.
—Di algo.
—¿Estás seguro de eso? El apellido es… no es cualquier cosa.
—Mis padres enloquecerán al principio, pero ya lidiaré con eso prometiéndoles más nietos.
—Amor, estás hablando mucho en plural.
—Lo sé, lo sé. Aún ni siquiera tenemos a la primera y ya estoy hablando de más —rio—. Primero veamos cómo nos va con Yu jie, y si logramos adaptarnos iremos por el segundo, y ese llevará mi apellido.
—No lo sé… —parecía indeciso—. Tu madre jamás lo superará.
—La tuya tampoco lo haría. Además, eso no importa en estos momentos, es nuestra hija, no de ellos —rio—. ¿Qué dices?
—Está bien —una gran sonrisa apareció en su rostro—. Se me hace poco justo que lleve mi apellido cuando hasta hace unos años yo no quería hijos.
—Pero cuando eras mucho más joven decías que tendrías una hija, bien, pues se te cumplió. Aprovecha la oportunidad, tómala o déjala.
—La tomo.
—Wang Yu Jie —murmuró.
¡Se escuchaba tan bien!
Comenzó a quedarse dormido al sentir que Xiao Zhan, a pesar de su posición acurrucado a un lado de él, le hacía tiernas caricias en el pecho, arrullándolo hasta que cayó en un profundo sueño.
No obstante, Wang Yibo se despertó varias veces durante la noche, agitado y temeroso ante la idea de que su reconciliación hubiese sido solo un sueño.
Pero el pánico desaparecía cuando sentía ese cuerpo cálido a su lado, abrazándolo.
En una de esas ocasiones en las que despertó agitado, bajó la mirada y se llenó de ternura al ver la mitad del rostro de Xiao Zhan aplastado contra su pecho. En ningún momento lo soltó, el agarre era firme, casi como si él también temiera que todo fuese un sueño.
Eran un par de tontos acarreando traumas del pasado sin superar.
Acarició el cabello de Xiao Zhan con una mano e inhaló fuertemente su aroma. Esa era la mayor garantía de que no era un sueño, pues en sueños no podía percibir su verdadero olor.
—Xiao Zhan, Xiao Zhan —murmuró en medio de la noche. El reloj despertador de su buró indicaba las tres de la mañana—. Te amo —con esfuerzo logró besar su frente. Entonces se preguntó si estaría cómodo. No se había movido desde que se quedaron dormidos, y la verdad es que él ya no sentía su brazo izquierdo.
Con cuidado, y tratando de no despertarlo, logró cambiar de posición. Acostado uno junto al otro, muy de cerca.
Sintió alivio cuando la circulación sanguínea regresó a su brazo. Pero lo que no esperaba era que, aún dormido, Xiao Zhan se escabullera hasta aferrarse a él una vez más.
Wang Yibo contuvo una carcajada y no tuvo más opción que corresponder.
Más esfuerzo tuvo que hacer para contener su risa cuando Xiao Zhan se quejó entre sueños, haciendo un adorable mohín.
Yibo suspiró.
—Amor —acarició su mejilla—. Te amo, pero ya no siento mi brazo —susurró lo suficientemente alto para que Xiao Zhan reaccionara un poco.
—¿Mnh? —entreabrió los ojos, volviendo por un momento a la consciencia—. Lo siento.
A Yibo le recorrió un escalofrío por toda la espalda.
Esa voz… esa preciosa voz ronca de Xiao Zhan al despertar. No se habían dado cuenta de que extrañó eso también.
—¿Qué sucede? —no dejaba de verse sexy a pesar de que se tallaba los ojos con ambas manos como si fuese un niño pequeño.
—Es mi turno —lo empujó hasta dejarlo bocarriba, y ahora fue Yibo quien se recostó a su lado, descansando su gran mano sobre…
Xiao Zhan rio.
—Me haces cosquillas —murmuró con los ojos cerrados, a punto de caer dormido de nuevo a pesar de que Yibo le apretaba sin recato alguno sus pectorales por debajo de la camiseta.
Yibo besó su mejilla y descansó la cabeza en la almohada junto a su esposo, sin dejar de manosearlo hasta que ambos quedaron dormidos de nuevo.
A la mañana siguiente ambos despertaron sintiendo una dicha que tenían tiempo de no experimentar, se abrazaron y empezaron su día con energías renovadas.
Luego de un desayuno compartido, salieron de casa en la nueva camioneta familiar, obviamente con Yibo al volante.
—¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe? —inquirió Yibo cuando aparcó en el estacionamiento subterráneo del edificio.
Xiao Zhan asintió sin dudar.
—¿Estás tranquilo? —estaba preocupado por su esposo.
El mayor soltó una risa pequeña antes de besarlo en los labios.
—Estoy tranquilo, me asesoró el mejor en estos temas —le dedicó una linda sonrisa que logró sonrojar a Yibo, como si fuese aquel joven de veintiún años que temblaba de emoción al ver a Xiao Zhan.
—Entonces esperaré aquí por ti.
—Por favor.
—Ven —lo estiró de la solapa de su blazer para besarlo de nuevo en los labios—. Para la buena suerte.
Xiao Zhan sonrió y lo tomó de la nuca para obtener un beso extra.
—Y uno para el camino —rio antes de salir al fin del auto.
