Ya han pasado varias semanas desde que regresamos de casa en Japón, todo ha sido divinamente maravilloso aquí en nuestro departamento, es como vivir una fantasía en donde eres felíz y todo es mágico, hemos seguido nuestras rutinas para ir al trabajo, pero nunca para despertar, tomar la ducha o desayunar y mucho menos para hacer la cena o para ir a pasear, esas actividades siempre eran algo divertido y nuevo para las dos, papá y mamá llamaban todas las semanas antes que nosotras pudiéramos llamarlos, y mi carrera como corredora profesional iba viento en popa, y ni que decir del futuro artístico de mi bella ninfa, todas sus pinturas se vendían como pan caliente, todo era perfecto, más feliz no podía estar ; la vida nos sonreía gentilmente y yo no podía pedir algo mejor...

- ¡Ahhh no encuentro nada que combine con mi pajarita azul!

- ¿Y el traje índigo a juego con la pajarita?

- Mmmm, no lo había pensado, gracias amor.

- Tú sabes… ¿Qué harías sin mí?

- ¿Me estás diciendo que soy una inútil? Finjo enfado.

- ¿Tu lo crees? Se pasa un dedo por el mentón mirándome divertida.

- Pues dejame decirte señorita Kaioh que se hacer muchas otras cosas sin tener que preguntarte... La tomo de la cintura y la beso.

- Mmmm… ya lo se… Abre sus grandes ojos marinos llenos de pasión.

- Ahora no me distraigas, debo vestirme. Hago un dejo de burla y comienzo a vestirme.

- Podríamos no ir y quedarnos en casa toda la noche. Me dice juguetona mientras se sienta en la cama.

- ¿¡Cómo crees!? Es la inauguración de la nueva temporada de pinturas en la galería… No te perderás tu propia fiesta ¿O sí? Hace un pucherito y termina de arreglarse.

-Esta todo listo ¡Vamos! Me sonríe tiernamente mientras me toma del brazo.

-¡Vamos preciosa!

Al llegar a la galería todos quedaron anonadados de tal belleza de mi ninfa, es que ella es toda perfecta, su cuerpo, su cabello, sus ojos, su gracia y femeneidad, es que simplemente es un ser perfecto, pasado un rato de estar allí y de charlar con muchas personas, Michiru se retiro por un momento para dar una entrevista a una emisora de radio local miestras yo caminaba admirando las bellos obras que estaban expuestas, estaba realmente concentrada en una en particular; era una pintura que Michiru había pintado recientemente de una chica de espaldas mirando al horizonte la puesta del sol en el mar, era bellísima y muy parecida a ella, estaba tan ensimismada y atraída por esa pintura que no me dí cuenta que tenía compañía.

-Es una muy hermosa pintura. Me dijo.

-Es perfecta como la que la pintó. Respondí en un tono cargado de pasión. – Amo todo de ella. La chica me mira atentamente.

-¿Es tu pareja? Pregunta curiosa, al reaccionar sacudo la cabeza y volteo a mirarla.

-Sí, es mi pareja y la amo con locura. La mire a los ojos.

-Debo de admitir que es una chica afortunada al tenerte como pareja. Dijo en un susurro, sonrojándose.

-Oh… perdona mi descortesía, me llamo Haruka Tenou. Le tendí la mano, la chica por impulso involuntario la estrechó.

-Me llamo Mimí Dómine, un gusto Srta Tenou. Su rostro seguía sonrojado al darse cuenta de que yo era la corredora del momento en Francia.

-Y dime, ¿te gusta el arte?

-Sí me encanta, pero hoy he venido por algo especial, bueno por alguien en especial. Me mira fijamente, haciéndome sentir levemente nerviosa.

-Que bien, si me disculpas, debo ir con mi pareja, linda noche. Me despedí formalmente y me retiré. ¿Qué es lo que esa extraña chica quería? Aún podía sentir como con su mirada me seguía, me daba escalofríos.

-¿Quién era Haruka? Me pregunta Michiru curiosa.

-¡Nadie, nadie! Solo una admiradora tuya, jejejeje. ¿Nos vamos señorita Kaioh próxima señora de Tenou? Mi ninfa soltó una caracajada y se olvidó rápidamente del asunto de aquella chica, siguimosendo la noche sin ninguna dificultad, creo que nuestra vida seigue siento hermosa y perfecta, a veces me da miedo el pensar que algo malo pudiera ocurrir, pero ese no es nuestro caso, no señores ya sufrimos demasiado ahora todo es paz y tranquilidad como siempre soñamos.

Michiru

La vida ha sido maravillosa, pero aunque todo ha estado como siempre lo soñamos, siento que me hace falta algo, no me quejo por nada pero creo que mi vida está junto al agua, Haruka me hace la persona mas feliz del mundo pero a mi amante eterno lo echo de menos, creo que deberíamos conseguir un departamento que tenga piscina o alguna casa cerca a la playa, últimamente he tenido una extraña sensación de estar en ella todo el tiempo, algo me llama desesperadamente hacia el agua, espero no tener que escuchar de ella que algo malo nos va a suceder de nuevo, es solo eso… creo que por todo lo demás estoy muy feliz con mi vida de pareja y como artista. Creo que será mejor salir un rato de paseo.

