Hola mis queridos lectores.

Agradezco cada uno de sus reviews.

Cbt1996: Te lo dije, la espera valdría la pena, además de que todas quisimos ser Kagome en ese momento. Necesitaba un detonante para que se soltara toda la lujuria y pasión, y la cachetada me pareció algo interesante "Te odio por juzgarme, pero me has hecho tanta falta" y mira que si dio resultado, dieron rienda suelta a la pasión acumulada en diez meses; sus cuerpos lo pedían a gritos pero sin tan orgullosos que ninguno quería dar su brazo a torcer. Me alegra que lo hayas disfrutado, pero como dices, ahora queda saber ¿qué pasará cuando despierten? En este nuevo capítulo lo sabrás.

Annie Perez: En el capítulo anterior hubo un cúmulo de emociones resguardados durante tanto tiempo, que no pudieron soportar ni un segundo más sin amarse. La reconciliación está en el aire, solo necesitamos que Kag por fin crea en las palabras de Inuyasha. Este nuevo capítulo despejará esa duda.

Karii Taisho: Me alegra que te haya gustado y sorprendido. Aunque no lo parezca, ese capítulo fue un poco problemático al principio porque los personajes lo estaban llevando por otro camino donde ni siquiera podían entablar una conversación más allá de dos frases, el orgullo estaba muy presente. Pero un pequeño sartén y todo salió de lo mejor jajaja. En serio, ya les debía un buen lemon, los hice sufrir y esperar demasiado por este par de tercos. Respecto a tus teorías, debí admitir que me gustan, son interesantes, lo que si te puedo aclarar es que Kag volverá a Corea, de eso no hay duda, tiene que concluir su diplomado. La reconciliación y el cuidado durante y después, se aclarará en este capítulo, así que dejaré que lo compruebes por tu misma. Imagino que el señor de la tienda se ha de preguntar el por qué dejaste de comprar tantos pañuelos jajajaja.

Rocio K. Echeverria: Para despejar tu duda, Sango también fue engañada, porque si Inuyasha le decía su plan, ella no iba a aceptar, pero como dices, eso que importa ahora, al fin este par se dejó llevar, le dieron rienda suelta a toda la pasión acumulada en diez meses. Es que, por Dios, fueron diez largos y eternos meses, y eso está demostrando que se aman, al final del capítulo se dijeron "te amo". Nunca me pasó por la mente el que fuera solo un sueño de alguno de los dos, pero si quieres, puede serlo, ok no, jajajaja. ¿En qué me inspiré para este lemon? Jajaja en todos los lemons perfectamente descritos en otros fics, y con apoyo de algunas canciones que hablan del amor y la pasión (nada de reguetón jajaja), quise darles un lemon digno y me alegra haberlo logrado. Bankotsu seguirá siendo el dolor de cabeza, piedrita en el zapato, el pájaro en el alambre para nuestro amado Inuyasha, pero sin celos no habría más historia, tiene que sufrir un poquito más por ser tan testarudo. Respecto a tus otras preguntas sobre: "¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué pasará cuando despierten? ¿Podrán arreglar las cosas? ¿Kag finalmente lo escuchará? O ¿tendrán una ronda mañanera también? La respuesta la encontrarás en este nuevo capítulo. Me alegra haberte hecho feliz, pervertida pero feliz jajajajajajaja. Saludos y espero que disfrutes este nuevo episodio.

Ferdy Arevalo: Me alegra que te haya encantado el capítulo. Inu y Kag habían esperado demasiado para este encuentro y lograron sacar todo la pasión contenida. Ahora, ¿qué pasará con los tortolitos? Tendremos que esperar a que despierten para saberlo. Respecto a tu petición, hay tantas sorpresas en esta historia, unas buenas y otras no tanto, pero dejaré que descubras si hay o no hay consecuencia de ese encuentro.