Yibo lo había asesorado lo suficiente como para que pudiera llegar a esa oficina con completa seguridad y tranquilidad luego de descubrir (gracias a su esposo) que la CEO no podía obligarlo a nada, pues al parecer su contrato original era ligeramente más flexible que el del mismo Wang Yibo.
Así pudo entrar a la oficina de la jefa y rechazar su oferta amablemente, sin lugar a réplicas.
—Mi agenda está cada vez más saturada, necesito aligerar la carga de trabajo, así que comenzaré a rechazar ofertas hasta nuevo aviso.
El ceño de la mujer se frunció notablemente.
—Entiendo —descansó el mentón sobre sus dedos entrelazados—. ¿No hay manera de que te haga cambiar de opinión?
—No.
Ella suspiró.
—De acuerdo. Hablaré con los ejecutivos. Pero… ¿Si terminarás este proyecto?
—Por supuesto, ya tengo mi maleta en el auto y estoy por ir al aeropuerto.
No fue necesario más. Xiao Zhan salió de esa oficina luego de despedirse cortésmente de ella, volvió al auto con su esposo y este lo dejó en el aeropuerto acompañado por su equipo de seguridad que ya esperaba ahí por él.
Para sorpresa de ambos, la despedida no fue tan dolorosa como imaginaban, al contrario, estaban emocionados porque al fin tendrían tiempo para sus vidas personales. Era cuestión de semanas para que pudieran tener una vida más "normal", juntos.
—No esperaba verte aquí, pero pasa, adelante —se sentó de nuevo tras su escritorio—. ¿Sabes? Tu esposo estuvo aquí hace no más de una hora.
—Lo sé, vengo a hablar sobre él —se sentó en una de las incómodas sillas frente al escritorio.
—¿Él sabe que estás aquí?
—No, pero sabe que lo haría tarde o temprano.
—Vienes a abogar por él, ¿no es así?
—Vengo a establecer límites. Xiao Zhan es demasiado amable y educado como para ser lo suficientemente directo. Pero yo no me considero amable, y tampoco muy educado.
La jefa soltó una pequeña risa. Conocía el carácter de su idol estrella, casi quince años de interacción no pasaban en vano.
—Sabía que vendrías a buscarme —sacó una carpeta de uno de sus cajones y se la extendió sobre el escritorio.
—No.
—Ni siquiera sabes qué es.
—Ya dije que no.
Ella suspiró y rio un poco.
—Sigues siendo un niño malcriado, Wang Yibo, tómalo por favor —lo miró con cariño. Eso lo desconcertó por completo.
Tomó la carpeta y vio lo que era: una propuesta para un nuevo proyecto.
¿Pero es que ella no entendía?
—Antes de que me reclames algo —lo interrumpió cuando vio que tomaba aire para hablar—. Quiero que sepas que estuve de acuerdo con Xiao Zhan en todo lo que me pidió, fue lo suficiente asertivo y directo. Ya no habrá proyectos grandes para él y para ti tampoco durante un tiempo.
—¿Y esto? —señaló lo que tenía en manos.
—Es un pequeño favor que quiero pedirles. No le he dicho nada a Zhan Zhan, pero como sabía que vendrías pronto a verme, decidí esperar. Si lo lees con detenimiento verás que es una propuesta para una serie corta en la que Xiao Zhan y tú serían los protagonistas, villanos los dos. Sería como una "despedida temporal" para los fans.
—Y les va a generar muchos ingresos de ahora hasta que volvamos.
—Exactamente —sonrió de oreja a oreja.
Yibo rio al leer que los protagonistas tendrían un interés amoroso. Hace años sus vidas corrían riesgo cuando se supo sobre su relación homosexual… ¿y ahora harían una serie sobre eso?
—Imposible, no será transmitida.
—Nos arriesgaremos. Tenemos los contactos para lograrlo, ya sea dentro del país o fuera de él.
Eso asombró a Yibo.
—Y lo mejor de todo… —ella se levantó y le señaló un punto en específico del documento—. ¿Ya viste quién será el director y productor?
Los ojos de Yibo se abrieron enormemente por el asombro. Una sonrisa se instaló en su faz y no se borró.
—Háblalo con Xiao Zhan cuando regrese de Mongolia, piénsenlo y denme su respuesta lo antes posible. ¿Te parece bien?
Yibo asintió sin borrar esa ligera sonrisa. Él iba dispuesto a pelear con su jefa, pero terminó sintiéndose emocionado por la oportunidad de volver a trabajar con su amado.
Continuará…
¡Hola pastelitos!
¿Qué les pareció el capítulo?
Sé que prometí "vergazos", lo lamento si esperaban violencia doméstica, porque no fue así jajajaja pero entiéndanme, yo quería verlos pelear a golpes… ¿y qué mejor manera que actuando?
No sé ustedes, pero yo mantengo la esperanza para que sucedan estas dos cosas:
1) Que Xiao Zhan obtenga al fin su papel de villano.
2) Que estos dos mensos puedan actuar juntos de nuevo.
Spoiler:
¡Se viene la llegada de la primera hija en el próximo capítulo!
¿Se imaginan a Xiao Zhan y Wang Yibo como padres de una niña? Yo sí, y se me vienen muchos escenarios adorables y graciosos también.
¡Gracias por seguir leyendo esta historia!
25/01/24
9:20 p.m.
