Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de Silque, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from Silque, I'm just translating with the permission of the author.
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EPOV
Le di un apretón en las manos y me volví hacia el piano.
―Tengo una en mente. Creo que ahora es necesaria una pieza musical más feliz, ¿no crees? ―Le guiñé un ojo. Y luego gruñí internamente. Parecía haber olvidado por completo todas las reglas de cortesía en sociedad. Estúpido.
Bueno, tal vez podía arreglarlo. Tenía que hacerlo, ¿no? Nuestra felicidad futura dependía de ello.
La miré a los ojos, todavía viendo rastros de tristeza, y casi me rompo.
―Voy a tocarte un vals. No es uno de los Nocturnos, como me pediste, pero quiero verte sonreír otra vez. ―Y me ayudaría a contarle otro capítulo de la historia que me trajo a ella.
Ante eso, sentí un pequeño movimiento en sus dulces labios. Empecé el Opus 64 Número 1, El Vals del Minuto. ¿Qué puedo decir? Un pavo real tiene que mostrar sus plumas a su pava. Esto me permitió presumir un poco y devolvió el brillo a los ojos de mi encantadora Bella. Dejé que eso le hablara de mi alegría al verla por primera vez, cómo casi me hizo volar, sabiendo que mi larga y agonizante espera por ella había terminado. Quería tomarla en mis brazos y hacerla bailar un vals por la habitación con alegría.
Pero entonces, ¿quién tocaría la música?
Fui recompensado por mi esfuerzo con una dulce sonrisa. Esta mujer no tenía idea de cuánto poder ya tenía sobre mí, después de conocerla durante una hora. Si ella me pidiera la luna y las estrellas, moriría intentando dárselas.
Siguiente, toqué el Opus 9 número 1 en Si bemol menor. Dejé que la dulzura de la melodía nos envolviera a ambos, imaginando mis dedos recorriendo su mejilla, pasando mis dedos por su sedoso cabello, pasando mi pulgar por su carnoso labio inferior. Sosteniendo su rostro entre mis palmas. Bajando la boca para besarla.
Mi ensoñación se hizo añicos cuando ella se puso de pie, se acercó al costado del piano y presionó su estómago y sus palmas contra el cuerpo del piano. Tenía los ojos cerrados y una suave sonrisa en los labios mientras inclinaba la cabeza hacia atrás. Sabía que tenía que sentir la música corriendo a través de su cuerpo. Fue una de las cosas más eróticas que pudo haber hecho. Casi podía imaginarla presionándose contra mi cuerpo.
Me deleité con la visión de su cabello cayendo directamente sobre su espalda, casi tocando la dulce curva de su trasero. Levanté los ojos rápidamente, solo para que fueran capturados por la longitud expuesta de su garganta y el pulso tranquilo y suave de la sangre a través de la gruesa vena allí. No es que me atrajera mucho como fuente para mi cena. Pero podía imaginarme colocando besos húmedos y con la boca abierta a lo largo de la columna de su garganta, sintiendo su pulso contra mi lengua...
Mis pantalones de repente estaban un poco más ajustados por ver la alegría recorrer su rostro y por mis pensamientos sucios, y tuve que moverme un poco en el banco del piano para evitar que ella se diera cuenta. ¡Eso habría sido mortificante! ¡Maldita sea, hombre! Sabía que ella era mi compañera, ¡pero vamos! Tenía que dejar de pensar en ella como una especie de conquista sexual. ¡Esta era mi futura esposa, joder! Mi propia lujuria me repugnaba.
Mientras las notas finales se desvanecían, regresó a la silla.
―Y ahora has tocado mi pieza favorita. Muchas gracias por eso, Edward. Creo que ahora puedo estar contenta. ―Ella se sonrojó de nuevo y me pareció que disfrutaba tanto al decir mi nombre como a mí al oírlo de sus labios.
Pero el concierto aun no terminaba, al menos no todavía.
