La vida nunca fue justa, más cuando la catástrofe del mundo le llegaba a cualquiera, como si fuera una maldición que algún dios le dejo o como si fuera su favorito, comenzando con un fuego ardiente que dejo solo muerte y destrucción, caminando en la devastación se encontró con la muerte de las personas quienes podrían ser sus conocidos.
Temeroso y cubriéndose los oídos, trato de evitar escuchar las palabras de ayuda que gritaban las personas a su alrededor, pero aun con esa acción, algo dentro de su corazón se derrumbaba, mientras caminaba entre la muerte, algo dentro de él se moría, como si abandonara parte de su humanidad con cada paso que avanzaba, la tierra estaba caliente y el aire contaminado por el humo impedía que respirara correctamente.
Con su cuerpo desgastado y el mundo destruyéndose a su alrededor avanzo buscando alguna esperanza a la que aferrarse, pero con cada paso que daba podía sentir como su cuerpo perdía fuerzas, dando sus últimos pasos adelante, no puedo evitar colapsar en el piso, sus pulmones ardían por el humo y aun que las personas a su alrededor habían muerto, aun escuchaba sus voces gritando por ayuda como un castigo por no ayudarlos.
Sus ojos miraron el cielo encontrándose con la oscuridad absoluta, solo viendo como el cielo desapareció por las nubes negras que cubrían el cielo, elevo su mano como si tratara de escapar de ese lugar o la de alejar esa oscuridad del cielo, pero no logro conseguir nada, con un último suspiro dejo caer su mano, una mano que nunca conoció el contacto de la salvación.
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El sonido de un pitido llamo su atención, este sonido se repitió durante un tiempo molestando su cansancio, hasta que cansado por el sonido trato de moverse para apagar el sonido, el simple acto de moverse hizo que su cuerpo se estremeciera, obligándolo a abrir los ojos por el dolor intenso que le rodeo, miro el blanco techo que estaba sobre su cabeza y eso lo obligó a cerrar sus ojos, el ver un color tan fuerte con sus ojos aun dañados, hizo que sus ojos le ardieran y consecuentemente gritara de dolor, con el repentino movimiento, el sonido de una alarma sonó llamando la atención de los enfermeros que estaban cerca y corrieran en su dirección.
Sin pensarlo y sorprendidos que despertara tan pronoto lo sedaron impidiendo que se agitara y dejara que sus heridas se abrieran, después de otro día de calma sedaron un poco al chico para que respondiera algunas preguntas, antes de eso la curiosidad del chico hizo que se estremecieran al verse obligados a responder.
El había sido el único que había escapado de la zona central del incendio, su estado era crítico, pero que de alguna forma milagrosa logro sobrevivir, sin embargo, su cuerpo estaba delicado y llena de heridas frescas, sin saber el nombre de sus padres o el nombre niño, le preguntaron si tenía uno, pero algo que ya esperaban los médicos al hacer la pregunta, recibieron una respuesta que ya la venían venir, el niño no recordaba nada, era obvio que se trataba de un trauma, posiblemente el niño había visto más que solo el incendio, un hecho cuando uno de los bomberos les informo donde lo halló el cuerpo del niño.
Encima de una colina, rodeado de fuego y cadáveres, que habían sido quemados, una autopsia mostro que el daño no solo fue el ser quemados, sino una forma de virus contaminando que derretía la piel de alguna forma que no lograron saber, pero ver al niño rodeado de cadáveres, les dio una idea de lo que paso el niño, ese día muchos noticieros lo hicieron pasar como un ataque terrorista.
Durante los días próximos, se tuvo en alerta máxima al niño, para lograr curarlo de sus heridas, que dejarían su cuerpo marcado de cicatrices, sin embargo por las noches, el recuerdo volvía, caminando sobre cadáveres para sobrevivir, despertando cada noche aterrado por los recuerdos y el dolor fantasma que lo acompañaba, todas las noches tuvo que haber una enfermera para que cuidara al niño.
Durante mucho tiempo los médicos ayudaron en lo que podía, pero no lograron hacer nada con el trauma, el perder sus recuerdos y olvidar el incendio, una defensa mental para bloquear el trauma hizo difícil superar las pesadillas de noche, como si solo existieran para atormentarlo cada vez que tenía un momento de paz.
Para afrontar esa herida, le dieron al niño lo único que no querían darle, información del incendio, el cómo había sobrevivido y los lugares afectados, contando con los cadáveres que tuvieron que mostrarle, un tratamiento arriesgado del cual era mostrar los horrores del incendio, para dejarle ver que sus pesadillas eran recuerdos y que no podían hacerle daño.
