Capítulo 1

Ord: Por favor, Freya-sama, no se comporte como una niña… (Habló ya aburrido de la situación, mientras miraba a su diosa hacer un puchero sentada en su trono y apretando fuertemente un peluche suyo, el cual sorpresivamente fue hecho por Ottar)

Freya: Ya dije que no… no te alejaras de mí… (Habló mientras volvía a hacer un puchero, abrazando fuertemente el peluche de Ord en sus brazos)

Esto le volvió a sacar un suspiro cansado al pelinegro, el cual miró en dirección de un divertido Ottar, el cual solo negó con la cabeza, irritando aún más al pelinegro.

Ord: Si no me lo permite, me iré por un año a los pisos inexplorados… (Habló en un tono serio, no queriendo usar su última carta, pero su infantil diosa no le dejaba más opción)

Eso causó que la diosa diera un suspiro exagerado, para seguidamente mirar acusatoriamente a Ord, el cual no se inmuto.

Freya: Eso es jugar sucio… (Gruño molesta, apretujando aún más al pobre peluche en sus manos, el cual parecía a punto de explotar)

Cuando Ord estaba por hablar, un quejido a su lado lo interrumpió, el cual fue hecho por un golpeado Allen, quien estaba tirado en el suelo, junto a los demás altos mandos, exceptuando a Hedin, todos totalmente golpeados e inconscientes.

Ord: ¿Sigues vivo gatito…? (Preguntó mientras se agachaba y lo tomaba del cabello, levantando su cabeza)

Allen: Maldito… (Gruño medianamente consciente, para seguidamente caer inconsciente otra vez)

En silencio, Ord solo soltó la cabeza del catman, la cual golpeó fuertemente el suelo, para seguidamente mirar a su diosa, la cual lo había estado ignorando, lo que le volvió a sacar un suspiro irritado, pero cuando estaba por rendirse, la voz de la mujer lo interrumpió.

Freya: Bien, pero más te vale venir todos los días a la mansión o yo misma iré a buscarte… (Habló un tanto irritada, sacándole una media sonrisa a Ord, feliz por el cambio que había tenido la diosa con su llegada a la familia, aunque dicha sonrisa no se vio por su máscara)

Ord: Muchas gracias, Freya-sama… (Agradeció mientras le daba una leve reverencia, dándole una mirada agradecida a la diosa, la cual se sonrojo levemente al ver ese brillo en los ojos del pelinegro)

Freya: Bien, si eso es todo ya pueden retirarse, tengo que revisar unas cartas del gremio… (Habló rápidamente, para seguidamente levantarse de su trono y voltearse, causando que Ord y Ottar se dirigieran a la salida, con los cuerpos de sus compañeros a rastras)

Una vez ambos salieron, se dirigieron a la enfermería de la mansión, donde literalmente tiraron a sus compañeros inconscientes, para seguidamente cada uno irse por su lado.

En silencio, Ord fue a su habitación, aun le quedaba tiempo para solicitar una reunión con la diosa Hefesto, por lo que aprovecharía para pedir a su herrera personal que revisará sus armas y escudo de reemplazo.

Rápidamente se dirigió a Babel, esperando que dicha herrera se encontrara ahí y no acosando al herrero de la familia Hestia.

Gracias a conocer algunos pasadizos secretos en la ciudad, llegó rápidamente a Babel sin ser visto, donde lentamente se dirigió a las forjas de la familia Hefesto.

Una vez llegó a estas se encontró con un par de guardias en la entrada, los cuales se tensaron exageradamente al verlo.

En silencio e ignorando a los aterrados guardias, solo se adentró en las forjas, en específico a la forja de la capitana de la familia, la cual para su sorpresa estaba encendida, confirmando la presencia de su dueña.

Como había sido su costumbre desde que ambos hicieron un acuerdo para que la mujer fabricará y reparara sus armas, el pelinegro entró a la herrería sin anunciarse, encontrándola como siempre, trabajando en alguno de sus desquiciados proyectos, aunque había un ligero detalle.

