Disclamer: Digimon y Digimon 02 no me pertenecen, son propiedad del grupo de creativos llamado Akiyoshi Hongo (que son: Aki Maita, Akihiro Yokoi y Takeishi Hongo.) al igual que todos los personajes de esta obra son propiedad de ellos y Toei animation.

N/A: Bueno, el final esta muy cerca, así que espero disfruten mucho este capítulo.

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Cap 11: No debe haber un tercero.

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El amanecer había llegado a Nueva York, la luz del sol se colaba sutilmente entre las cortinas, entrando por la ventana de la habitación donde Mimi seguía recostada.

La chica lentamente se fue despertando, estirándose entre las sábanas mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción pues sentía que había descansado lo suficiente, y claro de la mejor forma posible, había dormido muy temprano en la noche.

Ella estaba recostada boca abajo con su rostro aún sobre su almohada, dio un largo suspiro y abrazo esta con total relajación, pero poco a poco se fue percatando de lo ocurrido hace unas horas, y abriendo los ojos poco a poco fue recordando, provocándole un fuerte norme sonrojo en sus mejillas.

Mimi iba recordando parte por parte, desde que él apareció en el pasillo y la miró, dejándola a ella sin palabras suficientes para expresar la sorpresa de verlo luego de haber cruzado el mundo. ¿Él había cruzado el mundo solo para ir hasta ella? Esa era la cuestión que se posicionó en su mente.

Después su mente le trajo el recuerdo de Taichi sujetando sus mejillas y besándola apasionadamente, y el recuerdo de esa acción la hizo sentir un cosquilleo en sus labios a su vez que un vuelco en su estómago la invadió, además de que eso le ayudó a percatarse de que estaba desnuda en la cama, cubierta solamente por sus sabanas.

Mimi sintió el calor llegar a un más a sus mejillas, ya que también recordó lo que vino después de ese beso, y claro, no era para menos, ya que ella misma fue quien se entregó a él, no lo trató de detener en ningún momento y solamente pudo pensar en cada instante de ese momento.

Recordó los labios de él besándola de manera apasionada, a momentos de forma suave y dulce, en otros momentos demandante y lleno de deseo, eran besos que ella no podía negarse a corresponder pues la hacían sentir eufórica, y claro, sus manos.

Mimi recordaba cómo el la llevaba a la habitación mientras seguían dándose besos, y al llegar como cada prenda de ambos fue restándose de la situación.

— Ay dios... – Se avergonzó y ocultó su cara en la almohada al pensar en cómo las manos de Taichi la acariciaban.

Recordaba cada tacto, como las manos del chico recorrieron sus muslos, sus piernas, invadiendo su piel en cada íntimo rincón, como acariciaba su espalda de forma meticulosa, al igual que ella con la del, ella también disfrutó recorrer cada centímetro del cuerpo del castaño, mientras los besos no cesaban, no podían parar.

La cama de ella había sido testigo de la situación más apasionante que había vivido, pues no se trataba de cualquier persona la que compartió la cama con ella, desnudos.

La chica se sonrojaba más y más al recordar eso, y entonces su mente la regresó a la realidad en el presente, y de un sobresalto la chica levantó el rostro de la almohada para girarse y ver a su lado.

Mimi sujeto las sábanas cubriéndose el cuerpo para después ver hacia dónde se supondría que estaría el... pero no estaba.

— ¿Que?... – La chica estaba confundida al notarse sola en la cama.

¿A caso todo había sido un sueño?, ¿Tanta era su angustia sobre lo ocurrido con Taichi que su mente lo trajo para ella al dormir? Pero no, era imposible, ella no recordaba haberse ido a dormir antes de llegar a su departamento, nada de eso fue un sueño.

La chica se levantó de la cama, se colocó al rededor las sábanas cubriendo su desnudez y camino hacia la puerta de su habitación, pero al caminar en esa dirección, se topó con algo en el suelo.

La castaña se agachó para levantar ese pedazo de tela, y al ver de que se trataba, se sonrojó enseguida, al ver que se trataba de la ropa interior de un hombre, lo cual la hizo sentir su cara arder.

Luego se percató que en el suelo había más y más prendas, tanto de hombre como de mujer, las suyas para ser precisos.

