CAPITULO 4:

FRAGILIDAD DEL PODER DESPERTADO

En lo profundo del bosque lejos de la tormenta de demonios que quedaba atrás, el viento seguía susurrando entre las hojas de los árboles, llevando consigo la tensión que había quedado en aquel campo donde enfrentaron a Sutoku. La luna iluminaba su camino mientras avanzaban, pero la sensación de peligro persistía en el aire. Kikyo y Kenji encontraron un lugar tranquilo donde pudieron descansar y recuperarse. La conexión entre Kikyo y Kenji empezó a florecer, no solo por la búsqueda de los fragmentos de la perla, y por aquella batalla que acaban de tener, sino también por el enigma que rodeaba el misterioso poder de Kenji.

Aquí estaremos bien — dijo Kenji, habiendo recobrado un poco sus energías.

¿Qué fue lo que sucedió, Kenji? — preguntó Kikyo, con un tono de voz muy serio, pero a la vez mirándolo con curiosidad. — Ese poder que desataste, no pareciera pertenecer a un ser humano, era como si hubieras invocado una divinidad. ¿Quién eres realmente?

Kenji suspiró y miró al horizonte antes de responder. — Tal como te dije cuando estuvimos enfrentando a Sutoku, soy un ser humano, con la diferencia de que tengo este poder y otras habilidades que van más allá de mi entendimiento.

¿Desde cuando posees ese poder? — preguntó la sacerdotisa con cierta intriga.

Desde que era niño, siempre fui diferente a los demás — respondió Kenji con cierta melancolía, mientras recordaba su niñez. — Hubo un tiempo en el que no sabía cómo controlar mi fuerza, ni como retener esa expulsión de energía. Yo… no sabía que era lo que ocurría, ni porque era así. Mi maestro decidió que lo mejor era aislarme de las personas y durante mi aislamiento no tuve contacto con nadie más que él, dijo que era lo mejor y que tenía que aprovechar el don que se me había otorgado. Así que pasé todo ese tiempo entrenando con él, y gracias a ello he podido controlar un poco los poderes que tengo.

Kikyo escuchaba atentamente, sintiendo la carga emocional en las palabras de Kenji. La luna derramaba su luz sobre ese lugar del bosque, creando un ambiente íntimo entre los dos.

Pero a pesar de ese entrenamiento aún no sé como controlar ese poder a voluntad, ya que siempre ocurre esto cada vez que los uso como hace unos instantes. Si tan solo los hubiera dominado…. — dijo Kenji con cierta frustración y algo de tristeza — habría salvado a mi maestro.

Kikyo percibió la dolorosa memoria que atormentaba a Kenji y extendió su mano hacia él con compasión. — ¿Qué le ocurrió a tu maestro?

Esa noche regresábamos a casa como era costumbre, nos tomaron por sorpresa. — dijo Kenji, recordando aquel acontecimiento.

¿Los tomaron por sorpresa? — preguntó Kikyo.

Faltando poco para llegar, un centenar de demonios y espíritus malignos nos atacó en ese momento. Confieso que para mi maestro y para mí no significó ningún desafío, pero… — dijo Kenji con cierto aire de suspenso —Tal y como ocurrió en esta ocasión no paraban de llegar, hasta que finalmente Naraku se apareció frente a nosotros.

¿Naraku? — exclamó Kikyo sorprendida.

Si, así es… — continuó Kenji — Yo no sabía que era lo que quería… pero viendo en las condiciones en las que nos encontrábamos quise expulsar mi poder, pero mi maestro me advirtió que no lo hiciera, aún así lo hice e intente sostener una batalla contra Naraku, pero no pude derrotarlo. Mi energía se desgastó en ese momento y a causa de eso perdí el conocimiento, fue ahí cuando Naraku aprovechó de asesinar a mi maestro arrebatándole el fragmento de la perla que poseía. Cuando desperté, me di cuenta de lo ocurrido, había perdido a la única persona que se preocupó por mí, y la única que trató de entender mi situación — dijo Kenji, mientras su mirada se perdía en la distancia. — Desde entonces, he iniciado este viaje, para buscar conocimiento sobre cómo puedo dominar estos poderes y, sobre todo poder acabar con la existencia de Naraku y de la perla de Shikon.