Durante varias semanas, siguieron el trataba miento que muchos acusaron de ser una especie de tortura, ya que recordar dicho desastre en la mente de un niño dañado, solo fomentaría la culpa o la superación, por eso el tratamiento era muy arriesgado, que se vieron en la obligación de hacer, debido a que el niño estaba solo y necesitaban curarlo lo más antes posible.
Sin embargo, algo inesperado pasó cuando el niño que decidieron llamar nameless, tuvo uno de sus tratamientos, llevándolo al jardín del hospital donde podría ver las flores y apartarlo de sus recuerdos, mostrándole un jardín repleto de vida.
Muchos de los enfermeros que cuidaron de él, notaban que en vez de cuidar a un niño, cuidaron aun muerto, ya que no mostraba algún sentimiento o dolor después de ser sedado como si no le importara, solo mirando fijamente su entorno como si viera algo más.
Mientras dejaban al niño sin nombre en el jardín, este fue recibido por una extraña visita de muchos pies, un insecto de varias patas había aparecido desde las plantas cercanas, el niño no reacciono y solo se quedó mirando confundido al insecto que subía por su pie, como si lo inspeccionara este empezó a trepar por su brazo directo a la cabeza.
Sin moverse miro a la extraña criatura que se quedó mirándolo, ambos intercambiaron miradas, era como si el insecto lo inspeccionara buscando algo dentro de él, hasta que un grito lo exalto levantándose de su lugar, pero luego recibió un golpe en la cabeza cayendo desmayado.
El grito fue ocasionado por una enfermera que al ver como un incesto trataba de entrarse por el oído del niño que no hacía nada, por instinto agarro una maseta cercana y lanzo un golpe tratando de apartar al insecto, no contando que el niño se levantara y este fuera golpeado.
Después de ese día, dejaron que el niño se quedara en su cuarto a plena luz del día, con una gran venda sobre su cabeza, a pesar de eso no dejaron salir al niño debido a que su instinto de supervivencia pareció a ver desaparecido o apagado, podía llegar a ser dañado sin darse cuenta, durante ese tiempo hubo un llamativo problema, el cual era ¿qué hacer con el niño?
Estaba muy traumado como para dejarlo en un orfanato, no estaba loco como para dejarlo en un centro psiquiatra, las heridas y traumas necesitaban ser tratadas por médicos, un gran gasto que no supo cómo solucionar, ya que al final un niño sin apoyo o familia, vivía de la caridad del pueblo que no les dio importancia con el pasar de los días.
Un niño con muchos problemas, necesitaba de una familia para sobrellevar su trauma y superarse, pero que también sea adinerada para continuar con sus tratamientos, algo que no se encontraba en el día actual, ya que nadie quería a un niño traumado que sería un gasto de dinero, incluso algunos enfermeros trataron de hacer algo como una colecta, pero no consiguieron nada, el tiempo se agotaba y si no se llegaba a una solución, el niño seria arrojado a la calle para que el hospital no tuviera gastos innecesarios.
Como una salvación al problema del niño, su ayuda vino a paso lento y con el sonido de un bastón, un anciano se acercó a la entrada de la habitación donde descansaba el niño, el niño que solo se quedaba a ver la ciudad por la ventana instintivamente movió su cabeza en la dirección de la entrada encontrándose con un anciano que sonrió al verlo, sus ojos parpadearon confundidos al tratar de recordar quien era el anciano, cuando recibió la mirada como si se conocieran.
-disculpe, quien es usted- el niño confundido pregunto incapaz de entender que estaba pasando, por un momento se le paso por la cabeza que era un familiar o algo parecido, pero lo negó al recordar que su familia posiblemente murio, un dato que escucho a las enfermeras hablar en su tiempo de descanso, esa información fue confirmada cuando vio la televisión donde su foto se mostraba buscando algún familiar.