Rosa Taisho: Mi rosita, no se porqué imaginé que gritarías desde el momento en que se besaron jajaja. Lo que tanto pedías se cumplió, por fin los tortolitos se entregaron a la pasión y a la lujuria; y es que ya era justo después de tanto tiempo alejados, así que tenía que ser algo super intenso, que gritara fuego en cada palabra, y me alegro de que hayas amado este capítulo. Algo si te puedo asegurar, Kag tiene que regresar a Corea para concluir con su diplomado, pero ¿qué pasará con Inuyasha y su relación? En este nuevo capítulo encontrarás la respuesta. Y es que tienes tanta razón, nuestro amado Inu es inocente, y tenemos todas las pruebas, sólo falta entregárselas a Kag y seremos felices por siempre jaja.

XideVill: Holaaaa! Si, todos estamos felices de que este par por fin se hayan dejado llevar por la pasión y el deseo. Quería darles un digno lemon de Viernes, y me alegra saber que lo logré. Ahora, está la pregunta de ¿Qué pasará cuando despierten? ¿Kag seguirá ahí o se habrá marchado? Esa duda la podrás despejar en este nuevo capítulo, que promete algunas sorpresas. Gracias por seguir aquí :D

Shikon de Oz: No te preocupes, aún falta mucho, y ya no podrás quejarte porque será a petición tuya jajajaja. Que bueno leerte por aquí, espero que disfrutes este nuevo capítulo.

Eline HiguTaisho: Me da mucho gusto que te esté gustando los capítulos, el drama te está preparando para lo que está por venir, necesitan resolver muchas situaciones para poder alcanzar la felicidad que tanto desean, por el momento, nos queda disfrutar de los pequeños momentos de tranquilidad. Gracias por seguir leyendo!.

Debo confesarles que tenía miedo de hacer este lemon, porque era algo que todos esperaban y tenían grandes expectativas con ese reencuentro. Pero me alegra haber logrado cumplirlas, además de que tenía que ser un digno capítulo de Viernes de Lemon. Ahora, la pregunta que está en el aire, ¿Qué pasará después de este encuentro pasional y lujurioso? ¿Kag perdonará a Inuyasha? ¿Regresará con él? ¿Qué pasará con Bankotsu? Recordemos que incomodó a Inuyasha y estoy segura de que seguirá siendo un dolor de cabeza para él.

En este capítulo se despejarán sus dudas y habrá una que otra sorpresa. Algo que debo decirles es que el capítulo anterior contenía un Spoiler escondido sutilmente tanto en el título como en el diálogo, y creo que nadie pudo notarlo; pero no se preocupen, que aquí les dejaré la referencia cuando nuestro adorado Inuyasha despierte y comprenda algunas cosas.


CAPITULO 25: LAZO INESPERADO

Narra Inuyasha

Desperté y me estiré en la cama sin abrir los ojos. Una sonrisa enorme se dibujó en mi rostro al recordar la noche junto a Kag, el amor de mi vida, a quien por fin había vuelto a amar después de tanto tiempo separados. Giré para encontrarme con su bello rostro y abrazar su cálido cuerpo, pero en lugar de eso, mis brazos se encontraron con la fría superficie de las sábanas vacías. Mi corazón se apretó con una sensación de vacío al darme cuenta de que ella ya no estaba a mi lado.

Me levanté de inmediato y la busqué por todo el departamento, pero no la encontré. Por un fugaz momento, llegué a pensar que todo había sido una alucinación, pero su aroma a lavanda, aún impregnado en la habitación, me decía que nada era un sueño. Todo había sido real: su aroma, sus caricias y su voz gritando mi nombre. Regresé a mi habitación y noté algo en la mesita de noche, era una nota que había pasado desapercibida. La tomé y pude ver la hermosa letra de Kagome escrita en la hoja:

"Perdóname, Inuyasha, pero lo nuestro no debe continuar. Las mentiras se volvieron la base de lo que una vez fue una relación hermosa y el más claro ejemplo de ello es la forma en que intentas justificarte. No te mentí cuando dije que te amo, pero no puedo simplemente olvidar y continuar como si nada. No me busques más, será lo mejor para los dos. Lo que sucedió anoche fue un error, el más grande y más hermoso error que atesoraré para siempre en mi corazón. Kagome."

-¡Maldita sea, Kag! ¿Por qué me haces esto?