La vida nos lleva por caminos difíciles, Kenji. — dijo Kikyo, quien apretó suavemente la mano de Kenji en un gesto de consuelo. Por lo visto, la vida de aquellos que se involucran con la perla de Shikon termina en desgracia, incluyendo la mía también.

Kenji asintió, agradeciendo el gesto de consuelo de Kikyo, el bosque susurraba sus secretos mientras ambos compartían las pesadas cargas de su pasado. La luna testigo de sus historias proyectaba su luz sobre ambos, creando una conexión entre dos almas marcadas por la tragedia. Mientras descansaban, la sacerdotisa examinaba las heridas en los brazos de Kenji. Aunque no eran profundas, mostraban los efectos del impacto del ataque que él había absorbido para protegerla.

Gracias por lo que hiciste, Kenji. — expresó Kikyo con gratitud.

No tienes porque agradecerme — respondió Kenji mostrando una sonrisa. — No podía permitir que te lastimaran. Además, somos compañeros en esta misión ¿No es así?

Sí, compartimos un destino entrelazado. — dijo Kikyo asintiendo con aprecio. — Pero debemos tener cuidado, la presencia de Sutoku aún nos acecha.

La conversación se sumió en un breve silencio, roto por el crujir de las hojas bajo la luz de la luna. En ese momento, una risa siniestra resonó en el aire.

Así que tu "poder oculto" tiene sus limitaciones. Una lástima que no puedas mantener esa fachada divina por mucho tiempo, humano. — se burló Sutoku.

El espectro emergió de entre las sombras, su figura oscura envuelta en una energía maligna.

¡Ya está aquí! — exclamó Kenji mientras se preparaba para contraatacar.

¿Creen que pueden desafiarme con su frágil alianza? — dijo Sutoku soltando una risa llena de burla. — Mis poderes son inquebrantables.

No necesito de todo mi poder para enfrentarte — respondió Kenji de manera desafiante. — Con las energías que tengo ahora, es más que suficiente para acabar contigo.

Deja de fanfarronear y será mejor que se preparen, porque esta vez los matare a los dos. — gritó Sutoku extendiendo sus brazos para desatar una oleada de energía oscura que envolvía el área. Sombras danzantes se materializaron, creando una horda de demonios que se alinearon junto al espectro.

En ese momento justo antes de que Sutoku iniciase un ataque, Kenji se lanzó hacia el espectro con una velocidad sorprendente, dándole así un golpe certero en el rostro. A pesar de no haberse recuperado por completo la potencia de aquel golpe envío a Sutoku lejos del lugar, impactando luego contra un gran árbol. Aquel impacto causó un gran dolor en el espectro y ocasionó también que el dicho árbol le cayese encima.

¡Kenji, cuidado! — exclamó Kikyo al ver que uno de los demonios se abalanzaba sobre él.

En ese momento Kikyo rápidamente logró canalizar una gran cantidad de poder espiritual la cual purifico a los demonios en cuestión de segundos. Por otro lado, Sutoku enfurecido por aquel ataque, provocó nuevamente a Kenji para que lo atacase de igual manera, y sin pensarlo, cayendo ante las provocaciones del espectro se lanzó nuevamente a atacarlo de la misma manera, pero para sorpresa del viajero, Sutoku había visto su movimiento y evadió su ataque.

¿Es este el límite de tu poder, Kenji? — se burló Sutoku. — Tu "divinidad" no parece tan impresionante ahora.