Ord: ¿Podrías cubrir tus pechos, Tsubaki…? (Preguntó mientras veía a la mujer golpear con un enorme martillo un pedazo de metal al rojo vivo)

A pesar de que la mujer decía abiertamente odiar su amplio pecho, muchas veces la encontró sin las habituales vendas con las que se cubría, lo que lo hacía pensar que esta era una pervertida en secreto, cosa que desestimó de inmediato al conocerla.

Tsubaki: ¿Ord, que te trae por aquí…? (Preguntó con una gran sonrisa, dejando sus herramientas y volteándose en dirección del pelinegro, dándole una vista directa de todo su frente)

Ord: Antes que nada, cúbrete, pervertida… (Habló en un tono plano, solo recibiendo una mirada confundida de parte de la mujer, la cual seguidamente se dio cuenta de a qué se refería)

Una vez la mitad enano cubrió sus pechos, alegando que así tenía más comodidad a la hora de forjar, ambos pasaron a una sala a un lado de la forja, la cual contrastaba totalmente con el desorden y la suciedad que había en la zona de trabajo de la mujer.

Tsubaki: Bien, que te trae por aquí, no sueles venir mucho… (Habló mientras se apoyaba en el escritorio de la habitación, mirando al pelinegro, el cual solo saco su escudo y sus espadas de su espalda, llamando la atención de la mujer) ¿Las volviste a romper…?

Ord: Hice una pequeña exploración hace unos días, pensé que necesitarían un pequeño mantenimiento… (Habló mientras le pasaba el escudo a la mujer, la cual lo miro con una ceja alzada al ver las manchas de sangre seca en el escudo)

Tsubaki: ¿Amphisbaena…? (Preguntó viendo unas ligeras marcas de garras en el escudo, junto a las marcas de sangre)

Ord: Valor… (Habló mientras veía como la mujer revisaba sus espadas, mirándolo a momentos)

Tsubaki: Solo necesitan un poco de pulido y afilado, me sorprende que resistieron a tus destructivas manos… (Habló aliviada, viendo que solo necesitaban mantenimientos menores)

Ord: Bien, ¿sabes si la diosa Hefesto está ocupada…? (Preguntó en un tono serio, atrayendo la mirada de la mujer, la cual seguidamente volvió a mirar las armas)

Tsubaki: Estás de suerte, ella se encuentra en la forja central, si te apresuras podrás hablar con ella… (Habló mientras miraba detalladamente el filo de la espada)

Ord: Volveré en unas horas… (Habló mientras salía, no teniendo respuesta de la mujer, la cual miraba aterrada la gran cuarteadura en el filo de una de las hojas)

Pasando entre algunos herreros, los cuales al ya estar acostumbrados a su presencia solo lo ignoraron, rápidamente llegó a la forja principal, la cual parecía estar en medio de lava por el calor que desprendía.

Sabiendo que sería irrespetuoso entrar así como así en la forja personal de la diosa Hefesto, le dio un par de golpes a la puerta, donde segundos después recibió un pase de parte de la diosa.

Lentamente se adentro en la forja, encontrándose con la diosa herrera frente a su escritorio, revisando unos documentos que supuso que serían del gremio.

Hefesto: ¿Necesitas algo, capitán de la familia Freya…? (Preguntó mientras miraba de reojo al nombrado, el cual tenía una cara de póker, ya que, gracias al inmenso calor del lugar, la diosa estaba sudando, lo que causaba que su habitual camisa se apagará exageradamente a su figura)

Ord: "Tengo la sensación de que alguien se esfuerza para que yo vea a todas las mujeres cercanas a mí de esta forma…" Me gustaría hablar con usted sobre los terrenos de la iglesia abandonada, según tengo entendido esos terrenos le pertenecen… (Habló en un tono serio, mirando fijamente al rostro de la diosa, ignorando lo más que podía como los pechos de la diosa se marcaban en su camisa)