Grité en la habitación mientras arrugaba aquel papel y lo lanzaba a la pared. Nuestro encuentro había sido tan intenso, pasional, lleno de amor y lujuria. En cada movimiento, cada caricia, cada gemido gritaba la palabra "amor"; es más, ambos nos dijimos "Te amo". ¿Por qué hacía esto? Nada tenía sentido, en ningún momento dio indicios de que sólo sería una triste despedida. De pronto, los recuerdos se agolparon en mi mente, trayendo consigo una oleada de emociones abrumadoras.

En ningún momento negó su relación con Bankotsu; simplemente me preguntó: "¿Te atreviste a buscarme? ¿Para qué?". Estaba claro que, desde un principio, quería olvidarme; nunca confió, no confía y jamás confiaría en mí. Todo resultaba contradictorio: su cuerpo me decía que me extrañaba, pero sus acciones indicaban lo contrario. Mientras nos entregábamos al deseo de nuestros cuerpos, me aseguró que yo era el único que la había tocado. ¿Acaso me había mentido? No tenía sentido pensar que su noviazgo con Bankotsu fuera real; ella no era el tipo de chica que se acostara con su ex para cerrar el ciclo y después continuar siendo feliz a su lado. Solo el término "ex" ya me llenaba de angustia y dolor.

Cada palabra de su nota resonaba en mi mente como un eco doloroso de la realidad que se imponía ante mí. ¿Cómo podía ser que después de todo lo que compartimos, todo lo que vivimos juntos, ella simplemente quisiera borrar nuestro amor de su vida? Un nuevo recuerdo llegó a mi mente, las palabras que Kagome dijo y que, por mi estupidez, no había entendido.

"Cuando estés con alguien más, no quiero que la acaricies como me acaricias a mí. Tampoco quiero que la mires ni la beses como a mí… Porque si lo haces, te juro que te vas a acordar de mí".

No sé cómo pude ser tan estúpido para no darme cuenta; ahí estaba la verdad de todo. Kagome no buscaba olvidarme; buscaba alejarme de su vida para protegerse a sí misma. Sus palabras eran un grito desesperado de amor y dolor, una advertencia que yo, cegado por mi propio deseo, no supe interpretar.

¡No! Esta vez no estaba dispuesto a dejarla ir como si nada. Tomé una ducha rápida, me vestí con la primera ropa que encontré en mi armario y salí de inmediato hacia la casa de Rin. El trayecto hasta la casa de Rin se me hizo eterno; cada segundo que pasaba era un tormento, una agonía por la incertidumbre del futuro de mi relación con Kagome. Mis pensamientos se debatían entre el deseo de recuperarla y el miedo a perderla para siempre. Finalmente, llegué a su casa y toqué frenéticamente la puerta. Rin abrió con una expresión de sorpresa al verme.

-Inuyasha ¿Qué haces aquí?

-¿Dónde está Kag? -pregunté con desesperación entrando sin permiso a su casa.

-Ella se fue, Inuyasha -Ayame respondió con tristeza.

-No me mientas. -grité con molestia. La sola idea de perderla de nuevo me enloquecía-. Dime ¿Dónde está?

-Imbécil, te están diciendo que Kag se fue. -Dirigí la mirada hacia el lugar de dónde provenía aquella voz tan estresante; se trataba de Bankotsu. En mi desesperación no había notado su presencia.

Ambos nos miramos con odio; lo que menos necesitaba en ese momento era discutir con ese idiota, así que lo ignoré.

-Rin, Ayame, solamente necesito hablar con ella, ayúdenme por favor. -supliqué.

-De verdad, Inuyasha, -dijo Rin con voz melancólica-. Kag se fue hace más de dos horas.

-Eso no puede ser. -mi corazón latía con fuerza, negándose a aceptar la realidad.

-¿Eres tan idiota para entender que 'mi novia' ya se fue? -La sangre me hirvió cuando Bankotsu dijo aquellas palabras. Eso jamás lo iba a aceptar-. No sé qué le hiciste, pero ella no quiere saber más de ti.

Sonreí de lado. Si tan solo supiera que anoche le hice el amor como nunca antes, que la hice gritar mi nombre y suplicar por más. Si él supiera que Kag sigue siendo mía, no estaría tan contento. Decidí callar y guardar esos pensamientos únicamente para mí.

