Cbt1996: Hola linda, si Kagome ya tiene el pergamino en sus manos y hará todo lo que está en sus manos para convencer a Inuyasha, al precio que sea jaja y Naraku es un personaje que no podía dejar afuera, él siempre le da el toque de suspenso a todo jiji. Gracias por todo linda, besos.

Kayla Lynnet: Hola linda, no te preocupes Kirara esta bien, jamás le haría algo malo a mi Kirara. La pulga Myoga cuando Miroku le preguntó cómo llegó ahí donde ellos tenia ganas de escribir algo así:

- Pulga Myoga, ¿Cómo llego aquí?

- No se, cosa de la autora - jajaj pero no lo puse jaja.

Naraku, esa araña siempre metida en todo, lo único que puedo decir que él va a volver y la historia tomará un giro jiji saludos linda.

Kcar: Hola linda, este cap. está muy uff, ojala te guste, linda, saludos.

Rocío k Echeverria: Hola linda, si ya me siento al 100, como una lechuga jaja siempre le interrumpen el delicioso a Inu jajaj pero en este cap. Inu lo va pasar bien jajaj y si, ya se vienen las caras de payaso jajaj y Naraku ya sabremos que ara más adelante jiji. Este cap. está algo acalorado a ver si te gusta jijiji, saludos linda.

Loremarquez: Hola linda, si esa pulga siempre con suerte y a ver que le pasa a Kagura jaja saludos linda.

Annie Pérez: Hola linda, esa Kagura siempre llega en los peores momentos, pero ¿Quién sabe? a lo mejor sea todo lo contrario, saludos linda.

Karii taisho: Hola linda, no te preocupes, linda, lee cuando puedas, la vida a adulta es dura jiji si, la entrada de Naraku les va a traer problemas, pero tal vez no sea tan malo, hay que ver que pasa más adelante, saludos linda.


Perspectiva de Miroku, Sango, Shippo y Myoga

- ¡Tonto Inuyasha! ¡¿Cómo se atrevió a tanto?! ¡Ton...to!

- Ya, Shippo, demos gracias de que aún estamos con vida - respondió Miroku, mientras ayudaba a Sango a salir del rio, con Kirara en sus brazos.

- Gracias, su excelencia.

- ¿Cómo se encuentra Kirara?

- Se recuperará, pero hay que buscar un lugar para que descanse.

- Comprendo, ¿alguien vio al anciano Myoga?

- ¡Aquí estoy! Ay, por poco me lleva el rio.

- Usted tiene más vida que un gato, anciano Myoga.

- No digas eso Shippo, ya estoy viejo para estos sustos.

- Su excelencia, ¿Qué haremos ahora?

- Mmm, anciano Myoga, ¿logró decirle todo a la señorita Kagome?

- Así es, monje, hasta le entregué el pergamino.

- Bien, entonces sólo nos queda buscar un lugar para descansar y recuperar energías, luego volveremos a buscar a la señorita Kagome, recemos para que ella logre convencer a Inuyasha.

Todos asintieron y comenzaron a buscar refugio

Perspectiva de Kagome

- Inuyasha, por favor escúchame.

- No molestes, mujer.

- Por favor, no te cuesta nada escucharme.

- Cállate y camina

Apreté mis puños, en clara señal de frustración

¡¿Por qué es tan terco?! Dios... necesito convencerlo para que mate a Kontorõradēmon y pueda volver a la normalidad.

Observé como él se detenía y miraba hacia el cielo.

- ¿Qué sucede?

- Nada, camina.

Suspiré, debido al cansancio. Estaba anocheciendo y estaba agotada. Mire al frente y, a lo lejos, pude ver una cueva.

- Inuyasha, mira, una cueva - sonreí - Está a punto de anochecer y sería bueno descansar allí - me acerqué a él.

- ¿Y quién te dijo que yo quiero descansar en esa cueva?

- Inuyasha, por favor... estoy cansada, no podré seguirte el paso si seguimos de esta manera, descansemos ¿si?

Puse la peor cara, apelando a su compasión.

- No, camina.

Mi expresión se modificó al instante, sentí mis mejillas arder de coraje y exploté.

- ¡Ya me hartaste perro engreído! ¡Vamos a pasar la noche en esa maldita cueva y punto! Si tú quieres helarte el culo en el bosque, pues, ¡hazlo! ¡Yo me quedó aquí.

Solté, llena de ira, al mismo tiempo en que le rezaba a Kami que no fuesen mis últimas palabras en vida, después de todo, no estaba segura de si él era capaz de matarme o no, sin embargo, quedé paralizada al ver que su reacción fue otra. Él sonrió, acercándose a mi.

