Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia.


Me han preguntado por "Huérfanos" y si aquí hay alguien que lee esa historia también, no la olvido y en cuanto pueda la continuaré. Por ahora, para no hacerle un lío más grande de lo que ya tengo en mi cabeza, estoy entre "MSF" y "Obsesión". Igual tengo otras historias en proceso que por la misma razón no he subido. En cuanto sienta que llegué a un punto de equilibrio o alguna llegué a su final, lo que ocurra primero, comienzo con otra.


20. Calupoh.

Inuyasha aprovechaba su descanso para ver sus mensajes, especialmente los de cierta chica azabache. Era increíble que ya hubiese pasado un año desde que iniciaron su relación y dos años de conocerla. Esa semana, finalmente Kagome volvía a Tokio luego de terminar la universidad y ese día, ella fue a su casa a dejar ropa. Había estado tan nervioso, por primera vez, su armario y cajones serían ocupados también por ropa de su novia. Cerciorándose de que nadie estuviese cerca, abrió el mensaje, era una foto de una maleta vacía. Era oficial, Kagome y él comenzaban a vivir prácticamente juntos, puesto que no todos los días los pasaría con él.

Miroku y Sango lo vieron a lo lejos, era tan extraño ver a Inuyasha con una boba sonrisa, le siguieron a su camper, era su deber como amigos y colegas, averiguar la razón de esa sonrisa.

Inuyasha— habló Miroku al entrar e Inuyasha se maldijo por olvidar poner el seguro—. ¿Qué te puso de buen humor?

¿Cómo dices?

Queremos saber qué veías— dijo Sango.

Nada.

Puedes decirnos, somos mejores amigos ¿No?— Miroku vio fijamente a Inuyasha que intentaba esconder el celular—. ¿Quién es la chica?

¿Qué chica?— se sentó en su sillón y dejó el celular bajo él, así esperaba evitar que Miroku se lo quitase.

La que te tiene tan feliz— dijo Sango.

Ni lo niegues, no va a funcionar— advirtió Miroku.

Están imaginando cosas.

No lo creo, te conozco desde hace mucho tiempo, pero si dices estamos mal, déjanos ver tu celular.

No haré eso.

¿Dónde la conociste? ¿Desde cuando salen?

Si no nos dices, comenzaremos a preguntar, alguien debe saber— amenazó Sango.

Inuyasha les observó, eran capaces de hacerlo, si lo hacían, alguien iría con los paparazzis y pronto le estarían siguiendo para saber si eran verdad los rumores. Se enterarían de Kagome y su relación podría terminar, eso era algo que no iba a permitir.

Les dire, pero deben prometerme guardar el secreto.

Lo que digas.

Hablo en serio, júrenlo.

Lo juramos— Miroku y Sango se llevaron su mano derecha al corazón.

Tomen asiento y cierren la puerta, no quiero que alguien más escuche— una vez acomodados, Inuyasha se mentalizó en que aquello era lo correcto, ese par jamás lo traicionarían—. ¿Recuerdan el concurso donde debían adivinar quién le dio voz a Yoko?— sus amigos asintieron—. La hermana del niño que ganó terminó trabajando para mi, Totosai la contrató.

¿Eso cuando fue?— Miroku inició con las preguntas.

Un año después del concurso.

Entonces, ¿Ella qué hace?

La contrató como cocinera.

Lleva trabajando contigo, ¿Un año?— Sango estaba sorprendida.

Sí.

¿Por qué cuando te visitamos no la hemos visto?

Simplemente no coincidían— se encogió de hombros.

¿Y cuándo fue que ustedes dos comenzaron a salir?— Miroku había tomado una postura que pareciera estaba interrogando un sospechoso.

Hace poco— se sentía un poco culpable en mentir, porque realmente Kagome y él llevaban saliendo un año.

¿Nos estás diciendo que estás saliendo con tu cocinera?

¿Qué tiene de malo?— respondió a la defensiva.

Nada, es que, algo no cuadra, nos dices la verdad o comenzaremos a hacer preguntas, estoy seguro que Rin debe saber algo.

Como te odio— ¿Cómo es que Miroku era tan perspicaz?—. Ella trabaja en el "Museo Sengoku-Edo Tokio" y Totosai la contrató para los fines de semana— eso era una verdad a medias.

Eso es más creíble, aún así, siento que ocultas algo.

Miroku, basta— ella también creía que Inuyasha no les contaba toda la verdad, pero debían darle tiempo, esta era la primera vez que le sabían de una novia—. Lo importante es que él está feliz.

¿La vamos a conocer?

Le diré y les aviso.

