Luego de tan memorable escena en la boutique yo quedé absorta en mí, imaginando mil cosas bellas que pronto estarían por venir; la verdad estaba caminando entre las nubes, y también era inevitable el sentirme nerviosa, ya que entre preparativo y preparativo los días para la boda se iban haciendo más cortos, por suerte Michiru y su séquito de decoradores y planificiadores profesionales lo estaban dejando todo perfecto. Nada podía salir mal; y bueno, creo que la histeria pre nupcial se le estaba subiendo a la cabeza a mi bella ninfa (ya saben, todo debe ser perfecto o no cuenta), yo no le hacía caso a sus ataques de novia neurótica ya que sabía que estaba en un estado transitorio, aunque realmente ella daba un poco de miedo cuando seponía furibunda.

A veces cuando tardes se ponían tediosas, salía a dar una vueltecilla en mi auto o invitada a la señorita Dominé a tomarse un café, me divertía mucho contándole cada detalle de la boda y ella simplemente me prestaba atención, realmente ella es una chica increíble; eso sin contar de que ella es una contadora sumamente habilidosa y ha trabajado para grandes compañías, aunque no ha podido poner en práctica su profesión en estos últimos meses, creo que la contrataré para que lleve todas las cuentas de mis finanzas, estaré tranquila de que la señorita Dominé lo haga.

Un día mientras Michiru tenía uno de sus ataques neuróticos como de costumbre y nada ni nadie podía controlarla, decidí huír como una cobarde de la escena antes de caer también en sus afiladas garras, tomé mi coche y me animé a pasar por la tienda donde mi nueva amiga trabajaba;

-Buenas tardes bella dama, ¿Se dirige usted a alguna parte en especial? Pregunté con mi usual y ronco tono de voz.

-¡Hola señorita Tenou! ¡Muy buenas tardes! Respondió con su usual alegría.

-Ya te he dicho que me digas Haruka, no me gusta ese tipo de formalismo entre nosotras, eres mi amiga ¿verdad? La miré un poco expectante.

-Muy buenas tardes Haruka. Sus mejillas se sonrojaron levemente. -¿Quieres ir al bistró a comer algo?

-¿Huh, comer? La miré un poco curiosa, ya era media tarde para comer algo como un almuerzo.

-Jajaja…. No te preocupes, te invito a un café y unas magdalenas mientras yo almuerzo algo ligero, Hoy fue un día agotador y se me ha pasado el tiempo para comer.

-¡Oh ya veo! Acepto, conozco un lugar en donde la comida, el café y sin lugar a dudas las magdalenas son deliciosas, ¿Vamos?

-¡Por supuesto! ¡Muero de hambre! Hizo un gesto tierno y se subió al coche, creo que ella me recuerda bastante a mi Michiru, tanto que hizo que se me acelerara el corazón, al menos más de lo usual. -¿Qué rayos fue eso? No le presté mucha atención a eso, creo que es por la ausencia de mi bella ninfa por estos días que hace extrañarla un poco más cuando comparto mi tiempo con Mimí, ella sin lugar a dudas es alguien con quien puedes esta a gusto todo el tiempo que quieras sin siquiera cruzar una palabra, pero hoy no era el caso, charlamos un rato más en el bistró; el café estaba delicioso y la compañía era grata, fue un tiempo de calidad.

- La cuenta monsieur. Se acercó el mesero.

-Merci. Respondí mientras buscaba dinero para pagar la cuenta.

-Haruka… ¡Haruka no! ¡Yo te invité, yo pago! Me miró ligeramente apenada.

-Preciosa, el hecho de que me hayas invitado, no quiere decir que tengas que pagar; Además yo venía exactamente a invitarte a algún lugar a tomarnos un café, así que no te molestes. Le guiñé un ojo y ella accedió a regañadientes.

¿Cómo puedes convencer a las personas tan facilmente? Me preguntaba aún apenada y con el rostro sonrojado.

-Ese mi encanto preciosa. Ella se sonrojó aun más haciendo ver su rostro notablemente rojo y yo solté una sonora carcajada mientras le abría la puerta del choche, conduje hasta su departamento y al despedirla le entregué una tarjeta de invitación para la boda.

-Haruka…. Yo… yo… yo… ¡yo no puedo ir!

-¿Por qué no? Pregunté atónita.

-Se supone es algo solo para la familia y personas cercanas a ustedes, ¡no podría ir!

-Preciosa, te espero ese día, no me abandones, además no dejarás que quede impune mi regaño y el lío que armé por esta invitación de último minuto, Michiru enloqueció al saber que todos los toques finales para la boda tendrían que ser modificados de nuevo para incluir a dos personas más, así que lleva a un acompañante.

-Pero… pero… Me miraba asombrada.

-¡Nos vemos! Le regalé un beso en la mano y me fui en el coche a toda velocidad, la verdad la travesura había causado gran histeria en Michiru y el sólo recordarlo me daban escalofríos; pero a la vez mucha risa, parecía una pequeña niña riéndome de lo que había hecho. Pero realmente yo quería que mi nueva amiga me acompañara en el evento más grande e importante de mi vida.

Michiru amor, no te pongas furiosa conmigo, pronto estaremos unidas para siempre, y nada ni nadie nos podrá separar. ¡Nunca!