Capítulo 47

Partida y regreso

El viaje de vuelta fue casi tan largo como el de ida, o al menos esa fue la sensación que le dio. Podría haberse ido volando y en unas pocas horas plantarse delante de la puerta de casa, pero no lo hizo. Quería volver tras sus pasos, observar todo el camino realizado, volver a hilvanar lo hilvanado; con la bici fue algo más rápido, pero aun así tardó varios días en atravesar casi todo el cantón de vuelta. Al poco de marcharse se enteró de quién fue el ganador de la conferencia de ese año, Matís cayó en las semifinales ante el chico del darkrai, Roy, y éste logró alzarse con la victoria en la final; vio a Iris por televisión entregándole el trofeo y recibiéndolo con gesto excelso, como si hubiera saldado una cuenta pendiente desde hace mucho tiempo atrás. Tras eso no quiso saber nada más, continuando el viaje sin mayores dramas. Sus pokémon no le culparon en ningún momento y, de alguna forma, entendieron su decisión; además se encontraron con los espadachines místicos por el camino y les estuvieron acompañando durante todo el viaje.

En ciudad Marga vio a Ciprián nadando por las inmediaciones del resort, saludándole fugazmente al tiempo que el líder le devolvía de vuelta el saludo cordialmente antes de volver a sumergirse de nuevo.

En ciudad Caolín, donde se pasó para echar un vistazo, vio a Lirio ayudando en las tareas de reconstrucción, viéndole en la distancia y asintiendo brevemente con la cabeza a modo de saludo. El chico le devolvió el gesto de vuelta, continuando con el viaje de vuelta.

En pueblo Arenisca se reencontró brevemente con Cintia, la cual seguía enfrascada en su estudio de las ruinas submarinas, pero en cuanto lo vio le saludó rápidamente antes de volver a sus estudios del todo concentrada.

De vuelta en ciudad Loza pasando por pueblo Chamota para coger el avión se reencontró con Gerania en el aeropuerto, saludándole cortésmente y teniendo unas breves palabras con él.

-Entonces... ¿te lo has pensado por fin?

-Sí, lo he hecho.

-¿Cuál es tu respuesta entonces?

Pasando por encima de la obvia miradita que la líder le estaba echando, el chico tan solo sonrió someramente antes de darla la respuesta que tanto ansiaba.

-Pues mira, en otro momento y circunstancias te diría que sí sin dudar, pero... creo que ya va siendo hora de que cambie algunas cosas en mi vida, así que...

La líder, lejos de verse decepcionada al respecto, relajó su gesto esbozando una sonrisa más tranquila y murmurando de seguido.

-Comprendo... me alegro de ver que te lo tomas con más calma.

-Sí, algo así...

Tras esa breve conversación el chico se despidió de ella y continuó su viaje sin mayor dilación.

En ciudad Fayenza vio a Yakón cerca de las instalaciones del Pokémon World Tournament supervisando las últimas obras y remates, con intención de abrirlo más pronto que tarde. Al ver al chico el empresario le miró de cabo a rabo por un instante, a lo que él tan solo le saludó con buenas formas. Como respuesta, el líder de gimnasio llegó a esbozar una leve sonrisa, devolviéndole el gesto y volviendo a sus quehaceres.

Pasando por ciudad Mayólica se encontró con Camila en una pasarela al aire libre cerca del gimnasio; la modelo se dio cuenta de que estaba allí y el chico le saludó cortésmente al pasar al lado. Ella se sorprendió un poco pero finalmente le lanzó un beso, el cual Rizzo cogió con una grata sonrisa.

En ciudad Porcelana vio que Camus había sacado a la calle su colección de arte abstracto y le vio danzando entre sus cuadros; él le saludó realizando una filigrana en el aire y el artista le guiñó un ojo al tiempo que le encuadraba comentando.

-¡Qué hermosa nueva composición estoy viendo!

Cruzando la calle principal de ciudad Hormigón vio que Hiedra había organizado otro concierto, ésta vez al aire libre; la metalera líder de gimnasio se marcó un solo de bajo y fue entonces cuando vio al chico, el cual la saludó rasgando unas cuerdas invisibles con gesto amistoso. Ella se lo tomó bien y se marcó un tanto en su honor, con una buena sonrisa.

Pasando por pueblo Ocre, en el campo de batalla de la casa de Mirto éste y Cheren estaban librando una batalla, siendo observados por Bel; vio al stoutland del líder luchando contra el volcarona del ex campeón retirado, ya que pudo descubrirlo en su estancia en pueblo Vidriera y en una visita fugaz al Hall de Fama. Un potente hiperrayo chocó contra un intenso lanzallamas, provocando una nube de polvo que los cubrió a ambos durante unos pocos segundos; en cuanto éste se posó, los tres pudieron ver a Rizzo junto a la entrada de la casa, el chico les saludó levantando un puño. Mirto sonrió abiertamente y le dedicó un fuerte zumbido, mientras que Cheren contraatacaba con derribo.