— No... no fue un sueño – Dijo ella, mientras miraba a su alrededor, pues quería decir que Taichi si estuvo ahí con ella.

Unos instantes después la chica se había colocado su ropa interior (unas bragas) y se había puesto la camiseta azul del muchacho para cubrirse el resto de cuerpo.

Mimi caminaba descalza mientras miraba en su departamento buscando a Taichi, pero este no aparecía, por lo que salió más y se acercó a la cocina y entonces ahí estaba el.

El muchacho estaba sentado bebiendo algo de café, mientras se tallaba un poco los ojos con una de sus manos, al parecer estaba aún adormecido, lo cual quería dar a entender que no tenía mucho de despertarse.

Taichi estaba sentado detrás de la barra que había en la cocina muy bien equipada de Mimi, al parecer cocinar era un Hobbie algo cotidiano para ella.

El muchacho solo se había puesto su pantalón, por lo cual él seguía desnudó del resto de su cuerpo, pues tras haberse levantado no tenía aún la mente despierta para buscar su ropa interior.

El moreno se percató que Mimi ya se había despertado, y estaba ahí frente a él mirándolo muy fijamente, lo cual lo tomó con la guardia baja, pues cuando él se había levantado esa mañana, vio a la chica aún dormida junto a él y no quizo despertarla al verla de es manera tan celestial, dormida junto a él.

Una imagen que nunca iba a olvidar, pues era lo mejor que podía ver por la mañana, a Mimi dormida a su lado y desnuda... Taichi se sonrojó al instante al recordar eso, pero más rojo estaba al verla a ella frente a él con su camiseta puesta, sin botones, dejando ver su cuerpo, el cual ya había visto y tocado anoche, pero en otro contexto, en este, solo estaban los dos, solos en esta mañana con pocas prendas que los cubrieran y algo más conscientes sin las hormonas dominándolos.

— Buenos días... – Soltó el chico con una sonrisa media, mientras Mimi aún lo veía con los ojos fijos en el.

Mimi lo miro fijamente, como atónita, como si le hubieran dicho la peor noticia del mundo, y Taichi no supo como reaccionar ante eso, pues ella no decía nada, pero eso no duró mucho, ya que Mimi tomó uno de los panes que ella tenía en un plato sobre la barra de la cocina y lo lanzó con fuerza a Taichi, el cual solo se pudo cubrir algo confundido.

— ¡¿Buenos días?! ¿Es en serio que eso es lo único que tienes que decir? – Mimi repitió la agresion lanzándole otro pan.

— ¡Despierto y no te veo por ninguna parte! – Le lanza otro mas, y el moreno se pone de pie cubriéndose – ¡Salgo confundida de mi habitación! ¡Desnuda y sin saber si te habías ido!

— Mimi... espera – Mientras ella reclamaba y seguía lanzando panes y lo que encontrara hacia Taichi, el se puso de pie y fue retrocediendo poco a poco, hasta estar arrinconado en la esquina del lugar.

— !Y al salir!... ¡Te encuentro en mi cocina, sentado, y bebiendo café como si nada! – Ahora Mimi le daba golpes en los hombros del acorralado chico.

— ¡Oye, Auch!... espera... – Taichi solo aguantaba los golpes.

— ¡Y lo único que se te ocurre decirme es, "buenos días"!... ¡¿Buenos días?! ¡¿Es en serio Taichi Yagami?! – Mimi continuaba dándole golpes en sus hombros mientras el chico solo resistía.

— Mimi... cálmate... por favor, solo... solo cálmate – Taichi trataba de hablar pero ella no lo dejaba, mientras que solo se podía enojar mas mientras él le decía que se calmara.

— ¡Después de lo que pasó aquella vez hace años! ¡Después de lo de la boda! ¡Después de... anoche!... – Lo último la sonrojó decirlo – Y solo... sabes decirme "Buenos días"

Mimi se detuvo por fin, pero seguía aún sonrojada y al parecer con ganas de llorar, quizás por el enojo, la vergüenza, la sorpresa... la alegria... de tenerlo a él ahí... pero igualmente se cruzó de brazos haciendo un gran puchero, desviando su mirada para así evitar ver al castaño.

— Mimi... lo lamento... es que, es mucho que procesar, acabo de despertar también – Explicaba el muchacho – No... no se como o por donde empezar...

