Capítulo 28
Tesón
En cuanto Rizzo regresó al centro pokémon recogió todas sus cosas y se marchó hacia pueblo Ladrillo, lejos de la playa, de ese lugar y del que consideró durante mucho tiempo su amigo. Aún no le entraba en la cabeza todo lo que había pasado en poco menos de cinco minutos siquiera. El dolor y escozor de algunos de los golpes aún seguían presentes, pero apenas les prestó atención puesto que lo que más le dolía era, sin duda alguna, su propio orgullo. Que Matís le dejara de hablar no le preocupaba en absoluto, de hecho en realidad no le podía importar menos. De alguna manera se veía venir que algo así llegara a ocurrir eventualmente, pero lo que no se vio venir para nada era que fuera precisamente él quien le fuera a adelantar por la izquierda. De todas las personas con las que hubiera supuesto verse en una situación similar, Matís era la última de todas ellas. Y es que con lo modosito y desinteresado que había sido desde siempre con las chicas, nunca lo consideró como tal. Sin embargo así estaban ahora, sintiéndose derrotado y humillado a partes iguales. Y todo había sido por la misma chica.
-Maldita sea, no tiene ningún sentido... con la de tías que hay ahí fuera tenía que ir tras ella. Joder, qué de mala ostia me ha puesto...-pensó el chico, echando humo.
Por más que intentó pensar en otra cosa no se pudo quitar el asunto de la cabeza, por lo que el cabreo estuvo presente en él durante toda la mañana hasta la hora de comer; lo bueno fue que como llevaba buen ritmo había paliado bastantes kilómetros recorriendo la ruta 13, atravesando gran parte de la misma pasando otra playa y llegando hasta el otro lado de una ancha cala, parando en lo alto de una colina con vistas a todo el recorrido realizado hasta el momento. Al fondo del todo, tras grandes extensiones de bosque y acantilados se podía ver pueblo Arenisca, pero para entonces agradecía estar tan lejos.
Sin mayores contemplaciones sacó a sus pokémon para que también comieran sin apenas hablar con ellos; los demás le dejaron estar, notando que no estaba de humor, pero keldeo decidió intentarlo.
-¿Qué te pasa, Rizzo?
-Nada, keldeo, cosas de humanos…
-Pero no es bueno retenerlo… suéltalo, te sentirás mejor.
-No, bastante tengo ya, por favor, keldeo.
-Oh, vamos, sabes que puedes confiar en mí…
Sin darse cuenta siquiera, Rizzo cabeceó e inquirió con inquina.
-¿Ah, sí? ¿Es la confianza algo importante para ti, valoras algo así?
-Pues claro… ¿acaso tú no? Después de todo tanto yo como los demás estamos aquí contigo, si no fuera por eso las cosas serían muy distintas.
Por un momento el chico les observó brevemente, los demás comían tranquilamente con un ojo puesto en la comida y el otro observándoles atentamente, no muy seguros de si intervenir o no. El único que le encaraba directamente era keldeo, que no estaba dispuesto a ceder, sosteniéndole la mirada fijamente con gesto queda. Durante unos breves segundos parecía que se lo estaba pensando mejor, sin embargo su ceño se frunció un poco más, murmurando de seguido.
-Puede que vosotros estéis ahí, vale, pero al final sólo sois pokémon. Mi problema es con un humano, no con un pokémon.
Keldeo se molestó con ese comentario y le espetó.
-Perdona, no tengo la culpa de que al menos yo me preocupe por ti aun siendo uno. Somos muy distintos, sí, pero pensamos y sentimos de la misma manera, y eso lo he ido comprobando durante estas últimas semanas estando juntos. Demonios, hasta tú mismo me lo has demostrado en alguna ocasión ¿a qué viene todo esto ahora?
El chico quiso responder a eso bastante airado, sin embargo algo le hizo detenerse, como si en el fondo supiera que tenía razón, pero estaba demasiado enfadado como para admitir esa o cualquier otra cosa. Por lo que, optando por quedarse callado, se levantó de golpe y porrazo y se alejó de allí, pateando una piedra cercana; el pokémon legendario miró al suelo, molesto, y en ese momento se acercaron los demás, siendo samurott el primero en hablar.
-He de admitirlo, keldeo, le has echado valor.
-¿Y eso por qué? ¿Acaso no puedo preocuparme por él?