-pareces más muerto que vivo chico, mi nombre es Matou Zouken y vine aquí para conocerte- sentándose en un asiendo al lado de su cama, el anciano lo miro un poco antes de soltar un suspiro, como si estuviera decepcionado –un gusto, yo … bueno no recuerdo mi nombre- el anciano lo miro un segundo y sonrió de una forma que le hizo dar escalofríos –ya veo, no te culpo, después de todo un desastre como este deja demasiado daño, pero dime chico, lograste contactar con tu familia-
-no, durante mi estadía no vino nadie- en un tono cansado se volvió a recostar mirando el techo, el ser sedado para no sentir dolor desde que despertó lo ayudo a sobrellevar sus heridas, esta medida fue diaria mientras descansaba, pero ahora sin apoyo, la dosis se fue reducido a solo una pequeña dosis –ese sí que es un inconveniente, pero si no te molesta quisiera hacerte una oferta- la cabeza del niño se movió en la dirección del anciano que sonrió al ver esa mirada vacía en el niño –lastimosamente mi nieto falleció en el incendio, dejando a su pequeña hermana menor sola, en este tiempo la note triste y sola por la perdida, así que pensé en buscar a un hermano que la pueda ayudar-
-lamento su perdida, pero estoy seguro que hay niños sin traumas que puedan ayudarlo- el anciano no pensó que respondería, aunque para su disfrute, la mirada vacía y triste le daban una idea de cómo moldearlo y usarlo –es cierto, pero a diferencia de mi nieto y los demás, tú tienes algo que ellos no, aun cuando es poco, es mejor que nada, además que puedo darte una mana para mejorar, oh acaso esperas quedarte aquí sin un propósito siendo un problema-
El niño bajo la cabeza al recordar como el doctor y enfermera que lo ayudaban eran regañados al pasar tiempo con él, incluso llegando a amenazarlos con votarlos –pero mis heridas necesitan tratamiento del cual no puedo pagar-
-no te preocupes de simples cosas- el viejo movió su mano a su yukata sacando a un insecto de ciempiés similar al que se pasó por su cabeza, este insecto pronto se dividió en dos y le salieron alas como si estuviera renaciendo, dejando sorprendido al niño.
-Hay muchas formas de curarte, algunas de ellas están a mi alcance- el viejo sonrió divertido al ver la opción e indico al insecto que voló fuera de la ventana como si fuera a ver su alrededor en busca de algo –además que necesito a un joven grande y fuerte que me ayude en un futuro, un anciano como yo necesitara ayuda, así que me devolverás el favor no-
Aun sorprendido por lo que vio, miro al anciano como algo más, si podía devolverle el favor estaría dispuesto a cumplirlo, sentándose en la cama a pesar del dolor sonrió –estaré a tu cuidado abuelo-
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La documentación fue rápida, de alguna forma extraña el hospital dio los papeles de adopción al anciano sin pedir nada, como si quisieran deshacerse del niño que solo era un gasto, más conveniente para el anciano que recogería al niño ese mismo día.
Como el niño no recordaba su nombre o apellido, el anciano tuvo que darle un nombre propio, adoptando el apellido de su familia, como una burla al niño decidió llamarlo Shiro, que en japonés significa guerrero samurái, en honor a ser el único sobreviviente del incendio, también un recordatorio de caminar al lado de cadáveres.
Aunque para su sorpresa en su despedida recibió los abrazos y lágrimas de varios miembros del hospital que le agradecían por ayudar al niño, acepto sus alabanzas que no fueron recibidos de la misma manera, al final le esperaba un infierno.
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El auto que los había traído desde el hospital se estaciono en frente de una mansión occidental, el niño llamado anteriormente como namaless ahora Shiro camino hasta estar en frente de las grandes rejas de la mansión, de la cual se abrieron automáticamente sorprendiendo al niño, pero supuso que era algo tecnológico que otra cosa, el anciano sonrió por la sorpresa del niño, este no había notado que varios insectos grandes había movido las rejas, camino junto con su nuevo nieto hasta estar dentro de la mansión Matou.
Al entrar en la mansión, el silencio los saludo de una forma extrañamente aterradora –bueno Shiro, puedes ir a ver tu nuevo cuarto, necesitas descansar un poco antes de empezar a curarte, tengo algunas cosas que preparar, así que puedes ir a ver tu cuarto antes que los efectos de los calmantes que te dieron pase- caminando a un pasillo oscuro miro una puerta negra –por cierto, tu cuarto está en el segundo piso, la segunda habitación a la derecha-
Sin nada más que decir el anciano desaprecio en la oscuridad de la mansión, con apenas una mochila que llevaba un cambio de ropa, obsequio de algunos enfermeros, se dirigió a las escaleras donde siguió las indicaciones dichas por el abuelo.
Al ver la habitación en frente agarro la manija de la puerta, girándola hizo que la puerta se abriera y dejara escapar un fuerte sonido de metal oxidado, molesto por el sonido, pensó en mencionar ese problema a su abuelo, al entrar se encontró con la luz de la tarde asomándose por la ventana, la habitación era de color blanco, con un escritorio, silla, ropero y un catre.
