Harry Potter No me pertenece.
Bueno que locura ha sido el libro anterior, llore escribiendo los últimos capítulos y todo ha sido una locura, pero hemos avanzado gran parte de la historia y ahora nos vamos adentrar al sexto año de nuestros protagonistas.
Muchas cosas han cambiado, pero este es el sexto libro de la saga, así que recomiendo leer sus anteriores precuelas para entender que ha pasado. En resumen, Orion Blake una persona del mundo normal, muere y rencarna como Draco Malfoy; todo ha ido en una montaña rusa desde entonces, pero de alguna forma Harry Potter sigue obsesionado con Draco.
Gracias por todos sus comentarios, por apoyarme hasta aquí, por seguir teniendo fe en esta historia y por cada momento que hemos compartido juntos.
Iniciamos este sexto año lleno de muchas situaciones que espero puedan disfrutar y algunas que seguirán doliendo.
Aquí vamos.
Draco Malfoy y el castillo de Nurmengard
Capítulo 1: El inicio de un fin.
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Un hombre joven de cabellera rubia y ojos azules caminaba por su despacho, mirando la gran cantidad de libros que había logrado recuperar en los años, cada uno de ellos conteniendo secretos que en su mayoría no podría descifrar; toda la información siempre estuvo codificada y las pocas que lograba poder traducir, rápidamente cambiaban a otro idioma como si algo se estuviera burlando de él.
No se enojó.
Fue interesante.
Había esperado eso una vez que los recuerdos comenzaron a regresar, esta información claramente quiere ocultarse de él, aunque ya sabía la mayoría.
Un viaje interesante que descubrir que faltaba entre esta, así que, durante años como muchos otros de sus estudios, comenzó a trabajar en estos diligentemente; un juego para la mente y con los años, cierta información parecía llegar a la luz, como si siempre estuviera ahí.
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"Mi querida amada, espero el día que nos volvamos a encontrar dentro de este basto universo de posibilidades.
Porque un amor el nuestro, está destinado a encontrarse en esta vida o después de la muerte".
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Era algo patético.
El amor.
Había odiado esa frase antes, ese idiota fue un blandengue.
¿Acaso no lo fue él también?
Luego de mucha investigación, años de trabajo, lo único que logro obtener sobre Orion Blake era información deplorable de un hombre enamorado que lo deja todo por amor. Algo que sin mucho esfuerzo pudo haber dicho por su cuenta.
Aburrido.
Aunque su vida, un poco interesante y sus inventos hablan por sí mismo, siempre le encanto saber sobre Orion, pero esta información era un poco más de la que pudo encontrar antes.
Orion Blake, hijo de una bruja Peverell, que tuvo tres hijos, posiblemente los hermanos de la fábula, aunque Orion no era uno de los tres grandes; era un hijo bastardo. Se rumorea que era de una criatura mágica, aunque en esa época sin duda podría haber sido considerado blasfemia su mera existencia. Hay registros, los tiene todos, sobre su vida y como se convirtió en un domador de dragones como ningún otro, un alquimista, creador del mismo espejo de Oesed y el velo de la muerte.
Tantos años existiendo, pero sin ser reconocido, un nombre maldito.
Le agradaba.
Inspiro muchos hechizos en los suyos, aunque jamás pudo replicarlos como el original, aparentemente algunos atados a magia de sangre; solamente aquellos con su sangre podrían usarlos. Parece que el hombre había viajado por muchas partes del mundo, algunos lo conocieron como un salvador, otros simplemente lo vieron como una aberración, un mago oscuro que creo la lagrima de la sirena.
Interesante.
Quiere saber más de él, recopilo toda su información en su hogar, pero aun así, nunca encontró más que vagos destellos de lo que fue el hombre.
Sabe que es importante, cuando los recuerdos llegaron, solamente quiso más y más.
Si tan solo pudiera obtener un poco más.
Su varita.
La varita que se compara a la varita de Sauco de su medio hermano.
Orion era sin duda, un enigma, y él ama descubrir los enigmas.
Toma uno de los libros que habla sobre Orion para leerlo nuevamente, ha cambiado a otro idioma, pero disfruta del reto como un niño que encuentra un nuevo juguete; hoy descubriría otra información más sobre Blake, porque tenían mucho en común y no estaría saciado hasta descifrarlo.
Siempre era él.
Siempre fue él.
No podría ser nadie más.
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Narcisa es una mujer que recuerda mucho su infancia, la dureza de su padre, la competitividad de su familia, su concepto de perfección; su madre la crio duramente para que fuera un orgullo para la familia, para no cometer los errores de su hermana mayor, para no tener el descaro de su otra hermana. Le enseño como ser una perfecta esposa, como tendría que ser en la sociedad y Narcisa acepto sus enseñanzas, porque la familia lo era todo y quería que estuvieran orgullosos de ella. Aunque su madre no podría entender, no era una Black, no podría entender; Druella era una Rosier.
Ser un Black es diferente.
Cygnus su padre les advirtió a los 15 años que tuviera cuidado, que ser un Black es mucho más que ser una familia de sangre pura, que hay un peso en la sangre que todos tienen que cargas; Narcisa no lo entendió, no hasta que conoció a Lucius.
Algo dentro de ella fue como si quemara por dentro.
El chico que le había mirado con curiosidad hace tanto tiempo, ese que hizo que algo dentro de ella siempre fuera un poco diferente, que le hiciera tener dudas de la tradición y lo que le habían enseñado toda la vida. Narcisa no puede entender que sucede dentro de ella, pero como le advierte su padre, hay cosas que simplemente son inevitables.
Solo que no sigue su consejo.
No lucha contra eso, simplemente se deja llevar, porque Lucius Malfoy de alguna forma, es la gema más brillante ante sus ojos.
Y ella es codiciosa, como un dragón.
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Draco Malfoy nace luego de muchos intentos, de una lucha que parece interminable y después de mucho dolor en su vida. Es pequeño, muy pequeño, pero sus ojos grises siempre parecen ver con curiosidad el mundo; es un bebé bastante tranquilo y apenas puede ponerse sobre sus pies, hay que detenerlo para que no corra por todos lados. Aprende hablar con mucha facilidad, mucho más que otros bebés, Lucius siempre se siente orgulloso al respecto y Narcisa también lo hace.
Su primera palabra es mamá.
Narcisa piensa que es el tesoro más grande que puede guardar en su corazón, el pequeño niño extendiendo sus brazos regordetes para que lo abrace.
Lucius es su pareja, aquella destinada que siempre fue para ella.
Pero Narcisa elige amar a Draco, con todo el amor que una madre puede darle, porque es algo suyo y no importa el destino o la sangre.
Es suyo.
Y nadie se lo iba a quitar.
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—Es diferente—anuncia Lucius con el rostro serio, Narcisa detiene su mirada en su hijo antes de regresarla a su esposo.
Lo ama.
Ama a Lucius, algo dentro de ella lo ama con todas sus fuerzas y siempre parece feliz solamente con verlo. Ignorando su pasado, ignorando sus malas decisiones, Narcisa solo puede ver al chico que había estado avergonzado de cortejarla y al hombre que se lamentó las decisiones que tomo durante la última guerra.
Pero no hay marcha atrás.
No con la marca en su brazo.
El mismo hombre que le ha dado poemas, que le ha dicho que es el ser humano más hermoso que conoce y que sin duda la ama casi con su misma intensidad.
No la misma.
Porque no es un Black, Lucius no podría amarla jamás, como los Black están malditos en amar a otros.
—Es mi hijo—señala Narcisa y Lucius le da una mirada poco impresionada como si preguntara: "¿Nuestro?", pero Narcisa solamente ve a Draco por el jardín.