-No te preocupes, Inuyasha. -continuó-. Yo me encargaré de hacer feliz a Kag por el resto de su vida.

El odio me cegó en ese instante y, cuando reaccioné, ya estaba sobre Bankotsu golpeándolo.

-¡CIERRA LA BOCA, MALDITO INGENDRO! - grité con furia mientras golpeaba a Bankotsu.

-¿POR QUÉ TENGO QUE HACERLO? - me dio un golpe en el estómago que me dejó sin aire. Caí arrodillado al suelo tosiendo-. ¿TE DUELE SABER QUE KAGOME HA SIDO MÍA INFINIDAD DE VECES?

Esa fue la última gota que derramó el vaso. Confirmar que Kagome ha estado en los brazos de ese idiota me dolió mucho más que el golpe que me dio Bankotsu; pero me resultó muy bajo de su parte haber dicho eso. Se supone que debía protegerla y no alardear ni tratarla como un simple trofeo.

Me levanté y volví a abalanzarme contra él, ambos caímos al suelo. Escuché la mesa de centro romperse en mil pedazos por el impacto de la caída. Las chicas nos gritaban para que dejáramos de luchar, pero ninguno de los dos hacíamos caso. Logré tomarlo del cuello y estaba a punto de asfixiarlo cuando alguien me agarró y me dio un golpe en la cara.

-Cálmate, idiota. - era la voz de Sesshomaru- ¿Por qué haces este escándalo?

-El idiota se atrevió a alardear de su relación con Kagome, y eso no lo voy a permitir. - dije con odio en mi voz.

-Admítelo, Taisho, te duele haber perdido a Kag. - respondió Bankotsu con orgullo.

-CÁLLENSE LOS DOS - gritó mi hermano y ambos nos quedamos en total silencio. - Inuyasha, vámonos de aquí.

-Tengo que buscar a Kagome - insistí, cruzándome de brazos.

-Eso no me interesa. ¡Nos vamos ya! - ordenó determinantemente.

-No soy un niño al que tengas que cuidar…

-¡ENTONCES COMPORTATE COMO UN ADULTO RAZONABLE, IDIOTA!

El silencio se volvió a instalar en el lugar. Aunque no quisiera admitirlo, Sesshomaru tenía razón, me estaba comportando como un niño caprichoso. Suspiré y asentí resignado.

-Bien, me voy. -me dirigí hacia la salida-. Muchachas, perdónenme por todo el escándalo. - Salí de la casa y Sesshomaru salió detrás de mí. Me detuve por un momento en la puerta -. Rin, pagaré los destrozos, no te preocupes.

-Taisho - gritó Bankotsu desde el interior -, si en verdad amas a Kag como dices, no vuelvas a buscarla nunca más.

Ignoré completamente sus palabras; él no tenía derecho ni siquiera de decirme lo que debía o no hacer. Subí al auto y aceleré a toda velocidad hasta llegar a las afueras de la ciudad; estacioné y golpeé el volante con toda mi fuerza mientras gritaba frustrado. No quería perder nuevamente a Kagome, no cuando tenía la oportunidad de aclarar las cosas; no cuando me había demostrado que seguía siendo mía, a pesar de estar con Bankotsu. Tomé una decisión: tenía que ir a Corea, buscarla y hacerle entender que, aunque ella no quisiera, nuestro destino era estar juntos. Agarré mi celular e hice una llamada, pero nadie respondió. Insistí dos veces más hasta que Miroku finalmente atendió.

-¿Qué pasa, Inuyasha? -respondió un poco agitado.

-Primero que nada, no quiero que me digas lo que estás haciendo en esa oficina. –respondí con seriedad

-¿Estás celoso? -preguntó con picardía.

-Cállate. -al fondo escuché un leve susurro de Sango diciendo que 'lo dejaban para después'. Eso fue demasiada información para mí. Carraspee un poco y continué hablando-. Miroku, necesito que te quedes al frente de la empresa por unos días, tengo que viajar urgentemente a Corea.

-Inuyasha, no puedes… -lo interrumpí antes de que quisiera persuadirme.

