¿En dónde estoy? Está oscuro, me siento sola, ¿Michiru amor? ¿Estás molesta conmigo? ¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!? ¡Michiruuu! ¿Por qué no puedo ver nada? ¡Alguien que me ayude!
Eso es lo que gritaba a todo pulmón en un angustiante y desesperado intento de hacer que alguna persona viniese a ayudarme. Caminaba casi que en círculos pero no veía a nadie en mi camino, y tampoco había nada, mis ojos por más que los forzaba para aclarar la vista no podía ver nada, nada sucedía, ¿En dónde estaba? ¿Qué fue lo que sucedió? Sólo recuerdo a Michiru llorando muy tristemente, el sonido de una ambulancia, luces muy brillantes y luego, silencio total… ¿Eh muerto? ¡Oh por los dioses! ¿He llegado al purgatorio? ¿Y mi bella ninfa? ¿Ya no puedo volver a verla? Sólo recuerdo su bello rostro empapado por grandes lágrimas. ¡Oh Haruka! ¿Qué te sucedió? ¡No! ¡No! ¡No puedo estar muerta! ¡Es un error! ¡Esto debe ser un mal sueño del que no he despertado y ahora mismo debo de estar en cama tibia y esponjosa junto a mi amada ninfa! ¿Qué otra cosa puede ser?
Camino un poco más con miedo y dificultad y logro toparme con algo por fin. Lo toco con mis manos y es mi scooter; ¿Cómo ha llegado hasta aquí? Pero no, ésta cosa no me servirá para nada ahora, con la vista limitada sería peligroso, la dejo atrás y sigo caminando hacia adelante; puedo distinguir un poco más claro el sombrío negro de mi alrededor ¡Carajo! ¿Esto que es? Debo de estar cercade algo, mi vista ya distingue algo a parte del agobiante negro.
-¡Uff! ¡Qué cansado es esto? Siento mi cuerpo muy pesado, la cabeza aún duele y la nariz también. -¡Me volveré loca! Rezongaba para mí. -¡Ya quiero salir! Grité desesperada mientras corría hacia lo más claro, y de repente de nuevo caí en la oscuridad, -¡Pero qué carajos! Maldecía por lo bajo mientras trataba de ubicarme y tomar aire.
-¡Vaya, vaya! ¡Miren a quién tenemos aquí! Una voz tétricamente familiar y poco grata se escuchó a mis espaldas; ¡yo sabía quién era! ¡el padre de Michiru!
-¡Pero qué carajos! Dije en voz baja.
-¡Oh vaya! ¡Si es la maldita, arrogante y petulante Tenou! ¡¿Qué te trae por acá?! ¿Mmm? Otra voz bastante familiar, aunque ya adulta se escuchaba delante de mí.
-¿Seiya? ¡Oh por los dioses! ¡Ya debí de haber enloquecido!
-¡Mírate nada más! ¡Pero qué guapa y sexi estás! ¡Dan ganas de echarte un polvo nada más con verte! Una voz maliganamente seductora a mi oído se escuchó de nuevo. ¡Era la doctora Michelle!
-¡Ahora si enloquecí! ¿Qué es esto? Me preguntaba mientras sentía como sus voces entre murmullos e insultos se acercaban cada vez más hacia mí. -¡Alejense! ¡Ustedes no son reales! Gritaba mientras escuchaba una cuarta voz, una voz de una mujer mayor y de un marcado acento Francés.
-¡Es usted una maldita infiel! ¿¡Cómo se atreve a engañar a la señora Michiru con la morena indiscreta de al lado!? Mademoiselle Marie ¡Estaba segura! Esas fueron sus últimas palabras que escuché antes de venir a dar a este sitio, tan, pero tan raro.
