Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia.


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09. Celulares y Apps.

Estaba tan feliz, ya casi terminaba el altar de Inuyasha en su closet. La vez que estuvo en su casa consiguió muchas cosas interesantes. Un rastrillo, una playera vieja, latas de alimento, bolsas de frituras, cajas de dulces, envoltorios de jabón, una lata de anti-transpirante —ahora sabía a qué olía—, una toalla facial, una gorra y un par de tenís usados.

Gracias a sus clases de arte, esculpió un busto de Inuyasha con arcilla y ahora solo quedaban los últimos detalles. Se alejó para ver su trabajo, la playera había encajado muy bien, tomó la gorra y la puso sobre la peluca negra. Las envolturas las dobló en forma de flores que uso para un ramo, con lo demás hizo un arco estilo nupcial o las colgó.

Estar en casa de su tía era lo mejor, ella le entendía y le dejaba seguir sus sueños, gracias a ella, es que ese altar era una realidad. Por siempre estaría agradecida con ella.

Tomó el celular para ver si Inuyasha había subido alguna foto nueva, le emocionaba que con eso, su hombre se comunicara con ella. Pero lo que vio, fue que hace un par de horas atrás, había finalizado un video que subió un tal "Ariel" a Facebook, lo reprodujo y de inmediato enfureció. Ese tipo y esas perras estadounidenses, ¿Qué se creían acosando a su hombre?

"¿No prefieres una rubia como yo?", ¡Era una arrastrada! Intentar tentarlo con esos pechos operados.

"Cuando veo tu hardware, se excita mi software", ese piropo, era de muy mal gusto, mujer vulgar.

¡¿Por qué no lo vio antes?!, las hubiese puesto en su lugar y enseñado lo que eran piropos de verdad.

Debía calmarse, ahora lo importante era que se concentrase en ganar un lugar a la comida con el elenco y en terminar el vestido que usaría.

Una notificación llegó, ¡Una nueva foto!

"No es lacio, rizado, rubio, rojo o café, es azabache y con bucles el que me enloquece".

Le gusta el cabello azabache, ¿Intentaba decirle una indirecta? ¿Quería que se tiñese el cabello? ¡Claro que sí! Mañana mismo iría al salón.


En todo el día, Kagome no le había prestado mucha atención, estaba haciendo no sé que cosas en la computadora y tenía varios libros a su alrededor. Él quería ver una película con ella.

—Kagome ¿Ya terminaste?— preguntó al verla desde el sillón.

—No, si estas aburrido ve a correr con los perros— respondió sin girar la silla.

—Ya los lleve.

—No me di cuenta que ya era tarde— dijo al ver la hora, 9:30 pm.

—¿Ya casi terminas?— Kagome sonrió, parecía un niño pequeño preguntando "¿Cuando llegamos, falta mucho?".

—Voy a aplicar a un nuevo empleo y debo estar preparada.

Eso si que fue nuevo para Inuyasha, no sabía nada de eso, ¿Por qué no le dijo antes? ¿Lo hizo y lo olvidó? ¡Eso no! No olvidaría que Kagome planeaba dejar el museo.

—¿Y el museo?

—Seguiré allí, pero en las mañana voy a ser asistente para una profesora en la universidad ¿Por qué pones esa cara?

—No me habías dicho— se levantó y puso frente a ella.

—Surgió en la semana y aun no es nada seguro, pueden rechazarme— se excusaba, nunca fue su intención ocultárselo—. ¿Inuyasha?— preguntó al verlo hacer una de esas sonrisas de que planeaba algo—. ¡¿Qué haces?!— fue cargada sobre el hombro de Inuyasha.

—Castigarte.

—¡Bájame! ¡Afuera no!— pidió al notar que salían al patio.

—No te muevas tanto o te caerás.

—¡Bájame!— pataleó.

—Toma aire.

—¿Qué?

—Toma aire— repitió y fue cuando Kagome notó que llegaron a la piscina.

—¡No te atrevas!

Inuyasha se había zambullido con Kagome, una vez en el agua, la puso de pie sin soltarla.

—Tonto, alguien podría vernos, sacarnos una foto y mañana estaría en primera plana.

—Creí que eso ya había quedado resuelto, que no nos importaría.

—Pero… Bonita foto para revista, ambos mojados.

—Tengo una hermosa sirena— juntó su frente con la de Kagome y sonrió.

—Y tú eres un perro mojado— le revolvió el cabello y dio un corto beso—. Acabas de mojar tu celular— dijo al sentirlo en el pantalón de Inuyasha y sacarlo.

—¡Grandioso!

—Es el cuarto que destruyes y vamos a mitad de año— Inuyasha tenía una maldición con los celulares.