-Ya está decidido, me voy hoy mismo Miroku, y nada me hará cambiar de opinión -respondí tajantemente.

-Los inversionistas llegarán por la tarde para revisar los avances y mejoras del proyecto...

-¿Qué? -dije sorprendido

-Ellos no querrán continuar si estás ausente, Inuyasha.

Volví a golpear el volante del auto; estaba entre la espada y la pared. Quería desesperadamente ir a Corea para encontrar a Kagome, pero también comprendía la importancia de mi responsabilidad en la empresa. Mis manos temblaban de frustración mientras luchaba por tomar una decisión.

-Inuyasha, esto es importante. -Expresó con seriedad-. No se que quieres hacer en otro país, pero…

-¡Iré a buscar a Kag! -solté de golpe. El silencio se hizo presente, y me sirvió para tomar una decisión.

No podía volver a perder a Kagome, pero tampoco podía dejar caer la empresa cuando comenzábamos a recuperar la confianza de los pocos inversionistas que aceptaron continuar con nosotros. La decisión estaba clara: dejaría pasar los 2 meses que le faltaba a Kag para terminar su diplomado con tranquilidad, y después iría por ella.

-Bien. Llego en media hora.

-Está bien.

Sin decir más, corté la llamada y fui rumbo a la empresa, aún con el corazón acelerado y dolido por la difícil decisión de quedarme. Si algo había aprendido en este tiempo, era que mis propios arrebatos me habían llevado a tal punto de arruinarlo todo; no tenía más opción que ser paciente y dejar que la tormenta calmara un poco.


Narra Kagome

Desperté sintiendo su brazo rodeando mi cintura. Sonreí al recordar la noche intensa que habíamos vivido, pero una lágrima rodó por mi mejilla al darme cuenta de que ese encuentro sería la despedida.

Con cuidado, giré para encontrarme con él durmiendo profundamente, su rostro mostraba una gran tranquilidad; sabía que debía irme lo más pronto posible o terminaría abandonando todo en Corea para quedarme con Inuyasha. Me acerqué a sus labios para darle un último beso.

-Te amo -musité, sabiendo que él no podía escucharme en ese momento.

Me levanté de la cama con mucho cuidado, buscando mi ropa entre las prendas esparcidas por el suelo. Cada movimiento era meticuloso, tratando de no despertar a Inuyasha. Comencé a vestirme en silencio, sintiendo un nudo. Una vez vestida, me detuve frente al espejo y me observé por un momento, tratando de memorizar cada detalle de mi rostro. Quería llevar conmigo el recuerdo de esta noche, un momento de amor y pasión que siempre guardaría en lo más profundo de mi corazón.

Suspiré con pesar y me volteé hacia la cama, donde Inuyasha aún dormía pacíficamente. Me acerqué suavemente y le di un beso en la frente, deseando con todo mi ser que las cosas fueran diferentes, que pudiera quedarme a su lado para siempre. Después tomé un hoja y un lápiz para dejarle un nota de despedida; cada palabra expresada me dolía en el alma y las lágrimas amenazaban con empañar mis ojos.

Una vez terminada la nota, la dejé cuidadosamente sobre la mesita de noche. Miré una última vez a Inuyasha, deseando que pudiera sentir todo lo que estaba sintiendo en ese momento, antes de dar media vuelta y salir de la habitación en silencio, dejando atrás mi amor y mi corazón roto.

Tomé un taxi y fui directo a casa de Rin. El viaje se sintió eterno, con cada minuto que pasaba sintiendo el peso del dolor en mi pecho y las lágrimas amenazando con desbordarse en cualquier momento. Finalmente, llegué a casa y pagué al taxista con manos temblorosas. Mis pasos vacilantes me llevaron hasta la puerta, donde toqué con suavidad, sintiéndome como si estuviera a punto de desmoronarme en pedazos.

Ayame abrió la puerta con sorpresa al verme allí, con los ojos enrojecidos y la expresión de tristeza en mi rostro. Sin decir una palabra, me envolvió en un abrazo reconfortante, entendiendo sin necesidad de explicaciones el dolor que estaba sintiendo. Al vernos, Rin se unió también a aquel abrazo, formando un círculo de apoyo y amor en medio de mi dolor.

