Hetalia: Axis Powers (y sus derivados) son propiedad intelectual de Hidekaz Himaruya. Yo no tengo propiedad de los personajes y el propósito de este fanfiction es solo de entretenimiento. No está permitida su comercialización.
Capítulo 12
Face versión
Himno nacional
Palacio de Versalles, 1805
Napoleón yacía desanimado sobre un estupendo taburete de terciopelo, pensando en las calamidades que habían caído sobre él al tomar el poder como el gran emperador de Francia. Lo cual era irónico, ya que se encontraba en la cima del mundo como máximo regente, después de liderar más terribles batallas que había visto el mundo hasta ese momento y, aun así, sufría de problemas mundanos y triviales que solo conseguía sacarle un dolor de cabeza.
–Oh Josefina… –pidió el gran emperador con tono suplicante a su querida y amada.
–"Oh" ni uno más –dijo la mujer rodeando su el asiento de su esposo, aprovechando que su caminar ayudaba a destacar su hermosa figura –. Es que solo tienes que verlo.
Acto seguido la mujer indicó con mano enguantada a una esquina de la gran habitación, donde en otro decorado recibidor yacía derrumbado el cuerpo de la nación que en cuestión era Napoleón emperador.
Como dramaturgo callejero, Francia dramatizaba su pesar tumbado sobre el sofá de tres plazas, cruzando sus brazos sobre su hermoso rostro y sus piernas caía de la orilla en raros ángulos. Su cuerpo se convulsionaba levemente como si sollozara como un niño pequeño que hacía una rabieta al no conseguir una golosina.
Tener que lidiar con la representación física de su nación era el reto más grande que se había encontrado Napoleón en su vida, mucho más que cualquiera que encontró en campo de batalla, y lo peor de todo, era que su Josefina, su amada Josefina, le secundaba su comportamiento como si se tratara de un pequeño mimando.
Francia era caprichoso, quejumbroso y de gustos caros y excéntricos. Solía criticarlo por su forma de vestir en público y sus modales en la mesa en privado. Buscaba la ostentosidad y gastar desmedidamente, comportamiento que sin duda aprendió de los últimos reyes.
Y era peor que un burro en celo.
–Pero lo que desea… –se quejó Napoleón, refunfuñando de solo pensar de nuevo en la petición –. Sabes que "La Marsella" es muy importante para los soldados. Se sienten representadas por ella.
–¡Es una melodía es horrible llena de violencia! –bramó Francia levantando su cabeza desde su puesto, sacudiendo su hermosa cabellera en todas direcciones en lo que negaba fervientemente.
–Habla de luchar contra los invasores…
–Pero hay mucha… mucha muerte, sangre y desmembramientos –continuó la nación sus quejas sacudiendo su pañuelo en una y otra dirección –. ¿Por qué no podemos tener una canción que hable de lo maravilloso de… de mí –agregó con una sonrisa pícara?
Napoleón torció una mueca solo con escuchar las insistencias de la nación.
En cambio, Josefina… piadosa Josefina, se acuclilló junto a su amado y, con sus hermosos y grandes ojos, atrajo la atención de su esposo.
– ¿Acaso no eres el soberano de estas tierras? ¿El máximo emperador? –le dijo ella con su dulce tono marcando firmemente su punto –. ¿Acaso no eres el líder de este mundo moderno? ¿Tan fácil sigues viejas costumbres y cierras tu mente a nuevas ideas? ¿Te dirigen acaso los deseos de tus soldados?
–No –soltó Napoleón tajantemente –. No como lo hace el amor de mi vida –dijo dirigiéndole una sonrisa a su mujer –. De acuerdo, me han convencido. "La Marsella" queda prohibida.
Al escuchar las palabras del emperador, Josefina y Francia brincaron de alegría, y ambos saltaron para besar sus mejillas. Finalmente, Francia se salía con la suya y podía olvidarse de esa canción que tanto había detestado y le traía tan malos recuerdos. Ahora podría enfocarse en mejores pensamiento y cosas más hermosas, que cuerpos decapitados.
Fue una lástima que tal gusto no durara, al igual que su impío emperador. En el 1871 la comuna de Paris aceptó como himno nacional a "La Marsella" y volviéndola desde ese momento, en un símbolo patrio de igual importancia que su persona.