Pasaron quince días antes de que Miroku y Sango pudiesen conocer a Kagome. En cuanto lo hicieron la amaron, Sango y ella habían congeniado tan bien que intercambiaron números. Miroku por su parte, les expresó totalmente su apoyo.

El primer domingo luego de regresar a las grabaciones, Miroku y Sango fueron de vista a casa de Inuyasha. Necesitaban saber de primera fuente: cómo iba la relación de sus amigos y si Inuyasha cocinaba tan bien como Kagome les aseguró. Disfrutaban ya del postre, cuando Miroku recordó preguntar algo que no le dejaba tranquilo.

—¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

—Ya lo saben— contestó Inuyasha.

—Hechos recientes me han generado algunas dudas.

—¿Qué dudas?

—Algo sobre tu personaje.

—¡Es verdad!— de pronto, Sango también estaba emocionada—. En las dos primeras temporadas solías quitarte la ropa.

—¡Yo no hacía eso!

—Sango, él tiene razón, solo se quitaba la playera.

—Están exagerando— volteó a ver a Kagome.

—Claro que lo hacías, hasta que un día ya no lo hiciste— dijo Sango.

—Entonces, Kagome, ¿Hace cuánto tiempo Inuyasha es tu novio?— Sango sabía que su amiga no les iba a mentir.

Kagome vio a los tres, estaba nerviosa, sus amigos la veían fijamente, analizándola y tenían una sonrisa extraña, como cuando ya saben la respuesta y esperan a ver si alguien miente o no. Por su parte, Inuyasha se notaba nervioso.

—Tres años— contestó finalmente.

—¡Lo sabía!— Miroku le levantó de la emoción—. Sango, te dije que algo estaba raro con su historia y me dijiste que lo imaginaba.

—¿Qué está pasando?— Kagome esperaba que alguien se dignara a explicarle.

—Hace cuatro años, Inuyasha dejó de ser tan "inmaduro" por decirlo de alguna forma, pero nos dijo que llevan saliendo dos años y se conocen hace tres. Las fechas no cuadran, estaba seguro de que cambió en cuanto te conoció.

Kagome vio a Inuyasha, estaba intentando ocultar su sonrojo al comer su tiramisú. No pudo evitar sentirse feliz, incluso al llevarse mal, cambió por ella, aún si jamás se llegaba a enterar por no ver la serie.

—Tú ganas Miroku, ¿Qué quieres saber?— lo mejor era terminar con todo eso.

—Todo, dónde y cuándo se conocieron, cuándo comenzaron a salir.

—Nos conocimos en la constructora hace cuatro años.

—¿La de tu padre?— Inuyasha asintió—. ¿Antes o después del concurso?

—Antes, no nos llevábamos muy bien.

—¿Por qué?

—Tú lo dijiste, era inmaduro.

—Se conocen en la constructora, tu hermano gana el concurso y ¿luego?

—Espera Miroku, ¿Tú hermano ganó el concurso porque Inuyasha te dijo?

—¡No!, nada de eso… yo… "La leyenda del árbol sagrado" es mi historia favorita y…

—No nos llevábamos bien, Kagome me reconoció y en cuanto me vio en la constructora me reclamó por arruinar a su amado Yoko— era increíble que aún le molestase que su novia tuviese aquella fijación por ese personaje.

—Le dije a Souta que concursara y ganó, le dije para molestar a Inuyasha, él esperaba a una hermosa muchacha como ganadora.

—Es verdad, a ti— ese comentario hizo sonrojar a Kagome, que decidió ignorarlo.

—Mi plan era que fuesen Souta y mi madre, pero ella no pudo, fui en su lugar.

—Su historia es tan interesante— Miroku estaba metido completamente en la historia—. ¿Cuándo dejaron de odiarse?

—Un día comenzamos a ser amigos, me di cuenta de que no era tan odioso como creí— le sonrió a Inuyasha.

—Entonces Kagome es la razón por la que cada vez que estamos libres de compromisos, ibas con tus padres— dedujo Miroku—. Eres tan adorable.

—¿Cuándo se hizo oficial?— preguntó Sango

—Hace tres años, el día que se enteraron, ella acababa de volver y vino a dejar ropa suya a mi casa.

—Yo no vivía aquí, al terminar la universidad volví, de eso hace ya dos años.

—¿Y por qué nos lo ocultaste?, ¿No confías en nosotros?

—Lo hago, es solo que… en ese momento fue lo que se me ocurrió, todos debían creer que ella era mi empleada.

—Yo… no estoy… no estaba preparada para la vida que llevan ustedes.

