Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.
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Hinata se quedó dormida en el sofá. Sasuke la tapó y limpio los platos. Recordó cuándo compraron esa vajilla. Hinata la vio en una tienda que vendía trastos de segunda mano. Le faltaban la mayoría de las tazas y la jarra de crema, pero su mujer le echó un vistazo y lo consideró perfecto. Tres tazas, una tetera y un azucarero. ¿Lo volvería a mirar igual? ¿Encontrarían cosas nuevas y crearían nuevos recuerdos? ¿Descubriría ella que él no valía la pena en algún momento de la historia?
Sasuke no tenía respuestas. Hinata siempre las tenía. Se hizo un ovillo en el sofá, enterrándose en los cojines y se dio cuenta de que ahora no le importaba. Ella seguía aquí.
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Hinata se sintió enferma. Miró alrededor de la habitación mientras hacía arcadas. Hinata sintió que su cabello se movía hacia atrás y su cuerpo se inclinó. Vomitó en el cubo que le acercaron.
—Lo siento —se las arregló para decir.
—No puedes evitarlo —Sasuke le frotó la espalda mientras ella seguía vomitando en el cubo.
Hinata dejó el cubo en el suelo, echando la cabeza hacia atrás para respirar con cuidado.
—¿Podemos salir?
—Sí —Sasuke la levantó, le puso la manta debajo y la sacó al porche trasero.
Hinata tomó una bocanada de aire limpio, exhalando un par de veces antes de que pudiera sentir la sangre dejando su rostro.
Sasuke pasó una mano por su nuca, alisándole el cabello. Ella se apoyó en él, cerrando los ojos para mantener a raya las náuseas.
—¿Al final comí con Sakura-chan? —Hinata intentó pensar en otra cosa que no fuera lo mareada que estaba.
—Sí —Sasuke la rodeó con el brazo para sostenerla, apoyando la otra mano en el porche junto a ella.
—¿Qué tal fue?
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Sasuke no esperaba volver a ver a Hinata, así que poco después, ella preparó la cena en su casa, sin incidentes. Él se había enfurruñado en la encimera mientras ella trataba de encontrar los utensilios adecuados para cocinar. A él le divertían sus murmuraciones. Comieron en silencio, algo que a él no le resultó incómodo, pero que tampoco le resultó familiar.
Al día siguiente tocaron de nuevo a su puerta, dispuesto a decirle a quienquiera que estuviera allí que saltara de la montaña Hokage, pero en vez de eso la encontró con la cabeza gacha, mirando una caja que tenía entre las manos.
—¿Hinata? —preguntó Sasuke, confuso.
—He hecho tomates aliñados —Hinata le ofreció el recipiente con la cabeza gacha.
Sasuke estaba confundido. Hinata estaba empapada por la lluvia. El cabello se le pegaba a todo lo que podía. Su abrigo parecía pesarle, ¿o es que tenía los hombros caídos? Tenía el rostro pálido y las mejillas enrojecidas por el frío. Sasuke no entendía qué la impulsó a caminar bajo la lluvia sin paraguas. Había estado lloviendo todo el día.
—Ve a secarte —Sasuke abrió la puerta y se hizo a un lado.
Una vez que estuvo convenientemente seca, volvió, con un aspecto un poco menos triste, pero seguía sin mirarlo a los ojos.
—¿Cuál es la ocasión? —Sasuke levantó el recipiente que había secado. Estaba lleno hasta el borde de lo que parecían dados de tomate con aceite de oliva y especias.
Hinata dejó escapar un suspiro.
—Creo que se te trata injustamente por lo que hiciste en el pasado y por lo que la gente percibe de tu situación.
—¿Así que me trajiste comida? —Sasuke intentó bromear, pero a ella se le llenaron los ojos de lágrimas. Lo estaba empeorando, ¿verdad?
Hinata inclinó la cabeza.
—Lo siento, pero supongo que solo lo empeoré intentando ser imparcial.
Bien, ahora estaba perdido.
—¿Qué?
—Sakura-chan me llevó a comer —dijo arrastrando las palabras—. Ella me dejó en claro que no le gustaba mi decisión de pasar tiempo contigo, sin importar la razón. Me negué a decirle por qué estaba de compras contigo, porque no es importante —Hinata levantó los ojos. Ella no quería revelar que estaba dejando de lado su salud. A ella le interesaba preservar su orgullo. Sin embargo, no decirle a Sakura podría haber abierto una puerta desagradable. A él no le importaba lo que la gente pensara, pero ella todavía tenía una reputación, ¿verdad? ¿O eso tampoco le importaba?— Sakura-chan tiene una fuerte opinión sobre ti, una que no repetiré y creo que proviene de un profundo dolor y del pasado —Hinata estaba evitando las cosas sucias que Sakura había dicho sobre él. Estaba seguro, insultos que harían que Kakashi se sonrojara, y las palabras "monstruo" o "asesino" probablemente abundaron en la conversación—. Me fui con la idea de que se te juzga injustamente por tu pasado y tu deseo de no arreglar las cosas —Hinata hizo un mohín, tenía las mejillas coloradas—. Así que sí, te hice la comida.