— Por el principio... no estaría mal... – Dijo aún sin verlo y con las mejillas infladas.

— De acuerdo... – Taichi se frotó la cara y el cabello mientras la veía a ella que no le dirigía la mirada – Creo que... esto también es tu culpa.

Mimi oyó eso y lo volteó a ver con una mirada casi asesina, lo cual asustó a Taichi demasiado.

— ¿Mi culpa?... – Preguntó amenazante ella.

— Si... también es tu culpa... porque hace 4 años habíamos quedado en algo... mi promesa, y nuestro acuerdo...

Al escucharlo decir eso, Mimi se quedó fría, pues recordó ambas, y ahora entendía un poco lo que Taichi quería decir... no solo se habían hecho la promesa de que el la protegería siempre... no, hubo algo más... un acuerdo más esa noche, después de... el primer beso.

Hace 4 años.

Esa noche, en la que Taichi y Mimi, habían compartido su dolor, habían compartido un abrazo... y el primer beso entre ellos, se habían asustado y creído que todo había sido un error, y el chico se había ido muy avergonzado mientras que ella estaba igual.

— ¡Idiota! ¡Idiota!... ¿En que estabas pensando?... ¡Dios Mío Yagami!... ¿porque hiciste eso?

Taichi pensaba que había sacado ventaja del estado vulnerable de Mimi, al tener reciente la pérdida de Palmon, ella buscaba alguien que la apoyara y la consolara y confío en él para ello, llorando amargamente con él para poder aliviar un poco la pérdida.

¿Y que hacia el? Abrazarla dos veces y encima besarla, eso no era algo correcto en ningún sentido, Taichi estaba convencido de que sus impulsos habían actuado solos y él no pensó en ningún momento, algo típico de él cuando era más Niño, y no solo hizo, lo hizo con Mími... una de sus más grandes amigas... cielos.

— Debe creer que soy de lo peor... bien hecho Yagami...

Pero era todo lo contrario, Mimi de igual modo sentía culpa, ella no quería que eso pasara, no tenía la más mínima intención de que así fuera, ella simplemente estaba agradecida con que su amigo la apoyara emocionalmente y encima se portara como todo un caballero iendo a traerla al aeropuerto, invitarla a cenar, al acompañarla a su departamento, y abrazarlo y besar su mejilla era más que Justo.

Pero cuando todo pasó en un abrir y cerrar de ojos, ella notó que estaba... desesperada por besarlo en los labios, porque si, ella misma sintió una necesidad inmensa de tener ese contacto, y eso no era correcto, él le tendió el hombro para que pudiera llorar literal, y ella se aprovechó de sus buenos gestos y terminó besándolo cuando él claramente también tenía ese dolor aún fresco... Mimi sentía que se había portado como una niña caprichosa.

— Eres una tonta... realmente una tonta...

Mientras ella pensaba eso, Taichi estaba a una cuadra ya del edifico donde Mimi vivía, pero algo lo detuvo, algo hizo que dejara de caminar, pues su corazón latía frenéticamente y no sabía porque... pero sentía una necesidad enorme de, arreglar esto, y volver con ella enseguida... quizás sería correcto.

Taichi se dio vuelta y corriendo enseguida regreso al edificio y al no poder usar el elevador pues este estaba ocupado, decidió correr en las escaleras,

Mientras el chico subía, al llegar al piso antes del que vivía Mimi, ella también apareció en las escaleras, agitada y con la cara roja.

Los ojos castaños de él y los color miel de ella se toparon luego de haber compartido algo tan íntimo pero a la vez tan vergonzoso, y no supieron que decirse, puesto que ninguno espero que el otro estuviera en camino a ir por el otro.

— Volviste... – Dijo ella desde arriba de las escaleras.

— Si... yo... tenía que – Mencionó Taichi mientras comenzaba a subir.

— ¿Porque volviste?... – Cuestionó Mimi mientras ella bajaba.

— ¿Porque volviste tú? – Contraatacó el chico mientras seguía subiendo hacia ella.

— Porque... – Ni ella sabía, solo salió de su departamento corriendo para alcanzarlo ¿pero para que? – quería hablar sobre...

