Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


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07. Primeras Fotos.

Miércoles por la tarde, Inuyasha estaba en su camerino descansando un poco mientras esperaba que le llamasen para otra escena, prendió la televisión y puso un canal de películas. En realidad no iba a verla, solo era para que la habitación no estuviese en silencio. Tomó su teléfono y al ver que no tenía llamadas o mensajes de Kagome se decepcionó, fue que decidió que él le escribiría, estaba en esa tarea cuando tocaron a la puerta.

—Adelante— ver a Rin le extrañó—. ¿Ya es hora de la escena?

—No, Totosai llamó— se sentó en una silla.

—¿Pasó algo? — no era normal que Totasai llamase para buscarle.

—Estuvieron algunos reporteros hoy en tu casa, buscaban información sobre tu novia.

—¿Dieron problemas?

—Acosaron a Kagome, no la dejaban entrar a tu casa.

—¿Lo saben? — eso no era posible, había sido muy cuidadoso para seguir manteniendo parte del secreto.

—No, pero dijo que fue intenso, Sesshoumaru dice que...

—¿Por qué no me llamó ese viejo? — vio de nuevo su celular, no había llamadas perdidas.

—Al parecer le prometió a Kagome que no te llamaría, entonces le llamó a Sesshoumaru.

—Es una tonta, no debe ocultarme esas cosas.

—Y, Sesshoumaru dice que si quieres, ya te puedes ir.

—¿Y las escenas pendientes? — le extrañó que le liberaran antes, ya se había hecho a la idea que ese día no dormiría en casa.

—Algunas se están posponiendo, al parecer surgieron algunos problemas.

—Entonces si él lo autoriza me voy, y Rin, gracias.

...

Al entrar a su casa, las luces estaban apagadas, solo en la sala estaba prendida una lámpara de mesa, dejando ver la silueta de Kagome que estaba sentada en el sofá. Tenía las piernas contra su pecho y se notaba que había estado llorando.

—Ya me dijeron lo que pasó ¿Estás bien? — Inuyasha se sentó junto a la chica y la atrajo a su pecho.

—Yo...— murmuró luego de un rato—. Lo estuve pensando y... Esto es difícil pero... Debo ir a casa, necesito...

—No, Kagome, mírame— se arrodilló frente a ella y la tomó de las manos—. Voy a instalar más cámaras, subiré la barda, haré lo que sea necesario para que no vuelva a ocurrir, pero no te vayas— ella era lo mejor de su vida y no la dejaría ir.

—Espera ¿Qué? — preguntó confundida.

—No quiero que terminemos.

—No estoy terminando— el alma de Inuyasha volvió a él—. Lo que intento decirte es— tomó aire—. Sé que será difícil al principio, pero quiero que dejen de verme como tu cocinera, el sábado solo quería ir y abrazarte, estar junto a ti. Debí haberlo hecho, tuviste el coraje para no negar lo nuestro y yo solo me he acobardado.

—Eso no, es normal que...

—Quiero que sea oficial— dijo con seguridad.

—¿Segura? — Kagome asintió—. Hablaré con Sesshoumaru, él va saber cómo manejarlo, pero si no ibas a romper, ¿Por qué debías ir a tu casa?

—Hablar con mi familia, deben enterarse que se dará a conocer públicamente nuestra relación.

—Vamos a decírselos los dos, pero no hoy, primero déjame arreglar algunas cosas.

—Está bien.

—Ahora solo quedémonos aquí, acostados.

—¿Solo aquí? ¿No quieres ver la tele o comer algo?

—Solo aquí— afirmó—. Dime como te va en el museo— ambos se recostaron en el sofá, Inuyasha escuchaba a Kagome, pero al mismo tiempo recordaba un momento especial.

...

Debía ya volver a Tokio para continuar con las grabaciones, pero antes, quería formalizar con Kagome, esa chica le gustaba más de lo que alguna vez imaginó, al principio solo quería atraerla para subir su ego, pero luego, él fue quien se enamoró. Y ahí estaban, sentados en la parte trasera de una camioneta, viendo las estrellas desde un risco. Inuyasha le había propuesto a Kagome salir formalmente, sin embargo, fue rechazado.

¿Por qué no? Creí que la pasábamos bien juntos.

¡Así es!, pero al hacerlo... No soportaría tener a esos reporteros detrás de mí, no quiero ser el centro de los chismes— era bien sabido que los paparazis eran responsables de manchar la reputación de las personas.

Kagome, que ellos no te importen.

Es fácil para ti, estás acostumbrado. Imagina que voy en la calle, me encuentro a un compañero de escuela y al otro día la noticia es que te engaño.

No lo voy a creer.

¿Y si hacen un montaje donde yo bese a alguien?

Sé que tú no me harías eso.