Tiene 3 años, pero es bastante ágil para caminar, casi no tropieza y no suele llorar mucho, es algo que le inquieta un poco al recordar a otros niños ser más inquietos; la mayoría de familias de sangre pura son estrictos con la educación y crianza de niños, pero Narcisa había puesto un pie con seriedad frente a Lucius diciendo que no lastimarían a su hijo.
Curiosamente este tampoco parecería interesado en seguir esas viejas tradiciones.
Ambos eran el resultado de sobrevivir a ellas.
—Me gusta pensar que es "nuestro" hijo, participe en su concepción por si no recuerdas—dice Lucius luego de un suspiro algo dramático de su parte, que hace a Narcisa sonreír.
Porque este es el Lucius del que se enamoró, de aquel que, a pesar de mantener un rostro serio y pétreo ante el mundo, tiene esa libertad con ella para demostrar cuanto la ama; cuando confía en ella para poder ser su persona lejos de los demás. Lucius quien es ingenioso a la hora de hablar, no solamente para los negocios, sino también para chistes que nadie más que Narcisa escucha, porque es la única persona en la cual su esposo confía.
Secretos.
Susurros.
Hipogrifos.
Sueños.
Realidad.
Han avanzado mucho en esta vida, pero no parece ser suficiente nunca, siempre hay algo que podría estar adelante, algo que podría arruinar su felicidad y Narcisa a veces le gusta fingir que no existen esos momentos. Aún recuerda a Pandora, la profecía, Regulus muerto, Evan también muerto por sus elecciones no tan diferentes a su esposo.
Narcisa es afortunada.
—¿Debería recordarlo? —pregunta Narcisa apartando los malos recuerdos de su vida, Lucius le da una mirada de pocos amigos que ella responde con una sonrisa suave.
—¡Mami mira! —chilla Draco apareciendo de la nada, provocando ambos adultos saltar un poco cuando este levanta las manos llenas de tierra que tienen una lagartija—La quiero llamar Tobías—añade con una sonrisa tan inocente que Narcisa tiene que reprimir la mueca de asco al ver la lagartija que parece tranquila en las manos de su hijo.
Si.
Esto no es lo lindo de ser madre.
No entiende porque, pero Draco es un amante de toda criatura viva, para bien o para mal, porque esa lagartija le hace querer retorcerse del asco; solo los años de crianza de sangre pura y en la sociedad provocan que su rostro se mantenga neutro.
—No puedes tener una lagartija mascota Draco—dice Lucius con infinita paciencia, a lo cual Draco hace un puchero que le recuerda mucho a Lucius.
—¿Por qué no? —
La etapa del "¿Por qué?" es una etapa de Draco no usa mucho, en general no pregunta tanto como otros niños y siempre parece asimilar bien el funcionamiento de algunas cosas; aunque cuando se trata de magia o criaturas vivas, siempre parece usar esa mítica pregunta hasta el cansancio.
—Tu madre te explicara—Narcisa voltea a ver a Lucius con infinita traición, pero este tiene el descaro de sonreírle levemente—después de todo es tu hijo—bromea al final antes de dar media vuelta para irse.
Traidor.
Lo ama.
Es inteligente para salirse de problemas.
Pero esa traición le costara caro esta noche.
Narcisa voltea a ver a Draco, que está haciendo pucheros y ojos de cachorro, que usualmente lo dejan salirse con la suya; lo piensa un momento, antes de ver bien a la lagartija y decidirse que eso no va entrar a su casa, no importa que Draco la quiera o no.
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Draco a veces parece no ser un niño, Narcisa que cuida al niño con ojos de águila puede notar que a veces tiene comportamientos poco atípicos para los niños de su edad, incluso para niños criados entre la elite Draco es muy diferente. El niño si bien juega a veces como uno, la forma en cómo se sienta para leer libros o como tiene altos modales en la mesa sin ser totalmente educado, es algo que le impresiona; Lucius está orgulloso de su hijo, siempre presentándolo ante otros como si fuera alguien superdotado, como si fuera un prodigio y tal vez lo fuera. Su instinto le dice que es algo más, algo dentro de su hijo, tal vez relacionado a la profecía o tal vez relacionado a otros factores; pero hay algo diferente que hace a su hijo especial.
Y le preocupa.
Narcisa ama a su hijo, pero sabe que ser diferente, ser especial puede traer sus consecuencias.
Sirius.
Regulus.
Andrómeda.
Personas excepcionales, que por ser diferentes perdieron todo lo que tenían en su momento y no quiere eso para su hijo. Su hijo quien tiene el potencial de obtenerlo todo al alcance de su mano, poder, fama, prestigio; es el heredero de la familia Malfoy y probablemente último en la familia Black, estaba destinado para las cosas grandes.
Su forma de ser podría llevarlo lejos, o alejarlo del camino que por derecho era suyo.
La profecía, hablaba de una elección y Narcisa solo quiere el bien para Draco.
Aunque una pregunta la hace un día replantearse todo.
—¿Me amarías si no fuéramos ricos o sangre pura? —tiene solamente 5 años, si bien se ha reunido con hijos de los amigos de Lucius, hijos de sangre pura, se sorprende que pudiera hacer una pregunta como esa.
En medio de su habitación, mientras Narcisa termina de leerle su libro favorito de Dragones, con una extraña sensación de pesadez.
Su mano tiembla, pero Draco está viendo el techo sin notarlo.
Sin notar su desliz.
—¿Podrías repetir tu pregunta? —espera que fuera un error, que sus oídos escucharan mal, pero Draco solamente sigue viendo el techo.
—Amo a mamá, amo a mi papá, pero me pregunto si nuestra vida fuera diferente, si aún me amarías—el niño voltea a verle con esos grandes ojos grises, que parecen ocultar el motivo detrás de una pregunta tan cargada a pesar de su tierna edad.
Pero eso la vuelve atrás en el tiempo, en una época donde era joven, preguntándose muchas veces sobre si sus padres la amarían si fuera diferente; si fuera como Andrómeda, porque sus padres la desterraron. Fue doloroso convencerse de que su familia solamente la amaría si fuera perfecta, si fuera la niña que criaron para conquistar el mundo de la alta sociedad.
Solo la amarían si fuera lo que ellos crearon.
Si fuera alguien diferente como Andrómeda, la despreciarían sin dudarlo.
Así que Narcisa siguió siendo perfecta, siempre pensó que estaba bien, amaba esta vida, amaba a su esposo y ahora a su hijo.
Aunque…si algo fuera diferente…
Miro a su hijo que esperaba la respuesta, pero solamente ver sus grandes ojos grises le hizo suspirar antes de acariciar su mejilla. Era adorable como siempre ese movimiento parecía derretirlo, acercarse más a ese calor y parecer anhelarlo cada vez más.
Un niño de mamá, había dicho Lucius divertido una noche, a pesar que este había gastado una pequeña fortuna en un dragón de cristal solamente para que ese año Draco disfrutara más su regalo que el de Narcisa; el hombre había estado presumiendo por días.
—No importa como fuera nuestra vida pequeño Dragón, no importa que elecciones tomes, siempre voy amarte porque eres mío, mi pequeño tesoro—entonces al decir esas palabras, que dentro del corazón de Narcisa son su verdad absoluta.
Su hijo le daría la sonrisa más grande de todas y nunca olvidaría esa imagen.
