Han pasado varios días desde que decidimos que la cigüeña tenía que venir a visitarnos, mi hermano Jun y yo habíamos quedado en que si éste intento no salía como esperábamos, él entraría a ayudarnos. Las citas con ginecología y obstetricia no eran algo que me mataran de la dicha; ¡No! Eso me mataba de pánico y terror, por suerte Michiru escogío para mi "comodidad" una doctora, así que hoy después de muchas visitas al vampiro para que se robase mi sangre para analizarla, ecografías hasta en lo más profundo de mi ser y cincuenta mil abusos hacia mi intimidad, hoy por fin tendríamos el tratamiento hormonal para producir muchos ovulos y así poder tener más opciones y probabilidades de que al menos uno solo sobreviva las primeras semanas de vida.

-Haruka… Haruka…

-Hmmm…

-Vamos amor despierta… ya es hora… Doy una vuelta y me enrosco en mis sábanas.

-No quiero… no quiero… Van a a violarme… sigo haciendo rabietas y pucheros.

-Lo sé amor, es bastante incómodo para ti, lo siento… La voz de Michiru se apagó por un momento.

-No es tu culpa… ya me levanto… es sólo que… nunca nadie antes de ti me había metido mano hasta más allá de mis límites, es incómodo y no puedo hacer nada más que aguantar. Me senté al borde de la cama para rascarme la cabeza. –Pero lo hago sólo por ti y por nuestra felicidad. Besé su frente y salí a darme una ducha.

Salí a tomar mi ducha helada, eso es lo que necesitaba para despertar y llenarme de coraje para soportar lo que me esperaba el día de hoy, solo ruego que todo esto funcione como esperamos.

-¡Lista, ya estoy lista! Vamos preciosaes hora de que me torturen. Le guiñé un ojo a mi bella esposay la tomé de la mano para salir del departamento, de repente una fuerte punzada atarvesó mi cabeza y caí de rodillas al suelo mientras me presionaba las sienes.

-¡Haruka! ¡Haruka! ¿Qué te sucede amor? ¡Responde amor!

-Tranquila… tranquila… ya pasó… creo que es producto de los nervios. La tranquilicé mientras volvía a incorporarme.

-¿Segura? Michiru me miraba preocupada.

-Si amor, ya pasó… vamos… Le tomé de nuevo de la mano y fuimos hacia el garaje, allí de camino nos encontramos con Elsa y Mina. De repente Elsa me haló hacia ella preocupada mientras Mina hablaba enérgicamente con Michiru.

-Haruka ¿Estás bien? Me preguntó bastante cabreada.

-Si claro… ¿Porqué lo dices? Mentí.

-Haruka, bien que te conozco y se que no es así ¿Qué te sucede?

-Nada, nada, quizás un poco estresada y nerviosa.

-No mientas, son de nuevo tus migrañas ¿Verdad? Me clavó una mirada asesina.

-Para que te voy a mentir si no me crees; acabo de tener una saliendo del apartamenteo que hizo que me cayera de rodillas, fue horrible…. La cara de Elsa cambió a una de horror.

-Haruka no te ves nada bien, ¿has vuelto a sangrar por la nariz como aquella vez?

-No, hace mucho que no…

-Deberías consultar con un especialista, eso no es normal preciosa; hazme caso.

-¿Tu crees? ¡Quizás solo sea estrés!

-No Haruka, eso es algo más, ¡ve al doc!

-Ok, ok… a penas salgamos de las pruebas con Michiru paso a apartar una cita.

-No lo eches en saco roto. Me abrazó y me deseó buena suerte con mi tortura de hoy.

-Maldita ojalá te tocara a ti también. Le grité mientras salíamos en el auto. La verdad Elsa me dejó preocupada, relamente preocupada, ¿sería tan serio? No lo se…

Llegamos al centro de Fertilidad y mis nervios me estaban matando, y ni qué decir durante la espera en la salita de afuera del consultorio… esos pocos minutos fueron eternidades…

-¡Haruka calmate! Amor es sólo una inyección de vitaminas y proteínas.

-¡Con lo que me gustan! ¡Voy a morir! Michiru soltó una risilla tonta.

-Amor, tu sabes cómo me dan pánico.

-Lo sé… lo sé… pero piénsalo mejor, ¿Cuál crees que sería tu recompensa después de eso? Me miró sugerente.

-Bueeeeennnooooo… si las cosas son así… que las agujas vengan a mí. Y en ese instante una enfermera salío del consultorio llamándonos a Michiru y a mí.

-Deseo concedido. Sonrió mientras me halaba hacia el consultorio.

-¡No espera! Déjame…yo… ah…. Aguarda….

-Comportate. Me susurró mientras me arrstraba literal hacia adentro.

-Señoras Tenou, tomen asiento. Nos recibió una joven mujer de cabellos rubios y rizados.

-Gracias respondió Michiru ante mi evidente mudez.

-Bien, para hoy tenemos programada la inyección de hormonas, proteínas y vitaminas así como la formulación de HCG para la estimulación de sobreproducción de óvulos y así poder tener buenos y suficientes candidatos para iniciar con la fertilización, ya está el donante no más falta éste paso para proceder con el resto. Ya saben que entre más óvulos grandes y fuertes hayan mas grande es la probabilidad de que alguno fecundado sobrevida los 10 primeros días y por consiguiente los siguientes 3 meses.

-Sí eso lo sabemos doctora Mimet.

-Lo próximo a hacer en los siguientes días es hacer un seguimiento con ecografías tanto sencillas con intra uterinas para ver cuántos óvulos ya están listos para su fecundación.

-¿Me va a doler?

-No mucho, o nada. Sonrió. Solo unas molestias y presión pero nada más. O bueno algo si te dolerá; ya viene la inyección. Sonrió de nuevo y mi cuerpo se paralizó.

-¿Y cuando ya éstén listos los óvulos de Haruka?

-Procederemos a extraerlos, fecundarlos y a implantarlos en su útero señora Michiru; para ello tendremos que preparar su organismo también, hay que modificar la dieta, ejercicios, además de la inyección de hormonas de embarazo vendrá unos días antes para mejorar las probabilidades de supervivencia de los embriones.

-¡wow! Eso suena muy real Michiru…

-Mucho… unas pequeñas gotas de cristal asomaban de sus bellos marinos ojos… No podía creer que su sueño de ser madre estaría a tan sólo unas semanas de hacerse realidad; en ese instante comprendí que debía hacer mi mejor esfuerzo probando suerte. ¿Qué más podía suceder? Echando a perder se aprende y muchas veces las cosas salen a la primera. Tengo miedo, pero sé que todo junto a Michiru es mejor. Ya también tengo planeado pedir una cita con el especialista para mirar lo de mis dolores de cabeza y cerciorarme de que todo esté bien conmigo en ese aspecto y disfrutar tranquilamente de nuestra vida como familia al lado de nuestro/a hijo/a.

-Muy bien señora Haruka; pase a la camilla. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, pero tengo que ser valiente.

-Vamos. Susurré mientras la enfermera llegaba con una pequeña jeringa y la doctora Mimet precedía a inyectarme. Fueron unos segundos aterradores pero con sólo pensar que era un paso más hacia delante de nuestro bello futuro, todo el miedo se desvaneció.

Espero Michiru que la suerte el día de hoy esté de nuestro lado, no sabes cuánto te amo.