Luego de hablar un largo rato con mi amada ninfa por el móvil y un baño de espuma muy relajador, salí a dar un paseo en el coche con Elsa y Pierre por los alrededores de la playa y almorzamos en un restaurant cercano de donde estábamos, la verdad; los nervios ya me estaban haciendo presa suya, es que el sólo pensar que estaba a unas cuantas horas de ser la esposa de ese ser tan maravilloso me ponía las piernas flojas y el corazón a mil ¡Oh Dios! Me sentía tan feliz, Michiru cómo te amo.
-Haruka… Me llamó Elsa, pero no respondí.
-¡Haruka Tenou! Nuevamente fui llamada por Pierre.
-¡Haruka Tenou! Gritaron al unisono.
-¿Eh? ¿Qué sucede? Pregunté desubicada.
-¿En donde estás? Mire extrañada.
-¿Ah?
-¡Ay querida! Si hace cinco minutos que hemos llegado al hotel. Respondió Pierre.
-¡Oh, lo siento! Estaba soñando despierta. Sonreí tontamente.
-Haruka… Dime… ¿Te estás arrepintiendo de casarte? Preguntó Elsa preocupada.
-¡Ah! ¡No, no, no! No es eso, a contrario, estaba absorta en mis pensamientos futuros que perdí la noción del tiempo y de la realidad. Sonreí sinceramente como una tonta.
-¡Ay Haruka! ¡Me estabas dando un gran susto!
-¡A mi también! Yo creí que tendríamos que atarla de pies, manos y mordaza para llevarla al altar. Suspiró aliviado Pierre.
-¡Jajajajaja! ¡No sean tontos! Yo nunca me arrepentiría de algo así. Reí a carcajadas. –Mejor entremos al hotel, tenemos que alistarnos para la boda.
-¡Tienes toda la razón! ¿Vamos? Sonrió Elsa brindándome su brazo.
-¡Jajajajaja! Vamos. Le brindé una dulce sonrisa y también le ofrecí mi brazo a Pierre y entramos al hotel.
Cuando llegamos a la recepción nos informaron de que nuestros trajes ya habían sido recibidos, y que ahora estaban en la tntorería, así que dentro de unos pocos minutos pasarían a dejarlos a la suite; ¡Vaya! Creo que realmente Michiru quería que nuestra boda fuera perfecta. Subimos a la suite y decidí descansar un rato, el dolor de cabeza quería volver y yo no quería sentirme así de mal como me sentía esta mañana precisamente el día de mi boda, tomé un analgésico y me tiré pesadamente a mi cama para descansar y dormir un poco.
-¡Oh, sí! Esto es de lo que hablo. Me hundí lentamente entre las almohadas, dí un suspiro y quedé profundamente dormida.
-¡Oye Haruka! ¡Despierta, despierta! La voz casi histérica de Pierre me despertó.
-¿Huh? ¿Qué te sucede? Pregunté, no podía enfocar bien su rostro.
-¡Haruka, tu naríz! ¡Mira la cama! Gritó.
-¿Huh? ¿La cama? Cuando pude enfocar la vista en la cama el dolor de cabeza infernal me atacó.
-¡Por Dios! ¡Hay que llamar al doctor! Dijo elsa muy preocupada.
-¡No, no y no! ¡No podemos! Sólo pasame hielo y un analgésico, ya se me pasará; creo que es por la tensión y la ansiedad de la boda, note preocupes. Sonreí un poco y me senté al borde de la cama. –Además no debemos de preocupar a Michiru por pequeñeces como éstas.
-¿Pequeñeces? ¡Haruka! Gritaron al unisono.
-¡Ya sé! ¡Ya sé! Les prometo que si esto persiste iré a ver al doctor. Elsa y Pierre gruñeron un poco y aceptaron a regañadientes.
-Ok, ok, pero ahora Haruka falta una hora para la boda, ¡Debes apresurarte para llegar a tiempo! Exclamó un poco preocupado y emocionado mi emplumado amigo.