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Narcisa abre los ojos confundida, durante un segundo siente que se ha quedado dormida, pero al siguiente cuando despierta todo parece claro; mira de forma cansada la alfombra frente a ella, antes de ponerse sobre sus pies estirando un poco su cuerpo. Siente que ha pasado una eternidad desde que Draco estuvo en casa, en este lugar, en su propia habitación y ahora todo parece tan, lejano. Se ha ido, se ha ido el día anterior y Narcisa piensa que, si lo mejor sería irse también, pero no puede hacerlo; no puede abandonar esta mansión porque no puede dejar a Draco desprotegido.
Piensa en las paredes, piensa en los recuerdos, en los chillidos de un niño corriendo emocionado con sonrisas infantiles.
Mi hijo.
Mio.
—Sigues aquí—habla Lucius en su espalda y Narcisa quiere odiarlo, por el mundial, por su hijo en peligro, porque esto lo llevo a irse.
Lejos de ella.
Su hermana lo protegerá, Andrómeda lo cuidara, se lo había prometido, sus ojos no habían mentido; pero Narcisa no quiere que otro lo proteja, quiere ser ella, ella es su madre. Es su deber cuidar de su hijo, no el de su hermana, porque es suyo, es su pequeño tesoro y ahora se ha ido de la casa.
No volverá.
Lo sabe.
Lo siente y Narcisa quiere que su hijo este aquí con ella.
Narcisa quiere odiar a Lucius, porque, aunque una parte de ella lo odia, otra parte lo sigue amando; una maldición lo había llamado su padre, esto es una maldición de la cual no se puede escapar. Su rostro se suaviza un poco al ver a Lucius agacharse en la habitación de su hijo, tomando entre sus manos una parte del dragón de cristal que había sido uno de sus tesoros, ahora destruido.
El rostro de su esposo está en blanco, pero Narcisa puede ver el dolor en este.
—Volverá a casa—asegura Narcisa al aire, tiene dudas, pero tiene que creerlo.
Tiene que ser así.
—Sería mejor que no vuelva, ahora es libre, eso es lo que siempre quisiste para él—hay resentimiento en la voz de su esposo, pero Narcisa no dice nada.
Quiere odiarlo, pero mientras ve al hombre recoger con sus propias manos, sin magia, los restos del dragón de cristal diligentemente; no puede odiarlo.
Ella se quedará aquí, donde puede proteger a su hijo, vendería su alma si pudiera protegerlo y este mundo se volverá oscuro muy pronto.
Lucius tomo una elección porque pensó que sería lo mejor para su familia, ahora están divididos.
Narcisa protegería a su hijo, y eso los mantendría lejos.
—Lo amo es mi hijo—susurra Narcisa.
—Nuestro—repite Lucius, pero tal vez ha fallado demasiado ya, Narcisa no quiere pensar en eso.
Comienza a dormir en la habitación de su hijo después de esa noche, Lucius dura un tiempo, pero comienza a seguirla luego de dos semanas.
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Draco sueña con ahogarse todo el tiempo, como si todo a su alrededor fuera agua y esta vez no es un sueño profético o creado por la magia dentro de él, por la gema que no sabía que tenía hasta hace unas semanas; este sueño es su creación de su máximo miedo. Al igual que su vida pasada, como descubrió que era Orion Blake un mago oscuro, el agua es probablemente su peor enemigo y toda criatura en este lo odia; siempre sucedió en esta vida.
Era una rencarnación.
Había vivido antes de esta vida como Orion, un hombre en un mundo sin magia, donde muere en un altercado y rencarno como Draco Malfoy, el villano redimible de la saga de magos de Harry Potter. Pero ya no está en medio de un cuento de fantasía, esta es su realidad, una realidad peligrosa.
Porque vivió en este mundo, hace muchos años, como un mago poderoso y oscuro.
Sus recuerdos fueron eliminados.
Pero parte de sus acciones siguen trayendo consecuencias, incluso en esta vida y cada día descubre una nueva.
Draco sigue flotando en la nada, en el agua, hasta que manos salen de todos lados atrayéndolo a la oscuridad, se deja hacer, porque es lo que merece; entre las manos puede ver al zombi de Esmeralda, la sirena que lo había amado en su primera vida y que murió por su culpa. Entre otras manos puede ver a Viktor también lo culpa por dejarlo morir en su cuarto año y más reciente Anthony lo arrastra diciendo que ahora iban a estar juntos en el más allá.
Muerte.
Muertes que son su culpa.
Muertes que deberá cargar en esta vida y son consecuencia de sus acciones.
Cierra los ojos dejándose llevar, mientras la oscuridad lo consume y la soledad es todo lo que queda ahora detrás de él.
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—¡Despierta! —dice alguien y abre los ojos alarmados, toma unas cuantas bocanadas de aire comprender donde esta y quien es él.
No es Orion.
No.
Es Draco.
Se incorpora con dificultad en la cama, volteando a ver en todas direcciones y reconociendo su habitación en la casa de su tía Andrómeda. Desde el final de su cuarto año, luego de los eventos del torneo de los 3 (¿4?) magos donde participo y ayudo de forma indirecta a la resucitación de Voldemort, había estado viviendo con su tía Andrómeda, la hermana de su madre. La habitación había sido adecuada con sus cosas y aunque fuera su hogar ahora, siempre parecía algo ajena a él, como si no perteneciera a ningún lado; era cálido como la mansión nunca lo fue.
Pero a veces se siente como la habitación de un desconocido.
Voltea a ver a su derecha, donde Dora lo mira con una sonrisa divertida y Draco intenta ocultar los restos de la pesadilla en la profundidad de su mente.
—Ya estoy despierto, ya voy—gruñe con voz ronca, Merlín en la parte superior de la cómoda solamente ulula algo aburrido, mientras que Steven sigue dormido en su terrario adaptado para esta.
Merlín y Steven no eran los mejores amigos, pero no se han intentado asesinar, lo cual es tan bueno como podría ser.
—Bueno apúrate, no vaya ser que te gane—ríe Dora con sonrisa que parece ser brillante, pero sus ojos siguen algo apagados.
Solo han pasado 2 semanas desde que regreso a casa con Draco, ambos habían pasado un tiempo en el hospital, pero ahora están en casa; mientras Dora camina con sus muletas, Draco mira la pierna de la chica que tiene una pantaloneta. La pierna derecha de Dora es totalmente negra, había recibido una maldición de magia negra, que nadie había podido curar y era como un peso muerto; los curanderos estaban pensando seriamente en amputarla en los siguientes días.
Dora había lucido horrorizada, pero asintiendo de forma tensa, por temor de que la maldición se expandiera por dentro.
Ya no podría ser auror.
Había estado destrozada, la alegre Dora que aun intenta sonreír por otros, Draco la había escuchado llorar en su habitación cuando pensaba que todos dormían.
Restos.
Es lo único que queda en este mundo.
Draco mira sus manos (la cicatriz en la palma de una), intentando no irse, no dejarse llevar por la culpa; Anthony no quería esto. Pero Anthony estaba muerto, por su culpa, por no hacer las cosas bien, como también estaba Viktor. Levanto la mirada algo tenso, porque, aunque había podido hablar tanto con Orion (o los recuerdos de este en su interior liberados por ir a un plano astral del velo) y Anthony, es difícil seguir adelante.
El mundo a veces parece ser un interminable gris que no puede controlar.
Va al baño tomando un poco para hacerse casi en automático, caminando hacía la puerta y viendo de reojo el diario que habían creado hace tanto tiempo atrás, Terry los había dado como regalo de navidad hace algunos años, pero apenas si habían podido usarlos este verano. Si alguien ocupaba hablar con otro usarían las lechuzas, teléfonos o irían en persona; pero ya no usaban los diarios. Hay algunas hojas que aún tienen párrafos de texto de Anthony que habían guardado antes que pasara la lucha del ministerio, pero Anthony ya no podría volver a escribir.