Entrado en la habitación dejo caer la mochila a un lado y se subió a su nueva cama, para su sorpresa, el colchón era muy cómodo, pero pronto se dio cuenta que este estaba cubierto por una gran cantidad de polvo como si el cuarto nunca hubiera sido aseado, luego recordó que era un anciano con un poder extraño que llamo su atención, pensó que era algo mágico o que haría algo similar a la de una mariposa, poner un capullo para que desapareciera su piel dañada, su mente trabajando en buscar una respuesta sólida.
Cuando sus ojos estaban cerrándose por el polvo y cansancio de moverse, escucho una suave voz que venía desde la entrada de su habitación –quien eres- sus ojos se abrieron con rapidez buscando el origen de la voz, encontrándose con una niña de cabello purpura, aun cuando él tenía el cabello rojo, no pensó ver a una niña con ese color de cabello, preguntándose si era natural –hola, mi nombre es Shiro y soy tu nuevo hermano- a pesar de la emoción de tener alguna familia, desvió la mirada al notar que estaba yendo muy rápido.
La niña lo miro e inclino la cabeza, pero no dijo nada y asintió –un gusto me llamo Sakura- ambos se miraron en silencio sin saber que decir, incomodos por el silencio Shiro se bajó de la cama –ya que conoces mi nueva habitación, puedes enseñarme la tuya- buscando alguna forma de entablar una conversación busco una salida fácil, Sakura asintió y camino hasta su habitación que al abrirla se encontró con varios peluches y el cuarto de color rosa –vaya que es colorido, que haces aquí para pasar el rato-
La niña no dijo nada y miro un estand de libros, camino hasta uno de ellos y escogió uno, sacando el libro lo extendió a su hermano –me gusta leer- agarrando el libro noto que este era un libro de cuentos, al abrirlo leyó un poco sobre la historia que estaba con una etiqueta ¿cenicienta? Curioso por el nombre de la historia miro a su nueva hermana que asintió, la expresión que tenía era una similar a la suya, pero este mostraba una sonrisa por el hecho de ver algo asombroso como lo mostro su abuelo.
-quieres que lo leíamos juntos- pregunto curioso de conocer un poco más a su hermana, Sakura desvió la mirada a la pared notando la hora –tengo algo de tiempo antes de la cena- estremecida por pensar en la cena agarro su libro y camino hasta un escritorio similar a la de su habitación.
Ambos se subieron y compartieron la silla, comenzando a leer la historia que mostraba un mundo de magia y sueños que podrían ser realizados.
Shirou pensando que talvez se estaba emocionando demás por el truco mostrado.
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El mundo para una persona podía verse de muchas maneras, pero para este hombre que camino por el infierno en busca de salvar una vida, logro notar sus errores entre los cadáveres que pisaba, busco y busco, sin tener resultados, todo por lo que había luchado fue en vano, aposto todo por un milagro que nunca se realizaría y ahora podía ver todo lo que perdió por seguir ese camino.
Durante ese día fue botado por los bomberos y policías lejos del área incendiada, debido a que solo era un civil no preparado y desesperado, fue alejado sin tener la oportunidad de salvar una vida, durante ese tiempo que miro los cuerpos que eran extraídos de las ruinas donde se quedó en shock.
Tantos inocentes habían muerto por su sueño, incluso los más cercanos, por más que quisiera buscar otra perspectiva de sus ideales no lo encontró, botado en el suelo que sería su base temporal no tubo ganas de seguir levantándose.
Cuando dormía podía escuchar la voz que lo condeno a ver la realidad de su sueño, no sabía cómo era posible que lograra seguir escuchando su voz, reprochándose que había matado a tantos inocentes, una maldición que debería a verlo matado en meses, ahora se quedaba como una maldición que lo atormentaba.
Todo gracias a la vaina sagrada que impedía la expansión de la maldición, pero aun así con todo el dolor y miedo del mundo, de sí mismo se levantó con un objetivo, si no pudo salvar a las personas del incendio, salvaría a la última persona que aún lo apreciaba, su última esperanza.
Cuando se levantó y arreglo lo suficiente para no llamar la atención, escucho del televisor como en un hospital pedían ayuda al buscar información sobre un niño que había sobrevivido al incendio, una noticia que lo sorprendió, el incendio que fue provocado tenía la capacidad de matar a los humanos, nadie podía salvarse, eso lo incluyo a él, que de por momento estaba vivo debido a la vaina sagrada que tenía en su interior.