—¿Ya lo estas?— hasta ese momento, Miroku y ella creían que solo se estaban tomando su tiempo para dar a conocer su relación.

—Espero, tengo nervios.

—En cuanto me quiten la restricción todos sabrán que Kagome es mi novia.

—Me alegro tanto por ustedes, espero sea pronto porque serán nuestros testigos, no voy a aceptar a nadie más— dijo Sango con determinación.


Inuyasha entró al baño, Kagome se estaba bañando y la madre de ella le había estado mandando mensajes, lo mejor era decirle, tal vez eran importantes.

—Kag, tu madre te ha mandado ya varios mensajes.

—¿Qué dicen?— abrió un poco la puerta de la ducha.

—No aparece todo, pero dice que te llegó un paquete y pregunta por un pastel.

—Es el cumpleaños de Souta, ¿Puedes contestarle? Dile que ya lo pedí y que el paquete es el regalo para Souta.

—Vaya, ya tan pronto es su cumpleaños ¿el 14?— decía al contestar los mensajes.

—Si, aún recuerdo a ese niñito de 10 años que se emocionó porque te conocería— volvió a cerrar la puerta para terminar de bañarse.

Inuyasha se quedó sentado en la taza de baño, al terminar de mandar los mensajes y volver a la lista de chats, lo vio, tres chats más abajo estaba el del tal Calupoh, lo último que mandó fue un "ok". Se quedó analizando las cosas, si el tipo le acosaba, ella no debería tenerlo registrado ¿Era alguien del trabajo?, ¿El tal Hojo con un seudónimo?

—¿Por qué pusiste mi huella también en tu teléfono?— preguntó cuando Kagome cerró la llave de la ducha.

—Confió en ti— se envolvió el cabello con una toalla y el cuerpo con otra.

—¿Y si un día leyese tus mensajes?

—No hay problema.

—Kag…— le preguntaría por los mensajes.

—¿Qué pasa?

—¿Xbox, Wii o Play Station?— al final se arrepintió de preguntar.

—No lo malcríes.

—¿Un juego nuevo será mejor?

—¿Realmente le quieres dar algo?— Inuyasha asintió—. Un dron, nada extravagante.

—Perfecto, lo pediré hoy y me debe estar llegando mañana.

—Muero de hambre, ¿Podrías ir calentando la comida mientras me visto?

—¿Y perderme de la vista?— la atrajo a su cuerpo.

—Te prometo que una vez comamos, podrás hacer conmigo lo que quieras— le dió un corto beso.

—No lo olvides— se levantó y salió del baño.

Mientras comía una albóndiga Inuyasha miró a Kagome que seguía rallando parmesano a su espagueti. Ella seguía sin hablar del tema de los mensajes, tal vez si él sacaba el tema, finalmente le diría algo. Esperaba que su plan funcionara.

—Si alguien te acosara, ¿Me lo dirías?

—No te preocupes, los paparazzi ya no han vuelto.

—Además de ellos, si alguien, si un desconocido o en el trabajo… ¿Lo harías?

—Entiendo, nadie lo ha hecho, quédate tranquilo— le sonrío.

—¿Me lo dirías?— volvió a insistir.

—Claro que si, ¿Por qué lo preguntas?

—Algo que me pasó por la mente, hoy aquel tipo que tiene una fijación con Rin volvió al set, al parecer se hizo muy amigo de uno de los directores.

—¿Rin cómo está?— preguntó preocupada.

—Bien, no lo vieron, ella y Sesshoumaru hoy no estuvieron, Rin tuvo cita en el médico.

—¿Ya saben qué será?— refiriéndose al sexo del bebé.

—Rin quiere sea sorpresa.

—Imagino que pronto dejará de ir al set.

—No quiere, eso trae preocupado a Sesshoumaru.

—¿Por qué no quiere?

—Dice que no quiere estar sola en casa y Sesshoumaru necesita su ayuda, ya le dije que él estará bien, que puede manejar el trabajo, pero sea vuelto algo terca.

—¿Antes alguien le ayudaba?— ella sabía que Rin comenzó a trabajar para él al final de la primera temporada.

—Jaken un poco, luego el estudio le dio una pasante, no duró mucho y cuando estaban por contratar a alguien, apareció Rin, fue tan curioso cómo se dio todo, ella solo fue a acompañar a su prima.

—Es quien iba a tener el trabajo ¿Verdad?

—Si, Kagura la recomendó, me alegra que se conocieran o jamás se le hubiese quitado su cara de enojo con todo el mundo.

—Todo fue muy bien, ya están casados y esperan su primer hijo.