El Diario de Anthony había sido enterrado con su cuerpo.
Ahora los otros diarios, ya no se usaban, no soportaban usarlos.
Draco lo tomo antes de lanzarlo a una gaveta de su escritorio, el libro de Orion estaba en la superficie por otro lado y a veces se preguntó si lo mejor habría sido nunca conocer el libro o su contenido. Desde su regreso a la casa Tonks había estado leyendo sobre dragones, nada sobre los primordiales, pero había mucha información interesante que no había conocido antes; había hablado con Padma sobre esto cuando la visito el día de ayer, pero la chica había parecido tan distraída que al final no hablaron mucho.
Padma lo abrazo, sin querer separarse de él, como hizo Luna el día antes que ella.
Terry no había podido venir, pero siempre enviaba cartas.
Michael.
Bueno.
Era difícil con Michael.
Sigue molesto, encerrado en la habitación de su casa y nunca quiere ver a nadie, Terry había intentado visitarlo en muchas ocasiones sin éxito; aunque había aceptado a Luna, unos minutos, sin que hablara y solo para no estar totalmente solo. Luna aseguro que estaba bien físicamente, pero mentalmente todos sabían que Michael tiene mucho trabajo.
Lo iría a ver esta tarde, tiene todo preparado y es difícil.
Muy difícil.
Ahora Michael es un hombre lobo, el año pasado en la lucha del ministerio, mientras que fue una trampa que hizo creer a los chicos que estaba siendo torturado, sus amigos habían ido a buscarlo; Terry y Michael fueron separados por Greyback y Michael había sufrido heridas del hombre, el mismo sujeto que asesino a Anthony por salvarlo.
Draco deseo matarlo.
Aun quiere que muera.
Pero Anthony le había dado una tarea del otro lado del velo, le había dicho que cuidara a los suyos, que los protegiera y eso estaba intentando.
Eso no evitaba que si viera a Greyback no dudaría en asesinarlo.
Draco no salió tan mal parado como en su cuarto año cuando recibió un cruciatus, los médicos dijeron que era naturalmente bueno para resistir veneno, se preguntó si era algo de la familia Black o solamente él. No tiene relevancia, la herida por la daga de su tía ahora muerta (algunas cosas salieron bien al final) no había herido tanto su interior; la magia de sanador pudo repararlo en poco tiempo y ahora está dado de alta.
Mentalmente.
Bueno.
Eso es otro punto que no quiere tomar.
—Buenos días Draco, veo que dormiste un poco más hoy—saluda Ted con un intento de sonrisa, mientras Dora al otro lado de la mesa comienza a sumergir su cabeza entre algunas frutas.
Ocupa comer saludable.
El sanador le advirtió sobre luego de la cirugía tantas recomendaciones, que la chica estaba haciendo todo lo posible por ser el mejor paciente de todos; habían comentado sobre buscar una prótesis muggle cuando su herida sanara.
Draco odia esto.
Odia a su prima con una pierna maldita que deben cortar, como ella amaba ser un auror y eso se le había arrebatado, como sus ojos ya no brillaban tanto como antes; pero no puede hacer nada, no quiere ser una carga así que le toca también fingir.
Esperando que algún día luego de tanto hacerlo, todo mejore.
—Hoy iré a casa de Michael, quería tener energía—susurra con pocos ánimos, porque, aunque finge que todo está bien.
A veces es solamente cansado.
—Hable con Remus, este vendrá en una hora, dijo que sería un placer acompañarte—comenta Andrómeda con una sonrisa amable, pero tampoco alegre del todo.
La familia Tonks no había sido vista alegre desde el incidente, Draco sabe que es su culpa, por lo cual quisiera nunca haberse acercado a ellos; solamente les ha traído dolor y tragedia.
Un golpe en la nuca le hace voltear molesto a su derecha, Dora sonríe un poco más amigable, como si leyera su mente.
Duele.
—No actúes todo deprimido cuando vayas a ver a Michael, está pasándola mal, pero deberías invitarlo a venir aquí; un hombre lobo siempre levanta el ánimo—bromea su prima, Draco solamente sonríe muy levemente antes de ver como sus tíos no parecen afectados con que su prima invite a un hombre lobo.
Debe ser por Remus.
Draco no puede evitar deprimirse un poco al pensar que el hombre que tanto había rechazado, al final del día era quien más lo estaba ayudando actualmente. Le había escrito muchas cartas a Remus sobre Michael, quien pacientemente le aclaro cualquier duda que tuviera y era su mejor enfoque para poder ayudarlo; querían que saliera de casa, querían que fuera a Hogwarts con ellos, ahora estaban por iniciar su sexto año.
Frunció el ceño mientras masticaba su desayuno.
Un año más.
Un año antes de la guerra.
¿Se podría evitar?
Les había hablado sobre los Horrocrux el año pasado, esperaba que eso mitigara la carga de Harry en su séptimo año, pero nadie le había dicho más al respecto; así que hasta donde sabía, es posible que este sexto año no cambien muchas cosas.
No es que recuerde.
Luego de los eventos de cuarto año en el cementerio, su memoria como Orion Blake ya deteriorada, se había estado deteriorando más, apenas si recordaba momentos de su vida pasada. En su cercanía a la muerte se abrieron nuevas memorias, pero ninguna de ellas era realmente útil con los eventos que vendrían a continuación; solo le hizo ver más claramente como en su vida pasada, algunas cosas realmente habían parecido más unidas a que también fue una rencarnación.
Miles le habían dicho.
Ha tenido miles de vidas, pero esta podría ser la última.
No más rencarnaciones.
¿El fin absoluto?
La lagrima de la sirena, una gema de gran valor mágico que probablemente le había ayudado todo este tiempo a ser tan adepto para magia, estaba en su interior; era el alma de Esmeralda cautiva que lo mantuvo vivo este tiempo, pero cuando muriera es posible que esta liberara el alma de su primer amor. No es que Draco la conociera, sus recuerdos de ella están en el olvido y aunque vivieron una vida juntos, no es algo que pueda hacerlo sentir más que curiosidad.
Su alma actualmente anhela una persona.
Irónicamente a pesar de sus advertencias en primer año, había terminado enamorado de Harry Potter, el protagonista original de este mundo; lo cual es una locura. Muchas cosas podrían salir mal de este amor, pero lo había elegido y con la maldición de los Black en sus venas, duda que pueda amar a otra persona en esta vida.
Sus recuerdos dijeron que Harry parecía tener vestigios de Esmeralda, pero dado que su alma sigue en la gema, es imposible que fueran la misma persona.
Son diferentes.
Pero aun así lo quiere.
Curiosamente este también parece enamorado de él, así que el año pasado habían formalizado una relación luego de algunos inconvenientes. Aunque no lo había visto mucho desde que salió del hospital, este parecía culparse por los eventos del ataque del ministerio, aunque nadie más lo hizo; fue una trampa, Voldemort ha engañado a hombres más inteligentes que ellos, así que no hay mucho que hacer ahora.
El mago oscuro era el único culpable.
Eso no evito que el propio Draco en ocasiones se ahogara también en culpa.
—¿Ocupas ayuda? —cuestiono Draco luego de la cena, al ver a Dora luchar para sentarse en el sofá.
Le volteo a ver mal, casi lista para un discurso de mujer independiente, pero un dolor parece ablandarla y Draco termina ayudando para que se acomode mejor en el sofá. Su cabello rosado se ha alargado bastante bajo los hombros, su cuerpo parece muy delgado y hay un rostro pálido que le preocupa; no puede perderla, no puede perder a su prima.