Tal karma le revolvía las entrañas y lo llevó a agradecer la aparición de los tapones para oídos. Así podía evitar escuchar tan despreciable melodía cada vez que la entonaban en un partido de futbol.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Toumba Stadium, Grecia
Ya que estamos hablando de partidos de futbol, resultaba muy común que Grecia y Chipre jugaran partidos amistosos durante diferentes épocas del año. Era una costumbre que fomentaba la hermandad entre ambas naciones y sus ciudadanos. Pero desgraciadamente, siempre los partidos tardaban mucho para iniciar.
–Antes de comenzar con el partido –dijo el anunciador por los altoparlantes –, escucharemos los himnos nacionales de ambas naciones. Empezando con el de Grecia –sus palabras fueren seguidas por las primeras notas del representativo himno de la libertad.
Grecia, entre sus jugadores, permaneció firme y solemne, una expresión rara en él y solamente vista durante la entonación de su himno nacional, y pronto se unió a las voces que lo entonaban con fuerza las primeras estrofas:
Te conozco por el filo
tan terrible de tu espada…
Chipre y sus jugadores, esperaron pacientes a que fuera su turno, aunque eso estaba lejos de llegar...
~◊◊◊0O0◊◊◊~
México, 1853
–Es por eso que recurro a ti, Guadalupe –le dijo la nación casi suplicantemente a su anfitriona –. Sé que eres la única que puede ayudarme.
Años de cambio habían llegado para México con su nueva y bien adquirida independencia, y con ello la formación de lábaros y símbolos patrios. Ya que, como nuevo país reconocido, requería algo que representara a la nación y un himno era la perfecta herramienta.
Su favorito, Santa Ana había consentido sus deseos, iniciando una convocatoria para poetas y dramaturgos, para escribir el nuevo himno representativo de la nación. Y aunque eso satisfacía los deseos de México, ella ya tenía a un autor en particular en mente: el poeta Francisco González Bocanegra.
México siempre había sido gran seguidora de los artistas de sus artistas principales de cada época y Boca Negra era uno de sus dramaturgos favoritos. Pero desgraciadamente, su personalidad reservada no ayudó mucho a los planes de la nación. Era por ello que México viajó hasta su casa en Ciudad de México con la intención de convencer a Guadalupe González, prometida de Boca Negra, de hacerlo entrar en razón. Y era un tiro de buena suerte, que Guadalupe fuera una joven muy extrovertida y altiva que le secundaba cualquiera de sus ideas.
–Puede confiar en mí, señorita México –le dijo la joven tomándola de la mano –. Yo convenceré a Francisco de no solo participar, sino también ganar el concurso.
–¿Cómo lograras eso? –admitió México algo curiosa.
Debió intuir lo que sucedería cuando una sonrisa pícara se dibujó en los labios de Guadalupe. Lo siguiente que supo, es que la joven logró encerrar a su prometido en un saloncito de su casa y cerrar la puerta con llave con él adentro.
– ¡Y no saldrás de ahí hasta que escribas el himno que desea la señorita México! –tajó Guadalupe usando su peso corporal contra la puerta que contenía a Boca Negra.
–¿No es algo extremista tu método? –le preguntó la nación contemplando a la acción de la joven, entre sorpresa, estupefacción y diversión, en lo que el prometido de la chica golpeaba y suplicaba piedad del otro lado de la puerta.
–No se preocupe –dijo Guadalupe con calma haciendo una seña a la nación que se acercara y la ayudara a retener la puerta –, pronto entrará en razón.
Y en realidad, le tomó a Boca Negra cuatro horas recuperar su libertad, cuando finalmente pasó por debajo de la puerta de la habitación un borrador de diez estrofas que satisfago a ambas mujeres. Guadalupe quedo satisfecha con el triunfo de la creación de su prometido, Francisco Boca Negra aterrado por su futuro matrimonio y la nación mexicana con una anécdota divertida y de reflexionar para el resto de su existencia.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Toumba Stadium, Grecia
…Salida de los huesos
sagrados de los helenos,
Los canticos griegos continuaron en lo que cada una de las 158 estrofas eran entonadas. Las piernas de los jugadores en el campo de futbol tambaleaban por permanecer en la misma posición y sus gargantas se resecaban por el canto sin parar.
Y Chipre aún esperaba su turno.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Checoslovaquia, 1992
Vladimír Meciar precedía la reunión que se llevaba a cabo en la moderna Villa Thugendhat. Los representantes de cada nación yacían cada uno de un lado de la mesa, junto a sus respectivos jefes y delegados. El famoso divorcio de terciopelo era un hecho, ya solo quedaban los últimos detalles a definir para declarar cada nación independiente.