Empecé el Opus 32 Número 2 en La bemol mayor. La edificante melodía le habló de mi corazón congelado rompiéndose, derramando mi amor sobre ella mientras me entregaba a su control sobre mi ser. Disfrutando de la alegría de saber que yo era de ella, hasta el fin de los tiempos, solo de ella.
¿Cómo nunca me di cuenta de que esto era lo que me estaba esperando? Si lo hubiera sabido, tal vez no habría sobrevivido a tan larga, larga espera por este sentimiento. Por ella. Me preguntaba si mis ojos brillaban con mi amor por ella. ¿Podría verlo?
Su respiración se entrecortó, sus ojos se abrieron y sus labios se separaron mientras me miraba directamente a los ojos. Sí, ella vio... algo. Simplemente no podía decir lo que estaba viendo en sus ojos. No tenía miedo, ni aprensión que pudiera detectar. No, algo cálido, suave... Esperaba algún día ver mi propio amor reflejado hacia mí. Pero ella era humana. Le llevaría tiempo y yo tenía todo el tiempo del mundo. A mi dulce niña le esperaba el cortejo de su vida. Sonreí y ¡maldita sea si ella no me devolvió la sonrisa!
¿Pueden los vampiros desmayarse? Probablemente no, pero estuve muy cerca.
Toqué el Opus 15 Número 2 en Fa sostenido mayor como mi última canción para su concierto. No tenía un significado específico, pero si amaba los Nocturnos, esto encajaría perfectamente. También era mi favorita, así que pensé que sería la última canción perfecta de mi historia en la música.
Para ella. Todo sería ahora para ella.
Cerré la tapa del piano y me giré hacia ella.
―¿Te importaría si nos sentamos juntos y hablamos durante los últimos quince minutos? ―Me sentí como Oliver, pidiendo más gachas. Mi amable amor estuvo de acuerdo sin ningún rastro de decepción, y sostuve su silla mientras ella se levantaba y la guie hasta un sofá con una mano en la parte baja de su espalda. Era el paraíso, sólo tocarla.
»Por favor, Bella, ¿por qué no me cuentas más sobre ti? Sé que no te queda familia... Lo siento mucho. ¿Qué más puedo saber sobre mi encantadora anfitriona? ―Me atreví a llamarla mía. Reprimí un escalofrío de emoción ante mi osadía.
Jesús, realmente había vuelto a mi lado humano esta noche. Al parecer, mi cerebro estaba estancado en 1918. Reí internamente. Imbécil. Bueno, parecía estar funcionando, así que por qué no.
―Bueno, realmente no hay nada que saber. En realidad soy bastante aburrida. ―Se sonrojó y volvió a morderse el labio. ¡Ay ese labio!
―Lo dudo, sinceramente, Bella. Puedo pensar en cientos de cosas que deseo saber.
Ella estaba retorciendo sus manos en su regazo y nuevamente, sin pensar, me estiré y las tomé. Acerqué una mano para que descansara entre nosotros y la sostuve. La miró fijamente por un momento y luego me miró a los ojos. Y sí, se sonrojó aún más. ¡Oh, querida niña maravillosa!
―B-Bueno ―tartamudeó tímidamente―, ¿qué te gustaría saber?
Le sonreí.
―¿Cuál es tu flor favorita?
―Um... Alcatraces.
―¿Color favorito?
―Bronce. ―Se ruborizó.
―Ya veo. ¿Piedra preciosa favorita?
―Topacio. ―Se sonrojó de nuevo y apartó la mirada de mis ojos.Toqué su barbilla para que su rostro volviera al mío.
―¿Por qué eso te avergüenza? ―pregunté con una sonrisa. ¡Daría mi brazo izquierdo por saber qué pasaba por esa cabeza!
―No hay motivo. ¿Qué más te gustaría saber? ―Chica inteligente, cambiando de tema así.
―¿Comida favorita?
―Mariscos. Langosta, específicamente. ¿La tuya?
No esperaba eso.