—Has crecido otro poco, me estoy quedando atrás—musita esta con un puchero, Draco le acaricia la mejilla y esta solamente lo mira algo triste—deja de verme con esa cara, sigo con vida y seguiré luchando; los Black somos otro nivel—gruñe ahora con un destello de su forma de ser salvaje, Draco solamente asiente.
Seguir adelante.
Seguir luchando.
Es todo lo que tienen.
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Remus es puntual y toca la puerta de la casa a las 9:00 am, Draco le abre listo para irse, pero el hombre insiste en saludar a sus padres y darle un apretón en el hombro a Dora; esta simplemente bufa diciendo que no la toque con manos que han pasado por Sirius y hay un ambiente un poco más ligero. Toma a su mochila, coloca a Steven sobre sus hombros y los tres marchan a la dirección de la casa de Anthony; en realidad se aparecen con ayuda de Remus, mejor que hacer un viaje en el mundo muggle y es un poco curioso ver la casa donde vive su amigo.
Es una casa de campo, lejos de las ciudades principales y bastante agradable a la vista, algo sencilla en arquitectura, pero hay un árbol de manzanas que hace parecer una historia salida de cuento de hadas. Hay algunas casas vecinas, pero no están tan cerca para escuchar cualquier eventualidad y puede que fuera lo mejor para la situación actual de Michael.
Una mujer con el cabello castaño oscuro y ojos verde brillantes abrió la puerta, sus ojos parecían tener ojeras y sus ropas parecían bastante sencillas, la mujer parpadeo un par de momentos antes de hacerlos pasar con una sonrisa.
—Debes ser Draco, Michael hablaba mucho de ti y sus amigos—su voz es cálida, parece estar esforzándose por presentar una cara amable cuando se presenta con ellos—mi nombre es Isabella, pueden pasar, estoy preparando algo de té—añade con expresión contenida.
La casa es sencilla por dentro, hay muchas fotografías, aunque ninguna del padre de Michael, nota Draco rápidamente.
En varias de ellas se puede ver al pequeño Michael con una niña mayor que este, de cabellera rubia oscura y ojos azul oscuro también; se parecen en su nariz. Ambos niños saludan para la cámara con sonrisas idénticas, que Draco no puede evitar extrañar en Michael.
Isabella apenas si se mueve al ver a Steven.
—Muchas gracias por su invitación, escuchamos que el joven Terry Boot estuvo aquí—comenta Remus mientras toman asiento en el sofá de la sala.
Hay muchos muebles, pero algunos aparatos claramente muggles, Michael había tenido una infancia más muggle que mágica después de todo. La mujer no tarda en aparecer con una bandeja llena de utensilios y un olor agradable, Draco realmente quisiera un poco de café, pero agradece el té cuando se le ofrece con modales que ha tenido toda la vida.
—Terry es un encanto, se había estado quedando por una semana ya, pero…sus padres querían que volviera, también hay que preocuparse por su salud—comenta Isabella con una sonrisa tensa, que provoca que Draco voltee a ver las escaleras.
Nunca ha estado en esta casa, pero siente una gran sensación mágica en la parte superior de la casa, siempre había sido sensible a las partículas de magia; una característica poco común en magos. Luego de que ocurrió los eventos del velo, algunas cosas habían cambiado y la magia parecía sentirse de forma más natural a su alrededor.
Michael debe estar arriba.
—¿Puedo ir a verlo? —pregunta tal vez un poco insensible, aunque este era el punto de venir, puede notar a Isabella lucir algo preocupada por la idea.
No quiere dejarlo, pero Draco es terco e ira incluso si tiene que abrirse paso.
Steven se queda dormitando en el sofá.
Así que, con un asentimiento dudoso de la madre, un comentario de Remus de estar al pendiente sobre cualquier incidente, Draco prácticamente se abalanza contra las escaleras sin el aviso de nadie. Hay menos retratos en el segundo piso, pero cuando llega a una puerta en específico se detiene; hay algo que irradia en el interior, magia, oscuridad, soledad que parece casi atrayente.
Llama a la puerta, pero no hay una respuesta, solo un movimiento casi de forma violenta en el interior.
Ladea el rostro curioso.
Toma aire una última vez antes de abrir la puerta, sin saber que esperar, no hay seguro, pero parece que nadie había entrado por aquí. Tiene que forzar un poco la puerta, antes de ver el desastre que hay en el interior, desde muestras de rasguños en las paredes, muebles destrozados, una gran cantidad de plumas en el suelo y una silueta ovillada en la esquina de la habitación como si fuera un niño regañado.
Ha perdido peso, nota alarmado cuando reconoce a Michael, con preocupación.
Mucho peso.
Ojeras en un rostro casi enfermo, heridas no sanadas en sus brazos y un mal uso de la estética con ropas con cortes por todos lados.
—Michael—susurra, pero el chico apenas si voltea a verlo, parece ver de forma testaruda el suelo y fingir que Draco no existe.
Voltea a ver a todos lados, antes de tomar con duda asiento en los restos de una cama, su mirada viaja al diario que Draco también tiene; en una mesa y sin estar destruido, pero tampoco ha sido utilizado. La habitación es de un hermoso color verde oscuro, como el bosque, pero las cortinas permanecen cerradas y aunque es temprano, le da una apariencia algo lúgubre al lugar.
Michael no se mueve.
Draco siente inquietud.
Las cartas de Terry habían sido casi al borde del pánico, este había estado en la casa de los Corner un tiempo, pero Michael parecía demasiado deteriorado mentalmente y sin querer abrirse a nadie, por lo cual estaban en medio de un callejón complicado sin salida.
Dumbledore quien lo había visitado en el hospital, había comentado que Michael podría volver a Hogwarts, pero no ocupo decir con muchas palabras que su estado había sido revelado por el profeta y sin duda sería bastante controversial. Remus había sido revelado como hombre lobo cuando estaba en su tercer año, no fue un gran escándalo como en el canon, pero sin duda ese fue un buen motivo para no seguir siendo profesor.
Que un estudiante fuera abiertamente un hombre lobo, no era una buena señal.
Los hombres lobo en realidad son odiados por la sociedad, como si fuera culpa de ellos en que se habían convertido, pero no tienen ningún derecho que los respalda, eran la paria de la sociedad mágica; como otras criaturas mágicas. Remus siempre fue una persona que no le gusto, pero no por ser hombre lobo, si no por el daño secular que ocasiono en Sirius cuando no confió en él; ver a su padrino tan roto por alguien, le hizo odiarlo indiferentemente si era un humano o un alienígena.
Pero que este había recibido mucho rechazo por quien era.
Bueno.
Ahora con Michael se replantea muchas cosas.
—Esta habitación es un desastre Michael, deberíamos limpiar, Terry siempre es un adicto a la limpieza me sorprende que dejara esto así—comenta un poco adolorido en su garganta, mientras se pone de pie listo para comenzar a mover cosas.
Michael no se mueve.
Pasan 10 minutos mientras comienza a buscar alguna bolsa para colocar las cosas rotas, pero Michael sigue ahí viendo al suelo y por eso luego de una hora de limpieza no se sorprende que no se mueva. Draco supone que el resto del día seria así, pero no piensa rendirse hasta que encuentra algunas anotaciones en el fondo del armario del libro de Orion.
Ubicaciones, de las cuales habían investigado el año pasado para los trasladores (ilegales) que habían estado construyendo.
—Mira lo que encontré, traje mis propias anotaciones, tal vez podrías ir leyendo mientras limpio este lugar—comenta cuando levanta la mirada, pero el rostro de Michael solamente parece un poco más oscuro en su lugar.
