Prólogo.
La completa oscuridad de su cuarto era lo primero que lo recibía al abrir sus ojos, moviendo su cabeza hacia un lado, logró ver la armadura ligera que siempre usaba colgada en la pared, junto a su máscara y sus armas.
Con un gruñido se levantó de la cama, sin molestarse en abrir sus oscuras cortinas, dejando todo en penumbras, algo que no molestaba a su sensible vista, la cual le permitía ver claramente en la oscuridad más profunda.
Tomando un cambio de ropa de su gran armario, se dirigió al baño privado que tenía su cuarto, donde se aseo rápidamente y cambió su ropa, vistiendo un conjunto de ropa totalmente oscura, la cual contrarresta totalmente con su piel de un blanco enfermizo.
Caminando en dirección de su máscara, la tomó y observó durante unos momentos, pero fue sacado de sus pensamientos por el fuerte sonido de un golpe en su puerta, para seguidamente escuchar una voz que conocía perfectamente.
Allen: ¡Despierta maldito conejo, nuestra diosa nos llama…! (Gruño molesto, golpeando fuertemente la puerta, solo para seguidamente congelarse al sentir un fuerte instinto asesino)
¿?: Cuida como me hablas, Allen… recuerda que si así lo quiero puedo matarte… (Habló en un tono oscuro, mientras liberaba un fuerte y pesado instinto asesino) Iré en unos momentos… Ya puedes retirarte… (Habló en un tono cortante, recibiendo como respuesta un chasquido de lengua de parte del Catman)
Estuvo durante unos momentos mirando fijamente su máscara de plata, dejando ver su mirada carmesí en el reflejo de esta, para seguidamente voltearla y ponerla sobre su rostro.
Mientras salía de su habitación, un lejano recuerdo llegaba a su mente, causando que su ceño se frunciera.
Había tenido su primera batalla en condiciones con Ottar, logrando vencerlo a duras penas, aunque pagando un gran precio.
Sus dos brazos se habían roto, junto a unas cuantas costillas, además del gasto masivo de mente, lo que terminó por llevarlo a la inconsciencia.
Horas después había despertado en su habitación en la mansión chimenea, totalmente cubierto de vendas y con dolor en sus costillas y brazos, aunque sus huesos parecían estar completamente curados.
Con dificultad se levantó de su cama y salió de su habitación en busca de su diosa y sus amigos, le preocupaba que mientras estuvo inconsciente la Familia Freya los hubiera atacado.
Cuando finalmente logró llegar a la oficina de su diosa, pudo escuchar que esta parecía estar hablando con su amiga Pallum, estaba por abrir la puerta e interrumpirlas, pero las palabras que escuchó de su diosa lo dejaron congelado.
Hestia: Hefesto habló conmigo hace unas horas, me dijo que debería dejar de proteger a Bell y dárselo a Freya… (Habló en un tono frío, mirando fijamente la daga que le había regalado al peliblanco) Por él la familia Hestia ha sufrido los ataques de los hijos de Freya, tal vez debería considerarlo… (Habló en el mismo tono, mientras tomaba la daga, viéndola detalladamente) Eso…
Bell: ¿K-Kami-sama…?
Esa línea de pensamiento terminó cuando vio que había llegado a la sala donde Freya siempre los reunía y donde la diosa estaba casi siempre, viendo la ciudad desde las alturas.
Sin tocar, abrió de un fuerte empujón las puertas, atrayendo las miradas de casi todos, solo exceptuando a su diosa y a Ottar, quienes no se inmutaron ante su falta de modales.