Eso lo sorprendió, si había alguien a un vivo, seguramente estaría sufriendo, mas sabiendo que era un niño que estaba soportando la muerte desde que termino el incendio, luego pensó que hacer, ir por su hija con el resultado de perderlo todo o salvar a un inocente niño para tener un futuro, nuevamente un momento de decisión, salvar a uno o al otro.
La decisión estuvo en su mente en todo momento, siendo recordado por la voz de su esposa que nunca lo abandonaba, torturándolo con su imagen, que por más seguro que estaba de que no era su esposa, la imagen de ella reprochándole sobre su muerte lo marco.
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Uno de esos días que estuvo perdido en su mente fue a buscar al niño, usando como una excusa ver el estado del niño, si valía la pena salvarlo o no, de que servía salvar una vida cuando no querían ser salvados, un estúpido pensamiento que estuvo rondando su cabeza.
Aun con la voz de su esposa atormentando su cabeza, burlándose de sus decisiones siguió adelante, cuando entro en el hospital noto un insecto de gran tamaño vigilando la entrada del hospital, pero ignorándolo siguió adelante, al llegar a la recepción pregunto por el chico, algunos de los enfermeros que cuidaron al niño se le acercaron y preguntaron su era un familiar, al negar algún tipo de vínculo, dejo que las personas a su alrededor se alejaran.
Pero aun así pregunto por el niño del cual tenía curiosidad, pero le habían informado que había sido adoptado por un anciano, cuando pregunto el nombre del anciano, le negaron la información dejándolo sin un rumbo otra vez. Al salir del hospital miro el cielo azul brillando de un color azul, apretando el puño recordó los momentos fugaces con su esposa e hija, era hora de ir a salvar a su último rayo de esperanza.
Contando con las voces en su cabeza que lo atormentaba, mencionando que fallaría y que no tenía el poder o fuerza para enfrentarse a una familia de magos de ese nivel, pero al menos lo intentaría.
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Pensar que tendría la posibilidad de tener una hermana fue extraña, no hace mucho estaba sufriendo por el dolor de sus heridas y los recuerdos que lo atormentaban, ahora estaba concentrado leyendo con su nueva hermana, pero extrañamente noto como la niña lo miraba extrañamente a la duda o algo mas –sucede algo Sakura- moviendo su cabeza a un lado se levantó mirando el reloj en la pared.
-es hora de la cena, tenemos que ir- notando la hora asintió y se levantó, pero al hacerlo su cuerpo tembló y casi cae al suelo por los espasmos, siendo Sakura la cual lo ayudaría a ponerlo estable, cuando se levantó con cuidado y temeroso de caerse apretó los dientes con fuerza.
La dosis de calmante había pasado y ahora estaba sufriendo una agonía grande, sin poder soportar el dolor cayó al suelo jalando a Sakura, ambos en el suelo trato de agarrar el contenido de su bolsillo, pero no pudo al sentir como sus dedos evitaban formar siquiera un puño.
Sakura se le quedo mirando un momento en silencio sin comprender que estaba pasando se paró confundida porque había caído al suelo, pero al notar la mano de Shiro cerca de su bolsillo, reviso el bolsillo de su chaqueta encontrándose con unas pastillas, antes de siquiera preguntar de que eran las pastillas, estas fueron arrebatadas de sus manos y rápidamente tragadas.
Cayendo al suelo por el esfuerzo respiro con dificultad antes de estabilizarse y suspirar, al ver aun a Sakura a su lado sonrió con dolor –lo siento, aún estoy con mi medicina- extrañada asintió notando que no sabía nada de su posible nuevo hermano, claro que toda la confusión termino cuando una presencia se hizo presente –aún están aquí, la cena ya está lista-
Estremeciéndose en su lugar Sakura bajo la cabeza y asintió –veo que ya se conocen, desde hoy en adelante, el será tu nuevo hermano Sakura, espero que se cuiden- la sonrisa en sus labios era tan desagradable y común para Sakura que ya se había acostumbrado –ayuda al chico a llegar al comedor, los espero ahí-
Cuando Shiro se calmo fue ayudado por Sakura a bajar las escaleras del segundo piso y bajar al lado inferior –lo siento, no quería ser una carga- Shiro bajo la mirada triste al ver que solo era un problema.