Camina hacía la mochila olvidada, antes de sacar las cosas y listo para ir en dirección de Michael, tristemente no bien acercado, este sujeta las cosas y las avienta al otro lado de la habitación; Draco suspira antes de ver como Michael parece enojado, su rostro sigue siendo humano, pero puede notar un poco más afilados sus colmillos y un aspecto algo animal en sus ojos.
No sabe que es.
Pero está ahí.
—Largo—su voz parece grave, como si no hubiera hablado hace días o su garganta estuviera irritada por gritar.
No quiso saber cuál de las dos posibilidades era la verdad.
No se amedrento por su expresión.
Aunque dolió ver la soledad en sus ojos, porque en su vida pasada, Draco había pasado años con esa mirada.
—Es injusto que me quede aquí limpiando mientras estas sentado sin hacer nada—
—Largo—
—Repetir la misma frase no lo hará más memorable—
Michael golpeo la pared detrás de él, Draco abrió los ojos levemente impresionados al ver la abolladura que su golpe creo en la pared. Si bien convertirse en hombre lobo claramente no era algo positivo en el mundo mágico, Remus comento las cosas con las que se viene dicha enfermedad, una mejor visión y audición cuando eres humano, también se mejora el olfato y su fuerza física; claro que convertirse en hombre lobo cada mes era doloroso y peligroso, pero como humano hay mejoras sobre los demás.
Remus había aprendido a controlar esa fuerza extra y sus sentidos.
Michael apenas si llevaba algunas pocas semanas en este estado.
Interesante.
—Vete de aquí Draco, ahora—el siseo en su voz en la última palabra lo hizo estremecer con un poco de miedo, era un humano después de todo.
Puede sentir la advertencia en la voz.
Pero es Draco.
Así que.
—No—responde con el mentón en alto, dando media vuelta listo para sujetar alguna destrucción, pero Michael le arrebata lo que queda de una lampara lanzándola contra la pared.
Solo generando más caos.
Duele.
Draco ve a Michael seriamente, pero este sigue luciendo como un gato atrapado en una esquina rodeado de perros, a la defensiva, pero listo para atacar.
—Solo lárgate, soy un monstruo Draco, solo lárgate ahora—cree sus propias palabras, Draco puede notar el asco que parece tener al referirse a él mismo.
—Michael—intenta decir algo, pero este lo interrumpe con violencia.
—No digas nada, he escuchado a Terry y Padma, estoy cansado, solo quiero que se marchen de aquí ahora, déjenme solo—
—No haremos eso—
—Vayan hagan su maldita vida y déjenme solo, eso es lo que quiero, no quiero a nadie cerca de mí, largo—
Ahora eso es un berrinche, casi puede ver partes del Michael que conoce en ese comentario lleno de veneno; pero no es del todo Michael. Ahora el Michael frente a sus ojos está roto, totalmente destruido y odiándose de una forma que le preocupo. El año pasado había visto a este torpemente admitir que le gustaban los niños como las niñas, como lucia preocupado de que otros dirían si se daban cuenta y no fue hasta entonces que proceso lo mucho que Michael temía de los pensamientos de otros sobre él.
Su madre fue abandonada por su padre cuando descubrieron la magia de Michael, este se culpó, Draco piensa que no es culpa de eso.
Es una criatura social, que le gustaba revolotear por ellos y sonreír.
Ahora sus ojos hinchados, se pregunta cuantas veces habría llorado solo.
Anthony.
El pensamiento sobre su amigo muerto todavía duele, pero no puede evitar pensar que este podría haber tenido mejores palabras en este momento; habría ayudado al equipo, a que no se derrumbara, pero Draco le había prometido que cuidaría de todos.
No sabe cómo.
Pero no puede quedarse quieto.
—No, no vamos a dejarte solo, vendrás este año a Hogwarts con nosotros y todo será como siempre—detiene sus palabras ante la risa amarga de Michael, que parece verlo incrédulo.
—¿Hogwarts? —habla con veneno, con amargura y puños apretados—soy un hombre lobo, un peligro para la sociedad—
—Remus…—
—Cierra la boca, solo cierra la maldita boca y lárgate, no volveré a Hogwarts, no sabes nada sobre hombres lobo, solo lárgate—el chico escupe antes de dar media vuelta y volver a la esquina de la habitación, sus hombros tiemblan como si estuviera intentando contenerse.
Enojado.
Solo.
Lejos de todos.
Hay una barrera, Michael ha puesto una barrera entre el mundo y él, Draco no sabe que hacer al respecto.
Lo ve sintiéndose inútil e impotente por unos momentos, sintiendo una rabia ardiente en su pecho sobre Greyback y sobre Voldemort por el daño que han causado a sus seres queridos. Podría irse, podría dar media vuelta, haber dicho que lo intento y seguir adelante; todavía tiene mucho que hacer, por descubrir, la guerra será dentro de un año y es mejor ir preparándose.
La varita de Orion.
Trasladores.
Hechizos.
Soldados.
Padma-Luna-Terry, aún tiene amigos, puede enfocarse en ellos, tiene una relación con Harry, tiene que seguir haciendo algo para que nada se destruya; nunca fue el más cercano a Michael después de todo, ese siempre fue Terry.
No era su responsabilidad.
Nadie lo culparía.
Sería tan fácil.
—Abre la boca—Michael voltea a verlo confundido, pero Draco solamente lo ve seriamente antes de levantar el brazo—abre la maldita boca, muérdeme para que sea infectado y así convertirme también en hombre lobo—la boca de Michael se abre, pero de incredulidad.
Draco se abalanza, intentando meter la mano dentro de la boca de Michael, quien ahora lucha incrédulo para que no termine con sus colmillos; sus uñas lamentablemente tampoco son tan largas para que reciba algún rasguño, pero entonces busca la manera de meter su mano en la boca de su amigo.
Que es fuerte.
Demasiado.
—Estás loco—gimotea Michael incrédulo, alejándolo de golpe, antes de pararse e intentar mantener la distancia.
No lo va detener.
Draco se incorpora intentando atacarlo, pero Michael solamente lo esquiva con mejores reflejos de los que tuvo antes de la transformación.
—Todos saben eso, ahora abre la boca, dices que no se nada sobre hombres lobo, así que si ambos somos hombres lobos seria genial; no estarías solo, entendería que sientes, seriamos iguales—gruñe cuando cae sobre su vientre, Michael salta sobre él lejos de la habitación, luciendo algo alarmado.
No con odio, ahora solamente tiene miedo.
Draco no lo va a dejar fácilmente.
—Detente, no, Draco siéntate, maldita sea—Michael ahora está corriendo en la habitación, Draco intenta alcanzarlo, pero este rueda y Draco se estampa contra la pared; hay sangre saliendo de su nariz, pero voltea a ver a Michael con la palabra determinación tatuada en su frente—No quiero que seas un hombre lobo, no quiero que nadie sea un monstruo como yo, aléjate de mí—casi grita alarmado, pero Draco no se echa atrás.
—No, si es la única forma de estar a tu lado lo hare—
—No tienes que hacerlo, déjame solo, deja de hacer esto—
—Eres mi amigo—
—Soy un monstruo—
—No me importa—
Michael parece adolorido, pero sus ojos se abren cuando logra por fin taclearlo, este cae sobre su espalda y Draco sobre su pecho; ambos con las manos unidas en un forcejeo, por lograr que este lo muerda de alguna forma.
Parece que Michael apenas si necesita fuerza para detenerlo, pero Draco realmente lo está intentando con todas sus fuerzas.