Perspectiva de Inuyasha

El aire estaba extraño, olía a veneno.

- ¿Qué sucede? - escuché que la humana habló detrás de mi.

- Nada, camina.

Me pidió pasar la noche en una cueva que se divisaba al frente, sin embargo, no tenía intenciones de hacerle caso.

- ¿Y quién te dijo que yo quería pasa la noche en esa cueva? - solté, ya aburrido.

Se puso frente de mi, rogándome, incluso, sus ojos se tornaron brillosos mientras hablaba. Me maldije internamente, ya que algo se apretó en mi pecho al ver su rostro, sin embargo, me mantuve en mi posición.

- No, camina.

Jamás me imaginé que la perra me respondería de la manera en la que lo hizo.

- ¡Ya me hartaste perro engreído! - gritó - ¡Vamos a pasa la noche en esa maldita cueva y punto! Si tú quieres helarte el culo en el bosque, ¡hazlo! ¡Yo me quedo aquí!

Me quedé mirándola fijamente a los ojos, al mismo tiempo en que una sonrisa se formaba en mi rostro.

Asique... la perra tiene carácter, ¿he?

En lugar de enojarme, mi sangre se encendió, ¿por qué? No lo sé y, la verdad, me importaba muy poco, por lo que me acerqué a ella, acorralándola contra un árbol.

- Repite lo que dijiste, perra.

- Yo... yo, lo siento.

Pude notar como se encogía frente a mi, como un pequeño animal frente a su cazador momentos antes de ser devorado. No se la razón, pero sentí un tirón en mi miembro.

- Tú y yo quedamos en la mitad de algo, en el rio, perra.

- No lo recuerdo.

- ¿A si? Bueno, te haré recordarlo.

Devoré su boca inmediatamente, deleitándome con su exquisito sabor, mientras su aroma me embriagaba.

La voltee, dejando su espalda pegada a mi pecho, con la intención de hacerle sentir lo que su carácter e insolencia habían provocado.

- ¿Puedes sentir lo que provocaste, mocosa? - susurré en su oído.

Sonreí al sentir su primer gemido. Llevé mi mano por debajo de su ropa, tocando aquel redondo seno por el que se me hacía agua la boca, mientras, con mi mano derecha, acariciaba la suave y cremosa piel de su pierna.

Perspectiva de Kagome

Un gemido abandonó mis labios al sentir su contacto.

Si... si Inuyasha sigue, no podré hablarle sobre el demonio Kontorõradēmon.

Pensaba, mientras mi mente se nublaba, debido a sus caricias.

- Inuyasha.

Susurré su nombre mientras sentía como apretaba, exquisitamente, mi seno. Abrí mis ojos al sentir sus dedos debajo de mi falda tocando mi zona íntima por encima de la tela y volví a cerrarlos por lo bien que se sentía. Inuyasha comenzó a pegarse aún más a mi trasero y logré sentir como su miembro se endurecía, aún más, contra aquella parte de mi cuerpo. Solté otro gemido ante aquella acción. Comencé a mover mis caderas, profundizando el contacto de mi trasero con su parte erecta.

- Asique esto te excita perra, ¿no es así?

- Inu... Inuyasha.

No lograba pensar con claridad, no mientras una de sus manos jugaba con mi seno y la otra estaba tocando, con total descaro, mi intimidad, sin contar la manera en la que su miembro me rozaba en ese momento.

Perspectiva de Inuyasha

Mi entrepierna ya dolía de lo dura que estaba, sin embargo, el jugar con esta niña, de esta manera, era algo excitante.

Pude sentir un olor en el aire y sonreí al darme cuenta de que, aquel aroma de excitación provenía de mi perra. Espera, ¿mi perra? ¿Dese cuando me refería a ella de esa manera? Moví mi cabeza, borrando ese pensamiento de mi mente. Continué jugando con su pecho, mientras mi mano se colaba en su intimidad, moviendo aquella tela extraña y entrando en contacto con su piel. Un rugido de excitación salió desde el interior de mi pecho al sentir su humedad, al mismo tiempo en que ella se removía de placer.

Saqué mi mano, llevándola a mi boca y lamiendo su esencia. Un nuevo rugido abandonó mis labios, mientras me pegaba aún más a su cuerpo.

Maldita sea, esta humana va a volverme loco, su sabor es exquisito.

- Inu... Inuyasha...

Escuché como jadeaba mi nombre y lo decidí: Tenía que probar a esta humana ahora o enloquecería.