—El próximo será contra agua.

—Y contra frío, perros y martillos— dijo al recordar los accidentes anteriores.

El primero del año, Inuyasha lo olvidó en el congelador ¿Cómo? Ni el mismo chico lo recordaba. El segundo fue destruido por un martillo, Inuyasha estaba en la constructora y accidentalmente le dejó caer un martillo. El tercero, los perros lo tomaron como juguete.

—Lo de los perros fuiste tú— le recordó Inuyasha a su novia.

En aquella ocasión, atacaba a su novia con cosquillas y ella al querer liberarse, tomó el celular de rehén, los perros entraron, se lo quitaron de las manos al pensar que era un juguete y lo rompieron.

—¿Pero por qué lo tomé? Porque tú me atacaste, entonces fue tu culpa.

—Malvada... Antes de que lo olvide, el fin de semana es la cena con los ganadores del concurso.

—¿Tan pronto lo tienen? Buena suerte.


Ahora su cabello era negro, en el salón también se lo ondularon, se maquilló los ojos en tonos azules, sus labios rojos cereza, se perfumó y vistió la ropa que ella misma confeccionó, un vestido corto amarillo.

Estar en la misma mesa que Inuyasha, tenerlo justo frente a ella, era un sueño hecho realidad. Tan nerviosa estaba que no podía hablar, era como una primera cita, podía sentir la conexión entre los dos. Se concentró en hacer las preguntas que tenía preparadas, cuando fue su turno, lamentablemente solo pudo hacer tres de las veinte que llevaba.

El tiempo pasó volando, cuando se dio cuenta, ya habían pasado las tres horas. Los organizadores les pidieron ir a un área que estaba destinada para la foto grupal. Caminó deprisa para tener un buen lugar, de preferencia a lado de su chico y de pasó, cuando lo viese con la guardia baja, le regalaría un beso. De pronto lo vio, su bebé estaba a unos pasos de ella, ¡Esa era su oportunidad!

...

Inuyasha no se había separado de Miroku, esa cena le estaba pareciendo eterna, las chicas que ganaron no paraban de hacerle preguntas solo a él ¿Acaso no estaban también Miroku, Kouga y Bankotsu? Además, ¿Qué maña tenían con preguntarle sobre sus gustos personales y acerca de su novia? Agradeció enormemente cuando las tres horas terminaron, caminaba al área de la foto, cuando una chica tropezó frente a él. Miroku fue quien reaccionó antes y la tomó del brazo, Inuyasha levantó su bolsa.

—Cuidado, tu bolsa.

—Muchas gracias.


Inuyasha estaba en la sala intentando averiguar como funcionaba su celular nuevo, ya Miroku le había pasado sus contactos e instalado las principales aplicaciones, pero ahora, él debía ver la manera de contestar, mandar mensajes y publicar cosas en redes sociales.

—¿Es tu celular nuevo?— preguntó Kagome al sentarse junto a su novio.

—Sí, un patrocinador me lo dio.

—¿Puedo verlo?

—Antes deja tomar una foto, según tiene buena resolución.

—¿Foto de qué?

—Tus ojos, no los cierres, listo.

—Los tuyos son más bonitos— dijo al recargarse en el hombro del chico y ver que subía esa foto a Instagram.

—Cuestión de enfoque.

—¿Cómo te fue en la comida?— preguntó con mucho interés.

—Tranquilo, hicieron preguntas y firmamos la foto que se les dio.

—¿Alguien te acosó?

—¿Celosa?

—En tus sueños— no le daría el gusto de admitirlo—. Le pediré a Sango los detalles, si te acosaron, debiste ponerte nervioso y debió ser gracioso.

—¿Cómo te fue en tu prueba para asistente?— preguntó al recordarla.

—No me ha dicho— ya había pasado una semana y en ese punto ya creía que el trabajo fue para alguien más.

—Si no te acepta es una tonta.

—Siempre va haber alguien mejor.

—Tonterías, tu eres perfecta para eso.

—¿Sabes que si me lo dan, nos veríamos menos?

—No digas eso— le desagradaba pensar en ello.

Uno de sus miedos era que Kagome conocería a alguien dentro de su ramo, inteligente, con algún título y a ver que es mejor partido que él, le dejaría. Otro miedo era que Kagome se fastidiaría de esa relación y terminarían.

Kagome notó que la actitud de Inuyasha cambió, estaba pensando en algo que le disgustaba. Fue que una traviesa idea le vino a la mente, tomó el teléfono de Inuyasha, se levantó y se sentó a horcajadas en las piernas de él.

—No preguntes y cierra los ojos.

—Si tú lo dices— no protestó, se dejó abrir la camisa y sintió que Kagome le rayaba en el pecho, del lado izquierdo.