Sasuke resopló. Era ridícula. A Hinata la había regañado una amiga y lo único en lo que reflexionaba era en compensarlo por algo que ella ni siquiera había dicho. ¿Era una persona normal?
Hinata se miró el regazo, se notaba entre ofendida, deprimida y avergonzada. Sasuke apartó la mirada de su húmeda tristeza y bajó la vista hacia el recipiente, abriéndolo. Olía maravilloso.
—Sabes, si vas a prepararme algo cada vez que el mundo me tire mierda, me harás ganar un peso preocupante.
Hinata procesó su broma mientras Sasuke empezaba a comer y su rostro se iluminó por completo al reír.
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—Entonces, ¿simplemente no estábamos de acuerdo? —Hinata observó el pequeño jardín.
—Cuando te calmaste, insististe en que ella no pretendía hacerte daño y que simplemente no quería que tú también salieras lastimada. Te ahorraré mis palabras sobre el tema. Diremos que no estaba de acuerdo.
Hinata asintió.
—Ese fue solo el primer incidente.
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—Hoy no —Sasuke trató de pasar a Naruto, que estaba haciendo todo lo posible para buscar otra pelea.
—¡Vamos, haz algo! ¡Cualquier cosa! No has hecho nada desde que volviste —se quejó Naruto.
—Bueno, entonces, tal vez debería irme —Sasuke respondió.
—Hazlo, por favor —Sakura se puso una mano en la cadera mientras los enfrentaba. Si estaba tratando de ser Tsunade, le faltaba la parte intimidante—. Y dejen en paz a Hinata. Es demasiado amable para ver en lo que te has convertido.
—Ella se junta conmigo. Yo no la animo —Sasuke se encogió de hombros.
—La estás utilizando y tú también —Sakura señaló a Naruto—. Te lesionas en peleas tontas. Mereces sufrir. Deja de acudir a Hinata simplemente porque no se niega a ayudarte.
—¡A ella no le importa!
Sasuke mantuvo la boca cerrada y siguió caminando.
—Eh, Sasuke, ¿adónde vas? —Naruto lo siguió, pero Sakura lo agarró por el cuello.
—No, tú no. Déjalo que se deprima —Sakura lo arrastró en otra dirección.
Sasuke casi podía agradecérselo.
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—¿Sigo causándote problemas? —preguntó Hinata.
Sasuke negó con la cabeza.
—No lo mires así. No sabías nada de esa parte, de lo que me dijeron, la menos nunca lo mencionaste.
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Hinata venía más veces, normalmente para prepararle la comida del día, sobre todo cuando no estaba ocupada y él sabía que seguiría yendo hasta que él la echara. Tal vez por eso nunca dijo una palabra. Era la persona menos irritante del pueblo y mientras él comiera, ella cocinaría. Su mente le insistía en que parecía un caso de caridad, pero a estas alturas, no le importaba. Se estaba volviendo loco con las interacciones hostiles. Que lo demandaran por querer a alguien que no lo odiara y que no estuviera tratando de tener a sus hijos.
Que ella viniera más a menudo ya no era solo por él. Se quedaba cada vez más tiempo. A él no le importaba. Le preocupaba más que ella le preguntara con frecuencia si lo estaba molestando.
Hinata estaba evitando algo. Sasuke esperó tres semanas antes de que fuera lo suficientemente evidente y molesto como para preguntar.
—Siempre estás aquí.
Hinata dejó la cuchara.
—Lo siento, puedo irme y solo dejar las comidas una vez a la semana —¿No podía simplemente decirle?
Sasuke apoyó la cabeza en el brazo.
—No hagas eso —hizo un gesto ante su repentino pánico.
—Lo siento —Hinata jugueteó con el guante del horno.
—¿Por qué? —preguntó Sasuke.
Hinata respiró hondo.
—Prefiero estar aquí que en mi casa con lo del cambio de heredera. Siento si mi presencia resulta extraña. Cuando estoy en la ciudad, mis amigos tienen temas muy selectos que no me interesan conversar. He hecho todo lo posible por no ser grosera y esperaba mantenerme alejada de ambos. Se me pasará con el tiempo.
—Entonces, ¿te escondes aquí? —Sasuke resopló—. Podrías haberte escondido en otra casa. ¿Creías que te echaría si te encontraba escondida? No tienes que cocinar todo el día como una excusa.
—Me gusta cocinar —Hinata no parecía ofendida. Había algo más que intentaba decir.
Sasuke la miró molesto.
Hinata hizo un mohín.
—Me gusta pasar tiempo aquí.
—¿No puedes simplemente decirme que estás aquí porque te gusta estar cerca de mí? —Sasuke puso los ojos en blanco.
—Sí que puedo —Hinata apartó la mirada con un mohín.
—Tch. Bueno, no me eches la culpa cuando te hartes de mí.
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Naoko Ichigo