Pero la demás gente me etiquetaría de infiel, mi vida se vería ensuciada por una mentira... La semana pasada vino una chica a preguntar detalles de lo que hacías aquí, le siguió un hombre que quería saber que clase de relación tengo contigo, no dejaba de seguirme, tu padre debió intervenir.

No lo sabía.

Además, voy a dejar el empleo, Myoga ya regresó hace semanas y debo dedicarle más tiempo a la escuela.

Eso no me importa, te propongo algo, no le digamos a nadie, será nuestro secreto.

¿Crees que eso sea posible?

Me esforzare porque así sea.

Y así, pasaron cuatro años desde que se conocieron y tres de relación. En ese tiempo, en varias ocasiones estuvieron por ser descubiertos y fue que debió pensar en algo más, cuando Kagome terminó de estudiar y volvió a Tokio, le ofreció fingir ser su cocinera, de esa manera podían estar bajo el mismo techo sin levantar sospecha.


La noche anterior, Inuyasha no volvería a casa y Kagome al no querer estar sola, fue a quedarse a casa de sus padres. Por la mañana, Souta y Kagome desayunaban, su madre seguía durmiendo después de un turno de noche, el abuelo realizaba sus oraciones al templo y su padre terminaba de alistarse para el trabajo.

Al escuchar la puerta del baño abrirse, Kagome puso a hervir agua para el té de su padre. Hace tiempo que no lo veía, hablaban por teléfono pero no coincidían en casa, ya fuese porque ella no estuviese, alguno de los dos llegase tarde o se fuese temprano.

—Hermana, ¿Ya te vas a dar a conocer? — preguntó Souta al estar viendo su celular.

—Bueno, es algo que tendrá que pasar ¿Por qué lo preguntas?

—Mira— le pasó el celular.

Kagome abrió grande los ojos por la sorpresa, no podía creer lo que veía, era imposible, una pesadilla, sentía tanta vergüenza ¿Por qué Inuyasha se atrevió hacerle una cosa como esa?

"Amo ese lunar", era lo que acompañaba a la foto de la mancha que tenía en la nuca.

—¿Pero qué? ¿Cuándo lo hizo?

—Subió la foto ayer en la noche, debió tomar esa foto hace días.

Kagome hizo memoria, tal vez el día en que se quedaron dormidos en el sofá, se había medio despertado por una luz, que ahora que lo pensaba, era un flash.

—Te digo, deberías crear una cuenta y seguirlo.

—No gracias, no quiero ser de esas novias posesivas y locas.

—Solo para que no seas la última en enterarte de las cosas.

—Hagamos un trato, tú mantenme informada.

—Kagome— la saludó su padre—. Finalmente coincidimos.

—Hola papá, el té está listo— dijo al prepararme una taza.

—Gracias ¿Cómo te fue cocinando?

—Bien, gracias por enseñarme— oh si, su padre era chef en un restaurante local.

—Esa es mi niña ¿Y de que hablaban?

—Mi hermana será famosa, ya todos van a saber que es novia de Inuyasha.

Kagome quería golpear a Souta, así no es como quería dar la noticia, faltaba saber que habló Inuyasha con Sesshoumaru.

—¿Y por qué no me habías dicho?

—Es algo que todavía no está definido.

—Promete que nos enteraremos antes.

—Lo prometo.

—Souta, es hora de irnos— dijo el padre al ver la hora—. Kag ¿Quieres que te lleve?

—Claro.

...

Inuyasha y Miroku estaban en el camerino del segundo, Miroku veía la foto de la que todos murmuraban y no podía creer lo osado que había sido Inuyasha.

—Te la has jugado con la foto.

—Me golpeara— eso era un hecho, pero no le importaba.

En la noche había estado aburrido y al revisar las fotos en su teléfono, se le ocurrió una traviesa idea, pondría una foto de Kagome, iría mostrando poco a poco a su novia y lo primero sería ese lindo lunar en forma de estrella.

—¿Ya se enteraría?

—¿De la foto? — preguntó Sango—. Acabo de hablar con ella, estaba un poco incomoda, pero al final admitió que le gustó.

—¿En verdad? — Inuyasha tenía sus dudas.

—Sí, le llamé para que la noticia no le tomase por sorpresa, pero ya su hermanito le había dicho, al final dijo "es un lindo gesto".

Inuyasha sonrió como bobo, ya quería verla y que ella se lo dijese personalmente.

—¿Qué haces? — preguntó al sentir que Miroku le quitaba el celular.

—Quiero ver lo que te han puesto.

—Tienes tu celular ¿Por qué con el mío?

—No tiene casi pila, preguntan de qué parte del cuerpo es.

—Obviamente de la nuca, no voy a poner el que tiene en... ¡Ya devuélvemelo! — estuvo por decir algo que solo él tenía derecho a saber.

—Háblame de ese otro lunar— pidió con cara picara.

—Miroku deja de molestar— reprendió Sango.

—Mi Sanguito esta celosa.

—¡Dale el teléfono!

—¡Dame mi teléfono!