Y, finalmente, llegó a ciudad Engobe; fue directo hacia su casa, los espadachines se habían ido antes de entrar a la ciudad y keldeo caminaba alegremente a su lado. Entró en casa sin hacer ruido, dejó las cosas en su habitación y buscó a su madre, encontrándola en el salón y anunciando de seguido.

-Ya estoy en casa.

Ella se levantó del sofá y le miró, con los ojos vidriosos; quiso decir algo, pero él la cortó.

-No, espera, déjame hablar. Sé que no he sido el mejor hijo del mundo. Llevo ignorándote desde hace muchos años, y siento que te debo una explicación. Cuando tenía diez u once años, encontré en tu habitación unos libros que no eran apropiados para mi edad. Hablaban sobre sexo sin protección, embarazos no deseados o métodos anticonceptivos. Al contrario que otros niños de mi edad yo era curioso e impulsivo y los leí. Apenas entendí casi nada de lo que decían, quedándome más con las fotografías e imágenes que tenían que otra cosa. Me llamaron la atención y, pensando que eran cosas de adultos importantes, me propuse dar con una respuesta por mi cuenta sin necesidad de preguntarte a ti o a nadie. No sé por qué llegué a esa conclusión, supongo que fue por hacerme el chulo, quería ser mayor lo antes posible para así descubrir todo eso por mi cuenta. Así que empecé a acercarme a las chicas para tratar de entenderlas, pero apenas me prestaban atención o se alejaban de mí. Eso me frustró mucho, por lo que hice todo lo posible por atraerlas para que me hicieran caso. En mi búsqueda de una respuesta a esas nuevas cuestiones, me encontré con otro libro en la sección de mayores de la biblioteca sobre técnicas de ligoteo y persuasión y lo estuve leyendo a escondidas allí. Supongo que fue entonces cuando empecé a desarrollar cierto morbo por ese tipo de cosas, deseando ponerlas en práctica lo antes posible. Finalmente, con doce años y medio, logré conquistar a mi primera chica en todos y cada uno de los sentidos, incluyendo el sexual. Sí, perdí la virginidad a los doce años. Eso hizo crecerme a todos los niveles, sintiéndome físicamente mayor e infinitamente más sabio que el resto por ello. A partir de ahí normalicé todo eso, y con ello, vino todo lo demás. Fue entonces cuando empecé a alejarme de ti casi sin darme cuenta. El resto... bueno, supongo que ya lo sabes.

Tras esa detallada explicación el chico se quedó callado, mirando al suelo con gesto plano y sin saber qué más decir. Por su parte su madre esbozó una triste sonrisa, como si se hubiera visto reflejada en ella de alguna manera, cosa que llamó la atención de Rizzo. Ella le invitó a sentarse a su lado con un rápido gesto de su mano y él lo hizo, sin apenas poder mirarla directamente a la cara. Tras eso, ella empezó a hablar.

-Vale, ahora entiendo muchas cosas. Lo creas o no, yo era un poco como tú cuando tenía tu edad, aunque no fui tan precoz en comparación contigo. Me encantaba salir de fiesta, emborracharme y ligar con chicos guapos, me era muy sencillo porque yo también era muy guapa, y además lo sabía, por lo que iba a degüello en ese sentido. Ponía en ridículo a las chicas menos agraciadas que también intentaban ligar, levantándolas sus rollos y quedándomelos yo. Y sí, también los remataba en ese sentido, no había noche que no llegara a tener una, dos o incluso tres relaciones, a veces incluso seguidas. Al igual que tú, normalicé esa situación y seguí manteniendo ese ritmo de vida, que en parte me excitaba y gustaba, no lo voy a negar. Poco a poco comencé a desarrollar una adicción al sexo de la que no le hablé a nadie, ni siquiera a mis padres. Por suerte en todas mis aventuras nunca llegó a pasar nada, por raro o increíble que parezca. Pero finamente, y además durante mi propio viaje para ganar las medallas, cayó el premio gordo, por así decirlo. Me quedé embarazada de ti con dieciséis años. Nunca supe quien fue, pero por aquel entonces no me importaba mucho, ni siquiera cuando me enteré como tal, puesto que al principio pensé que sólo estaba engordando. De hecho fue en un centro pokémon cuando me enteré, puesto que me desmayé de repente, y la enfermera jefe que me ayudó estuvo encima de mi en todo momento, haciéndome pruebas, atendiéndome y siendo realmente buena conmigo. Su sinceridad me conmovió, y la permití ayudarme cuando aún no sabía lo que iba a hacer contigo. De hecho incluso llegué a considerar la posibilidad de deshacerme de ti, con todo lo que ello implicaba, pero ella me persuadió de no hacerlo. Al principio estaba muy asustada y tenía mucho miedo de cómo iban a reaccionar mis padres, pero ella cuidó en todo momento de mí, ayudándome incluso a hablar con ellos. Para mi sorpresa, y después del enfado inicial, fueron comprensivos conmigo, de hecho fueron ellos quienes me regalaron esos libros que tú encontraste en mi habitación. Al final tenerte fue lo mejor que me pudo pasar, puesto que me hizo tomar conciencia de mi misma y de mi propia vida. Si hubiera seguido adelante sin ti, hubiera sido mucho, mucho peor. De cierta manera, podría decirse que me salvaste. Fuiste mi pequeño rayo de esperanza cuando lo veía todo gris.