Hefesto: Puedo preguntar el por qué… (Habló un tanto confundida, aunque seguían siendo de su propiedad, esos terrenos ya no tenían ningún uso para ella actualmente y solo era un amargo recuerdo para una de sus amigas)

Ord: Tengo planeado construir una pequeña mansión personal… (Habló en un tono serio, no queriendo decir nada en exceso, sabiendo que la diosa frente a él no dejaría piedra sin levantar para averiguar sus verdaderos motivos, ya tenía suficiente con tenerla sobre él intentando saber su identidad) Pensé que sería mejor negociar con usted directamente antes de involucrar al gremio, así podríamos tener un acuerdo que nos beneficie a ambos… (Habló mientras miraba fijamente a la diosa, la cual lo miraba con el ceño medianamente fruncido, para seguidamente soltar un suspiro)

Hefesto: No estoy al tanto sobre el valor actual de esos terrenos, además, tendría que hablar con alguien antes de tomar una decisión… (Habló en un tono cansado, mientras dejaba los documentos en su escritorio) Ella vivió por algunos años ahí y le tomó cariño al lugar, espero no te moleste que ella participe…

Ord: En lo absoluto… "Si tanto cariño le tiene al lugar, por lo menos habría reparado la iglesia…" (Habló mientras le daba un ligero asentimiento a la diosa, a la vez que tenía esa línea de pensamiento, lo que, por poco, causa que frunciera el ceño)

Hefesto: Bien, como ves estoy un poco ocupada en estos momentos y de seguro ella debe estar en mi misma situación, ¿nos podríamos reunir mañana al mediodía en mi oficina en babel…? (Preguntó en un tono un tanto nervioso ocultándolo rápidamente con un rostro neutro, recién notando su situación y la incomodidad en los ojos del pelinegro)

Ord: No hay problema, con su permiso, me retiro… (Habló en un tono serio, para seguidamente dar una ligera reverencia y retirarse)

Una vez el pelinegro salió, logrando escuchar las ligeras maldiciones de la diosa al no percatarse de su situación, por lo que decidiendo que ya era hora de irse, comenzó su camino hacia la forja de Tsubaki, a la cual llegó momentos después.

Ord: ¿Todo bien Tsubak…? (Preguntó escuchando como la mujer golpeaba fuertemente su martillo contra una gran pieza de metal al rojo vivo)

Su pregunta fue interrumpida cuando el martillo en las manos de la mujer lo golpeó en la cabeza, causando que se escuchara un fuerte ruido.

Tsubaki: ¡¿CÓMO OSASTE ROMPER MI ESPADA…?! (Gritó totalmente colérica, para seguidamente lanzarse con una enorme hacha de batalla contra Ord, ignorando que su martillo se había partido a la mitad)

Ord solo miraba sin inmutarse a la enojada mujer, la cual rápidamente lo golpeó en la cabeza con su hacha, causando que el suelo en sus pies se cuarteara y que el filo del hacha se aboyara con la forma de su cabeza.

Ord: Primero que nada, yo no la rompí, fue el Valor… Segundo, ten cuidado cómo me hablas… (Habló de forma seria, pasando a un tono frío en lo último, mientras liberaba un poco de instinto asesino)

Tsubaki: No me importa… te forjaré una nueva, pero más te vale no romperla o te matare… (Habló mientras se volteaba y agarraba otro martillo, no inmutándose al sentir el pesado instinto asesino del pelinegro)

Viendo que la mujer rápidamente comenzó a ignorarlo, decidió irse, de seguro le enviaría alguna carta cuando estuviera lista.

Lentamente salió de las forjas de la familia Hefesto, ahora que no traía ni su escudo ni sus armas, decidió dejarse ver por los civiles, quienes no le daban una buena mirada.