Berling: ¡Cómo te atreves a entrar de esa forma ante la presencia de nuestra diosa, humano insignificante…! (Habló con un profundo odio e ira en su voz, golpeando su hacha contra el suelo, solo para seguidamente atragantarse al sentir el pesado instinto asesino del hombre)
¿?: Sierra el pico sabandija o te arrancare la lengua… (Habló en un tono neutro, sin mirar al Pallum, quien temblaba de coraje, siendo detenido por su hermano antes de que se lanzará a una muerte segura) Freya-sama, Ottar… (Habló una vez llegó frente al trono de su diosa, inclinándose levemente ante esta, a la vez que le daba un asentimiento al enorme Boaz)
Freya: Te estaba esperando mi querido Ord… (Habló en un tono cálido, mientras volteaba en dirección del nombrado, regalándole una dulce sonrisa, para celos de todos a excepción de Ottar) Los dioses inútiles de la ciudad han llamado a una gran reunión, Ottar y Ord me acompañarán… los demás, vigilen los movimientos de las demás familias durante la reunión… (Ordenó en un tono calmado, una vez Ord se paró a un lado de ella, al lado contrario del de Ottar)
Todos/Ottar-Ord: ¡Si Freya-sama…! (Hablaron al unísono, arrodillándose frente a la diosa, mientras que Ottar y Ord, solo la miraron de reojo)
Después de esto, los demás se retiraron, dejando a Ord y a Freya solos, causando que un aire tenso se instalará en la sala, a la vez que Ord le regalaba una mirada fría a la mujer.
Freya: ¿Ocurre algo mi querido Ord…? (Preguntó con una sonrisa cálida, viendo como el pelinegro caminaba en dirección del gran ventanal)
Ord: Déjate de juegos Horn… (Habló en un tono frío, no le agradaba para nada la presencia de la marioneta de Freya) Sabes que no puedes engañarme con tu disfraz… (Gruño molesto, mirando de reojo a la nombrada, la cual amplió su sonrisa burlona) Supongo que ella está con Mia…
Horn: Ella estaba molesta y quería despejarse un poco… (Habló mientras volvía a su apariencia, parándose a un lado del hombre, el cual le dio un gruñido de advertencia) Ella se reunirá con ustedes antes de la reunión… (Habló con una media sonrisa, para seguidamente intentar tomar la mano del pelinegro, solo para seguidamente sentir como esa misma mano comenzaba a apretar fuertemente su cuello)
Ord: No te atrevas a tocarme si valoras tu vida… (Gruño molesto, con sus ojos brillando en advertencia) Puede que seas importante para Freya, pero si te metes conmigo, no tengo problemas en eliminarte de la peor forma posible… (Advirtió mientras apretaba aún más su agarre en el cuello de la mujer, la cual sentía como se le comenzaba a ir el aire)
Viendo que su cuello no resistiría, el pelinegro soltó a la mujer, la cual cayó secamente al suelo mientras tosía e intentaba llenar sus pulmones con todo el aire que podía.
Ord: Espero que hayas entendido… (Habló en un tono neutral, dándole la espalda a la mujer, para seguidamente salir de la sala, ignorando como esta seguía tosiendo, tirada en el suelo)
Mientras caminaba por los pasillos de la mansión, recordaba su vida pasada, sus antiguos amigos, la mujer que una vez amó.
Todas esas memorias pasaban por su mente, aunque se sentían como si no fueran sus memorias, se sentían tan lejanas que ya no formaban parte de su yo actual.
Salió de sus pensamientos cuando notó que automáticamente sus piernas lo habían llevado a la salida de la mansión.
Viendo que aún tenía tiempo antes de la reunión, prefirió dar una vuelta por la ciudad, salir de ese ambiente hostil en el que vivía junto a sus simpáticos compañeros.
La luz del sol le molestaba fuertemente a sus ojos, los cuales se habían acostumbrado a ambientes oscuros, por lo que soltando un gruñido molesto, se apresuró a mantenerse entre las sombras de los edificios de la ciudad.
Prefiriendo alejarse del bullicio de los hipócritas civiles de la ciudad, camino por las calles un tanto alejadas de la calle principal.
Gracias a esto terminó llegando a la iglesia destruida que en su tiempo fue su hogar, la cual actualmente no eran más que escombros reclamados por la naturaleza.
Viendo que todo el sector parecía estar abandonado, una idea llego a su mente, gracias a los fondos que actualmente disponía, los cuales eran suficientes como para vivir entre lujos por unos cuantos años sin tener que trabajar, podría comprar todo el lugar y le sobraría lo suficiente como para mandar a construir una gran mansión.
Sabía que su diosa se mostraría molesta por esto, pero lograría convencerla de alguna forma.
Con esa idea en mente volvió a comenzar a caminar, dirigiéndose hacia Babel, pensando la mejor forma de convencer a su diosa y planeando el trato que tendría que hacer con la diosa Hefesto, la cual era dueña de ese terreno.