El silencio posterior tras todo eso fue extrañamente ligero y muy breve, al tiempo que Rizzo levantaba la cabeza y la miraba fijamente por primera vez desde que entró. Su madre le devolvió el gesto esbozando una sonrisa y cogiéndole de las manos; por un instante el chico se quedó ahí, sin moverse ni decir nada al respecto, pero en un momento dado respondió y la asió de las manos él también, cosa que en parte emocionó a la mujer, que se las sostuvo un poco más fuerte. Fue entonces cuando Rizzo habló.

-No somos tan distintos como yo pensaba...

-No... en parte me siento responsable, lo siento, debí de ser más dura contigo, pero no quería que me vieras como una madre horrible y te dejé hacer en todo momento. No hice ningún esfuerzo por tratar de entenderte o hacerme valer como madre. Lo siento tanto, cariño...

-No, no te disculpes, en todo caso tendría que ser yo quien lo hiciera, no tú. Yo... lo... lo... lo siento, mamá...

Decir eso le costó mucho más trabajo de lo que él mismo se esperaba, como si no quisiera o le costara poner en orden sus pensamientos. Quería sentir lo que decía, quería expresar lo que pensaba, pero le costaba muchísimo esfuerzo, tanto que hasta le daba dolor de cabeza, llegando a dejar escapar un gesto adolorido en el proceso. Su madre murmuró en ese momento.

-Tranquilo, cielo, está bien...

-No, no está bien, mamá, nada está bien... creo que hay algo que está mal conmigo... no logro... no consigo... mierda, joder...

El chico cerró los ojos con fuerza, sintiendo una gran frustración al respecto. Realmente deseaba querer a su madre, demostrarlo con hechos y no tanto con palabras, pero sentía que había algo en su cabeza que se lo impedía por todos los medios. En ese momento la mujer murmuró.

-Está bien... buscaremos ayuda ¿vale? Saldremos de esta, hijo, te lo prometo...

Ante eso el chico tan solo asintió con la cabeza, al tiempo que ella apoyaba su cabeza en su hombro y él se dejaba hacer, sintiéndose un poco mejor al respecto. Ambos se quedaron en esa pose, mientras dejaban pasar el tiempo.


¡Y aun más Pokémon! Esta vez con un capítulo que también marcará un antes y un después, esta vez con la relación entre Rizzo y su madre. Hablemos un poco de él.

En un principio la historia de Rizzo era muy distinta, de hecho era bastante cliché y manida puesto que involucraba a un padre muerto (oh, vaia, no me lo hexperava...). Fue por eso por lo que en cuanto empecé a corregir esta historia supe que tenía que cambiar eso, pensando por el camino una razón por la cual Rizzo es como es, saliendo lo que habéis leído en este capítulo. Quise hacerlo lo más natural posible y de modo que reflejara la vida que su propia madre tuvo en su momento (de tal palo, tal astilla, ya sabéis), sin necesidad de trauma por padre muerto que tan trillado está ya en cualquier historia que se precie. Y no sólo eso, sino que dejo entrever que hay algo más ahí de naturaleza patológica, cosa que también abordaré durante los siguientes capítulos.

A partir de aquí comenzará todo lo relacionado con el postjuego, que de hecho aprovecharé para retomarlo porque, sorpresa, en su momento lo dejé parado y no lo volví a retomar, por lo que por fin le daré término a esta historia después de ni se sabe cuanto. Puedo ir adelantando que usaré el Pokémon World Tournament como hilo principal para contar una pequeña historia extra que cerrará del todo la quinta generación, así que esperad el siguiente capítulo más pronto que tarde.

Y eso es todo, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!