— ¿Sobre que? – Dijo el mientras se acercaba a un par de escalones de ella

— Ese beso... – Logró soltar la chica sonrojándose, mientras llegaba a él también y ambos quedaban uno frente al otro.

— ¿Ese beso?... – Cuestionó el mientras la miraba a los ojos.

— ¿Porque... porque te bese? – Sonó más a una pregunta más para sí misma que para Taichi

— ¿Y porque te correspondí? – Ahora él también se cuestionaba eso – Mimi... tal vez no debimos

Estas palabras le hicieron sentir una punzada en el estómago a la chica, como si odiara la idea de pensar que ese beso había sido un error, pero ella sentía que no había sido correcto, ¿Y si realmente no debió pasar?

— Tal vez no debimos... pero pasó – Afirmó la chica.

— Lo se... y no puedo explicar qué significó realmente... pero no quiero que haya sido por un simple impulso, por estar tristes

— Ya se... perdón... – Dijo ella avergonzada, mientras sentía que volvería a llorar.

— No puede ocurrir una tercera vez... – Al escuchar eso, la chica lo miró directamente sorprendida – Porque si pasa una tercera vez... significará que sentimos algo... y sólo así podremos, comprometernos en una relación...

Las palabras de Taichi hacían latir el corazón de Mimi, mientras sentía como él la tomaba de las manos, lo cual la hizo sentir un cosquilleo en su pecho... pero había algo que no entendía... ¿una tercera vez?

— Taichi... ¿como que, tercera? – Preguntó con el corazón a mil.

— Si... porque ahora solo quiero volver a besarte porque si... porque quiero hacerlo – Acto seguido el chico se acercó y volvió a besarla esta vez el.

Mimi sintió un choque de adrenalina ante eso, porque ahora es Taichi quien la volvía a besar, pero de una manera menos tímida a la primera, ahora si estaba deseoso de que el beso fuera más recíproco desde el principio.

Mimi no se negó y comenzó a besarlo de igual modo, mientras rodeaba el cuello del chico, para así acercarse más y Taichi la sujetaba de su cintura para no dejarla ir.

— Oye Taichi... – Dijo ella con sus labios aún muy cerca de los de él – Si hay una tercera... más te vale hacerme tu novia

— Es un acuerdo... – El chico sonrió y rio un poco, para acto seguido continuar besándola, luego de haber pactado eso.

Los dos estuvieron en las escaleras del edificio mientras se besaban lentamente durante varios minutos... aunque después de ese segundo beso, la distancia, el tiempo y la inseguridad de saber si realmente había algún sentimiento o simplemente fueron simples impulsos, los distanciaron para no volver a hablar del tema.

El presente.

Mimi recordó todo eso, y rápidamente se sonrojó al recordar que ella misma le pidió una relación si había un tercer beso, pero, con todo lo que había ocurrido no recordaba eso y ahora más era vergonzoso.

— Yo... yo... tú eres... ¿Pero eso...? — Mimi estaba nerviosa, ahora ella estaba a la defensiva.

— Ya lo recordaste ¿cierto? – Era turno de él, y comenzó a caminar hacia ella mientras la chica retrocedía

— Acordamos... que si nos besábamos una tercera vez... íbamos a estar juntos, y no solo hubo una tercera – Taichi la acorraló ahora en el otro extremo de la cocina, ahora ella estando entre la espada y la pared.

— Hubo una cuarta vez... y hubo mucho más que un beso anoche... Mimi Tachikawa – El chico ahora estaba sonriendo por verla así de nerviosa.

— ¿Ah... a si?... Bu-Bueno... ¿Y quien te dijo que eso... significa algo? – Decía ella mientras se cruzaba de brazos y desviaba la mirada con un semblante molesto pero con las mejillas rojas.

— ¿Segura? – El lado juguetón de Taichi afloró – Anoche no se notó eso estando en la cama – Mencionó el con una voz pícara y ella abrió los ojos totalmente avergonzada y lo miró.

— E-E-Eres un... pervertido... yo... tú... – Mimi no podía con su vergüenza.

— Vamos "Princesa"... admítelo... te encanto – Taichi quería seguir.

— ¡N-No es verdad!... ¡Ahora quítate! – Ella trató de escapar, pero el chico colocó las manos a cada lado de la mesa donde la acorraló para impedirle escapar.

