Creo que esa fue una de las noches más eternas de nuestras vidas, con miedo, vergüenza y con ansiedad, el desvelo nos atrapó y fue tan solo después de las 4 de la mañana que pudimos dormir un poco, mi bella ninfa se aferró a mi pecho y yo la abracé para tranquilizarla, fue ahí cuando logramos conciliar el sueño, el latir de nuestros corazones sincronizados junto a nuestras respiraciones hicieron que el amo de los sueños llegara por fin a nuestra cama. Fueron 2 horas de sueño no tan reparados pero al menos evito que tuviéramos ojeras tipo zombie, sonó el despertador y pude escurrirme de la cama para tomar un baño de agua helada, lo necesitaba, salí del cuarto de baño y desperté tiernamente a mi bella dama.
-¡Hola preciosa! Hora de tomar la ducha e irnos. Michiru hizo una mueca de pereza y se envolvió de nuevo en las cobijas.
-No quiero…... *susurró tristemente*
-No tienes porqué preocuparte preciosa, ya sabes que siempre te protegeré de lo que sea. Besé su frente y la levanté de la cama. – ¡Anda a bañarte!
-Lo sé, lo sé…. Se quito su pijama y entró a la ducha.
Una vez terminadas de empacar las maletas de viaje con lo necesario, ¡claro! Según Michiru, nos dirigimos hacia la cocina a prepararnos algo de beber antes de pasar por papá al hotel.
- ¡Buenos días chicas! Mi padre nos había hecho ya el café y estaba tostando el pan.
- ¡Papá! Buenos días, ya íbamos de camino a recogerte. Sonreí nerviosamente con un dolor de estómago aterrador.
-Neeee, supuse que hasta ahora estarían empacando, asi que me les adelanté. Nos sirve una taza de café y dos tostadas con jalea de frambuesa a cada una.
-Gracias.
-Gracias papá.
-Y dime hija, ¿llevarás el auto o lo dejarás aquí? Me mira intrigado.
-Mmmmmm… Le miro misteriosa. –Lo dejaré aquí, no pude resolver unos permisos para poderlo sacar del país de ayer a hoy, asi que mi bebé se queda en casa.
-Oh… Ya veo, creí que podríamos llevarlo a casa. Pone carita de niño desilusionado.
- ¡Ay papá! En Japón rentaremos uno igual, recuerda que tengo privilegios como corredora profesional.
- ¡Waaaaa emocionante! Michiru no puede contener más una risilla tonta.
- ¡Parecen críos hablando de autos! Dice aun riendo y lavando la loza sucia.
-Bueno chicas, hora de partir al aeropuerto, tenemos aún cosas por resolver en casa.
-ajá…. Michiru y yo respiramos hondo y nos miramos preocupadas, era hora de enfrentar la verdad.
Tomamos un taxi que nos llevó al aeropuerto y entramos a la sala de espera para abordar el avión, los minutos eran eternos y mi temperatura descendia más y más con cada vez que se me cruzaba por la mente el momento en el que tendríamos que decirle a mamá y nuestro hermano nuestra situación; brrrrr…. ¡Espantoso! Pero no había de otra, había que ser valiente y enfrentarnos a la realidad, a esa realidad que habíamos escogido y sólo nosotras podríamos salir del lío en el que nos habíamos metido, respiré hondo y tomé mis maletas, la espera en el aeropuerto de Tokio era una eternidad, además de que los chequeos eran una total molestia y Michiru con sus mil cosas alargaban más la agonía de mi pobre cabeza.
-Ufffff… por poco y no salimos hoy del aeropuerto…. Miré a Michiru de reojo.
-Gomen, me excedí con las maletas. Sonrió dulce y nerviosamente.
-Bueno lo importante es que ya estamos aquí y punto, tu madre y hermano se alegrará en verte Haruka.
Papá sonrio inocentemente y llevó el carrito de las maletas hacia el paqueadero de los taxis, ¡por los dioses y sus deidades! Estabamos a tan solo 30 minutos de casa y mi estomago estaba a punto de salir corriendo por mi boca, el pánico se estaba apoderando de mí casi de inmediato… Tomé aire muy hondo y me metí al auto, mientras viajábamos camino a la casa, todo era silencio, Michiru también estaba anciosa, solo podíamos mirar por el auto, bellos recuerdos venían a mi mente cuando veía un lugar en específico, como aquel mirador que quedaba cerca a la playa con el que íbamos con Michiru a comer sándwiches y a ver la puesta de sol, o aquel parquecillo a la vuelta de la casa en donde comia helado a reventar… Esperen… vuelta de la casa…. ¡Oh Dios! ¡Hemos llegado! La tensión se me bajó, los colores que nunca en mi vida he tenido desaparecieron y me veo más fantasmagórica de lo usual, vuelvo a tomar aire profundamente y bajo del auto…. Bueno ya estamos aquí… que sea lo que tenga que ser… por fortuna ya tenemos un departamento propio y mucho dinero con el cual sobrevivir…
- ¡Hijas! Mi madre salió corriendo de casa para abrazarnos y saludarnos.
-Ma….madre… Tartamudeo un poco y le abrazo, perdiéndome en el dulce aroma de su cabello, sintiéndome cálida y bienvenida.
- Mamá Mai, tiempo sin verte… Michiru saludo cortésmente mientras mamá se le abalanzaba a ella también.
- ¡Niña tonta! Nada de formalidades… vamos a la casa… ¡el hijo del demonio se morirá de dicha cuando las vea! Mamá blanquea los ojos en un gesto gracioso, es obvio Nowaki aun tenía sus momentos críticos con ella.