-Claro que sí, lo que samurott quiere decir es que no merece mucho la pena encararse con él así cuando se pone en plan cabezón. No suele hacerlo mucho, pero cuando lo hace se vuelve bastante insoportable-explicó lucario.
-Sí, ya lo he visto... aun así me duele que no confíe en mí después de todo por lo que hemos pasado hasta ahora, pensaba que le importábamos...
-Y le importamos, sólo que no lo expresa como lo haríamos nosotros o cualquier otra persona...
-Bueno, samurott, no te pases con el buenismo que el chico no es precisamente un pozo de virtud...
-¿Qué quieres decir con eso, magnezone?-inquirió el aludido, ceñudo.
Antes de que el pokémon acero eléctrico contestara a eso, glaceon se adelantó comentando rápidamente.
-Lo mejor que podemos hacer es esperar a que se le pase el enfado y luego ya, si eso, volver a hablar con él.
-Bueno, en todo caso que lo haga keldeo, es el único que puede-apuntó braviary.
Mientras que los pokémon debatían entre sí acerca de su entrenador, el susodicho pasó por encima de varios matorrales, comiéndose la rabia que le embargaba; todo ese asunto no tenía nada que ver con keldeo, y aun así lo había pagado con él. ¿Qué demonios se suponía que debía hacer? Tratando de sacar una respuesta a esa pregunta, sus pensamientos fueron interrumpidos de repente cuando el suelo tembló levemente justo enfrente de él. En cuanto alzó la vista pudo verle, mirándole fijamente y con cierto deje de severidad en su rostro.
-Cobalion…
Y es que el que fue maestro de keldeo se encontraba allí a escasos metros de distancia de donde estaba él; su figura era tan regia y autoritaria como la última vez que le vio un par de semanas atrás, mirándole fijamente con el mismo gesto duro y bajando sus cuernos, arañando el suelo con una pata en actitud desafiante. No hacía falta ser ningún experto para ver que iba a atacar, pero el problema era que no tenía a ninguno de sus pokémon consigo en ese momento.
-Eh… tranquilo… no pasa nada…
Cobalion gruñó levemente y cargó su peso hacia delante; el chico no entendía a qué venía tanta hostilidad por su parte, y a un a pesar de sus palabras no parecía estar dispuesto a escucharle. Por lo que, sin más alternativa, no tuvo más remedio que llamar a todos sus pokémon.
-¡Chicos, os necesito a todos aquí ya, es urgente!
Cobalion no hizo nada ante ese llamado, como si estuviera esperando a algo o alguien. Los pokémon no tardaron casi nada en aparecer, en cuanto keldeo vio a cobalion no pudo evitar reaccionar.
-¡Maestro!
Al oír su voz el aludido por fin reaccionó, fijando su vista en él y haciendo retroceder ligeramente al pokémon singular debido sobre todo a su dura mirada. Cobalion se acercó a él con paso lento y sin quitarle la vista de encima, en cuanto le tuvo justo delante keldeo logró volver a hablar de nuevo.
-Maestro… me alegro tanto de verlo… le he echado mucho de menos…
Aun a pesar de sus palabras conciliadoras cobalion le miró severamente y entonces habló.
-Nos desobedeciste.
Keldeo se quedó helado, sintiendo como un escalofrío le recorría el lomo y sabiendo que no debía de volver a hablar, dejando que su maestro se expresara a gusto.
-Te dijimos que no estabas preparado, pero aun así nos desobedeciste y partiste. Sólo para ser derrotado.
Keldeo miró al suelo, incapaz de sostenerle la mirada y musitando de seguido.
-Lo... lo siento… lo siento tantísimo, yo... debí haberle escuchado...
-No hay excusas que valgan, muchacho. Ya no eres digno de nada.
Esas palabras se clavaron en keldeo como dagas envenenadas, notando como sus ojos se humedecían e incapaz de decir nada más al respecto. Al verlo así algo se revolvió en Rizzo, queriendo decir algo al respecto, pero antes de que eso sucediera cobalion le asestó un fortísimo espada santa que le lanzó hacia el otro lado del claro donde se encontraban, pillando a todos con la guardia baja.
-¡Keldeo!
Acto seguido el pokémon legendario volvió a cargar contra su antiguo pupilo con otra espada santa preparada, pero antes de que le pudiera alcanzar lucario se interpuso y lo detuvo en seco con garra metal.
-¡No cedas, lucario!-masculló su entrenador, poniéndose a su lado.