Patético.
No puede moverlo siquiera.
—Draco—intenta razonar Michael luciendo adolorido, pero Draco sigue intentándolo con todas sus fuerzas.
—No—
—Draco escucha, detente, solo vete, nadie te culpara—
—¡LO SE! —su grito detiene a Michael, deja de luchar, pero Draco se queda inmóvil sobre él luciendo desesperado—todos dicen que no es mi culpa, lo intente, falle, nadie dirá nada; pero esto cansado de esta mierda—se siente agotado, su vida pasada había sido dolorosa, pero esta parece un infierno en ocasiones.
Michael se ve preocupado ahora, pero Draco no contiene sus lágrimas.
"Los hombres no lloran", no le importa que lo hace eso, una niña, un bebé, una criatura mágica.
No importa.
Porque apenas si puede dejar de llorar estos días, porque llora cada noche por Dora, por Anthony, por Viktor, por Michael, por sus padres; siempre está llorando, porque no le gusta que está pasando y no tiene fuerzas para hacer algo por ninguno de ellos.
—Yo…—intenta decir Michael, pero lo interrumpe.
—No quiero perder otro amigo, yo no, yo no puedo perder otro amigo—suelta con voz ahogada por el dolor, porque realmente no puede hacerlo, perder a Anthony había sido casi como romper su alma en miles de pedazos y perder a otra persona frente a él terminaría destruyéndolo; los ojos de Michael se abren impresionado—Terry dijo que lo salvaste, que fue porque lo intentaste proteger que saliste herido, estabas listo para morir por él—
—Lo hice, moriría por Terry o cualquiera de ustedes—
—Entonces porque mejor no decides vivir por nosotros maldita sea—
Sus palabras parecen chocar como un muro contra Michael, quien queda paralizado por ellas, Draco sorbe su nariz una vez más, antes de intentar arrojarse otra vez a la boca de Michael; va a morderlo, será un hombre lobo, su vida será incluso más difícil, pero podrá ayudar a su amigo.
Unos brazos lo arrebatan del cuerpo de Michael, quien se incorpora aun en shock, mientras Remus lo sujeta con fuerza lejos de él.
—Draco detente—el hombre lo controla fácilmente, porque es más fuerte que él, porque los malditos hombres lobo son más fuertes.
Se retuerce, pero no puede escapar.
—No, no voy a detenerme, voy a convertirme en un hombre lobo y no dejare a Michael solo, no voy a perderlo también—grita listo para lanzarse sobre Michael, pero un sollozo lo detiene.
Michael.
Detiene la lucha al ver a su amigo aun sobre el suelo, con lágrimas saliendo de sus ojos y un sollozo ahogado, rápidamente le da un golpe en el vientre a Remus que lo suelta con un gemido de dolor; se abalanza hacía su amigo para abrazarlo, este se aferra a él casi desesperado mientras comienza a llorar. Intenta calmarlo acariciando su cabeza, pero Michael solamente suelta al llanto.
—No quiero estar solo Draco, no quiero estar solo, quiero volver a Ravenclaw con todos…no quiero que Anthony este muerto, por favor sácame de esta pesadilla, ya no quiero vivir así—gimotea su amigo como si fuera un niño pequeño perdido en un parque que se encuentra con su padre.
No puede.
No puede ayudarlo.
Porque no puede sacarlo de la pesadilla donde viven, porque este mundo es un mundo sin Anthony y ellos tienen que aprender a vivir en él, aunque no quieran.
Aunque duela.
—Oh Michael, no puedo sacarte de este mundo—
—Duele, cada vez duele más, no quiero ser un hombre lobo—
—Si me muerdes podríamos hacerlo juntos, en verdad no me molesta, quiero ayudarte—
Michael lo ve incrédulo, antes de soltar una risa casi ahogada, sus ojos parecen miserables, pero algo ha cambiado y Draco puede ver en su mirada un poco de esperanza que no tenía antes; se aferra a eso desesperadamente, se convertiría en un hombre lobo sin dudarlo si eso alivia la carga de su amigo.
Utiliza parte de su camisa para limpiar el rostro lleno de lágrimas y mocos de Michael.
—¿Harías eso por mí? —pregunta casi incrédulo, pero como si conociera la respuesta a su pregunta.
Draco asiente.
—Lo haría, desearía mil veces haber sido yo, si hubiera alguna forma de tomar eso solo para mí, si hubiera sido yo en lugar de Anthony—duele decir su nombre, pero duele más el pensar en él como si no existiera—no lo dudaría, son mis amigos—añade con una sonrisa tensa.
Michael lo ve por lo que parece un largo tiempo, antes de sorber su nariz y volver a lanzarse para abrazarlo, Draco le acaricia la espalda suavemente como solía hacerlo su madre.
—Tengo miedo todo el tiempo—susurra Michael solamente para él, pero Draco solo puede suspirar mientras lo abraza con más fuerza contra él.
Si.
Draco también tiene miedo todo el tiempo.
—Yo igual—responde con voz baja.
Michael lo abraza por un largo tiempo, Remus sigue ahí como un mudo espectador y cuando por fin se ponen de pie, la madre de Michael está en el marco de la puerta limpiándose las lágrimas que había soltado en algún momento. Remus le solicita poder hablar a solas con Michael y este parece algo dudoso, Draco le da un apretón de manos a su amigo, quien asiente con algo de miedo y promete que estará en el piso de abajo todo el tiempo que sea necesario antes de marcharse.
Cuando baja con la madre de Michael, esta solamente dice un bajo "Gracias" antes de ir a la cocina casi de forma apresurada.
Draco se queda en la sala de estar por lo que parecen horas, abraza sus piernas contra su cuerpo mientras ve la chimenea arder de forma paulatina, sin saber que pensar o que hacer, la idea de ser un hombre lobo sigue latente en su mundo y si Michael decide no ir a Hogwarts, Draco lo hará. Drogara o hechizara a Remus para que lo haga de ser necesario, porque no piensa hacer que su amigo sufra por esto solamente por su cuenta.
Lo que parece horas más tarde Remus baja con Michael, quien lo abraza un poco antes de ir al comedor donde la madre de Michael también lo abraza.
Michael parece preocupado.
Isabella llora mucho mientras le da besos por todo el rostro, ya que parece ser la primera vez que su hijo baja a comer desde que regreso del hospital.
La cena es incomoda, cuando la hermana de Michael llega, se presenta como Emily; una mujer de cabellera rubia rizada y ojos azules. Parece confundida de que pasa y cuando ve a Michael en la mesa, llora, todos lloran todo el tiempo, pero su hermana abraza a Michael como si fuera el ser más preciado sobre la faz de la tierra.
Michael vuelve a llorar.
Porque llora mucho.
Al despedirse, hay un ligero rastro de alegría que le da esperanza a Draco.
—Remus me invito a ir con él en la próxima luna llena, creo que tomare su oferta…también me gustaría ir a tu casa esta semana si es posible…podríamos invitar a Terry—lo último lo dice casi de forma esperanzada, Draco le da un apretón en el hombro con una sonrisa ligera.
—Yo haré todo, solamente preséntate el lunes temprano, o tendré que venir aquí arrastrarte—asegura Draco y puede ver una sonrisa en los ojos de Michael.
Este los despide, sin toda la energía que Michael tendría normalmente, pero con algo de esperanza de que todo siga un mejor camino de ahora en adelante. Remus en lugar de aparecerlos como hicieron esa mañana al llegar ahí, simplemente camina por el lugar, en lo que parece un prado bastante verde.
Draco simplemente lo sigue, porque realmente no puede hacer mucho por su cuenta.