-¡Rayos! ¿Una hora? ¿¡Por qué no me despertaron antes!? ¿Y el traje? ¡Oh cielos! Comenzaba a correr desesperadamente por la habitación.
-¡Ey, calma! ¡Cálmate! Respira profundo. Elsa me hacía un gesto gracioso y yo le seguía la corriente. -¿Mejor?
-Si. Sonreí y salí a ducharme, realmente tenía la cara ensangretada y la piel muy pálida; salí rápidamente de la ducha y procedí a vestirme.
-¡Vaya Haruka! ¡Te ves como si te fueras a casar! Sonrió Elsa. –Pero…
-¿Pero? La miré confundida.
-Necesitamos mejorar tu preciosa piel de porcelana. Dijo Pierre emocionado.
-¿Qué? Chillé cuando me agarró desprevenida.
-No querida, ¿Crees que te vas a casar con esta cara? Tomó mi rostro e hizo mirarme al espejo.
-¿Rayos! Abrí los ojos de par en par.
-No te preocupes, ya tengo todo bajo control. Pierre sonrió traviesamente.
-¿Ah? Miré desubicada.
-Tú relájate que yo te dejaré radiantemente preciosa.
-¡Está bien! Suspiré profundamente. –Haz tu magia. El chico dio un brinco de la alegría y saco su kit de maquillaje.
-¡No me vayas a dejar como reina de belleza! Abrí de nuevo los ojos de par en par un tanto asustada.
-¡No, tonta! Sólo haré que te veas como siempre, pero una versión más fresca y mejorada. Sonrió.
-Bien, bien, pero apresúrate que se nos acaba el tiempo. Pierre asintió y comenzó a tapar mis grandes ojeras y a darle un color maravilloso a mi piel; ¡Wow! En verdad hace milagros.
-¡Listo! Decía mientras daba su última pincelada a mis labios con un brillo de color neutro.
-¡Vaya, realmente haces milagros! Sonreí y me miré nuevamente al espejo
-Te dije que ibas a ser una versión mejorada de ti misma. Me guiñó el ojo.
-¿Nos vamos? Preguntó Elsa; ambos asentimos y salimos de la habitación.
Al llegar a la recepción Elsa pidió que la suite fuera nuevamente arreglada y que tuvieran en cuenta de fuera decorada especialmente porque era una noche de bodas, la verdad me tomó por sorpresa y la miré.
-¿Cómo que noche de bodas? Pregunté.
-Sí, noche de bodas, Michiru me llamó de último minuto para que te informara que el vuelo ha sido atrasado hasta la 1 P.M. Ha habido mal tiempo para viajar hacia Fiji y sólo hasta mañana el tiempo mejorará, además no creo que sea tan romántico pasar su primera noche de bodas en el departamento de siempre. Sonrió.
-¡Oh, vaya! Habló la experta del amor. La codee un poco y la abracé. -¡Gracias, eres la mejor!
-No hay por dónde mi querida amiga. Sonrió y me señaló el coche.
-Conduce tú, estoy muy ansiosa y no creo que sea una buena idea conducir en éste estado.
-Oh bien, entonces ¡Vamos! Sonreímos y salimos del hotel, a las afueras de éste el valet nos esperaba con el coche.
-Gracias. Elsa recibió las llaves del coche y lo encendió, Pierre y yo ya estábamos dentro de éste.
-¡Bueno, ya es hora! Me dedicó una mirada bastante seria y nos dirigimos hacia el lugar en dónde nos esperaban para la ceremonia. Allí papá, mamá y Jun nosesperaban; además de muchas más personas cercanas que nos conocían y que Michiru había invitado.
-¡Haruka! Papá me abrazó.
-¡Hola pá! Sonreí y le di un gran beso. -¿Y mamá?
-Está con Michiru y su cortejo nupcial ayudándola con los últimos detalles. Una voz un poco más grave y profunda que la mía se escuchó detrás de mí.
-¡Jun, hermano! Lo abracé fuertemente y éste alborotó un poco mis dorados cabellos.
-¡Hola mono! Veo que has crecido un poco más en estos meses.