-¿Qué es esto? ¿Qué sucede? ¡Yo no tengo ningún affair con nadie! ¡Todos están locos! ¡Vayanse ya! Gritaba con desespero, pero entre más gritaba, más sus voces se acercaban a mí, y entre la oscuridad frías manos se acercaban hacia mí y me halaban de todos lados, haciendo de la escena algo macabro.
-¡Vas a pagar por lo que me hiciste! ¡Tú y mi estúpida hija la mosca muerta! Me agarraba por el cuello de la camisa.
-¡Ya verás que te haré sentir todo el sufrimiento que he pasado todos estos años por tu culpa Tenou! Las manos de Seiya me agarraban por el cabello.
-¡No te preocupes bombom, tu y yo aquí en medio de la nada… lo pasaremos más que genial! ¿Quién necesita de la mojigata esa de mujercita que tienes? ¡Yo te haré sentir lo que es estar con una verdadera mujer! Sus manos se deslizaban por entre mi pantalón.
-¡Esperen! ¡No! ¡Sueltenme!
-¡Usted no merece el amor de la Sra. Michiru! ¡Usted es una casanova sinvergüenza! ¡No se la merece! ¡Usted no vale nada! Las manos de mademoiselle Marie me tomaban por los brazos y me sacudían fuertemente haciendo que mi migraña aumentase de forma instantánea.
-¡Ya no mas! Forcejeaba con ellos y un hilo de sangre ya se asomaba por mi nariz, el juicio desaparecía y estaba a punto de desfallecer. –Michiru amor! ¡Lo siento mucho, te extraño! ¡te amo mi bella ninfa! Y diciendo esto y antes de perder el sentido de nuevo, un gran destello de luz iluminó todo, toda oscuridad desapareció, no había ruido, no habían murmullos ni manos, todo era perfecto silencio, más una dulce y ya conocida voz me llamaba.
-¡Haruka…Haruka… amor…Aún no es hora de caer… despierta amor!
-Mi…Mi… Michiru… amor. Abrí un poco los ojos y pude contemplar al ser más hermoso del universo.
-¡Vamos Haruka levántate! Te extraño, abre los ojos. Susurraba cerca de mí. Abrí más lo ojos y vi como Michiru era un hermoso ángel de blancas alas y en sus brazos llevaba a una criatura recién nacida.
-¡Espera Michiru! ¡No te vayas!
-¡Vamos amor, sigue la luz, despierta ya! ¡Te extraño mucho!
Y en un esfuerzo sobrehumano, reuní todas las fuerzas que me quedaban, me levanté y la seguí hasta alcanzarla, la abracé y me dedicó un beso en la frente.
-¡Anda! Aún tenemos mucha historia que escribir amor.
Y diciendo esto, todo resplandeció más, mis miedos desaparecieron, y mis dolores igual, solo respiré profundamente y desperté.
-¡Haruka amor! ¡Pierre llama al Dr. Hendricks de inmediato! Decía desesperada mi bella esposa.
-¡Ah mi cabeza! Protestaba mientras trataba de ponerme en pie, pero un sinfín de cables y Michiru me detenían.
-¡Amor! ¡Amor! ¡Haruka amor, calma! ¡Todo está bien! ¡Calma amor! Su rostro era una mezcla de alivio y de preocupación, algo realmente andaba mal.
-¿Estoy en el hospital? Pregunté un poco más conciente de las cosas.
-Si, pero no te preocupes amor, todo estará bien, ya el Dr. Hendricks viene a verte. Descansa, te ves agotada.
-Es verdad, me siento muy cansada… Dije pausadamente mientras caía nuevamente en sueño profundo, pero esta vez a salvo; a salvo y tranquila, porque sabía que aunque anduviera en la oscuridad absoluta, un ángel de luz vendría a iluminar y salvar mi vida.
Michiru amor mío, espero que todo esté bien conmigo, no quiero que sufras por mi culpa, tengo un muy mal presentimiento sobre esto, pero se que entre la oscuridad tu bello espíritu siempre iluminará mi camino.