—Eso es curioso, Sesshoumaru siempre es tan… perfeccionista y cuidadoso, me sorprende que embarazara a Rin por un descuido— Kagome rió—. Es verdad, a menos que…

—¿Qué cosa?— estaba intrigada.

—Anteriormente, Rin había rechazado su propuesta de matrimonio, ¿Y si fue a propósito?

—No lo creo, creo que es algo que debió pasar para que finalmente estuviesen juntos en todos los sentidos.

—Si no tuvieses tu trabajo, le diría que tú lo ayudas, así te tendría más cerca.

—Eso sería interesante, aunque, no creo que a tu hermano le hiciera muy feliz— no habían convivido mucho, la ocasión más larga fue en su boda y solo intercambiaron saludos—. Ya tienen hambre— dijo Kagome al ver a los perros rasgar la puerta de cristal que daba al patio.

—Les doy de comer y vuelvo por lo que me prometiste.

—¿Qué te prometí?— bromeó.

—Cuando vuelva te lo recordaré.

Kagome lo vio salir y comenzó a recoger los platos sucios.


"¿Ya le dijiste de nosotros?"

Ese mensaje en el celular de Kagome fue como una puñalada directa al corazón de Inuyasha. Habían estado viendo una película cuando se acabaron las palomitas y Kagome se levantó por nachos. Volteó a ver a su novia y un nudo se formó en su estómago, más bien fue como un vacío. Ya lo intuía, había llegado ese día, el día en que Kagome se fastidiaría de él y de su relación que no iba a ningún lado.

Ella necesitaba un novio que pudiese salir con ella, alguien con quien ir al cine y que pudiese presentar con sus amigas, que la acompáñese a reuniones y cenas familiares, alguien que la fuese a buscar al trabajo e irla a dejar.

Kagome volvió con el tazón de nachos, lo puso sobre la mesa de centro, vio su celular y luego de suspirar, volteó a ver a Inuyasha.

—Tenemos que hablar.

—Ya lo sé— soltó sin más.

—¿Lo sabes?— eso si la sorprendió.

—¿Crees que no me daría cuenta? En verdad lo entiendo.

—Me alegro tanto, creí que…

—Sabía que te aburrirías un día.

—¿De qué hablas?— si por un momento se sintió aliviada, ahora estaba confundida.

—No me quieras tomar por tonto, solo dilo y ya, que conociste a alguien más y lo nuestro se terminó— procuró sonar indiferente, aunque por dentro sentía una opresión en su pecho.

—No es…

—Te lo pondré fácil, se acabó, terminamos— se levantó.

Kagome le observaba con dolor e intentaba no llorar, esta era la primera vez que Inuyasha la veía con indiferencia y ¿odio?

—Eres un idiota.

—¿Ahora soy un idiota? Ya no me sigas mintiendo, en verdad que he intentado arreglar toda esta mierda, pero te recuerdo que fuiste tú quien…

—¡Cállate!— intentó irse, no quería escuchar aquel reclamo.

—¡Me vas a escuchar!— la tomó del brazo, evitando que se fuera—. Hace tres años tu no quisiste "ser famosa", en ese momento no era tan famoso y todo hubiese sido más fácil.

—¡Y tu dijiste que estaba bien!

—Porque quise darte tiempo, tal vez aceptarías en unas semanas o meses, jamás imaginé que pasarían tres jodidos años. Tengo que reconocer que eres buena fingiendo, en estos días en verdad creí que aún me querías.

—¡Te odio!— le abofeteo, estaba más que dolida, destrozada—. Y para que lo sepas, el de los mensajes es Kouga, tu compañero, el tipo de la cafetería era él, estaba de vacaciones y me reconoció, él me dijo que ya sabía lo nuestro e iba a guardar el secreto, pero ya no importa. Porque se acabó.

Inuyasha se quedó en blanco, parado en mitad de la sala viendo cómo Kagome tomaba su bolso y se iba, en cuanto la puerta se cerró se dejó caer en el sofá. ¿Qué había hecho? Había arruinado lo mejor de su vida, la había lastimado a ella, a la persona que juró hacer feliz costase lo que costase. Sintió su mano ser mojada por una lengua, era Ryurin, la puerta al patio estaba entreabierta y así pudo entrar, junto a la puerta principal estaba Tessaiga, echado en el suelo chillando.


28/09/2020

El "Museo Sengoku-Edo Tokio" me lo he inventado, el que existe es el "Museo Edo-Tokio".

Puede que también sintiesen un dejavú, por lo de los mensajes, se podría decir que se sincronizaron sin yo planearlo así.