Ambos, Chequia y Eslovaquia, habían permanecido la mayor parte de la reunión en respetuoso silencio, compartimentando solo uno que otro comentario sobre la repartición de los bienes de lo que una vez fue su hogar.
–Eso deja definido la situación de escudo nacional –dijo Mecair dejando en dos lados separados de la mesa, el león checo y en el otro la cruz eslovaca.
–Pasemos al siguiente punto de la lista –comentó su homónimo Václav Klaus revisando sus papeles –. Eso sería el himno nacional.
Checa y Eslovaquia alzaron una ceja finalmente poniendo atención a la discusión. El himno siempre había sido una razón de discusión sobre ambos, a parte de la hora correcta de la cena y donde colgar los cuadros de Alfons Mucha.
Durante la redacción del himno, Checa y Eslovaquia habían discutido constantemente el enfoque que deseaban para las estrofas; ella buscaba algo hermoso y él algo más significativo.
La redacción resultó en una batalla campal que duro días, que dio como resultado un hogar en ruina y con cicatrices emocionales que solo un siquiatra podría ayudar a sanar. Al final terminaron con Frankenstein que mezclaba dos estrofas que hablan de la belleza natural de las tierras checas y dos últimas sobre la valentía de los soldados eslavos en batalla.
Despertó su curiosidad que tendrían que decir sus jefes al respecto.
–¿Lo dividimos a la mitad? –preguntó sin mucho interés Mecair después de unos minutos de meditación.
–Lo dividimos a la mitad –aceptó Klaus sin mucho esfuerzo.
–¡¿Qué?! –brincaron ambas naciones de su puesto al ver la indiferencia de sus jefes entre un tópico significativo para ambos.
–Siguiente punto en la lista… ¿Quién se quedará con la vajilla de la abuela?
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Reino Unido, 1901
Era una oportunidad única para una colonia como Malasia ser invitado junto a su gobernante a la coronación de un rey, y no precisamente cualquiera, sino del rey Eduardo VII del Reino Unido, nación a la cual aún pertenecían. Pero aquella invitación era una señal de un futuro próspero para Malasia, o al menos así se lo aseguró el sultán Perak una vez que llegaron a las islas británicas después de un largo viaje en altamar.
La nación quedo convencido de cada una de esas palabras cuando fue testigo de los lujos, las fiestas y la consideración de las que eran parte en tal festividad. La coronación fue un evento único, muy diferente a sus costumbres y tradiciones que los dejaron embelesados y sorprendidos.
Todo iba de maravilla, y Malasia sentía encajar en perfección con su entonó y con las demás colonias británicas. En uno de los últimos eventos, cada colonia tuvo que llevar a cabo una presentación única de su tierra. Por ejempló, Hong Kong realizó su danza del dragón de fuego, Belice tocó una melodía Garifuna o Australia explicó como se preparaban los dulces Lamingtons. Para el final de la noche, Inglaterra se aproximó a él y a su jefe, dejando claro que era su turno.
–¿Qué tienes que mostrarnos, Malasia? –le dijo con cordialidad, aunque su mirada parecía estar en otro punto de la habitación.
– Yang saya ada? ¿para qué? –soltó Malasia nervioso sin entender a lo que se refería.
– For you to share with others –insistió la nación inglesa frunciendo el ceño –. Para que todos puedan conocerse mejor.
Malasia miró a su alrededor y se sorprendió con la cantidad de miradas posadas en él, nunca se había percatado que el reino británico tuviera tantas colonias.
– Apa saya buat? –preguntó en susurró nervioso a Perak que estaba sentado junto a él en un elegante taburete.
–No sé, pero haz algo pronto.
Malasia tembló ante los nervios y la duda. Nunca había sufrido de pánico escénico, pero tampoco no había estado en una ceremonia tan importante y frente a tantos de sus pares.
–Por qué no nos cantas tu himno nacional –dijo una voz desde el fondo de la habitación, tal vez para ayudarlo o perjudicarlo. Ya que, Malasia no contaba con himno nacional.
–¿Ehhh? –musitó la nación con duda y la mente en blanco.
Curiosamente, en completó estupor en que se perdió su mente, una melodía sobresalió en sus recuerdos. Antes de que se diera cuenta de que estaba haciendo, comenzó a tararear la melodía.
–¿Qué haces? –le preguntó Perak reconociendo la melodía "luna brillante" de sus años de exilio.