—Ya casi termino, perfecto.

—¿Qué me hiciste?

—Averígualo— le mostró la foto que tomó y esperó su reacción.

—Una "K", me encanta.

—Y no es todo.

—La publicaste, muchacha traviesa, luego dices que no eres celosa— Kagome le mostró la lengua y se levantó.

—Voy a preparar licuado de chocolate ¿Quieres?— Inuyasha asintió, amaba tanto a esa chica.

...

Ganar la comida con el elenco fue lo mejor que le pasó en la vida. Pero justo cuando iba hacer su movimiento, una tonta uso el truco más viejo, "se tropezó" para que el Adonis de Inuyasha la ayudase. Le robó la oportunidad de regalarle un beso a su Inu.

La alerta de su teléfono sonó, una nueva foto fue subida.

"Me gusta que estos ojos me miren y yo verlos"

¡¿Qué?! ¿Ojos cafés? ¡Los de ella eran azules! ¿Por qué su precioso le hacía eso a ella? ¿Qué había hecho mal?

Una nueva foto, era el pecho de Inuyasha y tenía una "K", sin descripción ¿Cómo debía tomarlo?

Su mundo se le venía abajo.


Aquella mañana, Inuyasha se despertó temprano, lo primero que vio fue un collar que estaba junto a su celular. Estaba feliz, aun no podía creer que ya llevase 3 años de relación con Kagome. La noche anterior cenaron en el templo, no podían ir a otro lugar en la ciudad por los reporteros, pero sabían que no importaba el sitio, si estaban ellos dos, iba a ser especial. Luego de cenar, Inuyasha volvió a su casa, Kagome pasaría el resto de la semana en el templo.

Tomó el collar y le tomó una foto, Kagome le había dado un dije de obsidiana tallado en forma de perro, y él por estar en las grabaciones, no le pudo comprar algo. Se lo recompensaría en grande.

"Este es el mejor regalo que me han dado", escribió para la foto.

Se metió a bañar y puso música, al salir se envolvió una toalla en la cintura, limpió el espejo y cuando se lavaba los dientes, una canción con mucho significado para él y Kagome sonó. Tomó el teléfono, reprodujo desde el principio la canción y se grabó cantando.

Wise men say, only fools rush in

But I can't help falling in love with you

Take my hand, take my whole life too

For I can't help falling in love with you.

"Gracias por estar todo este tiempo a mi lado", escribió como mensaje antes de mandárselo a su novia.

Era lo más cursi y vergonzoso que había hecho, pero sabía que a Kagome le iba a gustar.

...

Inuyasha llegó al set, de inmediato notó que todos lo miraban de forma extraña, como cuando saben algo de ti y nadie lo dice. Entró a su camerino a cambiarse, estaba en ello cuando entró Miroku, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Algo en esa sonrisa le dio unos escalofríos.

—¿Qué se te ofrece?

—Quien te viese pillín.

—¿De qué hablas?

—No finjas, lo que subiste.

—¿De esto?— le mostró el collar—. Kagome me lo dio— le restó importancia y se puso las botas.

—Eso no, el video.

—No he subido ninguno.

—El video desde el baño— le mostró en el celular la evidencia.

—Espera ¿Qué?— le quitó el celular y vio con horror, vergüenza y pánico, que no se lo mandó a Kagome, estaba en internet—. ¡Oh mierda! Esto no debía ponerlo.

—¿Era personal para Kagome?

—Ahora si me mata, tengo que quitarlo.

—Muy tarde, ya es viral.

Inuyasha quería que la tierra se lo tragase, que fuese un mal sueño. Minutos más tarde, sin poder atrasarlo más, salió de su camerino en compañía de Miroku.

—¡Hey Inuyasha! Eres tan tierno, quisiera un novio así— gritó una chica de Maquillaje.

—Le tengo envidia a tu novia— dijo una señora.

—Tienes bonita voz— le elogió alguien más.

—No sabía que tenías ese lado romántico, el amor te cambia— dijo Sango al verle.

—Estoy jodido— se sentó sobre un caja y tapó su cara, ese día iba a ser interminable, ¡No! La semana, el mes, lo que restaba del año iba ser eterno.

—¿Qué pasa?— preguntó la castaña a su novio.

—Que nuestro amigo y la tecnología no son amigos.

¡Maldito teléfono nuevo, malditas aplicaciones!


17/12/17

He aquí un capitulo más, en verdad lamento la tardanza, hay mucha ideas para la historia y por ello me cuesta acomodarlas.

La fan loca volvió (se que la extrañaban) y se va dando cuenta que las fotos que Inu toma, no son de ella.

En el próximo veremos algo más de ella y a un nuevo personaje.