—Esperan, otro más, "No sabía que lo tenía, ¿Cuándo me has tomado la foto?"

—Suena a la loca— dijo Sango.

—Es ella— confirmó Miroku.

Ayame entró al set acompañada de un tipo bien parecido, de cabello largo, trenzado. Las chicas de utilería y algún otro chico en maquillaje se le quedaron viendo, comiéndolo con la mirada.

—Les presentó a Bankotsu, recién llegó del extranjero y viene listo para rodar sus escenas del crossover— dijo Ayame.

—Mucho gusto, será un placer trabajar con ustedes.

—Bienvenido, soy Hoshi Miroku y Taisho Inuyasha.

—El famoso Inuyasha, conozco a alguien que se muere por conocerte, eres su crush— dijo con una divertida sonrisa.

—¿En verdad? — Inuyasha arqueo una ceja, algo en todo eso le dio escalofríos.

—Un día le traeré, serás un sueño hecho realidad.

—¿Qué papel tienes? — preguntó Miroku.

—Médico forense.

—Papel difícil.

—Tengo un hermano que lo es en realidad y me dio consejos.

—Inuyasha, ven con nosotros, te van a explicar tu escena con Bankotsu— dijo Ayame y ambos hombres le siguieron.

—¿Ese quién era?— preguntó Kouga que llegaba.

—Quien será el médico forense.

—Por ese sujeto es que se atrasaron las grabaciones— meditó en voz alta.

—No hay que enemistarnos, con suerte todo marchará mejor ahora, acompáñame a dejar esta ropa al camerino de Inuyasha— notó que su amigo había dejado su suéter rojo en una silla y si lo perdía, se volvería loco, Kagome se lo regaló.

Como no tenía nada que hacer por ahora, Kouga decidió acompañar a Miroku.

—He notado que casi siempre lo usa.

—Es su favorito.

—Préstamelo— se lo quitó a Miroku y lo olió.

—¿Eso por qué fue?

—Tiene un perfume particular, me es conocido.

—Del suavizante.

—No, es otra cosa— intentaba recordar y no podía.

—En alguna tienda te darían una muestra.

—¡Eso es! La chica de los bocadillos, usa ese perfume.

—¿Cómo dices?

—La cocinera de Inuyasha, cuando charlé con ella me percaté del aroma de su cabello, una chica muy agradable, simpática, bonita.

—Espera... ¿Cuándo hablaste con Kagome?— si Inuyasha se enteraba que Kouga flirteo con Kagome se armaría una grande.

—Cuando grababan, es un encanto.

—No se te ocurra decirle eso a Inuyasha— le advirtió.

—Así que si es ella— no tardó en descubrir que esa chica era la novia de Inuyasha—. Ahora entiendo porque no aceptó mi invitación.

—Guarda el secre... ¡Momento! ¿La invitaste a una cita?

—Eso dije, tranquilo, no le diré al perro.


Kagome salió del baño luego de lavarse los dientes, subió a la cama y se sentó de rodillas, observó a Inuyasha que ya estaba metido en la cama, acostado, tenía celular en mano y cara de haber hecho alguna travesura.

—¿Qué haces?

—Poniendo otra foto— contestó con simpleza y Kagome se acercó más para ver la pantalla.

—Es de mi pijama— no la mostraba completa, solo el estampado de los pantalones y era suficiente para que sintiera vergüenza, esa noche llevaba una de "Judy Hopps".

"Buenas noches, Dulces sueños", puso como descripción Inuyasha.

—Debiste decirme y usaba otra, esta es muy infantil— se quejó.

—A mi me gusta, además yo te la di.

Kagome ya no dijo más, aquel era un muy excelente punto.

—No creí que decidieses usar tu Instagram— era algo extraño, Inuyasha solo ponía cosas cuando la producción se lo pedía, como enlaces a videos en vivo o fotos detrás de escena.

—Se me ocurrió que esto era buena idea, así se van acostumbrando a que te tengo.

—¿Tu lo pensaste?

—¿Por qué te extraña?

—No es que no tengas buenas ideas, pero... Sueles ser más reservado.

—Es solo que ya me cansé de ver que Miroku y Sango presumen sus fotos juntos, pero sobre todo, ¡Hasta el tonto de Sesshoumaru puede tener una relación más normal!

—Eres tan lindo cuando quieres— le revolvió el cabello—. Te escribieron algo.

"¿Esa pijama es para mí? Me gusta, ya sabes mis gustos, como yo los tuyos, dulces sueños para ti también bebé".

—No me agrada.

—Primero te divertía y ahora...

—Hay algo raro— interrumpió—. Lo siento aquí— se llevó las manos al pecho.

—Kagome, a mí tampoco me agrada, pero esa chica debe ser una adolecente fantasiosa.

—Espero tengas razón.

—Celosa, ya acuéstate— pidió al apagar la luz con el control.


03/10/2017

Otro capítulo más.