-no te preocupes, está bien- sin apenas inmutarse respondió como si perdiera algo de su felicidad mientras bajaba por las escaleras y llegaba al comedor, donde la cena estaba servida sobre la mesa –se tardaron un poco, será mejor que se apresuren en comer, tendremos una noche de entrenamiento muy rigorosa-
¿Entrenamiento? Shiro pregunto confundido al escuchar esas palabras, pero Sakura se estremeció –Sakura esta noche puedes adelantarte, le daré a Shiro una guía del entrenamiento- con un sonrisa sádica miro a los dos niños en la mesa, una Sakura con la mirada triste y Shirou con un rostro que mostraba confusión y alegría (disfrutaría borrar esa felicidad).
Después de la cena que fue en silencio, Sakura salió del comedor en silencio dejando a Shiro y Zouken a solas, levantándose de su asiento acompaño a su abuelo fuera del comedor comenzando a caminar por el pasillo –dime Shiro, crees en la magia- sin darse la vuelta camino dando la espalda al niño que se mostró sorprendido y feliz -¿magia. Eso existe?- a pesar de su respuesta la emoción en esta daban mucho en que pensar.
-la magia no existe en sí, nosotros lo conocemos como hechicería, es algo que aprenderás desarrollar mas adelante, pero ahora quiero que sepas los pasos fundamentales de este, para poder siquiera usarlos se necesita circuitos mágicos que uno tiene al nacer, para resumirlo, tú tienes circuitos mágicos y puedes usarlo, pero parecen algo dañados por el accidente que sufriste-
Prestando toda la atención del mundo dejo que su mente divagara en busca de respuestas que pudiera dar –cuando te dije que era especial, me refería a tus circuitos y con este regalo heredado por nacimiento podrías realizar hechizos en un futuro, claro que este dependería de muchos factores que veremos adelante-
Parándose en frente de una puerta negra que Shirou noto al llegar, espero a que este fuera abierto, pero solo se quedaron en silencio, Zouken dándose la vuelta miro a Shirou colocando una mano sobre su pecho, al hacerlo unas líneas azules se mostraron iluminando desde su piel.
Asombrado se quedó mirando los circuitos que brillaban de color azul –vez, naturalmente deberías poseer 27 circuitos mágicos, pero parece que solo tienes 15, eso dificultara tu facultad de realizar hechicería, por ultimo me gustaría preguntarte, estás dispuesto a seguir este camino, una vez dentro no podrás salir-
Con una emoción rebosando de alegría respondió –SI- Zouken sonrió divertido y abrió la puerta, al entrar la oscuridad impedía que sus ojos se aclimataran al ambiente de la oscuridad, pero poco a poco comenzó a ver –una cosa más, la hechicería de la familia Matou se basa en insectos- al mencionar sus palabras escucho un ruido de muchos insectos a su alrededor, confundido cerro los ojos para adaptarse a la oscuridad, su alegría pronto se volvió temor -debido a que tu cuerpo aún está herido por el incendio necesitas curarte, por lo cual usar uno de estos insectos para curarte y dejarte como nuevo, lastimosamente el daño de tus circuitos no se puede reparar de forma sencilla, así que tendré que implantarte nuevos circuitos mágicos para que me seas de utilidad-
Sus palabras resonaron con fuerza en la habitación, siendo el momento preciso que sus ojos se abrieron del terror por lo que veía, varios insectos de todos los tamaños y formas que caminaban en todas direcciones de la habitación, a pesar de eso, sus ojos vagaron por todas partes en busca de que los insectos lo atacaran, fue en ese momento que vigilaba a los gusanos que noto un ropa familiar.
Sus ojos no podrían estar más abiertos en ese momento, amenazando con salirse de sus ojos, cuando agarro la ropa e involuntariamente miro en el fondo del sótano, se encontró con su nueva hermana sumergida en gusanos, sus ojos no tenían algún brillo y su expresión mostro solo vacío.
-SAKURA- involuntariamente grito su nombre de alguna forma queriendo saber si estaba viva, pero lo único que recibió fue un movimiento leve de su cabeza, sus ojos comenzaron a soltar lágrimas al ver lo que estaban haciendo los gusanos, cubriéndose la boca evito vomitar su cena.
-será mejor que no desperdicies fuerzas, la necesitaras- dándose vuelta e ignorando el dolor de su cuerpo, por el efecto perdido de sus pastillas, miro como varios insectos lo empujaron al abismo donde se encontraba Sakura.
-espero que sobrevivir al incendio, haya fortalecido tu cuerpo, no muchos soportan el entrenamiento que doy-