-¡Lo sé! Hice un gesto gracioso.
-¡Pero no dejas de ser un mono! Rió a carcajadas.
-¡Oye! Hice un pequeño puchero.
-¡Ya, ya! No empiecen, sonrió papá. –Ven acá hija mía. Me tomó de la mano y me llevó a una pequeña sala.
-Dime papá, ¿Está todo bien? Me estaba comenzado a asustar.
-Si hija, todo está perfecto; es sólo que éste día me lo imaginaba más… tú sabes. Sonrió un poco. –Yo llevándote hacia el altar en un gran y bello traje de novia. Hizo una pausa. -¡Pero eso noimporta! Estoy muy feliz de la decisión que has tomado.
-Papá… Podía ver cómo las lágrimas comenzaban a asomarse por sus verdes y cálidos ojos.
-No te preocupes, tú sabes que soy un sentimental y llorón sin remedio. Sacó un pañuelo y secó sus lágrimas. –Estoy muy, pero muy orgulloso de ti Haruka, soy el padre más feliz del mundo. Me dio un gran abrazo y sus lágrimas comenzaron a salir sin control haciendo que las mías también salieran.
-a me hiciste llorar, ¡Mira! ¡Señor mío hizo llorar a la gran Haruka Tenou! Sonreí mientras secaba sus lágrimas y él las mías.
-Haruka. Pierre se acercó a la puerta. –Ya es hora. Lo miré y asentí. –Pero primero retoquemos tu maquillaje, las lágrimas han hecho un desastre en tu bello rostro.
-¡Oh, se me olvidaba hija! Esto es para que se lo des a Michiru. Papá me dio una cajita de terciopelo azulmarino. –Era de mamá, esto iba a ser para tí en el día de tu boda, pero creo que a Michiru le va mejor. Destapé la cajita y pude ver un par de pendientes color aguamarina.
-¡Wow papá, son preciosísimos! Gracias. Le dí un beso en la mejilla y guardé la cajita en el bolsillo de mi traje.
-¡Listo terminé! Ahora si es hora de que que comience la función. Sonrió radiantemente mi amigo Pierre y salió de la habitación.
-¡Hola! Mamá asomó su cabeza sonriendo muy feliz. –Es hora preciosa. Extendió su mano y yo le dí la mía.
-Vamos mi bella dama. Le guiñé el ojo y sonreí. –Mamita. Besé su frente y la abracé como si no fuera haber mañana.
-Te amo hija mía. ¿Sabes? Michiru está perfecta; vas a quedar con la boca abierta. Sonrió un poco y me tomó del brazo listas para salir caminando hacia el altar. – No creí que fuera a hacer esto contigo, pero estoy muy feliz. Reprimió un grito infantil y salimos en cuanto nos dieron la señal.
-Creo que me desmayaré. Le susurré mientras caminábamos.
-Sólo respira, ya pasará cuando la veas. Mamá sonrió cálidamente cuando llegamos al frente del altar, me dio un maternal beso en los labios y se retiró a su banca.
El estar parada frente al altar esperando a que esa puerta se abriera me estaba volviendo loca, esperar nunca ha sido mi fuerte y hoy esa paciencia se estaba poniendo a prueba. Ya habían pasado unos cuantos minutos y quería salir corriendo para cerciorarme de que mi bella ninfa se encontrara bien, cuando de repente la música comenzó a sonar y supe de inmediato que por fin vería a mi amada Michiru. Las puertas se abrieron lentamente y vi a mi padre guardando su pañuelo; reí para mis adentros, es que él es tan tierno y llorón que no pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro. Busqué un poco más con la mirada y allí estaba a su lado, mi corazón latía muy fuerte, casi fuera de mi pecho y un nudo en mi gargata se formó haciendo que pasar saliva fuera casi imposible, mi bella ninfa se veía impactante, sus perfectas curvas resaltaban en su vestido de blanco perfecto y lo más interesante de todo era el cinto color aguamarina que llevaba a la cintura; ¡Wow! Perfecta era poco, aún no podía ver su rostro porque el velo lo cubría, pero sé que cuando llegara hasta el altar y se lo retirara iba a desmayarme. Papá avanzó con ella hasta donde yo me encontraba mientras las pequeñas pajecitas hacían de las suyas con las flores, ésta definitivamente era una escena para nunca olividar.