El pokémon acero lucha siguió haciendo fuerza contra el fuerte filo de espada santa, pero entonces la cabeza de cobalion se envolvió en un brillo metalizado y le asestó un fuerte golpe con ella, haciéndole a un lado para volver a centrarse en keldeo, el cual seguía tirado junto a un árbol, herido tanto física como emocionalmente. Pero braviary salió al paso y abrió sus alas, en señal amenazante, al tiempo que el pokémon legendario le atacaba con espada santa.
-¡Garra brutal!
Contrarrestando su enorme fuerza, braviary pudo hacer frente a cobalion y alejó a keldeo cogiéndole con sus fuertes garras; cobalion fue tras él, pero magnezone le cortó el paso.
-¡Chispazo!
Al segundo siguiente el pokémon acero eléctrico lanzó la fuerte descarga hacia delante, sin embargo cobalion dio un lustroso salto a pesar de su peso y evadió el ataque para luego contraatacar con espada santa de nuevo.
-¡Foco resplandor!
Magnezone pudo interceptarlo a tiempo, pero cobalion hizo fuerza hacia delante y, con muy poco esfuerzo, cortó el foco resplandor como si fuera de crema, al tiempo que el filo se precipitaba sobre él.
-¡Arriba, magnezone, cuidado!
El pokémon acero-eléctrico hizo una filigrana hacia arriba en el aire y pudo evitarlo por los pelos, obligándole a poner distancia; cobalion aprovechó el momento para ir tras braviary sin quitar la vista de encima de keldeo, pero glaceon se interpuso. La cabeza del legendario volvió a centellear y cargó contra él como un miura.
-¡Barrera, páralo!
Una sólida barrera psíquica detuvo a cobalion en seco, pero éste no cedió y siguió empujando al tiempo que glaceon le imitaba.
-¡Aguanta ahí todo lo que puedas!
El pokémon de hielo puso todas sus fuerzas en ello, pero enseguida comenzó a cejar debido a la gran fuerza de cobalion, que tampoco cejaba en ningún momento. La brillante superficie de la barrera comenzó a resquebrajarse, poniendo en peligro a glaceon, pero Rizzo reaccionó rápidamente.
-¡Samurott, cúbrele!
Antes de que la barrera se rompiera se puso al lado de su helado compañero y, en cuanto ésta se destrozó, apartó a glaceon de un empujón y le contuvo de nuevo con concha filo; dado que todo el empeño de cobalion era ir a por keldeo Rizzo pensó en devolverlo a su ball para que no le pudiera hacer más daño, sacándola rápidamente. Pero en cuanto el pokémon legendario vio sus intenciones, dejó de atacar a samurott y se lanzó contra él; fue entonces cuando todos sus pokémon se reagruparon rápidamente y cubrieron a su entrenador, protegiéndole tanto a él como a su compañero herido.
-¡Magnezone, foco resplandor! ¡Braviary, fuerza bruta! ¡Glaceon, canto helado! ¡Samurott, hidropulso!-exclamó el chico, encendido.
Todos atacaron al mismo tiempo y desde todos los ángulos posibles, cobalion pudo repeler algunos ataques, pero no le dio tiempo a esquivar la fuerza bruta de braviary y recibió de lleno el ataque, cabeceando hacia atrás.
-¡Ahora, lucario, esfera aural!
Fue entonces cuando el pokémon acero lucha se adelantó, dio un lustroso salto formando la esfera azulada entre sus patas y lanzándosela a cobalion; en cuanto ésta hizo contacto, hubo una tremenda explosión que levantó mucho polvo y apenas se pudo ver nada durante varios segundos.
-¿¡Ha funcionado?!-se preguntó Rizzo en voz alta.
Hubo un breve silencio antes de que un brillo intenso se sobrepusiera al polvo y el humo, viendo entonces al cuerpo de cobalion centellear con fuerza para luego lanzar hacia todas direcciones una onda expansiva metalizada que dio un poderoso barrido lanzando a todo el mundo hacia atrás un tanto tocados. Aprovechando entonces la brecha abierta enfrente de él, el pokémon legendario se adelantó y se lanzó hacia un indefenso keldeo. Sin embargo, y antes de llegar hasta él, Rizzo se interpuso de golpe y porrazo mascullando.
-¡Ya basta, déjalo en paz, no se merece este acoso y derribo por tu parte!