La voltee, mirándola a los ojos y pude notar el brillo que poseía, debido a lo excitaba que estaba. La pegué al árbol, mientras subía su ropa hasta su abdomen y me arrodillaba. De un solo movimiento hice pedazos esa pequeña tela que cubría su zona intima y me relamí al observar su vagina y sentir mejor el olor de su excitación. Con una mano sujeté su pierna y la puse sobre mi hombro, hundiendo mi rostro en su intimidad.

Perspectiva de Kagome

Quedé muda al ver como Inuyasha me pegaba al árbol, subía mi falda y se arrodillaba frente de mi, rompiendo mis bragas.

Mi cabeza era una montaña rusa de emociones y no lograba pensar con claridad. En ese momento, sentí algo tibio sobre mi zona íntima, miré hacia abajo y no podía creerlo. Ni en mis sueños más locos me hubiera imaginado a Inuyasha entre mis piernas, rozando mi entrepierna con su lengua. Solté un sonoro gemido al sentir como se introducía entre mis pliegues, una y otra vez, mientras cerraba mis ojos y echaba mi cabeza hacia atrás. Mis caderas comenzaron a moverse, buscando sentir aún más el exquisito contacto de Inuyasha.

Perspectiva de Inuyasha

Di la primera lamida y mi boca se hizo agua al instante. Comencé a pasar mi lengua por toda la zona, mientras escuchaba sus gemidos. La introduje lo más profundo que pude, hasta encontrarme con aquel botón de carne y pase mi lengua por encima de ella, sintiendo como la humana se retorcía de placer, mientras gritaba mi nombre.

- Inu... Inuyashaaaa.

Aquello me gustó mucho, por lo que decidí darle toda mi atención a esa zona. Sus manos se afirmaron a mis hombros y mi cabeza, con la intención de no caerse.

- Inuyasha... mmm...

- ¿Te gusta? - pregunté, ya sabiendo la respuesta.

- S... si... mmm.

Usé mi mano para abrir un poco más sus piernas y lamí como sólo un yokai puede lamer a su perra.

- ¡Inu...! ¡Inuyash...!

Sentí como su cuerpo se tensaba.

Esto será delicioso.

Pensé, mientras aceleraba los movimientos, a sabiendas de que faltaba muy poco.

- Inu... ¡Inuyasha!

Rugí tan fuerte que pensé que mi corazón iba a salirse por mi pecho en el momento en el que probé su esencia en mi boca, sin embargo, un nuevo rugido, lleno de ira, escapó al darme cuenta de algo.

Perspectiva de Kagome

Sentí una corriente recorrer todo mi cuerpo en el momento en que algo explotó en mi interior.

- ¡Inuyasha! - grité por el éxtasis que sentí.

Pensé que iba a desvanecerme, pero dos fuertes brazos me sujetaron, ayudando a mantenerme en pie. Abrí ligeramente mis ojos y me encontré con Inuyasha, su mirada estaba escondida debajo de su flequillo, mientras sus manos me apretaban, pero no al grado de lastimarme, su respiración era agitada y un bajo rugido resonaba desde sus labios.

- Inu... Inuyasha... - traté de tocarlo.

- ¡No! - gritó.

- Inuyasha, ¿Qué te pasa?

- Ve a la cueva.

- Pero...

- ¡Qué te vayas a la maldita cueva! ¡Ahora! - gritó tan fuerte, que mi cuerpo se sobresaltó debido al miedo.

Mis ojos se empañaron y, sin decir más, corrí hacía la cueva. Al ingresar solté todo lo que tenía contenido y lloré, lloré como nunca antes lo había hecho.

Perspectiva de Inuyasha

Al ver que ella había ingresado a la cueva, olfatee el aire y, cuando estuve seguro de que no había rastros de demonios, comencé a correr en dirección al bosque, en donde le di rienda suelta a todo el odio, rabia, frustración y todas las emociones que sentía en ese momento.

- ¡Maldito! - grité hacía la nada - ¡Maldito hibrido! ¡¿Por qué permitiste que esta humana sea nuestra compañera!? ¡¿Cómo fuiste capaz?! ¡Le entregaste nuestro corazón a esa miserable humana! ¡Maldito imbécil! - repetía, mientras rompía todo lo que encontraba al frente.

Me senté en el suelo, quedándome allí, pensando en que mierda haría de ahora en adelante.

Continuará...


Si llegaron hasta aquí, gracias por leer :)

Créditos por la ortografía a la bella autora, Cbt1996, gracias linda :)

Próximo capítulo: Inuyasha toma sus decisiones.