Entré en la casa y caminé hasta la habitación para empacar mis cosas. Estaba decidida a enfrentar la difícil realidad: tenía que regresar a Corea y retomar mi vida, aunque mi corazón se quedara atrás con Inuyasha, muy a pesar de todo el pasado, no podía dejar de amarlo.

-Kag, ¿qué estás haciendo? -preguntó Rin preocupada

-No es obvio, me regreso a Corea -respondí sin mirarla.

-Explícanos qué pasa porque no estamos entendiendo nada -mencionó Ayame con seriedad-. ¿Qué pasó con Inuyasha? Bueno, es obvio lo que pasó, por algo no llegaste a dormir, pero ¿por qué tomar la estúpida decisión de regresar a Corea tan repentinamente? ¿No se supone que tenías que tramitar unos documentos?

-Porque no puedo con tantas mentiras -respondí con sinceridad, dejando que mis palabras delataran el dolor de mi corazón. Rin y Ayame intercambiaron miradas preocupadas.

-¿Qué quieres decir con "tantas mentiras"? -preguntó Rin, con una mezcla de confusión y preocupación en su voz.

Tomé una respiración profunda antes de continuar, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.

-El jura que Kikyo lo drogó. Já, por favor, esa absurda historia está de más, yo los vi. -Aseguré mientras tomaba mi celular y escribía un mensaje.

-¿Y estás segura de lo que viste, Kag? -preguntó Ayame haciendo que la duda nuevamente se sembrara en mi mente. Recordé que Bankotsu había mencionado algo similar en el avión.

-Sesshomaru te puede confirmar que todo lo que te dijo Inuyasha es verdad -afirmó Rin con seguridad. La miré confundida-. Él fue el médico a cargo de su recuperación

Mi mente se llenó de preguntas mientras procesaba esta nueva información. Era imposible pensar en que todos se hubieran aliado con Inuyasha para hacerme creer su versión. Esa idea rayaba en lo absurdo; además, se trataba de mis mejores amigas; siempre habían sido honestas conmigo, y nunca me habían dado razones para desconfiar de ellas.

Sin embargo, seguía pensando en que irme era lo mejor; necesitaba pensar muchas cosas. Si todo era como Inuyasha y los demás afirmaban, entonces lo había herido con mis palabras. En ningún momento le había permitido explicarse, había cerrado mi corazón a sus explicaciones y lo había juzgado sin escuchar su versión de los hechos. Y cuando finalmente me había revelado la verdad, simplemente me había burlado de él y lo había llamado infantil.

-Lo que haya sucedido ya no importa -dije finalmente mientras guardando mis cosas-. Tengo que irme.

-Pero, Kag…

-Bankotsu vendrá más tarde por este documento -le entregué una carpeta a Ayame, ignorando cualquier intento por persuadirme-. Le envié un mensaje avisándole que me regreso a Corea, y más tarde pasará por esa carpeta. Por favor, no le digan absolutamente nada de esto -supliqué.

Intercambiaron miradas preocupadas, pero asintieron en silencio, aceptando mi decisión, aunque no estuvieran de acuerdo con ella. Sabía que me apoyarían en lo que fuera que decidiera hacer, pero también podía ver la tristeza reflejada en sus ojos por mi partida. Con un nudo en la garganta, me despedí de ellas con un abrazo, prometiendo que esta vez, me mantendría en contacto y que probablemente volvería pronto.

XxXxXxXxXx

3 semanas después

Me encontraba con Bankotsu en la biblioteca. Él me miraba con curiosidad mientras hojeaba algunos documentos en la mesa frente a nosotros. Podía sentir su mirada penetrante sobre mí, como si intentara descifrar mis pensamientos y emociones.

-¿Qué pasa? -le pregunté con curiosidad.

-Nada en particular -respondió desviando la mirada.

-¿Estás seguro? -insistí levantando una ceja y cruzando los brazos.

-Bueno… tengo curiosidad de algo -asentí para que continuara-. Realmente no se qué pasó con Taisho para decidieras volver inesperadamente a Corea; y ahora que estamos por terminar con el diplomado, me preguntó ¿Qué harás? ¿Regresarás a Tokio o buscarás empleo en este país?

