Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el propósito de entretener.

Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia.


Hola, un largo tiempo ha pasado una eternidad desde que actualicé aquí por última vez. Espero no la olvidasen y aún la quieran leer. Al ver qué pasó más de un año me siento terrible. En mi cabeza creí sólo eran seis meses. Aquí les dejo esto y espero lo disfruten.


17. A la distancia.

La alarma que anunciaba el fin de la jornada en el set de grabación sonó, el elenco y parte del personal se reunieron en la explanada afuera del estudio. El productor ejecutivo Waruhi tomó un micrófono, daría por concluido ese periodo de grabaciones, no volverían a verse hasta dentro de un mes para terminar de grabar la segunda mitad de la temporada.

—Finalmente un mes para nosotros— Miroku se estiró para quitarse la pereza.

—¿Ya tienen planes?— preguntó Inuyasha.

—Iremos a Puerto Rico una semana y luego al rancho de mi familia— respondió Sango.

—Suena interesante.

—Tienes todo un mes, ven con nosotros un tiempo al rancho— sugirió la chica, su amigo no era el mismo desde hace tres semanas.

—No, iré ayudar a mi padre con la constructora.

—Piénsalo, sería bueno un cambio de ambiente— Miroku había captado las intenciones de su novia y claro que él también quería ayudar a Inuyasha—. Promete que lo pensarás.

—Inuyasha— interrumpió Shippou—. Te quieren ver en la oficina del director.

—Gracias, ya voy, ustedes dos disfruten sus vacaciones— se despidió de sus amigos y fue directo al lugar indicado.

Al abrir la puerta no le sorprendió ver a Sesshoumaru y al director, lo que si le extrañó fue que estuviesen el productor Wuruhi, el otro productor, la mujer de relaciones públicas y otras tres personas que no conocía.

—Toma asiento muchacho— saludó Hayashi, quien era el otro productor—. Te presento a Murata Len y Ueda Mai son representantes del estudio y canal respectivamente, Murakami es el abogado principal, ya conoces a la señora Sawada— la mujer de relaciones públicas miró fijamente a Inuyasha—. Te mandamos llamar porque debemos hablar de asuntos importantes. Seguro recuerdas el… el revuelo de hace tres semanas— Inuyasha asintió—. Perfecto, no has olvidado tu contrato ¿verdad?

—No lo he hecho.

—El programa se encuentra en una etapa muy importante— comenzó a explicar Sawada—. Tenemos el otro programa y aunque no lo creas, su éxito depende de este. Hay millones invertidos en ambos proyectos, no podemos perder los patrocinadores.

—¿Qué intentan decirme?

—Sabemos las intenciones que tienes de presentar a esta novia tuya, pero es algo que no puedes hacer— dijo Hayashi.

—¿Por qué no?— se cruzó de brazos y vio a Sesshoumaru, se mantenía tan sereno como siempre.

—Un bajo ranting provocaría la cancelación del programa, perderíamos todo.

—¿Solo por qué yo tenga novia?

—No muchacho, deja te lo explico mejor— habló Murata, el representante del canal—. No habría problemas si esta novia fuese la señorita Inoue Kikyou, pero decidieron hacer una treta y apenas salimos del bache— refiriéndose al video que Kikyou había hecho.

—Yo no soy todo el programa, es un equipo y…

—Las fans te convirtieron en la principal imagen— le interrumpió Sawada.

—Tienen a Miroku y Kouga.

—Miroku vende, pero tiene a Sango, Kouga aunque cuenta con sus fans, es nuevo, tu te convertiste en el… en el…— Hayashi pensaba en el término adecuado.

Sex Symbol— completó Sawada.

—¿Podemos confiar que no harás una tontería como dar a conocer a esta chica misteriosa?— quiso saber Ueda, la otra mujer y representante del canal.

—Es mi vida personal, si un grupo de fans no acepta que viva mi vida como y con quien quiero, es su problema.

—¿No harás caso?— Hayashi ya estaba a la defensiva.

—Siempre pueden sacarme del programa.

—Si es lo que quieres, deberás pagar por todo el dinero que vamos a perder, porque no te sacaremos, tu te irás, solo recuerda que eso incumpliría un punto importante de tu contrato— por primera vez habló el abogado.

—¿Quieres perder todo por lo que has trabajado hasta ahora?— preguntó Ueda.

—Si así puedo estar con ella, lo haré.

¿Cómo te sentirías si tuvieras que esconderme?, le preguntó Rin a Sesshoumaru una noche que ya estaban en la cama y acababan de ver en la televisión una nota de la conferencia del día anterior.

—Suficiente— Sesshoumaru alzó la voz—. No hará alguna imprudencia.

—¿De qué lado estás?— preguntó indignado Inuyasha.

—Cállate Inuyasha— en ocaciones sentía que trataba aún con chiquillo de 17 años.

—Se va a comportar, cumplirá su contrato, pero cuando tengan su inversión de regreso, podrá hacer lo que quiera con su vida amorosa.