El ceño de cobalion se contrajo, un tanto molesto, y sin mediar palabra alguna apartó al chico de un seco golpe con su cabeza y se acercó hasta keldeo, el cual apenas se movía, mirando a la nada con gesto vacío. Su maestro le miró fijamente con expresión adusta y severa, a lo que él tan solo bajó la cabeza con gesto trémulo.
-¡Keldeo! ¡No, no te rindas, no dejes que te vapulee así!-masculló Rizzo en ese momento.
Las palabras del chico parecieron caer en saco roto, puesto que ni se movió ni respondió; quien respondió fue cobalion, el cual murmuró.
-Sabe que ya no le queda nada, lo único que puede hacer es aceptar su castigo.
-¡No! ¡Eso no es justo, no se merece que le trates de esa forma, no después de todo lo que se ha estado esforzando a mi lado!
-Irrelevante, después de todo ya no es uno de nosotros, lo que hizo o dejó de hacer después no importa ahora. El castigo debe ser aplicado.
-No... ¡No, no! ¡Keldeo, no le escuches, mereces una oportunidad y lo sé mejor que nadie! ¡Confiaste en mí y yo hice lo mismo por ti! ¡No te rindas!
Cobalion sacó entonces su espada envuelta en un filo plateado característico, preparándose para asestar el golpe final; keldeo continuó estático y sin moverse, mirando al suelo con su cara envuelta en sombras. Antes de lo esperado, el filo bajó de golpe. Y, entonces, se oyó el impacto.
Otro filo de espada santa, ésta vez de color azul claro, detenía en seco al de cobalion, el cual miraba incrédulo a un keldeo que le devolvía el gesto con unos ojos enrojecidos, pero llenos de determinación y coraje. Ambos mantuvieron el pulso durante unos breves pero intensos segundos en los que, por un instante, keldeo parecía estar a la par en cuanto a fuerza se refería, pero cobalion reunió fuerzas y comenzó a sobrepasar al filo de keldeo, el cual cabeceó por un instante. Rizzo no dijo nada, contemplando el momento con el corazón en un puño y deseando con todas sus fuerzas que lo lograra. Sus ojos se encontraron con los del pokémon singular, el cual dejó escapar un gran grito y dio entonces una estocada hacia arriba con inusitada fuerza, rompiendo la guardia de cobalion y haciéndole retroceder de golpe y porrazo con la cara desencajada de la sorpresa.
Por su parte keldeo se levantó sin bajar la guardia en ningún momento, con el filo apuntando hacia su maestro y sin quitarle la vista de encima. Ambos pokémon se miraron fijamente por unos breves segundos que parecieron horas hasta que finalmente cobalion recogió su espada y, sin decir nada más, se dio la vuelta y se marchó en un visto y no visto.
Por su parte keldeo se mantuvo en alerta un poco más hasta que las fuerzas le fallaron y se dejó caer al suelo, comenzando a llorar amargamente. Rizzo fue a su encuentro, al tiempo que el pokémon singular musitaba.
-¡Lo siento, maestro! ¡Lo siento!
Y, tras esas palabras, se tiró al pecho del chico, donde siguió llorando sin consuelo. Rizzo lo asió con fuerza, al tiempo que murmuraba.
-Ya, ya está, ya pasó…
-¡No! ¡He deshonrado a mis maestros, ya no valgo nada para ellos! ¡No soy nada!
-¡Sabes que eso no es verdad! ¡Has podido hacerle frente cuando nadie más pudo, porque sabías que ibas a ser capaz! Tenías razón, keldeo, siempre la tuviste. Lo siento.
Esas palabras sorprendieron a todos por igual, incluyendo al propio keldeo, puesto que nadie se esperaría que el chico fuera a decir nada semejante ni en todos los días de su vida; los demás le miraron, sintiéndose igual de orgullosos o más que Rizzo. Lucario se arrodilló justo enfrente de él y puso una pata sobre su lomo, extendiendo unas ondas rosadas que curaron sus heridas y le calmaron del todo, durmiéndose casi al instante.
-Lucario… eso es pulso cura…-observó el chico.
El pokémon acero lucha sonrió y se sentó a su lado, al tiempo que los demás hacían lo mismo, arropando a los dos por igual. Fue entonces en ese mismo instante cuando Rizzo pudo percibir el amor de sus pokémon y se sintió mucho mejor consigo mismo, olvidándose de todo lo demás y disfrutando del momento por primera vez desde que salió de viaje.
-Sois estupendos, chicos… de verdad.