El espectro demostró un instante de superioridad y golpeó a Kenji con una fuerte bola de energía maligna, el impactó hizo que el viajero cayera al suelo quedando en una forma como si ya hubiese sido derrotado. Sutoku avanzó hacia él y con su mano formó una especie de espada con su energía negativa.

¡Será tu fin! — exclamó Sutoku.

Kikyo sorprendida intentó socorrer a Kenji, pero se vio rodeada nuevamente por una cantidad considerable de demonios que intercedieron en su paso. Pero justo antes de que Sutoku golpease a Kenji, este repentinamente se levantó y extendiendo su mano formó también una espada de energía con la cual dio una estocada, clavándola así en el estómago del espectro.

Yo también se hacer esa técnica — respondió Kenji, mientras enterraba más esa espada de energía en el estómago de Sutoku, quien comenzaba a sangrar por la boca y gritaba de dolor. — Te lo advertí… no necesito de mis poderes para poder derrotarte.

Kenji realizó un movimiento con el cual cortó el cuerpo de Sutoku dejándolo sin su brazo izquierdo, el espectro cayó al suelo desangrándose por las heridas ocasionadas, intentó ponerse de pie, pero al hacer dicho esfuerzo vomitó sangre. Kikyo, sin perder la concentración, usó sus habilidades espirituales para terminar de purificar a los demonios que había creado Sutoku. En ese instante el espectro con sus últimas energías resurgió y elevó sus energías generando un gran caos en el lugar.

Ráfagas de vientos fuertes comenzaron a azotar el lugar, las nubes se tornaron más oscuras de lo normal, acompañada de rayos que parecían ser producto de la energía maligna desatada.

¡Esto no ha terminado! — rugió Sutoku soltando un ataque en medio de la desesperación.

¡No puedo creer la cantidad de energía maligna que esta emanando Sutoku! — exclamó Kikyo con preocupación.

Debemos detenerlo cuanto antes — respondió Kenji.

Sutoku, con una risa desquiciada, desató la energía acumulada, creando una esfera de oscuridad que amenazaba con destruir todo a su alrededor.

No podemos permitir que esa energía se desate por completo. — advirtió Kikyo, sus ojos centelleando con resolución.

¡Es hora de poner fin a esto! — exclamó Kenji, concentrando su energía.

La esfera oscura se expandió rápidamente, amenazando con devorar todo a su paso. Kikyo extendió sus manos, canalizando su poder purificador hacia la esfera maligna. Kenji, por su parte, con sus energías restantes desplegó un rayo de energía el cual se fusionó con el poder purificador de la sacerdotisa. La colisión de fuerzas creó una explosión que iluminó la noche con una luz intensa.

¡Unos seres tan insignificantes como ustedes no me derrotaran! — exclamó Sutoku, desesperado ante la resistencia de sus oponentes.

No podemos permitir que esa energía se desate por completo — advirtió Kikyo, sus ojos centelleando con resolución.

En un último esfuerzo Kenji vio la oportunidad de aumentar más la potencia de aquella energía y con un gritó alentó a Kikyo para acabar con Sutoku.

¡Ahora, Kikyo! — gritó Kenji, al mismo tiempo que aumentaba sus energías.

El poder de ambos aumentó considerablemente, superando por mucho aquella oscura de energía maligna la cual se desintegró en cuestión de segundos. Una explosión de luz envolvió a Sutoku, purificándolo y disipando la oscuridad que lo componía. El espectro emitió un grito angustioso antes de desvanecerse, dejando tras de sí solo el eco de su derrota. La batalla culminó en un enfrentamiento épico, con aquel bosque como escenario de la confrontación entre la luz y la oscuridad.

La tormenta, que había sido desatada por el poder de Sutoku, se disipó lentamente, revelando un bosque transformado. Árboles retorcidos volvieron a su forma original, y la calma regresó al lugar. Kikyo y Kenji, ahora libres de la amenaza del espectro, compartieron una mirada de triunfo y complicidad.