—Me parece justo— el productor Wuruhi habló por primera vez en toda la reunión.

—Señor, no puede estar de acuerdo con esto— Hayashi estaba indignado, si bien era uno de los productores, las opiniones y desiciones de Wuruhi tenían más peso.

—Hasta ahora, está es la única solución razonable que se ha dado— se levantó con ayuda de su bastón—. Nos vemos dentro de un mes— con esas palabras daba por terminada la reunión.


Llegando a casa de sus padres, lo primero que hizo Inuyasha fue ducharse, luego de vestirse se acostó en su cama, tomó su celular para ver la hora, eran las tres de la tarde, eso quería decir que en Nueva York eran las dos de la mañana. ¡Odiaba tanto esa diferencia horaria! Ya se cumplían tres semanas desde que no veía a Kagome, tres semanas que le parecían una eternidad. Le escribió un mensaje acompañado de una foto de él.

—Inuyasha, la comida está lista, hice… ¿Te sientes mal?— Izayoi se acercó a su hijo, desde que lo vio llegar supo que algo le atormentaba.

—No, ya voy, solo estoy cansado, pero tu comida me va a ayudar— se levantó y antes de poder cruzar la puerta, su madre le había tomado de la mano.

—Podrás ser un excelente actor, pero no me vas a engañar a mí, ven sentémoslos— lo guio de nuevo a la cama y se sentaron juntos—. ¿Cómo está Kagome?— preguntó para iniciar con la plática.

—Bien, dice que está aprendiendo mucho.

—Algo en verdad te molesta y si no lo dices, te va a afectar.

—Es ese tonto cambio de horario, en la mañana antes de irme al set no podía llamarle porque ella estaba en su curso, y cuando ella ya estaba libre yo estaba grabando. En estas tres semanas solo un día le pude llamar y fue por diez minutos.

—Ya estás de vacaciones y nada te lo va a impedir.

—Estoy exagerando, ¿cierto?

—Es lindo, verte así me recuerda a cuando la conociste, pero en ese entonces no sabías que te ponías de mal humor por no verla, como la vez que tu padre dijo que te mandaría ayudar a otra área y te negaste.

—Lo hizo adrede.

—Pero también está el fin de semana que viniste y no la encontraste porque estaba en periodo de exámenes y tu padre le dio la semana libre.

—¿Cómo iba a saberlo? Aún no me daba su número.

—Solo queríamos te dieses cuenta de que ella te gustaba y el día que finalmente la trajiste, en verdad no sabes lo felices que nos pusimos, pero hay algo más que te molesta, es el no poder presentarla ¿Cierto?

—Antes de venir, se dio una pequeña reunión— Inuyasha le contó a su madre el tema y cómo Sesshoumaru dio una opción—. Cuando firme ese contrato, con esas cláusulas, nunca creí que fuese un problema, en su momento sólo pensé "ok, puedo hacerlo, no debo embriagarme en público, no destrozar el cuarto de un hotel o no ser parte de un escándalo".

—Vaya, en verdad no creí que fuese tan complicado.

—Solo quiero poder tener una relación normal con ella.

—Se que va a ser duro y difícil de aceptar, pero confía en Sesshoumaru, estoy segura de que se preocupa por ti y ya tiene un plan.

—Es difícil de creer, no me quejó de su trabajo, es solo que… no creo le preocupe mi relación con Kagome, de hecho, no sé si ella le agrade.

—Te sorprenderías— Inuyasha vio a su madre, quería una explicación, pero justo cuando le iba a preguntar qué había querido decir, se escuchó la puerta principal—. Debe ser tu padre, vayamos a comer.

Al final de aquella semana que le pareció extralarga a Inuyasha, no solo por el tema de la boda de Sesshoumaru y Rin, sino también porque hasta ese día veía de nuevo a Kagome. Todo parecía que nada había cambiado entre ellos, la chica le recibió con un beso y ya había preparado la cena, pero el brillo opaco en su mirada le decía a Inuyasha que a ella le preocupaba algo.

¿Qué pasa?— preguntó a mitad de la cena—. No me digas que nada, porque no te voy a creer.

Quedó libre un puesto en el museo, es en restauración y apliqué, aunque no esperaba ser aceptada luego de ser rechazada como asistente en la universidad.

¡Hey!, tienes el puesto que siempre has querido— se sentía tan feliz por ella.

Si, lo tengo— dijo sin muchas ganas.

Entonces, ¿Por qué no te ves muy feliz?— se sentó más cerca de ella.

Debo tomar un curso para que sea oficial.

¿Y cuál es el problema?

Es en un museo importante en Nueva York y dura cinco semanas.

Inuyasha entendió de inmediato, todo un mes sin verse, cuando en Tokio fuera de día, en Nueva York sería de noche. Kagome siempre lo había apoyado y ahora era su turno.

Para el descanso de verano quedan tres semanas y nos van a cargar de trabajo, este año fue complicado con las grabaciones, nos atrasamos por lo del crossover y la ida a Canadá, tal vez no venga en días, quieren que solo queden pendientes de grabar los últimos tres episodios de la temporada, será bueno para que te distraigas, cuando vuelvas ya estaré libre.