Repentinamente se detuvo, sintiendo claramente un par de ojos sobre él, reconociendo rápidamente a su dueña y sabiendo que no se trataba de su diosa, solo soltó un suspiro, mientras se daba la vuelta.
Ord: Sé que estás ahí, ya sal… Lion… (Habló en un tono neutro, mirando directamente a una esquina, de la cual salió una elfa rubia, la cual lo miraba preocupada)
Al igual que al pelinegro, los años le habían sentado bien a la elfa rubia, si bien su altura apenas cambió por un par de centímetros, su delgado cuerpo ahora se notaba más definido, además de que su rostro más maduro le daba un aura encantadoramente seria.
Ryuu: Bell… (Habló mientras se acercaba al pelinegro, el cual solo desvió la mirada una vez la tuvo frente a frente)
Ord: Sabes que ese ya no es mi nombre... (Habló en un tono neutro, sin dirigirle la mirada a la elfa, la cual lo miraba preocupada)
Ryuu: Para mi sigues siendo el mismo, no importa que tanto lo niegues… (Habló mientras acercaba sus manos a la máscara del pelinegro, el cual en un acto de reflejo tomó ambas manos de la elfa, la cual no se inmuto y siguió acercando sus manos a la máscara, donde para su felicidad, el pelinegro la dejo tocarla)
Lentamente, la mujer desabrochó la máscara, causando que un sonido de descompresión se escuchara, algo que no la sorprendió, para seguidamente sacar la máscara, revelando el rostro del pelinegro.
La piel blanca enfermiza se dejó ver a los ojos azul cielo de la elfa, así como una gran cicatriz que cubría toda la mejilla derecha del pelinegro, el cual seguía sin mirar al rostro de la rubia.
Ord: Ya no soy la persona que consiste, Lion… (Habló sin querer mirar a la elfa, la cual una vez amarró la máscara en su cinturón, colocó las manos a los lados del rostro del pelinegro, obligándolo a mirarla a los ojos)
Ryuu: No me cansaré de repetirlo… no importa que nombre tomes o que apariencia tengas, siempre serás Bell Cranel para mí… (Habló lentamente, mientras juntaba sus frentes, causando que el pelinegro se tensara)
Ord: Estas… demente… (Habló viendo como la elfa inclinaba su cabeza y se acercaba peligrosamente a su rostro)
Ryuu: Solo sigo a mi corazón… (Habló con una media sonrisa, para seguidamente darle un profundo beso, el cual rápidamente fue correspondido)
Un par de horas después podemos ver a todos los dioses de la ciudad en una gran sala, acompañados de sus capitanes y de sus hijos de mayor confianza.
Mientras los dioses mantenían un aire neutro ante los demás, los diferentes capitanes de las familias mantenían un aire de hostilidad hacia los demás incluso entre aliados.
Pero los que más hostilidad irradiaban eran los dos acompañantes de la diosa Freya, quienes parecían estatuas paradas a cada lado de su diosa, la cual tenía una gran sonrisa, contrarrestando totalmente con el rostro frío de sus acompañantes.
Pasados unos momentos el dios Ouranos hizo su aparición junto al famoso espectro del gremio, el cual silenciosamente se mantuvo a un lado del dios.
Así se inició la reunión, la cual había sido solicitada por la diosa Loki, quien tenía una propuesta un tanto arrogante a los ojos de la mayoría.
Al parecer la diosa tenía la idea de hacer lo mismo que las familias Zeus y Hera hicieron en el pasado, por lo que estaba solicitando la ayuda de los demás dioses para hacer una expedición a los pisos inexplorados.
Esto causó el caos en todos, si bien era un anhelo de la gran mayoría superar la marca que dejaron esas familias, sabían los riesgos que eso conllevaba, ni siquiera la familia Freya había logrado superar la marca, aun teniendo un nivel 9 en sus filas.
Mientras el caos se apoderaba de los demás dioses, Freya miraba esto con un aire aburrido, para ella ya no era importante seguir ese anhelado sueño de los demás dioses, sabiendo perfectamente que sus hijos lograrían sobrepasar la marca si así ella lo quería.