-¿Haruka estas? Pregunté al llegar a casa, es inusual que ella no vaya a recogerme a la hora de salida o que no esté en casa.

-¡Haruka! ¿Amor donde estás?

Mi diosa dorada no estaba por ninguna parte, ya se me estaban poniendo los nervios de punta, en dónde estaría mi amada Haruka, ¿Algo malo le sucedió? ¿Estaría en el hospital? ¿Tuvo un accidente? No, eso no, esas cosas siempre se saben de primera mano, mejor prepararé la cena y la esperaré, me cambié de ropa y me dispuse a hacer la cena, creo que unos sándwiches de ensalada César no vendrían mal, Haruka ama los sándwiches y las ensaladas, también prepararé una deliciosa malteada de chocolate, eso la hará muy feliz. Estaba metida de cabeza dentro de la nevera cuando unas suaves y ya conocidas manos rodearon mi cintura.

-¿Le conozco? -Dije en tono aparentemente molesto.

-No. -Me responde con su dulce y ronca voz.

-Entonces no deberías estar tocando a la mujer de alguien más… -Dije aun en juego.

-Bueno, quizás ese alguien más no se moleste por ello. -Soltó mi delantal y me dio vuelta hacia ella.

-Mi novia es muy territorial, ¿Sabías? –Le sonreí aliviada de verla sana y salva.

-Pelearé por ti a capa y espada con ella. -Me mira apasionadamente y me besa.

-jajajaja, sabías que estas loquita señorita Tenou. –Le rozo sus dulces labios con mi dedo.

-Bueno, me lo han dicho pero aún no le creo a mi psiquiatra. –Me guiña el ojo descaradamente.

-Ay amor, me tenias preocupada. ¿En dónde te habías metido Haruka Tenou? ¿Por qué no fuiste a la galería? –Le riño supremamente curiosa y preocupada.

-Eto… fui a buscar algo para ti… -Se sonroja un poco y me señala la sala.

-¿Para mí? –Pregunto aún más curiosa.

-Si, ve a la sala. -Su rostro era un poco más rojo que un tomate.

-Ok… ¿Me acompañas? –Le pregunte.

-Va... Vamos…

Y si señores, al llegar a la sala todo estaba oscuro, solo la luz que provenía del fuego de la chimenea se veía en el salón, Haruka me hizo una seña de que encendiera las luces y allí estaba mi gran sorpresa; había una pequeña mesa para dos bien decorada de blanco y dorado, velas y champagne para celebrar algo en especial, y sobre la mesa un ramo de rosas blancas con una pequeña bolsita aguamarina, Haruka estaba muy nerviosa y sus manos estaban frías, y me dirigió hacia la mesa.

-¿Un poco? –Asentí encantada, su voz era un mar de nerviosismo.

-Gracias. –Ella se veía realmente ansiosa, la seguí con la mirada hasta su puesto y le sonreía tontamente mientras aplaudía dos veces para dar la señal a los meseros, wow, en serio mi amor se estaba dando muchas molestias para la cena del miércoles.

-Espero te guste todo, en especial el postre. –Me miró sonrojada.

-Haruka… ¿A que viene todo esto? –Le miro un poco más seria. ¿Hiciste algo malo? –Me mira nerviosa y niega con la cabeza -¿Entonces, porqué tanta celebración? –Se muerde el labio inferior. -¡No me digas! ¿Te cambiarás de escudería por un contrato más grande? –Niega con la cabeza y nuevamente da una orden a los meseros, esta vez traen los platos del postre.

-Ok, ok… Empecemos por el postre y no por la cena. –Haruka me mira seriamente, mientras los meseros levantan la tapa de los platos.

-Haruka… -Le sostengo la mirada sin darme cuenta del postre.

-Michiru Kaioh, ¿quisieras casarte conmigo? –Se arrodilló frente a mí y tomó mi mano.

-Ha… Haruka… -Mis ojos estaban llenos de lágrimas, solo podía verla y llorar, lágrimas de ternura de emoción de amor.

-¿Y dime? –Mi diosa dorada me miraba con ojos de angustia.

-Sí, si acepto. –Me tiré sobre ella para besarla, creo que nos pudo el peso y nos fuimos de cabeza al piso,fue gracioso y hermoso a la vez, yo solo la besaba y le decía que sí llena de felicidad, iba a ser oficialmente la señora de Tenou, cualdo nos calmamos un poco, Haruka tomó el anillo que venía dentro de una hermosa burbuja de cristal de azúcar y lo puso en mi dedo, en ese momento me sentí la mujer más afortunada del mundo, creo que ahora sí nada ni nadie nos va a poder separar Haruka Tenou, ¿o sí?