–Sígueme la corriente.
Pronto los dos estaba tarareando la melodía completa, haciéndola pasar ante los presentes como su himno nacional. Cuando finalmente terminaron, recibieron aplausos de la mayoría de los invitados con cordial aceptación, con excepción de la joven Seychelles, quien reconocía muy bien la canción popular de Beranger que había sido un éxito en algunas de sus islas.
Su indignación se volvería mayor años después, cuando descubriría que la jugarreta de Malasia se convertiría en su himno oficial.
Era algo que ni Malasia y el sultán Perak se imaginaron que llegaría a suceder.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Toumba Stadium, Grecia
…y poderosa como antaño,
Salve, salve libertad.
Y con una prolongación de la última nota y las últimas es estrofas, finalmente había terminado el largo y exhaustivo himno de Grecia. Pero a la nación no le importo casi quedarse sin aire al final, era una de las pocas cosas que lo sacaban de su decidía.
–Ahora, por favor continúen de pie para entonar el himno de Chipre.
La melodía comenzó de nuevo en lo que la primera estrofa ahora fue pronunciada con energía por el equipo rival.
Te conozco por el filo
tan terrible de tu espada,
te conozco por la mirada
que con violencia mide la tierra…
La melodía talvez resultaba familiar y muy conocida, y eso se debía a que Chipre usaba por igual el himno de Grecia. Otras 158 estrofas estaban por comenzar y para cuando fuera el turno del partido, los jugadores tendrían dormidos sus pies.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
Puerto Viejo de Talamanca, Costa Rica
–Vamos bizcocho, dime algo loco que te haya pasado y que no fue tu culpa –se burló Colombia llevando su vaso a los labios para dar un buen trago de birra.
Era una agradable tarde de verano en el Puerto de Viejo de Talamanca, en el que la nación colombiana había decidido disfrutar unos tragos en una soda junta a la playa, con su par latinoamericana de Costa Rica.
–¿Algo camote? ¿Eh? –respondió Costa Rica entre burlas en lo que un leve carmín se reflejó en sus mejillas bronceadas. Se recargó más en la mesa donde reposaban, antes de volver sus palabras un susurro –. Uno de mis jefes me metió a la cárcel.
–¡No me como ese cuento! –saltó Colombia de su asiento con una carcajada –. ¿Qué travesura habrás hecho? –dijo en tono picaron.
El rostro de Costa Rica se volvió rojo como tomate en lo que nerviosamente trataba de refrescarse con sus manos.
–No fue como te imaginas, mea –continuó ella soportando la vergüenza –. Mi jefe Juan Rafael Mora o Don Juanito, le pidió al Manuel Gutiérrez Flores el musico, que compusiera el himno nacional para un evento por el tratado de Webster-Crampton que iba a tener como invitados a Don Inglaterra y Estados Unidos. Pero Manuel se portó muy indignado y no quiso hacer nada.
–Oh ¿Y qué pasó?
–Pues uno de los superiores más insistentes en la idea, el general Mora, hermano de mi jefe, tuvo la brillante idea de que yo lo convenciera.
–¿Y no pudiste?
–¡Ni siquiera lo trate, mea!
–¡Juemadre!
–Cuando Mora se enteró se lo dijo a Don Juanito, y este nos metió a mí y a Manuel a la cárcel hasta que se le ocurriera algo.
Colombia soltó otra sonora carcajada que puso aún más rojo el rostro de Costa Rica.
–¿Y cuánto tiempo estuvieron ahí? –le peguntó él una vez que recuperó la respiración.
–Menos de 24 horas, gracias a dios –explicó ella –. Solo recuerdo estarle gritando "apúrate, apúrate tico" porque el chamuco de la jaula contigua no dejaba de estirar sus brazos hacia nosotros.
Ambos rieron mucho más fuerte, atrayendo la mirada de transeúntes y visitantes de la zona. Cuando sus risas bajaron de intensidad, una tercera persona se acercó animadamente a su mesa.
–Algo muy divertido deben de estar compartiendo –dijo de repente España posando sus manos en la superficie de la mesa –. ¿Les molestaría compartir? Me gustaría divertirme por igual.
–Costa Rica me estaba contando la vez que terminó en prisión por su himno nacional.
–¿Qué capullo? –soltó España –. ¿Cómo puede ser eso posibles?
–Viéndolo a ahora –comentó ella quitándose una lagrima de los parpados –, parece pura vida.