Desde que volví a Tokio está será la primera vez que no te veré en más de dos semanas.

Existen las videollamadas.

No quiero irme, no has sido tú mismo desde el problema que se dio con la boda de Sesshoumaru y Rin.

Solo estoy frustrado, pero te aseguro que todo está bien— le tomó de la mano y le sonrió.

Voy a extrañarte mucho.

El tiempo pasará volando.

Sin importar qué, nos llamaremos o escribiremos todos los días ¿Verdad?

Vas a necesitar más espacio en el teléfono por todas las cosas que te mandare.

Y así, a los tres días, Kagome partió a Nueva York.

Kagome se despertó con la alarma de su celular, era hora que se levantara y comenzara a alistarse, dentro de dos horas tenía que estar en el museo donde tomaba el curso. Lo primero que hizo fue ir a tomarse un baño y mientras se secaba el cabello, revisó su correo y mensajes de texto. Estuvo por saltar de la emoción al ver que uno de esos mensajes era de Inuyasha.

El texto "Ya estoy libre, vine a casa de mis padres, traje a Tessa y Ryuu. Espero regreses pronto, me dices cuando llegas para regresar a la casa. Te extraño.", era acompañado por la foto de Inuyasha acostado en la cama, le hizo zoom al notar la playera que usaba y sonrió aún más, ella creía que esa playera ya no existía.

El reloj marcaba las 7:20 am, en Tokio eran las 8:20 pm, podía llamarle a Inuyasha y sorprenderlo. Se acomodó el cabello, fue hasta el contacto de Inuyasha y dio en el icono de videollamada. Se comenzó a sentir nerviosa como si fuese la primera vez que llamaba al chico que le gustaba. Ocho timbrazos y no contestaba, Kagome ya comenzaba a creer que no contestaría.

—¡Kagome!, lo siento, me estaba bañando— se encontraba en la ducha y apenas escuchó el tono que tenía para su novia, salió a toda prisa para contestar, sin importarle si aún tenía jabón en el cuerpo.

—No te preocupes, aunque…— no podía dejar de mirar lo que su novio sin querer le estaba mostrando—. Por un momento pensé que había llamado a una hotline.

En tres, dos, uno… Inuyasha se dio cuenta que la cámara enfocaba más debajo de su pelvis.

—¡Mierda!— tomó la toalla y se la enredó en la cintura.

—Que estafa, eso duró muy poco, exijo hablar con el encargado.

Inuyasha estaba sorprendió, Kagome no hacia ese tipo de comentarios, en realidad si, pero solo cuando él los comenzaba, ella estaba con fiebre o iba en su tercer trago. Si ella quería jugar así, él también podía hacerlo.

—O tal vez podamos llegar a un acuerdo nosotros— dijo Inuyasha con una sonrisa seductora, se quitó de nuevo la toalla, subió el teléfono y lo fue moviendo poco a poco, deteniéndose al inicio de su cadera, Kagome había llegado a un nuevo tono de rojo—. Quizás sea demasiado para ti— la cámara volvió a enfocarle solo la cara.

—Sabes que jamás a sido demasiado.

¡Oh, rayos!, no creyó que aquello que pensó en verdad lo hubiese dicho en voz alta, pero al ver esa estupida y sensual sonrisa en el rostro de Inuyasha, supo que se lo había dicho.

—Sabes qué, te llamo luego.

—¡No!, Kag… No cuelgues— tanto tiempo esperando por esa llamada, que no iba a dejarla colgar—. Un poco más, en verdad extraño poder hablar contigo.

—Yo también extrañaba esto.

—Entonces, mientras te alistas para irte, podemos hablar.

—Me tengo que terminar de cambiar y...

—Eso no me molesta— le sonrió de lado, fue hasta la cama y se sentó.

—Pero te estabas bañando y aún debes tener jabón en el cabello.

—Luego vuelvo a bañarme— le restó importancia—. O ¿Estás buscando una excusa para colgarme?— fingió indignación.

—¡No!— en cuanto lo vio sonreír supo que fue una treta—. En ese caso— acomodó el teléfono sobre la cajonera de ropa, mientras se terminaba de alistar—. Noté la playera que usabas en la foto que me mandaste, creí ya no la tenías.

—¿Por qué no?, una hermosa chica me la dio cuando adopté un perrito— la playera que le dio Kagome antes de ser novios, era roja y tenía de texto "Real Men Adopt Dogs" en blanco—. ¿Y qué has visto en el curso?

—Hacen restauraciones de antiguos muebles y es tan asombroso, quedan como nuevos y hay una mujer que es más que asombrosa con las pinturas, sus técnicas son… quisiera tener ese talento…

Inuyasha escuchaba atento a su novia, se sentía feliz por ella, estaba haciendo lo que le gusta y no podía estar más orgulloso. Definitivamente cuando ella volviera le tendría una gran sorpresa para festejar.


28/08/2020