Sabiendo perfectamente que, si volvía temprano a la mansión, Ottar le dejaría todo el papeleo a él para después escapar, como lo venía haciendo desde que fue nombrado segundo al mando, prefirió dirigirse hacia un lugar donde podría relajarse y vigilar a su diosa al mismo tiempo.

En silencio se dirigió a la anfitriona de la fertilidad, bajo la mala mirada de todos los civiles envidiosos que se encontraba por el camino.

Lentamente llegó al frente del establecimiento, el cual no había cambiado nada a pesar del paso de los años, a diferencia de él y sus conocidos.

Con una media sonrisa, oculta por su máscara, se adentro en el lugar, atrayendo la mirada de todos y causando que el ruido fuera cortado de golpe.

Rápidamente fue ignorado por todos, los cuales volvieron a sus conversaciones y comidas, mientras el pelinegro lentamente se acercó a la barra, donde Mia lo miraba con una gran sonrisa.

Mia: Miren quien finalmente decidió aparecer… (Habló con una gran sonrisa, aunque el pelinegro sabía que la mujer podría romperle la mandíbula si así lo quisiera)

Ord: Responsabilidades de capitán y cuidarme de los idiotas que tengo como compañeros, no tengo demasiado tiempo para pasear por una ciudad que me detesta… (Habló de forma calmada, mientras se sentaba frente a la barra, sacándole una carcajada a la mujer)

Mia: Sabes que siempre eres bienvenido aquí niño… (Habló mientras le pasaba un par de jarras de cerveza a una de las nuevas camareras) ¿lo de siempre…?

Ord: Si no es mucha molestia… (Habló mientras le daba un asentimiento a la mujer, la cual rápidamente fue a la cocina en busca de algo)

Mientras esperaba, Ord comenzó a buscar a cierta mujer rubia vestida de camarera, al igual que veía si cierta chica de cabello gris se encontraba en los alrededores.

De la nada sintió una mano en su hombro, pero reconociendo la presencia de la persona, no mostró hostilidad.

Ryuu: Es raro verte por aquí… (Habló mientras se sentaba a un lado del pelinegro, el cual solo la miro de reojo)

Ord: Quería relajarme, era este lugar o las murallas donde de seguro terminaría por encontrarme con la mocosa de la espada… (Habló de forma calmada, no inmutándose al sentir como la elfa invadía su espacio personal)

Ryuu: Es eso o solo querías verme… (Habló con una media sonrisa, causando que el pelinegro guardara silencio, lo que amplió la sonrisa de la elfa)

De la nada Mia llegó nuevamente, mirando con la ceja alzada la sonrisa de la rubia, la cual adquirió un pequeño sonrojo al ver la sonrisa de Mia.

Mia: Bien, aquí tienes chico… (Habló sin dejar su sonrisa, dándole una jarra de cerveza de raíz al pelinegro, el cual solo le dio un asentimiento) Puedes tomarte la tarde libre, no hay muchos clientes el día de hoy… (Habló mientras se daba la vuelta y caminaba hacia el otro extremo de la barra, dejando a la elfa sonrojada junto al callado pelinegro)

Ord: ¿Quieres…? (Preguntó rompiendo el silencio que se había instalado en ambos, mientras le ofrecía la jarra de cerveza a la rubia, la cual solo negó la cabeza)

Ryuu: No gracias, ya deberías saber que soy más de bebidas fuertes… (Habló con una sonrisa astuta, causando que el pelinegro la miraba con un aire de desafío)

Syr: Veo que se están divirtiendo… (Habló apareciendo a la espalda de ambos, los cuales la miraron sorprendidos)

Ambos rápidamente notaron la pesada aura de celos que cubría a la chica, la cual tenía una dulce sonrisa ocultando su oscura expresión.

Fin de capítulo 1

Del 1 al 10 cuánto le dan al capítulo.

Deja tu estrellita si te gusto.

Yo soy Horst y nos vemos en el siguiente capítulo…