— Admítelo... no es tan difícil...

— ¡Dije que no! – La chica estaba más y más avergonzada, más al darse cuenta que ambos seguían semidesnudos.

— Cielos... ¿porque me enamoré de alguien tan testaruda? – Dijo el chico con una voz fingida de molestia.

— ¡Yo no soy testaruda Taichi Yagami! Yo... – La chica se detuvo en seco – ¿que dijiste?

– Que eres testaruda – Respondió el.

— No... lo otro... antes de eso – Mimi se había dado cuenta de algo.

— Que me enamoré de ti Mimi... — Ahora la mirada y voz de Taichi eran distintos, pues la miró a los ojos y se lo dijo con una seguridad que ella sólo había oído en él cuando eran niños... la misma seguridad que él tenía siempre para poder pelear por lo correcto.

— ¿Estas enamorado de mi?... – Dijo incrédula – ¿En serio?

Taichi ahora la tomó de la cintura nuevamente, y mirándola intensamente, el chico sabía que ya no debía ocultarlo más, el, sus amigos, el universo entero lo sabían, así que ella debía saberlo también, era suficiente de ser un cobarde.

— Mimi, te amo... me enamoré de ti, y ni siquiera sé cuándo exactamente... pero la situación es esa, te amo a ti

La chica sentía como su corazón latía tan fuerte que lo escuchaba en sus oídos, y también sentía como sus piernas temblaban, pero a la vez, una alegría enorme la invadía que la hizo sacar un par de lágrimas, mientras veía los ojos de Taichi tratando de ver alguna broma en lo que decía, pero la seriedad e intensidad con la que él la veía, no le dejó duda alguna... él hablaba en serio.

— También te amo – Dijo ella, liberándose por fin, sentía como el mundo dejaba de estar en su espalda, y decírselo por fin la libero por completo.

Los dos se miraron así por unos segundos, disfrutando de esa libertad, ese cierre a un capítulo donde siempre creyeron no corresponderse, y la apertura a uno nuevo donde conocían sus verdaderos sentimientos.

Se miraban fijamente y sonreían, ahora ya no había duda alguna, ambos estaban enamorados, se amaban y no había vuelta atrás.

— ¿Y ahora que? – Preguntó Taichi.

— ¡Ahora bésame tonto! – La chica sonrió para después tomarlo de las mejillas y besarlo.

Taichi no perdió el tiempo y la tomó de la cintura con sus brazos rodeándola, y así subiéndola a la mesa para continuar besándola, mientras se sentía más feliz y pleno que nunca, al igual que ella, pues habían por fin conseguido esa felicidad que no sabían que se estaban negando.

— Por cierto… me debes una camisa — Dijo Taichi mientras acariciaba la espalda de Mimi bajo la camisa que ella usaba y que era suya.

— Después te compraré 5 iguales… ahora lo que menos necesitas es una camisa – Dijo ella mientras se la quitaba y quedaba desnuda frente a él sonriendo de forma seductora.

— Espero que hoy no trabajes… – Dijo el con una sonrisa mientras la cargaba de nuevo y la llevaba cargando a la habitación.

Taichi y Mimi, luego de tanto embrollo, tantas complicaciones y tantas metidas de pata… por fin se lo habían confesado… todo por completo.

— Te amo tanto Taichi Yagami…

– Te amo tanto, Mimi Tachikawa…

Fue o último que se dijeron para después cerrar la puerta de la habitación…

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N/A: Bueno chicos, llegamos al momento más esperado de todos, pero no se trata del final, pero para nada jeje, espero que les guste.

Show Expert 1: Hello brother, I'm very happy that you are liking it, I must tell you that I will not explore Daisuke and Hikari's relationship as such, but perhaps I will do so in a spin off of this Fic later bro, I hope that does not discourage you from reading the end.

Greetings and success!

Adrit 126: ¡Hola, Hola! Jeje me alegra que te gustara mucho el capítulo, y si esos dos tenían mucho reprimido, y pues con respecto a Michael y Mei, siempre han sido buenas personas, no quería que hubiera villanos o mala gente, eso no queda con ellos.

Espero que este Cap te guste y me digas que te pareció, ¡saludos!