-Waaaaaaaaaaaaaaaaaaa mi Nowaki… ¿Dónde estas mi hermosura de perrito? Grito corriendo al jardín de la casa, donde supongo mamá lo tiene ancadenado…
-¡Hija! Demasiado tarde…
-¡Ahhhhhhhhhhhh! Grito desprevenida… un enorme hoyo de lodo me recibe…
- ¡Haruka! ¿Te encuentras bien? Mi hermano sale de inmediato para ayudarme… ¡Vaya! Que apuesto está, creo que el Tenou no es linaje para nada perdido.
-¡Siiii, estoy bien! Grito mientras me ayudan a levantar…
-¡Eso es obra de tu adorado demonio peludo!
-¡Jajajajajaj no es hermoso!, aunque... ha echado a perder mi chaqueta blanca nueva.
-Bueno, entremos, Hija báñate y tu Michiru vamos a acomodar las maletas en la habitación.
-Claro, vamos. Michiru asiente un poco nerviosa y entramos todos, de repente un estruendoso temblor suena por la casa…
-¡Ay no, Ahí viene! Nowaki, mi pequeño Nowaki, ahora era todo un monstruoso perro, hermoso y lleno de energía, para completar mi encantador baño de lodo, un poco de saliva pegajosa no estaba mal, El pequeño se me tiró encima y me babeo hasta mas no poder, ¡Estaba dichoso! Y yo no cabia de la dicha al verlo, luego de babosearme, fue educadamente hacia Mmi ninfa y la saludo de forma agraciada, ¡Vaya! Hasta con los cuadrúpedos esta mujer ejerce su encanto.
-Mi muchacho, que lindo estas ¡mirate!... Tenía los ojos llenos de lágrimas de felicidad, definitivamente lo llevaré conmigo cuando vuelva a Francia.
-¡Anda Haruka bañate! Michiru me hala hacia la habitación mientras me riñe por dejarme babear de mi cosita hermosa.
Una vez llegamos a la habitación y la abrimos, quedamos en silencio… Todo estaba tal cual lo habíamos dejado, era como si el tiempo se hubiera detenido y nos sientieramos de nuevo de vuelta en casa, era agradable, cálido y nostálgico, nuestra adolescencia fue la etapa que más marcó mi vida y la que más agradezco al cielo por habérmela dejado vivir como lo hice.
-¡Wow!
-Vaya… esta como la deje cuando me fui a estudiar artes… Michiru la ve con los ojos cristalizados, creo que se siente un poco como una traidora, al igual que yo, y creo que el melancólico y acogedor panorama nos hace sentir aún peor.
-Entremos… Le di la mano a mi ninfa y la deje en mi recámara mientras entraba a la ducha.
-Desempacaré unas cosas, no se cuanto estaremos aquí. Me mira un poco angustiada.
-Ok, solo sacame algo cómodo y los pijamas por si acaso. Le mire confiada aunque llena muy dentro de temor.
-Ok. ¡Ahora a la ducha!
-Si, si, ¡ya entré!, después de la reconfortante ducha de agua caliente, me puse la ropa que Michiru me dejo en la cama y baje a la sala.
-¿Lista para la cena? Papá me pregunta tranquilo.
-Si… Digo quedamente.
-¡Vamos a la mesa! Hablaremos todos después de la cena, la confianza y despreocupación de mi padre me tenían desconcertada y a la vez muy asustada.
-Padre… ¿podríamos dejarlo para mañana?, estoy exhausta y no estoy de genio para hablar de ello, ¿Te parece?
-Claro hija, me parece perfecto… *bostezo* creo que también estoy muerto de sueño. Un gran suspiro de alivio me viene al cuerpo.
La cena paso tranquila, en lo posible, tratando de ocultar mi nerviosismo, Michiru también estaba algo ausente aunque pudo discimular a la perfección, una vez arreglada la cocina, cosa que nunca hago, subí a la habitación y me tiré a la cama, sumiéndome en mis recuerdos y pensamientos, creo que me sumergí mucho porque para cuando abrí los ojos, unpar de preciosos ojos azul marino me miraban curiosa.
-Creí que ya estabas dormida. Sonrio tranquilamente.
-Nop, solo estaba recordando cosas…
-Bueno, tú has estado más tiempo fuera de casa que yo, has de extrañar mucho esta habitación.
-Mmmmm... Un poco, pero no mucho, solo recuerdo el dia en que te conoci y esas cosas. Michiru voltea a verme algo sonrojada mientras se pone su pijama.
-Cosas…. ¿Qué cosas? Me pregunta mas colorada.
-So…so…lo cosas… nada más. Un almohadazo no se hace esperar.
-¡Haruka Tenou!
-¡Tranquila! Solo cosas de hace unos años… porque si me pongo a recordar otras, pfff tenlo por seguro que no te dejo poner eso. Le miro sugerente.
-¡Oye!
-Lo se… solo bromeaba, ven. La llamo hacia la cama, estoy muerta del cansancio y solo quiero a mi musa conmigo.
-Ya voy, espera termino con esto y te acompaño. Me mira tiernamente, mientras se dirije hacia mi.
-Tengo miedo. Baje la mirada a la cama.
-Yo también, pero ya estamos aquí… Se mete a la cama y me abraza, llevando mi cabeza a su pecho. –Ven, a dormir, mañana será el día.
Creo que esas palabras me robaron el cansancio y el sueño de nuevo, pero el solo oír el palpitar en su pecho, sereno y cálido como ella suele ser, me hizo caer en brazos de morfeo. Creo que mañana va a ser un día desicivo Michiru… ¿Cómo crees que lo tomará mamá?