Y así, todos juntos y en familia, se quedaron en ese claro, descansando de la batalla. Desde la lejanía y entre los árboles del bosque cercano, cobalion los observaba atentamente. Antes de desaparecer esbozó entonces una ligera sonrisa, internándose en el bosque.
Esa noche era bastante cerrada y con las intensas luces de ciudad Porcelana apenas se podían ver las estrellas, ni siquiera desde los muelles; Handsome se encontraba apoyado en la barandilla y fumando un cigarro de forma pausada, admirando el mar en calma. Al fondo se podía ver el destello del faro de la isla Libertad. En ese momento llegó Cheerful y se puso a su lado, comentando de seguido.
-El mundo es un lugar extraño.
-Qué me vas a contar…
Los dos se quedaron en silencio por unos momentos y Cheerful continuó.
-Seguimos sin noticias de Blau...
-¿Todavía sigues con eso? Te recuerdo que el resto de asesinatos se han pasado a los países pertinentes, ya no podemos hacer nada.
-Lo sé, lo sé, sólo pensaba. Pero no puedo evitar asociarlos a todo lo que está pasando.
-No hay pruebas suficientes, ni siquiera sabemos con certeza si Ghechis Armonia está detrás.
Ante eso Cheerful suspiró y miró a las olas chocar contra el muelle principal; el crucero fluvial Real Teselia llegaba en ese momento al muelle turístico y se dispuso a atracar, el chico observó atentamente las maniobras. Su compañero le ofreció el cigarro y lo aceptó, dándole una larga calada.
-¿Sabes? Siempre he pensado que te tomas las cosas con mucha calma… quiero decir, sabes cómo trabajar-comento Handsome en ese momento.
-¿Eso es jabón? Se supone que tú eres el superior...-murmuró Cheerful, divertido.
-No, a ver, simplemente lo digo como apunte, eso es todo...
-Na, está bien, gracias igualmente.
Hubo un breve silencio tan solo roto por el oleaje que el Real Teselia provocaba al avanzar acercándose al muelle, junto con los gritos de los marineros en tierra ayudando durante el atraque. Handsome fue el siguiente en retomar la conversación, comentando en ese momento.
-¿Sabes? Si no trabajara donde estoy trabajando ahora abriría una agencia de detectives.
-¿En serio?
-Sí, después de todo, y tras la reestructuración a finales de los noventa, los de arriba sólo quieren a agentes jóvenes para trabajar lo más eficientemente posible.
-Oh... ¿y cómo es que tú sigues en activo?
-Me libré por los pelos básicamente porque cumplo en julio, y porque a los más veteranos nos dejan ocupar puestos de mayor rango para mentorizar a los más nuevos. Pero me da en la nariz que dentro de poco me darán carpetazo más pronto que tarde. Y, en caso de fuerza mayor, siempre puedo resignar por mi propio pie, así que...
Esas palabras extrañaron a Cheerful, mirando a su compañero de reojo con gesto escrutador, pero enseguida descartó indagar un poco más al respecto, optando por cambiar de tema rápidamente.
-Bueno, pues si alguna vez tengo un problema ya sabré a quién llamar entonces...
Su compañero le rio la gracia y, tras una última calada, tiró el cigarro al suelo. Finalmente los dos se fueron del muelle, dejando el lugar desierto.
¡Y más Pokémon! Como veis, el ritmo está aumentando, y con él también la trama, cosa que me viene bien porque no queda mucho para llegar al conflicto propiamente dicho, sobre el cual puedo adelantar brevísimamente que tendrá más desarrollo que el del del juego. Y hasta ahí puedo leer XD hablemos un poco del capítulo.
El encuentro con cobalion está apenas sin tocar, he aprovechado para ampliar un poco más la medio discusión inicial y añadir unas breves interacciones entre keldeo, él y Rizzo, pero lo demás está tal cual lo escribí en su momento. He incidido sobre todo en los sentimientos tanto de Rizzo al principio y al final, mostrando un poco más al respecto, como de keldeo, el cual también tendrá su desarrollo. Si bien antes no aproveché mucho esto es ahora cuando llega el momento de empezar a hacerlo, siendo cobalion una buena excusa para ello.
También he aprovechado para añadir un poco más de desarrollo entre Handsome y Cheerful, además de hacer un poco de foreshadowing porque por qué no, además de un poco más de lore por la misma razón XD
Y nada más por el momento, la cosa va rodada así que esperad más capítulos más pronto que tarde, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