―Filete. Término azul. ―Dios, Edward. Eres inteligente también. Imbécil. Internamente puse los ojos en blanco―. ¿Libro favorito?
―Oh, no puedo responder a eso. No con un solo título. Amo tantos. Supongo que si me presionaran, tendría que decir Cumbres Borrascosas.
―¿En serio? ¿No crees que Catherine es una chica mala y egoísta?
―¿Lo has leído? Bueno, no. En realidad no. Bueno, tal vez un poco. Puedo identificarme con ella, supongo.
―Simpatizo con Heathcliff. Supongo que tendré que leerlo de nuevo, puede que mi memoria me esté fallando. ―No, no fallaba. Tenía memoria vampírica. Odiaba a todos los personajes, incluido Edgar, pero supongo que podría volver a leerlo a través del filtro de la perspectiva de mi amor. De todos modos, tenía que mantenerme ocupado de alguna manera, hasta poder verla de nuevo.
Había empezado a acariciar sus dedos sin siquiera darme cuenta. Ella no pareció oponerse. ¿Por qué mi corazón se sentía tan hinchado y... húmedo? Mi respiración también parecía apagada. Extraña.
Oh, verla de nuevo. ¿Y si…? Oh, no. Ni siquiera pensé en…
―¿Estás... saliendo con alguien? ―Oh, por favor, no, di que no, deja que sea no, oh Dios, di que no.
―No. ―Ah. No tendría que matar a nadie. Oh, estoy bromeando.
―Es difícil de creer que alguien tan encantadora no tenga un novio. ―Galán. Dios mío. Tal vez podría conseguir que Jasper me abofeteara más tarde.
Ella se sonrojó de nuevo.
―No, no hay pretendiente, novio, pareja o amigo con beneficios. ―Ella se sonrojó aún más y se mordió el labio.
Me permití una pequeña risa ante eso.
―Bien. ―Sus ojos volvieron a los míos, muy abiertos y... ¿felices? Eso esperaba.
En ese momento sonó el timbre y supe que mi velada con Bella había terminado. Casi sentí pánico. Nos pusimos de pie y mantuve su mano en la mía mientras caminábamos por el pasillo hacia la puerta principal, cada paso conducía a nuestra separación. No quería alejarme de ella nunca más. Paciencia, Edward.
―Bella. ―Le apreté la mano y la detuve―. No puedo decirte cuánto disfruté esta noche. Específicamente, cuánto disfruté conocerte. Realmente odio tener que irme. Pero... ¿puedo verte de nuevo? ―Sí, interpretando a Oliver otra vez. No podía preocuparme. Le suplicaría si fuera necesario.
―Me... me gustaría eso. Mucho... Edward. ―¡Mordiéndose el labio!
―¿Puedo llevarte a cenar, y tal vez a un espectáculo... mañana por la noche? ―¿Por favor? ¡Me humillaré!
―Eso sería encantador. ―Me miró tímidamente a través de sus pestañas.¡Podría haber gritado de felicidad!
―Te recogeré a las siete, ¿de acuerdo? Sólo nosotros. Sin Alice, ni Jasper.
―Sí, a las siete. Estaré lista.
Abrió la puerta y apareció una radiante Alice, que saltaba ligeramente sobre las puntas de sus pies.
―¡Hola! ¿La pasaste muy bien? Apuesto a que fue maravilloso. ¿Fue maravilloso?
―Alice ―casi gruñí.
―Sí. ―Bella me sonrió―. Fue maravilloso.
Curvé mi mano y pasé el dorso de mis dedos por su mejilla mientras le devolvía la sonrisa.
―Hasta mañana ―susurré.
Y con una última mirada, salí por la puerta, arrastrando a Alice escaleras abajo tras de mí.
―¡Adiós! ―gritó y saludó mientras yo la arrastraba.
La puerta se cerró y casi había llegado al auto, cuando escuché claramente a Bella… gritar y luego correr por el pasillo.
Eh. No podía dejar de sonreír.