Cuando llegaron al altar mi cuerpo se sentía como una gelatina, y mis manos temblaban bastante, cosa que papá se percató y me ayudó a retirar su velo, la verdad; mi rostro al ver el suyo fe de total impacto, nada podía ser comparado con su belleza; perdí el habla por unos segundos, y luego le sonreí mientras tomaba su mano y la dirigía a nuestras posiciones, le pedí un momento al juez y saqué la cajita que papá me había entregado.
-Mi… Mi… Michiru… Esto era de la abuela. Miraba nerviosamente la cajita mientras trataba de no dejarla caer.
-Haruka… Retiré sus pendientes y traté torpemente de ponerle los de la abuela; ella sonrió un poco y me ayudó a ponérselos. ¡Vaya! Eran el complemento perfecto para su bellísimo rostro, sonreí tontamente y comenzamos la ceremonia.
Estaba muy nerviosa y creo que Michiru también, podía verlo en su rostro y en cómo mordía sus labios. Busqué por un momento entre los invitados a Mimí y allí la vi en el centro del salón, ella había venido, sonreí aliviada y mis nervios aumentaron cuando el juez procedió a la parte del intercambio de votos y argollas;
-Michiru Kaoih, ¿Acepta usted a Haruka Tenou como tu legítima esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida, hasta que la muerte las separe? Michiru me miró y sonrió pacíficamente.
-¡Sí, acepto!
- Haruka Tenou, ¿Acepta usted a Michiru Kaoih como tu legítima esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida, hasta que la muerte las separe? Las palabras no me salian de la boca, respiré honda y la miré a los ojos, y me llené de esa tranquilidad que sólo ella me puede dar, le guiñe un ojo traviesamente y respondí.
-¡Sí, acepto!
-¡Muy bien! Respondió el juez e hizo una señal para que el padrino, que era Pierre trajera las argollas. –Ahora hagan sus votos por favor. Michiru tomó mi argolla y me miró fijamente.
-Haruka Tenou, acepta esta argolla como símbolo eterno de nuestro amor, acepta esta argolla como símbolo eterno de que nunca nadie podrá separarnos, acpeta esta argolla como símbolo eterno de la entrega de mi alma, mi cuerpo y mi corazón, gracias por llegar a mí. Sus lágrimas salían lentamente de sus preciosos ojos marinos mientras ponía la argolla en mi dedo, sonrió finalmente y suspiró; ahora era mi turno.
-Michiru Kaioh, acepta esta argolla como símbolo eterno de nuestro amor, acepta esta argolla como símbolo eterno de que nunca nadie podrá separarnos, acpeta esta argolla como símbolo eterno de la entrega de mi alma, mi cuerpo y mi corazón, gracias por llegar a mi vida y por hacerme descubrir quién era y cuál era mi destino, el cual ha sido amarte y protegerte; Te amo. Tomé la argolla y la puse en su dedo.
-Bien, ahora que todo está concluido, Si alguien tiene alguna razón para oponerse a esta union que hable ahora o calle para siempre. El sudor corría por mi frente, ¡uno nunca sabe que loco podría dañar el mejor día de tu vida! -Perfecto. Michiru y yo suspiramos. –Ahora las declaro esposa y esposa, pueden besarse.
Y dicho esto, nos miramos con un brillo especial en los ojosy nos dimos un gran y largo beso, ¡casi cómo si no nos hubiéramos besado en años!, mi felicidad era grande y se podía notar en mi rostro y en mi corazón. ¡Oh Michiru, Te Amo! Te amo mucho y ahora mi felicidad está completa; y si me vuelven a preguntar que si te acepto como mi esposa de nuevo, diré una y otra vez ¡Sí, acepto!