Con esto una idea llegó a su mente, una forma de fastidiar a Loki, lo que le traería un poco de diversión, por lo que interrumpiendo la discusión de los dioses con una tos falsa, la diosa Freya lentamente se levantó de su asiento.
Freya: Lamento interrumpir su fascinante charla… (Habló en un tono cargado de sarcasmo, atrayendo todas las miradas, especialmente la de una irritada Loki) Si bien no estoy en contra de tu idea Loki, mi familia se mantendrá al margen de todo esto… (Hablo esta vez en un tono serio, pero mirando fijamente a Loki, la cual entendió el mensaje, casi saltando sobre la diosa)
Esto causó nuevamente otra fuerte discusión, para diversión de Freya, la cual tenía una sonrisa adornando sus delicados rasgos.
Cuando los demás dioses comenzaban a elevar peligrosamente su Arcanum, Finn, el capitán de la familia Loki pidió la palabra, causando que Ouranos silenciara a todos con su Arcanum.
Finn: Primero que nada, pido disculpas por las palabras de mi diosa, en realidad nuestra propuesta no es que nos den una ayuda a la familia Loki, lo que les pedimos es formar una gran alianza, así ninguna familia se llevara todo el crédito de la conquista de la nueva marca… (Habló en un tono sereno, mientras lentamente se ponía en medio de todos los dioses) Se que les pedimos mucho, pero es momento de que dejemos de estar bajo la sombra de lo que fueron las grandes familias en el pasado y creemos nuestra propia marca en esta ciudad… y demostrar que somos más poderosos que las demás familias… (Habló mirando a todos a su alrededor, aunque al decir las últimas palabras, miró hacia el grupo de la familia Freya)
Esto causó un tenso silencio, si bien la gran mayoría de dioses estuvieron de acuerdo con sus palabras, el mencionar eso mirando fijamente a la familia con los aventureros más poderosos de la ciudad no era algo que arián así como así.
Mientras los dioses se miraban entre ellos un tanto asustados al ver la mueca en el rostro de Freya, la diosa Loki tenía una gran sonrisa arrogante.
Pero de la nada esa sonrisa cayó de golpe al sentir un pesado poder mágico, el cual comenzó a afectar a todos los aventureros presentes, incluso el espectro del gremio se vio afectado por esto.
Todos miraron en dirección del pequeño capitán, el cual había caído de rodillas debido al sofocante poder mágico del capitán de la familia Freya, quien lentamente caminaba en dirección del rubio.
Ord: Me encanta esa expresión de confusión, cuando un ser inferior se enfrenta a un poder superior… (Habló con arrogancia, una vez estuvo a un par de pasos del pallum, el cual estaba de rodillas, temblando incontrolablemente) Como dijo mi diosa anteriormente, nosotros no estamos en contra de lo que ustedes quieran hacer, mientras no nos perjudique o nos amenace de alguna forma… así que te sugiero controlar tu lengua o puede que la termines perdiendo… (Habló mientras lentamente se agachaba, mirando el rostro aterrado del pallum, el cual apenas lograba controlar los temblores de su cuerpo)
De la nada ese ambiente hostil desapareció, permitiendo a todos los mortales respirar, aunque había algunos que aún no lograban controlar sus temblores.
En total silencio, Ord se dio la vuelta, para seguidamente comenzar a caminar en dirección de su diosa, la cual lo miraba con una gran sonrisa, mientras que Ottar solo le dio un asentimiento.
Con esto se dio por finalizada la reunión, principalmente porque Ouranos sabía que Loki no lograría controlar sus acciones y terminarían peleando contra Freya, otra vez, solo que ahora no lograría salvar a la pequeña diosa.
En silencio, Freya y sus dos acompañantes se dirigieron a la salida, aunque Ord logro sentir una mirada en su espalda, volteando levemente el rostro, se encontró con la mirada entrecerrada de la diosa Hestia, la cual lo miraba fijamente.
Ignorando esto, siguió con su camino, pensando en una forma de convencer a Freya para que lo dejara tener su propia mansión, por el momento decidió no mencionar nada sobre Ryu o el berrinche que vendría sería peor.
Fin del prólogo.
¡Nueva Historia…!
Del 1 al 10 cuánto le dan al capítulo.
Deja tu estrellita si te gusto.
Yo soy Horst y nos vemos en el siguiente capítulo…