Su pregunta me tomó por sorpresa; realmente, desde que volví no me había puesto a pensar en qué era lo que quería hacer a continuación. La idea de regresar a Tokio o quedarme en este país se había mantenido en un segundo plano mientras lidiaba con mis propios dilemas internos.

-En realidad, no lo sé -respondí sinceramente-. Estoy enfocada en terminar este proyecto final, que no me había pensado en que pasará después. ¿Y tú que piensas hacer? -dije con la intención de que no siguiera preguntándome, y al parecer, él lo notó.

-Regresaré a Tokio, y me quedaré un tiempo con mi hermano mientras consigo un departamento. -respondió con entusiasmo.

En ese momento, la alarma de mi celular comenzó a sonar, indicándonos que faltaba poco para comenzar la clase. Cerramos los libros que estábamos usando y cuando me puse de pie, un mareo me golpeó de repente. Sentí que el mundo giraba a mi alrededor y mis piernas temblaron, luchando por mantenerme de pie.

-¡Kag! -corrió hacia mi lado y me detuvo antes de caer al suelo- ¿Estás bien? -preguntó alarmado

Asentí débilmente, tratando de recuperar mi equilibrio. Traté de ocultar mi malestar, pero el mareo persistía, haciéndome sentir cada vez más débil.

-S-sí… Sólo… dame un momento, por favor - murmuré, sintiéndome avergonzada por mi repentina debilidad.

Me ayudó a sentarme con cuidado, y traté de controlar la sensación de vértigo que amenazaba con abrumarme por completo. Apreté mi sien con mis manos, intentando calmar el mareo que parecía empeorar con cada segundo que pasaba. Cerré los ojos con fuerza, y poco a poco, el mareo fue disminuyendo.

-Gracias -le dije con sinceridad, sintiéndome cada vez mejor.

-¿Segura? Si quiere te acompaño a la enfermería. -dijo aún muy preocupado.

-No, no te preocupes. -sonreí levemente-. No he dormido muy bien estos días, de seguro eso es todo lo que me ha afectado. Solo necesito descansar un poco y estaré bien.

Bankotsu pareció no convencerse del todo con mi respuesta, pero finalmente asintió con una expresión preocupada. Me puse de pie con cuidado, aun sintiéndome un poco débil, y salimos juntos de la biblioteca. Apenas habíamos avanzado unos pasos cuando de repente todo empezó a dar vueltas y sentí que mis piernas volvían a temblar. Un nuevo mareo se apoderó de mí y antes de que pudiera reaccionar, todo se volvió negro y mis fuerzas me abandonaron por completo. El mundo a mi alrededor desapareció mientras caía hacia adelante, perdiendo el conocimiento por completo.

Desperté por el fuerte olor a alcohol etílico que invadía mis sentidos. Abrí los ojos lentamente y me encontré con una enfermera de aspecto preocupado inclinada sobre mí.

-¡Oh, al fin despiertas! -exclamó con alivio-. Estaba preocupada. ¿Cómo te sientes? -Me senté con cuidado, sintiendo un leve mareo aún presente.

-¿Dónde estoy? -pregunté con voz débil, tratando de entender mi situación.

-Estás en la enfermería de la universidad -respondió la enfermera-. Te desmayaste en la biblioteca y tu amigo te trajo hasta aquí para revisarte. ¿Recuerdas qué pasó?

Fruncí el ceño, luchando por recordar lo que había sucedido. La imagen de Bankotsu y yo saliendo de la biblioteca pasó por mi mente, pero después todo se volvía borroso.

-No... no recuerdo -respondí con sinceridad, sintiéndome desconcertada por la situación-. ¿Dónde está Bankotsu?

-Él está afuera. -respondió con una amable sonrisa-. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste tu periodo?

Me sentí desconcertada por el cambio abrupto de tema, pero respondí con la fecha aproximada. La enfermera tomó nota en su registro y continuó haciéndome preguntas.

-¿Has sentido náuseas, cansancio, cambios en el apetito? -su pregunta me tomó por sorpresa

-Sí, he sentido un poco de náuseas últimamente -respondí con cautela, sin estar segura de cómo interpretar esos síntomas. La enfermera asintió mientras tomaba nota en su registro.