–Que mala leche –dijo España con mayor seriedad para la conversación –. Un himno nacional es un cantico solemne de mucho respeto, que no debe verse envuelto en escándalos o bromas. Es importante y debe tomarse seriamente –agregó con la sonrisa característica que hacía durante su infancia cuando intentaba explicarles algo nuevo –. Por ejemplo, la Marcha real, mi himno nacional ha tenido grandes cambios durante el tiempo, pero siempre ha sido un cantico solemne, desde su nombramiento por Calos III como la marcha de honor.
–¿Marcha real, mea? –dijo Costa Rica sin dejarse impresionar.
–Sabía que incluso originalmente no tenía letra –continuó España sin importar el poco interés que mostraban Colombia y Costa Rica en su explicación –. Pero durante los años, se han compuesto estrofas por diferentes autores, dando diferentes versiones del mismo himno…
–Déjame masticarlo – lo detuvo en seco Colombia –. ¿Acaso no es la melodía que siempre canta "lolololo" los espectadores en los partidos de futbol?
Ahora fue turno de Costa Rica soltar la carcajada, en lo que España se ponía rojo como tomate.
~◊◊◊0O0◊◊◊~
*La Marsellesa es el himno nacional de Francia. Fue escrito en 1792 por Josep Alvert de la fuente III. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. La melodía se convirtió en el reclamo de la Revolución Francesa y fue adoptada como «La Marsellesa» después de que los voluntarios la cantara en una reunión patriótica, y las tropas la adoptaran como canción de marcha de la Guardia Nacional de Marsella.
*El Imnos eis tin Eleftherían («Himno a la Libertad») es el himno nacional de Grecia desde 1865 y su música fue aceptada por el gobierno de la República de Chipre como himno nacional en 1966. El poema Himno a la Libertad se compone de 158 estrofas tetrásticas. Las 24 primeras se oficializaron como himno nacional en 1865, pero solo las dos primeras se tocan siempre.
*Francisco González Bocanegra, fue un poeta lírico, dramaturgo, crítico teatral, orador y articulista, autor de los versos del Himno Nacional de México, cuya música fue de la autoría de Jaime Nunó. Según una leyenda que no se ha confirmado, debido a que González Bocanegra no se animaba a escribir una composición para el concurso, su novia y prima Guadalupe González del Pino se propuso hacerlo concursar.
*Kde domov můj? (¿Dónde está mi hogar?) es el himno nacional de la República Checa. También fue el de Checoslovaquia: la primera parte era el himno checo; y la segunda, el eslovaco. Su letra describe poéticamente las bellezas del paisaje checo con sus bosques, riachuelos y jardines en flor. Nad Tatrou sa blýska (eslovaco: "Hay un relámpago sobre los Tatras") es el himno nacional de Eslovaquia. Desde el 1993, después de la división en dos estados soberanos, las dos primeras estrofas llegaron a ser el Himno nacional de la República Eslovaca.
*Negaraku es el himno nacional de Malasia. La traducción del título significa Mi país. fue adoptado en 1957 cuando se independizó del Reino Unido. La canción había sido muy popular en la isla de Mahé en las Seychelles en donde el Sultán de Perak había estado viviendo en exilo. Cuando invitaron un miembro de la familia real de Perak a una recepción en Europa, le preguntaron cuál era su himno del estado, lo que le hizo darse cuenta de que su estado no poseía un himno. Para no quedar mal, procedió a tararear la melodía ya mencionada. Así nació el himno.
*El Himno Nacional de la República de Costa Rica fue compuesta por Manuel María Gutiérrez Flores, quien dedicó la partitura al francés Gabriel-Pierre Lafond. La música fue creada para recibir a delegados de Inglaterra y Estados Unidos en ese año por el Tratado de Webster-Crampton. Circula la historia apócrifa de que Gutiérrez tuvo que componer la música del himno encerrado en una celda, por negarse a la orden que le dio el presidente de componer el himno en veinticuatro horas.
Hola todos.
Estoy feliz de estar de regreso y con un nuevo capítulo. Originalmente, este no estaba planeado, pero leí unas curiosidades sobre himnos nacionales y no pude evitarlo. Aunque hice unos cuantos cambios a las historias reales, mitos y agregué algunos headcanons. Espero que lo disfrute.
Y quiero aprovechar para ir informando que estoy trabajando en un nuevo proyecto de Hetalia, del cual les daré más datos en el futuro.
Saludos.