—James y Sirius hicieron algo similar—habla Remus con una mirada divertida, Draco lo ve curioso—cuando se dieron cuenta de que pasaba, se ofrecieron a ser hombres lobo también, fue duro hacerles cambiar de opinión; al final decidieron ser animagos ilegales, dudo que fuera una mejor opción—cariño, su voz está repleta de cariño.
Interesante.
Mira el cielo que sigue claro, pero que pronto oscurecerá.
—No soy experto en transformaciones, pero podría intentarlo—no ahora, pero cuando todo esto termine, el siguiente año, sin duda será su primer proyecto a investigar.
Remus sonríe.
—Eres un buen amigo Draco—
—Gracias—
Lo dice de verdad, con una sensación de alivio y esperando que Remus entienda, que también le agradece su presencia ahí ese día. No fue el mejor inicio entre ambos, hubo muchas cosas que hicieron que Draco fuera un gilipollas y es un milagro que a estas alturas Remus en realidad sea amable con él.
Pero ahora aquí en este momento, Draco no puede más que sentir agradecimiento por la presencia de ese hombre con él.
.
.
Las pesadillas siguen siendo un pan de cada día, el ir a visitar a Michael en realidad no era una forma para que estas disminuyeran, si no que parecían incrementar y por eso no se sorprende cuando cerca de la media noche se despierta con el sentimiento de ahogarse en sangre; se sienta en su cama con respiración agitada, sujetando la camisa ligera de dormir que tiene con fuerza, apenas controlando los latidos de su corazón. Toma un momento tranquilizarse para poder respirar de forma correcta, aunque toma un poco más de tiempo el procesar que no está totalmente solo en la habitación.
Su mano viaja a su varita, debajo de su almohada para apuntar al intruso en la oscuridad, con ojos brillantes de amenaza que se congela al procesar quien está ahí.
Suspira.
Baja la varita lentamente.
Aunque no es algo completamente nuevo, sigue sin acostumbrarse cuando Harry aparece de la nada, toma asiento al lado de su cama en una silla y lo observa dormir; la primera vez había estado seguro que era un extraño sueño realista. No lo era, en realidad Harry en ocasiones aparecía en momentos aleatorios del día, había pasado poco más de un día o dos en la casa de los Dursley antes que regresara con Sirius en estas vacaciones luego de varios episodios de pánico y de rabia.
Estar en casa de Sirius le dio acceso a poder venir a la casa de Andrómeda y Draco realmente se sorprende de los momentos que toma para aparecer.
Usualmente en medio de la noche.
Un poco perturbador, pero tampoco tan extraño.
—Harry son la una de la mañana—
—Lo siento—
No parecía realmente arrepentido, simplemente viéndolo fijamente y Draco solo le regreso la mirada antes de suspirar; se acomodó un poco mejor del lado de la cama, antes de apartar las sábanas. A diferencia de la primera vez, Harry esta vez no lo dudo para adentrarse con él y abrazarlo con fuerza.
Miedo.
Todos tienen miedo.
Miedo a diferentes cosas.
Harry tiene miedo de perderlo, otra vez.
Nadie le hablo sobre que paso cuando entro al velo, estuvo varios días como alguien considerado muerto, así que aparte de los hechos puntuales que le explicaron, no está seguro de que vivieron realmente en esos momentos; no es que Draco pueda ayudarles bien, cuando apenas si está logrando sobrevivir sobre cada experiencia vivida luego del velo de la muerte.
Apenas hoy pudo ayudar un poco a Michael, pero tampoco es que pueda hacer mucho, cada uno tiene que tomar elecciones.
Seguir o no seguir adelante.
La vida sería más fácil si alguien la viviera por uno, pero mientras tanto, Draco tiene que sobrevivir y seguir adelante.
Tal vez algún día hablen sobre que paso esos días, sobre que paso con todos aquellos que pensaron que murió y con suerte pueda saber si su madre sabe que esta con vida. Pero por ahora solamente se aparta de la cama dejando un espacio, antes de levantar la sabana que Harry rápidamente toma como una invitación para acostarse a su lado.
No parece pensarlo tanto como la primera vez, ahora rápidamente lo abraza por la cintura y sus piernas se enroscan alrededor de las suyas.
Siente su corazón y su respiración, es reconfortante.
—¿Una pesadilla? —pregunta sabiendo la respuesta, porque no es la primera vez que Harry aparece con esta situación y duda que fuera la última.
Su cabello esta algo desordenado, intenta acariciarlo un poco, pero Harry ni siquiera se mueve de donde tiene enterrado su rostro contra su cuello.
Habla en lo que parece una eternidad después.
—Estabas muerto, yo les decía a todos que estabas con vida, pero ellos dijeron que solamente había imaginado todo…seguías muerto detrás del velo—su mano titubea en la cabeza de Harry con expresión seria, porque sabe que eso podría haber sido verdad.
En otro universo pudo ser verdad, porque en ese momento cuando estuvo del lado del velo, descubriendo parte de la verdad sobre Orion y Esmeralda, tuvo la oportunidad de elegir simplemente seguir adelante y empezar una nueva vida en otro universo o tiempo; a veces piensa que hubiera sido mucho más fácil haber seguido adelante y dejar todo el desastre que esta vida representaba.
Pero aquí estaba.
Había elegido vivir.
Tiene mucho que hacer todavía, con sus amigos y seres queridos, así que no tiene muchas opciones, no se perdonaría de otra forma.
—Estoy con vida, aquí, contigo—le asegura con voz suave, Harry se sujeta un poco más fuerte a él, no tiene que ver su rostro para saber que sus palabras le afectaron y que quiere creerle.
Entiende que tenga dudas, a veces Draco cuestiona mucho la realidad, todo parece tan oscuro a veces; pero en momentos como este se siente bien.
Harry y sus amigos son de las cosas que le hacen pensar que la vida no es mala.
Eso y sus deseos de asesinar a Greyback por supuesto.
—No tienes permitido morir de nuevo—susurra Harry casi al borde del sueño, lo que lo hace sonreír porque es algo un poco difícil de prometer.
Su rostro se vuelve serio al pensar que el chico a su lado, también era un Horrocrux y eso lo hace sentirse un poco inquieto.
—Tu tampoco—susurra, pero Harry parece haberse dormido antes de escucharlo.
Son vacaciones de verano, apenas iniciando su sexto año, suspira porque en realidad este año parece más difícil que los otros.
Continuara…
Bueno iniciamos el sexto libro formalmente, hace unos días acabo de publicar el inicio del quinto libro y este lo estoy tomando con un poco más de calma que los otros. Este libro no tiene la felicidad inicial que los otros libros, aunque desde el final del cuarto, algunas cosas ya se veían tornar un poco más oscuras.
La muerte de Anthony en el libro 5 fue algo que había pensado desde el inicio de la historia, pero creo que es una de las cosas más duras que hice en mi camino como escritora. Es curioso como la muerte de un personaje puede cambiar tanto la dinámica de un libro, eso sin añadir a Michael como un hombre lobo actualmente, lo cual también fue planificado casi desde el inicio de la historia.
Remus Lupin era un hombre lobo que, si bien se pudo ver un poco de este en el libro 3, creo que fue una dinámica casi no trabajada en el canon que me gustaría replantear con Michael actualmente.
Harry apenas si salió al final del capítulo, pero prometo que tendrá relevancia en esta historia, ahora sí, iniciemos una vez más una aventura con ustedes. Con el libro 6 en proceso, estamos cerca de llegar al final de la historia, pero espero hacer este camino con ustedes una vez más.
Casi lloro al escribir partes de este capítulo.