-Te haré un pequeño examen de sangre para descartar cualquier causa de esos síntomas -expresó preparando los suministros necesarios para el examen.

-Gracias -murmuré nerviosa.

-Tranquila, todo estará bien. -respondió amablemente.

La enfermera procedió a realizar el examen de sangre, mientras yo trataba de mantener la calma y concentrarme en la esperanza de que todo estuviera bien. Después de terminar, me aseguró que recibiría los resultados lo antes posible. Me sentí agradecida por su atención y cuidado, pero al mismo tiempo, una sensación de inquietud se apoderó de mí mientras esperaba.

Al salir de la enfermería, Bankotsu me esperaba muy preocupado.

-Kag, ¿Cómo te sientes? -caminó hacia mi y me ofreció su brazo como apoyo.

-Tranquilo. -respondí con una ligera sonrisa- Estoy mucho mejor

-¿Qué dijo la enfermera? –preguntó con ansiedad.

-Me hizo unos exámenes y más tarde me enviara los resultados. -dije sin darle tanta importancia-. Lo más seguro es porque no he dormido bien. Bankotsu asintió, aunque seguía preocupado.

-Espero que sea solo eso. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo -dijo con sinceridad.

Asentí muy agradecida, y nos dirigimos al aula de clases. Mi preocupación se hizo evidente cuando pasamos cerca de la cafetería y al sentir el olor de la comida, mi estómago comenzó a revolverse, provocándome náuseas. Traté de mantener la calma mientras continuábamos nuestro camino, pero las náuseas persistían, haciéndome sentir cada vez más incómoda. Me esforcé por mantener la compostura hasta que llegamos al aula correspondiente.

Las clases comenzaron, y a pesar de que quise prestar atención, mi mente seguía divagando en preocupaciones sobre mi salud y los resultados de los exámenes médicos. No podía evitar revisar el reloj a cada momento, lo que hizo que la espera se hiciera eterna. Finalmente, la clase llegó a su fin, así que tomé mis cosas y salí corriendo de nuevo a la enfermería; necesitaba saber que era lo que me estaba ocurriendo.

-Hola Señorita Higurashi -saludó al entregarme una hoja con los resultados de los exámenes-. Aquí tienes los resultados.

Tomé la hoja con temor, sintiendo un nudo en el estómago mientras revisaba los resultados con ansiedad. Mis manos temblaban ligeramente mientras deslizaba mis ojos por el papel, buscando el motivo de mi malestar. La letra impresa en la hoja parecía bailar frente a mis ojos, y me costaba enfocar mi atención en lo que estaba leyendo. Sin embargo, cuando finalmente mis ojos captaron las palabras clave, mi corazón dio un vuelco en mi pecho.

-¿Resultado positivo? -pregunté incrédula; eso no podía ser posible.

-¡Felicidades! -respondió la enfermera con emoción-, estás embarazada.

La sorpresa me golpeó con fuerza, y por un momento, me quedé sin aliento. Mis ojos se abrieron con incredulidad mientras volvía a leer la frase una y otra vez, como si esperara que de alguna manera cambiara frente a mis ojos. ¿Embarazada? La palabra resonaba en mi mente, envolviéndome en una oleada de emociones. Sentí una mezcla de alegría, miedo y asombro mientras intentaba procesar lo que acababa de descubrir.

Mis labios temblaban ligeramente mientras mi mente se llenaba de preguntas. ¿Cómo podía ser posible? Seguía sin creer aquella noticia; recordé esa noche que estuve con Inuyasha, y la idea de un embarazo parecía imposible, sobre todo cuando estaba tomando anticonceptivos por prescripción médica. Sentí una mezcla de incredulidad y confusión mientras intentaba encontrar una explicación lógica a esta situación. ¿Cómo había sucedido esto? ¿Podía ser un error en los resultados de los exámenes?

Miré nuevamente la hoja en mis manos, buscando alguna pista que pudiera explicar lo que estaba sucediendo, pero no había errores. Parecía que la vida se empeñaba en mantenerme unida a Inuyasha de una manera que no podía ignorar.